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Nueva Biblia de las Américas (NBLA)
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Ester 4-6

Mardoqueo pide a Ester que interceda

Cuando Mardoqueo supo todo lo que se había hecho, rasgó[a] sus vestidos, se vistió de cilicio y ceniza(A), y salió por la ciudad, lamentándose con grande y amargo clamor. Y llegó hasta la puerta del rey, porque nadie podía entrar por la puerta del rey vestido de cilicio. En cada una de las provincias y en todo lugar donde llegaba la orden del rey y su decreto, había entre los judíos gran duelo y ayuno(B), llanto y lamento. Muchos se acostaban sobre cilicio y ceniza.

Vinieron las doncellas de Ester y sus eunucos y se lo comunicaron, y la reina se angustió en gran manera. Y envió ropa para que Mardoqueo se vistiera y se quitara el cilicio de encima, pero él no la aceptó. Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto a su servicio[b], y le ordenó que fuera a Mardoqueo para saber qué era aquello y por qué. Y salió Hatac a donde estaba Mardoqueo en la plaza de la ciudad, frente a la puerta del rey. Y Mardoqueo le informó de todo lo que le había acontecido, y la cantidad exacta de dinero que Amán había prometido pagar a los tesoros del rey por la destrucción de los judíos(C). Le dio también una copia del texto del decreto(D) que había sido promulgado[c] en Susa para la destrucción de los judíos[d], para que se la mostrara a Ester y le informara, y le mandara que ella fuera al rey para implorar su favor y para interceder ante él por su pueblo.

Regresó Hatac y contó a Ester las palabras de Mardoqueo. 10 Entonces Ester habló a Hatac y le ordenó que respondiera a Mardoqueo: 11 «Todos los siervos del rey y el pueblo de las provincias del rey saben que para cualquier hombre o mujer que vaya al rey en el atrio interior(E), sin ser llamado, él tiene una sola ley(F), que se le dé muerte, a menos que el rey le extienda el cetro de oro para que viva(G). Y yo no he sido llamada para ir al rey por estos treinta días». 12 Y contaron a Mardoqueo las palabras de Ester.

13 Entonces Mardoqueo les dijo que respondieran a Ester: «No pienses[e] que estando en el palacio[f] del rey solo tú escaparás entre todos los judíos. 14 Porque si permaneces callada en este tiempo, alivio y liberación(H) vendrán de otro lugar para los judíos, pero tú y la casa de tu padre perecerán. ¿Y quién sabe si para una ocasión como esta tú habrás llegado a ser reina?». 15 Y Ester les dijo que respondieran a Mardoqueo: 16 «Ve, reúne a todos los judíos que se encuentran en Susa y ayunen por mí(I); no coman ni beban por tres días, ni de noche ni de día. También yo y mis doncellas ayunaremos. Y así iré al rey(J), lo cual no es conforme a la ley; y si perezco, perezco». 17 Y Mardoqueo se fue e hizo conforme a todo lo que Ester le había ordenado.

El banquete de Ester

Al tercer día Ester se vistió con sus vestiduras reales y se puso en el atrio interior del palacio[g] del rey delante de los aposentos[h] del rey(K). El rey estaba sentado en su trono real en el aposento del trono[i](L), frente a la entrada del palacio. Cuando el rey vio a la reina Ester de pie en el atrio, ella obtuvo gracia ante sus ojos(M); y el rey extendió hacia Ester el cetro de oro que estaba en su mano(N). Ester entonces se acercó y tocó el extremo del cetro. Y el rey le dijo: «¿Qué te preocupa, reina Ester? ¿Y cuál es tu petición? Hasta la mitad del reino se te dará(O)». Ester respondió: «Si le parece bien al rey, venga hoy el rey con Amán al banquete que le he preparado».

«Traigan pronto a Amán para que hagamos como Ester desea[j]», dijo el rey. Y el rey vino con Amán al banquete que Ester había preparado(P). Y mientras bebían el vino en el banquete[k], el rey dijo a Ester: «¿Cuál es tu petición? Te será concedida. ¿Y cuál es tu deseo? Aun hasta la mitad del reino, se te dará[l](Q)». Respondió Ester: «Mi petición y mi deseo es: si he hallado gracia ante los ojos del rey, y si le place al rey conceder mi petición y hacer lo que yo pido[m](R), que venga el rey con Amán al banquete que yo les prepararé(S), y mañana haré conforme a la palabra del rey».

Aquel día Amán salió alegre y con corazón contento; pero cuando Amán vio a Mardoqueo en la puerta del rey(T) y que este no se levantaba ni temblaba[n] delante de él, Amán se llenó de furor contra Mardoqueo(U). 10 Amán, sin embargo, se contuvo, fue a su casa, y mandó traer a sus amigos y a su mujer Zeres(V). 11 Entonces Amán les contó la gloria de sus riquezas, la multitud de sus hijos(W), y todas las ocasiones en que el rey lo había engrandecido, y cómo lo había exaltado sobre los príncipes y siervos del rey(X). 12 Y Amán añadió: «Aun la reina Ester no permitió que nadie, excepto yo, viniera con el rey al banquete que ella había preparado; y también para mañana estoy invitado por[o] ella junto con el rey(Y). 13 Sin embargo, nada de esto me satisface mientras vea al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey(Z)».

14 Su mujer Zeres y todos sus amigos le dijeron: «Haz que se prepare una horca[p] de 50 codos (22.5 metros) de alto, y por la mañana pide al rey que ahorquen a Mardoqueo en ella(AA); entonces ve gozoso con el rey al banquete». Y el consejo[q] agradó a Amán, y mandó preparar la horca[r].

Mardoqueo honrado por el rey

Aquella noche el rey no podía dormir[s](AB) y dio orden que trajeran el libro de las Memorias, las crónicas(AC), y que las leyeran delante del rey. Y fue hallado escrito lo que Mardoqueo había informado acerca de Bigtán y Teres, dos de los eunucos del rey, guardianes del umbral, de que ellos habían procurado echar mano al[t] rey Asuero(AD). Y el rey preguntó: «¿Qué honor o distinción se le ha dado a Mardoqueo por esto?». Respondieron los siervos del rey que le servían: «Nada se ha hecho por él». Entonces el rey preguntó: «¿Quién está en el atrio?». Y Amán acababa de entrar al atrio exterior(AE) del palacio[u] del rey, para pedir al rey que hiciera ahorcar a Mardoqueo en la horca que él le había preparado(AF).

Los siervos del rey le respondieron: «Amán está en el atrio». El rey dijo: «Que entre». Cuando Amán entró, el rey le preguntó: «¿Qué se debe hacer para el hombre a quien el rey quiere honrar(AG)?». Y Amán se dijo[v]: «¿A quién desearía el rey honrar más que a mí?». Amán respondió al rey: «Para el hombre a quien el rey quiere honrar, que traigan un manto real con que se haya vestido el rey, y un caballo en el cual el rey haya montado(AH) y en cuya cabeza se haya colocado una diadema real(AI); y el manto y el caballo sean entregados en mano de uno de los príncipes más nobles del rey, y vistan al hombre a quien el rey quiere honrar, lo lleven a caballo por la plaza de la ciudad y anuncien delante de él(AJ): “Así se hace al hombre a quien el rey quiere honrar”».

10 Entonces el rey dijo a Amán: «Toma presto el manto y el caballo como has dicho, y hazlo así con el judío Mardoqueo, que está sentado a la puerta del rey. No omitas nada de todo lo que has dicho». 11 Y Amán tomó el manto y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo llevó a caballo por la plaza de la ciudad, y anunció delante de él: «Así se hace al hombre a quien el rey quiere honrar».

12 Después Mardoqueo regresó a la puerta del rey, pero Amán se apresuró a volver a su casa, lamentándose, con la cabeza cubierta(AK). 13 Y Amán contó a su mujer Zeres y a todos sus amigos(AL) todo lo que le había acontecido. Entonces sus sabios y su mujer Zeres le dijeron: «Si Mardoqueo, delante de quien has comenzado a caer, es de descendencia judía[w], no podrás con él, sino que ciertamente caerás delante de él». 14 Aún estaban hablando con él, cuando llegaron los eunucos del rey y llevaron aprisa a Amán al banquete que Ester había preparado(AM).

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