Read the Gospels in 40 Days
Jesús lava los pies a sus discípulos
13 Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.[a]
2 Llegó la hora de la cena. El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que traicionara a Jesús. 3 Sabía Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía; 4 así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. 5 Luego echó agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.
6 Cuando llegó a Simón Pedro, este dijo:
—¿Y tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?
7 —Ahora no entiendes lo que estoy haciendo —respondió Jesús—, pero lo entenderás más tarde.
8 —¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies!
Jesús contestó:
—Si no te los lavo,[b] no tendrás parte conmigo.
9 Simón Pedro dijo:
—Entonces, Señor, ¡no solo los pies, sino también las manos y la cabeza!
10 —El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies —le contestó Jesús—; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos.
11 Jesús sabía quién lo iba a traicionar y por eso dijo que no todos estaban limpios.
12 Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo:
—¿Entienden lo que he hecho con ustedes? 13 Ustedes me llaman Maestro y Señor y dicen bien, porque lo soy. 14 Pues, si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros. 15 Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes. 16 Les aseguro que ningún siervo es más que su amo y ningún mensajero es más que el que lo envió. 17 ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.
Jesús predice la traición de Judas
18 »No me refiero a todos ustedes; yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es para que se cumpla la Escritura: “El que comparte el pan conmigo, se ha vuelto contra mí”.[c]
19 »Digo esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean que yo soy. 20 Les aseguro que el que recibe al que yo envío, me recibe a mí y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.
21 Dicho esto, Jesús se angustió profundamente y afirmó:
—Les aseguro que uno de ustedes me va a traicionar.
22 Los discípulos se miraban unos a otros sin saber a cuál de ellos se refería. 23 Uno de ellos, el discípulo a quien Jesús amaba, estaba reclinado sobre él. 24 Simón Pedro hizo señas a ese discípulo y le dijo:
—Pregúntale a quién se refiere.
25 —Señor, ¿quién es? —preguntó él, reclinándose sobre Jesús.
26 —Aquel a quien yo le dé este pedazo de pan que voy a mojar en el plato —le contestó Jesús.
Acto seguido, mojó el pedazo de pan y se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón. 27 Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en él.
—Lo que vas a hacer, hazlo pronto —le dijo Jesús.
28 Ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué Jesús dijo eso. 29 Como Judas era el encargado del dinero, algunos pensaron que Jesús le estaba diciendo que comprara lo necesario para la fiesta o que diera algo a los pobres. 30 En cuanto Judas tomó el pan, salió de allí. Ya era de noche.
Jesús predice la negación de Pedro
31 Cuando Judas hubo salido, Jesús dijo:
—Ahora es glorificado el Hijo del hombre y Dios es glorificado en él. 32 Si Dios es glorificado en él,[d] Dios glorificará al Hijo en sí mismo y lo hará muy pronto.
33 »Mis queridos hijos, poco tiempo me queda para estar con ustedes. Me buscarán y lo que antes dije a los judíos, ahora se lo digo a ustedes: Adonde yo voy, ustedes no pueden ir.
34 »Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. 35 De este modo todos sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros.
36 —¿Y a dónde vas, Señor? —preguntó Simón Pedro.
Jesús respondió:
—Adonde yo voy, no puedes seguirme ahora, pero me seguirás más tarde.
37 —Señor —insistió Pedro—, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Por ti daré hasta la vida.
38 Jesús respondió:
—¿Tú darás la vida por mí? Te aseguro que antes de que cante el gallo, me negarás tres veces.
Jesús consuela a sus discípulos
14 »No se angustien. Confíen en Dios y confíen también en mí.[e] 2 En el hogar de mi Padre hay muchas viviendas. Si no fuera así, ¿les habría dicho yo a ustedes que voy a prepararles un lugar allí? 3 Y si me voy y se lo preparo, vendré para llevármelos conmigo. Así ustedes estarán donde yo esté. 4 Ustedes ya conocen el camino para ir adonde yo voy.
Jesús, el camino al Padre
5 Dijo entonces Tomás:
—Señor, no sabemos a dónde vas, así que ¿cómo podemos conocer el camino?
6 —Yo soy el camino, la verdad y la vida —contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. 7 Si ustedes realmente me conocieran, conocerían[f] también a mi Padre. Y ya desde este momento lo conocen y lo han visto.
8 —Señor —dijo Felipe—, muéstranos al Padre y con eso nos basta.
9 Jesús le contestó:
—¡Pero, Felipe! ¿Tanto tiempo llevo ya entre ustedes y todavía no me conoces? El que me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo puedes decirme: “Muéstranos al Padre”? 10 ¿Acaso no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les comunico, no las hablo como cosa mía, sino que es el Padre que está en mí, quien realiza sus obras. 11 Créanme cuando digo que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí o al menos, créanme por las obras mismas. 12 Les aseguro que el que cree en mí también hará las obras que yo hago y aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre. 13 Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así será glorificado el Padre en el Hijo. 14 Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré.
Jesús promete el Espíritu Santo
15 »Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. 16 Y yo pediré al Padre y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: 17 el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará[g] en ustedes. 18 No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes. 19 Dentro de poco el mundo ya no me verá más, pero ustedes sí me verán. Y porque yo vivo, también ustedes vivirán. 20 En aquel día ustedes se darán cuenta de que yo estoy en mi Padre, ustedes en mí y yo en ustedes. 21 ¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará; y yo también lo amaré y me manifestaré a él.
22 Judas (no el Iscariote) le dijo:
—¿Por qué, Señor, estás dispuesto a manifestarte a nosotros y no al mundo?
23 Le contestó Jesús:
—El que me ama obedecerá mi palabra y mi Padre lo amará; vendremos a él y haremos nuestra morada en él. 24 El que no me ama, no obedece mis palabras. Pero estas palabras que ustedes oyen no son mías, sino del Padre que me envió.
25 »Todo esto lo digo ahora que estoy con ustedes. 26 Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que he dicho. 27 La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden.
28 »Ya me han oído decirles: “Me voy, pero vuelvo a ustedes”. Si me amaran, se alegrarían de que voy al Padre, porque el Padre es más grande que yo. 29 Y he dicho esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean. 30 Ya no hablaré más con ustedes, porque viene el príncipe de este mundo. Él no tiene ningún dominio sobre mí, 31 pero el mundo tiene que saber que amo al Padre y que hago exactamente lo que él me ha ordenado que haga.
»¡Levántense, vámonos de aquí!
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