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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
Isaías 31-34

Ay de los que confían en Egipto

31 ¡Ay de los que descienden a Egipto en busca de ayuda,
    de los que se apoyan en la caballería,
de los que confían en la multitud de sus carros de guerra
    y en la gran fuerza de sus jinetes,
pero no tienen en cuenta al Santo de Israel,
    ni buscan al Señor!
Sin embargo, el Señor es también sabio,
    y traerá calamidad,
    y no se retractará de sus palabras.
Se levantará contra la dinastía de los malvados,
    contra los que ayudan a los malhechores.
Los egipcios, en cambio, son hombres y no dioses;
    sus caballos son carne y no espíritu.
Cuando el Señor extienda su mano,
    tropezará el que presta ayuda
y caerá el que la recibe.
    ¡Todos juntos perecerán!

Porque así me dice el Señor:

«Como león que gruñe sobre la presa
    cuando contra él se reúne
    toda una cuadrilla de pastores;
como cachorro de león
    que no se asusta por sus gritos
    ni se inquieta por su tumulto,
así también el Señor Todopoderoso
    descenderá para combatir
    sobre el monte Sión, sobre su cumbre.
Como aves que revolotean sobre el nido,
    así también el Señor Todopoderoso
    protegerá a Jerusalén;
la protegerá y la librará,
    la defenderá y la rescatará».

Israelitas, ¡volveos a aquel contra quien os habéis rebelado tan abiertamente! Porque en aquel día cada uno de vosotros rechazará los ídolos de plata y oro que vuestras propias manos pecadoras fabricaron.

«Asiria caerá a espada, pero no de hombre;
    una espada, pero no de hombre, la consumirá.
Huirá para escapar de la espada,
    y sus jóvenes serán sometidos a trabajos forzados.
A causa del terror caerá su fortaleza;
    ¡sus jefes dejarán abandonada su bandera!»
Lo afirma el Señor,
    cuyo fuego está en Sión,
    y cuyo horno está en Jerusalén.

El reino de justicia

32 Mirad, un rey reinará con rectitud
    y los gobernantes gobernarán con justicia.
Cada uno será como un refugio contra el viento,
    como un resguardo contra la tormenta;
como arroyos de agua en tierra seca,
    como la sombra de un peñasco en el desierto.

No se nublarán los ojos de los que ven;
    prestarán atención los oídos de los que oyen.
La mente impulsiva comprenderá y entenderá,
    la lengua tartamuda hablará con fluidez y claridad.
Ya no se llamará noble al necio
    ni será respetado el canalla.
Porque el necio profiere necedades,
    y su mente maquina iniquidad;
practica la impiedad,
    y habla falsedades contra el Señor;
deja con hambre al hambriento,
    y le niega el agua al sediento.
El canalla recurre a artimañas malignas,
    y trama designios infames;
destruye a los pobres con mentiras,
    aunque el necesitado reclama justicia.
El noble, por el contrario,
    concibe nobles planes,
    y en sus nobles acciones se afirma.

Las mujeres de Jerusalén

Mujeres despreocupadas,
    ¡levantaos y escuchadme!
Hijas que os sentís tan confiadas,
    ¡prestad atención a lo que voy a deciros!
10 Vosotras, que os sentís tan confiadas,
    en poco más de un año temblaréis;
porque fallará la vendimia,
    y no llegará la cosecha.
11 Mujeres despreocupadas, ¡estremeceos!
    Vosotras, que os sentís tan confiadas,
    ¡poneos a temblar!
Desvestíos, desnudaos;
    poneos ropa de luto.
12 Golpeaos el pecho,
    por los campos agradables,
    por los viñedos fértiles,
13 por el suelo de mi pueblo
    cubierto de espinos y de zarzas,
por todas las casas donde hay alegría
    y por esta ciudad donde hay diversión.
14 La fortaleza será abandonada,
    y desamparada la ciudad populosa;
para siempre convertidas en cuevas
    quedarán la ciudadela y la atalaya;
convertidas en deleite de asnos,
    en pastizal de rebaños,
15 hasta que desde lo alto
    el Espíritu sea derramado sobre nosotros.
Entonces el desierto se volverá un campo fértil,
    y el campo fértil se convertirá en bosque.
16 La justicia morará en el desierto,
    y en el campo fértil habitará la rectitud.
17 El producto de la justicia será la paz;
    tranquilidad y seguridad perpetuas serán su fruto.
18 Mi pueblo habitará en un lugar de paz,
    en moradas seguras,
    en serenos lugares de reposo.
19 Aunque el granizo arrase el bosque
    y la ciudad sea completamente allanada,
20 ¡dichosos vosotros,
    los que sembráis junto al agua,
    y dejáis sueltos al buey y al asno!

Angustia y auxilio

33 ¡Ay de ti, destructor, que no has sido destruido!
    ¡Ay de ti, traidor, que no has sido traicionado!
Cuando dejes de destruir, te destruirán;
    cuando dejes de traicionar, te traicionarán.

Señor, ten compasión de nosotros;
    pues en ti esperamos.
Sé nuestra fortaleza[a] cada mañana,
    nuestra salvación en tiempo de angustia.
Al estruendo de tu voz, huyen los pueblos;
    cuando te levantas, se dispersan las naciones.
Vuestros despojos se recogen
    como si fueran devorados por orugas;
sobre ellos se lanza el enemigo
    como una nube de langostas.

Exaltado es el Señor porque mora en las alturas,
    y llena a Sión de justicia y rectitud.
Él será la seguridad de tus tiempos,
    te dará en abundancia salvación, sabiduría y conocimiento;
    el temor del Señor será tu tesoro.

¡Mirad cómo gritan sus valientes en las calles!
    ¡amargamente lloran los mensajeros de paz!
Los caminos están desolados,
    nadie transita por los senderos.
El pacto se ha quebrantado,
    se desprecia a los testigos,[b]
    ¡a nadie se respeta!
La tierra está de luto y languidece;
    el Líbano se avergüenza y se marchita;
Sarón es como un desierto;
    Basán y el Carmelo pierden su follaje.

10 «Ahora me levantaré —dice el Señor—.
    Ahora seré exaltado,
    ahora seré ensalzado.
11 Vosotros concebís cizaña
    y dais a luz paja;
¡pero el fuego de mi aliento os consumirá!
12 Los pueblos serán calcinados,
    como espinos cortados arderán en el fuego».

13 Vosotros, que estáis lejos,
    oíd lo que he hecho;
y vosotros, que estáis cerca,
    reconoced mi poder.
14 Los pecadores están aterrados en Sión;
    el temblor atrapa a los impíos:
«¿Quién de nosotros puede habitar
    en el fuego consumidor?
¿Quién de nosotros puede habitar
    en la hoguera eterna?»
15 Solo el que procede con justicia
    y habla con rectitud,
el que rechaza la ganancia de la extorsión
    y se sacude las manos para no aceptar soborno,
el que no presta oído a las conjuras de asesinato
    y cierra los ojos para no contemplar el mal.
16 Este tal morará en las alturas;
    tendrá como refugio una fortaleza de rocas,
se le proveerá de pan,
    y no le faltará el agua.

17 Tus ojos verán al rey en su esplendor
    y contemplarán una tierra que se extiende hasta muy lejos.
18 Dentro de ti meditarás acerca del terror, y dirás:
    «¿Dónde está el contable?
¿Dónde el recaudador de impuestos?
    ¿Dónde el que lleva el registro de las torres?»
19 No verás más a ese pueblo insolente,
    a ese pueblo de idioma confuso,
    de lengua extraña e incomprensible.

20 Mira a Sión, la ciudad de nuestras fiestas;
    tus ojos verán a Jerusalén,
morada apacible, campamento bien plantado;
    sus estacas jamás se arrancarán,
    ni se romperá ninguna de sus sogas.
21 Allí el Señor nos mostrará su poder.
    Será como un lugar de anchos ríos y canales.
Ningún barco de remos surcará sus aguas,
    ni barcos poderosos navegarán por ellas.
22 Porque el Señor es nuestro guía;
    el Señor es nuestro gobernante.
El Señor es nuestro rey:
    ¡Él nos salvará!

23 Tus cuerdas se han aflojado:
    No sostienen el mástil con firmeza
    ni se despliegan las velas.
Abundante botín habrá de repartirse,
    y aun los cojos se dedicarán al saqueo.
24 Ningún habitante dirá: «Estoy enfermo»;
    y se perdonará la iniquidad del pueblo que allí habita.

Juicio contra las naciones

34 Naciones, ¡acercaos a escuchar!
    Pueblos, ¡prestad atención!
¡Que lo oiga la tierra, y todo lo que hay en ella;
    el mundo, y todo lo que él produce!
El Señor está enojado con todas las naciones,
    airado con todos sus ejércitos.
Él los ha destruido por completo,
    los ha entregado a la matanza.
Serán arrojados sus muertos,
    hedor despedirán sus cadáveres,
    su sangre derretirá las montañas.
Se desintegrarán todos los astros del cielo
    y se enrollará el cielo como un pergamino;
toda la multitud de astros perderá su brillo,
    como lo pierde la hoja marchita de la vid,
    o los higos secos de la higuera.

Mi espada se ha embriagado en el cielo;
    mirad cómo desciende en juicio sobre Edom,
    pueblo que he condenado a la destrucción total.
La espada del Señor está bañada en sangre,
    en la sangre de cabras y corderos;
cubierta está de grasa,
    de la grasa de los riñones de carneros.
Porque el Señor celebra un sacrificio en Bosra
    y una gran matanza en tierra de Edom.
Y con ellos caerán los búfalos,
    los terneros y los toros.
Su tierra quedará empapada en sangre,
    y su polvo se llenará de grasa.

Porque el Señor celebra un día de venganza,
    un año de desagravio
    para defender la causa de Sión.
Los arroyos de Edom se volverán ríos de brea,
    su polvo se convertirá en azufre
    y ardiente brea se volverá su tierra.
10 Ni de día ni de noche se extinguirá,
    y su humo subirá por siempre.
Quedará desolada por todas las generaciones;
    nunca más transitará nadie por ella.
11 Se adueñarán de ella el pelícano y el erizo;
    anidarán allí el búho y el cuervo.
Dios extenderá sobre Edom
    el cordel del caos
    y la plomada de la desolación.
12 Sus nobles no tendrán allí
    nada que pueda llamarse reino;
    todos sus príncipes desaparecerán.
13 Los espinos invadirán sus palacios;
    las ortigas y las zarzas, sus fortalezas.
Se volverá guarida de chacales
    y nido de avestruces.
14 Las fieras del desierto se juntarán con las hienas,
    y las cabras monteses se llamarán unas a otras;
allí también reposarán las aves nocturnas
    y encontrarán un lugar de descanso.
15 Allí el búho anidará y pondrá sus huevos;
    bajo sus alas incubará y cuidará a sus crías.
También allí se reunirán los buitres,
    cada cual con su pareja.

16 Consultad el libro del Señor y leed:

Ninguno de estos animales faltará;
    cada cual tendrá su pareja.
El Señor mismo ha dado la orden,
    y su Espíritu los ha de reunir.
17 Él les ha asignado sus lugares;
    su mano les señaló su territorio.
Ellos los poseerán para siempre,
    y morarán allí por todas las generaciones.

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