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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Lucas 24

La noticia de la resurrección

(Mt 28:1-10; Mr 16:1-8; Jn 20:1-10)

24 Muy temprano el domingo en la mañana, las mujeres fueron al sepulcro. Llevaban las especias aromáticas que habían preparado. Encontraron que había sido quitada la piedra que tapaba la entrada del sepulcro. Entraron, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. Las mujeres no entendían lo que estaba pasando, cuando de repente dos hombres vestidos con ropa muy brillante se aparecieron de pie, junto a ellas. Las mujeres tenían mucho miedo y se postraron rostro en tierra. Los hombres les dijeron:

—¿Por qué están buscando entre los muertos al que está vivo? Jesús no está aquí. Ha resucitado. ¿No recuerdan lo que les dijo en Galilea? Les dijo que el Hijo del hombre debía ser entregado en manos de pecadores, ser crucificado y resucitar al tercer día.

Entonces las mujeres recordaron las palabras de Jesús. Se fueron del sepulcro y les contaron todo a los once apóstoles y a los otros seguidores. 10 Estas mujeres eran María Magdalena, Juana, María la mamá de Santiago, y otras más. Cuando les contaron a los apóstoles lo que había pasado, 11 no les creyeron porque les pareció que era un disparate. 12 Sin embargo, Pedro se levantó y corrió hacia el sepulcro. Se agachó para ver adentro, pero sólo vio la tela con la que habían envuelto el cuerpo. Luego se fue preguntándose qué había pasado.[a]

En el camino hacia Emaús

(Mr 16:12-13)

13 Ese mismo día, dos de los seguidores de Jesús iban hacia un pueblo llamado Emaús que queda a unos once kilómetros[b] de Jerusalén. 14 Iban hablando de todo lo que había pasado. 15 Mientras discutían, Jesús mismo se acercó y empezó a caminar con ellos, 16 pero no les fue permitido reconocer a Jesús. 17 Entonces Jesús les dijo:

—¿De qué tanto hablan por el camino?

Los hombres se detuvieron muy tristes. 18 El que se llamaba Cleofás respondió:

—¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no se ha enterado de lo que ha pasado en ella en estos días?

19 Jesús les dijo:

—¿Qué quieren decir?

Ellos le respondieron:

—Nos referimos a todo lo que sucedió con Jesús de Nazaret, quien por sus hechos y palabras demostró ante Dios y la gente que era un profeta poderoso. 20 Y cómo los jefes de los sacerdotes y nuestros líderes lo entregaron para que lo sentenciaran a muerte y lo crucificaran. 21 Teníamos la esperanza de que él fuera el que iba a liberar a Israel. Sin embargo, además de todo eso, este ya es el tercer día desde que sucedió todo esto, 22 y algunas mujeres de nuestro grupo nos contaron algo asombroso. Esta mañana muy temprano fueron al sepulcro, 23 pero no encontraron el cuerpo. Vinieron y nos dijeron que habían visto ángeles en una visión. Los ángeles les dijeron que Jesús estaba vivo. 24 Entonces algunos de los que estaban con nosotros fueron a ver el sepulcro y lo encontraron tal y como las mujeres habían dicho, pero no vieron a Jesús.

25 Entonces Jesús les dijo:

—¡No sean tan tontos! ¿Por qué les cuesta tanto creer todo lo que dijeron los profetas? 26 ¿Acaso no dijeron que el Mesías tendría que sufrir todo eso antes de dar comienzo a su período de gloria?

27 Entonces Jesús les explicó todo lo que había sido escrito sobre él en las Escrituras, empezando con los libros de Moisés y todos los profetas. 28 Al acercarse al pueblo al que iban, Jesús hizo como que iba a seguir de largo. 29 Pero ellos le rogaron con insistencia:

—Quédate con nosotros, porque ya está atardeciendo. Ya casi es de noche.

Entonces Jesús entró y se quedó con ellos. 30 Cuando estaba a la mesa con ellos, tomó el pan, dio gracias a Dios, lo partió y se lo dio a ellos. 31 En ese preciso instante les fue permitido reconocerlo, pero él desapareció. 32 Los dos hombres se dijeron entre sí:

—¡Con razón sentíamos que el corazón nos ardía de emoción cuando nos venía hablando y explicando las Escrituras en el camino!

33 Entonces se pusieron de pie de inmediato y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con ellos, 34 y dijeron:

—¡En verdad el Señor ha resucitado! Se le ha aparecido a Simón.

35 Entonces los dos hombres les contaron a los demás lo que había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús cuando estaba partiendo el pan.

Jesús se aparece a sus seguidores

(Mt 28:16-20; Mr 16:14-18; Jn 20:19-23; Hch 1:6-8)

36 Mientras los seguidores estaban hablando de todo esto, Jesús se les apareció, y les dijo:

—Que la paz esté con ustedes.

37 Entonces ellos se asustaron y aterrorizaron pensando que estaban viendo a un fantasma, 38 pero Jesús les dijo:

—¿Por qué están tan asustados? ¿Por qué dudan de lo que ven? 39 Miren mis pies y mis manos. ¡Soy yo! Tóquenme y vean que mi cuerpo está con vida. Los fantasmas no tienen cuerpo.

40 Diciendo esto, les mostró los huecos de sus manos y pies. 41 Los seguidores seguían tan asombrados y felices que no podían creerlo. Jesús les preguntó:

—¿Tienen comida aquí?

42 Le dieron un pedazo de pescado asado. 43 Jesús tomó el pescado y lo comió delante de ellos. 44 Luego les dijo:

—Esto es lo que les había anunciado cuando todavía estaba con ustedes: que todo lo que está escrito sobre mí en la ley de Moisés, los libros de los profetas y en los Salmos tiene que cumplirse.

45 Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras,[c] 46 y les dijo:

—Está escrito que el Mesías tenía que morir y resucitar al tercer día, 47 y que en su nombre se anunciará a todas las naciones que cambien y se vuelvan a Dios para el perdón de los pecados. Empiecen desde Jerusalén 48 pues ustedes son testigos de todo esto. 49 Ahora les enviaré lo que mi Padre les ha prometido, pero quédense en Jerusalén hasta que reciban poder del cielo.

Jesús vuelve a los cielos

(Mr 16:19-20; Hch 1:9-11)

50 Después Jesús llevó a sus seguidores fuera de Jerusalén, casi hasta Betania y, levantando las manos, los bendijo. 51 Mientras los estaba bendiciendo, se separó de ellos y fue llevado al cielo. 52 Entonces los seguidores lo adoraron y luego regresaron muy felices a Jerusalén; 53 y estaban en el área del templo alabando continuamente a Dios.

Juan 20-21

El sepulcro vacío

(Mt 28:1-10; Mr 16:1-8; Lc 24:1-12)

20 Muy temprano el domingo en la mañana, estando aun oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que estaba corrida la piedra que tapaba la entrada. Entonces se fue corriendo a ver a Simón Pedro y al seguidor a quien Jesús quería mucho, y les dijo:

—¡Sacaron el cuerpo de Jesús del sepulcro! No sabemos dónde lo pusieron.

Pedro y el otro seguidor salieron y fueron al sepulcro. Estaban corriendo juntos pero el otro seguidor corría más rápido que Pedro y llegó primero al sepulcro. Se agachó y vio ahí las vendas de lino, pero no entró. Después llegó Simón Pedro, entró al sepulcro y vio las vendas. Vio también la tela en que habían envuelto la cabeza de Jesús. Estaba enrollada aparte. Entonces entró el otro seguidor que había llegado antes al sepulcro, vio todo y creyó. Estos seguidores todavía no habían caído en cuenta de que las Escrituras decían que Jesús tenía que resucitar.

Jesús se aparece a María Magdalena

(Mr 16:9-11)

10 Luego estos seguidores regresaron a los suyos. 11 María estaba llorando afuera del sepulcro y mientras lloraba, se agachó para ver adentro. 12 Vio a dos ángeles vestidos de blanco. Uno estaba sentado a la cabeza y el otro sentado a los pies de donde había estado el cuerpo de Jesús. 13 Ellos le preguntaron:

—Mujer, ¿por qué estás llorando?

Ella respondió:

—Han sacado el cuerpo de mi Señor y no sé dónde lo han puesto.

14 Cuando María dijo esto, ella se volvió y vio a Jesús de pie allí, pero ella no sabía que él era Jesús. 15 Jesús le preguntó:

—Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?

Ella creyó que era el jardinero y le dijo:

—Señor, si usted lo sacó del sepulcro, dígame dónde lo puso y yo iré por él.

16 Jesús le dijo:

—¡María!

Ella se volvió y le dijo en arameo:

¡Rabuni! (que significa: Maestro).

17 Jesús le dijo:

—No trates de retenerme, porque todavía no he subido a mi Padre. Mejor ve a ver a mis hermanos y diles: “Voy a subir a mi Padre y Dios, que es también su Padre y Dios”.

18 María Magdalena fue y les dijo a los seguidores: «¡Vi al Señor!» Y les dijo lo que él le había dicho.

Jesús se aparece a sus seguidores

(Mt 28:16-20; Mr 16:14-18; Lc 24:36-49)

19 Esa misma tarde del primer día de la semana, los seguidores cerraron las puertas del lugar donde estaban porque les tenían miedo a los judíos. Entonces Jesús vino y estando en medio de ellos, les dijo:

—Que la paz esté con ustedes.

20 Diciendo esto, les mostró sus manos y su costado. Se alegraron mucho cuando lo vieron. 21 Entonces otra vez les dijo:

—La paz sea con ustedes. Así como me envió el Padre, yo también los envío a ustedes.

22 Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo:

—Reciban el Espíritu Santo. 23 Cualquier pecado de la gente que ustedes perdonen, Dios también perdonará ese pecado, y cualquier pecado que no perdonen, Dios tampoco perdonará ese pecado.

Jesús se aparece a Tomás

24 Tomás no estaba con ellos cuando vino Jesús. Él era uno de los doce seguidores, al que llamaban el Gemelo[a]. 25 Los otros seguidores le dijeron:

—¡Vimos al Señor!

Pero él les dijo:

—No creeré a menos que vea la marca de los clavos en sus manos, y meta mi dedo en el lugar de los clavos y mi mano en su costado.

26 Una semana después, los seguidores estaban otra vez en la casa. Esta vez Tomás estaba con ellos. Aunque las puertas estaban con llave, Jesús entró y se puso en medio de ellos y dijo:

—La paz sea con ustedes.

27 Después le dijo a Tomás:

—Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Extiende tu mano y métela en este lado de mi cuerpo. Ya deja de dudar y cree.

28 Tomás le contestó:

—¡Mi Señor y mi Dios!

29 Jesús le dijo:

—¿Tú creíste porque me viste? Afortunados los que creen sin haber visto.

El porqué de este libro

30 Jesús también hizo muchas otras señales milagrosas en presencia de sus seguidores, pero no están escritas en este libro. 31 Sin embargo, estas se escribieron para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengan vida por medio de él.

Jesús se aparece a siete seguidores

21 Después de esto, Jesús se les apareció otra vez a los seguidores. Sucedió en el lago Tiberias[b] de esta manera: Simón Pedro, Tomás llamado el Gemelo, Natanael que era de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos seguidores suyos estaban juntos. Simón Pedro les dijo:

—Voy a pescar.

Ellos le dijeron:

—Nosotros vamos contigo.

Entonces fueron y subieron en el bote, pero no pescaron nada esa noche.

Ya era de mañana cuando Jesús vino y se paró en la orilla, pero los seguidores no sabían que era él. Entonces Jesús les preguntó:

—Muchachos, ¿tienen pescados?

Ellos le contestaron:

—No.

Jesús les dijo:

—Lancen la red por el lado derecho de la barca y encontrarán algunos.

Así que la lanzaron, pero no pudieron subirla a la barca porque tenía muchos peces. Entonces el seguidor al que Jesús quería mucho le dijo a Pedro:

—¡Es el Señor!

Al oír que era el Señor, Simón Pedro se vistió, pues se había quitado la ropa para trabajar, y se tiró al agua. Pero los otros seguidores llegaron a la orilla en la barca, arrastrando la red llena de pescados. No estaban muy lejos de la orilla, sólo como a 100 metros. Cuando llegaron a tierra, vieron encendida una hoguera hecha con carbón. Había pescado y pan encima. 10 Jesús les dijo:

—Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar.

11 Simón Pedro fue a la barca y arrastró la red llena de grandes pescados: 153. Aunque estaba muy pesada, no se rompió. 12 Jesús les dijo:

—¡Vengan y desayunen!

Ninguno de los seguidores se atrevió a preguntarle quién era, pero sabían que era el Señor. 13 Jesús fue, tomó el pan y se los repartió. Hizo lo mismo con el pescado. 14 Esta fue la tercera vez que Jesús se les apareció a los seguidores después de que se levantó de entre los muertos.

Jesús habla con Pedro

15 Cuando acabaron de desayunar, Jesús le dijo a Simón Pedro:

—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más de lo que me aman ellos?

Pedro le contestó:

—Sí, Señor. Tú sabes que te amo.

Jesús le dijo:

—Cuida a mis ovejas[c].

16 Jesús le dijo por segunda vez:

—Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

Pedro le contestó:

—Sí, Señor. Tú sabes que te amo.

Jesús le dijo:

—Cuida a mis ovejas.

Jesús le dijo por tercera vez:

17 —Simón, hijo de Juan, ¿me amas?

Pedro se puso triste porque Jesús le había preguntado ya tres veces si lo amaba. Entonces Pedro le dijo:

—Señor, tú lo sabes todo. Sabes que te amo.

Jesús le dijo:

—Cuida a mis ovejas. 18 Te digo la verdad: cuando eras joven te vestías solo e ibas a donde querías. Pero cuando te vuelvas viejo estirarás tus manos y alguien más te va a vestir. Después te llevará a donde no quieras ir.

19 Él dijo esto para mostrar cómo iba a morir Pedro para dar honra a Dios. Después de decir esto, Jesús le dijo:

—¡Sígueme!

20 Pedro se volvió y vio que el seguidor al que Jesús tanto quería los estaba siguiendo. Se trataba del mismo que cuando estaban en la cena se acercó más a Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es el que te va a traicionar?» 21 Entonces cuando Pedro lo vio, le dijo a Jesús:

—Señor, ¿qué va a pasar con él?

22 Jesús le dijo:

—Si quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿qué tiene eso que ver contigo? ¡Tú sígueme!

23 Por eso corrió el rumor entre los hermanos que ese seguidor no moriría. Pero Jesús no dijo eso, sino que dijo: «Si quiero que él se quede aquí hasta que yo venga, ¿qué tiene eso que ver contigo?»

24 Este es el seguidor que da testimonio de todas estas cosas, y el que las escribió. Nosotros sabemos que su testimonio es verídico.

25 También hay muchas otras cosas que Jesús hizo. Si todas ellas estuvieran escritas en libros, supongo que en el mundo entero no cabrían los libros.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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