Read the Gospels in 40 Days
Dedicatoria a Teófilo
1 Puesto que muchos han tomado a su cargo el compilar un relato ordenado de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas,
2 tal como nos las transmitieron los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra,
3 me ha parecido bien también a mí, después de haber investigado todo con esmero desde su origen, escribirte ordenadamente, excelentísimo Teófilo,
4 para que te percates bien de la solidez de las enseñanzas en las que fuiste instruido.
Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista
5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, cierto sacerdote llamado Zacarías, del turno de Abías; tenía por esposa una de las descendientes de Aarón, la cual se llamaba Elisabet.
6 Ambos eran rectos delante de Dios, y caminaban irreprochablemente en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor.
7 Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran de edad avanzada.
8 Sucedió que, mientras estaba él ejerciendo su ministerio sacerdotal delante de Dios, en el turno de su grupo,
9 le tocó en suerte, conforme a la costumbre del sacerdocio, entrar en el santuario del Señor a quemar incienso.
10 Y toda la multitud del pueblo estaba orando afuera, a la hora del incienso.
11 Entonces se le apareció un ángel del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso.
12 Al verle Zacarías, se turbó, y el temor se apoderó de él.
13 Pero el ángel le dijo: No temas, Zacarías, porque tu petición ha sido escuchada; tu mujer Elisabet te engendrará un hijo, y le llamarás Juan.
14 Tendrás gozo y júbilo, y muchos se regocijarán por su nacimiento.
15 Pues será grande a los ojos del Señor, no beberá jamás ni vino ni licor, y será lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre;
16 y a muchos de los hijos de Israel les hará volver al Señor su Dios;
17 y él mismo irá delante, en su presencia, con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y los desobedientes a la sensatez de los justos, a preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto.
18 Zacarías le dijo al ángel: ¿Cómo podré estar seguro de esto? Porque yo soy anciano, y mi esposa es de edad avanzada.
19 El ángel le respondió diciendo: Yo soy Gabriel, que estoy de continuo en la presencia de Dios, y he sido enviado a hablar contigo y a anunciarte estas buenas noticias.
20 Y ahora vas a permanecer en silencio y sin poder hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, por cuanto no has dado crédito a mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo.
21 El pueblo estaba aguardando a Zacarías, y se extrañaban de su demora en el santuario.
22 Cuando salió no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había visto una visión en el santuario; él estaba haciéndoles señas, y permanecía mudo.
23 Y sucedió que, cuando se cumplieron los días de su servicio sacerdotal, se marchó a su casa.
24 Después de estos días, concibió Elisabet, su mujer; y se mantuvo recluida durante cinco meses, diciendo:
25 Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se fijó en mí para quitar mi oprobio entre los hombres.
Anuncio del nacimiento de Jesucristo
26 Al sexto mes, fue enviado de Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, descendiente de David; y el nombre de la virgen era María.
28 Y entrando adonde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo. [Bendita tú entre las mujeres.][a]
29 Ella se turbó profundamente por estas palabras, y consideraba qué significaría este saludo.
30 Y el ángel le dijo: Deja de temer, María, porque has hallado gracia ante Dios.
31 Mira, concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús.
32 Éste será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su padre David,
33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre; y su reino no tendrá fin.
34 Entonces le dijo María al ángel: ¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?
35 El ángel le respondió y le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también lo santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios.
36 Y he aquí que tu parienta Elisabet, también ella ha concebido un hijo en su vejez; y ya está de seis meses la que era llamada estéril;
37 porque ninguna cosa será imposible para Dios.
38 Y María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y se marchó el ángel de su presencia.
María visita a Elisabet
39 Por esos mismos días, María se levantó y se marchó de prisa a la región montañosa, a una ciudad de Judá;
40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet.
41 Y aconteció que, en cuanto oyó Elisabet el saludo de María, saltó la criatura en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo,
42 y exclamó con gran voz, y dijo: ¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
43 Y ¿de dónde a mí esto, que la madre de mi Señor venga a mí?
44 Porque tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo la criatura en mi vientre.
45 ¡Bienaventurada la que ha creído que tendrán cumplimiento las cosas que le han hablado de parte del Señor!
46 Y dijo María:
Engrandece mi alma al Señor,
47 Y mi espíritu ha saltado de gozo en Dios mi Salvador;
48 Porque ha puesto sus ojos sobre la pequeñez de su esclava;
Pues he aquí que desde ahora me tendrán por dichosa todas las generaciones.
49 Porque ha hecho por mí grandes cosas el Poderoso;
Santo es su nombre.
50 Y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
51 Ha realizado grandes proezas con su brazo;
Desbarató a los arrogantes en el pensamiento del corazón de ellos.
52 Abatió de sus solios a los potentados,
Y exaltó a los de humilde condición;
53 Colmó de bienes a los hambrientos,
Y a los ricos los despidió con las manos vacías.
54 Vino en ayuda de Israel su siervo,
Para recuerdo de misericordia,
55 Tal como habló con nuestros padres,
A favor de Abraham y de su descendencia para siempre.
56 Permaneció María con ella unos tres meses, y regresó a su casa.
Nacimiento de Juan el Bautista
57 Se le cumplió a Elisabet el tiempo de dar a luz, y dio a luz un hijo.
58 Oyeron sus vecinos y sus parientes que el Señor había mostrado gran misericordia hacia ella, y se regocijaban juntamente con ella.
59 Sucedió que al octavo día vinieron a circuncidar al niño, y le iban a llamar Zacarías según el nombre de su padre,
60 pero su madre, tomando la palabra, dijo: No, sino que se ha de llamar Juan.
61 Y le dijeron: No hay nadie de tu parentela que se llame así.
62 Y le preguntaban por señas a su padre cómo desearía que se le llamase.
63 Entonces él pidió una tablilla y escribió lo siguiente: Juan es su nombre. Y todos se asombraron.
64 Al instante le fue abierta la boca y desatada la lengua, y comenzó a hablar bendiciendo a Dios.
65 Y vino temor sobre todos los que vivían en derredor suyo; y en toda la zona montañosa de Judea se comentaban todas estas cosas.
66 Y todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: ¿Qué, pues, va a ser este niño? Porque ciertamente la mano del Señor estaba con él.
Profecía de Zacarías
67 Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó diciendo:
68 Bendito el Señor Dios de Israel,
Porque ha visitado y ha efectuado redención para su pueblo.
69 Y ha suscitado una fuerza de salvación en favor nuestro,
En casa de David su siervo,
70 Tal como habló desde antiguo
Por boca de sus santos profetas,
71 Que nos salvaría de nuestros enemigos,
Y de las manos de todos los que nos odian;
72 Para mostrar su misericordia para con nuestros padres,
Y recordar su santo pacto,
73 El juramento que hizo a Abraham nuestro padre:
74 Concedernos que, liberados de las manos de nuestros enemigos,
Le sirvamos sin temor
75 En santidad de vida y rectitud de conducta ante sus ojos,
Todos nuestros días.
76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo;
Porque irás ante la faz del Señor,
Para preparar sus caminos;
77 Para dar a su pueblo conocimiento de salvación,
Por el perdón de sus pecados,
78 Por medio de las entrañas de misericordia de nuestro Dios,
Por las cuales nos visitó un amanecer del sol desde lo alto,
79 Para que brille su luz sobre los que están sentados en tinieblas y en sombra de muerte,
Para guiar nuestros pies hacia un camino de paz.
80 Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu; y vivía en lugares desiertos hasta el día de su aparición pública ante Israel.
Nacimiento de Jesucristo
2 Por aquellos días, salió un edicto de parte de César Augusto, para que se hiciera un censo de toda la tierra habitada.
2 Este primer censo se hizo cuando Cirenio gobernaba Siria.
3 Y todos marchaban a inscribirse en el censo, cada uno a su propia ciudad.
4 También José subió desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, hacía Judea, a la ciudad de David, la cual se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David,
5 para inscribirse junto con María, quien estaba desposada con él y encinta.
6 Y aconteció que, mientras estaban allí, se cumplieron los días para que ella diese a luz.
7 Y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.
Los pastores y los ángeles
8 Había en la misma comarca unos pastores que vivían en el campo y guardaban sus turnos de vela nocturna sobre su rebaño.
9 Y he aquí que se presentó ante ellos un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor.
10 El ángel les dijo: Dejad de temer, porque os traigo buenas noticias de gran gozo, que lo será para todo el pueblo;
11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor.
12 Esto os servirá de señal: hallaréis un niño recién nacido envuelto en pañales, y acostado en un pesebre.
13 De repente, apareció junto al ángel una multitud del ejército celestial que alababa a Dios y decía:
14 ¡Gloria a Dios en lo más alto;
Y sobre la tierra paz; buena voluntad para con los hombres!
15 Sucedió que cuando los ángeles se alejaron de ellos para irse al cielo, los pastores se dijeron los unos a los otros: Vayamos ahora mismo hasta Belén, y veamos esto que dicen que ha sucedido, lo que el Señor nos ha dado a conocer.
16 Fueron a toda prisa, y encontraron juntamente a María, a José y al recién nacido acostado en el pesebre.
17 Y después de verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca de este niño.
18 Y todos los que lo oyeron, quedaron maravillados de lo que los pastores les contaban;
19 María, por su parte, guardaba consigo todas estas cosas, ponderándolas en su corazón.
20 Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto, tal como se les había dicho.
21 Cuando se cumplieron ocho días para circuncidarle, le pusieron por nombre Jesús, el que le dio el ángel antes de que él fuese concebido en el seno.
Presentación de Jesucristo en el templo
22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ella, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarlo al Señor
23 (tal como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abra la matriz será llamado santo para el Señor),
24 y para ofrecer un sacrificio conforme a lo dicho en la ley del Señor, un par de tórtolas, o dos palominos.
25 Y había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y devoto, aguardando la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él.
26 Y el Espíritu Santo le había comunicado que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
27 Y movido por el Espíritu, vino al templo; y cuando los padres introducían al niño Jesús para hacer lo que la costumbre de la ley prescribía sobre él,
28 él le tomó en brazos, y bendijo a Dios, diciendo:
29 Ahora, Soberano Señor, puedes dejar que tu siervo se vaya,
Conforme a tu palabra, en paz;
30 Porque han visto mis ojos tu salvación,
31 La cual has preparado a la vista de todos los pueblos;
32 Luz para revelación a los gentiles,
Y para gloria de tu pueblo Israel.
33 Su padre y su madre estaban asombrándose de las cosas que se estaban diciendo de él.
34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: Mira, éste está puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel, y para señal que es objeto de disputa
35 (y una espada traspasará tu misma alma), de forma que queden al descubierto los pensamientos de muchos corazones.
36 Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser. Ya era de edad muy avanzada, y había vivido con su esposo siete años desde su matrimonio;
37 y ahora de viuda hasta ochenta y cuatro años; la cual no se apartaba del templo, sirviendo de día y de noche con ayunos y oraciones.
38 En ese momento se presentó ella, y comenzó también a expresar su reconocimiento a Dios y a hablar de él a todos los que aguardaban la redención en Jerusalén.
El regreso a Nazaret
39 Así que acabaron de cumplir con todo, conforme a la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
40 Y el niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.
El niño Jesús en el templo
41 Sus padres iban cada año a Jerusalén a la fiesta de la pascua.
42 Cuando cumplió doce años de edad, subieron conforme a la costumbre de la fiesta,
43 y, después de haber acabado los días, al regresar ellos, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, pero no se dieron cuenta José y su madre,
44 sino que, suponiendo que iba en la caravana, hicieron un día de camino, y lo buscaban entre los parientes y los conocidos.
45 Y al no hallarle, regresaron a Jerusalén en busca suya.
46 Y aconteció que al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, no sólo escuchándoles, sino también haciéndoles preguntas;
47 y todos los que le estaban oyendo, quedaban atónitos ante su inteligencia y sus respuestas.
48 Cuando le vieron, se sorprendieron, y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? He aquí que tu padre y yo te buscábamos angustiados.
49 Él les dijo: ¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que yo debo estar en los asuntos de mi Padre?
50 Pero ellos no comprendieron la palabra que les habló.
51 Luego bajó con ellos, y vino a Nazaret; y continuaba sumiso a ellos. Y su madre conservaba cuidadosamente todas estas cosas en su corazón.
52 Y Jesús seguía progresando en sabiduría, en vigor y en gracia ante Dios y ante los hombres.
Predicación de Juan el Bautista
3 En el año decimoquinto del reinado de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Felipe tetrarca de la región de Iturea y de Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene,
2 durante el sumo sacerdocio de Anás y de Caifás, vino palabra de Dios sobre Juan el hijo de Zacarías, en el desierto.
3 Y recorrió toda la comarca del Jordán, proclamando un bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados;
4 como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías:
Voz de uno que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor;
Haced derechas sus sendas;
5 Todo valle será rellenado,
Y todo monte y collado será rebajado;
Lo tortuoso se hará recto,
Y lo áspero se convertirá en caminos suaves;
6 Y verá toda carne la salvación de Dios.
7 Decía, pues, a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: Engendros de víboras, ¿quién os advirtió que huyeseis de la ira inminente?
8 Producid, pues, frutos que correspondan a un sincero arrepentimiento; y no comencéis a decir entre vosotros mismos: Tenemos por padre a Abraham; porque os digo que de estas piedras puede Dios suscitar hijos a Abraham.
9 Y ya también el hacha está puesta junto a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no produce buen fruto se corta y se echa al fuego.
10 Y las multitudes le preguntaban, diciendo: ¿Qué, pues, haremos?
11 Y respondiendo, les decía: El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; y el que tenga qué comer, que haga lo mismo.
12 Vinieron también cobradores de impuestos a ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos?
13 Él les dijo: No exijáis más de lo que se os ha ordenado.
14 También unos soldados le preguntaban, diciendo: Y nosotros ¿qué haremos? Y les dijo: No intimidéis a nadie, ni denunciéis en falso para sacar dinero, y contentaos con vuestra paga.
15 Y como el pueblo estaba a la espera, y todos andaban pensando en su corazón acerca de Juan, si quizás él sería el Cristo,
16 Juan respondió y les dijo a todos: Yo os bautizo con agua; pero está viniendo el que es más fuerte que yo, al que yo no soy apto para desatarle la correa de sus sandalias; él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.
17 Ya tiene en la mano el aventador, y limpiará con esmero su era, y recogerá el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego inextinguible.
18 Y así, con muchas y variadas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.
19 Pero cuando censuró repetidamente a Herodes el tetrarca respecto de Herodías, la mujer de su hermano, y en relación con todas las maldades que Herodes había hecho,
20 a todas ellas añadió Herodes también esto: que encerró a Juan en la cárcel.
El bautismo de Jesucristo
21 Aconteció que, cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y mientras oraba, se abrió el cielo,
22 y descendió sobre él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y salió del cielo una voz que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti he puesto mi complacencia.
Genealogía de Jesucristo
23 Y Jesús mismo, al comenzar, tenía unos treinta años, siendo hijo, según se suponía, de José, el hijo de Elí,
24 el hijo de Matat, el hijo de Leví, el hijo de Melquí, el hijo de Janná, el hijo de José,
25 el hijo de Matatías, el hijo de Amós, el hijo de Nahúm, el hijo de Heslí, el hijo de Nangay,
26 el hijo de Maat, el hijo de Matatías, el hijo de Semeí, el hijo de José, el hijo de Judá,
27 el hijo de Joaná, el hijo de Resá, el hijo de Zorobabel, el hijo de Salatiel, el hijo de Nerí,
28 el hijo de Melquí, el hijo de Addí, el hijo de Cosam, el hijo de Elmadam, el hijo de Er,
29 el hijo de Josué, el hijo de Eliezer, el hijo de Jorim, el hijo de Matat,
30 el hijo de Leví, el hijo de Simeón, el hijo de Judá, el hijo de José, el hijo de Jonam, el hijo de Eliaquim,
31 el hijo de Melcá, el hijo de Mainán, el hijo de Matatá, el hijo de Natán,
32 el hijo de David, el hijo de Isay, el hijo de Obed, el hijo de Booz, el hijo de Salmón, el hijo de Naasón,
33 el hijo de Aminadab, el hijo de Aram, el hijo de Esrom, el hijo de Fares, el hijo de Judá,
34 el hijo de Jacob, el hijo de Isaac, el hijo de Abraham, el hijo de Taré, el hijo de Nacor,
35 el hijo de Serug, el hijo de Ragáu, el hijo de Péleg, el hijo de Éber, el hijo de Sala,
36 el hijo de Cainán, el hijo de Arfaxad, el hijo de Sem, el hijo de Noé, el hijo de Lámec,
37 el hijo de Matusalén, el hijo de Enoc, el hijo de Járed, el hijo de Maleleel, el hijo de Cainán,
38 el hijo de Enós, el hijo de Set, el hijo de Adán, el hijo de Dios.
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