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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
Mateo 14

Muerte de Juan el Bautista (Mc 6,14-29; Lc 9,7-9)

14 Por aquel tiempo, Herodes, que gobernaba en Galilea, oyó hablar de Jesús y comentó con sus cortesanos:

— Este es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos. Por eso tiene poder para hacer milagros.

Es que Herodes había hecho arrestar a Juan, lo encadenó y lo encerró en la cárcel por causa de Herodías, la esposa de su hermano Filipo. Pues Juan le había dicho:

— No te es lícito tenerla por mujer.

Por eso, Herodes quería matar a Juan. Sin embargo, no se atrevía a hacerlo, porque temía al pueblo que tenía a Juan por profeta. Pero el día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías salió a bailar en medio de los invitados; y tanto le gustó a Herodes, que le prometió bajo juramento darle todo lo que le pidiera. Ella entonces, aconsejada por su madre, le dijo:

— Dame ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.

La petición entristeció al rey; pero como se había comprometido con su juramento delante de los invitados, ordenó que se la entregaran 10 y mandó que decapitaran a Juan en la cárcel. 11 En seguida trajeron la cabeza en una bandeja, se la dieron a la muchacha y esta, a su vez, se la entregó a su madre. 12 Después de esto, los discípulos de Juan recogieron su cadáver y lo llevaron a enterrar. Luego fueron a comunicar la noticia a Jesús.

Jesús da de comer a más de cinco mil personas (Mc 6,30-44; Lc 9,10-17; Jn 6,1-14)

13 Cuando Jesús se enteró de lo sucedido, subió a una barca y se retiró de allí él solo a un lugar solitario. Pero la gente, al saberlo, salió de los pueblos y lo siguió a pie por la orilla. 14 Al desembarcar Jesús y ver toda aquella multitud, se compadeció de ellos y curó a los enfermos.

15 La tarde comenzaba a caer y los discípulos se acercaron a él para decirle:

— La hora ya es avanzada y este es un lugar despoblado. Despide a la gente para que vaya a las aldeas a comprarse comida.

16 Jesús les contestó:

— No tienen por qué irse. Dadles de comer vosotros mismos.

17 Ellos replicaron:

— Aquí sólo tenemos cinco panes y dos peces.

18 Dijo Jesús:

— Traédmelos.

19 Mandó Jesús que la gente se recostara sobre la hierba; luego tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a sus discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente. 20 Comieron todos hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron doce cestos llenos de trozos sobrantes de pan. 21 Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres ni los niños.

Jesús camina sobre el lago (Mc 6,45-52; Jn 6,16-21)

22 A continuación Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca para que llegaran antes que él a la otra orilla del lago, mientras él despedía a la gente. 23 Después de despedirla, subió al monte para orar a solas. Y todavía seguía allí él solo al llegar la noche.

24 Entre tanto, la barca ya estaba muy lejos de tierra y las olas la azotaban con violencia, pues el viento les era contrario. 25 En las últimas horas de la noche, Jesús se dirigió a ellos andando sobre el lago. 26 Cuando los discípulos lo vieron caminar sobre el lago, se asustaron creyendo que era un fantasma y llenos de miedo se pusieron a gritar. 27 Pero en seguida Jesús se dirigió a ellos diciendo:

— Tranquilizaos, soy yo. No tengáis miedo.

28 Pedro contestó:

— Señor, si eres tú, manda que yo vaya hasta ti caminando sobre el agua.

29 Jesús le dijo:

— Ven.

Pedro saltó de la barca y echó a andar sobre el agua para ir hacia Jesús. 30 Pero al sentir la violencia del viento, se asustó y, como vio que comenzaba a hundirse, gritó:

— ¡Señor, sálvame!

31 Jesús, tendiéndole en seguida la mano, lo sujetó y le dijo:

— ¡Qué débil es tu fe! ¿Por qué has dudado?

32 Luego subieron a la barca y el viento cesó. 33 Y los que estaban a bordo se postraron ante Jesús, exclamando:

— ¡Verdaderamente, tú eres el Hijo de Dios!

Curaciones en Genesaret (Mc 6,53-56)

34 Cruzaron el lago y tocaron tierra en Genesaret. 35 En cuanto los habitantes del lugar reconocieron a Jesús, divulgaron la noticia por toda la región; así que le trajeron toda clase de enfermos, 36 y le suplicaban que les permitiera tocar aunque sólo fuera el borde de su manto. Y cuantos lo tocaban recuperaban la salud.

Marcos 6

Jesús rechazado en Nazaret (Mt 13,53-58; Lc 4,16-30)

Jesús se fue de allí y regresó a su pueblo acompañado de sus discípulos. Cuando llegó el sábado se puso a enseñar en la sinagoga; y muchos que lo escuchaban no salían de su asombro y se preguntaban:

— ¿De dónde ha sacado este todo eso? ¿Quién le ha dado esos conocimientos y de dónde proceden esos milagros que hace? ¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no son sus hermanas estas que viven aquí?

Así que estaban desconcertados a causa de Jesús. Por eso les dijo:

— Sólo en su propia tierra, en su propia casa y entre sus familiares menosprecian a un profeta.

Y no pudo hacer allí ningún milagro, aparte de curar a unos pocos enfermos poniendo las manos sobre ellos. Estaba verdaderamente sorprendido de la falta de fe de aquella gente.

Misión de los Doce (Mt 10,1.5-15; Lc 9,1-6)

Andaba Jesús enseñando por las aldeas de alrededor, cuando reunió a los doce discípulos y empezó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus impuros. Les ordenó que no llevaran nada para el camino, excepto un bastón. Ni pan, ni zurrón, ni dinero en el bolsillo; que fueran calzados con sandalias y no llevaran más que lo puesto. 10 Les dio estas instrucciones:

— Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que salgáis del lugar. 11 Y si en algún sitio no quieren recibiros ni escucharos, marchaos de allí y sacudid el polvo pegado a vuestros pies, como testimonio contra esa gente.

12 Los discípulos salieron y proclamaron la necesidad de la conversión. 13 También expulsaron muchos demonios y curaban a muchos enfermos ungiéndolos con aceite.

Muerte de Juan el Bautista (Mt 14,1-12; Lc 9,7-9)

14 La fama de Jesús llegó a oídos del propio rey Herodes. Había algunos que decían:

— Este es Juan el Bautista, que ha resucitado. Por eso tiene poder de hacer milagros.

15 Otros, en cambio, decían que era Elías; y otros, que era un profeta semejante a los profetas antiguos. 16 Al oír Herodes todo esto afirmó:

— Este es Juan. Yo mandé que lo decapitaran, pero ha resucitado.

17 Y es que el mismo Herodes había hecho arrestar a Juan y lo tuvo encadenado en la cárcel por causa de Herodías, la esposa de su hermano Filipo, con la que se había casado. 18 Pues Juan había dicho a Herodes:

— No te es lícito tener a la mujer de tu hermano.

19 Por eso, Herodías lo odiaba y quería matarlo, pero aún no había encontrado la ocasión propicia, 20 ya que Herodes temía a Juan sabiendo que era un hombre recto y santo; lo protegía y hasta lo escuchaba con agrado, aunque siempre se quedaba desconcertado.

21 Por fin se presentó la oportunidad cuando Herodes, el día de su cumpleaños, dio un banquete a los grandes de su corte, a los jefes militares y a la gente más importante de Galilea. 22 Durante el banquete salió a bailar la hija de Herodías; y tanto les gustó a Herodes y a sus invitados que el rey dijo a la muchacha:

— Pídeme lo que quieras y yo te lo daré.

23 Una y otra vez le juró:

— ¡Te daré todo lo que me pidas; hasta la mitad de mi reino!

24 La muchacha fue entonces a preguntar a su madre:

— ¿Qué pido?

Su madre le dijo:

— La cabeza de Juan el Bautista.

25 Volvió a toda prisa la muchacha y pidió al rey:

— Quiero que me des ahora mismo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista.

26 El rey se entristeció al oír esta petición; pero, como se había comprometido delante de los invitados con su juramento, no quiso desairarla. 27 Así que el rey envió a un soldado con la orden de traerle la cabeza de Juan. El soldado fue a la cárcel, le cortó la cabeza 28 y la trajo en una bandeja. Luego se la entregó a la muchacha y la muchacha se la dio a su madre. 29 Cuando los discípulos de Juan se enteraron de lo ocurrido, fueron a pedir su cadáver y lo pusieron en un sepulcro.

Los Doce regresan de la misión (Lc 9,10)

30 Los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le comunicaron todo lo que habían hecho y enseñado. 31 Jesús les dijo:

— Venid aparte conmigo. Vamos a descansar un poco en algún lugar solitario.

Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba ni tiempo para comer. 32 Así que subieron a una barca y se dirigieron, ellos solos, a un lugar apartado.

Jesús da de comer a más de cinco mil personas (Mt 14,13-21; Lc 9,11-17; Jn 6,1-15)

33 Muchos vieron alejarse a Jesús y a los apóstoles y, al advertirlo, vinieron corriendo a pie por la orilla, procedentes de todos aquellos pueblos, y se les adelantaron. 34 Al desembarcar Jesús y ver a toda aquella gente, se compadeció de ellos porque parecían ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas. 35 Como se iba haciendo tarde, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron:

— Se está haciendo tarde y este es un lugar despoblado. 36 Despídelos para que vayan a los caseríos y aldeas de alrededor a comprarse algo para comer.

37 Jesús les contestó:

— Dadles de comer vosotros mismos.

Ellos replicaron:

— ¿Cómo vamos a comprar nosotros la cantidad de pan que se necesita para darles de comer?

38 Jesús les dijo:

— Mirad a ver cuántos panes tenéis.

Después de comprobarlo, le dijeron:

— Cinco panes y dos peces.

39 Jesús mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde. 40 Y formaron grupos de cien y de cincuenta. 41 Luego él tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los fue dando a sus discípulos para que ellos los distribuyeran entre la gente. Lo mismo hizo con los peces. 42 Todos comieron hasta quedar satisfechos; 43 aun así se recogieron doce cestos llenos de trozos sobrantes de pan y de pescado. 44 Los que comieron de aquellos panes fueron cinco mil hombres.

Jesús camina sobre el agua (Mt 14,22-23; Lc 6,15-21)

45 A continuación Jesús hizo que sus discípulos subieran a la barca para que llegaran antes que él a la otra orilla del lago, frente a Betsaida, mientras él despedía a la gente. 46 Cuando los hubo despedido, se fue al monte para orar. 47 Al llegar la noche, la barca ya estaba en medio del lago, mientras Jesús se hallaba solo en tierra firme. 48 Ya en las últimas horas de la noche, viendo que estaban casi agotados de remar, porque el viento les era contrario, Jesús se dirigió hacia ellos andando sobre el lago y haciendo ademán de pasar de largo. 49 Cuando ellos lo vieron caminar sobre el lago, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar. 50 Todos lo vieron y se asustaron; pero Jesús les habló en seguida, diciéndoles:

— Tranquilizaos, soy yo. No tengáis miedo.

51 Luego subió a la barca con ellos, y el viento cesó. Ellos no salían de su asombro, 52 pues no habían comprendido lo sucedido con los panes y aún tenían la mente embotada.

Curaciones en Genesaret (Mt 14,34-36)

53 Cruzaron el lago, tocaron tierra en Genesaret y atracaron allí. 54 Cuando desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús 55 y de toda aquella región se apresuraron a llevar en camillas a toda clase de enfermos a donde habían oído que estaba Jesús. 56 Y allí adonde él llegaba, ya fueran aldeas, pueblos o caseríos, ponían a los enfermos en las plazas y le suplicaban que les permitiera tocar aunque sólo fuera el borde del manto. Y cuantos lo tocaban recuperaban la salud.

Lucas 9:1-17

Misión de los Doce (Mt 10,5-15; Mc 6,7-13)

Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios y para curar enfermedades. Los envió a anunciar el reino de Dios y a curar a los enfermos. Les dijo:

— No llevéis nada para el camino: ni bastón, ni zurrón, ni pan, ni dinero. Ni siquiera dos trajes. Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta que salgáis del lugar. Si en algún pueblo no quieren recibiros, salid de allí y sacudid el polvo pegado a vuestros pies, como testimonio contra esa gente.

Ellos salieron y recorrieron todas las aldeas, anunciando por todas partes el mensaje de salvación y curando a los enfermos.

Desconcierto de Herodes (Mt 14,1-2; Mc 6,14-16)

Cuando Herodes, que gobernaba en Galilea, se enteró de todo lo que estaba sucediendo, se quedó desconcertado, porque algunos decían que Juan el Bautista había resucitado de entre los muertos. Otros decían que se había aparecido el profeta Elías; y otros, que uno de los antiguos profetas había resucitado. Pero Herodes dijo:

— Yo mandé decapitar a Juan. ¿Quién podrá ser ese de quien cuentan tales cosas?

Y andaba buscando la ocasión de conocerlo.

Los Doce regresan de la misión (Mc 6,30-32)

10 Cuando volvieron los apóstoles, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Jesús se los llevó aparte, a un pueblo llamado Betsaida. 11 Pero la gente se dio cuenta y lo siguió. Jesús los acogió, les habló del reino de Dios y curó a los enfermos.

Jesús da de comer a más de cinco mil personas (Mt 14,13-21; Mc 6,33-44; Jn 6,1-14)

12 Al comenzar a declinar el día, los Doce se acercaron a Jesús y le dijeron:

— Despide a toda esa gente para que vayan a las aldeas y caseríos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en despoblado.

13 Jesús les contestó:

— Dadles de comer vosotros mismos.

Ellos replicaron:

— Nosotros no tenemos más que cinco panes y dos peces, a menos que vayamos y compremos comida para toda esta gente.

14 Eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos:

— Haced que se recuesten en grupos como de cincuenta personas.

15 Ellos siguieron sus instrucciones, y toda la gente se recostó. 16 Luego Jesús tomó los cinco panes y los dos peces y, mirando al cielo, los bendijo, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que los distribuyeran entre la gente. 17 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron doce cestos llenos de trozos sobrantes.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España