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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
2 Reyes 18:9-19:37

En el cuarto año de su reinado, que era el séptimo año de Oseas en Israel, el rey Salmanasar, de Asiria, atacó a Israel y comenzó el sitio de la ciudad de Samaria. 10 Tres años más tarde (durante el sexto año del reinado de Ezequías y el noveno del reinado de Oseas en Israel) cayó Samaria. 11 Fue en aquel tiempo cuando el rey de Asiria transportó a los israelitas a Asiria y los puso en colonias en las ciudades de Jalaj, en Gozán, que está junto al río Jabor, y en las ciudades de los medos. 12 Esto fue porque se habían negado a obedecer al Señor su Dios y a hacer su voluntad. Al contrario, habían pasado por alto su pacto y habían desobedecido todas las leyes que les había dado por medio de Moisés, su siervo.

13 Más tarde, en el año catorce del reinado de Ezequías, el rey Senaquerib de Asiria, sitió y capturó todas las ciudades fortificadas de Judá. 14 El rey Ezequías quería la paz, y envió este mensaje al rey de Asiria, que estaba en Laquis: «He hecho mal. Pagaré cualquier tributo que me pidas, con tal de que te vayas». El rey de Asiria le exigió nueve mil novecientos kilos de plata y novecientos noventa kilos de oro. 15 Para reunir esta suma, el rey Ezequías tomó toda la plata que había en el templo del Señor y en la tesorería de la casa de rey. 16 Además, tuvo que quitar el oro de las puertas del templo del Señor y de los postes con que él mismo los había recubierto, y lo dio todo al rey de Asiria.

Senaquerib amenaza a Jerusalén

17 Sin embargo, el rey de Asiria envió desde Laquis a uno de sus altos oficiales el Tartán, a su tesorero principal el Rabasaris, y al copero mayor el Rabsaces, para que fueran a atacar a Jerusalén. Estos subieron y acamparon en el canal del estanque superior, que está junto al campo donde era blanqueada la ropa. 18 Entonces le pidieron al rey Ezequías que saliera a hablar con ellos. Pero él envió una delegación para pedir tregua. La delegación estaba formada por los siguientes hombres: Eliaquín, el mayordomo del palacio, Sebna, su secretario, y Joa hijo de Asaf, su otro secretario.

19 Entonces el Rabsaces envió este mensaje al rey Ezequías:

―El gran rey de Asiria dice: “¿Qué te hace sentir tan seguro? 20-21 Necesitas más que promesas y ayudas antes de rebelarte contra mí. Pero, ¿cuál de tus aliados te dará más que palabras? ¿Egipto? Si te apoyas en Egipto, descubrirás que es una caña que se quiebra bajo tu peso y te traspasa la mano. El faraón de Egipto es completamente indigno de confianza. 22 Y si dices: ‘Estamos confiando en que el Señor nos librará’, recuerda que tú has destruido los altares de las colinas dedicados a él. Porque tú exiges que toda la gente vaya a adorar ante el altar de Jerusalén”.

23 »¿Qué te parece? Haz una apuesta con mi amo, el rey de Asiria. Si encuentras dos mil hombres que puedan montar a caballo, nosotros te daremos los caballos. 24 Y con un ejército tan pequeño como el tuyo, no eres amenaza ni para el menor de los oficiales a cargo del más pequeño contingente. Si los egipcios estuvieran dispuestos a proporcionarte caballos y carros, de nada te serviría. 25 ¿Piensas que nosotros hemos venido aquí por nuestra propia iniciativa? ¡No! El Señor nos ha enviado, y nos dijo: “Vayan y destruyan a ese pueblo”.

26 Eliaquín hijo de Jilquías, Sebna y Joa le dijeron:

―Habla en arameo, por favor, porque nosotros lo entendemos. No uses hebreo porque el pueblo que está en los muros nos está oyendo.

27 Pero el asirio respondió:

―¿Me ha enviado acaso mi señor a hablarte solamente a ti y a tu amo? ¡Me ha enviado a hablarle también al pueblo que está en los muros, condenados al igual que ustedes a comer sus excrementos y a beber su orina!

28 Entonces el Rabsaces asirio gritó en hebreo al pueblo que estaba sobre los muros:

―¡Oigan lo que dice el gran rey de Asiria! 29 ¡No permitan que el rey Ezequías los engañe! ¡Él jamás podrá salvarlos de mi poder! 30 ¡No permitan que los engañe haciéndoles creer que el Señor los salvará!

31-32 »¡No escuchen al rey Ezequías! ¡Ríndanse! ¡Podrán vivir aquí en su tierra hasta que yo los conduzca a otra tierra semejante a esta, con muchas cosechas, grano, vino, olivos y miel! Todo esto es mejor que la muerte. No escuchen al rey Ezequías cuando trate de convencerlos de que el Señor los salvará.

33 »¿Ha podido alguno de los dioses de las otras naciones librarlos del rey de Asiria? 34 ¿Qué le ha pasado a los dioses de Jamat, Arfad, Sefarvayin, Hená e Ivá? ¿Rescataron a Samaria? 35 Si no hay dios que haya podido salvar a nación alguna de mi poder, ¿qué los hace pensar que el Señor puede salvar a Jerusalén?

36 Pero el pueblo sobre el muro permaneció en silencio, porque el rey les había ordenado no responder.

37 Entonces Eliaquín hijo de Jilquías, el mayordomo, Sebna, el secretario del rey, y Joa hijo de Asaf, el otro secretario, fueron ante el rey Ezequías con su ropa rasgada y le contaron lo que había dicho el Rabsaces asirio.

Isaías profetiza la liberación de Jerusalén

19 Cuando el rey Ezequías escuchó este informe, rasgó sus vestiduras, se vistió de ropa áspera, y entró en el templo del Señor a orar. Y mandó a Eliaquín, a Sebna y a algunos de los sacerdotes más ancianos que se vistieran de ropa áspera y fueran a ver al profeta Isaías hijo de Amoz, y le dieran este mensaje: «Este es un día de tribulación, insulto y deshonra. Es como cuando un niño está a punto de nacer, pero la madre no tiene fuerzas para darlo a luz. Quizás el Señor tu Dios ha oído que el Rabsaces de Asiria desafió al Dios viviente, y lo castigará. Ora por los que todavía quedamos vivos».

5-6 Isaías les contestó a los mensajeros del rey: «Díganle al rey que esto es lo que el Señor le manda a decir: “No te preocupes por los insultos que estos asirios han lanzado contra mí. Haré que el rey de Asiria reciba malas noticias de su tierra y decida regresar; y haré que lo maten cuando llegue a su tierra”».

El Rabsaces asirio regresó ante su rey, y lo encontró en Libná, porque se había retirado de Laquis.

Poco después le llegó al rey la noticia de que el rey Tiracá, de Etiopía, venía a atacarlo. Antes de partir para hacer frente al ataque, envió este mensaje al rey Ezequías: 10 «No te dejes engañar por ese Dios en quien crees. No le creas cuando dice que nosotros no vamos a conquistar Jerusalén. 11 Tú sabes perfectamente bien lo que los reyes de Asiria han hecho dondequiera que han ido: lo han destruido completamente todo. ¿Por qué tu caso va a ser diferente? 12 ¿Han podido contra nosotros los dioses de las otras naciones: Gozán, Jarán, Résef, y los descendientes de Edén que estaban en Telasar? Todos ellos han sido destruidos por los anteriores reyes de Asiria. 13 ¿Qué le ocurrió al rey de Jamat y a los reyes de Arfad? ¿Qué le ocurrió a los reyes de Sefarvayin, Hená e Ivá?».

Oración de Ezequías

14 Ezequías tomó la carta que le entregaron los mensajeros de Senaquerib, la leyó y entró en el templo del Señor y la extendió delante del Señor. 15 Allí hizo esta oración: «Señor, Dios de Israel, que te sientas en tu trono, por encima de los ángeles, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra, pues tú creaste los cielos y la tierra. 16 Inclínate, Señor, y escucha, te lo ruego. Abre tus ojos, Señor, y mira. Escucha a este hombre que desafía al Dios vivo. 17 Señor, es cierto que los reyes de Asiria han destruido a todas esas naciones 18 y han quemado sus ídolos. Pero estos no eran dioses. Fueron destruidos porque no eran sino ídolos de madera y de piedra, hechos por los hombres. 19 Señor, Dios nuestro, te rogamos que nos salves del poder del rey de Asiria. Así todos los reinos de la tierra sabrán que solamente tú eres Dios».

Muerte de Senaquerib

20 Entonces el profeta Isaías hijo de Amoz envió este mensaje a Ezequías: «El Señor, Dios de Israel dice que ha escuchado tu petición acerca de Senaquerib, rey de Asiria. 21 Y esto es lo que el Señor, decreta contra él:

»“La virgen hija de Sion, no te tiene miedo. La hija de Jerusalén te desprecia y se burla de ti. 22 ¿A quién has desafiado e insultado? ¿Contra quién has levantado con soberbia la voz? ¡Es contra el Santo de Israel que lo has hecho!

23 »”Has dicho con jactancia: ‘Mis carros han conquistado las más altas montañas, ¡hasta la cúspide del Líbano! He cortado sus cedros más altos, he talado sus mejores cipreses, y he conquistado sus fronteras más lejanas. 24 Me he refrescado en los manantiales de los pueblos que he vencido, y he destruido la fortaleza de Egipto con sólo pasar por allí’.

25 »”¿No te has dado cuenta que desde hace mucho, yo, el Señor, es quien te ha dejado hacer estas cosas? Yo ordené que conquistaras todas estas ciudades fortificadas. 26 Por eso, los pueblos que has conquistado no pudieron contra ti. Paralizados de terror y avergonzados, quedaron cual hierba del campo, cual césped tierno, como heno de los terrados que se marchita antes de la cosecha.

27 »”Yo sé todo de ti. Conozco todos tus planes y sé a dónde vas. Además, sé lo que has dicho en contra mía. 28 Debido a tu arrogancia contra mí, voy a poner un garfio en tu nariz, y frenos en tu boca, y te haré regresar por el camino que viniste.

29 »”Y esta es la prueba de que haré lo prometido:

»”Este año mi pueblo comerá el trigo que saldrá espontáneamente, y lo usará como semilla para las siembras del próximo año; y en el tercer año tendrán una cosecha abundante.

30 »”Pueblo mío, Judá, que has sobrevivido; volverás a echar profundas raíces en la tierra y producirás fruto para el Señor. 31 Un pequeño grupo de mi pueblo se hará fuerte en Jerusalén. El Señor está deseoso de hacer que esto ocurra.

32 »”Y mi decisión en cuanto al rey de Asiria es que no entrará en esta ciudad. No estará delante de ella con escudo, ni tenderá rampas para subir por sus muros, ni disparará una sola flecha contra ella. 33 Volverá por el camino que vino, 34 porque yo descenderé y salvaré a esta ciudad, por amor de mi nombre y por amor de mi siervo David”».

35 Aquella misma noche, el ángel del Señor dio muerte a ciento ochenta y cinco mil soldados del ejército asirio. A la mañana siguiente, el campo estaba lleno de cadáveres. 36 Entonces el rey Senaquerib regresó a Nínive. 37 Pero un día que estaba adorando en el santuario del dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Sarézer le dieron muerte, y escaparon a la región de Ararat. Y su hijo Esarjadón fue el nuevo rey de Asiria.

Salmos 46

Al director musical. De los hijo de Coré. Canción según alamot.

46 Dios es nuestro amparo y nuestra fuerza, nuestra pronta ayuda en tiempos de tribulación. Por eso no temeremos aunque el mundo se desintegre y los montes se derrumben y caigan al mar. ¡Que rujan los océanos espumantes! ¡Que las montañas se hundan en el mar!

Un río de gozo fluye a través de la ciudad de nuestro Dios, de la santa morada del Dios Altísimo. Dios mismo habita en aquella ciudad, la cual por tanto se mantiene firme. Dios lo protegerá al rayar el alba. Las naciones se alborotan y tambalean los reinos, pero cuando Dios habla, la tierra se funde.

El Señor Todopoderoso está aquí entre nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. ¡Vengan! ¡Vean las gloriosas hazañas de nuestro Dios; vean cómo derrama ruina sobre el mundo; hace cesar las guerras por todo el mundo; rompe y quema todas las armas! 10 ¡Silencio! ¡Sepan que yo soy Dios! ¡Todas las naciones del mundo me honrarán!

11 ¡Aquí, entre nosotros, está el Señor Todopoderoso! ¡Nuestro refugio es él, el Dios de Jacob!

Salmos 80

Al director musical. Sígase la tonada de «Los lirios del pacto». Salmo de Asaf.

80 Pastor de Israel, tú que guías a José como a un rebaño; tú que reinas sobre los querubines, ¡escucha mi súplica! ¡Muestra tu poder y resplandeciente gloria! ¡Resplandece delante de Efraín, Benjamín y Manasés! ¡Muestra tu poder, y ven a salvarnos!

Restaúranos, oh Dios. Derrama sobre nosotros tu mirada; sólo entonces seremos salvos. Oh Señor, Todopoderoso, ¿hasta cuándo estarás enojado contra nosotros y rechazarás nuestras oraciones? Por comida, nos has dado tristeza; por bebida, nos has dado lágrimas en abundancia, y nos has hecho despreciables para las naciones vecinas. Ellas se ríen.

Vuélvenos de nuevo a ti, oh Dios Todopoderoso. Derrama sobre nosotros tu mirada; sólo entonces seremos salvos. Nos trajiste de Egipto como si fuéramos tierna viña, echaste a los paganos de tu tierra y nos plantaste. Limpiaste el terreno para nosotros, echamos raíces y llenamos la tierra. 10 Los montes se cubrieron de nuestra sombra; fuimos como cedros imponentes llenos de ramas, 11 desde el mar Mediterráneo se extendieron nuestras ramas hasta el río Éufrates. 12 ¿Por qué has derribado nuestros muros, para que todo el que pase pueda robar nuestros frutos? 13 El jabalí del bosque nos devora, y los animales salvajes, y las bestias salvajes se alimentan de nosotros.

14 Regresa, te lo suplicamos, oh Dios Todopoderoso, y bendícenos. ¡Mira desde el cielo, contempla nuestra situación y cuida esta viña tuya! 15 ¡Es la raíz que plantaste con tu diestra! ¡Es el vástago que has criado para ti! 16 Porque nuestros enemigos nos han destrozado y quemado. ¡Que perezcan ellos con un solo movimiento de tus ojos! 17 Fortalece al que amas, al hijo elegido por ti, 18 y jamás te volveremos a abandonar. Revívenos para que volvamos a invocar tu nombre.

19 Vuélvenos de nuevo a ti, oh Dios Todopoderoso. Míranos con rostro resplandeciente; sólo entonces seremos salvos.

Salmos 135

135 ¡Alabado sea el Señor! ¡Alaben el nombre del Señor! ¡Alábenlo ustedes siervos del Señor! Ustedes que sirven en la casa del Señor, en los atrios de la casa de nuestro Señor. Alaben al Señor porque el Señor es bueno; canten a su maravilloso nombre. Porque el Señor ha elegido a Jacob como su propiedad, a Israel como su posesión.

Yo conozco la grandeza del Señor; sé que es mayor que la de cualquier otro dios. Él hace cuanto le place por todo el cielo y la tierra, y en lo profundo del mar. Hace que las nubes se levanten sobre la tierra; envía el relámpago con la lluvia y libera al viento de sus depósitos. Destruyó al hijo mayor de cada hogar egipcio, junto con las primeras crías de los ganados. Hizo grandes milagros en Egipto ante el faraón y todo su pueblo. 10 Hirió a grandes naciones, matando a reyes poderosos, 11 a Sijón, rey de los amorreos; a Og, rey de Basán, y a los reyes de Canaán. 12 Entregó la tierra como herencia para ellos, como especial posesión para su pueblo Israel.

13 Señor, tu nombre permanece para siempre; tu fama, Señor, es conocida por todas las generaciones. 14 Porque el Señor restituirá a su pueblo, y tendrá compasión de sus siervos.

15 Los ídolos son sólo cosas hechas de oro y plata, producto de manos humanas. 16 Tienen boca, pero no pueden hablar; ojos, pero no pueden ver; 17 tienen oídos, pero no pueden oír; nariz, pero no pueden respirar. 18 Semejantes a ellos son sus hacedores y todos los que confían en ellos. 19 Israel, ¡bendice al Señor! Sacerdotes de Aarón, bendigan al Señor; 20 descendientes de Leví, ¡bendigan al Señor! Todos los que le temen, bendigan su nombre. 21 Desde Sion sea bendito el Señor, el que habita en Jerusalén. ¡Aleluya! ¡Alabado sea su nombre!

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