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Chronological

Read the Bible in the chronological order in which its stories and events occurred.
Duration: 365 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Ezequiel 5-8

Y tú, hijo de hombre, toma un cuchillo agudo, que te sirva como navaja de barbero, y hazlo pasar sobre tu cabeza y tu barba; toma después una balanza de pesar y divide los cabellos.

Una tercera parte quemarás a fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplan los días del asedio; y tomarás otra tercera parte y la cortarás con espada alrededor de la ciudad; y la otra tercera parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos.

Tomarás también de allí unos pocos en número, y los atarás en el vuelo de tu manto.

Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en medio del fuego, y los quemarás en el fuego; de allí saldrá el fuego a toda la casa de Israel.

Así ha dicho el Señor Jehová: Ésta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella.

Y ella se rebeló contra mis ordenanzas con mayor perversidad que las naciones, y contra mis estatutos más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis ordenanzas y estatutos, y no anduvieron en ellos.

Por tanto, así dice Jehová: Por haber sobrepasado en maldad a las naciones que están alrededor de vosotros, al no haber andado en mis mandamientos, ni haber guardado mis leyes, ni aun haber obrado según las leyes de las naciones que están alrededor de vosotros,

así, pues, dice el Señor Jehová: He aquí yo estoy contra ti; sí, yo, y haré justicia en medio de ti ante los ojos de las naciones.

Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones.

10 Por eso los padres se comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos se comerán a sus padres; y ejecutaré en ti mis castigos, y esparciré a todos los vientos todo lo que quede de ti.

11 Por tanto, vivo yo, dice el Señor Jehová, ciertamente por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones y con todos tus objetos horrendos, yo también te quebrantaré; mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré compasión.

12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia y será consumida de hambre en medio de ti; otra tercera parte caerá a espada alrededor de ti; y la otra tercera parte la esparciré a todos los vientos, y tras ellos desenvainaré espada.

13 Así se desfogará mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando haya desfogado en ellos mi enojo.

14 Y te convertiré en espanto y en oprobio entre las naciones que están alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte.

15 Y serás el oprobio y el escarnio, el espanto y el escarmiento de las naciones que están alrededor de ti, cuando yo ejecute en ti castigos con furor e indignación, y en furiosos escarmientos. Yo Jehová he hablado;

16 cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, y aumente el hambre sobre vosotros, y quebrante entre vosotros el sustento del pan,

17 y envíe contra vosotros hambre, y bestias feroces que te destruyan; y la pestilencia y la sangre pasen por en medio de ti, y envíe contra ti la espada. Yo Jehová he hablado.

Profecía contra los montes de Israel

Vino a mí palabra de Jehová, diciendo:

Hijo de hombre, pon tu rostro hacia los montes de Israel, y profetiza contra ellos.

Y dirás: Montes de Israel, oíd palabra del Señor Jehová: Así dice el Señor Jehová a los montes y a los collados, a los torrentes y a los valles: He aquí que yo, sí, yo, haré venir sobre vosotros espada, y destruiré vuestros lugares altos.

Vuestros altares serán asolados, y vuestras imágenes del sol serán quebradas; y haré que caigan vuestros muertos delante de vuestros ídolos.

Y pondré los cadáveres de los hijos de Israel delante de sus ídolos, y esparciré vuestros huesos en derredor de vuestros altares.

Dondequiera que habitéis, serán desiertas las ciudades, y los lugares altos serán asolados, para que sean asolados y se hagan desiertos vuestros altares; y vuestros ídolos serán quebrados y se acabarán, vuestras imágenes del sol serán destrozadas, y vuestras obras serán deshechas.

Y los muertos caerán en medio de vosotros; y sabréis que yo soy Jehová.

Mas dejaré un resto, de modo que tengáis entre las naciones algunos que escapen de la espada, cuando seáis esparcidos por las tierras.

Y los que de vosotros escapen se acordarán de mí entre las naciones a las cuales serán deportados; porque yo me quebranté a causa de su corazón adúltero que se apartó de mí, y a causa de sus ojos que se prostituyeron tras sus ídolos; y tendrán horror de sí mismos, a causa de los males que cometieron en todas sus abominaciones.

10 Y sabrán que yo soy Jehová; no en vano dije que les había de hacer este mal.

Los pecados de Israel

11 Así dice el Señor Jehová: Palmotea con tus manos, y golpea con tu pie, y di: ¡Ay, por todas las grandes abominaciones de la casa de Israel!, porque caerán con espada, con hambre y con pestilencia.

12 El que esté lejos morirá de pestilencia, el que esté cerca caerá a espada, y el que quede y sea asediado morirá de hambre; así desfogaré en ellos mi enojo.

13 Y sabréis que yo soy Jehová, cuando sus muertos estén en medio de sus ídolos, en derredor de sus altares, sobre todo collado alto, en todas las cumbres de los montes, debajo de todo árbol frondoso y debajo de toda encina espesa, lugares donde ofrecieron perfume grato a todos sus ídolos.

14 Y extenderé mi mano contra ellos, y dondequiera que habiten haré la tierra una soledad más desolada que el desierto de Diblat; y conocerán que yo soy Jehová.

El fin, cercano

Vino además a mí palabra de Jehová, diciendo:

Y tú, hijo de hombre, así dice el Señor Jehová a la tierra de Israel: El fin, el fin viene sobre los cuatro extremos de la tierra.

Ahora llega el fin para ti, y enviaré sobre ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y traeré sobre ti todas tus abominaciones.

Y mi ojo no te perdonará, ni tendré compasión; antes pondré sobre ti tus caminos, y en medio de ti quedarán patentes tus prácticas abominables; y sabréis que yo soy Jehová.

Así dice Jehová el Señor: Una desdicha, he aquí que viene una calamidad sin igual.

Viene el fin, el fin viene; se ha despertado contra ti; he aquí que viene.

Te llega el turno a ti, oh morador de la tierra; el tiempo viene, cercano está el día del tumulto, y no de gritos de alegría sobre los montes.

Ahora en seguida derramaré mi ira sobre ti, y desfogaré en ti mi furor, y te juzgaré según tus caminos; y traeré sobre ti todas tus abominaciones.

Y mi ojo no perdonará, ni tendré compasión; según tus caminos pondré sobre ti, y en medio de ti estarán patentes tus abominaciones; y sabréis que yo Jehová soy el que castiga.

10 He aquí el día, he aquí que viene; ha llegado el turno; ha florecido la vara, ha reverdecido la soberbia.

11 Ha surgido la destrucción violenta para el cetro de impiedad; nada quedará de ellos, ni de su multitud, ni uno de los suyos, ni habrá entre ellos quien se lamente.

12 El tiempo llega, se acerca el día; el que compra, no se alegre, y el que vende, no llore, porque la ira está sobre toda la multitud.

13 Porque el que vende no recuperará lo vendido, aunque quede entre los vivos; porque la visión contra toda la multitud no se revocará, y a causa de su iniquidad ninguno podrá amparar su vida.

14 Tocarán trompeta, y todo estará a punto, pero no habrá quien vaya a la batalla; porque mi ira está sobre toda la multitud.

15 Fuera, la espada; dentro, la peste y el hambre; el que esté en el campo morirá a espada, y al que esté en la ciudad lo consumirá el hambre y la peste.

16 Y los que de ellos escapen con vida, huirán y estarán sobre los montes como palomas de los valles, gimiendo todos, cada uno por su iniquidad.

17 Todas las manos se debilitarán, y todas las rodillas se irán en aguas,

18 Se ceñirán también de cilicio, y les cubrirá el terror; en todo rostro habrá vergüenza, y todas sus cabezas estarán rapadas.

19 Arrojarán su plata en las calles, y su oro será tenido como cosa inmunda; ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día del furor de Jehová; no saciarán su alma, ni llenarán sus entrañas, porque les han sido tropiezo para su maldad.

20 Por cuanto convirtieron la belleza de su ornamento en soberbia, y fabricaron con ello las imágenes de sus abominaciones y de sus cosas detestables, por eso se lo convertí en cosa repugnante.

21 En mano de extraños lo entregaré como botín, y serán presa de los impíos de la tierra, y lo profanarán.

22 Y apartaré de ellos mi rostro, y será profanado mi lugar secreto; pues entrarán en él invasores y lo profanarán.

23 Haz la cadena, porque la tierra está llena de delitos de sangre, y la ciudad está llena de violencia.

24 Traeré, por tanto, los más perversos de las naciones, los cuales poseerán las casas de ellos; y haré cesar la soberbia de los poderosos, y sus santuarios serán profanados.

25 Viene la ruina; y buscarán la paz, y no la habrá.

26 Vendrá calamidad sobre calamidad, y habrá rumor sobre rumor; y buscarán visión del profeta, mas la ley se alejará del sacerdote, y de los ancianos el consejo.

27 El rey se enlutará, y el príncipe se revestirá de estupor, y las manos del pueblo de la tierra temblarán; según su camino haré con ellos, y según su merecido los juzgaré; y sabrán que yo soy Jehová.

Visión de los pecados de Jerusalén

En el sexto año, en el mes sexto, a los cinco días del mes, aconteció que, estando yo sentado en mi casa, y los ancianos de Judá sentados delante de mí, allí se posó sobre mí la mano de Jehová el Señor.

Y miré, y he aquí una figura que parecía de fuego; desde sus lomos para abajo, era de fuego; y desde sus lomos para arriba era como el aspecto de un resplandor, como el color del bronce bruñido.

Y aquella figura extendió la mano, y me tomó por las guedejas de mi cabeza; y el espíritu me alzó entre el cielo y la tierra, y me llevó en visiones de Dios a Jerusalén, a la entrada de la puerta del atrio interior que mira hacia el norte, donde se asienta el ídolo del celo, que provoca a celos.

Y he aquí que allí estaba la gloria del Dios de Israel, como la visión que yo había visto en el campo.

Y me dijo: Hijo de hombre, alza ahora tus ojos hacia el lado del norte. Y alcé mis ojos hacia el norte, y he aquí, al norte, junto a la puerta del altar, aquella imagen del celo en la entrada.

Me dijo entonces: Hijo de hombre, ¿ves lo que éstos hacen?, ¿las grandes abominaciones que la casa de Israel hace aquí para alejarme de mi santuario? Pero todavía verás abominaciones mayores.

Y me llevó a la entrada del atrio, y miré, y he aquí un agujero en la pared.

Y me dijo: Hijo de hombre, horada ahora en la pared. Y horadé en la pared, y he aquí una puerta.

Me dijo luego: Entra, y ve las malvadas abominaciones que éstos hacen aquí.

10 Entré, pues, y miré; y he aquí, toda forma abominable de reptiles y bestias, y todos los ídolos de la casa de Israel, que estaban pintados en la pared por todo alrededor.

11 Y delante de ellos estaban setenta varones de los ancianos de la casa de Israel, y Jaazanías hijo de Safán en medio de ellos, cada uno con su incensario en la mano; y subía una nube espesa de incienso.

12 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿has visto las cosas que los ancianos de la casa de Israel hacen en tinieblas, cada uno en sus cámaras pintadas de imágenes? Porque dicen ellos: No nos ve Jehová; Jehová ha abandonado la tierra.

13 Me dijo después: Todavía verás abominaciones mayores que hacen éstos.

14 Y me llevó a la entrada de la puerta de la casa de Jehová, que está al norte; y he aquí, las mujeres que estaban allí sentadas endechando a Tamuz.

15 Luego me dijo: ¿Has visto esto, hijo de hombre? Todavía verás abominaciones mayores que éstas.

16 Y me llevó al atrio interior de la casa de Jehová; y he aquí junto a la entrada del templo de Jehová, entre el vestíbulo y el altar, había unos veinticinco varones, con las espaldas vueltas al templo de Jehová y los rostros hacia el oriente, y adoraban al sol, postrándose hacia el oriente.

17 Y me dijo: ¿Has visto esto, hijo de hombre? ¿Es cosa liviana para la casa de Judá hacer las abominaciones que hacen aquí, que han llenado de maldad la tierra, y me provocan más todavía, y he aquí que ponen hedor a mis narices?

18 Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré compasión; y aunque griten a mis oídos con gran voz, no los oiré.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.