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The Daily Audio Bible

This reading plan is provided by Brian Hardin from Daily Audio Bible.
Duration: 731 days

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Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Jeremías 37-38

Encarcelamiento de Jeremías

37 Nabucodonosor, rey de Babilonia, puso como rey de Judá a Sedequías hijo de Josías, en lugar de Jeconías[a] hijo de Joacim. Pero ni Sedequías ni sus siervos ni la gente de Judá hicieron caso a las palabras que el Señor había hablado a través del profeta Jeremías. No obstante, el rey Sedequías envió a Jucal hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías hijo de Maseías a decirle al profeta Jeremías: «Ora por nosotros al Señor nuestro Dios».

Mientras tanto, Jeremías se movía con total libertad entre la gente, pues todavía no lo habían encarcelado. Por otra parte, el ejército del faraón había salido de Egipto. Y, cuando los babilonios, que estaban sitiando a Jerusalén, se enteraron de la noticia, emprendieron la retirada.

La palabra del Señor vino al profeta Jeremías: «Así dice el Señor, el Dios de Israel: “Decidle al rey de Judá que os mandó a consultarme: ‘El ejército del faraón, que salió para apoyaros, se volverá a Egipto. Los babilonios regresarán para atacar esta ciudad, y la capturarán y la incendiarán’ ”.

»Así dice el Señor: “No os hagáis ilusiones creyendo que los babilonios se van a retirar. ¡Os equivocáis! No se van a retirar. 10 Y aunque derrotaseis a todo el ejército babilonio, y solo quedaran en sus campamentos algunos hombres heridos, estos se levantarían e incendiarían esta ciudad”».

11 Cuando por causa de la incursión del ejército del faraón el ejército de Babilonia se retiró de Jerusalén, 12 Jeremías quiso trasladarse de Jerusalén al territorio de Benjamín para tomar posesión de una herencia. 13 Pero, al llegar a la puerta de Benjamín, un capitán de la guardia llamado Irías, hijo de Selemías y nieto de Jananías, detuvo al profeta Jeremías y lo acusó:

―¡Vas a pasarte a los babilonios!

14 Jeremías respondió:

―¡Mentira, no voy a pasarme a los babilonios!

Pero Irías no le hizo caso, sino que lo detuvo y lo llevó ante los jefes. 15 Estos estaban enfurecidos contra Jeremías, así que después de golpearlo lo encarcelaron en la casa del cronista Jonatán, ya que la habían convertido en prisión. 16 Así Jeremías fue encerrado en un calabozo subterráneo, donde permaneció mucho tiempo.

17 El rey Sedequías mandó que trajeran a Jeremías al palacio, y allí le preguntó en secreto:

―¿Has recibido alguna palabra del Señor?

―Sí —respondió Jeremías—, serás entregado en manos del rey de Babilonia.

18 A su vez, Jeremías le preguntó al rey Sedequías:

―¿Qué crimen he cometido contra ti, o contra tus ministros o este pueblo, para que me hayáis encarcelado? 19 ¿Dónde están vuestros profetas, los que profetizaban que el rey de Babilonia no os atacaría ni a vosotros ni a este país? 20 Pero ahora, te ruego que me prestes atención. Te pido que no me mandes de vuelta a la casa del cronista Jonatán, no sea que yo muera allí.

21 Entonces el rey Sedequías ordenó que pusieran a Jeremías en el patio de la guardia y que, mientras hubiera pan en la ciudad, todos los días le dieran una porción del pan horneado en la calle de los Panaderos. Así fue como Jeremías permaneció en el patio de la guardia.

Jeremías en la cisterna

38 Sefatías hijo de Matán, Guedalías hijo de Pasur, Jucal hijo de Selemías y Pasur hijo de Malquías oyeron que Jeremías le decía a todo el pueblo: «Así dice el Señor: “El que se quede en esta ciudad morirá de hambre, por la espada o por la peste. Pero el que se pase a los babilonios vivirá. ¡Se entregará como botín de guerra, pero salvará su vida!” Así dice el Señor: “Esta ciudad caerá en poder del ejército del rey de Babilonia, y será capturada”».

Los jefes le dijeron al rey:

―Hay que matar a este hombre. Con semejantes discursos está desmoralizando a los soldados y a todo el pueblo que aún queda en esta ciudad. Este hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia.

El rey Sedequías respondió:

―Lo dejo en vuestras manos. Ni yo, que soy el rey, puedo oponerme a vosotros.

Ellos tomaron a Jeremías y, bajándolo con cuerdas, lo echaron en la cisterna del patio de la guardia, la cual era de Malquías, el hijo del rey. Pero, como en la cisterna no había agua, sino lodo, Jeremías se hundió en él.

El etíope Ebedmélec, funcionario[b] de la casa real, se enteró de que habían echado a Jeremías en la cisterna. En cierta ocasión cuando el rey estaba participando en una sesión frente al portón de Benjamín, Ebedmélec salió del palacio real y le dijo:

―Mi rey y señor, estos hombres han actuado con saña. Han arrojado a Jeremías en la cisterna, y allí se morirá de hambre, porque ya no hay pan en la ciudad.

10 Entonces el rey ordenó al etíope Ebedmélec:

―Toma contigo tres[c] hombres, y rescata de la cisterna al profeta Jeremías antes de que se muera.

11 Ebedmélec lo hizo así, y fue al depósito de ropa[d] del palacio real, sacó de allí ropas y trapos viejos, y con unas sogas se los bajó a la cisterna a Jeremías. 12 Ebedmélec le dijo a Jeremías:

―Ponte en los sobacos estas ropas y trapos viejos para protegerte de las sogas.

Así lo hizo Jeremías. 13 Los hombres tiraron de las sogas y lo sacaron de la cisterna. Y Jeremías permaneció en el patio de la guardia.

Sedequías interroga a Jeremías

14 El rey Sedequías mandó que llevaran a Jeremías a la tercera entrada de la casa del Señor, y allí le dijo:

―Te voy a preguntar algo, y por favor no me ocultes nada.

15 Jeremías le respondió al rey:

―Si respondo a tu pregunta, lo más seguro es que me mates. Y, si te doy un consejo, no me vas a hacer caso.

16 Pero en secreto el rey Sedequías le hizo este juramento a Jeremías:

―¡Te juro por el Señor, que nos ha dado esta vida, que no te mataré ni te entregaré en manos de estos hombres que atentan contra tu vida!

17 Jeremías le dijo a Sedequías:

―Así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel: “Si te rindes ante los jefes del rey de Babilonia, salvarás tu vida, y esta ciudad no será incendiada; tú y tu familia viviréis. 18 Pero, si no te rindes ante los jefes del rey de Babilonia, la ciudad caerá bajo el poder de los caldeos, y será incendiada, y tú no tendrás escapatoria”.

19 El rey Sedequías respondió:

―Yo tengo terror a los judíos que se pasaron al bando de los babilonios, pues me pueden entregar en sus manos para que me torturen.

20 Jeremías le contestó:

―Obedece la voz del Señor que yo te estoy comunicando, y no caerás en manos de los babilonios. Así te irá bien, y salvarás tu vida. 21 Pero, si te empeñas en no rendirte, esta es la palabra que el Señor me ha revelado: 22 Todas las mujeres que aún quedan en el palacio del rey de Judá serán entregadas a los jefes del rey de Babilonia, y ellas mismas te echarán en cara:

»“Tus amigos más confiables
    te han engañado y te han vencido.
Tienes los pies hundidos en el fango,
    pues tus amigos te dieron la espalda”.

23 »Todas tus mujeres y tus hijos serán entregados a los babilonios, y ni tú podrás escapar, sino que caerás bajo el poder del rey de Babilonia, y la ciudad será incendiada».

24 Sedequías le contestó a Jeremías:

―Que nadie se entere de estas palabras, pues de lo contrario morirás. 25 Si los jefes se enteran de que yo hablé contigo, y vienen y te dicen: “Dinos ya lo que le has informado al rey, y lo que él te dijo; no nos ocultes nada, pues de lo contrario te mataremos”, 26 tú les dirás: “Vine a suplicarle al rey que no me mandara de vuelta a casa de Jonatán, a morir allí”.

27 Y así fue. Todos los jefes vinieron a interrogar a Jeremías, pero él les contestó de acuerdo con lo que el rey le había ordenado. Entonces lo dejaron tranquilo, porque nadie había escuchado la conversación. 28 Y Jeremías se quedó en el patio de la guardia hasta el día en que Jerusalén fue capturada.

La caída de Jerusalén(A)

Jerusalén fue tomada de la siguiente manera:

1 Timoteo 6

Todos los que aún son esclavos deben reconocer que sus amos merecen todo respeto; así evitarán que se hable mal del nombre de Dios y de nuestra enseñanza. Los que tienen amos creyentes no deben faltarles al respeto por ser hermanos. Al contrario, deben servirles todavía mejor, porque los que se benefician de sus servicios son creyentes y hermanos queridos. Esto es lo que debes enseñar y recomendar.

El amor al dinero

Si alguien enseña falsas doctrinas, apartándose de la sana enseñanza de nuestro Señor Jesucristo y de la doctrina que se ciñe a la verdadera religión,[a] es un obstinado que nada entiende. Ese tal padece del afán enfermizo de provocar discusiones inútiles que generan envidias, discordias, insultos, suspicacias y altercados entre personas de mente depravada, carentes de la verdad. Este es de los que piensan que la religión es un medio de obtener ganancias. Es cierto que con la verdadera religión se obtienen grandes ganancias, pero solo si uno está satisfecho con lo que tiene. Porque nada trajimos a este mundo, y nada podemos llevarnos. Así que, si tenemos ropa y comida, contentémonos con eso. Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción. 10 Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores.

Encargo de Pablo a Timoteo

11 Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de todo eso, y esmérate en seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la constancia y la humildad. 12 Pelea la buena batalla de la fe; haz tuya la vida eterna, a la que fuiste llamado y por la cual hiciste aquella admirable declaración de fe delante de muchos testigos. 13 Teniendo a Dios por testigo, el cual da vida a todas las cosas, y a Cristo Jesús, que dio su admirable testimonio delante de Poncio Pilato, te encargo 14 que guardes este mandato sin mancha ni reproche hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo, 15 la cual Dios a su debido tiempo hará que se cumpla.

Al único y bendito Soberano,
    Rey de reyes y Señor de señores,
16 al único inmortal,
    que vive en luz inaccesible,
    a quien nadie ha visto ni puede ver,
a él sea el honor y el poder eternamente. Amén.

17 A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos. 18 Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen. 19 De este modo atesorarán para sí un seguro caudal para el futuro y obtendrán la vida verdadera.

20 Timoteo, ¡cuida bien lo que se te ha confiado! Evita las discusiones profanas e inútiles, y los argumentos de la falsa ciencia. 21 Algunos, por abrazarla, se han desviado de la fe.

Que la gracia sea con vosotros.

Salmos 89:38-52

38 Pero tú has desechado, has rechazado a tu ungido;
    te has enfurecido contra él en gran manera.
39 Has revocado el pacto con tu siervo;
    has arrastrado por los suelos su corona.
40 Has derribado todas sus murallas
    y dejado en ruinas sus fortalezas.
41 Todos los que pasan lo saquean;
    ¡es motivo de burla para sus vecinos!
42 Has exaltado el poder de sus adversarios
    y llenado de gozo a sus enemigos.
43 Le has quitado el filo a su espada,
    y no lo has apoyado en la batalla.
44 Has puesto fin a su esplendor
    al derribar por tierra su trono.
45 Has acortado los días de su juventud;
    lo has cubierto con un manto de vergüenza. Selah

46 ¿Hasta cuándo, Señor, te seguirás escondiendo?
    ¿Va a arder tu ira para siempre, como el fuego?
47 ¡Recuerda cuán efímera es mi vida![a]
    Al fin y al cabo, ¿para qué creaste a los mortales?
48 ¿Quién hay que viva y no muera jamás,
    o que pueda escapar del poder del sepulcro? Selah
49 ¿Dónde está, Señor, tu amor de antaño,
    que en tu fidelidad juraste a David?
50 Recuerda, Señor, que se burlan de tus siervos;
    que llevo en mi pecho los insultos de muchos pueblos.
51 Tus enemigos, Señor, nos ultrajan;
    a cada paso ofenden a tu ungido.

52 ¡Bendito sea el Señor por siempre!

Amén y amén.

Proverbios 25:28

28 Como ciudad sin defensa y sin murallas
    es quien no sabe dominarse.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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