Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Job 1-5

Integridad y prosperidad de Job

Hubo un hombre en la tierra de Uz, que se llamaba Job. Aquel hombre era íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Le nacieron siete hijos y tres hijas. Poseía siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientos asnos y muchísimos siervos. Y aquel hombre era el más grande de todos los orientales.

Sus hijos iban y celebraban un banquete en la casa de cada uno, en su día, y mandaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. Y cuando habían transcurrido los días de banquete, sucedía que Job mandaba a llamarlos y los purificaba. Levantándose muy de mañana, ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Pues decía Job: “Quizás mis hijos habrán pecado y habrán maldecido a Dios en su corazón”. De esta manera hacía continuamente.

Satanás cuestiona la integridad de Job

Aconteció cierto día que vinieron los hijos de Dios para presentarse ante el SEÑOR, y entre ellos vino también Satanás. Y el SEÑOR le preguntó a Satanás:
—¿De dónde vienes?
Satanás respondió al SEÑOR diciendo:
—De recorrer la tierra y de andar por ella.
Y el SEÑOR le preguntó a Satanás:
—¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra: un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal?
Y Satanás respondió al SEÑOR diciendo:
—¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿Acaso no le has protegido a él, a su familia y a todo lo que tiene? El trabajo de sus manos has bendecido, y sus posesiones se han aumentado en la tierra. 11 Pero extiende, por favor, tu mano y toca todo lo que tiene, ¡y verás si no te maldice en tu misma cara!
12 Y el SEÑOR le respondió a Satanás:
—He aquí, todo lo que él tiene está en tu poder. Solamente no extiendas tu mano contra él.
Entonces Satanás salió de la presencia del SEÑOR.

Satanás arruina la casa de Job

13 Aconteció cierto día, cuando sus hijos y sus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano, el primogénito, 14 que un mensajero llegó a Job y le dijo:
—Estando los bueyes arando, y las asnas paciendo cerca de ellos, 15 cayeron de sorpresa los sabeos y se los llevaron. Y a los criados mataron a filo de espada. Solo yo escapé para darte la noticia.
16 Todavía estaba este hablando, cuando llegó otro y le dijo:
—¡Cayó del cielo fuego de Dios, y quemó las ovejas y consumió a los criados! Solo yo escapé para darte la noticia.
17 Todavía estaba este hablando, cuando llegó otro y le dijo:
—Los caldeos formaron tres escuadrones, arremetieron contra los camellos y se los llevaron. Mataron a los criados a filo de espada. Solo yo escapé para darte la noticia.
18 Todavía estaba este hablando, cuando llegó otro y le dijo:
—Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en la casa de su hermano, el primogénito. 19 Y he aquí que vino un fuerte viento del otro lado del desierto y golpeó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes y murieron. Solo yo escapé para darte la noticia.
20 Entonces Job se levantó, rasgó su manto y se rapó la cabeza; se postró a tierra y adoró. 21 Y dijo:
—Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. El SEÑOR dio, y el SEÑOR quitó. ¡Sea bendito el nombre del SEÑOR!
22 En todo esto Job no pecó ni atribuyó a Dios despropósito alguno.

Satanás arruina la salud de Job

Aconteció cierto día que vinieron los hijos de Dios para presentarse ante el SEÑOR, y entre ellos vino también Satanás para presentarse ante el SEÑOR. El SEÑOR preguntó a Satanás:

—¿De dónde vienes?
Y Satanás respondió al SEÑOR:
—De recorrer la tierra y de andar por ella.
El SEÑOR preguntó a Satanás:
—¿No te has fijado en mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra: un hombre íntegro y recto, temeroso de Dios y apartado del mal; y que todavía se aferra a su integridad a pesar de que tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin motivo?
Y Satanás respondió al SEÑOR diciendo:
—¡Piel por piel! Todo lo que el hombre tiene lo dará por su vida. Pero extiende, pues, tu mano y toca sus huesos y su carne, y verás si no te maldice en tu misma cara.
Y el SEÑOR respondió a Satanás:
—He aquí, él está en tu poder; pero respeta su vida.
Entonces Satanás salió de la presencia del SEÑOR e hirió a Job con llagas malignas desde la planta de sus pies hasta su coronilla. Tomaba un pedazo de tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de las cenizas. Entonces su mujer le dijo:
—¿Todavía te aferras a tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!
10 Pero él le respondió:
—¡Has hablado como hablaría cualquiera de las mujeres insensatas! Recibimos el bien de parte de Dios, ¿y no recibiremos también el mal?
En todo esto Job no pecó con sus labios.

Job es visitado por sus tres amigos

11 Entonces tres amigos de Job —Elifaz el temanita, Bildad el sujita y Zofar el namatita— se enteraron de todo el mal que le había sobrevenido y vinieron, cada uno de su lugar. Convinieron juntos en ir a él para expresarle su condolencia y para consolarlo. 12 Y cuando alzaron los ojos desde lejos y no le pudieron reconocer, lloraron alzando la voz. Cada uno rasgó su manto y esparció polvo hacia el cielo sobre su cabeza. 13 Luego se sentaron en tierra con él por siete días y siete noches. Y ninguno de ellos le decía una sola palabra porque veían que el dolor era muy grande.

Job maldice el día en que nació

Después de esto, Job abrió su boca y maldijo su día. Tomó Job la palabra y dijo:

—Perezca el día en que nací
y la noche en que se dijo:
“¡Un varón ha sido concebido!”.
Sea aquel día tinieblas.
Dios no pregunte por él desde arriba
ni resplandezca la claridad sobre él.
Reclámenlo para sí las tinieblas
y la densa oscuridad;
repose sobre él una nube,
y cáusele terror el oscurecimiento del día.
Apodérese de aquella noche
la oscuridad.
No sea contada junto con
los días del año
ni aparezca en el cómputo de los meses.
¡He aquí, sea aquella noche estéril;
no penetren en ella los gritos de júbilo!
Maldíganla los que maldicen el día[a], los que se aprestan a instigar al Leviatán[b].
Oscurézcanse sus estrellas matutinas. Espere la luz, pero no le llegue
ni vea los destellos de la aurora;
10 porque no cerró las puertas de la matriz, para esconder de mis ojos el sufrimiento.
11 »¿Por qué no morí en las entrañas,
o expiré al salir del vientre?
12 ¿Por qué me recibieron las rodillas? ¿Para qué los pechos que mamé?
13 Pues ahora yacería y estaría en quietud. Dormiría y tendría reposo
14 junto con los reyes y los consejeros de la tierra
que reedificaron ruinas para sí;
15 o con los príncipes que poseían el oro
y que llenaban de plata sus casas.
16 ¡Oh! ¿Por qué no fui escondido como un abortivo,
como las criaturas que nunca vieron la luz?
17 Allí los impíos dejan de perturbar; allí descansan los de agotadas fuerzas.
18 Los prisioneros están juntos en descanso y no escuchan la voz del capataz.
19 Tanto el pequeño como el grande están allí;
y el esclavo ya libre de su amo.
20 »¿Para qué darle luz al que sufre,
y vida a los de alma amargada;
21 a los que esperan la muerte,
y no llega aunque la busquen más que a tesoros enterrados;
22 a los que se alegran ante el gozo
y se regocijan cuando hallan
el sepulcro;
23 al hombre cuyo camino está escondido, y a quien Dios ha cercado?
24 Porque antes de mi pan viene mi suspiro, y mis gemidos corren como el agua.
25 El miedo que presentía me ha sobrevenido;
lo que me daba terror me ha acontecido.
26 No tengo tranquilidad;
no tengo quietud; no tengo sosiego; más bien, me invade la desesperación.

Primera intervención de Elifaz

Entonces intervino Elifaz el temanita y dijo:

—Si alguien intentara hablarte,
¿te impacientarías?
Pero, ¿quién podrá reprimir las palabras?
He aquí, tú instruías a muchos
y afirmabas las manos debilitadas.
Tus palabras levantaban
al que tropezaba,
y fortalecías las rodillas endebles.
Pero ahora te sucede a ti
y te impacientas;
ha llegado a ti, y te turbas.
¿Acaso tu confianza no es tu devoción;
y la integridad de tus caminos,
tu esperanza?
»Recuerda, por favor,
¿quién ha perecido por ser inocente? ¿Dónde han sido destruidos los rectos?
Como he visto, los que aran iniquidad
y siembran sufrimiento cosechan
lo mismo.
Perecen por el aliento de Dios,
y por el soplo de su ira son consumidos.
10 El rugido del león, el gruñido del cachorro,
y los dientes de los leoncillos son quebrantados.
11 El león perece por falta de presa,
y los hijos de la leona se dispersan.
12 »Un mensaje me ha sido traído
en secreto,
y mi oído ha percibido un susurro de ello:
13 En medio de los inquietantes pensamientos de las visiones nocturnas,
cuando el sueño profundo cae sobre los hombres,
14 me sobrevinieron espanto
y estremecimiento
que aterraron todos mis huesos.
15 Entonces un fantasma pasó frente a mí,
e hizo que se erizara el vello
de mi cuerpo.
16 Se detuvo, pero yo no reconocí su semblante.
Ante mis ojos había una imagen,
y oí una voz apacible:
17 “¿Será el hombre más justo que Dios? ¿Será el varón más puro que su Hacedor?
18 Si Dios no se fía ni de sus siervos
y aun en sus ángeles halla errores,
19 ¡cuánto más los que habitan
en casas de barro,
cuyos fundamentos están en el polvo, serán aplastados más pronto
que la polilla!
20 De la mañana a la tarde son triturados; sin que nadie los considere,
se pierden para siempre.
21 ¿Acaso no serán arrancadas
las cuerdas de sus tiendas?
En ellas mueren, pero sin sabiduría”.

»¡Clama, pues! ¿Habrá quien

te responda?
¿A cuál de los santos acudirás?
Porque la angustia mata al necio,
y el apasionamiento hace morir
al ingenuo.
Yo he visto al necio que echaba raíces
y al instante maldije su morada.
Sus hijos están lejos de toda salvación;
en la puerta de la ciudad serán aplastados
y no habrá quien los libre.
Lo que ellos cosechen lo comerá el hambriento,
y aun de las espinas lo tomará.
Y los sedientos absorberán sus riquezas.
Ciertamente la aflicción no sale del polvo
ni el sufrimiento brota de la tierra.
Pero el hombre nace para el sufrimiento, así como las chispas vuelan hacia arriba.

»Pero yo, en cambio, apelaría a Dios;
a la Divinidad confiaría mi causa.
Él hace cosas grandes e inescrutables,
y maravillas que no se pueden enumerar.
10 Él da la lluvia sobre la faz de la tierra
y envía las aguas sobre la faz de los campos.
11 Él pone en alto a los humillados,
y los enlutados logran gran liberación.
12 Él frustra los planes de los astutos, para que sus manos no logren su propósito.
13 Él atrapa a los sabios en sus argucias,
y el designio de los sagaces
es trastornado.
14 De día se encuentran con las tinieblas,
y a mediodía andan a tientas como de noche.
15 Él libra al desolado de la boca de ellos,
y al pobre de la mano del fuerte.
16 Así habrá esperanza para el necesitado, y la perversidad cerrará su boca.
17 »¡He aquí, bienaventurado es
el hombre a quien Dios disciplina! No menosprecies la corrección del Todopoderoso.
18 Porque él hiere pero también venda;
él golpea pero sus manos sanan.
19 En seis tribulaciones te librará;
y en siete no te tocará el mal.
20 En el hambre te redimirá de la muerte;
y en la guerra, del poder de la espada.
21 Serás escondido del azote de la lengua,
y no temerás cuando venga
la destrucción.
22 De la destrucción y del hambre te reirás, y no temerás las fieras de la tierra.
23 Pues aun con las piedras del campo tendrás alianza,
y los animales del campo tendrán paz contigo.
24 Sabrás que tu tienda está en paz;
revisarás tu morada, y nada echarás
de menos.
25 Sabrás que tu descendencia es mucha, que tu prole es como la hierba
de la tierra.
26 Irás a la tumba lleno de vigor,
cual gavilla de trigo que se recoge a su tiempo.
27 Esto es lo que hemos investigado,
y así es.
Escúchalo y conócelo para tu provecho.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano