Chronological
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén. Salmo de David.
131 Señor, mi corazón no es orgulloso;
    mis ojos no son altivos.
No me intereso en cuestiones demasiado grandes
    o impresionantes que no puedo asimilar.
2 En cambio, me he calmado y aquietado,
    como un niño destetado que ya no llora por la leche de su madre.
    Sí, tal como un niño destetado es mi alma en mi interior.
3 Oh Israel, pon tu esperanza en el Señor,
    ahora y siempre.
Salmo de David.
138 Te doy gracias, oh Señor, con todo el corazón;
    delante de los dioses cantaré tus alabanzas.
2 Me inclino ante tu santo templo mientras adoro;
    alabo tu nombre por tu amor inagotable y tu fidelidad,
porque tus promesas están respaldadas
    por todo el honor de tu nombre.
3 En cuanto oro, tú me respondes;
    me alientas al darme fuerza.
4 Todos los reyes del mundo te darán gracias, Señor,
    porque cada uno de ellos escuchará tus palabras.
5 Así es, cantarán acerca de los caminos del Señor,
    porque la gloria del Señor es muy grande.
6 Aunque el Señor es grande, se ocupa de los humildes,
    pero se mantiene distante de los orgullosos.
7 Aunque estoy rodeado de dificultades,
    tú me protegerás del enojo de mis enemigos.
Extiendes tu mano,
    y el poder de tu mano derecha me salva.
8 El Señor llevará a cabo los planes que tiene para mi vida,
    pues tu fiel amor, oh Señor, permanece para siempre.
    No me abandones, porque tú me creaste.
Para el director del coro: salmo de David.
139 Oh Señor, has examinado mi corazón
    y sabes todo acerca de mí.
2 Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto;
    conoces mis pensamientos, aun cuando me encuentro lejos.
3 Me ves cuando viajo
    y cuando descanso en casa.
    Sabes todo lo que hago.
4 Sabes lo que voy a decir
    incluso antes de que lo diga, Señor.
5 Vas delante y detrás de mí.
    Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza.
6 Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
    ¡es tan elevado que no puedo entenderlo!
7 ¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu!
    ¡Jamás podría huir de tu presencia!
8 Si subo al cielo, allí estás tú;
    si desciendo a la tumba,[a] allí estás tú.
9 Si cabalgo sobre las alas de la mañana,
    si habito junto a los océanos más lejanos,
10 aun allí me guiará tu mano
    y me sostendrá tu fuerza.
11 Podría pedirle a la oscuridad que me ocultara,
    y a la luz que me rodea, que se convierta en noche;
12     pero ni siquiera en la oscuridad puedo esconderme de ti.
Para ti, la noche es tan brillante como el día.
    La oscuridad y la luz son lo mismo para ti.
13 Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo
    y me entretejiste en el vientre de mi madre.
14 ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo!
    Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.
15 Tú me observabas mientras iba cobrando forma en secreto,
    mientras se entretejían mis partes en la oscuridad de la matriz.
16 Me viste antes de que naciera.
    Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro.
Cada momento fue diseñado
    antes de que un solo día pasara.
17 Qué preciosos son tus pensamientos acerca de mí,[b] oh Dios.
    ¡No se pueden enumerar!
18 Ni siquiera puedo contarlos;
    ¡suman más que los granos de la arena!
Y cuando despierto,
    ¡todavía estás conmigo!
19 ¡Oh Dios, si tan solo destruyeras a los perversos!
    ¡Lárguense de mi vida, ustedes asesinos!
20 Blasfeman contra ti;
    tus enemigos hacen mal uso de tu nombre.
21 Oh Señor, ¿no debería odiar a los que te odian?
    ¿No debería despreciar a los que se te oponen?
22 Sí, los odio con todas mis fuerzas,
    porque tus enemigos son mis enemigos.
23 Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
    pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan.
24 Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda
    y guíame por el camino de la vida eterna.
Salmo de David.
143 Oye mi oración, oh Señor;
    ¡escucha mi ruego!
    Respóndeme, porque eres fiel y justo.
2 No lleves a juicio a tu siervo,
    porque ante ti nadie es inocente.
3 El enemigo me ha perseguido;
    me ha tirado al suelo
    y me obliga a vivir en la oscuridad como los que están en la tumba.
4 Estoy perdiendo toda esperanza;
    quedo paralizado de miedo.
5 Recuerdo los días de antaño.
    Medito en todas tus grandes obras
    y pienso en lo que has hecho.
6 A ti levanto mis manos en oración;
    tengo sed de ti como la tierra reseca tiene sed de lluvia. Interludio
7 Ven pronto, Señor, y respóndeme,
    porque mi abatimiento se profundiza.
No te apartes de mí,
    o moriré.
8 Hazme oír cada mañana acerca de tu amor inagotable,
    porque en ti confío.
Muéstrame por dónde debo andar,
    porque a ti me entrego.
9 Rescátame de mis enemigos, Señor;
    corro a ti para que me escondas.
10 Enséñame a hacer tu voluntad,
    porque tú eres mi Dios.
Que tu buen Espíritu me lleve hacia adelante
    con pasos firmes.
11 Para gloria de tu nombre, oh Señor, preserva mi vida;
    por tu fidelidad, sácame de esta angustia.
12 En tu amor inagotable, silencia a todos mis enemigos
    y destruye a todos mis adversarios,
    porque soy tu siervo.
Salmo de David.
144 Alaben al Señor, mi roca.
    Él entrena mis manos para la guerra
    y da destreza a mis dedos para la batalla.
2 Él es mi aliado amoroso y mi fortaleza,
    mi torre de seguridad y quien me rescata.
Es mi escudo, y en él me refugio.
    Hace que las naciones se sometan[a] a mí.
3 Oh Señor, ¿qué son los seres humanos para que te fijes en ellos,
    los simples mortales para que te preocupes por ellos?
4 Pues son como un suspiro;
    sus días son como una sombra pasajera.
5 Abre los cielos, Señor, y desciende;
    toca las montañas para que echen humo.
6 ¡Lanza tus rayos y esparce a tus enemigos!
    ¡Dispara tus flechas y confúndelos!
7 Alcánzame desde el cielo y rescátame;
    sálvame de las aguas profundas,
    del poder de mis enemigos.
8 Su boca está llena de mentiras;
    juran decir la verdad pero, al contrario, mienten.
9 ¡Te entonaré una nueva canción, oh Dios!
    Cantaré tus alabanzas con un arpa de diez cuerdas.
10 ¡Pues tú concedes la victoria a los reyes!
    Rescataste a tu siervo David de la espada mortal.
11 ¡Sálvame!
    Rescátame del poder de mis enemigos.
Su boca está llena de mentiras;
    juran decir la verdad pero, al contrario, mienten.
12 Que nuestros hijos florezcan en su juventud
    como plantas bien nutridas;
que nuestras hijas sean como columnas elegantes,
    talladas para embellecer un palacio.
13 Que nuestros graneros estén llenos
    de toda clase de cosechas;
que los rebaños en nuestros campos se multipliquen de a miles,
    y hasta de a diez miles,
14     y que nuestros bueyes estén muy cargados de alimentos.
Que ningún enemigo penetre nuestras murallas,
    ni nos lleve cautivos,
    ni haya gritos de alarma en las plazas de nuestras ciudades.
15 ¡Felices los que viven así!
    Felices de verdad son los que tienen a Dios como el Señor.
[b]Salmo de alabanza de David.
145 Te exaltaré, mi Dios y Rey,
    y alabaré tu nombre por siempre y para siempre.
2 Te alabaré todos los días;
    sí, te alabaré por siempre.
3 ¡Grande es el Señor, el más digno de alabanza!
    Nadie puede medir su grandeza.
4 Que cada generación cuente a sus hijos de tus poderosos actos
    y que proclame tu poder.
5 Meditaré en la gloria y la majestad de tu esplendor,
    y en tus maravillosos milagros.
6 Tus obras imponentes estarán en boca de todos;
    proclamaré tu grandeza.
7 Todos contarán la historia de tu maravillosa bondad;
    cantarán de alegría acerca de tu justicia.
8 El Señor es misericordioso y compasivo,
    lento para enojarse y lleno de amor inagotable.
9 El Señor es bueno con todos;
    desborda compasión sobre toda su creación.
10 Todas tus obras te agradecerán, Señor,
    y tus fieles seguidores te darán alabanza.
11 Hablarán de la gloria de tu reino;
    darán ejemplos de tu poder.
12 Contarán de tus obras poderosas
    y de la majestad y la gloria de tu reinado.
13 Pues tu reino es un reino eterno;
    gobiernas de generación en generación.
El Señor siempre cumple sus promesas;
    es bondadoso en todo lo que hace.[c]
14 El Señor ayuda a los caídos
    y levanta a los que están agobiados por sus cargas.
15 Los ojos de todos buscan en ti la esperanza;
    les das su alimento según la necesidad.
16 Cuando abres tu mano,
    sacias el hambre y la sed de todo ser viviente.
17 El Señor es justo en todo lo que hace;
    está lleno de bondad.
18 El Señor está cerca de todos los que lo invocan,
    sí, de todos los que lo invocan de verdad.
19 Él concede los deseos de los que le temen;
    oye sus gritos de auxilio y los rescata.
20 El Señor protege a todos los que lo aman,
    pero destruye a los perversos.
21 Alabaré al Señor,
    y que todo el mundo bendiga su santo nombre
    por siempre y para siempre.
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