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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Lamentaciones 3:37-5:22

מ Mem

37 ¿Quién será aquel que diga algo
y eso ocurra, sin que el Señor
lo haya mandado?
38 ¿Acaso de la boca del Altísimo
no salen los males y el bien?
39 ¿Por qué se queja el hombre,
el varón que vive en el pecado?

נ Nun

40 Examinemos nuestros caminos;
investiguémoslos
y volvamos al SEÑOR.
41 Alcemos nuestro corazón en las manos hacia Dios que está en los cielos:
42 “Nosotros hemos transgredido y nos hemos rebelado, y tú no perdonaste.

ס Sámej

43 “Te cubriste de ira y nos perseguiste; mataste y no tuviste compasión.
44 Te cubriste de nube para que
no pasara la oración.
45 Como desecho y basura,
nos pusiste en medio de los pueblos.

פ Pe

46 “Abren contra nosotros su boca todos nuestros enemigos.
47 Horror y hoyo han sido nuestra suerte, desolación y ruina.
48 Corrientes de agua han vertido mis ojos por la ruina de la hija de mi pueblo.

ע Ayin

49 “Mis ojos vierten lágrimas
y no cesan porque no hay tregua,
50 hasta que el SEÑOR observe
y vea desde los cielos.
51 Mis ojos causan dolor a mi alma, debido a todas las hijas de mi ciudad.

צ Tsade

52 “Ciertamente los que me odian sin motivo me cazaron como
a un pájaro.
53 Silenciaron mi vida en la cisterna[a]
y arrojaron una piedra sobre mí.
54 Me cubrieron las aguas por encima de la cabeza; yo dije: ‘¡He sido eliminado!’.

ק Qof

55 “Invoqué tu nombre, oh SEÑOR, desde la profunda cisterna[b].
56 Mi voz has oído: ‘¡No escondas
tu oído cuando clamo por alivio!’.
57 Tú te has acercado el día en que
te invoqué, y dijiste: ‘¡No temas!’.

ר Resh

58 “Tú has abogado, oh SEÑOR, por la causa de mi alma;
has redimido mi vida.
59 Tú has visto, oh SEÑOR, mi opresión; defiende mi causa.
60 Tú has visto toda la venganza de ellos, todos sus planes contra mí.

ש Shin

61 “Tú has oído, oh SEÑOR,
la afrenta de ellos,
todas sus maquinaciones contra mí,
62 los dichos de los que se levantan contra mí y sus diarias murmuraciones.
63 Su sentarse y su levantarse observa;
yo soy el objeto de su copla.

ת Tav

64 “Dales, oh SEÑOR, su retribución según la obra de sus manos.
65 Dales endurecimiento de corazón; venga sobre ellos tu maldición.
66 Persíguelos, oh SEÑOR, en tu furor
y destrúyelos debajo de tus cielos[c]”.

Cuarta lamentaciónc

א Álef

¡Cómo se ha empañado el oro! ¡Cómo se ha alterado el buen oro!

Las piedras del santuario están esparcidas por los cruces de todas las calles.

ב Bet

Los apreciados hijos de Sion, que eran estimados en oro fino,
¡cómo son tenidos ahora como vasijas
de barro, obra de manos de alfarero[d]!

ג Guímel

Hasta los chacales dan la teta
y amamantan a sus cachorros, pero la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel, como los avestruces del desierto.

ד Dálet

Se pega a su paladar la lengua del niño de pecho, a causa de la sed. Los pequeñitos piden pan,
y no hay quien se lo reparta.

ה Hei

Los que comían delicados manjares han quedado desolados en las calles. Los que fueron criados con carmesí han abrazado la basura.

ו Vav

Es mayor la iniquidad de la hija de mi pueblo que el pecado de Sodoma[e], que fue trastornada en un momento sin que pusieran manos sobre ella.

ז Zayin

Eran más limpios sus príncipes[f] que
la nieve, más blancos que la leche. Sus mejillas[g] eran sonrosadas, más que las perlas.
Su talle era como el zafiro.

ח Jet

Más oscuros que el hollín están ahora sus semblantes; no los reconocen por las calles.
Su piel está encogida sobre sus huesos, reseca como un palo.

ט Tet

Más afortunados fueron los muertos por la espada que los muertos por el hambre. Porque estos murieron poco a poco, atravesados por falta de los productos del campo.

י Yod

10 Las manos de las mujeres compasivas cocinaron a sus propios hijos. Ellos les sirvieron de comida en medio del quebranto de la hija de mi pueblo.

כ Kaf

11 Agotó el SEÑOR su furor;
derramó el ardor de su ira.
Prendió fuego en Sion,
el cual devoró sus cimientos.

ל Lámed

12 No creían los reyes de la tierra ni ninguno de los habitantes del mundo, que el adversario y el enemigo entrarían por las puertas de Jerusalén.

מ Mem

13 Fue por los pecados de sus profetas
y por las iniquidades de sus sacerdotes, que derramaron en medio de ella
la sangre de los justos.

נ Nun

14 Deambulaban como ciegos por las calles y se contaminaban con sangre,
de modo que nadie pudiera tocar sus vestiduras.

ס Sámej

15 “¡Apártense, inmundos!”, les gritaban. “¡Apártense, apártense, no toquen!”. Cuando huían y deambulaban,
les decían entre las naciones: “¡No morarán más aquí!”.

פ Pe

16 La presencia del SEÑOR los ha dispersado; no los volverá a mirar. De la persona de los sacerdotes
no tuvieron respeto; ni a los ancianos mostraron consideración.

ע Ayin

17 Todavía se consumen nuestros ojos tras la vana espera de nuestro socorro. Desde nuestro mirador miramos hacia una nación que no puede salvar.

צ Tsade

18 Acecharon nuestros pasos, para que
no anduviéramos por nuestras propias calles.
Nuestro fin se acercó;
se cumplieron nuestros días, porque había llegado nuestro fin.

ק Qof

19 Más veloces que las águilas del cielo fueron nuestros perseguidores. Sobre las montañas nos persiguieron
febrilmente; en el desierto
nos pusieron emboscadas.

ר Resh

20 El aliento de nuestra vida, el ungido del SEÑOR, ha sido atrapado en sus fosas; aquel de quien habíamos dicho: “A su sombra viviremos entre
las naciones”.

ש Shin

21 Gózate y alégrate, oh hija de Edom,
tú que habitas en la tierra de Uz. También a ti llegará la copa;
te embriagarás y te expondrás desnuda.

ת Tav

22 Se ha cumplido tu castigo, oh hija
de Sion; nunca más te llevará cautiva. Pero él castigará tu iniquidad,
oh hija de Edom; pondrá
al descubierto tus pecados.

Quinta lamentacióna

Acuérdate, oh SEÑOR, de lo que nos ha sucedido.

Mira y ve nuestro oprobio.
Nuestra heredad ha pasado a los extraños, nuestras casas a los extranjeros.
Estamos huérfanos; no tenemos padre; nuestras madres han quedado viudas.
Nuestra agua bebemos por dinero; nuestra leña nos viene por precio.
Sobre nuestros cuellos están
los que nos persiguen.
Nos fatigamos y para nosotros
no hay reposo.
Hacia Egipto extendimos las manos;
y hacia Asiria, para saciarnos de pan.
Nuestros padres pecaron y ya no están; nosotros cargamos con su castigo.
Aun los esclavos se han enseñoreado
de nosotros;
no hubo quien nos librara de su mano.
Con riesgo de nuestras vidas
traemos nuestro pan,
ante la espada del desierto.
10 Nuestra piel se ha ennegrecido como un horno,
a causa de los ardores del hambre.
11 A las mujeres violaron en Sion,
y a las vírgenes en las ciudades de Judá.
12 Los príncipes fueron colgados
de sus manos;
no fue respetada la persona
de los ancianos.
13 Los jóvenes cargaron piedras de molino; los muchachos desfallecieron bajo la carga de la leña.
14 Los ancianos han dejado de acudir
a las puertas de la ciudad;
los jóvenes han dejado sus canciones.
15 Ha cesado el regocijo
de nuestro corazón;
nuestra danza se ha convertido en duelo.
16 Cayó la corona de nuestra cabeza. ¡Ay de nosotros, porque hemos pecado!
17 Por esto está enfermo nuestro corazón; por esto se han ensombrecido nuestros ojos.
18 Por el monte Sion,
que ha quedado desolado,
se pasean las zorras.
19 Pero tú, oh SEÑOR, reinarás para siempre;
tu trono es de generación en generación.
20 ¿Por qué te olvidarás de nosotros para siempre
y nos dejarás a lo largo de los días?
21 Haz que volvamos a ti, oh SEÑOR,
y volveremos.
Renueva nuestros días
como en los tiempos pasados,
22 aunque nos hayas desechado
y te hayas airado en gran manera contra nosotros.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano