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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Mateo 5-15

Jesús enseña a la gente

(Lc 6:20-23)

Cuando Jesús vio a toda esa gente, subió a la ladera de una montaña, se sentó y allí llegaron sus seguidores. Entonces comenzó a enseñarles lo siguiente:

«Afortunados los que reconocen su necesidad espiritual,
    porque el reino de Dios les pertenece.
Afortunados los que están tristes,
    porque Dios los consolará.
Afortunados los que son humildes,
    porque la tierra que Dios prometió[a] será de ellos.
Afortunados los que tienen hambre y sed de justicia,
    porque quedarán completamente satisfechos por Dios.
Afortunados los que tienen compasión de otros,
    porque Dios también tendrá compasión de ellos.
Afortunados los que tienen corazón puro,
    porque ellos verán a Dios.
Afortunados los que se esfuerzan por conseguir la paz,
    porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Afortunados los que son maltratados por practicar la justicia,
    porque el reino de Dios les pertenece.

11 »Cuando la gente los insulte, los persiga y hable mal de ustedes por seguirme, sepan que son afortunados a los ojos de Dios. 12 Pónganse contentos y alégrense porque van a recibir una gran recompensa en los cielos. Así también fue como maltrataron a los profetas que vivieron antes de ustedes.

Sal y luz del mundo

(Mr 9:50; 4:21; Lc 14:34-35; 8:16)

13 »Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo podría volver a ser salada? Ya no sirve para nada sino para ser tirada y pisada por la gente.

14 »Ustedes son la luz que alumbra al mundo. Una ciudad que está en un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cesto, sino sobre el candelero para que ilumine a todos en la casa. 16 Así mismo, ustedes deben ser luz para los demás de tal manera que todos puedan ver sus buenas obras y adoren a su Padre que está en los cielos.

Jesús y la ley

17 »No piensen que he venido para acabar con la ley de Moisés o la enseñanza de los profetas. No he venido para acabar con ellas, sino para darles completo significado. 18 Les digo la verdad: hasta que pasen el cielo y la tierra, no pasará ni una letra ni una tilde de la ley hasta que todo esto se cumpla. 19 Así que cualquiera que desobedezca alguno de los mandamientos por muy pequeño que sea y les enseñe a otros a desobedecerlo, será considerado muy pequeño en el reino de Dios. En cambio, el que los obedezca todos y enseñe a obedecerlos será considerado grande en el reino de Dios. 20 Porque les digo a ustedes, no entrarán en el reino de Dios a menos que practiquen la justicia mejor que los maestros de la ley y los fariseos.

Jesús enseña sobre la reconciliación

21 (A)»Ustedes han oído que se les dijo a los antepasados: “No mates,[b] y el que cometa asesinato tendrá que responder ante un juez”. 22 Pero, ahora yo les digo que todo el que se enoje con otro tendrá que responder ante el tribunal. El que insulte a alguien, tendrá que responder ante el Consejo; y el que maldiga a otro, tendrá que responder por eso en el fuego del infierno.

23 »Así que si vas al altar a dar una ofrenda a Dios y te acuerdas de que alguien tiene algo contra ti, 24 deja ahí tu ofrenda y ve a hacer las paces con esa persona. Luego regresa para dar tu ofrenda a Dios.

25 »Reconcíliate pronto con tu adversario. Llega a un acuerdo con él mientras van hacia el juzgado, porque si no, él te entregará al juez, y el juez te entregará al guardia para que te meta a la cárcel. 26 Te digo la verdad: no saldrás de allí hasta que hayas pagado hasta el último centavo.

Jesús enseña sobre la inmoralidad sexual

27 (B)»Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”.[c] 28 Pero ahora yo te digo que si alguno mira a una mujer con el deseo de tener relaciones sexuales con ella, en su mente ya ha cometido pecado con ella. 29 Así que si tu ojo derecho te hace pecar, sácalo y tíralo. Es mejor que pierdas parte de tu cuerpo a que todo el cuerpo sea echado al infierno. 30 Y si tu mano derecha te hace pecar, córtala y tírala. Es mejor que pierdas parte de tu cuerpo a que todo el cuerpo sea echado al infierno.

Jesús enseña sobre el divorcio

(Mt 19:9; Mr 10:11-12; Lc 16:18)

31 (C)»También se dijo antes: “Cualquiera que se divorcie de su esposa, debe darle un certificado de divorcio”.[d] 32 Pero ahora yo digo que el hombre que se divorcie de su esposa, a no ser en caso de pecado sexual, hace que ella cometa adulterio. El hombre que se case con una mujer divorciada también está cometiendo adulterio.

Jesús enseña sobre los juramentos

33 »Ustedes también han oído que se les dijo a los antepasados: “No dejes de cumplir ningún juramento, sino cumple tus juramentos a Dios”.[e] 34 Pero ahora yo les digo que es mejor no jurar por nada. No juren por el cielo, porque es el trono de Dios. 35 No juren tampoco por la tierra, porque es de Dios. No juren por Jerusalén, porque también le pertenece a él, el gran Rey. 36 Tampoco jures por tu cabeza, porque ni siquiera puedes hacer que un cabello sea negro o blanco. 37 Si quieres decir “sí”, solamente di “sí”, y si quieres decir “no”, solamente di “no”. Todo lo que se diga de más, viene del Maligno.[f]

Jesús enseña sobre las peleas

(Lc 6:29-30)

38 (D)»Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”.[g] 39 Pero ahora yo les digo: no te pongas en contra de una persona mala. Mejor, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, deja que te pegue también en la otra. 40 Si alguien trata de ponerte una demanda para quedarse con tu camisa, entrégale también tu capa. 41 Si alguien te obliga a caminar un kilómetro[h] con él, camina dos. 42 Al que te pida algo, dáselo; y al que te pida algo prestado, préstaselo.

Amen a sus enemigos

(Lc 6:27-28, 32-36)

43 (E)»Ustedes también han oído que se dijo: “Ama a tus semejantes[i] pero odia a tus enemigos”. 44 Pero yo les digo que amen a sus enemigos y pidan en sus oraciones por los que los persiguen. 45 De esta forma, ustedes serán hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que el sol salga tanto para los malos como para los buenos y que la lluvia caiga tanto para los justos como para los injustos. 46 Si ustedes solamente aman a los que los aman, ¿creen que merecen alguna recompensa por eso? Incluso los cobradores de impuestos aman a sus amigos. 47 Y si ustedes sólo son buena gente con sus amigos, ¿creen que están haciendo algo fuera de lo común? Hasta los que no conocen a Dios son así. 48 Por eso, sean ustedes perfectos así como su Padre que está en el cielo es perfecto.

Jesús enseña a dar

»Cuidado con lo que hacen. No hagan algo bueno ante la gente sólo para que los demás los vean pues así no recibirán ninguna recompensa de su Padre que está en el cielo.

»Cuando des algo a los pobres, no llames la atención de todo el mundo como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles. Lo hacen para que los demás hablen bien de ellos. Les digo la verdad: con eso, ellos ya tienen su recompensa. Cuando le des algo a un necesitado, no se lo digas ni siquiera a tu mejor amigo.[j] Lo que hagas debe ser un secreto. Así recibirás recompensa de tu Padre que está en el cielo, porque él ve todo lo que se hace en secreto.

Jesús enseña a orar

(Lc 11:2-4)

»Cuando oren, no sean como los hipócritas, que les gusta pararse en las sinagogas y en las esquinas de las calles a orar en voz alta para que los vean. Les digo la verdad: ellos ya han recibido su recompensa. Pero tú cuando ores, entra a tu cuarto, cierra la puerta y habla con tu Padre. Así recibirás recompensa de tu Padre, porque él ve todo lo que se hace en secreto.

»Cuando oren, no alarguen demasiado su oración. No hagan como los que no conocen a Dios, que creen que porque hablan mucho Dios tendrá que hacerles caso. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan, incluso antes de que se lo pidan. Ustedes deben orar así:

»“Padre nuestro que estás en los cielos,
    que siempre se dé honra a tu santo nombre.
10 Venga tu reino.
Que se haga tu voluntad en la tierra
    como se hace en el cielo.
11 Danos hoy los alimentos
    que necesitamos cada día,
12 y perdona nuestros pecados[k]
    como nosotros también perdonamos a los que nos han hecho mal.
13 No nos dejes caer en tentación,
    y líbranos del maligno”.[l]

14 »Porque si ustedes perdonan a los demás el mal que les hagan, su Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. 15 Pero si ustedes no los perdonan, su Padre tampoco los perdonará a ustedes.

Jesús enseña sobre el ayuno

16 »Cuando ayunen, no pongan cara de tristeza como los hipócritas que ponen caras afligidas para que la gente vea que están ayunando. Les digo la verdad: ellos ya han recibido su recompensa. 17 Pero tú cuando ayunes, arréglate bien y lávate la cara 18 para que así no se den cuenta de que estás ayunando. Así sólo lo verá tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre que ve todo lo que se hace en secreto, te dará tu recompensa.

Riquezas en el cielo

(Lc 12:33-34; 11:34-36; 16:13)

19 »No guarden tesoros para ustedes aquí en la tierra, donde la polilla y el óxido los dañarán, y donde los ladrones entran a robárselos. 20 Más bien, guarden tesoros para ustedes en el cielo donde ni la polilla ni el óxido los dañarán y donde los ladrones no pueden entrar a robárselos. 21 Pues donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón.

22 »La lámpara del cuerpo son los ojos. Si miras a otros con ganas de ayudarles, todo tu cuerpo estará lleno de luz. 23 Pero si con tus ojos los miras con envidia, entonces todo tu cuerpo estará lleno de oscuridad. Si la única luz que tienes es la oscuridad, ¡qué horrible oscuridad tendrás!

24 »Nadie puede servir a dos patrones al mismo tiempo. Odiará a uno y amará al otro, o se dedicará a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir al mismo tiempo a Dios y a las riquezas[m].

Busquen primero el reino de Dios

(Lc 12:22-34)

25 »Por eso les digo: no se preocupen por la comida ni por la bebida que necesitan para vivir, ni tampoco por la ropa que se van a poner. Ciertamente la vida es más que la comida y el cuerpo más que la ropa. 26 Miren a las aves del cielo, ellas no siembran ni cosechan ni tampoco guardan nada en graneros. Sin embargo, su Padre que está en el cielo les da alimento. ¿No valen ustedes mucho más que ellas? 27 ¿Quién de ustedes, por más que se preocupe, va a añadir una hora a su vida?

28 »¿Y por qué se preocupan por la ropa? Fíjense cómo crecen los lirios del campo. Ellos no trabajan ni hilan para hacer su vestido. 29 Sin embargo, les aseguro que ni siquiera el rey Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. 30 Así que, si Dios así viste a todo lo que crece en el campo, que hoy tiene vida pero que mañana será quemado en un horno, con mucha más razón cuidará de ustedes. ¡No sean gente de poca fe! 31 Así que no se preocupen ni digan: “¿Qué vamos a comer?” o “¿Qué vamos a beber?” o “¿Qué ropa vamos a usar?” 32 La gente que no conoce a Dios trata de conseguir esas cosas, pero ustedes tienen a su Padre en el cielo que sabe que necesitan todo esto. 33 Así que, primero busquen el reino de Dios y su justicia, y Dios les dará todo lo que necesitan. 34 No se preocupen por el día de mañana, porque el mañana traerá sus propias preocupaciones. Cada día tiene ya sus propios problemas.

No juzguen a los demás

(Lc 6:37-38, 41-42)

»No juzguen a los demás, para que Dios no los juzgue a ustedes. Porque se les juzgará de la misma manera que ustedes juzguen a los demás. Con la misma medida que ustedes midan a los demás, Dios los medirá a ustedes.

»¿Por qué te fijas en la pajita que tiene tu hermano en el ojo, pero no te das cuenta de la viga que tienes tú en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la pajita que tienes en el ojo”, mientras que en el tuyo hay una viga? ¡No seas hipócrita! Primero saca la viga de tu ojo y verás mejor para poder sacar la pajita de tu hermano.

»No les den lo que es santo a los perros, pues se irán contra ustedes y los morderán. No les tiren tampoco perlas finas a los cerdos, pues lo único que ellos harán es pisotearlas.

Pídanle a Dios lo que necesiten

(Lc 11:9-13)

»No se cansen de pedir, y Dios les dará; sigan buscando, y encontrarán; llamen a la puerta una y otra vez, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama a la puerta, se le abrirá.

»¿Le daría alguno de ustedes una piedra a su hijo si le pide pan? 10 ¿O le daría una serpiente si le pide un pescado? 11 Pues si ustedes, aun siendo malos, saben cómo darles cosas buenas a sus hijos, imagínense cuánto más dispuesto estará su Padre celestial a darles lo que le pidan.

12 »Así que, traten a los demás como les gustaría que los trataran a ustedes. Ese es el verdadero significado de la ley y de la enseñanza de los profetas.

Los dos caminos

(Lc 13:24)

13 »Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la destrucción. Mucha gente toma ese camino. 14 En cambio, la puerta que lleva a la verdadera vida es muy angosta, el camino muy duro y sólo unos pocos lo encuentran.

No se dejen engañar

(Lc 6:43-44; 13:25-27)

15 »Tengan cuidado con los falsos profetas, pues ellos están disfrazados de mansas ovejas, pero por dentro son lobos feroces. 16 Ustedes los reconocerán por la clase de fruto que den. El bien no viene de la gente mala, así como las uvas no se recogen de los espinos, ni los higos se recogen de los cardos. 17 De la misma manera, todo árbol bueno da fruto bueno, pero un árbol malo da fruto malo. 18 Un buen árbol no puede dar fruto malo ni tampoco un árbol malo puede dar fruto bueno. 19 Todo árbol que no dé fruto bueno, será cortado y echado al fuego. 20 Por eso digo que reconocerán a los falsos profetas por la clase de fruto que den.

21 »No todo el que afirma que yo soy su Señor entrará en el reino de Dios. Sólo entrará el que obedezca a mi Padre que está en el cielo. 22 Vendrá el día en que muchos me van a decir: “Tú eres nuestro Señor, nosotros profetizamos en tu nombre, y por ti echamos fuera demonios. Además hicimos muchos milagros en tu nombre”. 23 Entonces les diré claramente: “Nunca los conocí, apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal”.

El prudente y el insensato

(Lc 6:47-49)

24 »Por lo tanto, quien oiga mis enseñanzas y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. 25 Llovió fuerte, los ríos crecieron, los vientos soplaron y golpearon contra aquella casa. Sin embargo, la casa no se cayó porque estaba construida sobre la roca. 26 Pero el que oiga mis palabras y no las ponga en práctica, será como el insensato que construyó su casa sobre arena. 27 Llovió fuerte, los ríos crecieron, los vientos soplaron y golpearon contra la casa. La casa se derrumbó y fue todo un desastre».

28 Cuando Jesús terminó de decir esto, la gente se admiraba de su enseñanza, 29 porque él les enseñaba como alguien que tiene autoridad y no como los maestros de la ley.

Jesús sana a un leproso

(Mr 1:40-45; Lc 5:12-16)

Cuando Jesús bajó de la ladera de la montaña, mucha gente lo seguía. Entonces un leproso se arrodilló delante de él y le dijo:

—Señor, si quieres, puedes quitarme esta enfermedad.

Jesús extendió la mano, lo tocó y dijo:

—Sí quiero. ¡Sana ya!

En ese mismo instante se le quitó la lepra. Entonces Jesús le dijo:

—Mira, no se lo cuentes a nadie. Ve y preséntate ante el sacerdote[n] y da la ofrenda que Moisés ordenó. Esto servirá para que la gente compruebe que has sido sanado.

Jesús sana al siervo de un capitán

(Lc 7:1-10; Jn 4:43-54)

Cuando Jesús entró en Capernaúm, se le acercó un capitán romano para pedirle ayuda. El capitán le dijo:

—Señor, mi siervo está en cama, no se puede mover y tiene un dolor terrible.

Entonces Jesús le dijo:

—Iré a sanarlo.

El capitán le contestó:

—Señor, no merezco que vayas a mi casa, pero tan sólo da la orden y mi siervo quedará sanado. Porque yo estoy bajo la autoridad de mis superiores y a la vez tengo a muchos soldados bajo mi autoridad. Si le digo a un soldado: “Ve”, él va. Si le digo a otro: “Ven”, él viene. Y si le digo a mi siervo: “Haz esto”, él lo hace.

10 Cuando Jesús escuchó esto, se admiró mucho y les dijo a los que lo seguían:

—Les digo la verdad: nunca he visto en Israel a nadie con tanta fe. 11 Además les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente y en el reino de Dios participarán en un banquete con Abraham, Isaac y Jacob. 12 Pero los que nacieron para tener el reino serán expulsados. Estarán en la oscuridad, donde llorarán y crujirán los dientes de dolor.

13 Entonces Jesús le dijo al capitán:

—Ve a tu casa, tu siervo sanará así como creíste.

Y en ese mismo instante el siervo fue sanado.

Jesús sana a la suegra de Pedro

(Mr 1:29-31; Lc 4:38-39)

14 Cuando Jesús llegó a la casa de Pedro, vio que la suegra de Pedro estaba en cama y con fiebre. 15 Jesús le tocó la mano y la fiebre la dejó. Entonces ella se levantó y empezó a atenderlos.

Jesús sana a mucha más gente

(Mr 1:32-34; Lc 4:40-41)

16 Al anochecer, la gente le trajo a Jesús muchos atormentados por demonios y él ordenó a los espíritus que salieran. Sanó a todos los que estaban enfermos. 17 (F)Esto sucedió para que se cumpliera lo que dijo el profeta Isaías:

«Él quitó todas nuestras dolencias
    y llevó nuestras enfermedades».[o]

Seguir a Jesús

(Lc 9:57-62)

18 Cuando Jesús vio a la multitud que lo rodeaba, ordenó a sus seguidores que se fueran al otro lado del lago. 19 Un maestro de la ley se acercó a él y le dijo:

—Maestro, te seguiré a dondequiera que vayas.

20 Entonces Jesús le dijo:

—Las zorras tienen sus madrigueras y las aves tienen sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene un lugar donde descansar la cabeza.

21 Otro de sus seguidores le dijo:

—Señor, déjame primero ir a enterrar a mi papá.

22 Pero Jesús le dijo:

—Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos.

Jesús calma una tormenta

(Mr 4:35-41; Lc 8:22-25)

23 Jesús subió a la barca y sus seguidores lo acompañaron. 24 Entonces se desató una gran tormenta y las olas estaban cubriendo la barca, pero Jesús estaba durmiendo. 25 Entonces los seguidores se acercaron, lo despertaron y le dijeron:

—¡Señor, sálvanos! ¡Nos estamos ahogando!

26 Él les dijo:

—¿Por qué son tan cobardes, hombres de poca fe?

Jesús se levantó y regaño a los vientos y al mar; y todo quedó en gran calma. 27 Ellos no lo podían creer y decían:

—¿Quién es este hombre que hasta el viento y las olas lo obedecen?

Jesús expulsa unos demonios

(Mr 5:1-20; Lc 8:26-39)

28 Cuando Jesús llegó a la otra orilla del lago, a la región de los gadarenos[p], se le acercaron de entre las tumbas dos hombres poseídos por demonios. Vivían allí y eran muy violentos, por lo que nadie podía pasar por ahí. 29 De pronto ellos gritaron:

—¿Qué quieres de nosotros, Hijo de Dios? ¿Has venido antes de tiempo para castigarnos?

30 A lo lejos había muchos cerdos comiendo. 31 Entonces los demonios le rogaron a Jesús:

—Si vas a expulsarnos de estos hombres, mándanos a entrar en esos cerdos.

32 Entonces Jesús les dijo:

—¡Vayan!

Los demonios salieron de los hombres y entraron en los cerdos. Entonces todos los cerdos se echaron a correr pendiente abajo por el barranco, cayeron en las aguas y se ahogaron. 33 Los encargados de cuidar a los cerdos salieron huyendo. Al llegar al pueblo, contaron todo lo que había pasado e incluso lo que les pasó a los hombres que estaban poseídos. 34 Entonces todo el pueblo salió a ver a Jesús y le pidieron que se fuera de esa región.

Jesús sana a un paralítico

(Mr 2:1-12; Lc 5:17-26)

Jesús subió a una barca y atravesó el lago para regresar a su propio pueblo. Entonces le trajeron a un hombre que estaba en una camilla, pues era paralítico. Cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al paralítico:

—Ánimo, hijo, tus pecados quedan perdonados.

Algunos maestros de la ley se dijeron: «Esta es una ofensa a Dios». Pero como Jesús sabía lo que estaban pensando, dijo:

—¿Por qué están pensando mal? Tal vez piensen que es más fácil que yo le diga: “Tus pecados quedan perdonados”, porque eso no se puede comprobar. Pero si le digo: “¡Levántate y anda!” y así sucede, entonces quedará comprobado que el Hijo del hombre tiene en la tierra el poder de perdonar pecados.

Así que Jesús le dijo al paralítico:

—Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa.

Él se levantó y se fue a su casa. Cuando la multitud vio esto, se llenó de miedo y alababa a Dios por traer tal poder a los seres humanos.

Mateo sigue a Jesús

(Mr 2:13-17; Lc 5:27-32)

Jesús ya se iba cuando vio a un hombre llamado Mateo sentado en el lugar donde se pagaban los impuestos. Jesús le dijo: «Sígueme». Entonces Mateo se levantó y lo siguió.

10 Jesús estaba comiendo en la casa de Mateo y allí llegaron muchos cobradores de impuestos y pecadores. Todos comieron con Jesús y sus seguidores. 11 Cuando los fariseos vieron esto, empezaron a preguntar a los seguidores de Jesús:

—¿Cómo es que su maestro está comiendo con los cobradores de impuestos y pecadores?

12 Jesús los oyó y les dijo:

—Los sanos no necesitan médico, los enfermos sí. 13 (G)Así que vayan y averigüen lo que significan estas palabras: “Yo no quiero sacrificios, sino que ustedes tengan compasión”.[q] Pues yo no he venido a invitar a los buenos a que me sigan, sino a los pecadores.

Una pregunta sobre el ayuno

(Mr 2:18-22; Lc 5:33-39)

14 Entonces los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron:

—Nosotros y los fariseos ayunamos casi siempre, pero tus seguidores nunca lo hacen, ¿por qué?

15 Jesús les contestó:

—Cuando hay una boda, los amigos del novio no están tristes mientras él está con ellos, pero llegará el día en que se llevarán al novio y entonces ayunarán.

16 »Nadie arregla un vestido viejo con un retazo de tela nueva, porque la tela nueva se encoge y rasga el vestido viejo, entonces se romperá más. 17 Ni tampoco echa vino nuevo en cueros viejos, porque así los cueros se revientan, el vino se derrama y los cueros se dañan. Más bien se echa el vino nuevo en cueros nuevos, así ambos se conservan.

La hija de Jairo y la mujer enferma

(Mr 5:21-43; Lc 8:40-56)

18 Mientras Jesús les estaba diciendo esto, vino un dirigente de la sinagoga, se arrodilló ante él y le dijo:

—Mi hija acaba de morir, pero si tú vienes y colocas tu mano sobre ella, volverá a vivir.

19 Jesús se levantó y junto con sus seguidores se fue con él. 20 Entonces una mujer que llevaba doce años sufriendo de flujos de sangre, se le acercó a Jesús por detrás y le tocó el borde de su manto. 21 La mujer hizo esto porque pensaba: «Si alcanzo a tocar un pedazo de su manto, quedaré sana». 22 Jesús se dio la vuelta, la vio y dijo:

—¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado.

Desde entonces la mujer quedó sana.

23 Cuando Jesús llegó a la casa del dirigente de la sinagoga, vio a los flautistas preparados para el funeral y a la multitud alborotada, y 24 les dijo:

—Sálganse todos. La niña no está muerta, está dormida.

Pero la gente empezó a burlarse de él. 25 Después de que sacaron a toda la gente de la casa, Jesús entró al cuarto de la niña, la tomó de la mano y ella se levantó. 26 La noticia corrió rápidamente por toda la región.

Jesús sana a más gente

27 Al salir Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritándole:

—¡Hijo de David, ten compasión de nosotros!

28 Cuando entró a la casa, los ciegos se le acercaron y Jesús les dijo:

—¿Ustedes creen que yo puedo hacer que recobren la vista?

Ellos respondieron:

—¡Sí Señor, creemos!

29 Entonces Jesús les tocó los ojos y dijo:

—Que les suceda tal como ustedes creen.

30 Los hombres recuperaron la vista y Jesús les advirtió muy seriamente:

—No dejen que nadie se entere de esto.

31 Pero ellos se fueron y difundieron la fama de Jesús por toda la región.

32 Cuando los dos hombres estaban saliendo, llegaron otros con un mudo que estaba atormentado por un demonio. 33 Jesús hizo que el demonio saliera y el hombre comenzó a hablar. La multitud se asombraba y decían:

—Nunca hemos visto algo así en Israel.

34 Pero los fariseos decían:

—Él expulsa demonios porque el jefe de los demonios le da poder para hacerlo.

Jesús tiene compasión de la gente

35 Jesús recorría todos los pueblos y aldeas, enseñando en las sinagogas proclamando el nuevo mensaje del reino[r] y sanando toda clase de enfermedades y dolencias. 36 Cuando Jesús veía a todos los que lo seguían, sentía compasión por ellos, pues estaban agobiados e indefensos. Eran como ovejas que no tienen pastor. 37 Entonces Jesús les dijo a sus seguidores:

—La cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. 38 Por eso, pidan al Señor dueño de la cosecha que envíe trabajadores para recogerla.

Jesús elige y envía a sus apóstoles

(Mr 3:13-19; 6:7-13; Lc 6:12-16; 9:1-6)

10 Jesús llamó a sus doce seguidores y les dio el poder de expulsar los espíritus malignos y de sanar toda clase de enfermedades. Estos son los nombres de los doce apóstoles:

Simón (también llamado Pedro),

su hermano Andrés,

Santiago hijo de Zebedeo,

su hermano Juan,

Felipe,

Bartolomé,

Tomás,

Mateo el cobrador de impuestos,

Santiago, hijo de Alfeo,

Tadeo,

Simón el zelote[s],

Judas Iscariote (que también le entregó).

Jesús envió a los doce y les dio estas instrucciones: «No vayan a la gente que no es judía y tampoco a ningún pueblo donde vivan los samaritanos. En vez de eso, vayan a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Vayan allá y díganles: “El reino de Dios está cerca”. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, sanen a los leprosos y expulsen demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, así que también den gratuitamente. No lleven nada de dinero consigo: ni oro, ni plata, ni cobre. 10 No lleven provisiones para el camino, ni ropa para cambiarse, ni otro par de sandalias, ni un bastón, porque los que trabajan merecen recibir su sustento.

11 »Cuando entren a una ciudad o a un pueblo, busquen a alguien que sea digno de confianza y quédense en su casa hasta que ustedes se vayan. 12 Cuando entren a esa casa, digan: “La paz sea con ustedes”. 13 Si esa familia les da la bienvenida, entonces ellos son dignos de su bendición de paz y esa bendición se quedará con ellos. Pero si la gente de allí no les da la bienvenida, entonces llévense consigo la bendición de paz que les desearon, porque no la merecen. 14 Si en una casa o pueblo no les dan la bienvenida ni los escuchan, salgan de ahí y sacúdanse el polvo de los pies.[t] 15 Les digo la verdad: en el día del juicio le irá mejor a Sodoma y Gomorra que a la gente de ese pueblo.

Jesús hace una advertencia

(Mr 13:9-13; Lc 21:12-17)

16 »Tengan en cuenta que los envío como ovejas en medio de lobos. Así que sean astutos como las serpientes, pero sencillos como las palomas. 17 Cuídense de la gente porque los entregarán a las autoridades, los llevarán para juzgarlos y los azotarán en las sinagogas. 18 Los harán presentarse ante gobernadores y reyes por ser mis seguidores. Ustedes serán mis testigos ante ellos y ante los que no son judíos. 19 Cuando los arresten, no se preocupen por lo que van a decir o cómo lo van a decir. En ese momento Dios les dirá lo que han de decir, 20 ya que no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre a través de ustedes.

21 »El hermano traicionará y entregará a la muerte al hermano. El papá entregará a la muerte al hijo. Los hijos se pondrán en contra de los padres y los matarán. 22 A ustedes, todos los van a odiar por causa de mi nombre, pero al que se mantenga fiel hasta el final, será salvo. 23 Cuando los persigan en una ciudad, vayan a otra. Porque les digo la verdad: el Hijo del hombre regresará antes de que ustedes terminen su trabajo en las ciudades de Israel.

24 »Un estudiante no es más importante que su maestro, ni un esclavo más importante que su amo. 25 Un estudiante debe estar satisfecho de ser como su maestro. Un esclavo debe estar satisfecho de ser como su amo. Si al jefe del hogar se atrevieron a llamarlo Beelzebú[u], ¿qué no le dirán al resto de la familia?

Témanle a Dios, no a la gente

(Lc 12:2-7)

26 »Así que no tengan miedo de ellos, pues no hay nada escondido que no llegue a descubrirse, ni nada oculto que no llegue a darse a conocer. 27 Lo que les digo en la oscuridad, repítanlo a pleno día; lo que les digo al oído, quiero que lo proclamen desde las azoteas. 28 No les tengan miedo a los que matan el cuerpo pero no el alma. Más bien témanle a Dios que puede destruir tanto el cuerpo como el alma en el infierno. 29 Se compran dos pajaritos con sólo una moneda, pero aun cuando son capturados no dejan de estar bajo el cuidado del Padre de ustedes.[v] 30 Dios les tiene contados a ustedes hasta sus cabellos. 31 Así que no tengan miedo, ustedes valen más que muchos pajaritos.

No se avergüencen de Jesús

(Lc 12:8-9)

32 »Si ante la gente alguien está dispuesto a decir que cree en mí, yo también lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. 33 Pero al que me niegue ante los demás, yo también lo negaré ante mi Padre que está en el cielo.

Jesús provocará desacuerdos

(Lc 12:51-53; 14:26-27)

34 »No crean que he venido para traer paz a la tierra. No he venido para traer paz, sino para traer desacuerdo y para 35 causar divisiones en la familia:

»“El hijo estará en contra de su papá.
    La hija estará en contra de su mamá.
La nuera estará en contra de su suegra.
36     (H)Los enemigos de uno serán sus propios parientes”.[w]

37 »El que ama a su papá o a su mamá más que a mí, no le doy el honor de ser mi seguidor. El que ama a su hijo o a su hija más que a mí, tampoco puede ser uno de mis seguidores. 38 El que no acepta la cruz que se le entrega al seguirme, no merece ser de los míos. 39 El que se aferra a su vida, la perderá; pero el que dé su vida por mí, la encontrará.

La recompensa de un seguidor

(Mr 9:41)

40 »El que los reciba a ustedes, también me recibe a mí y el que me recibe, recibe al que me envió. 41 El que reciba a un profeta por ser profeta, recibirá la recompensa que Dios da a un profeta. Y el que reciba a un hombre bueno por ser bueno, recibirá la recompensa que Dios da a un hombre bueno. 42 Y el que le dé aunque sea un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores menos importantes, por solo el hecho de ser mi seguidor, les digo la verdad: también será recompensado».

Jesús y Juan el Bautista

(Lc 7:18-35)

11 Cuando Jesús terminó de darles instrucciones a sus doce seguidores, se fue de ahí a otros pueblos de Galilea a enseñar y a anunciar el mensaje.

Cuando Juan el Bautista estaba en la cárcel y escuchó lo que hacía el Mesías, le envió un mensaje con sus seguidores. Ellos le preguntaron a Jesús:

—¿Eres el que iba a venir o debemos esperar a alguien más?

Jesús les contestó:

—Vayan y cuéntenle a Juan lo que están viendo y oyendo. Los ciegos ven, los cojos caminan, los leprosos son sanados, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia. Afortunado el que no dude de mí.[x]

Mientras se iban los seguidores de Juan, Jesús comenzó a hablar acerca de Juan a la multitud: «¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Hierba[y] azotada por el viento? Si no, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? ¡Escuchen! Los que se visten con ropa fina viven en palacios. ¿Entonces qué es lo que salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo que Juan es más que un profeta. 10 (I)Las Escrituras dicen de él:

»“Oye, te envío mi mensajero delante de ti,
    quien preparará el camino para tu venida”.[z]

11 »Les digo la verdad: de todos los hombres que han vivido, ninguno ha sido más importante que Juan el Bautista. Sin embargo, el menos importante en el reino de Dios es más importante que Juan. 12 Desde el tiempo de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de Dios avanza con poder, y han intentado apoderarse de él por la fuerza. 13 Antes de que viniera Juan, todos los profetas y la ley hablaron de lo que iba a suceder. 14 Y si tú crees en lo que dicen la ley y los profetas, entonces creerás que Juan el Bautista es Elías, el profeta que iba a venir. 15 ¡Oigan bien lo que les digo!

16 »¿Con quién puedo comparar a la gente de esta generación? Son como los muchachos que se sientan en las plazas y un grupo le grita al otro:

17 »“¡Nosotros tocamos la flauta,
    pero ustedes no bailaron.
Cantamos una canción triste,
    pero ustedes no lloraron!”

18 »Porque vino Juan, sin comer ni beber vino como los demás, y la gente dice que tiene un demonio. 19 Vino el Hijo del hombre que come y bebe, y dicen: “Miren, es comilón, borracho y amigo de los cobradores de impuestos y de los pecadores”. Pero la sabiduría divina se comprueba por la vida de los que la siguen».

Jesús advierte a los que no creen

(Lc 10:13-15)

20 Luego, Jesús comenzó a reprender a los pueblos donde había hecho la mayoría de sus milagros, porque no cambiaban su vida ni se apartaban del pecado. 21 Decía: «¡Pobre de ti, Corazín! ¡Pobre de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, ellos habrían cambiado su vida hace mucho tiempo. Se habrían puesto ropa áspera y echado ceniza en la cabeza para mostrar dolor por sus pecados. 22 Pero les digo que en el día del juicio les irá mejor a Tiro y a Sidón que a ustedes. 23 Y tú Capernaúm, ¿de verdad piensas que subirás al cielo? ¡Pues no! ¡Bajarás hasta el infierno! Si los milagros que hice en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad todavía existiría. 24 Pero les digo que el día del juicio, Dios mostrará más paciencia con Sodoma que con ustedes».

Jesús le ofrece descanso a su pueblo

(Lc 10:21-22)

25 En esa ocasión Jesús dijo: «Te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos, y se las has revelado a estos que son como niños. 26 Sí Padre, porque así te agradó.

27 »Mi Padre me ha dado todo. Nadie conoce al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera mostrárselo.

28 »Vengan a mí los que estén cansados y agobiados, que yo los haré descansar. 29 Acepten mi enseñanza[aa] y aprendan de mí que soy paciente y humilde. Conmigo encontrarán descanso. 30 Mi enseñanza es agradable y mi carga es fácil de llevar».

Jesús es Señor del día de descanso

(Mr 2:23-28; Lc 6:1-5)

12 Por aquel tiempo, en un día de descanso, Jesús iba con sus seguidores por unos sembrados. Ellos sintieron hambre y empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Pero cuando los fariseos vieron lo que hacían los seguidores, le dijeron a Jesús:

—¡Mira! Tus seguidores están haciendo algo que está prohibido hacer en el día de descanso.

Entonces Jesús les dijo:

—¿No han leído ustedes lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre? Él entró a la casa de Dios, y él y sus compañeros se comieron los panes que se consagran a Dios. Y ustedes bien saben que no se permitía ni a él ni a sus compañeros comer de esos panes. Eran sólo para los sacerdotes. ¿O no han leído lo que dice la ley sobre el día de descanso? Ese día no se debe trabajar; sin embargo, los sacerdotes del templo violan esa ley y no son culpables. Pero les digo que aquí hay algo más grande que el templo. (J)Ustedes no habrían condenado a gente inocente si supieran el significado de lo que dice en las Escrituras: “Yo no quiero sacrificios, sino que ustedes tengan compasión”.[ab] Porque el Hijo del hombre es Señor del día de descanso.

Jesús sana en el día de descanso

(Mr 3:1-6; Lc 6:6-11)

Luego Jesús se fue de ahí para la sinagoga. 10 Había un hombre allí que tenía una mano paralizada, y como buscaban la manera de acusar a Jesús, entonces le preguntaron:

—No se debe sanar en el día de descanso, ¿verdad?

11 Jesús les contestó:

—Si alguno de ustedes tiene una oveja y en el día de descanso esta se cae en un pozo, ¿no es verdad que va y la saca del pozo? 12 ¡Pues un ser humano vale más que una oveja! Por lo tanto, está permitido hacerle bien a la gente en el día de descanso.

13 Entonces Jesús le dijo al hombre de la mano paralizada:

—Extiende la mano.

El hombre la extendió y le quedó tan sana como la otra. 14 Pero los fariseos salieron y empezaron a planear cómo matar a Jesús.

Jesús es el siervo elegido por Dios

15 Cuando Jesús lo supo, se fue de allí. Mucha gente lo seguía y él sanaba a todos los enfermos, 16 pero les advertía terminantemente que no le dijeran a nadie quién era él. 17 Esto sucedió para que se cumpliera lo que Dios dijo por medio del profeta Isaías:

18 «Aquí está el que me sirve, a quien yo he elegido.
    Yo lo amo y estoy contento con él.
Pondré mi Espíritu en él,
    y anunciará justicia para las naciones.
19 No discutirá ni gritará;
    la gente no escuchará su voz en las calles.
20 No romperá la caña que ya está doblada,
    ni va a apagar la mecha de la que apenas sale humo.
Seguirá hasta que haga triunfar la justicia.
21     (K)Entonces todas las naciones pondrán su esperanza en él».[ac]

Jesús y Satanás

(Mr 3:20-30; Lc 11:14-23; 12:10)

22 Después le trajeron a Jesús un hombre ciego y mudo porque estaba atormentado por un demonio. Jesús lo sanó y por fin el hombre pudo ver y hablar. 23 Toda la multitud quedó impresionada y comenzaron a decir de Jesús: «A lo mejor este hombre es el Hijo de David».

24 Cuando los fariseos escucharon esto, dijeron: «Este expulsa a los demonios sólo por el poder de Beelzebú, el jefe de los demonios».

25 Jesús sabía lo que ellos estaban pensando y les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo, será destruido. Ninguna ciudad o familia dividida contra sí misma sobrevivirá. 26 Y si Satanás es el que expulsa a los demonios[ad] que son de él, está peleando contra sí mismo, entonces ¿cómo puede sobrevivir su reino? 27 Ustedes dicen que yo expulso demonios por el poder de Beelzebú, pero si es verdad que yo expulso demonios por el poder de Beelzebú, ¿con qué poder expulsan sus seguidores a los demonios? Por eso ellos mismos demostrarán que ustedes están equivocados. 28 Pero si yo expulso los demonios por el poder del Espíritu de Dios, entonces está claro que el reino de Dios ya ha llegado a ustedes.

29 »¿Cómo puede entrar alguien a la casa de un hombre fuerte y robar sus pertenencias? Primero tiene que atar al hombre fuerte y luego sí robar su casa. 30 El que no está conmigo, está en mi contra; y el que no me ayuda a recoger la cosecha, la desparrama.

31 »Por eso les digo que Dios perdonará todos los pecados de la gente y todo lo que reniegan contra él. Pero si alguien reniega del Espíritu, no lo perdonará. 32 Él perdonará incluso a quien reniegue del Hijo del hombre, pero no perdonará a quien reniegue del Espíritu Santo. No lo perdonará ni en este mundo ni en el que viene.

Lo que haces muestra lo que eres

(Lc 6:43-45)

33 »Decidan si el árbol es bueno y el fruto es bueno, o si el árbol es malo y el fruto es malo. El árbol se conoce por sus frutos. 34 ¡Partida[ae] de víboras! ¿Cómo pueden ustedes hablar lo bueno siendo tan malos? Lo que uno dice muestra lo que uno es en su interior. 35 El que es bueno lo es en su interior y habla de lo que tiene allí; de igual manera el malo lo es en su interior y habla de lo que tiene allí. 36 Pero yo les digo que en el día del juicio, la gente tendrá que dar explicación por cada una de las palabras inútiles que dijo. 37 Las palabras que dijiste servirán para juzgarte. Ellas te aprobarán o te condenarán».

Danos pruebas

(Mr 8:11-12; Lc 11:29-32)

38 Entonces algunos maestros de la ley y fariseos le pidieron:

—Maestro, haznos un milagro como prueba.

39 Pero él les dijo:

—Esta generación mala e infiel pide una señal milagrosa, pero no se le va a dar ninguna señal, solamente la señal de Jonás. 40 Porque así como Jonás estuvo en el estómago de un pez gigante durante tres días y tres noches, también el Hijo del hombre estará en la tierra por tres días y tres noches. 41 En el día del juicio, los de Nínive[af] se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos cambiaron su manera de pensar y de vivir cuando Jonás les anunció el mensaje. ¡Y yo les digo que aquí hay alguien más grande que Jonás!

42 »En el día del juicio, la reina del Sur[ag] se levantará y condenará a esta generación; porque ella vino desde muy lejos para aprender de la sabiduría de Salomón. ¡Y yo les digo que aquí hay alguien más grande que Salomón!

El regreso del espíritu maligno

(Lc 11:24-26)

43 »Cuando un espíritu maligno sale de una persona, pasa por lugares secos. Busca dónde quedarse a descansar, pero no encuentra nada. 44 Entonces el espíritu dice: “Voy a volver a la casa de donde salí”. Al llegar se da cuenta de que está desocupada, limpia y ordenada. 45 Entonces va y trae a otros siete espíritus peores que él y se van a vivir allí. Al final, esa persona queda peor de lo que estaba antes. Lo mismo le pasará a esta perversa generación.

La verdadera familia de Jesús

(Mr 3:31-35; Lc 8:19-21)

46 Mientras Jesús continuaba hablando a la multitud, su mamá y sus hermanos estaban afuera esperando para hablar con él. 47 Alguien le dijo a Jesús:

—¡Oye! Tu mamá y tus hermanos están afuera esperando y quieren hablar contigo.

48 Jesús le respondió:

—¿Quién es mi mamá y quiénes son mis hermanos?

49 Entonces él señaló a sus seguidores y dijo:

—Aquí están mi mamá y mis hermanos. 50 Pues el que haga lo que mi Padre celestial quiere, es mi hermano, mi hermana y mi mamá.

Historia del sembrador

(Mr 4:1-9; Lc 8:4-8)

13 Ese mismo día Jesús salió de la casa y se sentó junto al lago. Había tanta gente a su alrededor que tuvo que subir a una barca y se sentó para enseñarles, mientras la gente se quedaba en la orilla. Les dio muchas enseñanzas por medio de historias. Les dijo:

«¡Escuchen! El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron en el camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras semillas cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra. Esas semillas brotaron rápido porque la tierra no era profunda. Pero cuando salió el sol, las plantas se quemaron y como no tenían raíces, se secaron. Otras cayeron entre espinos, crecieron con las plantas y las ahogaron. Otras semillas cayeron en tierra buena y empezaron a dar fruto. Algunas plantas produjeron 100 granos más por semilla, otras 60 y otras 30. ¡Oigan bien lo que les digo!»

El porqué de las historias

(Mr 4:10-12; Lc 8:9-10)

10 Sus seguidores se acercaron y le preguntaron a Jesús:

—¿Por qué enseñas a la gente por medio de historias?

11 Él les respondió:

—Ustedes tienen el privilegio de entender la verdad que no se ha dado a conocer sobre el reino de Dios, pero ellos no. 12 Porque al que entienda algo, se le dará más a entender y tendrá más que suficiente. Pero al que no entienda, hasta lo que entienda se le quitará. 13 Por eso yo les hablo por medio de historias, porque aunque ellos miran, no ven nada. Oyen, pero no escuchan ni entienden nada. 14 De esta manera ellos muestran que era cierto lo que dijo Isaías sobre ellos:

“Por más que oigan, no entenderán.
    Por más que miren, no captarán.
15 (L)Han cerrado su mente,
    se taparon los oídos
    y cerraron los ojos.
Si no fuera así, entenderían lo que ven
    y lo que oyen.
Se volverían a mí
    y yo los sanaría”.[ah]

16 »Pero ustedes son afortunados porque pueden ver lo que hago y oír lo que enseño. 17 Les digo la verdad: muchos profetas y otros justos quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; también quisieron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron.

Jesús explica la historia del sembrador

(Mr 4:13-20; Lc 8:11-15)

18 »Ahora escuchen lo que significa la historia del sembrador: 19 ¿Qué significa la semilla que cae en el camino? Esa semilla es como algunos que oyen el mensaje del reino y no lo entienden. Viene el maligno y quita lo sembrado en ellos. 20 ¿Qué significa la semilla que cae en el terreno pedregoso? Esa semilla es como aquellos que oyen el mensaje y lo aceptan rápidamente con alegría, 21 pero no tienen raíz en sí y duran poco tiempo. Cuando surgen los problemas o la persecución por causa del mensaje, inmediatamente se dan por vencidos. 22 ¿Qué significa la semilla que cae entre los espinos? Es como aquellos que oyen el mensaje, pero dejan que las preocupaciones de esta vida y el engaño de las riquezas ahoguen el mensaje y se vuelven estériles. 23 ¿Y qué significa la semilla que cae en tierra buena? Esa semilla son los que aceptan el mensaje, lo entienden y producen una buena cosecha. Darán mucho más de lo sembrado, hasta 100, 60 y 30 veces más».

Historia del trigo y la mala hierba

24 Entonces Jesús les contó otra historia: «El reino de Dios se puede comparar con un hombre que un día sembró buena semilla en su campo. 25 Pero por la noche, cuando todos estaban durmiendo, vino su enemigo y sembró mala hierba entre el trigo, y luego se fue. 26 Cuando el trigo creció y dio sus granos, también creció la mala hierba. 27 Entonces los siervos del dueño de la cosecha se acercaron a él y le dijeron: “Señor, usted plantó semillas buenas, ¿no es cierto? Entonces, ¿por qué hay hierbas malas?” 28 Él les dijo: “Eso lo hizo un enemigo mío”. Los siervos preguntaron: “¿Quiere que salgamos y quitemos la mala hierba?” 29 El dueño dijo: “No, porque cuando estén arrancando la mala hierba también pueden arrancar el trigo. 30 Dejen que ambos crezcan juntos hasta el día de la cosecha. Cuando llegue ese día, les ordenaré a los que recogen la cosecha que primero recojan la mala hierba y hagan un bulto para quemarlo y que después pongan el trigo en mi granero”».

Historia de la semilla de mostaza

(Mr 4:30-34; Lc 13:18-21)

31 Después, Jesús les contó otra historia: «El reino de Dios se puede comparar con una semilla de mostaza que un hombre sembró en su campo. 32 Esta semilla es la más pequeña de todas, pero cuando crece, se vuelve la planta más grande del campo. Se hace árbol a tal punto que vienen las aves y hacen nidos en sus ramas».

33 Les dijo otra historia: «El reino de Dios se puede comparar con la levadura que una mujer mezcla con mucha harina. Al final toda la masa queda fermentada».

34 Jesús le dijo todo esto a la gente por medio de historias, y si no era por medio de historias no les hablaba. 35 (M)Esto es lo mismo que dijo el profeta:

«Yo hablaré por medio de historias;
    contaré cosas que han estado en secreto desde la creación del mundo».[ai]

Jesús explica una historia difícil

36 Luego, Jesús despidió a la gente y entró a la casa. Sus seguidores se acercaron y le pidieron:

—Explícanos la historia de la mala hierba del campo.

37 Jesús les respondió:

—El que planta la semilla buena en el campo es el Hijo del hombre. 38 El campo es el mundo y la semilla buena son todos los hijos del reino de Dios. La mala hierba es la gente que está con el maligno. 39 El enemigo que puso la mala hierba entre el trigo es el diablo. La cosecha es el fin del mundo y los que recogen la cosecha son los ángeles. 40 Lo mismo que le pasa a la mala hierba que se saca y se quema en el fuego, va a suceder al fin del mundo. 41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles y ellos van a juntar a todos los perversos y a los que hacían pecar a los demás y los expulsará de su reino. 42 Los echarán al horno encendido donde gritarán y crujirán los dientes de dolor. 43 Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. ¡Oigan bien lo que les digo!

Historias del tesoro y la perla

44 »El reino de Dios se puede comparar con un tesoro escondido en un campo. Un día, un hombre encontró el tesoro y lo escondió allí otra vez. Estaba tan feliz que fue y vendió todo lo que tenía y compró ese terreno.

45 »El reino de Dios también se puede comparar con un vendedor que buscaba perlas finas. 46 Cuando el vendedor encontró una perla muy costosa, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.

Historia de la red

47 »También, el reino de Dios se puede comparar con una red para pescar que se lanza al mar y en la que caen muchos peces de diferentes clases. 48 Cuando la red está llena, los pescadores la llevan a la orilla. Se sientan allí y eligen los peces buenos y los meten en canastas pero tiran a los peces malos. 49 Lo mismo va a pasar cuando llegue el fin del mundo. Los ángeles van a venir y van a separar a los malos de los justos. 50 A los malos los van a lanzar a las llamas del fuego y llorarán y crujirán los dientes.

51 Jesús les preguntó:

—¿Entienden todo esto?

Ellos contestaron.

—Sí entendemos.

52 Él les dijo:

—Bueno, todo maestro de la ley que ha aprendido sobre el reino de Dios es como el dueño de una casa. De lo que tiene guardado saca cosas nuevas y cosas antiguas.

Jesús visita su pueblo

(Mr 6:1-6; Lc 4:16-30)

53 Cuando Jesús terminó de enseñar por medio de esas historias, se fue de ahí 54 para su pueblo. Allí comenzó a enseñarles en la sinagoga. La gente estaba sorprendida y decía:

—¿De dónde sacó este hombre la sabiduría y el poder para hacer estos milagros? 55 ¿No es este el hijo del carpintero? ¿No se llama su mamá María y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? 56 ¿Acaso no están todas sus hermanas aquí con nosotros? Entonces, ¿de dónde sacó este toda esta sabiduría y poder?

57 Y ellos no podían aceptarlo, pero Jesús les dijo:

—Se honra a un profeta en todas partes, pero nadie es profeta en su propio pueblo y en su propia casa.

58 Debido a la falta de fe de ellos, no hizo muchos milagros allí.

La muerte de Juan el Bautista

(Mr 6:14-29; Lc 9:7-9)

14 En ese tiempo, Herodes era gobernador de Galilea y oyó hablar de Jesús. Entonces les dijo a sus siervos: «Este hombre es en realidad Juan el Bautista que ha resucitado. Por eso tiene el poder de hacer estos milagros».

Este Herodes era el que había arrestado a Juan y lo había mandado encadenar y meter en la cárcel. Lo hizo por causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe. Juan siempre le decía: «No es correcto que vivas con ella». Y por eso Herodes quería matarlo, pero le daba miedo hacerlo porque el pueblo consideraba que Juan era un profeta.

Cuando llegó el día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías bailó para él y sus invitados. A Herodes le gustó mucho el baile y por eso prometió darle cualquier cosa que pidiera. Herodías ya le había dicho a su hija lo que tenía que pedir y entonces ella le dijo a Herodes: «Dame en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».

El rey se puso triste, pero tenía que cumplir su promesa y no quería quedar mal con sus invitados. Entonces dio la orden de darle lo que ella quería. 10 Mandó a unos hombres a que le cortaran la cabeza a Juan en la cárcel. 11 Los hombres trajeron la cabeza en una bandeja, se la dieron a la muchacha y ella se la dio a su mamá. 12 Después llegaron los seguidores de Juan, se llevaron el cuerpo y lo enterraron. Luego fueron a contarle a Jesús lo que había pasado.

Jesús alimenta a más de 5000

(Mr 6:30-44; Lc 9:10-17; Jn 6:1-14)

13 Cuando Jesús supo lo que le había pasado a Juan, se fue solo en una barca hasta un lugar despoblado. Pero la gente se enteró y lo siguió a pie desde los pueblos. 14 Cuando Jesús bajó de la barca, vio a una gran multitud, tuvo compasión de ellos y sanó a los que estaban enfermos.

15 Al anochecer, se le acercaron sus seguidores y le dijeron:

—Este es un lugar despoblado y ya es muy tarde. Dile a la gente que se vaya y así puedan irse a las aldeas y comprar comida.

16 Pero Jesús les dijo:

—No hay necesidad de que ellos se vayan. Denles ustedes de comer.

17 Sus seguidores le dijeron:

—Nosotros aquí sólo tenemos cinco panes y dos pescados.

18 Él les dijo:

—Tráiganmelos para acá.

19 Y mandó a la gente que se sentara en el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, miró al cielo y dio gracias a Dios. Después partió el pan y les dio los pedazos de pan a sus seguidores y ellos se los repartieron a toda la gente. 20 Todos comieron y quedaron satisfechos. Después de esto, los seguidores llenaron doce canastas con lo que sobró. 21 Más o menos 5000 hombres comieron, sin contar a las mujeres ni a los niños.

Jesús camina sobre el agua

(Mr 6:45-52; Jn 6:16-21)

22 Enseguida Jesús ordenó a sus seguidores que subieran a la barca y se fueran primero que él al otro lado del lago. Él se quedó hasta despedirse de la gente. 23 Cuando terminó de despedirse, Jesús subió a un monte a orar. Se hizo de noche y estaba allí solo. 24 La barca ya estaba bien lejos[aj] de la orilla, y las olas la golpeaban con dureza, porque soplaba un viento muy fuerte en su contra.

25 A la madrugada, Jesús llegó caminando sobre el agua. 26 Cuando sus seguidores lo vieron caminando sobre el agua, se asustaron mucho y gritaban de miedo:

—¡Es un fantasma!

27 Pero Jesús inmediatamente les dijo:

—¡Tranquilos, soy yo! No tengan miedo.

28 Pedro le contestó:

—Señor, si eres tú, haz que yo vaya hacia ti caminando sobre el agua.

29 Jesús le dijo:

—¡Ven!

Pedro salió de la barca, caminó sobre el agua y fue hacia donde estaba Jesús. 30 Pero vio que el viento era fuerte, tuvo miedo, se empezó a hundir y gritó:

—¡Señor, sálvame!

31 Jesús de inmediato lo tomó de la mano y le dijo:

—Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?

32 Y cuando ellos subieron a la barca, el viento se calmó. 33 Los que estaban en la barca empezaron a adorarlo, y le dijeron:

—¡Tú sí eres verdaderamente el Hijo de Dios!

Jesús sana a mucha gente

(Mr 6:53-56)

34 Cruzaron el lago y finalmente llegaron hasta Genesaret. 35 Cuando la gente de allí reconoció a Jesús, mandaron a decir a toda la región que Jesús había venido. Empezaron a traerle todos los enfermos. 36 Le rogaban que los dejara tocar aunque fuera el borde de su manto. Los que tocaban su manto quedaban sanos.

La ley de Dios y las normas humanas

(Mr 7:1-23)

15 Después de esto, vinieron de Jerusalén algunos fariseos y maestros de la ley. Se acercaron a Jesús y le preguntaron:

—¿Por qué tus seguidores violan las tradiciones de nuestros antepasados? Ellos no se lavan las manos antes de comer.

Jesús les preguntó:

—¿Y por qué ustedes tampoco hacen caso del mandamiento de Dios por seguir su tradición? (N)(O)Dios dice: “Respeta a tu papá y a tu mamá”[ak] y “El que insulte al papá o a la mamá debe morir”.[al] Pero ustedes enseñan que está bien decirle al papá o a la mamá: “Tengo algo que te podría ayudar pero lo voy a entregar a Dios”. De esta forma enseñan que uno no tiene que respetar a sus padres. Así con su tradición anulan la palabra de Dios. ¡Hipócritas! Isaías tenía razón cuando profetizó sobre ustedes:

“Este pueblo me honra de labios para afuera,
    pero su corazón está lejos de mí.
(P)De nada les sirve que me adoren
    porque todo lo que enseñan son normas de hombres”.[am]

10 Jesús llamó a la multitud y le dijo:

—Escuchen y entiendan: 11 No es lo que entra en la boca de alguien lo que lo vuelve impuro, sino lo que sale de ella.

12 Entonces sus seguidores se acercaron y le dijeron:

—¿Te diste cuenta de que los fariseos se ofendieron por lo que dijiste?

13 Jesús les contestó:

—Toda planta que mi Padre no haya sembrado con sus propias manos, será arrancada de raíz. 14 Así que déjenlos que se vayan. Ellos son ciegos que guían a otros ciegos y si un ciego es el guía de otro ciego, los dos se van a caer en un hoyo.

15 Entonces Pedro le dijo:

—Explícanos lo que les dijiste antes a los fariseos.

16 Jesús dijo:

—¿Es que ustedes tampoco entienden? 17 ¿No ven que todo lo que entra en la boca va al estómago y después termina en la letrina? 18 En cambio, todo lo malo que la gente dice viene de su mente. Eso es lo que vuelve impuro a alguien. 19 De la mente salen los malos pensamientos, asesinatos, adulterios, pecados sexuales, robos, calumnias e insultos. 20 Eso es lo que vuelve impuro a alguien y no el hecho de que no se lave las manos antes de comer.

Jesús ayuda a una extranjera

(Mr 7:24-30)

21 Jesús salió de allí y se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22 Una mujer cananea que vivía en esa región salió y empezó a gritar:

—¡Señor, Hijo de David, ten compasión de mí! ¡Mi hija está poseída por un demonio que la atormenta terriblemente!

23 Jesús no le decía nada. Entonces los seguidores se acercaron a él y le rogaron:

—Por favor, dile que se vaya porque viene gritando detrás de nosotros.

24 Jesús les dijo:

—Dios solamente me envió a las ovejas perdidas de Israel.

25 Entonces la mujer se puso enfrente de Jesús, se arrodilló y le dijo:

—¡Señor, ayúdame!

26 Jesús le contestó:

—No está bien darles a los perros el pan de los hijos.

27 Ella dijo:

—Es cierto, Señor, pero hasta los perros se comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños.

28 Jesús le dijo:

—Mujer, tienes mucha fe. Por eso haré lo que quieres que haga.

Y en ese momento la hija de la mujer fue sanada.

Jesús sana a muchos enfermos

29 Jesús se fue de allí y se dirigió a la orilla del lago de Galilea. Subió a un monte y se sentó en ese lugar. 30 Muchísima gente se reunía junto a él llevando cojos, ciegos, mancos, sordomudos y muchos otros enfermos. Los ponían a los pies de Jesús y él los sanaba. 31 La gente se asombraba al ver que los sordomudos hablaban, que los mancos eran curados y que los ciegos ahora veían; y alababan al Dios de Israel.

Jesús alimenta a más de 4000

(Mr 8:1-10)

32 Jesús llamó a sus seguidores y les dijo:

—Me da pesar con esta gente, porque han estado tres días conmigo y no han comido nada. No quiero que se vayan a sus casas sin comer algo porque se pueden desmayar por el camino.

33 Los seguidores le dijeron:

—¿En dónde crees que vamos a encontrar comida suficiente para alimentar a tanta gente? Este es un lugar despoblado.

34 Jesús les preguntó:

—¿Cuántos panes tienen?

Ellos dijeron:

—Siete panes y unos cuantos pescaditos.

35 Jesús ordenó a la gente que se sentara en el suelo. 36 Tomó los siete panes y los pescados, dio gracias a Dios, los partió y comenzó a dárselos a sus seguidores para que se los repartieran a la gente. 37 Todos comieron hasta quedar satisfechos. Con lo que sobró se llenaron siete canastas. 38 Comieron 4000 hombres, sin contar a las mujeres ni a los niños. 39 Después de que Jesús despidió a toda la multitud, subió a la barca y se fue a la región de Magadán.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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