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Historical

Read the books of the Bible as they were written historically, according to the estimated date of their writing.
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Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
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2 Crónicas 8-10

Otras actividades de Salomón(A)

Veinte años tardó el rey Salomón en construir el templo del Señor y su propio palacio. Después de esto, reconstruyó las ciudades que le había entregado Hiram y las pobló con israelitas. Luego marchó contra la ciudad de Jamat de Sobá y la conquistó. Reconstruyó Tadmor, en el desierto, y todos los lugares de almacenamiento que había construido en Jamat. Reconstruyó como ciudades fortificadas Bet Jorón la de arriba y Bet Jorón la de abajo, y les puso murallas, puertas y cerrojos. Lo mismo hizo con Balat y con todos los lugares de almacenamiento que tenía, con los cuarteles para sus carros de combate y para su caballería, y con todo cuanto quiso construir en Jerusalén, en el Líbano y en todo el territorio bajo su dominio.

7-8 A los descendientes de los pueblos no israelitas (es decir, a los hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos, pueblos que quedaron en el país porque los israelitas no pudieron destruirlos), Salomón los sometió a trabajos forzados, y así continúan hasta el día de hoy. Pero a los israelitas Salomón no los hizo trabajar como esclavos, sino que le servían como soldados, comandantes, oficiales de carros de combate y jefes de caballería. 10 El rey Salomón tenía además doscientos cincuenta capataces que supervisaban a los obreros.

11 A la hija del faraón, Salomón la trasladó de la Ciudad de David al palacio que le había construido, pues dijo: «Mi esposa no debe vivir en el palacio de David, rey de Israel, porque los lugares donde ha estado el arca del Señor son sagrados».

12 En el altar del Señor que había construido frente al atrio, Salomón ofrecía holocaustos al Señor 13 los días correspondientes, según lo ordenado por Moisés: los sábados, las fiestas de luna nueva y las tres fiestas anuales, es decir, la de los Panes sin levadura, la de las Semanas y la de las Enramadas.

14 Conforme a lo dispuesto por su padre David, Salomón asignó turnos a los sacerdotes para prestar su servicio. A los levitas los estableció en sus cargos para entonar las alabanzas y para ayudar a los sacerdotes en los ritos diarios. También fijó turnos a los porteros en cada puerta, porque así lo había ordenado David, hombre de Dios. 15 Y se obedecieron todas las órdenes del rey en cuanto a los sacerdotes y levitas, y aun en lo referente a los tesoros.

16 Toda la obra de Salomón se llevó a cabo, desde el día en que se echaron los cimientos del templo hasta que se terminó de construirlo. Así el templo del Señor quedó perfectamente terminado.

17 Luego Salomón se dirigió a Ezión Guéber y a Elat, en la costa de Edom. 18 Hiram, por medio de sus oficiales, le envió a Salomón barcos y marineros expertos. Estos y los oficiales de Salomón navegaron a Ofir y volvieron con unos quince mil kilos[a] de oro, que le entregaron al rey Salomón.

La reina de Sabá visita a Salomón(B)

La reina de Sabá se enteró de la fama de Salomón, así que fue a verlo en Jerusalén para ponerlo a prueba con preguntas difíciles. Llegó con un séquito muy grande; sus camellos llevaban perfumes, oro en abundancia y piedras preciosas. Al presentarse ante Salomón, le preguntó todo lo que tenía pensado, y él respondió a todas sus preguntas. No hubo ningún asunto, por difícil que fuera, que Salomón no pudiera resolver. 3-4 La reina de Sabá se quedó atónita ante la sabiduría de Salomón y al ver el palacio que él había construido, los manjares de su mesa, los asientos que ocupaban sus funcionarios, el servicio y la ropa de sus criados y coperos, y los holocaustos que ofrecía en el templo[b] del Señor. Entonces le dijo al rey: «¡Todo lo que escuché en mi país acerca de tus triunfos y de tu sabiduría es cierto! No podía creer nada de eso hasta que vine y lo vi con mis propios ojos. Pero en realidad, ¡no me habían contado ni siquiera la mitad de tu extraordinaria sabiduría! Tú superas todo lo que había oído decir de ti. ¡Dichosos tus súbditos! ¡Dichosos estos siervos tuyos, que constantemente están en tu presencia y oyen tu sabiduría! ¡Y alabado sea el Señor tu Dios, que se ha deleitado en ti y te ha puesto en su trono para que lo representes como rey! En su amor por Israel, tu Dios te ha hecho rey de ellos para que gobiernes con justicia y rectitud, pues él quiere consolidar a su pueblo para siempre».

Luego la reina le regaló a Salomón tres mil novecientos sesenta kilos[c] de oro, piedras preciosas y una gran cantidad de perfumes. Jamás volvió a haber perfumes como los que la reina de Sabá le obsequió al rey Salomón.

10 Además del oro de Ofir, los oficiales de Hiram y los de Salomón trajeron madera de sándalo y piedras preciosas. 11 Con la madera, el rey construyó escalinatas para el templo del Señor y para el palacio real, y también hizo arpas y liras para los músicos. Nunca antes se había visto en Judá algo semejante.

12 El rey Salomón, por su parte, le dio a la reina de Sabá todo lo que a ella se le antojó pedirle, lo cual fue más de lo que ella le dio al rey. Después de eso, la reina regresó a su país con todos los que la atendían.

El esplendor de Salomón(C)

13 La cantidad de oro que Salomón recibía anualmente llegaba a los veintidós mil kilos,[d] 14 sin contar los impuestos que pagaban los mercaderes y comerciantes. También los reyes de Arabia y los gobernadores del país le llevaban oro y plata a Salomón.

15 El rey Salomón hizo doscientos escudos grandes de oro batido, en cada uno de los cuales se emplearon seis kilos y medio[e] de oro. 16 Hizo además trescientos escudos más pequeños, también de oro batido, empleando en cada uno de ellos tres kilos[f] de oro. Estos escudos los puso el rey en el palacio llamado «Bosque del Líbano».

17 El rey hizo también un gran trono de marfil, recubierto de oro puro. 18 El trono tenía seis peldaños, un estrado de oro, brazos a cada lado del asiento, dos leones de pie junto a los brazos 19 y doce leones de pie sobre los seis peldaños, uno en cada extremo. En ningún otro reino se había hecho algo semejante. 20 Todas las copas del rey Salomón y toda la vajilla del palacio «Bosque del Líbano» eran de oro puro. Nada estaba hecho de plata, pues en tiempos de Salomón la plata era poco apreciada. 21 Cada tres años, la flota comercial del rey, que era tripulada por los oficiales de Hiram, regresaba de Tarsis trayendo oro, plata y marfil, monos y mandriles.[g]

22 Tanto en riquezas como en sabiduría, el rey Salomón sobrepasó a los demás reyes de la tierra. 23 Todos ellos procuraban visitarlo para oír la sabiduría que Dios le había dado, 24 y año tras año le llevaban regalos: artículos de plata y de oro, vestidos, armas y perfumes, y caballos y mulas.

25 Salomón tenía cuatro mil establos para sus caballos y sus carros de combate, y doce mil caballos que mantenía en las caballerizas y también en su palacio en Jerusalén.

26 El rey Salomón extendió su dominio sobre todos los reyes, desde el río Éufrates hasta Filistea y la frontera de Egipto. 27 Hizo que en Jerusalén la plata fuera tan común y corriente como las piedras, y el cedro tan abundante como las higueras de la llanura. 28 Sus caballos eran importados de Egipto y de todos los otros países.

Muerte de Salomón(D)

29 Los demás acontecimientos del reinado de Salomón, desde el primero hasta el último, están escritos en las crónicas del profeta Natán, en la profecía de Ahías el silonita y en las visiones del vidente Idó acerca de Jeroboán hijo de Nabat. 30 Salomón reinó en Jerusalén cuarenta años sobre todo Israel. 31 Cuando murió, fue sepultado en la Ciudad de David, su padre, y su hijo Roboán le sucedió en el trono.

División del reino(E)

10 Roboán fue a Siquén porque todos los israelitas se habían reunido allí para proclamarlo rey. De esto se enteró Jeroboán hijo de Nabat, así que volvió de Egipto, que es adonde había huido del rey Salomón. Cuando lo mandaron a buscar, él y todo Israel fueron a ver a Roboán y le dijeron:

―Tu padre nos impuso un yugo pesado. Alívianos tú ahora el duro trabajo y el pesado yugo que él nos echó encima; así te serviremos.

―Idos por ahora —respondió Roboán—, pero volved a verme dentro de tres días.

Cuando el pueblo se fue, el rey Roboán consultó con los ancianos que en vida de su padre Salomón habían estado a su servicio.

―¿Qué me aconsejáis vosotros que le responda a este pueblo? —preguntó.

Ellos respondieron:

―Si tratas con bondad a este pueblo, y condesciendes con ellos y les respondes con amabilidad, ellos te servirán para siempre.

Pero Roboán rechazó el consejo que le dieron los ancianos, y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.

―¿Qué me aconsejáis vosotros? —les preguntó—. ¿Cómo debo responderle a este pueblo que me dice: “Alívianos el yugo que tu padre nos echó encima”?

10 Aquellos jóvenes, que se habían criado con él, le contestaron:

―El pueblo te ha dicho: “Tu padre nos impuso un yugo pesado; hazlo tú más ligero”. Pues bien, respóndeles de este modo: “Mi dedo meñique es más grueso que la cintura de mi padre. 11 Si él os impuso un yugo pesado, ¡yo os aumentaré la carga! Y, si él os castigaba con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!”[h]

12 Al tercer día, en la fecha que el rey Roboán había indicado, Jeroboán regresó con todo el pueblo para presentarse ante él. 13 Pero el rey Roboán les respondió con brusquedad: rechazó el consejo de los ancianos 14 y siguió más bien el de los jóvenes. Les dijo: «Si mi padre os impuso[i] un yugo pesado; ¡yo os aumentaré la carga! Si él os castigaba con una vara, ¡yo lo haré con un látigo!»

15 Y, como el rey no escuchó al pueblo, las cosas tomaron este rumbo por voluntad de Dios. Así se cumplió la palabra que el Señor le había comunicado a Jeroboán hijo de Nabat por medio de Ahías el silonita.

16 Cuando se dieron cuenta de que el rey[j] no iba a hacerles caso, todos los israelitas exclamaron a una:

«¡Pueblo de Israel, todos a vuestras casas!
    ¡Y tú, David, ocúpate de los tuyos!
¿Qué parte tenemos con David?
    ¿Qué herencia tenemos con el hijo de Isaí?»

Así que se fueron, cada uno a su casa. 17 Sin embargo, Roboán siguió reinando sobre los israelitas que vivían en las ciudades de Judá. 18 Más tarde, el rey Roboán envió a Adonirán[k] para que supervisara el trabajo forzado, pero los israelitas lo mataron a pedradas. ¡A duras penas logró el rey subir a su carro y escapar a Jerusalén! 19 Desde entonces Israel ha estado en rebelión contra la familia de David.

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