Bible in 90 Days
Daniel ora por su pueblo
9 »Darío, hijo de Asuero, de la raza de los medos, gobernaba el reino de los caldeos. 2 En el primer año de su reinado, yo, Daniel, estaba estudiando en el libro del profeta Jeremías acerca de los setenta años que debían pasar para que se cumpliera la ruina de Jerusalén, según el Señor se lo había dicho al profeta. 3 Y dirigí mis oraciones y súplicas a Dios el Señor, ayunando y vistiéndome con ropas ásperas, y sentándome en ceniza. 4 Oré al Señor mi Dios, y le hice esta confesión:
»“Señor, Dios grande y poderoso, que siempre cumples tus promesas y das pruebas de tu amor a los que te aman y cumplen tus mandamientos: 5 hemos pecado y cometido maldad; hemos hecho lo malo; hemos vivido sin tomarte en cuenta; hemos abandonado tus mandamientos y decretos. 6 No hemos hecho caso a tus siervos los profetas, los cuales hablaron en tu nombre a nuestros reyes, jefes y antepasados, y a todo el pueblo de Israel. 7 Tú, Señor, eres justo, pero nosotros los judíos nos sentimos hoy avergonzados; tanto los que viven en Jerusalén como los otros israelitas, los de cerca y los de lejos, que viven en los países adonde tú los arrojaste por haberse rebelado contra ti. 8 Nosotros, Señor, lo mismo que nuestros reyes, jefes y antepasados, nos sentimos avergonzados porque hemos pecado contra ti. 9 Pero de ti, Dios nuestro, es propio el ser compasivo y perdonar. Nosotros nos hemos rebelado contra ti 10 y no te hemos escuchado, Señor y Dios nuestro, ni hemos obedecido las enseñanzas que nos diste por medio de tus siervos los profetas. 11 Todo Israel desobedeció tus enseñanzas y se negó a obedecer tus órdenes; por eso han caído sobre nosotros la maldición y el juramento que están escritos en la ley de Moisés, tu siervo, porque hemos pecado contra ti. 12 Tú, al enviarnos una calamidad tan grande, has cumplido la amenaza que nos hiciste a nosotros y a los que nos gobernaron; pues jamás ha habido en el mundo nada comparable al castigo que ha caído sobre Jerusalén. 13 Todo este mal ha venido sobre nosotros, tal como está escrito en la ley de Moisés; pero nosotros no te hemos buscado, Señor y Dios nuestro, ni hemos abandonado nuestras maldades, ni hemos seguido tu verdad. 14 Por eso, Señor, has preparado este mal y lo has enviado sobre nosotros; porque tú, Señor y Dios nuestro, eres justo en todo lo que haces; pero nosotros no quisimos escucharte.
15 »”Señor y Dios nuestro, tú mostraste tu gran poder al sacar de Egipto a tu pueblo, haciendo así famoso tu nombre desde aquellos días hasta hoy; pero nosotros hemos pecado y hemos hecho lo malo. 16 Señor, sabemos que eres bondadoso. Por favor, aparta de Jerusalén tu ira y furor, porque ella es tu ciudad, tu monte santo. Toda la gente de las naciones vecinas se burla de Jerusalén y de tu pueblo, por culpa de nuestros pecados y de los de nuestros antepasados. 17 Dios nuestro, escucha la oración y las súplicas de este siervo tuyo; por tu nombre, Señor, mira con amor la triste situación en que ha quedado tu templo. 18 Atiende, Dios mío, y escucha; mira con atención nuestra ruina y la de la ciudad donde se invoca tu nombre. No te hacemos nuestras súplicas confiados en la rectitud de nuestra vida, sino en tu gran compasión. 19 ¡Señor, Señor! ¡Escúchanos, perdónanos! ¡Atiéndenos, Señor, y ven a ayudarnos! ¡Por ti mismo, Dios mío, y por tu ciudad y tu pueblo, que invocan tu nombre, no tardes!”
Profecía de las setenta semanas
20 »Yo seguí orando y confesando mis pecados y los de mi pueblo Israel, y presentando mis súplicas al Señor mi Dios por su monte santo. 21 Mientras yo oraba, Gabriel, que se me había aparecido antes en la visión, vino volando a donde yo estaba. Era casi la hora de ofrecer a Dios el sacrificio de la tarde. 22 Y me dijo:
»“Daniel, he venido ahora para hacerte entender estas cosas. 23 En cuanto comenzaste a orar, Dios te respondió. Yo he venido para darte su respuesta, porque Dios te quiere mucho. Ahora, pues, pon mucha atención a lo siguiente, para que entiendas la visión:
24 »”Setenta semanas han de pasar
sobre tu pueblo y tu ciudad santa
para poner fin a la rebelión y al pecado,
para obtener el perdón por la maldad
y establecer la justicia para siempre,
para que se cumplan la visión y la profecía
y se consagre el Santísimo.
25 Debes saber y entender esto:
Desde el momento en que se ordene
restaurar y reconstruir Jerusalén,
hasta la llegada del jefe consagrado,
han de pasar siete semanas,
y las calles y murallas reconstruidas de Jerusalén
durarán sesenta y dos semanas,
pero serán tiempos de mucha angustia.
26 Después de las sesenta y dos semanas
le quitarán la vida al jefe consagrado.
Jerusalén y el templo serán destruidos
por la gente de un rey que vendrá.
El fin llegará de pronto, como una inundación,
y hasta el fin seguirán la guerra y las destrucciones
que han sido determinadas.
27 Durante una semana más,
él hará un pacto con mucha gente,
pero a mitad de la semana
pondrá fin a los sacrificios y las ofrendas.
Y un horrible sacrilegio se cometerá
ante el altar de los sacrificios,
hasta que la destrucción determinada
caiga sobre el autor de estos horrores.”»
Visión de Daniel junto al río Tigris
10 Durante el tercer año del reinado de Ciro de Persia, Daniel, llamado también Beltsasar, tuvo una revelación verdadera, pero de significado muy difícil de entender. Sin embargo, Daniel puso toda su atención en ello y pudo comprender el sentido de la revelación.
2 «En aquellos días, yo, Daniel, estuve muy triste durante tres semanas. 3 No comí alimentos exquisitos, ni probé carne ni vino, ni me puse ningún perfume hasta que pasaron esas tres semanas. 4 El día veinticuatro del primer mes del año, estaba yo a la orilla del gran río Tigris. 5 De pronto, me fijé y vi un hombre vestido con ropas de lino y un cinturón de oro puro. 6 Su cuerpo brillaba como el topacio, su cara resplandecía como un relámpago, sus ojos eran como antorchas encendidas, sus brazos y sus pies brillaban como el bronce, su voz parecía la de una multitud.
7 »Sólo yo pude ver la visión, pues los hombres que estaban conmigo no se dieron cuenta de nada, porque el miedo se apoderó de ellos y corrieron a esconderse. 8 Yo estaba solo cuando tuve esta gran visión. Me puse completamente pálido y sentí que me faltaban las fuerzas. 9 Cuando le oí hablar, caí desmayado y quedé tendido en el suelo. 10 En seguida, una mano me agarró y me levantó, hasta dejarme apoyado sobre mis manos y rodillas. 11 Luego me dijo: “Daniel, a quien Dios ama, escucha bien lo que te voy a decir: levántate; porque yo he sido enviado a ti.”
»Tan pronto como terminó de decir estas palabras, yo, tembloroso, me puse de pie. 12 Entonces me dijo: “No tengas miedo, Daniel, porque desde el primer día en que trataste de comprender las cosas difíciles y decidiste humillarte ante tu Dios, él escuchó tus oraciones. Por eso he venido yo. 13 El ángel príncipe del reino de Persia se me ha opuesto durante veintiún días; pero Miguel, uno de los ángeles príncipes más altos, vino en mi ayuda, pues yo me había quedado solo junto a los reyes de Persia. 14 Así que he venido a explicarte lo que va a pasarle a tu pueblo en el futuro, porque la visión que has tenido se refiere a ese tiempo.”
15 »Mientras me decía esto, yo estaba con la mirada fija en el suelo y sin decir una sola palabra. 16 De pronto, alguien parecido a un hijo de hombre me tocó los labios. Entonces le dije al que estaba ante mí: “Señor, esta visión me ha llenado de angustia y me ha dejado sin fuerzas. 17 ¿Cómo va a poder hablar contigo este siervo tuyo, si estoy completamente sin fuerzas y hasta me falta el aliento?”
18 »Aquel que parecía un hijo de hombre me volvió a tocar, me dio nuevas fuerzas 19 y me dijo: “No tengas miedo ni te preocupes. Dios te ama; ¡anímate y ten valor!”
»Mientras me hablaba, sentí que me iba reanimando, y dije: “Señor, háblame, pues me has devuelto las fuerzas.” 20 Entonces me dijo: “¿Sabes por qué he venido a verte? Pues porque ahora tengo que volver a luchar con el ángel príncipe de Persia. Y cuando haya terminado de luchar con él, vendrá el ángel príncipe de Grecia. 21 Ahora voy a decirte lo que está escrito en el libro de la verdad: En mi lucha contra ellos sólo tengo la ayuda de Miguel, el ángel príncipe de Israel.”
11 »Yo también le animé y ayudé cuando Darío, el rey de Media, estaba en el primer año de su reinado. 2 Y ahora te voy a dar a conocer la verdad:
Los reyes del norte y del sur
»“Todavía gobernarán en Persia tres reyes, después de los cuales ocupará el poder un cuarto rey que será más rico que los otros tres. Y cuando por medio de sus riquezas haya alcanzado gran poder, pondrá todo en movimiento contra el reino de Grecia. 3 Pero después gobernará un rey muy guerrero, que extenderá su dominio sobre un gran imperio y hará lo que se le antoje. 4 Sin embargo, una vez establecido, su imperio será deshecho y repartido en cuatro partes. El poder de este rey no pasará a sus descendientes, ni tampoco el imperio será tan poderoso como antes lo fue, ya que quedará dividido y otros gobernarán en su lugar.
5 »”El rey del sur será muy poderoso, pero uno de sus generales llegará a ser más fuerte que él y extenderá su dominio sobre un gran imperio. 6 Al cabo de algunos años, los dos harán una alianza: el rey del sur dará a su hija en matrimonio al rey del norte, con el fin de asegurar la paz entre las dos naciones. Pero el plan fracasará, pues tanto ella como su hijo, su marido y sus criados, serán asesinados. 7 Sin embargo, un miembro de su familia atacará al ejército del norte y ocupará la fortaleza real, y sus tropas dominarán la situación. 8 Además, se llevará a Egipto a sus dioses, a sus imágenes hechas de metal fundido, junto con otros valiosos objetos de oro y plata. Después de algunos años sin guerra entre las dos naciones, 9 el rey del norte tratará de invadir el sur, pero se verá obligado a retirarse.
10 »”Pero los hijos del rey del norte se prepararán para la guerra y organizarán un gran ejército. Uno de ellos se lanzará con sus tropas a la conquista del sur, destruyéndolo todo como si fuera un río desbordado; después volverá a atacar, llegando hasta la fortaleza del rey del sur. 11 La invasión del ejército del norte enojará tanto al rey del sur, que éste saldrá a luchar contra el gran ejército enemigo y lo derrotará por completo. 12 El triunfo obtenido y el gran número de enemigos muertos lo llenará de orgullo, pero su poder no durará mucho tiempo. 13 El rey del norte volverá a organizar un ejército, más grande que el anterior, y después de algunos años volverá a atacar al sur con un ejército numeroso y perfectamente armado.
14 »”Cuando esto suceda, muchos se rebelarán contra el rey del sur. Entre ellos habrá algunos hombres malvados de Israel, tal como fue mostrado en la visión, pero fracasarán. 15 El rey del norte vendrá y construirá una rampa alrededor de una ciudad fortificada, y la conquistará. Ni los mejores soldados del sur podrán detener el avance de las tropas enemigas. 16 El invasor hará lo que se le antoje con los vencidos, sin que nadie pueda hacerle frente, y se quedará en la Tierra de la Hermosura destruyendo todo lo que encuentre a su paso. 17 Además, se preparará para apoderarse de todo el territorio del sur; para ello, hará una alianza con ese rey y le dará a su hija como esposa, con el fin de destruir su reino, pero sus planes fracasarán. 18 Después atacará a las ciudades de las costas, y muchas de ellas caerán en su poder; pero un general pondrá fin a esta vergüenza, poniendo a su vez en vergüenza al rey del norte. 19 Desde allí, el rey se retirará a las fortalezas de su país; pero tropezará con una dificultad que le costará la vida, y nunca más se volverá a saber de él.
20 »”Su lugar será ocupado por otro rey, que enviará un cobrador de tributos para enriquecer su reino; pero al cabo de pocos días lo matarán, aunque no en el campo de batalla.
21 »”Después de él reinará un hombre despreciable, a quien no le correspondería ser rey, el cual ocultará sus malas intenciones y tomará el poder por medio de engaños. 22 Destruirá por completo a las fuerzas que se le opongan, y además matará al jefe de la alianza. 23 Engañará también a los que hayan hecho una alianza de amistad con él y, a pesar de disponer de poca gente, vencerá. 24 Cuando nadie se lo espere, entrará en las tierras más ricas de la provincia y hará lo que no hizo ninguno de sus antepasados: repartirá entre sus soldados los bienes y riquezas obtenidas en la guerra. Planeará sus ataques contra las ciudades fortificadas, aunque sólo por algún tiempo.
25 »”Animado por su poder y su valor, atacará al rey del sur con el apoyo de un gran ejército. El rey del sur responderá con valor, y entrará en la guerra con un ejército grande y poderoso; pero será traicionado, y no podrá resistir los ataques del ejército enemigo. 26 Los mismos que él invitaba a comer en su propia mesa, le prepararán la ruina, pues su ejército será derrotado y muchísimos de sus soldados morirán. 27 Entonces los dos reyes, pensando sólo en hacerse daño, se sentarán a comer en la misma mesa y se dirán mentiras el uno al otro, pero ninguno de los dos logrará su propósito porque todavía no será el momento. 28 El rey del norte regresará a su país con todas las riquezas capturadas en la guerra, y entonces se pondrá en contra de la santa alianza; llevará a cabo sus planes, y después volverá a su tierra. 29 Cuando llegue el momento señalado, lanzará de nuevo sus tropas contra el sur; pero en esta invasión no triunfará como la primera vez. 30 Su ejército será atacado por tropas del oeste traídas en barcos, y dominado por el pánico emprenderá la retirada. Entonces el rey del norte descargará su odio sobre la santa alianza, valiéndose de los que renegaron de la alianza para servirle a él.
31 »”Sus soldados profanarán el templo y las fortificaciones, suspenderán el sacrificio diario y pondrán allí el horrible sacrilegio. 32 El rey tratará de comprar con halagos a los que renieguen de la alianza, pero el pueblo que ama a su Dios se mantendrá firme y hará frente a la situación. 33 Los sabios del pueblo instruirán a mucha gente, pero luego los matarán a ellos, y los quemarán, y les robarán todo lo que tengan, y los harán esclavos en tierras extranjeras. Esto durará algún tiempo. 34 Cuando llegue el momento de las persecuciones, recibirán un poco de ayuda, aunque muchos se unirán a ellos sólo por conveniencia propia. 35 También serán perseguidos algunos de los que instruían al pueblo, para que, puestos a prueba, sean purificados y perfeccionados, hasta que llegue el momento final que ya ha sido señalado.
36 »”El rey del norte hará todo lo que se le antoje. Será tal su orgullo que se creerá superior a todos los dioses, y dirá terribles ofensas contra el verdadero Dios; y todo le saldrá bien, hasta que Dios le envíe su castigo; porque lo que Dios ha de hacer, lo hará. 37 Este rey no tomará en cuenta a los dioses de sus antepasados, ni a los dioses adorados por las mujeres, ni a ningún otro dios, porque se creerá superior a todos ellos. 38 Sin embargo, adorará al dios de las fortalezas; honrará a este dios que sus antepasados no adoraron, y le ofrecerá oro, plata, piedras preciosas y objetos de gran valor. 39 Para defender las fortificaciones usará gente que adora a un dios extranjero; y a todos los que adoren a este rey, él les hará grandes honores, los pondrá en puestos importantes y les dará tierras como recompensa.
40 »”Cuando llegue el momento final, el rey del sur atacará al rey del norte; pero éste saldrá a su encuentro y, como una tormenta, se lanzará contra el sur, inundando todo el país con carros de guerra, tropas de caballería y muchos barcos. 41 También entrará en la Tierra de la Hermosura y matará a muchísima gente; pero se salvarán los habitantes de Edom y Moab, y la mayor parte del territorio de Amón. 42 Su ejército ocupará otros países, y ni siquiera Egipto se librará. 43 Se llevará los tesoros de oro y plata, y todos los objetos preciosos de Egipto; luego les llegará su turno a Libia y Etiopía. 44 Pero recibirá noticias del este y del norte, que le dejarán alarmado; entonces saldrá furioso, con la idea de hacer una gran matanza, 45 y establecerá su campamento real entre el mar y el santo monte de la Hermosura. Pero allí mismo llegará la hora de su muerte, y no habrá nadie que lo ayude.
La hora final
12 »”En ese momento aparecerá Miguel, el gran ángel protector que defiende a tu pueblo.
»”Será un momento angustioso,
un momento como no ha habido otro
desde que existen las naciones.
Cuando ese momento llegue,
se salvarán todos los de tu pueblo
que tienen su nombre escrito en el libro.
2 Muchos de los que duermen en la tumba, despertarán:
unos para vivir eternamente,
y otros para la vergüenza y el horror eternos.
3 Los hombres sabios,
los que guiaron a muchos por el camino recto,
brillarán como la bóveda celeste;
¡brillarán por siempre, como las estrellas!
4 »”Pero tú, Daniel, guarda estas cosas en secreto y sella el libro hasta el tiempo del fin. Mucha gente andará de acá para allá, buscando aumentar sus conocimientos.”
5 »Yo, Daniel, vi que otros dos hombres estaban de pie, uno a cada lado del río. 6 Y uno de ellos le preguntó al hombre vestido con ropas de lino, que estaba sobre las aguas del río: “¿Cuándo van a terminar estas cosas tan extraordinarias?” 7 El hombre vestido de lino levantó sus manos al cielo y, jurando en el nombre del Dios viviente, dijo: “Dentro de tres tiempos y medio, cuando deje de ser destrozado el poder del pueblo de Dios, entonces terminarán todas estas cosas.”
8 »Yo escuché lo que decía, pero no entendí nada. Entonces le pregunté: “Señor, ¿qué va a pasar después de todo esto?” 9 Y él me contestó: “Sigue tu camino, Daniel, pues estas cosas deben ser mantenidas en secreto hasta que llegue el momento final. 10 Muchos pasarán por los sufrimientos anunciados, y saldrán de ellos purificados y perfeccionados. Los malvados seguirán cometiendo maldades, sin entender lo que pasa, pero los hombres sabios lo comprenderán todo. 11 Mil doscientos noventa días pasarán desde el momento en que se suspenda el sacrificio diario y se ponga el horrible sacrilegio en el templo del Señor. 12 Feliz aquel que espere confiado hasta que hayan pasado mil trescientos treinta y cinco días. 13 Pero tú, Daniel, camina hacia tu fin y reposa, que en los últimos días te levantarás para recibir tu recompensa.”»
1 Éste es el mensaje que el Señor dirigió a Oseas, hijo de Beerí, en tiempos de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías, reyes de Judá, y de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel.
La esposa y los hijos de Oseas
2 El Señor comenzó así el mensaje que quería comunicar por medio de Oseas: «La tierra de Israel se ha prostituido apartándose de mí. De la misma manera, ve tú y toma por mujer a una prostituta, y ten hijos con ella; así ellos serán hijos de una prostituta.»
3 Oseas tomó entonces por mujer a Gómer, hija de Diblaim, la cual quedó embarazada y le dio un hijo. 4 Entonces el Señor le dijo a Oseas: «Llama Jezreel al niño, porque dentro de poco voy a castigar a los descendientes del rey Jehú por los crímenes que él cometió en Jezreel, y voy a poner fin al reino de Israel. 5 Ese día destruiré en el valle de Jezreel el poderío militar de Israel.»
6 Gómer volvió a quedar embarazada y tuvo una hija. El Señor le dijo a Oseas: «Llama Lo-ruhama a la niña, porque ya no volveré a tener compasión del reino de Israel. No los perdonaré. 7 En cambio, tendré compasión del reino de Judá: yo mismo, el Señor su Dios, los salvaré. Pero no los salvaré por medio de la guerra, sino que lo haré sin arco ni espada ni caballos ni jinetes.»
8 Después de haber destetado a Lo-ruhama, Gómer volvió a quedar embarazada y tuvo un hijo. 9 Entonces el Señor le dijo a Oseas: «Llama Lo-amí al niño, porque ustedes ya no son mi pueblo ni yo soy ya su Dios.»
La restauración del pueblo de Israel
10 (2.1) Un día los israelitas
serán como la arena del mar,
que nadie la puede medir ni contar.
Y en vez de decirles:
«Ustedes ya no son mi pueblo»,
Dios les dirá:
«Ustedes son hijos del Dios viviente.»
11 (2.2) Entonces se juntará
la gente de Judá y de Israel,
y nombrarán un jefe único,
y de todas partes volverán a Jerusalén.
¡Grande será el día de Jezreel!
2 (3) Entonces dirán ustedes a sus hermanos:
«Pueblo de Dios»,
y a sus hermanas:
«Compadecidas».
La infidelidad del pueblo de Israel
2 (4) El Señor dice:
«¡Acusen ustedes a su madre, acúsenla,
porque ella no es ya mi esposa
ni yo soy su marido!
¡Que deje de mostrarse como prostituta!
¡Que aparte de sus pechos a sus amantes!
3 (5) Si no lo hace, la dejaré desnuda por completo:
la pondré como el día en que nació,
la convertiré en un desierto,
en pura tierra seca,
y la haré morir de sed.
4 (6) No me compadeceré de sus hijos,
pues son fruto de su prostitución.
5 (7) Su madre se prostituyó;
perdió el honor, cuando dijo:
“Iré en busca de mis amantes,
los que me dan mi pan y mi agua,
mi lana y mi lino,
mi aceite y mis bebidas.”
6 (8) »Por eso cerraré con espinos su camino
y pondré una cerca a su alrededor,
para que no encuentre sus senderos.
7 (9) Seguirá a sus amantes,
pero no los alcanzará;
los buscará, pero no los encontrará.
Dirá entonces:
“Volveré a mi primer marido,
pues con él me iba mejor que ahora.”
8 (10) »Pero ella no reconoció
que yo era quien le daba
el trigo, el vino y el aceite;
que yo era quien le aumentaba
la plata y el oro con que fabricó sus ídolos.
9 (11) Por lo tanto, volveré
y tomaré mi trigo y mi vino
en el tiempo de su cosecha,
y recogeré mi lana y mi lino,
que le había dado para cubrirse.
10 (12) A la vista de sus amantes
pondré su desnudez al descubierto.
¡Nadie la librará de mi mano!
11 (13) Pondré fin a su alegría,
a sus fiestas y lunas nuevas,
a sus sábados
y a todas sus festividades.
12 (14) Destruiré sus viñas y sus higueras,
de las que ella decía:
“Ésta es la paga
que me dieron mis amantes.”
Las convertiré en un matorral,
y se las comerán los animales salvajes.
13 (15) Voy a castigarla por el tiempo que pasó
ofreciendo incienso a los ídolos,
cuando se adornaba con anillos y collares
para seguir a sus amantes
olvidándose de mí.
Yo, el Señor, lo afirmo.
Dios ama a su pueblo Israel
14 (16) »Yo la voy a enamorar:
la llevaré al desierto
y le hablaré al corazón.
15 (17) Luego le devolveré sus viñas,
y convertiré el valle de Acor
en puerta de esperanza para ella.
Allí me responderá como en su juventud,
como en el día en que salió de Egipto.
16 (18) Entonces me llamará “Marido mío”,
en vez de llamarme “Baal mío”.
Yo, el Señor, lo afirmo.
17 (19) Y quitaré de sus labios
los nombres de los baales,
y jamás volverán a mencionarse.
18 (20) »En aquel tiempo haré en favor de Israel
una alianza con los animales salvajes,
y con las aves y las serpientes;
romperé y quitaré de este país
el arco, la espada y la guerra,
para que mi pueblo descanse tranquilo.
19 (21) Israel, yo te haré mi esposa para siempre,
mi esposa legítima, conforme a la ley,
porque te amo entrañablemente.
20 (22) Yo te haré mi esposa y te seré fiel,
y tú entonces me conocerás como el Señor.
21 (23) Yo, el Señor, lo afirmo:
En aquel tiempo yo responderé al cielo,
y el cielo responderá a la tierra;
22 (24) la tierra responderá al trigo,
al vino y al aceite,
y ellos responderán a Jezreel.
23 (25) Plantaré a mi pueblo en la tierra
exclusivamente para mí;
tendré compasión de Lo-ruhama,
y a Lo-amí le diré: “Tú eres mi pueblo”,
y él me dirá: “¡Tú eres mi Dios!”»
Oseas y la mujer adúltera
3 El Señor volvió a decirme:
«Ve y ama a una mujer
amada de su amigo y adúltera.
Así ama el Señor a los israelitas,
aunque ellos se vuelven a dioses extraños
y comen de las tortas de pasas que les ofrecen.»
2 Entonces adquirí una mujer para mí
por quince monedas de plata
y trescientos treinta litros de cebada.
3 Le dije: «Por mucho tiempo serás mía;
no te prostituyas ni te entregues a otro hombre,
y yo también te seré fiel.»
4 Pues por mucho tiempo los israelitas
estarán sin rey ni jefe,
sin sacrificio ni piedras sagradas,
sin ropas sacerdotales ni ídolos familiares.
5 Después de esto se volverán los israelitas
y buscarán al Señor su Dios
y a David su rey.
En los últimos tiempos
acudirán con reverencia al Señor
y a los bienes que él concede.
El pleito del Señor contra Israel
4 Israelitas, escuchen
lo que dice el Señor.
Él ha entablado un pleito
contra los que viven en este país,
porque aquí ya no hay lealtad entre la gente,
ni fidelidad ni conocimiento de Dios.
2 Abundan en cambio el juramento falso y la mentira,
el asesinato y el robo,
el adulterio y la violencia,
y se comete homicidio tras homicidio.
3 Por eso, el país está de luto;
se quedan sin fuerzas los que viven en él;
y con los animales salvajes y las aves
mueren también los peces del mar.
El Señor acusa a los sacerdotes
4 Dice el Señor:
«¡Que nadie acuse ni reprenda a otro!
Mi pleito es sólo contra ti, sacerdote.
5 Tú caerás en pleno día,
y por la noche
caerá también contigo el profeta,
y a tu madre la destruiré.
6 Mi pueblo no tiene conocimiento,
por eso ha sido destruido.
Y a ti, sacerdote, que rechazaste el conocimiento,
yo te rechazo de mi sacerdocio.
Puesto que tú olvidas las enseñanzas de tu Dios,
yo me olvidaré de tus descendientes.
7 »Cuantos más eran los sacerdotes, más pecaban contra mí;
por lo tanto, cambiaré su honra en afrenta.
8 Viven del pecado de mi pueblo;
por eso anhelan que mi gente peque.
9 Lo mismo al pueblo que a los sacerdotes,
los castigaré por su conducta.
10 Puesto que han dejado de servir al Señor,
comerán, pero no quedarán satisfechos;
se prostituirán, pero no tendrán hijos.
La idolatría de Israel
11 »La prostitución y el vino
hacen perder el juicio.
12 Mi pueblo consulta a sus ídolos de madera;
por medio de varas practica la adivinación.
Dominado por la prostitución,
mi pueblo sigue caminos equivocados:
se prostituye apartándose de su Dios.
13 En lo alto de los montes y sobre las colinas
queman incienso y ofrecen sacrificios,
y también bajo la buena sombra
de los robles, los álamos y las encinas.
Por eso se han prostituido las hijas de ustedes,
y sus nueras cometen adulterio.
14 Pero yo no castigaré a sus hijas por su prostitución
ni a sus nueras por sus adulterios,
porque ustedes mismos se van con prostitutas;
para ofrecer sacrificios, se juntan
con mujeres que practican la prostitución como un culto.
¡Y así se hunde un pueblo falto de inteligencia!
15 »Si tú, Israel, te prostituyes,
que al menos Judá no peque.
¡No vayan ustedes a Guilgal
ni suban a Bet-avén
ni juren por la vida del Señor!
16 Israel es rebelde
como una novilla arisca;
y así, ¿los cuidará el Señor en hermosos pastizales,
igual que si fueran corderitos?
17-18 Efraín se ha entregado a la idolatría.
¡Todos han caído como pandilla de borrachos!
Una y otra vez se prostituyen,
y prefieren la vergüenza a la honra.
19 ¡Un viento se los llevará en sus alas,
y se avergonzarán de su idolatría!
5 »Sacerdotes, oigan esto;
presta atención, pueblo de Israel;
escuchen ustedes, los de la casa real:
Contra ustedes va a ser el juicio,
porque han sido una trampa puesta en Mispá,
una red tendida sobre el monte Tabor,
2 un pozo ahondado en el valle de Sitim.
Por eso voy a castigarlos.
3 Yo conozco a Efraín;
Israel no me es desconocido.
Efraín se ha prostituido;
Israel se ha manchado.»
4 Las malas acciones del pueblo
no lo dejan volverse a su Dios.
Dominado por la prostitución,
no reconoce al Señor.
5 El orgullo de Israel clama en contra suya;
Efraín tropieza en su propia maldad,
¡y, junto con ellos, hasta Judá tropezará!
6 Con sus ovejas y sus vacas
irán en busca del Señor,
pero no lo encontrarán
porque se apartó de ellos.
7 Han sido infieles al Señor,
pues tienen hijos de otro padre.
Por su infidelidad, en un solo mes
sus tierras serán devoradas.
El castigo de Israel y de Judá
8 ¡Toquen el cuerno de guerra en Guibeá
y la trompeta en Ramá!
¡Den la alarma en Bet-avén!
¡Siembren el desconcierto en Benjamín!
9 Yo anuncio entre las tribus de Israel
lo que ha de suceder con toda seguridad:
Efraín será asolado en el día del castigo.
10 Dice el Señor:
«Los jefes de Judá son como esa gente
que altera los límites de los campos.
¡Pero los voy a inundar con mi furor!
11 Efraín está oprimido,
quebrantados sus derechos,
porque se ha empeñado en seguir
a los falsos dioses.
12 Pues yo seré como la polilla para Efraín,
como la carcoma para el pueblo de Judá.
13 »Cuando Efraín vea lo enfermo que está,
y Judá se vea sus heridas,
Efraín irá a Asiria
a pedirle ayuda al gran rey,
pero él no podrá sanarlos
ni curarles las heridas.
14 Como un león cuando ataca,
así atacaré yo a Efraín y a Judá;
yo mismo los despedazaré, y luego me iré;
los arrebataré, y nadie podrá librarlos.
15 »Volveré luego a mi lugar,
hasta que ellos reconozcan su pecado
y vengan a buscarme.
¡En medio de su angustia, me buscarán!»
Israel habla de volverse al Señor
6 Vengan todos y volvámonos al Señor.
Él nos destrozó, pero también nos sanará;
nos hirió, pero también nos curará.
2 En un momento nos devolverá la salud,
nos levantará para vivir delante de él.
3 ¡Esforcémonos por conocer al Señor!
El Señor vendrá a nosotros,
tan cierto como que sale el sol,
tan cierto como que la lluvia riega la tierra
en otoño y primavera.
La respuesta del Señor
4 Dice el Señor:
«¿Qué haré contigo, Efraín?
¿Qué haré contigo, Judá?
El amor que ustedes me tienen
es como la niebla de la mañana,
como el rocío de madrugada, que temprano desaparece.
5 Por eso los he despedazado mediante los profetas;
por medio de mi mensaje los he matado.
Mi justicia brota como la luz.
6 Lo que quiero de ustedes es que me amen,
y no que me hagan sacrificios;
que me reconozcan como Dios,
y no que me ofrezcan holocaustos.
7 »Pero mi pueblo, lo mismo que Adán,
ha faltado a mi alianza y me ha sido infiel.
8 Galaad es una ciudad de malhechores,
toda llena de huellas de sangre.
9 Los sacerdotes son una pandilla de ladrones
puestos al acecho de la gente;
asesinan y cometen infamias
en el camino de Siquem.
10 En Israel he visto cosas horribles:
Efraín se ha prostituido,
Israel se ha contaminado.
11 Y aun para ti, Judá,
ya he señalado el día de tu castigo.
»Cuando quiero cambiar la suerte de mi pueblo Israel,
7 cuando quiero curar a mi pueblo, a Efraín y a Samaria,
salta a la vista su pecado y su maldad.
Porque todos practican la mentira;
como ladrones, entran en las casas
y asaltan a la gente en plena calle.
2 No toman en cuenta
que yo recuerdo todas sus maldades.
Ahora los acorralan sus propias acciones,
que están siempre delante de mis ojos.
La corrupción de los gobernantes
3 »Con su maldad y sus mentiras
mi pueblo divierte al rey y a los jefes.
4 Todos ellos son adúlteros;
son como el horno, que una vez encendido
deja el hornero de atizarlo
mientras fermenta la masa.
5 En el día de la coronación de nuestro rey,
los jefes le hicieron enfermar con el calor del vino.
¡Y él tendió la mano a los que se burlaban!
6 Disponen su corazón para la intriga,
como si dispusieran un horno;
duerme el hornero toda la noche,
pero a la mañana el horno sigue bien encendido.
7 Sí, todos ellos arden como un horno
que devoró a sus gobernantes.
Todos sus reyes han caído,
y no hay ni uno solo que me invoque.
El pueblo que se apartó de su Dios
8 »Efraín se ha mezclado con otros pueblos.
Efraín es como una torta
cocida solamente por un lado.
9 Gente extraña ha acabado con sus fuerzas
sin que él se diera cuenta.
¡Hasta el pelo se le puso blanco
sin que él se diera cuenta!
10 El orgullo de Israel es testigo en contra suya.
Con todo, ellos no se volvieron
ni buscaron al Señor su Dios.
11 Efraín es como una paloma
atolondrada, sin inteligencia:
pide ayuda a Egipto,
acude luego a Asiria...
12 Pero cuando vayan allá,
lanzaré mi red sobre ellos;
los haré caer como aves del cielo,
los atraparé a causa de su maldad.
13 »¡Ay de ellos por haberse apartado de mí!
La destrucción los alcanzará
porque contra mí se han rebelado.
Yo quiero salvarlos,
pero ellos mienten en contra mía.
14 Aunque gritan cuando están en la cama,
no me invocan de corazón.
Para pedir trigo y vino se hacen heridas;
¡se han rebelado contra mí!
15 Yo los había enseñado
y había dado fuerzas a sus brazos,
pero ellos planearon maldades contra mí.
16 Se volvieron a los ídolos;
son como un arco torcido,
cuya flecha no da en el blanco.
Por hablar con insolencia
caerán sus jefes a filo de espada,
y en Egipto se burlarán de ellos.
Israel condenado a causa de la idolatría
8 »Toca tu trompeta,
como centinela que vigila
sobre el pueblo del Señor.
Porque han faltado a mi alianza
y se han rebelado contra mi enseñanza.
2 Mientras tanto, vienen a mí gritando:
“¡Te reconocemos como el Dios de Israel!”
3 Pero Israel ha rechazado lo bueno,
y por eso lo perseguirán sus enemigos.
4 »Sin contar conmigo han establecido reyes,
y han nombrado jefes sin saberlo yo.
Han tomado su plata y su oro
para fabricarse ídolos
y destruirse a sí mismos.
5 ¡Me repugna el becerro que tú, Samaria, adoras!
Mi enojo se ha encendido en contra de él.
¿Cuánto tardarán en quedar limpios 6 los israelitas?
¡Ese becerro de Samaria no es Dios!
Salió de manos de un artesano,
y será hecho pedazos.
7 Ellos sembraron vientos
y cosecharán tempestades;
no tendrán campos que segar,
ni sacarán harina de sus espigas;
y si acaso llegan a sacarla,
los extranjeros se la comerán.
8 ¡Israel ha sido tragado!
Las otras naciones lo miran
como a un objeto sin valor,
9 por haber acudido a Asiria
como un terco asno salvaje.
¡Efraín dio regalos para comprarse amantes!
10 Pero aunque dé regalos entre las naciones,
yo voy ahora a dispersarlos,
y durante un tiempo dejarán de surgir
reyes y jefes.
11 »Porque Efraín construye multitud de altares,
que sólo le sirven para pecar.
12 Aunque yo escribí para él mis muchas enseñanzas,
él las tuvo por cosa extraña.
13 A ellos les gustan los sacrificios, y sacrifican,
y comen la carne de los sacrificios;
pero yo, el Señor, no estoy contento con ellos:
recordaré las maldades que cometieron,
y los castigaré por su pecado
haciéndolos regresar a Egipto.
14 Israel construye palacios,
pero se olvida de su creador.
Judá levanta muchas ciudades fortificadas,
pero yo las haré arder en un fuego
que consumirá sus palacios.»
El castigo de Israel anunciado por Oseas
9 No te alegres, Israel;
no saltes de contento como otros pueblos,
pues te has prostituido
al abandonar a tu Dios.
En las eras donde se trilla el grano,
te gusta recibir el pago de tus prostituciones.
2 El pueblo de Israel no tendrá trigo ni vino;
su vino nuevo no será suficiente.
3 Efraín regresará a Egipto,
y en Asiria comerá alimentos impuros.
No vivirán más en el país del Señor:
4 no beberán vino en honor del Señor,
ni le ofrecerán allí sus sacrificios.
El pan que coman será como pan de duelo,
y quienes lo coman quedarán impuros.
Ellos se comerán ese pan,
pero no podrán llevarlo al templo del Señor.
5 ¿Qué harán ustedes en el día de la fiesta,
de la solemne fiesta del Señor?
6 Ellos han huido de la destrucción;
Egipto los recogerá,
y en Menfis serán enterrados.
Sus tesoros de plata se llenarán de ortigas,
y en su campamento crecerán los espinos.
7 ¡Ya han llegado los días del castigo!
¡Ya han llegado los días del pago merecido!
¡Israel va a saber que ya han llegado!
Ustedes dicen: «El profeta es un necio.
El hombre inspirado es un loco.»
Pero lo dicen porque están llenos de maldad,
porque su odio es grande.
8 Dios ha puesto a su profeta por centinela de Efraín,
pero ustedes tienden trampas a su paso;
¡hasta en el templo de Dios le odian!
9 Se corrompieron completamente,
como en los tiempos de Guibeá.
Pero el Señor se acordará de su maldad
y castigará sus pecados.
Israel sufrirá las consecuencias de su pecado
10 Dice el Señor:
«Cuando encontré a Israel, me alegré
como el que encuentra uvas en el desierto.
Los antepasados de ustedes fueron a mis ojos
como los higos tempranos.
Pero cuando llegaron a Baal-peor
se consagraron a los dioses falsos,
y se hicieron tan despreciables
como los ídolos que ellos amaban.
11 La grandeza de Efraín volará como un ave.
No nacerán más niños,
no habrá más mujeres embarazadas,
no se concebirán más hijos.
12 Y aun si lograran criar a sus hijos,
yo se los quitaría sin dejarles ninguno.
¡Ay de esta gente cuando me aparte de ella!
13 Veo que Efraín trata a sus hijos
como si fueran presa de cazadores:
los saca para entregarlos a la matanza.»
14 ¡Dales, Señor, lo que hayas de darles!
¡Dales vientres estériles y pechos sin leche!
Enojo del Señor contra Efraín
15 Dice el Señor:
«En Guilgal hicieron todo lo malo,
y allí comencé a odiarlos.
Por la maldad de sus acciones
los voy a echar de mi casa;
no voy a seguir amándolos,
pues todos sus jefes son rebeldes.
16 Efraín está herido;
es como un árbol de raíces secas
que ha dejado de dar fruto.
Aunque tenga hijos,
yo los haré morir.»
17 Este pueblo no ha querido
hacerle caso a mi Dios;
por eso mi Dios va a rechazarlo,
y andarán errantes entre las naciones.
Destrucción de los altares de Israel
10 Israel es como una vid llena de uvas;
pero cuanto más abundante era su fruto,
más altares se construía;
cuanto más hermosa era su tierra,
más hermosas eran sus piedras sagradas.
2 Israel tiene el corazón dividido,
y ahora va a pagar por su pecado.
El Señor destruirá sus altares
y derribará sus piedras sagradas.
3 Ahora este pueblo dirá:
«No tenemos rey
porque no tenemos reverencia al Señor.
Pero ¿qué podría hacer un rey por nosotros?
4 Tan sólo hablar y hablar,
prometer en falso y firmar pactos;
su justicia sería como una planta venenosa
que crece entre los surcos del campo.»
5 La gente de Samaria tiembla;
llora la pérdida del becerro de Bet-avén.
Por él se están lamentando
el pueblo y los sacerdotes,
porque su gloria ha desaparecido.
6 Aun el propio becerro será llevado a Asiria
para ofrecérselo al gran rey.
Así Efraín quedará avergonzado:
Israel se avergonzará de su ídolo.
7 Desaparecerá el rey de Samaria
como una astilla que flota sobre el agua.
8 Serán destruidos los santuarios paganos
donde el pueblo de Israel pecaba.
Sobre sus altares crecerán cardos y espinos,
y la gente les dirá a los montes: «¡Cúbrannos!»,
y a los cerros: «¡Caigan sobre nosotros!»
Sentencia del Señor contra Israel
9 Dice el Señor:
«Israel no ha dejado de pecar
desde que comenzó a hacerlo en Guibeá.
¡En su pecado persisten!
Por eso, la guerra
alcanzará a estos malvados en Guibeá.
10 Castigaré a este pueblo cuando yo quiera.
Contra él se juntarán naciones
cuando yo lo castigue por su gran maldad.
11 »Efraín era como una novilla domada
que gustaba de trillar el grano.
Yo he puesto yugo ahora
sobre su hermoso cuello,
para que tire del carro;
y Judá tirará del arado,
y Jacob tirará del rastrillo.
12 Les dije: Siembren ustedes justicia
y recojan cosecha de amor.
Preparen la tierra para un nuevo cultivo,
porque es tiempo de buscar al Señor,
hasta que él venga y traiga
lluvia de salvación sobre ustedes.
13 Pero ustedes han cultivado la maldad,
han cosechado la injusticia
y han comido los frutos de la mentira.
»Por haber confiado en tus carros de guerra
y en tus muchos guerreros,
14 habrá alboroto entre tu gente
y todas tus fortalezas serán asoladas,
como asoló a Bet-arbel el rey Salmán
el día de la batalla,
cuando aplastaron a la madre con los hijos.
15 Esto mismo les pasará a ustedes,
habitantes de Betel,
por causa de su gran maldad.
¡El rey de Israel
morirá al nacer el día!
Dios ama a su pueblo rebelde
11 »Cuando el pueblo de Israel era niño, yo lo amaba;
a él, que era mi hijo, lo llamé de Egipto.
2 Pero cuanto más lo llamaba,
más se apartaba de mí.
Mi pueblo ofrecía sacrificios a los dioses falsos
y quemaba incienso a los ídolos.
3 Con todo, yo guié al pueblo de Efraín
y lo enseñé a caminar;
pero ellos no comprendieron que era yo quien los cuidaba.
4 Con lazos de ternura, con cuerdas de amor,
los atraje hacia mí;
los acerqué a mis mejillas
como si fueran niños de pecho;
me incliné a ellos para darles de comer,
5 pero ellos no quisieron volverse a mí.
Por eso tendrán que regresar a Egipto,
y Asiria reinará sobre ellos.
6 La espada caerá sobre sus ciudades
y acabará con sus fortalezas,
destruyéndolos a causa de los planes que hacen.
7 Mi pueblo persiste en estar alejado de mí;
gritan hacia lo alto, pero nadie los ayuda.
8 »¿Cómo podré dejarte, Efraín?
¿Cómo podré abandonarte, Israel?
¿Podré destruirte como destruí la ciudad de Admá,
o hacer contigo lo mismo que hice con Seboím?
¡Mi corazón está conmovido,
lleno de compasión por ti!
9 No actuaré según el ardor de mi ira:
no volveré a destruir a Efraín,
porque yo soy Dios, no hombre.
Yo soy el Santo, que estoy en medio de ti,
y no he venido a destruirte.»
10 Ellos seguirán al Señor,
y él rugirá como un león.
Rugirá, y los suyos
vendrán temblando de occidente.
11 «Como aves, vendrán temblando de Egipto;
vendrán de Asiria, como palomas;
y haré que habiten de nuevo en sus casas.
Yo, el Señor, lo afirmo.
La maldad del pueblo de Dios
12 (12.1) »Efraín me ha rodeado de mentiras;
me ha rodeado de engaños el pueblo de Israel.
Judá se ha separado de Dios,
y ahora es fiel a los ídolos.
12 (2) Efraín se alimenta de aire:
todo el día va tras el viento del este.
Aumenta sus mentiras y violencias,
hace pactos con Asiria
y manda regalos de aceite a Egipto.»
2 (3) El Señor le ha puesto pleito a Israel.
Va a castigar al pueblo de Jacob por su conducta;
le va a pagar como merecen sus acciones.
3 (4) Aun antes de nacer, Jacob suplantó a su hermano,
y cuando ya fue hombre luchó con Dios.
4 (5) Luchó con un ángel, y lo venció;
lloró y pidió que le tuviera compasión.
Dios lo encontró en Betel
y habló con él allí.
5 (6) El Señor, el Dios todopoderoso:
¡el Señor es su nombre!
6 (7) Así pues, Israel, vuélvete a tu Dios;
actúa con lealtad y rectitud,
y confía siempre en tu Dios.
7 (8) Dice el Señor:
«Canaán tiene en su mano pesas falsas,
porque le gusta estafar.
8 (9) Efraín dice: “¡Sí, me he hecho rico,
me he encontrado una fortuna;
pero nadie podrá acusarme
de haber obtenido mis ganancias
por medios deshonestos!”
9 (10) Yo, el Señor, que soy tu Dios
desde que estabas en Egipto,
haré que vivas de nuevo en tiendas de campaña,
como en los días de nuestro encuentro en el desierto.
10 (11) »Yo hablé a los profetas
y aumenté el número de sus visiones,
y por medio de ellos hablé en parábolas.
11 (12) En Galaad hay dioses paganos,
pero sólo son falsos dioses.
En Guilgal se ofrecen sacrificios de toros;
sus altares son como montones de piedras
entre los surcos del campo.»
12 (13) Jacob huyó a los campos de Aram, y allí, para conseguir esposa, trabajó cuidando ovejas. 13 (14) Por medio de un profeta, el Señor sacó de Egipto al pueblo de Israel; ¡por medio de un profeta, cuidó de él!
14 (15) La gente de Efraín ha irritado al Señor,
le ha causado un amargo disgusto.
Por eso el Señor les hará pagar los crímenes cometidos,
y hará caer sobre ellos sus propias maldades.
La ruina total de Israel
13 Cuando la gente de Efraín hablaba,
las otras tribus de Israel mostraban respeto;
pero Efraín murió cuando se hizo culpable
por haber adorado a Baal.
2 ¡Y todavía siguen pecando!
Funden su plata y se hacen ídolos
según se les ocurre y a gusto de los artesanos.
Luego dicen: «¡Ofrézcanles sacrificios!»,
y la gente besa ídolos que tienen forma de becerro.
3 Por eso serán como la niebla de la mañana,
como el rocío de madrugada, que temprano desaparece,
como la paja que se lleva el viento,
como el humo que sale por la chimenea.
4 Dice el Señor:
«Yo, el Señor, soy tu Dios
desde que estabas en Egipto:
No reconozcas como Dios a nadie sino a mí,
pues sólo yo soy tu salvador.
5 Yo te cuidé en las tierras ardientes del desierto.
6 »Pero cuando ustedes tuvieron comida de sobra,
su corazón se llenó de orgullo
y se olvidaron de mí.
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