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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Nueva Versión Internacional (NVI)
Version
1 Samuel 5-7

El arca en Asdod y Ecrón

Después de capturar el arca de Dios, los filisteos la llevaron de Ebenezer a Asdod y la pusieron junto a la estatua de Dagón, en el templo de ese dios. Al día siguiente, cuando los habitantes de Asdod se levantaron, vieron que la estatua de Dagón estaba tirada en el suelo, boca abajo, frente al arca del Señor. Así que la levantaron y la colocaron en su sitio. Pero al día siguiente, cuando se levantaron, volvieron a encontrar la estatua tirada en el suelo, boca abajo, frente al arca del Señor. Sobre el umbral estaban su cabeza y sus dos manos, separadas del tronco. Por eso, hasta el día de hoy, ninguno de los que entran en el templo de Dagón en Asdod, incluso los sacerdotes, pisan el umbral.

Entonces el Señor descargó su mano sobre la población de Asdod y sus alrededores, y los azotó con tumores. La gente de Asdod reconoció lo que estaba pasando y declaró: «El arca del Dios de Israel no puede quedarse en medio nuestro, porque ese Dios ha descargado su mano sobre nosotros y contra nuestro dios Dagón».

Así que convocaron a todos los gobernantes filisteos y les preguntaron:

—¿Qué vamos a hacer con el arca del Dios de Israel?

—Trasladen el arca del Dios de Israel a la ciudad de Gat —respondieron los jefes.

Y así lo hicieron.

Pero después de que la trasladaron, el Señor castigó a esa ciudad, afligiendo con una erupción de tumores a sus habitantes, desde el más pequeño hasta el mayor. Eso provocó un pánico horrible. 10 Entonces enviaron el arca de Dios a Ecrón, pero tan pronto como entró el arca en la ciudad, sus habitantes se pusieron a gritar: «¡Nos han traído el arca del Dios de Israel para matarnos a todos!». 11 Por eso convocaron a todos los jefes filisteos y protestaron: «¡Llévense el arca del Dios de Israel! ¡Devuélvanla a su lugar de origen, para que no nos mate a nosotros y a todos los nuestros!». Y es que el terror de la muerte se había apoderado de la ciudad, porque Dios había descargado su mano sobre ese lugar. 12 Los que no murieron fueron azotados por tumores, de modo que los gritos de la ciudad llegaban hasta el cielo.

Los filisteos devuelven el arca a Israel

El arca del Señor estuvo en territorio filisteo siete meses. Entonces los filisteos convocaron a los sacerdotes y a los adivinos para preguntarles:

—¿Qué vamos a hacer con el arca del Señor? Dígannos de qué modo hay que devolverla a su lugar.

—Si piensan devolverla —contestaron—, no la manden sin nada; tienen que presentarle a Dios un sacrificio por la culpa. Entonces recobrarán la salud y sabrán por qué Dios no ha dejado de castigarlos.

—¿Y qué debemos ofrecer como sacrificio por la culpa? —preguntaron los filisteos.

—Cinco figuras de oro en forma de tumor —respondieron aquellos— y otras cinco en forma de rata, conforme al número de jefes filisteos, pues la misma plaga los ha azotado a ustedes y a sus jefes. Así que hagan imágenes de los tumores y de las ratas que han devastado el país, y den honra al Dios de Israel. Tal vez suavice su castigo contra ustedes, sus dioses y su tierra. ¿Por qué se van a obstinar como lo hicieron los egipcios y el faraón? ¿No es cierto que Dios tuvo que hacerles daño para que dejaran ir a los israelitas?

»Ahora manden a construir una carreta nueva. Escojan también dos vacas con cría y que nunca hayan llevado yugo. Aten las vacas a la carreta, pero encierren los becerros en el establo. Tomen luego el arca del Señor y pónganla en la carreta. Coloquen una caja junto al arca, con los objetos de oro que van a entregarle a Dios como sacrificio por la culpa. Luego dejen que la carreta se vaya sola y obsérvenla. Si se va en dirección de Bet Semes, su propio territorio, eso quiere decir que el Señor es quien nos ha causado esta calamidad tan terrible. Pero si la carreta se desvía para otro lugar, sabremos que no fue él quien nos hizo daño, sino que todo ha sido por casualidad».

10 Así lo hicieron. Tomaron dos vacas con cría y las ataron a la carreta, pero encerraron los becerros en el establo. 11 Además, en la carreta pusieron el arca del Señor y la caja que contenía las figuras de ratas y de tumores de oro. 12 ¡Y las vacas se fueron mugiendo por todo el camino, directamente a Bet Semes! Siguieron esa ruta sin desviarse para ningún lado. Los jefes de los filisteos se fueron detrás de la carreta, hasta llegar al territorio de Bet Semes.

13 Los habitantes de Bet Semes, que estaban en el valle cosechando el trigo, alzaron la vista y, al ver el arca, se llenaron de alegría. 14 La carreta llegó hasta el campo de Josué de Bet Semes, donde había una gran piedra, y allí se detuvo. Entonces la gente del pueblo usó la madera de la carreta como leña y ofreció las vacas en holocausto al Señor. 15 Los levitas que habían descargado la carreta pusieron el arca del Señor sobre la gran piedra, junto con la caja que contenía las figuras de oro. Aquel día los habitantes de Bet Semes ofrecieron holocaustos y sacrificios al Señor. 16 Los cinco jefes filisteos vieron todo esto y regresaron a Ecrón ese mismo día.

17 Las figuras de oro en forma de tumor, que los filisteos entregaron al Señor como sacrificio por la culpa, correspondían a cada una de estas ciudades: Asdod, Gaza, Ascalón, Gat y Ecrón. 18 Así mismo, el número de las ratas de oro correspondía al de las ciudades filisteas que pertenecían a los cinco jefes, tanto las ciudades fortificadas como las aldeas sin murallas. Y la gran piedra donde depositaron el arca del Señor permanece hasta el día de hoy, como testimonio, en el campo de Josué de Bet Semes.

19 Algunos hombres de ese lugar se atrevieron a mirar dentro del arca del Señor, y Dios los mató. Fueron setenta[a] los que perecieron. El pueblo hizo duelo por el terrible castigo que el Señor había enviado, 20 y los habitantes de Bet Semes dijeron: «El Señor es un Dios santo. ¿Quién podrá presentarse ante él? ¿Y a dónde podremos enviar el arca para que no se quede entre nosotros?».

21 Así que mandaron este mensaje a los habitantes de Quiriat Yearín: «Los filisteos han devuelto el arca del Señor; vengan y llévensela». Los de Quiriat Yearín fueron a Bet Semes y se llevaron el arca del Señor a la casa de Abinadab, que estaba en una loma. Luego consagraron a su hijo Eleazar para que estuviera a cargo de ella.

Samuel derrota a los filisteos en Mizpa

El arca permaneció en Quiriat Yearín durante mucho tiempo, unos veinte años, y todo el pueblo de Israel buscaba con ansiedad al Señor. Por eso Samuel dijo al pueblo: «Si ustedes desean volverse al Señor de todo corazón, desháganse de los dioses extranjeros y de las imágenes de Astarté. Dedíquense totalmente a servir solo al Señor, y él los librará del poder de los filisteos». Así que los israelitas echaron fuera a los ídolos de Baal y a las imágenes de Astarté y sirvieron solo al Señor.

Luego Samuel ordenó: «Reúnan a todo Israel en Mizpa para que yo ruegue al Señor por ustedes». Cuando los israelitas se reunieron en Mizpa, sacaron agua y la derramaron ante el Señor. También ayunaron durante el día, y públicamente confesaron: «Hemos pecado contra el Señor». Fue en Mizpa donde Samuel comenzó a liderar a los israelitas.

Cuando los filisteos se enteraron de que los israelitas se habían reunido en Mizpa, los jefes filisteos marcharon contra Israel. Al darse cuenta de esto, los israelitas tuvieron miedo de los filisteos y dijeron a Samuel: «No dejes de clamar al Señor por nosotros, para que nos salve del poder de los filisteos». Samuel tomó entonces un cordero pequeño y lo ofreció en holocausto al Señor. Luego clamó al Señor en favor de Israel, y el Señor respondió.

10 Mientras Samuel ofrecía el sacrificio, los filisteos avanzaron para atacar a Israel. Pero aquel día el Señor lanzó grandes truenos contra los filisteos. Esto creó confusión entre ellos y cayeron derrotados ante los israelitas. 11 Entonces los israelitas persiguieron a los filisteos desde Mizpa hasta más allá de Bet Car, matándolos por el camino.

12 Después Samuel tomó una piedra, la colocó entre Mizpa y Sen, y la llamó Ebenezer,[b] «El Señor no ha dejado de ayudarnos».

13 Durante toda la vida de Samuel, el Señor manifestó su poder sobre los filisteos. Estos fueron subyugados por los israelitas y no volvieron a invadir su territorio. 14 Fue así como los israelitas recuperaron las ciudades que los filisteos habían capturado anteriormente, desde Ecrón hasta Gat, y libraron todo ese territorio del dominio de los filisteos. También hubo paz entre Israel y los amorreos.

15 Samuel siguió gobernando a Israel toda su vida. 16 Todos los años recorría las ciudades de Betel, Guilgal y Mizpa, y atendía los asuntos del país en esas regiones. 17 Luego regresaba a Ramá, donde residía, y desde allí lideraba a Israel. También allí erigió un altar al Señor.

Juan 6:1-21

Jesús alimenta a cinco mil personas(A)

Algún tiempo después, Jesús se fue a la otra orilla del lago de Galilea o de Tiberíades. Y mucha gente lo seguía porque veían las señales que hacía en los enfermos. Entonces subió Jesús a una colina y se sentó con sus discípulos. Faltaba muy poco tiempo para la fiesta judía de la Pascua.

Cuando Jesús alzó la vista y vio una gran multitud que venía hacia él, dijo a Felipe:

—¿Dónde vamos a comprar pan para que coma esta gente?

Esto lo dijo solo para ponerlo a prueba, porque él ya sabía lo que iba a hacer.

—Ni con el salario de más de seis meses de trabajo[a] podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno —respondió Felipe.

Otro de sus discípulos, Andrés, que era hermano de Simón Pedro, le dijo:

—Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?

10 —Hagan que se sienten todos —ordenó Jesús.

En ese lugar había mucha hierba, así que se sentaron. Los varones adultos eran como cinco mil. 11 Jesús tomó entonces los panes, dio gracias y distribuyó a los que estaban sentados todo lo que quisieron. Lo mismo hizo con los pescados.

12 Una vez que quedaron satisfechos, dijo a sus discípulos:

—Recojan los pedazos que sobraron, para que no se desperdicie nada.

13 Así que recogieron los pedazos que habían sobrado de los cinco panes de cebada y llenaron doce canastas.

14 Al ver la señal milagrosa que Jesús había realizado, la gente comenzó a decir: «En verdad este es el profeta que había de venir al mundo». 15 Pero Jesús, dándose cuenta de que querían llevárselo a la fuerza y declararlo rey, se retiró de nuevo a la montaña él solo.

Jesús camina sobre el agua(B)

16 Cuando ya anochecía, sus discípulos bajaron al lago, 17 subieron a una barca y comenzaron a cruzar el lago en dirección a Capernaúm. Para entonces ya había oscurecido y Jesús todavía no se les había unido. 18 Por causa del fuerte viento que soplaba, el lago estaba agitado. 19 Habrían remado unos cinco o seis kilómetros[b] cuando vieron que Jesús se acercaba a la barca, caminando sobre el agua, y se asustaron. 20 Pero él les dijo: «Soy yo. No tengan miedo». 21 Así que se dispusieron a recibirlo a bordo y enseguida la barca llegó a la playa, lugar al que se dirigían.

Salmos 106:13-31

13 Pero muy pronto olvidaron sus acciones
    y no esperaron a conocer sus planes.
14 En el desierto cedieron a sus propios deseos;
    en los páramos pusieron a prueba a Dios.
15 Y él les dio lo que pidieron,
    pero les envió una enfermedad devastadora.

16 En el campamento tuvieron envidia de Moisés
    y de Aarón, el que estaba consagrado al Señor.
17 Se abrió la tierra y se tragó a Datán;
    sepultó a los seguidores de Abirán.
18 Un fuego devoró a ese grupo;
    las llamas consumieron a los malvados.
19 En Horeb hicieron un becerro;
    se postraron ante un ídolo de fundición.
20 Cambiaron a quien era su gloria
    por la imagen de un toro que come hierba.
21 Se olvidaron del Dios que los salvó
    y que había hecho grandes cosas en Egipto:
22 milagros en la tierra de Cam
    y maravillas asombrosas junto al mar Rojo.
23 Dios amenazó con destruirlos,
    pero no lo hizo por Moisés, su escogido,
quien se puso ante él en la brecha
    e impidió que su ira los destruyera.

24 Despreciaron una tierra apetecible;
    no creyeron en la promesa de Dios.
25 Murmuraron en sus tiendas de campaña
    y no obedecieron al Señor.
26 Por tanto, él juró solemnemente con su mano en alto contra ellos
    para hacerlos caer en el desierto,
27 para hacer caer a sus descendientes entre las naciones
    y dispersarlos entre los países.

28 Se sometieron al yugo de Baal Peor
    y comieron sacrificios a los muertos.
29 Provocaron la ira del Señor con sus malvadas acciones
    y les sobrevino una plaga.
30 Pero Finés se levantó e intervino,
    y la plaga se detuvo.
31 Esto se le acreditó como un acto de justicia
    para siempre, por todas las generaciones.

Proverbios 14:32-33

32 El malvado cae por su propia maldad;
    el justo, aun en su muerte, halla refugio en Dios.[a]

33 En el corazón de los entendidos mora la sabiduría,
    pero los necios ni siquiera la conocen.[b]

Nueva Versión Internacional (NVI)

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