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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
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Josué 5-8

La circuncisión en Gilgal

Sucedió que cuando todos los reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán, hacia el occidente, y todos los reyes de los cananeos que estaban al lado del mar oyeron cómo el SEÑOR había secado las aguas del Jordán delante de los hijos de Israel, hasta que habían cruzado, desfalleció su corazón y no hubo más ánimo en ellos a causa de los hijos de Israel.

En aquel tiempo el SEÑOR dijo a Josué: “Hazte cuchillos de pedernal y de nuevo vuelve a circuncidar a los hijos de Israel”. Entonces Josué se hizo cuchillos de pedernal y circuncidó a los hijos de Israel en Guivat-haaralo[a]. Esta es la razón por la que Josué los circuncidó: Todos los varones del pueblo que salieron de Egipto, todos los hombres de guerra, habían muerto por el camino en el desierto, después que salieron de Egipto. Todos los que habían salido habían sido circuncidados; pero los que habían nacido en el camino, por el desierto, después que salieron de Egipto, no habían sido circuncidados. Porque los hijos de Israel caminaron por el desierto cuarenta años, hasta que murió toda la nación, es decir, los hombres de guerra que salieron de Egipto; pues no habían obedecido la voz del SEÑOR. Por eso el SEÑOR les juró que no los dejaría ver la tierra que él había jurado a sus padres que nos daría: una tierra que fluye leche y miel. Y fue a estos, a los hijos de aquellos, a quienes el SEÑOR había levantado en su lugar, a los que Josué circuncidó. Eran incircuncisos, porque no habían sido circuncidados en el camino. Cuando habían acabado de circuncidar a toda la gente, se quedaron en el campamento en el mismo lugar, hasta que se sanaron.

Entonces el SEÑOR dijo a Josué: “Hoy he quitado de ustedes la afrenta de Egipto”. Por eso se llamó el nombre de aquel lugar Gilgal[b], hasta el día de hoy.

Cesa el maná en Canaán

10 Los hijos de Israel acamparon en Gilgal y celebraron la Pascua el día catorce del mes primero[c], al atardecer, en las llanuras de Jericó. 11 Al día siguiente de la Pascua, en ese mismo día, comieron del producto de la tierra, panes sin levadura y espigas tostadas. 12 Y el maná cesó al día siguiente, cuando comenzaron a comer del fruto de la tierra. Los hijos de Israel nunca más tuvieron maná. Más bien, ese año ya comieron del producto de la tierra de Canaán.

El Jefe del Ejército del SEÑOR

13 Sucedió que estando Josué cerca de Jericó, alzó los ojos y miró; y he aquí que un hombre estaba delante de él, con su espada desenvainada en su mano. Josué, yendo hacia él, le preguntó:

—¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos?

14 Él le respondió:

—No. Yo soy el Jefe del Ejército del SEÑOR, que he venido ahora.

Entonces Josué, postrándose en tierra sobre su rostro lo adoró y le preguntó:

—¿Qué dice mi Señor a su siervo?

15 El Jefe del Ejército del SEÑOR respondió a Josué:

—Quita las sandalias de tus pies, porque el lugar donde tú estás santo es.

Y Josué lo hizo así.

La caída de Jericó

Jericó estaba cerrada y atrancada por causa de los hijos de Israel. Nadie entraba ni salía. Pero el SEÑOR dijo a Josué:

—Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó, a su rey y a sus hombres de guerra. Asediarán la ciudad ustedes, todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez. Esto harán durante seis días. Siete sacerdotes llevarán siete cornetas de cuernos de carnero delante del arca. Al séptimo día darán siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las cornetas. Y sucederá que cuando hagan sonar prolongadamente el cuerno de carnero, cuando oigan el sonido de la corneta, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad se derrumbará. Entonces el pueblo subirá, cada uno hacia adelante.

Josué hijo de Nun llamó a los sacerdotes y les dijo:

—Lleven el arca del pacto, y que siete sacerdotes lleven siete cornetas de cuernos de carnero delante del arca del SEÑOR. —Dijo, además, al pueblo—: Pasen y rodeen la ciudad. Los que están armados pasen delante del arca del SEÑOR.

Sucedió, después que Josué había hablado al pueblo, que los siete sacerdotes, llevando las siete cornetas de cuernos de carnero delante del arca[d] del SEÑOR, pasaron y tocaron las cornetas. El arca del pacto del SEÑOR los seguía. La vanguardia iba delante de los sacerdotes que tocaban las cornetas, y la retaguardia iba detrás del arca, tocando prolongadamente las cornetas. 10 Pero Josué mandó al pueblo diciendo:

—Ustedes no gritarán ni harán oír su voz ni saldrá palabra de su boca hasta el día que yo diga: “¡Griten!”. Entonces gritarán.

11 Así él hizo que el arca del SEÑOR diera una vuelta alrededor de la ciudad; y regresaron al campamento, donde pasaron la noche. 12 Josué se levantó muy de mañana, y los sacerdotes tomaron el arca del SEÑOR. 13 Los siete sacerdotes que llevaban las siete cornetas de cuernos de carnero caminaron delante del arca del SEÑOR tocando las cornetas prolongadamente, mientras caminaban, y la vanguardia iba delante de ellos. La retaguardia iba detrás del arca del SEÑOR, mientras tocaban las cornetas prolongadamente. 14 Así dieron una vuelta a la ciudad el segundo día y regresaron al campamento. De esta manera hicieron durante seis días.

15 Aconteció que el séptimo día se levantaron al amanecer y fueron alrededor de la ciudad de la misma manera, siete veces. Solamente ese día dieron vuelta a la ciudad siete veces. 16 Y sucedió que a la séptima vez, cuando los sacerdotes habían tocado las cornetas, Josué dijo al pueblo:

—¡Griten, porque el SEÑOR les entrega la ciudad! 17 Pero la ciudad será anatema al SEÑOR; ella con todas las cosas que están en ella. Solo vivirá la prostituta Rajab, con todos los que estén en su casa con ella, porque escondió a los mensajeros que enviamos. 18 Pero ustedes guárdense del anatema. No toquen ni tomen nada del anatema; no sea que hagan anatema el campamento de Israel y le ocasionen destrucción. 19 Pero toda la plata, el oro y los utensilios de bronce y de hierro serán consagrados al SEÑOR y formarán parte del tesoro del SEÑOR.

20 Entonces el pueblo gritó, y tocaron las cornetas. Y sucedió que cuando el pueblo oyó el sonido de la corneta, gritó con gran estruendo. ¡Y el muro se derrumbó! Entonces el pueblo subió a la ciudad, cada uno directamente delante de él; y la tomaron. 21 Destruyeron a filo de espada todo lo que había en la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas y los asnos.

22 Josué dijo a los dos hombres que habían reconocido la tierra:

—Entren en la casa de la mujer prostituta, y saquen de allí a ella y todo lo que sea suyo, como se lo han jurado.

23 Entraron los jóvenes espías y sacaron a Rajab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y todo lo que era suyo. Sacaron a toda su familia, y los pusieron fuera del campamento de Israel. 24 Y consumieron con fuego la ciudad, junto con todo lo que había en ella. Solamente pusieron en el tesoro de la casa del SEÑOR la plata, el oro y los utensilios de bronce y de hierro. 25 Pero Josué preservó la vida a la prostituta Rajab, a la familia de su padre y todo lo que era suyo. Ella ha habitado entre los israelitas hasta el día de hoy, porque escondió a los mensajeros que Josué envió para espiar Jericó.

26 En aquel tiempo Josué les hizo este juramento diciendo:

—¡Maldito sea delante del SEÑOR el hombre que se levante y reconstruya esta ciudad de Jericó! A costa de su primogénito colocará sus cimientos, y a costa de su hijo menor asentará sus puertas.

27 El SEÑOR estuvo con Josué, y su fama se divulgó por toda la tierra.

Acán y el anatema de Jericó

Pero los hijos de Israel transgredieron con respecto al anatema. Acán[e] hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá, tomó del anatema; y la ira del SEÑOR se encendió contra los hijos de Israel.

Josué envió hombres desde Jericó hasta Hai, que estaba junto a Bet-avén, hacia el oriente de Betel, y les dijo:

—Suban y espíen la tierra.

Ellos fueron y espiaron Hai, y volviendo a Josué le dijeron:

—No suba todo el pueblo. Suban solo unos dos mil o tres mil hombres; ellos tomarán Hai. No fatigues a todo el pueblo allí, porque ellos son pocos.

Fueron allá unos tres mil hombres del pueblo, los cuales huyeron delante de los de Hai. Los hombres de Hai mataron de aquellos a unos treinta y seis hombres y los persiguieron desde la puerta de la ciudad hasta Sebarim, donde los derrotaron en la bajada, de modo que el corazón del pueblo desfalleció y vino a ser como agua.

Entonces Josué rasgó su ropa y se postró en tierra sobre su rostro delante del arca del SEÑOR hasta el anochecer, él y los ancianos de Israel; y echaron polvo sobre sus cabezas. Entonces dijo Josué:

—¡Ay, SEÑOR Dios[f]! ¿Por qué hiciste cruzar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en mano de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá hubiéramos decidido habitar al otro lado del Jordán! ¡Oh, Señor! ¿Qué diré, puesto que Israel ha vuelto la espalda delante de sus enemigos? Los cananeos y todos los habitantes de la tierra lo oirán, nos rodearán y borrarán nuestro nombre de la tierra. Entonces, ¿qué harás tú por tu gran nombre?

10 El SEÑOR dijo a Josué:

—Levántate. ¿Por qué te postras así sobre tu rostro? 11 Israel ha pecado. Han quebrantado mi pacto que yo les había mandado. Han tomado del anatema, han robado, han mentido y lo han escondido entre sus enseres. 12 Por esto los hijos de Israel no podrán prevalecer ante sus enemigos. Más bien, volverán la espalda ante sus enemigos, porque se han convertido en anatema. Yo no estaré más con ustedes, si no destruyen el anatema de en medio de ustedes. 13 Levántate, purifica al pueblo y di: “Purifíquense para mañana, porque el SEÑOR Dios de Israel dice así: ‘Anatema hay en medio de ti, oh Israel. No podrán prevalecer delante de sus enemigos hasta que hayan quitado el anatema de en medio de ustedes’ ”. 14 Se acercarán, pues, mañana, por sus tribus. La tribu que el SEÑOR tome se acercará por sus clanes. El clan que el SEÑOR tome se acercará por sus familias. La familia que el SEÑOR tome se acercará por sus varones. 15 El que sea descubierto con el anatema será quemado a fuego, él y todo lo suyo, porque ha quebrantado el pacto del SEÑOR y ha cometido una vileza en Israel.

16 Al levantarse Josué muy de mañana, hizo que se acercara Israel por sus tribus, y fue tomada la tribu de Judá. 17 Al hacer que se acercara la tribu de Judá, fue tomado el clan de los hijos de Zéraj. Al hacer que se acercara el clan de los hijos de Zéraj, fue tomado Zabdi. 18 Y al hacer que se acercaran los varones de su familia, fue tomado Acán hijo de Carmi, hijo de Zabdi, hijo de Zéraj, de la tribu de Judá. 19 Entonces Josué dijo a Acán:

—¡Hijo mío, por favor, da gloria y reconocimiento al SEÑOR Dios de Israel, y declárame lo que has hecho! ¡No me lo encubras!

20 Acán respondió a Josué diciendo:

—Verdaderamente yo he pecado contra el SEÑOR Dios de Israel, y he hecho así y así: 21 Vi entre el botín un manto babilónico muy bueno, dos kilos de plata y un lingote de oro de medio kilo de peso, lo cual codicié y tomé. Todo ello está escondido bajo tierra en medio de mi tienda, y el dinero está debajo de ello.

22 Josué envió mensajeros que fueron corriendo a la tienda. Y he aquí, aquello estaba escondido allí en su tienda, y el dinero estaba debajo. 23 Lo tomaron de la tienda y lo llevaron a Josué y a todos los hijos de Israel, y lo pusieron delante del SEÑOR. 24 Entonces Josué y todo Israel con él tomaron a Acán[g] hijo de Zéraj, la plata, el manto, el lingote de oro, sus hijos, sus hijas, sus bueyes, sus asnos, sus ovejas, su tienda y todo lo que tenían; y los llevaron al valle de Acor. 25 Y Josué dijo:

—¿Por qué nos has ocasionado destrucción? ¡El SEÑOR te destruya a ti en este día!

Todos los israelitas los apedrearon, y después de apedrearlos, los quemaron a fuego. 26 Después levantaron sobre él un gran montón de piedras que permanece hasta el día de hoy. Así el SEÑOR se aplacó del ardor de su ira. Por eso se llama el nombre de aquel lugar valle de Acor, hasta el día de hoy.

La caída de Hai

El SEÑOR dijo a Josué:

—No temas ni desmayes. Toma contigo a toda la gente de guerra, levántate y sube contra Hai. Mira, yo he entregado en tu mano al rey de Hai, a su pueblo, su ciudad y su tierra. Harás a Hai y a su rey como hiciste a Jericó y a su rey. Solamente tomarán para ustedes su botín y su ganado. Pon una emboscada en el lado occidental de la ciudad.

Josué y toda la gente de guerra se levantaron para subir contra Hai. Josué escogió treinta mil hombres fuertes, a quienes envió de noche, y les mandó diciendo:

—Miren, pondrán una emboscada detrás de la ciudad. No se alejen mucho de la ciudad, y estén todos preparados. Yo y toda la gente que está conmigo nos acercaremos a la ciudad. Y sucederá que cuando salgan contra nosotros como la primera vez, huiremos delante de ellos. Saldrán tras nosotros hasta que los hayamos alejado de la ciudad porque dirán: “Huyen de nosotros como la primera vez”. Huiremos, pues, delante de ellos, y ustedes se levantarán de la emboscada y se apoderarán de la ciudad, pues el SEÑOR su Dios la entregará en la mano de ustedes. Y sucederá que cuando hayan tomado la ciudad, le prenderán fuego. Harán conforme a la palabra del SEÑOR. Miren que yo se lo he mandado.

Entonces Josué los envió, y ellos se fueron al lugar de la emboscada y se pusieron entre Betel y Hai, al oeste de Hai. Josué pasó aquella noche en medio del pueblo, 10 y levantándose Josué muy de mañana pasó revista al pueblo. Luego subió delante del pueblo contra Hai, junto con los ancianos de Israel.

11 Toda la gente de guerra que estaba con él subió y se acercó; llegaron frente a la ciudad y acamparon hacia el norte de Hai, estando el valle entre ellos y Hai. 12 Tomó unos cinco mil hombres y los puso en emboscada entre Betel y Hai, hacia el lado oeste de la ciudad. 13 Así ordenaron a la gente: todo el campamento hacia el lado norte de la ciudad, y la guardia emboscada hacia el oeste de la ciudad. Y Josué pasó aquella noche en medio del valle.

14 Sucedió que cuando el rey de Hai vio esto, los hombres de la ciudad se apresuraron, se levantaron muy de mañana y salieron al encuentro de Israel, para combatir él y todo su pueblo frente al Arabá, en el lugar acordado, no sabiendo que le estaba puesta una emboscada detrás de la ciudad. 15 Josué y todo Israel, fingiéndose vencidos ante ellos, huyeron por el camino del desierto. 16 Todo el pueblo que estaba en Hai[h] se reunió para perseguirlos. Y persiguieron a Josué, siendo así alejados de la ciudad. 17 No quedó hombre en Hai y en Betel que no saliera tras Israel. Y por perseguir a Israel, dejaron la ciudad abierta. 18 Entonces el SEÑOR dijo a Josué:

—Extiende la lanza que tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano.

Josué extendió hacia la ciudad la lanza que tenía en su mano. 19 Y levantándose rápidamente de su lugar, los hombres que estaban en la emboscada corrieron cuando él extendió su mano, y entraron en la ciudad. Así la tomaron y se apresuraron a prender fuego a la ciudad.

20 Los hombres de Hai volvieron el rostro, y al mirar, he aquí que el humo de la ciudad subía al cielo. Pero no les fue posible huir ni a un lado ni a otro, porque el pueblo que iba hacia el desierto se volvió contra los que lo perseguían. 21 Josué y todo Israel, viendo que los de la emboscada habían tomado la ciudad y que el humo de la ciudad subía, se volvieron y mataron a los hombres de Hai. 22 Los otros salieron de la ciudad a su encuentro. Así estuvieron en medio de Israel, los unos por un lado y los otros por el otro. Los mataron hasta que no quedó ni un sobreviviente ni un fugitivo. 23 También tomaron vivo al rey de Hai y lo llevaron ante Josué.

24 Sucedió que cuando los israelitas acabaron de matar a todos los habitantes de Hai en el campo, en el desierto donde ellos los habían perseguido, y cuando todos habían caído a filo de espada hasta ser exterminados, todos los israelitas se volvieron a Hai y mataron a todos a espada. 25 El número de los que cayeron aquel día, entre hombres y mujeres, fue de doce mil, todos los de Hai. 26 Porque Josué no retrajo su mano que había extendido con la lanza, hasta que destruyó a todos los habitantes de Hai. 27 Los israelitas solo tomaron para sí el ganado y el botín de aquella ciudad, conforme a la palabra que el SEÑOR había mandado a Josué.

28 Josué incendió Hai y la convirtió en un montículo de ruinas perpetuas, una desolación hasta el día de hoy. 29 Al rey de Hai lo colgó de un árbol hasta el atardecer. Cuando el sol se ponía, Josué mandó que quitaran su cuerpo del árbol y lo echaran a la puerta de la ciudad, donde levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta el día de hoy.

El altar y la ley en el monte Ebal

30 Entonces Josué edificó en el monte Ebal un altar al SEÑOR Dios de Israel, 31 como Moisés siervo del SEÑOR había mandado a los hijos de Israel y como está escrito en el libro de la ley de Moisés: un altar de piedras sin labrar sobre las cuales nadie había alzado herramientas de hierro. Sobre él ofrecieron holocaustos al SEÑOR e hicieron sacrificios de paz.

32 También escribió allí sobre las piedras, en presencia de los hijos de Israel, una copia de la ley de Moisés, que él había escrito. 33 Y todo Israel, sus ancianos, oficiales y jueces, tanto extranjeros como naturales, estaban de pie a ambos lados del arca delante de los sacerdotes levitas que llevaban el arca del pacto del SEÑOR. La mitad de ellos estaba hacia el monte Gerizim y la otra mitad hacia el monte Ebal, de la manera que Moisés siervo del SEÑOR lo había mandado, para que bendijeran primeramente al pueblo de Israel.

34 Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la Ley[i]. 35 No hubo palabra alguna de todas las cosas que mandó Moisés, que Josué no leyera delante de toda la congregación de Israel, incluyendo las mujeres, los niños y los extranjeros que vivían entre ellos.

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