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Historical

Read the books of the Bible as they were written historically, according to the estimated date of their writing.
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Palabra de Dios para Todos (PDT)
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2 Samuel 11-13

Pecado de David con Betsabé

11 En la primavera, época en que los reyes salían en campaña militar, David envió a Joab, a sus oficiales y a todos los israelitas a destruir a los amonitas. El ejército de Joab también atacó a la capital, Rabá, pero David se quedó en Jerusalén.

Una tarde, David se levantó de la cama y mientras se paseaba por la azotea del palacio, vio a una mujer que se estaba bañando. La mujer era muy hermosa. David mandó llamar a sus oficiales y les preguntó quién era la mujer. Uno de ellos respondió: «Es Betsabé, hija de Elián, esposa de Urías el hitita». Betsabé recién acababa de terminar su período menstrual y estaba cumpliendo los ritos de purificación[a] de este, cuando David envió mensajeros a que la trajeran ante él. Cuando ella llegó, él se acostó con ella. Después de eso, ella volvió a su casa. Betsabé quedó embarazada y se lo hizo saber a David.

Entonces David envió este mensaje a Joab: «Envíame a Urías el hitita», y así lo hizo Joab. Urías se presentó ante David, quien habló con él sobre Joab, los soldados y la guerra. Entonces David le dijo a Urías: «Ve a descansar[b] a tu casa». Urías se fue del palacio con un regalo que el rey le había dado. Pero Urías no se fue a su casa, sino que durmió afuera de la puerta del palacio, como cualquier otro siervo del rey. 10 Los siervos le informaron a David que Urías no se había ido a su casa. Entonces David le dijo a Urías:

—Tuviste un largo viaje, ¿por qué no te fuiste a tu casa?

11 Urías le respondió:

—El Cofre Sagrado y los soldados de Israel y Judá están acampando en Sucot. Mi amo Joab y los oficiales de mi señor acampan al aire libre. No está bien que yo vaya a mi casa, beba y me acueste con mi esposa.

12 David le dijo:

—Quédate aquí esta noche, mañana te enviaré a la batalla.

Urías se quedó en Jerusalén esa noche, hasta la mañana siguiente. 13 Luego David llamó a Urías para que se presentara ante él. Urías comió y bebió con David hasta que David lo emborrachó. Pero Urías seguía sin irse a su casa, sino que esa noche se quedó de nuevo donde dormían los siervos del rey. 14 A la mañana siguiente, David le escribió una carta a Joab y la envió con el mismo Urías. 15 En la carta David le indicaba a Joab que pusiera a Urías al frente del combate, donde la pelea fuera más dura, y que lo dejara solo hasta que lo mataran.

16 Joab observó la ciudad para ver dónde estaban los amonitas más fuertes y allí envió a Urías. 17 Los hombres de la ciudad salieron a pelear contra Joab. Entre los hombres de David que habían muerto se encontraba Urías el hitita.

18 Entonces Joab envió un mensajero para darle a David un informe detallado de la batalla. 19 Le dijo lo siguiente al mensajero: «Cuando termines de darle el informe completo, 20 si Su Majestad se enoja y pregunta: “¿Por qué el ejército de Joab se acercó tanto a la ciudad? ¿Es qué no sabe que hay hombres en las murallas de la ciudad que pueden matar a sus soldados con flechas? 21 ¿Es que no recuerda que una mujer le arrojó una piedra de molino a Abimélec, el hijo de Yerubéset, en Tebes y lo mató?[c] ¿Entonces por qué se acercó tanto a la muralla?” Si el rey David dice esto, entonces dile además que el oficial Urías el hitita también murió».

22 El mensajero fue y le dijo a David todo lo que Joab le había indicado:

23 —Los amonitas nos atacaron en el campo, peleamos y los perseguimos hasta la entrada de la ciudad, 24 pero los soldados que estaban en las murallas nos lanzaron flechas y algunos de sus oficiales murieron. Entre ellos Urías el hitita.

25 Entonces David dijo al mensajero:

—Dile a Joab que no se aflija tanto por lo que ha pasado, la espada puede matar a un hombre igual que a otro, que planee un ataque más fuerte contra Rabá y conseguirá la victoria.

26 Cuando Betsabé se enteró de que Urías, su esposo, había muerto, hizo duelo por él. 27 Después del luto, David mandó que la llevaran al palacio. David se casó con ella y ella le dio un hijo, pero al SEÑOR no le agradó lo que David había hecho.

Natán reprende a David

12 El SEÑOR envió a Natán para que le dijera a David:

—Había dos hombres que vivían en una ciudad. Uno era rico, y otro pobre. El rico tenía muchas ovejas y ganado. Pero el pobre no tenía nada, excepto una ovejita que había comprado y criado. La ovejita creció en su propia casa junto con él y sus hijos, comía de su comida, bebía de su vaso y dormía en su regazo. Ella era para el hombre pobre como su propia hija. Sucedió entonces que un viajero llegó a visitar al hombre rico. Este quería ofrecerle de comer pero como no quería matar a ninguna de sus ovejas ni ganado para alimentar al viajero, tomó la ovejita del hombre pobre y la mandó preparar para darle de comer a su huésped.

David se enojó tanto contra el hombre rico que le dijo a Natán:

—¡Tan cierto como que el SEÑOR vive, que el que hizo eso merece la muerte! Debe pagar cuatro veces[d] el valor de la oveja por haber cometido este acto terrible y no haber tenido piedad.

Entonces Natán le dijo a David:

—¡Tú eres ese hombre! El SEÑOR Dios de Israel dice: “Te elegí[e] para que fueras el rey de Israel. Te libré de Saúl. Dejé que tomaras a la hija de tú amo y a sus esposas, y te di las hijas de Israel y Judá. Y si no fuera suficiente, te habría dado aun más. ¿Por qué entonces ignoraste mi mandato e hiciste lo que me desagrada? Dejaste que los amonitas mataran a Urías el hitita para quedarte con su esposa. Es como si tú mismo lo hubieras matado en batalla. 10 ¡Por eso tu familia jamás tendrá paz! Al tomar a la esposa de Urías el hitita, me despreciaste”. 11 Ahora el SEÑOR dice: “Traeré desastre contra ti, y vendrá de tu misma familia. Tomaré a tus mujeres y se las entregaré a un hombre cercano a ti. Él dormirá con ellas y todo el mundo lo sabrá. 12 Tú te acostaste con Betsabé a escondidas, pero tu castigo estará a la vista de todo Israel”.

13 Entonces David reconoció ante Natán diciendo:

—He pecado contra el SEÑOR.

Natán le dijo a David:

—El SEÑOR te perdonará incluso este pecado, no morirás. 14 Porque en este asunto tú le has faltado gravemente al respeto al SEÑOR,[f] tu hijo sí morirá.

Muerte del hijo de David y Betsabé

15 Después de esto, Natán regresó a su casa. El SEÑOR hizo que el niño que David había tenido con la esposa de Urías enfermara de gravedad. 16 David rogó a Dios por el niño y se negaba a comer o beber. Se fue a su casa y por las noches se quedaba allí tirado en el suelo. 17 Los ancianos líderes de la familia de David iban a verlo y trataban de levantarlo, pero él se negaba a levantarse y a comer con ellos. 18 Cuando el niño murió al séptimo día, los siervos de David tenían miedo de darle la noticia porque pensaban que se podría hacer algún daño a sí mismo al recibir la noticia, ya que no los había escuchado cuando el niño aun vivía.

19 Pero al ver David que sus siervos murmuraban, comprendió que el niño había muerto. Así que les preguntó a sus siervos:

—¿Ha muerto el niño?

Los siervos contestaron:

—Sí, ya ha muerto.

20 Entonces David se levantó, se bañó y se cambió de ropa. Luego fue a la casa del SEÑOR para adorar. Después regresó a su casa y les pidió a sus siervos algo de comer.

21 Los siervos le preguntaron:

—¿Por qué actúa así? Cuando el niño estaba vivo, usted se negaba a comer y lloraba, pero ahora que murió se levanta y pide de comer.

22 David les respondió:

—Cuando el niño estaba vivo, ayuné y lloré porque pensé: “¿Quién sabe? Tal vez el SEÑOR se compadezca de mí y deje vivir al niño”. 23 Pero ahora el niño murió. ¿Para qué ayunar? ¿Puedo acaso devolverle la vida? Algún día iré adonde él está, pero él no puede volver a mí.

24 Entonces David fue a consolar a su esposa Betsabé y se acostó con ella. Betsabé quedó embarazada de nuevo y tuvo otro hijo, a quien David llamó Salomón. El SEÑOR tuvo agrado del niño. 25 El SEÑOR envió al profeta Natán para ordenar que lo llamaran Jedidías[g].

David toma la ciudad de Rabá

(1 Cr 20:1-3)

26 Joab atacó Rabá, capital de los amonitas y tenía rodeada la fortaleza del rey. 27 Envió mensajeros a David para decirle: «He atacado Rabá y he capturado los depósitos de agua de la ciudad. 28 Ataque Su Majestad ahora la ciudad y captúrela antes que yo. Si soy yo quien la capture, le pondrán mi nombre».

29 Así que David reunió a sus soldados y se dirigió a Rabá para atacarla y capturarla. 30 Él le quitó la corona del dios Milcón[h], la cual era de oro y piedras preciosas y pesaba 33 kilos.[i] Luego se la pusieron a David, quien además se llevó un buen botín de la ciudad. 31 David también expulsó a los habitantes de la ciudad de Rabá y los puso a trabajar con sierras, picos y hachas, y los obligó a hacer construcciones de ladrillo. Hizo lo mismo en todas las ciudades amonitas y luego regresó con su ejército a Jerusalén.

Amnón y Tamar

13 Absalón hijo de David tenía una hermana muy bella que se llamaba Tamar. Amnón[j], otro hijo de David, estaba enamorado de ella. Amnón la quería mucho pero como Tamar era virgen, él no creía que pudiera poseerla. La quería tanto que se enfermó de tanto pensar en ella.

Un amigo de Amnón llamado Jonadab era muy astuto. Jonadab era hijo de Simá, un hermano de David. Jonadab le dijo a Amnón:

—¿Qué te pasa? Cada día estás peor, ¡anímate, que eres hijo del rey!

Amnón le dijo a Jonadab:

—Estoy enamorado de Tamar, pero es hermana de mi medio hermano Absalón.

Jonadab le dijo a Amnón:

—Acuéstate y finge estar enfermo. Cuando tu papá venga a verte, dile que sólo comerás si Tamar viene y prepara la comida en tu presencia.

Así que Amnón se acostó y fingió estar enfermo. Cuando el rey David fue a verlo, Amnón le dijo:

—Deja que venga mi hermana Tamar para que me prepare unas empanadas aquí mismo y me las sirva.

David envió mensajeros a la casa de Tamar, y le dijeron:

—Ve a la casa de tu hermano Amnón y prepárale algo de comer.

Así que Tamar fue a la casa de su hermano Amnón mientras él estaba en cama. Tamar tomó harina, la amasó y le cocinó las empanadas mientras Amnón la observaba. Luego Tamar las sacó y se las sirvió a Amnón, pero él se negó a comérselas diciéndoles a sus siervos que se fueran, que lo dejaran solo. Así que todos sus siervos salieron de la habitación.

10 Entonces Amnón le dijo a Tamar:

—Tráeme la comida a mi cuarto y tú misma dame de comer.

Tamar tomó las tortas que había preparado y fue al cuarto de su hermano. 11 Cuando empezó a darle de comer, él la agarró de la mano y le dijo:

—Ven, acuéstate conmigo.

12 Tamar le dijo:

—¡No, hermano! ¡No me obligues a hacer eso! ¡No cometas esta infamia, que eso no se hace en Israel! 13 No podría librarme de mi vergüenza y la gente te vería como un criminal. Mejor habla con el rey, él dejaría que nos casáramos.

14 Pero Amnón no escuchó a Tamar y como era más fuerte, la forzó a tener relaciones sexuales con él. 15 Pero después de violarla, sintió un odio hacia ella mucho más grande que el amor que sintió antes, y le dijo:

—¡Levántate y vete!

16 Tamar le dijo a Amnón:

—¡No! No me eches así. ¡Eso sería peor de lo que acabas de hacer!

Pero Amnón no la escuchó, 17 sino que llamó a su siervo y le dijo:

—¡Echa de aquí a esta mujer! Y luego cierra bien la puerta.

18 Así que el siervo de Amnón la echó fuera y cerró la puerta.

Tamar llevaba una túnica muy decorada[k] especial para las princesas solteras. 19 Al salir, rasgó la túnica y se echó ceniza en la cabeza. Luego con las manos en la cabeza, se fue llorando.

20 Entonces su hermano Absalón le dijo:

—¿Has estado con tu hermano Amnón? ¿Te hizo algún daño? Si así es, cálmate, hermana. Amnón es tu hermano, no dejes que esto te preocupe más de la cuenta.

Así que Tamar no dijo nada, y desolada, se fue a vivir a la casa de Absalón.[l] 21 Al enterarse de eso, el rey David se enfureció, sin embargo no quiso castigar a su hijo Amnón, porque era su hijo preferido, el mayor.[m] 22 Absalón odiaba a su hermano por haber violado a su hermana y no le dirigía la palabra.

Venganza de Absalón

23 Dos años después, los hombres de Absalón fueron a esquilar las ovejas en Baal Jazor, que queda cerca de la frontera con Efraín. Absalón invitó a todos los hijos del rey para que observaran. 24 Absalón se dirigió al rey y le dijo:

—Venga Su Majestad con sus siervos a observar cómo esquilan mis hombres las ovejas.

25 El rey David le dijo a Absalón:

—No, hijo. Sería mucha molestia si fuéramos todos.

Absalón insistió, pero el rey no quiso ir; sin embargo, le dio su bendición.

26 Absalón le dijo:

—Si Su Majestad no quiere venir, entonces permita que me acompañe mi hermano Amnón.

El rey le preguntó a Absalón:

—¿Por qué quieres que te acompañe?

27 Absalón siguió insistiendo hasta que David consintió en que todos sus hijos fueran con Absalón, incluso Amnón.

28 Entonces Absalón les dio la siguiente orden a sus siervos:

—Vigilen a Amnón. Cuando esté borracho y alegre por el vino, les daré la orden de que lo ataquen y lo maten. No teman ningún castigo. Después de todo, sólo estarán obedeciendo órdenes. Tengan ánimo y sean valientes.

29 De este modo, los jóvenes soldados de Absalón hicieron lo que él les ordenó. Mataron a Amnón, pero los otros hijos de David montaron cada uno en su mula y escaparon.

30 Todavía no llegaban los hijos del rey cuando David recibió noticias de lo ocurrido. Pero el mensaje era que Absalón había matado a todos los hijos del rey, que ninguno había quedado vivo. 31 Entonces, el rey David rasgó su ropa en señal de duelo y se arrojó al suelo y sus oficiales también rasgaron su ropa, 32 pero entonces Jonadab, hijo de un hermano de David llamado Simá, dijo:

—No preste atención Su Majestad a esos rumores, sólo ha muerto Amnón. Ese era el plan de Absalón desde el día que Amnón violó a su hermana Tamar. 33 Así que no haga caso Su Majestad de esos rumores, pues el único que ha muerto es Amnón. 34 En tanto que Absalón habrá huido.

El guardia de la muralla de la ciudad vio que venía mucha gente bajando la colina por el camino de Joronayin. Entonces fue a dar su informe al rey. 35 Así que Jonadab le dijo al rey:

—Vi a hombres bajando por el camino de Joronayin.

36 En cuanto Jonadab dijo eso, llegaron los hijos de David llorando a voz en cuello. También David y sus oficiales empezaron a llorar amargamente. 37 David lloraba a su hijo todos los días.

Absalón se refugió donde Talmay[n] hijo de Amiud, rey de Guesur. 38 De hecho Absalón había huido y se quedó allí tres años. 39 Cuando le pasó el enojo al rey David por la muerte de Amnón, quiso ver de nuevo a Absalón.

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