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Historical

Read the books of the Bible as they were written historically, according to the estimated date of their writing.
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Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
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Nehemías 7-8

Plan para defender Jerusalén

Una vez que se terminó la reconstrucción de la muralla y se colocaron sus puertas, se nombraron porteros, cantores y levitas. A mi hermano Jananí, que era un hombre fiel y temeroso de Dios como pocos, lo puse a cargo de Jerusalén, junto con Jananías, comandante de la ciudadela. A los dos les dije: «Las puertas de Jerusalén se abrirán cuando ya haya salido el sol, y volverán a cerrarse y se asegurarán con sus barras cuando los porteros estén en sus puestos. Además, los habitantes de Jerusalén montarán guardia, unos en sus puestos y otros frente a su propia casa».

La ciudad ocupaba una gran extensión, pero tenía pocos habitantes porque no todas las casas se habían reconstruido.

Lista de los repatriados

Mi Dios puso en mi corazón el deseo de reunir a los nobles, a los oficiales y al pueblo, para registrarlos según su descendencia; y encontré el registro genealógico de los que habían regresado en la primera repatriación. Allí estaba escrito:

La siguiente es la lista de la gente de la provincia, es decir, de aquellos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se había llevado cautivos, y a quienes se les permitió regresar a Jerusalén y a Judá. Cada uno volvió a su propia ciudad, bajo el mando de Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Azarías, Raamías, Najamani, Mardoqueo, Bilsán, Mispéret, Bigvay, Nehúm y Baná.

Esta es la lista de los israelitas que regresaron:

de Parós2.172
de Sefatías372
10 de Araj652
11 de Pajat Moab, es decir, los de Jesúa y de Joab2.818
12 de Elam1.254
13 de Zatú845
14 de Zacay760
15 de Binuy648
16 de Bebay628
17 de Azgad2.322
18 de Adonicán667
19 de Bigvay2.067
20 de Adín655
21 de Ater, es decir, los de Ezequías98
22 de Jasún328
23 de Bezay324
24 de Jarif112
25 de Gabaón95
26 de Belén y de Netofa188
27 de Anatot128
28 de Bet Azmávet42
29 de Quiriat Yearín, Cafira y Berot743
30 de Ramá y de Gueba721
31 de Micmás122
32 de Betel y de Hai123
33 del otro Nebo52
34 del otro Elam1.254
35 de Jarín320
36 de Jericó345
37 de Lod, Jadid y Ono721
38 de Sená3.930
39 De los sacerdotes descendientes de Jedaías, de la familia de Jesúa973
40 de Imer1.052
41 de Pasur1.247
42 de Jarín1.017
43 De los levitas descendientes de Jesúa y de Cadmiel, que pertenecían a la familia de Hodavías74
44 De los cantores descendientes de Asaf148
45 De los porteros descendientes de Salún, Ater, Talmón, Acub, Jatitá y Sobay138
46 Los servidores del templo eran descendientes de Zijá, Jasufá, Tabaot, 47 Querós, Sigajá, Padón, 48 Lebaná, Jagabá, Salmay, 49 Janán, Guidel, Gajar, 50 Reaías, Rezín, Necoda, 51 Gazán, Uza, Paseaj, 52 Besay, Meunín, Nefisesín, 53 Bacbuc, Jacufá, Jarjur, 54 Baslut, Mejidá, Jarsa, 55 Barcós, Sísara, Temá, 56 Neziaj y Jatifá.
57 Los descendientes de los siervos de Salomón eran de las familias de Sotay, Soféret, Peruda, 58 Jalá, Darcón, Guidel, 59 Sefatías, Jatil, Poquéret Hasebayin y Amón.
60 Los servidores del templo y de los descendientes de los siervos de Salomón392

61 Los siguientes regresaron de Tel Melaj, Tel Jarsá, Querub, Adón e Imer, pero no pudieron demostrar ascendencia israelita:

62 De los descendientes de Delaías, Tobías y Necoda642

63 De entre los sacerdotes, tampoco pudieron demostrar su ascendencia israelita los siguientes: los descendientes de Jabaías, Cos y Barzilay (este último se casó con una de las hijas de un galaadita llamado Barzilay, del cual tomó su nombre). 64 Estos buscaron sus registros genealógicos, pero, como no los encontraron, fueron excluidos del sacerdocio. 65 A ellos el gobernador les prohibió comer de los alimentos sagrados hasta que un sacerdote decidiera su suerte por medio del urim y el tumim.

66 El número total de los miembros de la asamblea ascendía a cuarenta y dos mil trescientas sesenta personas, 67 sin contar a esclavos y esclavas, que sumaban siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cuarenta y cinco cantores y cantoras. 68 Tenían además setecientos treinta y seis caballos, doscientas cuarenta y cinco mulas,[a] 69 cuatrocientos treinta y cinco camellos y seis mil setecientos veinte asnos.

70 Algunos jefes de familia entregaron al tesoro donativos para la obra: el gobernador entregó al tesoro ocho kilos de oro, cincuenta tazones y quinientas treinta túnicas sacerdotales; 71 los jefes de familia entregaron ciento sesenta kilos de oro y mil doscientos diez kilos de plata, 72 y el resto del pueblo entregó ciento sesenta kilos de oro, mil cien kilos[b] de plata y sesenta y siete túnicas sacerdotales.

73 Los sacerdotes, los levitas, los porteros, los cantores, la gente del pueblo, los servidores del templo y los demás israelitas se establecieron en sus propias ciudades.

Esdras lee la ley

Al llegar el mes séptimo, los israelitas ya estaban establecidos en sus ciudades.

Entonces todo el pueblo, como un solo hombre, se reunió en la plaza que está frente a la puerta del Agua y le pidió al maestro Esdras traer el libro de la ley que el Señor le había dado a Israel por medio de Moisés. Así que el día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras llevó la ley ante la asamblea, que estaba compuesta de hombres y mujeres y de todos los que podían comprender la lectura, y la leyó en presencia de ellos desde el alba hasta el mediodía en la plaza que está frente a la puerta del Agua. Todo el pueblo estaba muy atento a la lectura del libro de la ley.

El maestro Esdras se puso de pie sobre una plataforma de madera construida para la ocasión. A su derecha estaban Matatías, Semá, Anías, Urías, Jilquías y Maseías; a su izquierda, Pedaías, Misael, Malquías, Jasún, Jasbadana, Zacarías y Mesulán. Esdras, a quien la gente podía ver porque él estaba en un lugar más alto, abrió el libro y todo el pueblo se puso de pie. Entonces Esdras bendijo al Señor, el gran Dios. Y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: «¡Amén y amén!» Luego adoraron al Señor, inclinándose hasta tocar el suelo con la frente.

Los levitas Jesúa, Baní, Serebías, Jamín, Acub, Sabetay, Hodías, Maseías, Quelitá, Azarías, Jozabed, Janán y Pelaías le explicaban la ley al pueblo, que no se movía de su sitio. Ellos leían con claridad el libro de la ley de Dios y lo interpretaban de modo que se comprendiera su lectura.

Al oír las palabras de la ley, la gente comenzó a llorar. Por eso el gobernador Nehemías, el sacerdote y maestro Esdras y los levitas que enseñaban al pueblo les dijeron: «No lloréis ni os pongáis tristes, porque este día ha sido consagrado al Señor vuestro Dios».

10 Luego Nehemías añadió: «Ya podéis iros. Comed bien, tomad bebidas dulces y compartid vuestra comida con quienes no tengan nada, porque este día ha sido consagrado a nuestro Señor. No estéis tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza».

11 También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo. Les decían: «¡Tranquilos! ¡No estéis tristes, que este es un día santo!»

12 Así que todo el pueblo se fue a comer y beber y compartir su comida, felices de haber comprendido lo que se les había enseñado.

La fiesta de las Enramadas

13 Al día siguiente, los jefes de familia, junto con los sacerdotes y los levitas, se reunieron con el maestro Esdras para estudiar los términos de la ley. 14 Y en esta encontraron escrito que el Señor le había mandado a Moisés que durante la fiesta del mes séptimo los israelitas debían habitar en enramadas 15 y pregonar en todas sus ciudades y en Jerusalén esta orden: «Id a la montaña y traed ramas de olivo, de olivo silvestre, de arrayán, de palmera y de todo árbol frondoso, para hacer enramadas, conforme a lo que está escrito».

16 De modo que la gente fue y trajo ramas, y con ellas hizo enramadas en las azoteas, en los patios, en el atrio del templo de Dios, en la plaza de la puerta del Agua y en la plaza de la puerta de Efraín. 17 Toda la asamblea de los que habían regresado del cautiverio hicieron enramadas y habitaron en ellas. Como los israelitas no habían hecho esto desde los días de Josué hijo de Nun, hicieron una gran fiesta.

18 Todos los días, desde el primero hasta el último, se leyó el libro de la ley de Dios. Celebraron la fiesta durante siete días, y en el día octavo hubo una asamblea solemne, según lo ordenado.

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