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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
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Lucas 22

Judas acuerda traicionar a Jesús(A)

22 Se aproximaba la fiesta de los Panes sin levadura, llamada la Pascua. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley buscaban algún modo de acabar con Jesús, porque temían al pueblo. Entonces entró Satanás en Judas, uno de los doce, al que llamaban Iscariote. Este fue a los jefes de los sacerdotes y a los capitanes del templo para tratar con ellos cómo les entregaría a Jesús. Ellos se alegraron y acordaron darle dinero. Él aceptó, y comenzó a buscar una oportunidad para entregarles a Jesús cuando no hubiera gente.

La última cena(B)(C)(D)(E)(F)

Cuando llegó el día de la fiesta de los Panes sin levadura, en que debía sacrificarse el cordero de la Pascua, Jesús envió a Pedro y a Juan, diciéndoles:

―Id y haced los preparativos para que comamos la Pascua.

―¿Dónde quieres que la preparemos? —le preguntaron.

10 ―Mirad —contestó él—: al entrar en la ciudad os saldrá al encuentro un hombre que lleva un cántaro de agua. Seguidlo hasta la casa en que entre, 11 y decid al dueño de la casa: “El Maestro pregunta: ¿Dónde está la sala en la que voy a comer la Pascua con mis discípulos?” 12 Él os mostrará en la planta alta una sala amplia y amueblada. Preparad allí la cena.

13 Ellos se fueron y encontraron todo tal como les había dicho Jesús. Así que prepararon la Pascua.

14 Cuando llegó la hora, Jesús y sus apóstoles se sentaron a la mesa. 15 Entonces les dijo:

―He tenido muchísimos deseos de comer esta Pascua con vosotros antes de padecer, 16 pues os digo que no volveré a comerla hasta que tenga su pleno cumplimiento en el reino de Dios.

17 Luego tomó la copa, dio gracias y dijo:

―Tomad esto y repartidlo entre vosotros. 18 Os digo que no volveré a beber del fruto de la vid hasta que venga el reino de Dios.

19 También tomó pan y, después de dar gracias, lo partió, se lo dio y dijo:

―Este pan es mi cuerpo, entregado por vosotros; haced esto en memoria de mí.

20 De la misma manera tomó la copa después de la cena, y dijo:

―Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por vosotros. 21 Pero sabed que la mano del que va a traicionarme está con la mía, sobre la mesa. 22 A la verdad el Hijo del hombre se irá según está decretado, pero ¡ay de aquel que lo traiciona!

23 Entonces comenzaron a preguntarse unos a otros quién de ellos haría esto.

24 Tuvieron además un altercado sobre cuál de ellos sería el más importante. 25 Jesús les dijo:

―Los reyes de las naciones oprimen a sus súbditos, y los que ejercen autoridad sobre ellos se llaman a sí mismos benefactores. 26 No sea así entre vosotros. Al contrario, el mayor debe comportarse como el menor, y el que manda como el que sirve. 27 Porque, ¿quién es más importante, el que está a la mesa o el que sirve? ¿No lo es el que está sentado a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre vosotros como uno que sirve. 28 Ahora bien, vosotros sois los que habéis estado siempre a mi lado en mis pruebas. 29 Por eso, yo mismo os concedo un reino, así como mi Padre me lo concedió a mí, 30 para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os sentéis en tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

31 »Simón, Simón, mira que Satanás ha pedido zarandearos como si fuerais trigo. 32 Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos».

33 ―Señor —respondió Pedro—, estoy dispuesto a ir contigo tanto a la cárcel como a la muerte.

34 ―Pedro, te digo que hoy mismo, antes de que cante el gallo, tres veces negarás que me conoces.

35 Luego Jesús dijo a todos:

―Cuando os envié sin monedero ni bolsa ni sandalias, ¿acaso os faltó algo?

―Nada —respondieron.

36 ―Ahora, en cambio, el que tenga un monedero, que lo lleve; así mismo el que tenga una bolsa. Y el que nada tenga, que venda su manto y compre una espada. 37 Porque os digo que tiene que cumplirse en mí aquello que está escrito: “Y fue contado entre los transgresores”.[a] En efecto, lo que se ha escrito de mí se está cumpliendo.[b]

38 ―Mira, Señor —le señalaron los discípulos—, aquí hay dos espadas.

―¡Basta! —les contestó.

Jesús ora en el monte de los Olivos(G)

39 Jesús salió de la ciudad y, como de costumbre, se dirigió al monte de los Olivos, y sus discípulos lo siguieron. 40 Cuando llegaron al lugar, les dijo: «Orad para no caer en tentación». 41 Entonces se separó de ellos a una buena distancia,[c] se arrodilló y empezó a orar: 42 «Padre, si quieres, no me hagas beber este trago amargo;[d] pero no se cumpla mi voluntad, sino la tuya». 43 Entonces se le apareció un ángel del cielo para fortalecerlo. 44 Pero, como estaba angustiado, se puso a orar con más fervor, y su sudor era como gotas de sangre que caían a tierra.[e]

45 Cuando terminó de orar y volvió a los discípulos, los encontró dormidos, agotados por la tristeza. 46 «¿Por qué estáis durmiendo? —les exhortó—. Levantaos y orad para no caer en tentación».

Arresto de Jesús(H)

47 Todavía estaba hablando Jesús cuando se apareció una turba, y al frente iba uno de los doce, el que se llamaba Judas. Este se acercó a Jesús para besarlo, 48 pero Jesús le preguntó:

―Judas, ¿con un beso traicionas al Hijo del hombre?

49 Los discípulos que lo rodeaban, al darse cuenta de lo que pasaba, dijeron:

―Señor, ¿atacamos con la espada?

50 Y uno de ellos hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja derecha.

51 ―¡Dejadlos! —ordenó Jesús.

Entonces tocó la oreja al hombre, y lo sanó. 52 Luego dijo a los jefes de los sacerdotes, a los capitanes del templo y a los ancianos, que habían venido a prenderlo:

―¿Acaso soy un bandido,[f] para que vengáis contra mí con espadas y palos? 53 Todos los días estaba con vosotros en el templo, y no os atrevisteis a ponerme las manos encima. Pero ya ha llegado vuestra hora, cuando reinan las tinieblas.

Pedro niega a Jesús(I)

54 Prendieron entonces a Jesús y lo llevaron a la casa del sumo sacerdote. Pedro los seguía de lejos. 55 Pero luego, cuando encendieron una fogata en medio del patio y se sentaron alrededor, Pedro se les unió. 56 Una criada lo vio allí sentado a la lumbre, lo miró detenidamente y dijo:

―Este estaba con él.

57 Pero él lo negó.

―Muchacha, yo no lo conozco.

58 Poco después lo vio otro y afirmó:

―Tú también eres uno de ellos.

―¡No, hombre, no lo soy! —contestó Pedro.

59 Como una hora más tarde, otro lo acusó:

―Seguro que este estaba con él; pues también es galileo.

60 ―¡Hombre, no sé de qué estás hablando! —replicó Pedro.

En el mismo momento en que dijo eso, cantó el gallo. 61 El Señor se volvió y miró directamente a Pedro. Entonces Pedro se acordó de lo que el Señor le había dicho: «Hoy mismo, antes de que el gallo cante, me negarás tres veces». 62 Y saliendo de allí, lloró amargamente.

Los soldados se burlan de Jesús(J)

63 Los hombres que vigilaban a Jesús comenzaron a burlarse de él y a golpearlo. 64 Le vendaron los ojos, y le increpaban:

―¡Adivina quién te pegó!

65 Y le lanzaban muchos otros insultos.

Jesús ante Pilato y Herodes(K)(L)(M)

66 Al amanecer, se reunieron los ancianos del pueblo, tanto los jefes de los sacerdotes como los maestros de la ley, e hicieron comparecer a Jesús ante el Consejo.

67 ―Si eres el Cristo, dínoslo —le exigieron.

Jesús les contestó:

―Si os lo dijera, no me creeríais 68 y, si os hiciera preguntas, no me contestaríais. 69 Pero de ahora en adelante el Hijo del hombre estará sentado a la derecha del Dios Todopoderoso.

70 ―¿Eres tú, entonces, el Hijo de Dios? —le preguntaron a una voz.

―Vosotros mismos lo decís.

71 ―¿Para qué necesitamos más testimonios? —resolvieron—. Acabamos de oírlo de sus propios labios.

Juan 13

Jesús lava los pies a sus discípulos

13 Estaba cerca la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.[a]

Llegó la hora de la cena. El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que traicionara a Jesús. Sabía Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía; así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba en la cintura.

Cuando llegó a Simón Pedro, este le dijo:

―¿Y tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?

―Ahora no entiendes lo que estoy haciendo —respondió Jesús—, pero lo entenderás más tarde.

―¡No! —protestó Pedro—. ¡Jamás me lavarás los pies!

―Si no te los lavo,[b] no tendrás parte conmigo.

―Entonces, Señor, ¡no solo los pies, sino también las manos y la cabeza!

10 ―El que ya se ha bañado no necesita lavarse más que los pies —le contestó Jesús—; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos.

11 Jesús sabía quién lo iba a traicionar, y por eso dijo que no todos estaban limpios.

12 Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo:

―¿Entendéis lo que he hecho con vosotros? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy. 14 Pues, si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros. 15 Os he dado ejemplo, para que hagáis lo mismo que yo he hecho con vosotros. 16 Ciertamente os aseguro que ningún siervo es más que su amo, y ningún mensajero es más que el que lo envió. 17 ¿Entendéis esto? Dichosos seréis si lo ponéis en práctica.

Jesús predice la traición de Judas

18 »No me refiero a todos vosotros; yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es para que se cumpla la Escritura: “El que comparte el pan conmigo me ha puesto la zancadilla”.[c]

19 »Os digo esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. 20 Ciertamente os aseguro que el que recibe al que yo envío me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que me envió».

21 Dicho esto, Jesús se angustió profundamente y declaró:

―Ciertamente os aseguro que uno de vosotros me va a traicionar.

22 Los discípulos se miraban unos a otros sin saber a cuál de ellos se refería. 23 Uno de ellos, el discípulo a quien Jesús amaba, estaba a su lado. 24 Simón Pedro le hizo señas a ese discípulo y le dijo:

―Pregúntale a quién se refiere.

25 ―Señor, ¿quién es? —preguntó él, reclinándose sobre Jesús.

26 ―Aquel a quien yo le dé este pedazo de pan que voy a mojar en el plato —le contestó Jesús.

Acto seguido, mojó el pedazo de pan y se lo dio a Judas Iscariote, hijo de Simón. 27 Tan pronto como Judas tomó el pan, Satanás entró en él.

―Lo que vas a hacer, hazlo pronto —le dijo Jesús.

28 Ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo eso Jesús. 29 Como Judas era el encargado del dinero, algunos pensaron que Jesús le estaba diciendo que comprara lo necesario para la fiesta, o que diera algo a los pobres. 30 En cuanto Judas tomó el pan, salió de allí. Ya era de noche.

Jesús predice la negación de Pedro

31 Cuando Judas hubo salido, Jesús dijo:

―Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. 32 Si Dios es glorificado en él,[d] Dios glorificará al Hijo en sí mismo, y lo hará muy pronto.

33 »Mis queridos hijos, poco tiempo me queda para estar con vosotros. Me buscaréis, y lo que antes dije a los judíos, ahora os lo digo a vosotros: Adonde yo voy, vosotros no podéis ir.

34 »Este mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros. Así como yo os he amado, también vosotros debéis amaros unos a otros. 35 De este modo todos sabrán que sois mis discípulos, si os amáis unos a otros».

36 ―¿Y a dónde vas, Señor? —preguntó Simón Pedro.

―Adonde yo voy, no puedes seguirme ahora, pero me seguirás más tarde.

37 ―Señor —insistió Pedro—, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Por ti daré hasta la vida.

38 ―¿Darás tú la vida por mí? ¡De veras te aseguro que, antes de que cante el gallo, me negarás tres veces!

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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