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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Ezequiel 20-21

Historia de la rebeldía de Israel

20 El día diez del mes quinto del año séptimo[a], unos jefes de Israel vinieron a consultar al SEÑOR, y se sentaron frente a mí. El SEÑOR me dijo: «Hijo de hombre, diles a los jefes de Israel que yo, el Señor DIOS, les digo: “¿Así que vienen a consultarme? ¡Pues prometo por mí mismo que no les daré ningún mensaje! afirma el Señor DIOS”. Júzgalos tú, hijo de hombre, y hazles ver los hechos horribles de sus antepasados e infórmales de tu veredicto. Diles que el Señor DIOS dice: El día que elegí a Israel, con la mano en alto hice un juramento a los descendientes de la casa de Jacob. Hice un pacto con ellos en la tierra de Egipto con mi mano en alto, diciendo: “Yo, el SEÑOR, soy su Dios”. Y ese día con la mano en alto juré sacarlos de la tierra de Egipto y llevarlos a la tierra que yo mismo había explorado, tierra que rebosa de leche y de miel. ¡La más hermosa de todas! Entonces les dije que tiraran esos repugnantes ídolos que tienen frente a sus narices. No se contaminen con esos ídolos porque yo, el SEÑOR, soy su Dios.

»Pero ellos se rebelaron contra mí y prefirieron no escucharme. Nadie se deshizo de los repugnantes ídolos que tiene frente a sus narices y nadie abandonó a los ídolos de Egipto. Por eso pensé azotarlos con toda la fuerza de mi ira cuando todavía estaban en Egipto. Sin embargo, no los castigué. Al contrario, ya había anunciado a los egipcios que iba a rescatar a mi pueblo. Por eso los saqué de allí y los llevé al desierto para defender mi buen nombre ante todo el mundo. 10 Yo los saqué de Egipto y los llevé al desierto. 11 Allí les di mis leyes y decretos con la promesa de que todo aquel que obedeciera, viviría. 12 Hasta les di los días de reposo consagrados como un pacto entre ellos y yo, para mostrarles que yo, el SEÑOR, soy el que los consagra. 13 Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto. No siguieron mis leyes y rechazaron los decretos que les darían vida si los obedecían. Con frecuencia ignoraban mis días de descanso consagrados. Así que pensé azotarlos con mi ira y destruirlos en el desierto. 14 Pero no los destruí porque yo quería defender mi fama de Salvador ante el resto del mundo, ya que habían visto que yo rescaté a Israel de Egipto.

15 »Puse mi mano en alto en el desierto y juré que no los llevaría a la tierra que tenía para ellos, la tierra donde rebosa de leche y de miel, ¡la más hermosa de todas! 16 Lo hice así porque ellos rechazaron mis decretos y no obedecieron mis leyes. Profanaron mis días de descanso consagrados porque en su corazón ya servían a sus ídolos repugnantes.

17 »Pero yo les mostré misericordia al no destruirlos. No los extinguí completamente en el desierto 18 sino que les dije a sus hijos que no vivieran como sus padres, que no cumplieran las leyes que sus padres obedecieron, que no siguieran sus costumbres y que no se contaminaran con sus ídolos repugnantes. 19 Yo, el SEÑOR, soy su Dios. Así que obedezcan mis leyes, mantengan mis decretos, 20 respeten mis días de descanso consagrados como señal del pacto entre ustedes y yo y para que aprendan que yo, el SEÑOR, soy su Dios.

21 »Pero entonces los hijos se rebelaron contra mí, no obedecieron mis leyes, ni mantuvieron mis decretos, ni cumplieron las normas que les darían vida. Hasta profanaron mis días de reposo consagrados. Así que pensé azotarlos con toda la fuerza de mi ira y destruirlos en el desierto. 22 Pero me contuve para seguir manteniendo mi buen nombre entre las naciones de donde los saqué. 23 Hasta levanté mi mano contra ellos en el desierto y prometí esparcirlos entre las naciones y entre todos los países. 24 Porque no obedecieron mis decretos, sino que rechazaron mis leyes, ignoraron mis días de descanso consagrados y siguieron a los repugnantes ídolos de sus padres. 25 Hasta les di leyes que no eran buenas y decretos que no daban vida. 26 Los contaminé con sus propias ofrendas, dejándoles que ofrecieran a sus hijos mayores en sacrificio. Lo hice para destruirlos y para que aprendan que yo soy el SEÑOR.

27 »Así que, hijo de hombre, háblale al pueblo de Israel y dile que el Señor DIOS dice: Además de todo esto, sus antepasados siguieron mostrando el desprecio que me tenían con sus constantes rebeliones contra mí. 28 Pero a pesar de todo los llevé a la tierra que había prometido darles. Pero en cada monte alto que veían y bajo cada árbol verde ofrecían sacrificios a sus ídolos. Ahí ofrecían sus sacrificios de ira[b], quemaban incienso y vertían sus ofrendas líquidas. 29 Entonces les pregunté: ¿Qué significa ese santuario pagano[c] al que van? Y así se quedó ese lugar pagano de adoración porque hasta la fecha lo llaman Santuario Pagano[d].

30 »Por lo tanto, dile a la casa de Israel que el Señor DIOS dice: ¿Todavía están contaminándose como sus antepasados y prostituyéndose con sus repugnantes ídolos? ¡Sí! 31 Hasta la fecha, se contaminan con sus ídolos, presentan ofrendas pasando a sus hijos por el fuego, ¡y aun así esperan que les permita venir a mí en busca de consejo! ¡Pueblo de Israel, Yo, el Señor DIOS, prometo por mí mismo que no lo permitiré! 32 Pero la idea que traen en la mente no se hará realidad porque dicen: Seamos como las demás naciones, como los pueblos de otros países que sirven a ídolos de madera y piedra. 33 ¡Prometo por mí mismo, digo yo, el Señor DIOS, que aunque sea necesaria una mano de hierro y una explosión de ira, yo seré quien reine sobre ustedes! 34 Con mano de hierro y una explosión de ira los retiraré de las naciones y los reuniré de entre todos los países donde los he esparcido. 35 ¡Los llevaré al desierto y los juzgaré cara a cara con ustedes! 36 Así como juzgué a sus antepasados en el desierto de Egipto, así también los juzgaré a ustedes. Esta es una afirmación del Señor DIOS. 37 Te haré pasar bajo el bastón y te forzaré a someterte a las obligaciones del pacto. 38 Entonces apartaré a los rebeldes y a los que continúan rebelándose contra mí de su tierra. Los sacaré y no pondrán pie en suelo israelita. ¡Entonces aprenderán que yo soy el SEÑOR!

39 »Así dice el Señor DIOS: En cuanto a ustedes, familia de Israel, hagan lo que les dé la gana. Ya que no me quieren escuchar, de ahora en adelante cada uno siga sus ídolos y adórenlos, pero en cuanto a mí yo no aceptaré más sus ofrendas porque ustedes profanan mi nombre cuando me traen ofrendas y al mismo tiempo adoran ídolos. 40 ¡Porque, dice el Señor DIOS: En el monte santo, en el monte elevado de Israel, todo el pueblo de Israel me adorará! Allí, en esa tierra los aceptaré y dejaré que me busquen y yo les responderé cuando me traigan ofrendas y sacrificios santos. 41 Los aceptaré a ustedes como una ofrenda de olor fragante cuando los haga salir de entre los pueblos. Las naciones me darán honra cuando los reúna a ustedes desde las tierras a donde los dispersé. 42 Cuando los devuelva a Israel, la tierra que les prometí a sus antepasados, sabrán que yo soy el SEÑOR. 43 Entonces recordarán cómo vivían y todo lo malo que hicieron y experimentaron; sentirán asco de toda la maldad que practicaron y se les quitarán las ganas de volver a hacerlo. 44 Entonces, pueblo de Israel, aprenderás que yo soy el SEÑOR, cuando te trate de una manera que honre mi nombre en vez de castigarte conforme a tu maldad y a las cosas destructivas que hiciste. El Señor DIOS lo ha dicho».

45 Después el SEÑOR me dijo: 46 «Hijo de hombre, ve hacia Temán, al sur, y habla contra Darom, profetiza contra el bosque del Néguev.[e] 47 Dile al bosque del Néguev que el SEÑOR dice: “Así dice el SEÑOR Dios: Mira, voy a encender un fuego dentro de ti que consumirá tanto a los árboles verdes como a los secos. Nada podrá extinguir esta llama, que irá por toda la tierra y la encenderá, de norte a sur. 48 Entonces todos verán que yo, el SEÑOR, soy quien la enciende y nada la extinguirá”».

49 Entonces yo me quejé: «Ay Señor DIOS, este pueblo dice: “¡Este hombre sólo habla en clave!”»

21 Así que el SEÑOR me dijo de nuevo: «Hijo de hombre, mira hacia Jerusalén, y habla contra los lugares sagrados, profetiza contra la tierra de Israel. Dile a la tierra de Israel que el SEÑOR dice: “Mira, estoy contra ti. Desenvaino mi espada para acabar con justos y pecadores. Y como voy a matar tanto a justos como a perversos, el filo de mi espada acabará con todos, de norte a sur. Entonces todos sabrán que yo, el SEÑOR, he desenfundado mi espada y no la enfundaré más”.

»Ahora tú, hijo de hombre, públicamente y delante de todos, llora amargamente y con el corazón lleno de angustia. Cuando te pregunten por qué lloras así, diles que es por un mensaje que recibiste, el cual hará que a todos se les derrita el corazón, que sus manos pierdan las fuerzas, que se desanimen y que se orinen del susto. Todo eso está a punto de suceder, ya llega el momento. El Señor DIOS lo ha dicho».

Entonces el SEÑOR me dijo: «Hijo de hombre, profetiza y di que así dice el Señor:

»Se ha afilado la espada,
    y también se le ha pulido.
10 He afilado una espada para matar.
    La pulí para que brille como un rayo.
Hijo mío, despreciaste la vara
    que usé para castigarte.
No quisiste recibir tus golpes
    con los golpes de una rama.[f]
11 Se ha pulido para que la mano lo sostenga con firmeza.
    Se ha afilado para la mano del asesino.
12 Hijo de hombre, llora y grita
    porque la espada está entre mi pueblo
    y entre los líderes de Israel.
Los que serán heridos por la espada están entre mi pueblo.
    Así que muestra tu angustia.
13 Pues este es un desafío;
    tú no quisiste recibir el castigo con una vara de madera.
Entonces, ¿con qué vengo a castigarte ahora?
    ¿Con la espada?
    El Señor DIOS lo afirma.[g]

14 »En cuanto a ti, hijo de hombre,
    profetiza y aplaude.
Desenfunda la espada dos veces,
    tres veces vuelve a desenfundar.
¡Cuántos cuerpos!
    La espada de esta masacre traspasa cuerpo tras cuerpo.
15 Quiere quitar el coraje
    y aumentar el número de los caídos.
He causado una matanza con la espada
    cerca de la entrada de cada una de las ciudades.
¡La espada brilló como un relámpago,
    desenfundada para la matanza!
16 Espada, mantente afilada,
    hiere a la derecha, penetra a fondo.
Hiere a la izquierda,
    hiere dondequiera que se te dirija.
17 Hasta yo aplaudiré para mostrar mi enojo
    y darle rienda suelta a mi ira.
    Yo, el SEÑOR, lo he dicho».

18 Después el SEÑOR me dijo: 19 «Hijo de hombre, haz un mapa que muestre un cruce de caminos en la vía que lleva a Babilonia. Es para “la espada”, es decir, para el rey de Babilonia. En el cruce coloca una señal que indique el camino a dos ciudades. 20 Haz que indique los caminos para que la espada vaya a Rabá de los amonitas, y a Jerusalén, la ciudad fortificada de Judá. 21 Porque el rey de Babilonia está en una encrucijada, tratando de decidir qué camino tomar. 22 A la derecha, las señales[h] indican que vaya a Jerusalén. Que vaya con los arietes[i], a dar la orden para la masacre, a sonar la trompeta para que los arietes golpeen las puertas, para construir terraplenes y para preparar las máquinas de guerra. 23 Esto les pareció una adivinación falsa a los israelitas, que estaban confiados en el pacto que habían hecho con Dios, pero él les recordó que la maldad de ellos haría que fueran capturados.

24 »Por lo tanto, dice el Señor DIOS:

»Puesto que pusiste al descubierto tu propia culpa,
    en todo lo que hacías, revelando tu rebelión
y mostrando tu pecado,
    serás capturado violentamente.

25 »Y en cuanto a ti, gobernante de Israel, criminal y perverso, se ha llegado la hora de tu castigo final. 26 El Señor DIOS dice: ¡Quítenle el turbante y la corona! Nada seguirá como antes. Exalten al más humilde y derriben al altivo. 27 Lo cambiaré, todo lo cambiaré. Pero no sucederá hasta que venga el que castiga, aquel al que he elegido.

28 »En cuanto a los amonitas y sus insultos, esto es lo que les dice el Señor DIOS:

»¡Una espada!
    Una espada está desenfundada para la matanza.
Está afilada para devorar
    y centellear como un rayo.
29 Tus visiones son falsas
    y tus predicciones no te servirán,
    pues son un sartal de mentiras.
La espada está ahora en el cuello de los perversos
    y ellos terminarán siendo sólo cadáveres.
    Llegó la hora de tu castigo final.

30 »¡Que la espada vuelva a su funda!
    Yo mismo te castigaré en el lugar donde fuiste forjada,
    en tu país de origen.
31 Derramaré sobre ti mi ira ardiente.
    Resoplaré el fuego de mi enojo sobre ti
y te entregaré a gente sanguinaria[j],
    experta en destruir.
32 Serás pasto de las llamas,
    tu sangre correrá por todo el país
y tu recuerdo será borrado de la faz de la tierra.
    Es la decisión del SEÑOR».

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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