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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
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Isaías 49-53

El siervo del Señor

49 Escuchad, costas lejanas,
    oíd esto, naciones distantes:
El Señor me llamó antes de que yo naciera,
    en el vientre de mi madre pronunció mi nombre.
Hizo de mi boca una espada afilada,
    y me escondió en la sombra de su mano;
me convirtió en una flecha pulida,
    y me escondió en su aljaba.
Me dijo: «Israel, tú eres mi siervo;
    en ti seré glorificado».
Y respondí: «En vano he trabajado;
    he gastado mis fuerzas sin provecho alguno.
Pero mi justicia está en manos del Señor;
    mi recompensa está con mi Dios».

Y ahora dice el Señor,
    que desde el seno materno me formó
    para que fuera yo su siervo,
para hacer que Jacob se vuelva a él,
    que Israel se reúna a su alrededor;
porque a los ojos del Señor soy digno de honra,
    y mi Dios ha sido mi fortaleza:
«No es gran cosa que seas mi siervo,
    ni que restaures a las tribus de Jacob,
ni que hagas volver a los de Israel,
    a quienes he preservado.
Yo te pongo ahora como luz para las naciones,
    a fin de que lleves mi salvación
    hasta los confines de la tierra».

Así dice el Señor,
    el Redentor y Santo de Israel,
al despreciado y aborrecido por las naciones,
    al siervo de los gobernantes:
«Los reyes te verán y se pondrán de pie,
    los príncipes te verán y se inclinarán,
por causa del Señor, el Santo de Israel,
    que es fiel y te ha escogido».

Restauración de Israel

Así dice el Señor:

«En el momento propicio te respondí,
    y en el día de salvación te ayudé.
Ahora te guardaré, y haré de ti
    un pacto para el pueblo,
para que restaures el país
    y repartas las propiedades asoladas;
para que digas a los cautivos:
    “¡Salid!”,
y a los que viven en tinieblas:
    “¡Estáis en libertad!”

»Junto a los caminos pastarán
    y en todo cerro árido hallarán pastos.
10 No tendrán hambre ni sed,
    no los abatirá el sol ni el calor,
porque los guiará quien tiene compasión de ellos,
    y los conducirá junto a manantiales de agua.
11 Convertiré en caminos todas mis montañas,
    y construiré mis calzadas.
12 ¡Mirad! Ellos vendrán de muy lejos;
    unos desde el norte, otros desde el oeste,
    y aun otros desde la región de Asuán».[a]

13 Vosotros los cielos, ¡gritad de alegría!
    Tierra, ¡regocíjate!
    Montañas, ¡prorrumpid en canciones!
Porque el Señor consuela a su pueblo
    y tiene compasión de sus pobres.

14 Pero Sión dijo: «El Señor me ha abandonado;
    el Señor se ha olvidado de mí».

15 «¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho,
    y dejar de amar al hijo que ha dado a luz?
Aun cuando ella lo olvidara,
    ¡yo no te olvidaré!
16 Grabada te llevo en las palmas de mis manos;
    tus muros siempre los tengo presentes.
17 Tus constructores[b] se apresuran;
    de ti se apartan tus destructores
    y los que te asolaron.
18 Alza tus ojos, y mira a tu alrededor;
    todos se reúnen y vienen hacia ti.
Tan cierto como que yo vivo,
    —afirma el Señor—,
    a todos ellos los usarás como adorno,
    los lucirás en tu vestido de novia.

19 »Aunque te arrasaron y te dejaron en ruinas,
    y tu tierra quedó asolada,
ahora serás demasiado pequeña para tus habitantes,
    y lejos quedarán los que te devoraban.
20 Los hijos que dabas por perdidos
    todavía te dirán al oído:
“Este lugar es demasiado pequeño para mí;
    hazme lugar para poder vivir”.
21 Y te pondrás a pensar:
    “¿Quién me engendró estos hijos?
Yo no tenía hijos, era estéril,
    desterrada y rechazada;
    pero a estos, ¿quién los ha criado?
Me había quedado sola,
    pero estos, ¿de dónde han salido?”»

22 Así dice el Señor omnipotente:

«Hacia las naciones alzaré mi mano,
    hacia los pueblos levantaré mi estandarte.
Ellos traerán a tus hijos en sus brazos,
    y cargarán a tus hijas en sus hombros.
23 Los reyes te adoptarán como hijo,
    y sus reinas serán tus nodrizas.
Se postrarán ante ti rostro en tierra,
    y lamerán el polvo que tú pises.
Sabrás entonces que yo soy el Señor,
    y que no quedarán avergonzados
    los que en mí confían».

24 ¿Se le puede quitar el botín a los guerreros?
    ¿Puede el cautivo ser rescatado del tirano?[c]

25 Pero así dice el Señor:

«Sí, al guerrero se le arrebatará el cautivo,
    y del tirano se rescatará el botín;
contenderé con los que contiendan contigo,
    y yo mismo salvaré a tus hijos.
26 Haré que tus opresores se coman su propia carne
    y se embriaguen con su propia sangre,
    como si fuera vino.
Toda la humanidad sabrá entonces
    que yo, el Señor, soy tu Salvador;
    que yo, el Poderoso de Jacob, soy tu Redentor».

El pecado de Israel y la obediencia del siervo

50 Así dice el Señor:

«A vuestra madre, yo la repudié;
    ¿dónde está el acta de divorcio?
    ¿A cuál de mis acreedores os he vendido?
Por causa de vuestras iniquidades,
    fuisteis vendidos;
por vuestras transgresiones
    fue despedida vuestra madre.
¿Por qué no había nadie cuando vine?
    ¿Por qué nadie respondió cuando llamé?
¿Tan corta es mi mano que no puede rescatar?
    ¿Me falta acaso fuerza para liberarlos?
Yo seco el mar con una simple reprensión,
    y convierto los ríos en desierto;
por falta de agua, sus peces se pudren
    y se mueren de sed.
A los cielos los revisto de tinieblas
    y los cubro de ceniza».

El Señor omnipotente me ha concedido
    tener una lengua instruida,
    para sostener con mi palabra al fatigado.
Todas las mañanas me despierta,
    y también me despierta el oído,
    para que escuche como los discípulos.
El Señor omnipotente me ha abierto los oídos,
    y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás.
Ofrecí mi espalda a los que me golpeaban,
    mis mejillas a los que me arrancaban la barba;
ante las burlas y los escupitajos
    no escondí mi rostro.
Por cuanto el Señor omnipotente me ayuda,
    no seré humillado.
Por eso endurecí mi rostro como el pedernal,
    y sé que no seré avergonzado.
Cercano está el que me justifica;
    ¿quién entonces contenderá conmigo?
    ¡Comparezcamos juntos!
¿Quién es mi acusador?
    ¡Que se enfrente a mí!
¡El Señor omnipotente es quien me ayuda!
    ¿Quién me condenará?
Todos ellos se gastarán;
    como a la ropa, la polilla se los comerá.

10 ¿Quién de entre vosotros teme al Señor
    y obedece la voz de su siervo?
Aunque camine en la oscuridad,
    y sin un rayo de luz,
que confíe en el nombre del Señor
    y dependa de su Dios.
11 Pero vosotros que encendéis fuegos
    y preparáis antorchas encendidas,
caminad a la luz de vuestro propio fuego
    y de las antorchas que habéis encendido.
Esto es lo que vosotros recibiréis de mi mano:
    en medio de tormentos quedaréis tendidos.

Salvación eterna para Sión

51 «Vosotros, los que vais tras la justicia
    y buscáis al Señor, ¡escuchadme!
Mirad la roca de la que fuisteis tallados,
    la cantera de la que fuisteis extraídos.
Mirad a Abraham, vuestro padre,
    y a Sara, que os dio a luz.
Cuando yo lo llamé, él era solo uno,
    pero lo bendije y lo multipliqué.
Sin duda, el Señor consolará a Sión;
    consolará todas sus ruinas.
Convertirá en un Edén su desierto;
    en huerto del Señor sus tierras secas.
En ella encontrarán alegría y regocijo,
    acción de gracias y música de salmos.

»Préstame atención, pueblo mío;
    óyeme, nación mía:
porque de mí saldrá la ley,
    y mi justicia será luz para las naciones.
Ya se acerca mi justicia,
    mi salvación está en camino;
    ¡mi brazo juzgará a las naciones!
Las costas lejanas confían en mí,
    y ponen su esperanza en mi brazo.
Levantad los ojos al cielo;
    mirad la tierra aquí abajo:
como humo se esfumarán los cielos,
    como ropa se gastará la tierra,
    y como moscas morirán sus habitantes.
Pero mi salvación permanecerá para siempre,
    mi justicia nunca fallará.

»Escuchadme, vosotros que conocéis lo que es recto;
    pueblo que lleva mi ley en su corazón:
No temáis el reproche de los hombres,
    ni os desalentéis por sus insultos,
porque la polilla se los comerá como ropa
    y el gusano los devorará como lana.
Pero mi justicia permanecerá para siempre;
    mi salvación, por todas las generaciones».

¡Despierta, brazo del Señor!
    ¡Despierta y vístete de fuerza!
Despierta, como en los días pasados,
    como en las generaciones de antaño.
¿No fuiste tú el que despedazó a Rahab,
    el que traspasó a ese monstruo marino?
10 ¿No fuiste tú el que secó el mar,
    esas aguas del gran abismo?
¿El que en las profundidades del mar hizo un camino
    para que por él pasaran los redimidos?
11 Volverán los rescatados del Señor,
    y entrarán en Sión con cánticos de júbilo;
    su corona será el gozo eterno.
Se llenarán de regocijo y alegría,
    y se apartarán de ellos el dolor y los gemidos.

12 «Soy yo mismo el que los consuela.
    ¿Quién eres tú, que temes a los hombres,
    a simples mortales, que no son más que hierba?
13 ¿Has olvidado al Señor, que te hizo;
    al que extendió los cielos y afirmó la tierra?
¿Vivirás cada día en terror constante
    por causa de la furia del opresor
    que está dispuesto a destruir?
Pero ¿dónde está esa furia?
14 Pronto serán liberados los prisioneros;
    no morirán en el calabozo,
    ni les faltará el pan.
15 Porque yo soy el Señor tu Dios,
    yo agito el mar, y rugen sus olas;
    el Señor Todopoderoso es mi nombre.
16 He puesto mis palabras en tu boca
    y te he cubierto con la sombra de mi mano;
he establecido los cielos y afirmado la tierra,
    y he dicho a Sión: “Tú eres mi pueblo”».

La copa de la ira de Dios

17 ¡Despierta, Jerusalén, despierta!
    Levántate, tú, que de la mano del Señor
    has bebido la copa de su furia;
tú, que has bebido hasta el fondo
    la copa que entorpece a los hombres.
18 De todos los hijos que diste a luz,
    no hubo ninguno que te guiara;
de todos los hijos que criaste,
    ninguno te tomó de la mano.
19 Estos dos males han venido sobre ti:
    ruina y destrucción, hambre y espada.
¿Quién se apiadará de ti?
    ¿Quién te consolará?[d]
20 Tus hijos han desfallecido;
    como antílopes atrapados en la red,
    han caído en las esquinas de las calles.
Sobre ellos recae toda la furia del Señor,
    todo el reproche de tu Dios.

21 Por eso, escucha esto, tú que estás afligida;
    que estás ebria, pero no de vino.
22 Así dice tu Señor y Dios,
    tu Dios, que aboga por su pueblo:
«Te he quitado de la mano
    la copa que te hacía tambalear.
De esa copa, que es el cáliz de mi furia,
    jamás volverás a beber.
23 La pondré en manos de los que te atormentan,
    de los que te dijeron:
“¡Tiéndete en el suelo,
    para que pasemos sobre ti!”
¡Y te echaste boca abajo, sobre el suelo,
    para que te pisoteara todo el mundo!»

52 ¡Despierta, Sión, despierta!
    ¡Revístete de poder!
Jerusalén, ciudad santa,
    ponte tus vestidos de gala,
que los incircuncisos e impuros
    no volverán a entrar en ti.
¡Sacúdete el polvo, Jerusalén!
    ¡Levántate, vuelve al trono!
¡Libérate de las cadenas de tu cuello,
    cautiva hija de Sión!

Porque así dice el Señor:

«Fuisteis vendidos por nada,
    y sin dinero seréis redimidos».

Porque así dice el Señor omnipotente:

«En tiempos pasados,
    mi pueblo descendió a Egipto y vivió allí;
en estos últimos tiempos,
    Asiria los ha oprimido sin razón.

»Y ahora —afirma el Señor—,
    ¿qué estoy haciendo aquí?
Sin motivo se han llevado a mi pueblo;
    sus gobernantes se mofan de él.[e]
No hay un solo momento
    en que mi nombre no lo blasfemen.
Por eso mi pueblo conocerá mi nombre,
    y en aquel día sabrán
    que yo soy quien dice: “¡Aquí estoy!”»

¡Qué hermosos son, sobre los montes,
    los pies del que trae buenas nuevas;
del que proclama la paz,
    del que anuncia buenas noticias,
del que proclama la salvación,
    del que dice a Sión: «Tu Dios reina»!
¡Escucha! Tus centinelas alzan la voz,
    y juntos gritan de alegría,
porque ven con sus propios ojos
    que el Señor vuelve a Sión.
Ruinas de Jerusalén,
    ¡prorrumpid juntas en canciones de alegría!
Porque el Señor ha consolado a su pueblo,
    ¡ha redimido a Jerusalén!
10 El Señor desnudará su santo brazo
    a la vista de todas las naciones,
y todos los confines de la tierra
    verán la salvación de nuestro Dios.

11 Vosotros, que transportáis los utensilios del Señor,
    ¡poneos en marcha, salid de allí!
¡Salid de en medio de ella, purificaos!
    ¡No toquéis nada impuro!
12 Pero no tendréis que apresuraros ni salir huyendo,
    porque el Señor marchará a la cabeza;
    ¡el Dios de Israel os cubrirá la espalda!

El sufrimiento y la gloria del siervo

13 Mirad, mi siervo triunfará;
    será exaltado, levantado y muy enaltecido.
14 Muchos se asombraron de él,[f]
    pues tenía desfigurado el semblante;
    ¡nada de humano tenía su aspecto!
15 Del mismo modo, muchas naciones se asombrarán,[g]
    y en su presencia enmudecerán los reyes,
porque verán lo que no se les había anunciado,
    y entenderán lo que no habían oído.

53 ¿Quién ha creído nuestro mensaje
    y a quién se le ha revelado el poder del Señor?
Creció en su presencia como vástago tierno,
    como raíz de tierra seca.
No había en él belleza ni majestad alguna;
    su aspecto no era atractivo
    y nada en su apariencia lo hacía deseable.
Despreciado y rechazado por los hombres,
    varón de dolores, hecho para el sufrimiento.
Todos evitaban mirarlo;
    fue despreciado, y no lo estimamos.

Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades
    y soportó nuestros dolores,
pero nosotros lo consideramos herido,
    golpeado por Dios, y humillado.
Él fue traspasado por nuestras rebeliones,
    y molido por nuestras iniquidades;
sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
    y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Todos andábamos perdidos, como ovejas;
    cada uno seguía su propio camino,
pero el Señor hizo recaer sobre él
    la iniquidad de todos nosotros.
Maltratado y humillado,
    ni siquiera abrió su boca;
como cordero fue llevado al matadero;
    como oveja enmudeció ante su trasquilador;
    y ni siquiera abrió su boca.
Después de prenderlo y juzgarlo, le dieron muerte;
    nadie se preocupó de su descendencia.
Fue arrancado de la tierra de los vivientes,
    y golpeado por la transgresión de mi pueblo.
Se le asignó un sepulcro con los malvados,
    y murió entre los malhechores,[h]
aunque nunca cometió violencia alguna,
    ni hubo engaño en su boca.

10 Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir,
    y, como él ofreció[i] su vida en expiación,
verá su descendencia y prolongará sus días,
    y llevará a cabo la voluntad del Señor.
11 Después de su sufrimiento,
    verá la luz[j] y quedará satisfecho;
por su conocimiento
    mi siervo justo justificará a muchos,
    y cargará con las iniquidades de ellos.
12 Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes,
    y repartirá el botín con los fuertes,
porque derramó su vida hasta la muerte,
    y fue contado entre los transgresores.
Cargó con el pecado de muchos,
    e intercedió por los pecadores.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

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