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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Lucas 18:15-19:48

Jesús y los niños

15 También le llevaron a Jesús niños pequeños para que los tocara. Sus discípulos, al ver esto, comenzaron a reprender a quienes los llevaron. 16 Pero Jesús llamó a los niños y les dijo a los discípulos: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de aquellos que son como ellos. 17 Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como lo recibe un niño, no entrará en él».

El dirigente rico

18 Uno de los jefes de los judíos le preguntó:

―Maestro bueno, ¿qué debo hacer para tener la vida eterna?

19 Jesús le respondió:

―¿Por qué dices que soy bueno? Dios es el único que es bueno. 20 Tú ya conoces los mandamientos: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no digas mentiras para hacerle daño a nadie, respeta a tu padre y a tu madre”.

21 El hombre le dijo:

―Todo esto lo he cumplido desde que era joven.

22 Jesús le respondió:

―Hay una cosa que todavía no has hecho: vende todo lo que tienes y repártelo entre los pobres. Así tendrás un tesoro en el cielo. Cuando lo hayas hecho, ven y sígueme.

23 Al oír el hombre esto, se puso muy triste, pues era muy rico. 24 Cuando Jesús lo vio tan triste, dijo:

―¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios! 25 En verdad, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de Dios.

26 Los que oyeron esto preguntaron:

―Entonces, ¿quién podrá salvarse?

27 Jesús les respondió:

―Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.

28 Pedro le dijo:

―Pues nosotros hemos dejado todo para seguirte.

29 Jesús les respondió:

―Y yo les aseguro que todo el que haya dejado su casa, su esposa, sus hermanos, sus padres o sus hijos por causa del reino de Dios, 30 recibirá mucho más en este tiempo, y en la vida venidera recibirá la vida eterna.

Jesús predice de nuevo su muerte

31 Entonces Jesús se reunió aparte con los doce y les dijo: «Ahora vamos camino a Jerusalén. Allí se cumplirá todo lo que los profetas escribieron acerca del Hijo del hombre. 32 Lo van a entregar a los gentiles, y estos se van a burlar de él. Lo van a insultar y a escupir. 33 Después lo azotarán y, por último, lo matarán. Pero al tercer día resucitará».

34 Los discípulos no entendieron nada de esto, ni sabían de qué les hablaba.

Un mendigo ciego recibe la vista

35 Cuando Jesús se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino pidiendo limosna. 36 Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. 37 Le respondieron:

―Jesús de Nazaret está pasando por aquí. 38 Entonces el ciego gritó:

―¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!

39 Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él gritó todavía más fuerte:

―¡Hijo de David, ten compasión de mí!

40 Jesús se detuvo y mandó que lo trajeran a su presencia.

Cuando el ciego se acercó, Jesús le preguntó:

41 ―¿Qué quieres que haga por ti?

―Señor, quiero que me des la vista.

42 Jesús le dijo:

―¡Recibe la vista! Tu fe te ha sanado.

43 En ese mismo instante el ciego recobró la vista. Se fue siguiendo a Jesús y alabando a Dios. Y toda la gente que vio esto también alababa a Dios.

Zaqueo, el recaudador de impuestos

19 Jesús llegó a Jericó y comenzó a cruzar la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llamado Zaqueo, que era jefe de los cobradores de impuestos. Él trataba de ver a Jesús, pero era de baja estatura y había tanta gente que no alcanzaba a verlo. Entonces se adelantó corriendo al lugar por donde Jesús iba a pasar y se subió a un árbol para poder verlo. Cuando Jesús pasaba por ese lugar, miró hacia arriba y le dijo:

―Zaqueo, baja en seguida, porque quiero quedarme hoy en tu casa.

Zaqueo se bajó a toda prisa y, muy contento, recibió a Jesús en su casa.

Al ver esto, todos empezaron a murmurar:

―Se fue a quedar en la casa de un pecador.

Zaqueo se levantó y dijo:

―Señor, voy a dar la mitad de todo lo que tengo a los pobres. Y si a alguien le he robado, le devolveré cuatro veces lo que le robé.

Jesús le dijo:

―Hoy, la salvación ha llegado a esta casa, pues este hombre también es uno de los hijos de Abraham. 10 En efecto, el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar a los que se habían perdido.

Parábola del dinero

11 Como Jesús ya estaba cerca de Jerusalén y la gente pensaba que el reino de Dios comenzaría en ese momento, Jesús les contó una parábola. 12 Les dijo: «Un hombre de la nobleza fue a que lo coronaran rey en un país lejano y después de eso regresaría. 13 Antes de partir, llamó a diez de sus empleados y le entregó a cada uno una buena cantidad de dinero. Les dijo: “Hagan negocio con este dinero hasta que yo vuelva”. 14 Pero la gente de su país lo odiaba y mandaron un grupo de personas tras él para que dijeran: “No queremos que este sea nuestro rey”.

15 »A pesar de todo, fue coronado rey. Cuando regresó a su país, ordenó llamar a los diez empleados a quienes les había entregado dinero, para ver cuánto habían ganado. 16 El primero se presentó y le dijo: “Señor, su dinero ha ganado diez veces más de lo que usted me dejó”. 17 El rey le respondió: “¡Muy bien, eres un buen empleado! Como has sido fiel en lo poco que te entregué, te nombro gobernador de diez ciudades”.

18 »El segundo se presentó y le dijo: “Señor, su dinero ha ganado cinco veces más de lo que usted me dejó”. 19 El rey le respondió: “A ti te nombro gobernador de cinco ciudades”.

20 »Llegó el otro empleado y dijo: “Señor, aquí está su dinero. Lo envolví en un pañuelo y lo guardé. 21 Tenía miedo porque usted es un hombre muy exigente que recoge lo que no depositó y cosecha lo que no sembró”. 22 Entonces el rey le contestó: “Eres un empleado malo. Con tus mismas palabras te voy a juzgar. Si sabías que soy muy exigente, que recojo lo que no deposité y cosecho lo que no sembré, 23 ¿por qué no depositaste mi dinero en el banco, para que cuando yo regresara ganara los intereses?”. 24 Entonces, les dijo a los que estaban allí: “Quítenle el dinero y dénselo al que ganó diez veces más”. 25 Pero, ellos le dijeron: “Señor, pero si él ya tiene diez veces más”. 26 El rey les respondió: “Les aseguro que al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, hasta lo poco que tenga se le quitará. 27 Y a esos enemigos míos que no querían que yo fuera su rey, tráiganlos aquí y mátenlos delante de mí”».

La entrada triunfal

28 Al terminar de decir esto, siguió su camino hacia Jerusalén. 29 Cuando estuvo cerca de Betfagué y Betania, junto al monte de los Olivos, envió a dos de sus discípulos y les dijo: 30 «Vayan a la aldea que está enfrente. Cuando entren, van a encontrar un burrito atado en el que nadie antes se ha montado. Desátenlo y tráiganlo. 31 Si alguien les pregunta por qué lo desatan, díganle: “El Señor lo necesita”».

32 Ellos fueron y lo encontraron tal como él les había dicho. 33 Al estar ellos desatando al burrito, los dueños les preguntaron:

―¿Por qué lo desatan?

34 Ellos contestaron:

―El Señor lo necesita.

35 Después, llevaron al burrito a donde estaba Jesús; pusieron sobre el animal sus mantos y ayudaron a Jesús a montarse. 36 Conforme iba avanzando, la gente extendía sus mantos sobre el camino. 37 Cuando ya estaban cerca de la bajada del monte de los Olivos, todos sus seguidores se llenaron de alegría y comenzaron a alabar a Dios por todos los milagros que habían visto. Y gritaban:

38 ―¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor!

―¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!

39 Algunos de los fariseos que estaban entre la gente le dijeron a Jesús:

―¡Maestro, reprende a tus discípulos!

40 Él les respondió:

―Les aseguro que si ellos se callan, las piedras gritarán.

Jesús en el templo

41 Cuando Jesús estaba cerca de Jerusalén y vio la ciudad, lloró por ella. 42 Y dijo:

―¡Cómo me gustaría que hoy entendieras lo que puede traerte paz! Pero ahora eso no lo puedes ver. 43 Llegarán sobre ti días en que tus enemigos harán un muro y te rodearán, y te atacarán por todos lados. 44 Te derribarán, no dejarán ni una piedra sobre otra, y matarán a tus hijos. Todo esto ocurrirá porque no reconociste el tiempo en que Dios vino a salvarte.

45 Cuando llegó al templo, comenzó a echar fuera de allí a los que estaban vendiendo. 46 Les dijo:

―Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero ustedes la han convertido en “cueva de ladrones”.

47 Él enseñaba todos los días en el templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los líderes del pueblo trataban de matarlo. 48 Pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo lo escuchaba con mucha atención.

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