Bible in 90 Days
Contra los profetas mentirosos
9 Este es un mensaje acerca de los profetas:
Se me rompe el corazón dentro de mí
y mis huesos se debilitan.
Parezco un borracho;
soy como un hombre dominado por el vino.
Me siento así por causa del SEÑOR
y sus santas palabras.
10 La tierra está llena de adúlteros.
Por culpa de sus pecados,
la tierra se ha secado.
Las praderas están secas
y se han convertido en un desierto.
Los profetas son perversos
y se apartan para hacer el mal.
11 «Los profetas y los sacerdotes han pecado en la tierra.
Hasta en mi propio templo he encontrado su maldad.
Lo dice el SEÑOR.
12 Por eso el camino se volverá resbaloso para ellos.
Serán empujados a la oscuridad
y caerán en ella.
Cuando les llegue el día del castigo,
traeré sobre ellos el desastre.
Es la decisión del SEÑOR.
13 »Entre los profetas de Samaria
he visto algo espantoso:
Ellos profetizan en nombre de Baal
y han hecho extraviar a mi pueblo Israel.
14 Entre los profetas de Jerusalén
he visto algo muy desagradable:
Cometen adulterio y viven en el fraude;
fortalecen a los perversos;
ninguno se aleja de su maldad.
Para mí ellos son como Sodoma
y sus habitantes como Gomorra».
15 Por eso, esto dice el SEÑOR Todopoderoso contra los profetas:
«Haré que coman comida amarga
y que beban agua envenenada,
porque la corrupción se ha originado en los profetas de Jerusalén
y se ha esparcido por todo el país».
16 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso:
«No hagan caso a las palabras que les dicen los profetas,
porque están alimentando en ustedes falsas esperanzas.
Las visiones que ellos cuentan se las inventaron ellos mismos,
no vienen del SEÑOR.
17 Se la pasan diciendo esto a los que me desprecian:
“El SEÑOR ha dicho que ustedes tendrán paz”.
Y a aquellos que tercamente hacen lo que les da la gana,
les dicen: “Nada malo les va a pasar”».
18 Pero, ¿quién de ellos ha estado presente en la reunión secreta[a] del SEÑOR?
¿Quién de ellos ha visto o escuchado su mensaje?
¿Quién de ellos ha oído y prestado atención a su mensaje?
19 Aquí viene furiosa la tormenta del SEÑOR;
un tornado se agita sobre la cabeza de los malvados.
20 La ira del SEÑOR no se detendrá
hasta que haya alcanzado sus propósitos.
Cuando todo termine, ustedes entenderán
por qué tuvo que suceder todo esto.
21 «Yo no envié a esos profetas,
pero ellos corrieron a dar sus mensajes.
No les hablé,
pero ellos hablaron por mí.
22 Si ellos hubieran estado presentes en mi reunión secreta,
habrían comunicado mi mensaje a mi pueblo
y lo habrían hecho alejarse de su maldad.
23 »El SEÑOR dice:
“¿Es que soy Dios sólo de lo que tengo cerca?
¿Acaso no alcanza mi poder divino lo que está lejos?
24 ¿Podrá un ser humano ocultarse en un escondite donde yo no pueda verlo?
Dice el SEÑOR.
¿No lleno yo con mi presencia los cielos y la tierra?”
Lo dice el SEÑOR.
25 »Yo he oído lo que dicen esos profetas. He escuchado las mentiras que profetizan en mi nombre. Ellos dicen: “¡He tenido un sueño! ¡He tenido un sueño!” 26 ¿Cuánto tiempo más seguirán los profetas siendo así? ¿Cuánto tiempo más seguirán anunciando mentiras y engaños que ellos mismos inventan? 27 Con los sueños que se andan contando unos a otros quieren hacer que mi pueblo olvide mi nombre, como sus antepasados olvidaron mi nombre y adoraron a Baal. 28 El profeta que tenga un sueño, que lo cuente; pero el que reciba mi mensaje que lo cuente fielmente. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano?, dice el SEÑOR. 29 ¿Acaso no es mi mensaje como el fuego, y como el martillo que despedaza la roca?, dice el SEÑOR.
30 »Por eso estoy en contra de los profetas que se roban unos a otros mis palabras, dice el SEÑOR. 31 Estoy en contra de los profetas que se inventan mensajes y dicen que vienen del SEÑOR. 32 Estoy en contra de los que profetizan falsos sueños, dice el SEÑOR, que con sus mentiras y espectáculos hacen que mi pueblo se pierda. Yo no los envié ni les ordené que hablaran. Ellos no le traen ningún beneficio a este pueblo, dice el SEÑOR.
33 »Cuando alguien de este pueblo o un profeta o sacerdote te pregunte cuál es la carga pesada del SEÑOR, ustedes le dirán: “¿Cuál carga pesada?” “Ustedes son una carga pesada para mí y yo me voy a deshacer de ustedes”, dice el SEÑOR.
34 »Y si alguien del pueblo, o un profeta o sacerdote dice: “Esta es la carga pesada del SEÑOR”, lo castigaré a él y a su familia. 35 Esto es lo que deben preguntarse entre semejantes y hermanos: “¿Cuál es la respuesta del SEÑOR?” o “¿Qué ha dicho el SEÑOR?” 36 Pero ya no deben usar la expresión “carga pesada del SEÑOR”, porque en carga pesada convertiré las palabras de cada uno, pues ustedes han pervertido el mensaje del Dios vivo, del SEÑOR Todopoderoso, nuestro Dios.
37 »Así le preguntarás al profeta: “¿Qué respuesta te dio el SEÑOR? ¿Qué dijo el SEÑOR?” 38 Pero si dicen “carga pesada del SEÑOR”, entonces esto dice el SEÑOR: Por haber dicho “carga pesada del SEÑOR”, habiéndoles yo advertido que no dijeran “carga pesada del SEÑOR”, 39 entonces yo los levantaré, como se levanta una carga, a ustedes y a la ciudad que les di a ustedes y a sus antepasados, y los arrojaré lejos de mí. 40 Les traeré la desgracia eterna y una humillación que nunca será olvidada».
El fruto malo y el bueno
24 Después de que Nabucodonosor, rey de Babilonia, deportó de Jerusalén a Jeconías[b] hijo de Joacim, rey de Judá, junto con los jefes de Judá, los artesanos y los cerrajeros de Jerusalén, el SEÑOR me mostró dos canastos de higos que estaban frente al templo del SEÑOR. 2 Dentro de una canasta había higos muy buenos, de los primeros en madurar; dentro de la otra había higos muy malos, tan malos que no se podían comer.
3 Entonces el SEÑOR me dijo: «¿Qué ves, Jeremías?» Y yo dije: «Veo higos. Los higos buenos son excelentes, pero los malos son tan malos que no se pueden comer».
4 Entonces el SEÑOR me dio su mensaje y me dijo: 5 «Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: Al pueblo de Judá que envié desterrado de aquí al país de los babilonios, lo trataré como a estos higos buenos. 6 Yo los veré con buenos ojos y los traeré de regreso a esta tierra. Los restauraré y no los volveré a destruir; los plantaré y no los arrancaré más. 7 Les daré inteligencia para que me conozcan porque yo soy el SEÑOR. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues volverán a mí de todo corazón.
8 »Pero como a los malos higos, tan malos que no se pueden comer, dice el SEÑOR, así trataré a Sedequías, rey de Judá, a sus jefes, al resto de la gente de Jerusalén, a los que quedaron en el país y a los que viven en Egipto. 9 Los convertiré en algo que cause temor y rechazo a todas las naciones de la tierra. Los convertiré en modelo de reproche, refrán, burla y maldición en todos los lugares por donde los disperse. 10 Les enviaré guerra, hambre y enfermedad hasta que sean borrados de la tierra que les di a ellos y a sus antepasados».
Resumen de los mensajes de Jeremías
25 Este es el mensaje que recibió Jeremías con respecto a todo el pueblo de Judá en el cuarto año[c] del reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá. Ese fue el primer año del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia. 2 Este es el mensaje que Jeremías el profeta anunció a todo el pueblo de Judá y a todos los habitantes de Jerusalén: 3 «Desde el año 13 del reinado de Josías hijo de Amón, rey de Judá, hasta hoy, o sea durante 23 años, he recibido mensajes del SEÑOR y he estado anunciándoles repetidas veces sus palabras, pero ustedes no han hecho caso. 4 El SEÑOR ha estado enviándoles a todos sus siervos los profetas. Los ha enviado con insistencia, pero ustedes no han escuchado ni les han prestado atención. 5 Los profetas han dicho: “Aléjense de sus malos caminos y de sus malas acciones para que puedan vivir en la tierra que el SEÑOR les dio para siempre a ustedes y a sus antepasados. 6 No sigan a otros dioses para servirlos ni los adoren y no me provoquen con los dioses que ustedes hacen con sus propias manos. Lo único que conseguirán con eso es hacerse daño ustedes mismos”.[d] 7 Pero ustedes no me escucharon, dice el SEÑOR. Han provocado mi ira con los dioses que hacen con sus propias manos para provocarse el mal ustedes mismos.
8 »Por eso, esto dice el SEÑOR Todopoderoso: “Puesto que ustedes no han escuchado mis mensajes, 9 reuniré los ejércitos de todos los pueblos del norte, dice el SEÑOR, y también a mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia. Los traeré a todos contra este país, contra sus habitantes y contra todas las naciones vecinas. Las destruiré y las convertiré para siempre en objeto de horror, burla y rechazo. 10 Haré desaparecer de esos lugares el sonido de alegría y celebración; los cantos alegres de las bodas, el ruido de la comida que se prepara y la luz de la lámpara. 11 Toda esta tierra se convertirá en un desierto espantoso y durante 70 años estas naciones servirán al rey de Babilonia. 12 Pero cuando terminen esos 70 años, les daré su merecido por su crimen al rey de Babilonia y a esa nación, el país de los babilonios, y serán desolados para siempre, dice el SEÑOR. 13 Haré que sobre esa tierra se cumplan todas las palabras que he anunciado en su contra; todo lo que está escrito en este libro y que Jeremías profetizó en contra de todas las naciones. 14 Así que ellos también tendrán que servirles a muchas naciones y a grandes reyes. Les pagaré de acuerdo a lo que han hecho y por los dioses que han construido con sus manos”».
Castigo contra las naciones del mundo
15 Esto me dijo el SEÑOR, Dios de Israel: «Toma de mi mano esta copa llena del vino de mi furia y haz que beban de ella todas las naciones a las que yo te envíe. 16 Ellas beberán, se emborracharán y actuarán como locos a causa de la guerra que les voy a enviar».
17 Entonces tomé la copa de la mano del SEÑOR e hice que todas las naciones a las que el SEÑOR me envió bebieran de ella. 18 Se la hice beber a Jerusalén y a las ciudades de Judá, a sus reyes y a sus jefes para convertirlas en una tierra seca y desolada, en un objeto de burla y modelo de maldición, como lo son hoy en día. 19 También hice que bebieran de esa copa el faraón, rey de Egipto, sus siervos, príncipes y todo su pueblo, 20 a todos los habitantes del desierto, a todos los reyes del país de Uz, a todos los reyes del territorio de los filisteos, es decir, a los reyes de Ascalón, Gaza, Ecrón y lo que quedaba de Asdod, 21 a Edom, a Moab y a Amón; 22 también a todos los reyes de Tiro, de Sidón y a los reyes de las costas del otro lado del mar. 23 También hice beber de esa copa a los pueblos de Dedán, Temá y Buz y a todos los pueblos que se rapan el cabello en las sienes; 24 también a todos los reyes de Arabia y a todos los que viven en el desierto; 25 a todos los reyes de Zimri, Elam y Media; 26 a todos los reyes del norte, los de cerca y los de lejos, uno tras otro; y a todos los reinos que hay sobre la faz de la tierra. El rey de Babilonia[e] beberá después de todos ellos.
27 «Diles esto: “Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, Dios de Israel: Beban, emborráchense, vomiten, cáiganse y no se levanten a causa de la guerra que les voy a enviar”. 28 Y si se niegan a tomar de tu mano la copa para beber de ella, tú les dirás: “Esto dice el SEÑOR Todopoderoso: Tendrán que beberla quieran o no. 29 Miren, en la ciudad que lleva mi nombre, voy a empezar a causar sufrimiento. ¿Y ustedes creen que se van a quedar sin castigo? Pues no escaparán porque voy a enviar la guerra sobre todos los habitantes de la tierra”, dice el SEÑOR Todopoderoso.
30 »Tú, Jeremías, profetiza contra ellos todo esto. Diles:
»El SEÑOR ruge desde lo alto,
lanza su voz desde el santo lugar donde habita.
Le está gritando a su rebaño,
gritos como los que dan los que pisan la uva;
grita contra todos los habitantes de la tierra.
31 El estruendo se oye en todos los rincones de la tierra
porque el SEÑOR acusa a todas las naciones.
Él va a iniciar un juicio contra todo ser humano
y condenará a muerte a los perversos,
es la decisión del SEÑOR».
32 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso:
«El desastre va a extenderse de nación en nación;
una tormenta espantosa se levanta
desde los rincones de la tierra».
33 En ese momento los que el SEÑOR haya matado quedarán tendidos de un extremo a otro de la tierra. Nadie hará duelo por ellos ni los enterrará; quedarán tirados como estiércol sobre la faz de la tierra.
34 Pastores de Israel, griten y giman de dolor.
Revuélquense en el polvo, guías del rebaño.
Ha llegado la hora de que ustedes sean degollados.
Los romperé en pedazos y ustedes caerán como un vaso precioso.
35 Los pastores no podrán huir,
y no habrá escapatoria para los líderes del rebaño.
36 Puedo oír los gritos de los pastores
y los gemidos de los líderes del rebaño,
porque el SEÑOR está destruyendo sus campos.
37 Los pastos hermosos serán destruidos
por la tremenda furia del SEÑOR.
38 Él ha abandonado su país
como un león abandona su guarida,
porque la tierra de ellos quedó destruida
por el enojo del opresor
y lo ardiente de su ira.
Jeremías amenazado de muerte
26 Al comienzo del reinado[f] de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, vino este mensaje del SEÑOR: 2 «Esto dice el SEÑOR: “Párate en el patio del templo del SEÑOR y háblale a la gente que viene de las ciudades de Judá a adorar en el templo del SEÑOR. Diles todo el mensaje que te he ordenado que les digas, sin omitir ni una sola palabra. 3 A lo mejor te hacen caso y abandonan su maldad. Si lo hacen, entonces desistiré de hacerles el mal con el que tenía planeado castigarlos por culpa de su maldad. 4 Les dirás que esto dice el SEÑOR: Si no me obedecen ni viven de acuerdo con las leyes que les he dado, 5 ni hacen caso a las palabras de mis siervos los profetas que he estado enviando una y otra vez, y a quienes ustedes no han obedecido, 6 entonces haré con este templo lo mismo que hice con Siló[g] y convertiré a esta ciudad en un modelo de maldición para todas las naciones de la tierra”».
7 Los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo escucharon a Jeremías decir estas palabras en el templo del SEÑOR. 8 Cuando Jeremías acabó de decirle al pueblo todo lo que el SEÑOR le había ordenado que dijera, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo lo agarraron y le dijeron: «Vas a morir. 9 ¿Por qué profetizas en el nombre del SEÑOR diciendo que a este templo le sucederá como a Siló y que esta ciudad será destruida y quedará deshabitada?» Y todo el pueblo se amontonó alrededor de Jeremías en el templo del SEÑOR.
10 Al oír todo esto, los jefes de Judá se dirigieron desde el palacio del rey a la casa del SEÑOR. Se sentaron en la entrada de la Puerta Nueva del templo del SEÑOR. 11 Los sacerdotes y los profetas les dijeron a los jefes y a todo el pueblo: «Este hombre debe ser sentenciado a muerte porque con nuestros propios oídos hemos escuchado que ha profetizado en contra de esta ciudad».
12 Entonces Jeremías les dijo a todos los jefes y a todo el pueblo: «El SEÑOR me envió a profetizar contra este templo y contra esta ciudad todo el mensaje que ustedes han escuchado. 13 Ahora arreglen su vida y sus hechos, y obedezcan al SEÑOR su Dios. Tal vez el SEÑOR cambie de opinión con respecto al desastre que ha anunciado en contra de ustedes. 14 En cuanto a mí, yo estoy en sus manos; hagan conmigo lo que bien les parezca. 15 Pero en todo caso, sepan muy bien que si me matan, estarán manchando con sangre inocente sus manos, la ciudad y sus habitantes. La verdad es que el SEÑOR me envió a decirles claramente todo lo que escucharon».
16 Los jefes y todo el pueblo les dijeron a los sacerdotes y a los profetas: «Este hombre no debe ser sentenciado a muerte porque nos ha hablado en nombre del SEÑOR nuestro Dios». 17 Entonces se pusieron de pie algunos de los ancianos de Judá y les dijeron a todos los que estaban allí reunidos: 18 (A)«Miqueas de Moréset solía profetizar en los días de Ezequías, rey de Judá, y le dijo a todo el pueblo de Judá:
“Esto dice el SEÑOR Todopoderoso:
Sion será un terreno arado,
Jerusalén un montón de ruinas,
y el monte del templo se convertirá
en una colina[h] cubierta de bosque”.[i]
19 »¿Acaso el rey Ezequías y el pueblo de Judá lo mataron? ¿No tuvo temor del SEÑOR y buscó la aprobación del SEÑOR y el SEÑOR desistió del castigo que les había anunciado? ¿Es que vamos a causarnos nosotros mismos un mal tan grande?»
20 Hubo otro hombre llamado Urías hijo de Semaías, de Quiriat Yearín, quien también profetizaba en el nombre del SEÑOR contra esta ciudad y contra este país, diciendo lo mismo que Jeremías. 21 Cuando el rey Joacim, todos sus oficiales y todos sus altos funcionarios escucharon sus palabras, el rey procuró matarlo; pero Urías se enteró, tuvo temor y escapó a Egipto. 22 Entonces el rey Joacim envió a Egipto a Elnatán hijo de Acbor con algunos hombres. 23 Ellos sacaron a Urías de Egipto y lo llevaron al rey Joacim, quien lo mandó matar a filo de espada e hizo arrojar el cuerpo a la fosa común.
24 Pero Ajicán hijo de Safán protegió a Jeremías y evitó que fuera entregado en manos del pueblo para que lo mataran.
La señal del yugo
27 Al comienzo del reinado de Sedequías[j] hijo de Josías, rey de Judá, Jeremías recibió este mensaje del SEÑOR: 2 Esto fue lo que el SEÑOR me dijo: «Hazte unas correas y unos yugos y átalos a tu cuello. 3 Envíales entonces un mensaje al rey de Edom, al rey de Moab, al rey de los amonitas, al rey de Tiro y al rey de Sidón, por medio de los mensajeros que vienen a Jerusalén a ver a Sedequías, rey de Judá. 4 Ordénales que les digan a sus señores: “Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: 5 Con todo mi poder y con mi brazo fuerte yo creé la tierra, los seres humanos y los animales que hay sobre ella y puedo dársela a quien yo quiera. 6 Y ahora he entregado todas estas tierras en manos de mi siervo Nabucodonosor, rey de Babilonia. Le he entregado hasta los animales salvajes para que estén a su servicio. 7 Y todas las naciones les servirán a él, a su hijo y a su nieto hasta que también a él y a su tierra les llegue el día en que sean sometidos por muchas naciones y grandes reyes. 8 Si alguna nación no sirve a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y no se somete al yugo del rey de Babilonia, yo la castigaré con guerra, hambre y enfermedad, dice el SEÑOR. La castigaré hasta que la tenga bajo su control por completo.
9 »”No escuchen a sus profetas, a sus adivinos, a los que reciben mensajes en sueños, a sus videntes y a sus hechiceros que les dicen que no se sometan al rey de Babilonia, 10 porque ellos les profetizan mentiras con el fin de que ustedes se alejen de su país y yo los destierre y mueran. 11 En cambio, a la nación que se someta al yugo del rey de Babilonia la dejaré en su tierra, la trabajará y vivirá en ella. Es la decisión del SEÑOR”».
12 Y a Sedequías, rey de Judá, le dije todo esto: «Sométanse al yugo del rey de Babilonia, sírvanles a él y a su pueblo, y podrán vivir. 13 ¿Por qué tienen que morir tú y tu pueblo por la guerra, el hambre o la enfermedad, como ha dicho el SEÑOR que le sucederá a toda nación que no sirva al rey de Babilonia? 14 No hagan caso de las palabras de los profetas que les dicen que no sirvan al rey de Babilonia, porque ellos sólo les están profetizando mentiras. 15 Yo no envié a esos profetas, dice el SEÑOR, y sin embargo están anunciando mensajes en mi nombre. Eso hará que yo los destierre a ustedes y mueran tanto ustedes como esos profetas».
16 También les hablé a los sacerdotes y a todo el pueblo. Les dije: «Esto dice el SEÑOR: “No escuchen las palabras de sus profetas que les profetizan que los utensilios de la casa del SEÑOR van a ser devueltos muy pronto de Babilonia. Eso que profetizan es pura mentira. 17 No les hagan caso; más bien sométanse al rey de Babilonia y podrán vivir. ¿Qué necesidad hay de que esta ciudad quede convertida en un montón de ruinas? 18 Pero si son profetas verdaderos y tienen en verdad la palabra del SEÑOR, entonces que rueguen al SEÑOR Todopoderoso para que los utensilios que quedan en la casa del SEÑOR y en el palacio del rey de Judá y en Jerusalén no sean llevados a Babilonia”.
19 »Esto dice el SEÑOR Todopoderoso acerca de las columnas, la fuente de bronce, las bases y el resto de los objetos que quedan en esta ciudad,[k] 20 las cosas que Nabucodonosor, rey de Babilonia, no tomó cuando se llevó a Babilonia a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los príncipes de Judá y Jerusalén. 21 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel, con respecto a los objetos que quedan en la casa del SEÑOR, en el palacio del rey y en Jerusalén: 22 “Ellos serán llevados a Babilonia y permanecerán allí hasta que llegue el día en que yo los perdone, dice el SEÑOR, después los traeré y los devolveré a este lugar”».
El falso profeta Jananías
28 En ese mismo año[l], al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá, en el quinto mes del cuarto año, Jananías hijo de Azur, el profeta de Gabaón, me habló en el templo del SEÑOR ante los sacerdotes y todo el pueblo y dijo:
2 —Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “He roto el yugo que impuso Babilonia. 3 Dentro de dos años voy a devolver a este lugar todos los objetos del templo del SEÑOR, los objetos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, se llevó de este lugar a su tierra. 4 Voy a regresar también a este lugar a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá y a todos los habitantes de Judá que fueron desterrados a Babilonia, voy a romper el yugo que impuso el rey de Babilonia. Es la decisión del SEÑOR”.
5 Entonces el profeta Jeremías le habló al profeta Jananías ante los sacerdotes y todo el pueblo que estaba en el templo del SEÑOR. 6 El profeta Jeremías dijo:
—¡Así sea! Que el SEÑOR haga lo que has dicho. Que el SEÑOR cumpla las palabras que tú has profetizado. Que devuelva a este lugar los utensilios del templo del SEÑOR y a todos los que han sido desterrados a Babilonia. 7 Pero escucha esto que te digo a ti y a todo el pueblo: 8 Todos los profetas que vivieron antes de ti y de mí profetizaron guerra, hambre y enfermedad en contra de muchas naciones y grandes reinos. 9 Pero cuando un profeta profetiza paz, se prueba que es un profeta que de verdad el SEÑOR ha enviado sólo si se cumplen sus palabras.
10 Entonces el profeta Jananías tomó el yugo que estaba en el cuello del profeta Jeremías y lo rompió. 11 Entonces dijo ante todo el pueblo:
—Esto dice el SEÑOR: “De la misma forma, dentro de dos años yo romperé del cuello de todas las naciones el yugo que impuso Nabucodonosor, rey de Babilonia”.
Entonces el profeta Jeremías siguió su camino.
12 Un tiempo después de que Jananías le rompiera el yugo del cuello al profeta Jeremías, le llegó a Jeremías un mensaje del SEÑOR que decía lo siguiente: 13 «Ve y dile a Jananías: “Esto dice el SEÑOR: Tú has roto un yugo de madera, pero yo lo reemplazaré con un yugo de hierro”. 14 Porque el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel, dice: “He colocado un yugo de hierro en el cuello de estas naciones para que se sometan a Nabucodonosor, rey de Babilonia, y ellas le servirán a él. También, le he dado a él los animales salvajes”».
15 Entonces el profeta Jeremías le dijo al profeta Jananías:
—Escúchame, Jananías. El SEÑOR no te ha enviado y tú le has dado a este pueblo falsas esperanzas. 16 Por eso dice el SEÑOR: “Claro que te voy a enviar, pero fuera de este mundo. Vas a morir este año porque has promovido deslealtad al SEÑOR”.
17 Y el profeta Jananías murió el séptimo mes de ese año.
Carta a los desterrados
29 Esta es la carta que el profeta Jeremías envió desde Jerusalén al resto de los ancianos que quedaban de los que habían sido desterrados, a los sacerdotes, a los profetas y a todo el pueblo que Nabucodonosor había desterrado de Jerusalén a Babilonia. 2 Esto sucedió después de que el rey Jeconías había salido de Jerusalén con la reina madre, los funcionarios reales, los príncipes de Judá y Jerusalén, los artesanos y los guardias del palacio. 3 Jeremías envió la carta con Elasá hijo de Safán y con Guemarías hijo de Jilquías, a quienes Sedequías, rey de Judá, había enviado a Babilonia al rey Nabucodonosor. La carta decía:
4 Así dice el SEÑOR Todopoderoso, Dios de Israel, a todos los del exilio que he deportado de Jerusalén a Babilonia: 5 «Construyan casas y vivan en ellas. Planten huertos y coman lo que se produce en ellos. 6 Cásense y tengan hijos e hijas y cásenlos a ellos para que también ellos tengan sus hijos e hijas. Multiplíquense allí y no disminuyan. 7 Busquen el bienestar de la ciudad a la que los he enviado y oren por ella al SEÑOR, porque el bienestar de ustedes depende del bienestar de ella». 8 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: «No permitan que los engañen los profetas que están entre ustedes y los adivinos. No presten atención a los sueños que ellos tienen. 9 Lo que ellos les profetizan en mi nombre es pura mentira. Yo no los he enviado», dice el SEÑOR.
10 Esto dice el SEÑOR: «Cuando se completen los 70 años de Babilonia, yo los visitaré y cumpliré la promesa que hice a favor de ustedes de hacerlos regresar a este lugar. 11 Sé muy bien lo que tengo planeado para ustedes, dice el SEÑOR, son planes para su bienestar, no para su mal. Son planes de darles un futuro y una esperanza. 12 Entonces ustedes me llamarán, vendrán y orarán, y yo los escucharé. 13 Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. 14 Dejaré que ustedes me encuentren, dice el SEÑOR. Les devolveré lo que les quitaron y los traeré de regreso de todos los lugares a los que los arrojé, dice el SEÑOR. Los traeré de regreso al lugar de donde los desterré».
15 Ustedes han dicho: «El SEÑOR nos ha dado profetas en Babilonia», 16 pero esto es lo que el SEÑOR dice acerca del rey que está sentado en el trono de David y de todo el pueblo que todavía vive en esta ciudad, o sea acerca de sus hermanos que no fueron con ustedes al destierro: 17 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso: «Voy a enviarles guerra, hambre y enfermedad. Los volveré como esos higos podridos que de tan malos no se pueden comer. 18 Los perseguiré con guerra, hambre y enfermedad. Haré que todas las naciones del mundo se horroricen al verlos a ustedes. Los convertiré en maldición, horror, algo despreciable y reprochable en todas las naciones a donde los arroje. 19 Esto sucederá porque ustedes no han hecho caso a mis palabras, dice el SEÑOR, que repetidamente les envié por medio de mis siervos los profetas, dice el SEÑOR. 20 Así que ustedes, los exiliados que hice deportar de Jerusalén a Babilonia, obedezcan lo que dice el mensaje del SEÑOR».
21 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel, acerca de Acab hijo de Colaías, y de Sedequías hijo de Maseías, quienes en mi nombre les profetizan mentiras a ustedes: «Voy a entregarlos a Nabucodonosor, rey de Babilonia. Él los matará frente a ustedes. 22 Serán usados como ejemplo de maldición para todos los desterrados de Judá que están en Babilonia, quienes dirán: “Que el SEÑOR te haga lo mismo que a Sedequías y a Acab, a quienes el rey de Babilonia asó en el fuego”. 23 Eso les va a suceder por haber actuado en forma insensata en Israel: cometieron adulterio con la mujer de otro; y en mi nombre dijeron mentiras, algo que yo jamás les ordené. Yo sé todo eso y soy testigo de ello, dice el SEÑOR».
Mensaje de Dios para Semaías
24 Y le dirás a Semaías el nejelamita: 25 «Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Tú has enviado una carta en tu nombre a todo el pueblo de Jerusalén y al sacerdote Sofonías hijo de Maseías, y a todos los demás sacerdotes, diciendo: 26 El SEÑOR te ha hecho sacerdote en lugar del sacerdote Joyadá para que haya vigilantes en el templo del SEÑOR. A todo aquel que actúe como loco y hable como un profeta, tú debes meterlo en el calabozo y atarlo con cadenas. 27 ¿Por qué no has reprendido a Jeremías de Anatot, quien está hablándoles a ustedes como un profeta? 28 Es que él nos ha enviado un mensaje a Babilonia diciendo: Ustedes vivirán allí por mucho tiempo. Construyan casas y vivan en ellas; planten huertos y coman lo que ellos producen”».
29 Entonces el sacerdote Sofonías le leyó esta carta al profeta Jeremías. 30 Entonces vino mensaje del SEÑOR a Jeremías diciendo: 31 «Hazles conocer esto a todos los que están en el exilio: “Esto es lo que le dice el SEÑOR acerca de Semaías el nejelamita: Ya que Semaías les ha profetizado sin que yo lo haya enviado, y les dio falsas esperanzas, 32 esto dice el SEÑOR: Voy a castigar a Semaías el nejelamita y a su descendencia. Nadie de su familia vivirá para ver el bien que le haré a mi pueblo, porque él habla mentiras contra el SEÑOR, dice el SEÑOR”».
Promesas de esperanza
30 Este es el mensaje que el SEÑOR le dio a Jeremías, diciendo: 2 «Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Escribe en un libro todos los mensajes que te he dado 3 porque llegará el momento, dice el SEÑOR, en que yo recuperaré todo lo que se le arrebató a mi pueblo, Israel y Judá”, dice el SEÑOR. Los traeré de regreso a esta tierra que les di a sus antepasados, y la poseerán».
4 Estos son los mensajes que dio el SEÑOR acerca de Israel y de Judá. 5 Esto dice el SEÑOR:
«La gente dice: “Hemos escuchado un grito de terror,
de miedo y no de paz”.
6 Pregunten ahora si es posible
que un hombre pueda dar a luz.
¿Por qué entonces veo a todos los guerreros
con sus manos en las caderas
como una mujer que da a luz?
¿Por qué su rostro
está tan pálido?
7 Ese día será muy importante,
no hay otro día igual;
un momento de angustia para Jacob,
pero será librado de ella.
8 »Ese día, dice el SEÑOR Todopoderoso, yo les romperé de su hombro el yugo que les impuso Babilonia, les quitaré sus ataduras y ya no serán más esclavos de extranjeros. 9 Ellos servirán al SEÑOR su Dios y a un descendiente del Rey David, a quien yo haré reinar sobre ellos.
10 »No sientas miedo, Jacob, siervo mío, dice el SEÑOR,
y no tiembles, Israel.
Yo te voy a rescatar de ese país lejano
y voy a rescatar a tus hijos de la tierra donde están desterrados.
Jacob regresará y estará en paz y seguro;
nadie lo hará temblar.
11 Yo estoy contigo, para rescatarte,
dice el SEÑOR.
Acabaré con todas las naciones
a las que te he arrojado.
Pero a ti no te destruiré,
sino que te corregiré justamente,
de ninguna manera te dejaré sin castigo».
12 Esto dice el SEÑOR:
«Tu herida es incurable,
no hay remedio para tu llaga.
13 No tienes abogado que me demande por la herida,
ni medicina para curarla.
14 Todos tus amantes te olvidaron;
ya no se preocupan por ti;
porque yo te he golpeado duramente
como lo haría un enemigo cruel,
debido a tu perversidad tan grande
y a que son demasiados tus pecados.
15 ¿Por qué te quejas de tus heridas?
Tu dolor es incurable.
Te he hecho todo eso por la gravedad de tu maldad
y por tus muchos pecados.
16 Pero todos los que ahora te devoran, serán devorados;
y todos y cada uno de tus enemigos irán al exilio.
Todos los que te saquean, serán saqueados;
y haré que les roben a los que ahora te roban a ti.
17 Porque te devolveré la salud
y te curaré las heridas,
dice el SEÑOR,
porque te han llamado “la abandonada”;
han dicho: “Esa es Sion,
la que no tiene quien se preocupe por ella”».
18 Esto dice el SEÑOR:
«Voy a recuperar lo que les han quitado a las carpas de Jacob,
y tendré compasión de sus hogares.
La ciudad será reconstruida de las ruinas
y el palacio volverá a quedar donde estaba.
19 Ellos entonarán canciones de agradecimiento
y darán gritos de alegría.
Yo los multiplicaré y no serán pocos.
Los haré importantes, nada insignificantes.
20 Yo restauraré a los descendientes de Jacob;
serán como el Israel de antes,
y castigaré a todos sus opresores.
21 Su líder saldrá de entre ellos mismos;
su gobernante será uno de ellos.
Yo haré que se acerque a mí
y él se acercará a mi lado,
porque ¿quién se atrevería
a acercarse a mí sin que yo lo llame?,
dice el SEÑOR.
22 Ustedes serán mi pueblo,
y yo seré su Dios».
23 ¡Miren! Es la tormenta del SEÑOR,
sale como un tornado que se precipita girando
sobre la cabeza de los perversos.
24 La ardiente ira del SEÑOR no se detendrá
hasta que haya realizado completamente
todo lo que tenía planeado.
Al final ustedes entenderán todo esto.
El nuevo Israel
31 El SEÑOR dice: «En ese tiempo yo seré el Dios de todas las familias de Israel, y ellos serán mi pueblo».
2 Este mensaje es del SEÑOR:
«Yo miré favorablemente al resto de los israelitas
que se escaparon de la muerte por espada.
Les di descanso mientras estaban en el desierto
y marchaban hacia su hogar».
3 El SEÑOR se le apareció desde la distancia
y le dijo: «Con amor eterno te he amado
y por eso te sigo mostrando mi fiel amor.
4 Te construiré de nuevo,
serás reedificada;
te adornarás de nuevo con tus panderetas
y saldrás a bailar y a festejar con gozo.
5 Volverás a plantar cultivos de uva en las colinas de Samaria;
quienes planten esos campos disfrutarán de la cosecha.
6 Llegará el día en que los centinelas
gritarán en los montes de Efraín:
“¡Vengan y subamos a Sion
para adorar al SEÑOR nuestro Dios!”»
7 Esto dice el SEÑOR:
«Alégrense y canten por Jacob;
griten felices por la nación más importante de todas.
Griten, canten y digan:
“¡El SEÑOR ha rescatado a su pueblo,
el resto que quedaba de Israel!”
8 Los traeré desde el país del norte,
los reuniré trayéndolos de todos los rincones de la tierra.
Entre todos ellos habrá ciegos, cojos,
mujeres embarazadas y las que acaban de dar a luz.
¡Regresará una gran multitud!
9 Vendrán llorando,
pero yo tendré compasión de ellos
y los conduciré de regreso.
Haré que caminen junto a fuentes de agua;
por camino recto en el cual no tropezarán.
Es que yo soy el Padre de Israel
y Efraín es mi hijo mayor.
10 Naciones todas, escuchen el mensaje del SEÑOR
y anúncienlo hasta en los lugares más lejanos.
Digan lo siguiente: “Dios dispersó a Israel,
pero lo reunirá y lo protegerá
como un pastor protege a su rebaño”.
11 El SEÑOR rescatará a Jacob,
lo rescatará de las manos de una nación más poderosa.
12 Vendrán y cantarán alegres en lo alto de Sion.
Estarán radiantes de alegría por la generosidad del SEÑOR:
alimento, vino nuevo, aceite fino,
ovejas y vacas.
Su vida será como un jardín bien regado,
y no volverán a marchitarse.
13 Entonces las jóvenes danzarán alegremente,
y los jóvenes junto con los viejos.
Yo convertiré su tristeza en alegría;
los consolaré y haré que su alegría sea mayor de lo que fue su dolor.
14 Les daré a los sacerdotes alimentos en abundancia,
y colmaré de bienes a mi pueblo.
Es la decisión del SEÑOR».
15 Esto dice el SEÑOR:
«Se oye un sonido en Ramá,
sonido de llanto y dolor.
Es Raquel[m] que llora por sus niños,
y no quiere que la consuelen
porque ellos ya están muertos».
16 Esto dice el SEÑOR:
«Deja de llorar.
No derrames más lágrimas,
pues habrá una recompensa por tu trabajo,
tus hijos volverán del país enemigo,
dice el SEÑOR.
17 Hay esperanza en tu futuro;
tus hijos volverán a su patria.
Es la decisión del SEÑOR.
18 He escuchado a Efraín quejarse tristemente:
“Me castigaste como a un ternero indómito;
hazme volver para ser restaurado,
pues tú, SEÑOR, eres mi Dios.
19 Después de que volví a ti,
me dolió el mal que hice;
y después que comprendí que había pecado,
me culpé a mí mismo.[n]
Me siento avergonzado y humillado
por los pecados que cometí en mi juventud”.
20 ¿Acaso no es Efraín mi hijo querido?
¿No es mi hijo preferido?
Aunque lo he reprendido mucho,
de verdad que siempre está en mi corazón.
Lo amo profundamente
y siento una gran compasión por él,
dice el SEÑOR.
21 »Haz para ti indicadores en el camino,
coloca señales.
Presta atención a la vía principal,
al camino que has recorrido.
Regresa, virgen Israel,
regresa a tus ciudades.
22 ¿Cuánto tiempo más seguirás alejándote de mí?
El SEÑOR creará algo nuevo en la tierra:
la mujer marchará alrededor del hombre[o]».
23 Este es el mensaje del SEÑOR Todopoderoso, Dios de Israel: «Cuando yo haga cambiar la suerte del pueblo de Judá, cuando traiga de nuevo a los prisioneros y ellos estén de nuevo en su tierra y en sus ciudades, la gente volverá a decir: “Que el SEÑOR te bendiga, hogar de justicia, monte santo”. 24 El pueblo de Judá y de todas sus ciudades vivirá allí en armonía. Los campesinos y los pastores con sus rebaños vivirán también allí. 25 Refrescaré a los sedientos y fortaleceré a los que estén desfallecidos».
26 En ese momento desperté y abrí los ojos. Había tenido un buen sueño.
27 El SEÑOR dice: «Llegará el día en que plantaré muchos hombres y animales en Israel y en Judá. 28 Y así como estuve pendiente de ellos para arrancarlos de raíz, destruirlos y causarles sufrimiento, así mismo estaré pendiente de ellos para restaurarlos y volverlos a plantar. Es la decisión del SEÑOR.
29 »En esos días ya nadie dirá:
“Los padres comieron uvas amargas
y a los hijos se les destemplaron los dientes”.
30 En lugar de eso, al que coma uvas amargas se le destemplarán los dientes. Cada cual morirá por su propia maldad.
El nuevo pacto
31 »El SEÑOR dice: “Llegará el día en que haré un nuevo pacto con Israel y con Judá. 32 No será como el que hice con sus antepasados, cuando los llevé de la mano para sacarlos de Egipto; puesto que ellos lo rompieron a pesar de que yo fui como un marido para ellos”, dice el SEÑOR.
33 »Este es el pacto que haré con el pueblo de Israel después de esos días, dice el SEÑOR: Pondré mi ley dentro de ellos y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 34 Ya nadie tendrá que enseñar a sus amigos y familiares a conocer al SEÑOR, pues todos me conocerán, desde el más pequeño hasta el más grande. Perdonaré sus faltas y me olvidaré de sus pecados. Es la decisión del SEÑOR».
El Señor nunca abandonará a Israel
35 Este es el mensaje del SEÑOR,
el que creó el sol para alumbrar el día,
y la luna y las estrellas para alumbrar la noche;
el que agita el mar para que sus olas rujan,
y que tiene por nombre el SEÑOR Todopoderoso:
36 «Israel sólo dejaría de existir como una nación
si dejarán de estar vigentes las leyes
que determinan cuando aparece el sol,
la luna, las estrellas y las olas del mar,
dice el SEÑOR».
37 Este es el mensaje del SEÑOR:
«Si alguien pudiera medir los cielos
y explorar las bases de la tierra,
entonces yo también rechazaría a toda la descendencia de Israel
por todo lo que ha hecho.
38 »Llegará el día, dice el SEÑOR, en que la ciudad de Jerusalén será reconstruida para el SEÑOR, desde la torre de Jananel hasta la puerta de la esquina. 39 Los límites se extenderán hasta la colina de Gareb y luego girarán hasta Goa. 40 El valle entero donde ahora se arrojan los cadáveres y las cenizas, y todos los campos que se extienden hasta el arroyo de Cedrón y hasta la esquina de la puerta de los caballos al oriente, serán tierra consagrada al SEÑOR. Nunca más será arrasada ni destruida la ciudad».
Jeremías compra un campo
32 Este es el mensaje que el SEÑOR le dio a Jeremías en el décimo año del reinado de Sedequías, rey de Judá,[p] que a su vez era el año 18 del reinado de Nabucodonosor. 2 En ese tiempo, el ejército del rey de Babilonia tenía rodeada a Jerusalén. El profeta Jeremías estaba preso en el patio de la prisión del palacio del rey de Judá. 3 Sedequías, rey de Judá, había mandado que lo encarcelaran y le había dicho: «¿Por qué profetizas: “Esto dice el SEÑOR: Voy a entregar esta ciudad en poder del rey de Babilonia para que caiga en sus manos. 4 Sedequías, el rey de Judá, no escapará del poder de los babilonios, sino que caerá en manos del rey de Babilonia y tendrá que poner la cara ante él. 5 Nabucodonosor se llevará a Sedequías a Babilonia y allí permanecerá hasta que yo me vuelva a ocupar de él. Ustedes lucharán contra los babilonios, pero no vencerán. Es la decisión del SEÑOR”?»
6 Jeremías dijo: «Vino a mí mensaje del SEÑOR que decía: 7 “Janamel, hijo de tu tío Salún, vendrá a ti y te pedirá que le compres un campo que tiene en Anatot, pues tú tienes el derecho de comprarlo por ser su pariente más cercano”. 8 Y tal como dijo el SEÑOR, mi primo Janamel vino a mí al patio de la prisión y me propuso que le comprara el campo que tenía en Anatot, en la tierra de Benjamín, porque yo tenía obligación de comprarlo y tomar posesión de él por ser su pariente más cercano. Entonces supe que ese era un mensaje del SEÑOR 9 y le compré a mi primo Janamel el campo que estaba en Anatot por 17 piezas de plata. 10 Firmé las escrituras, lo sellé, llamé a unos testigos para que presenciaran la compra y pagué el dinero. 11 Entonces tomé las escrituras que había sellado, el contrato, las condiciones de compra y la copia sin sellar. 12 Entregué las escrituras a Baruc, hijo de Nerías y nieto de Maseías, ante Janamel, los testigos que habían presenciado la compra y todos los judíos que estaban sentados en el patio de la prisión.
13 »Luego le dije a Baruc ante todos ellos: 14 “Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, Dios de Israel: Toma estos documentos, las escrituras selladas y la copia abierta, y colócalos en una vasija de barro para que se conserven mucho tiempo. 15 Porque dice el SEÑOR Todopoderoso, Dios de Israel: Mi pueblo comprará de nuevo casas, campos y cultivos de uva en esta tierra”.
16 »Después de entregarle las escrituras de la compra a Baruc hijo de Nerías, oré al SEÑOR diciendo:
17 »Señor DIOS, tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido. No hay nada demasiado difícil para ti. 18 Tú muestras fiel amor a miles de personas, pero así mismo castigas a los hijos por el pecado de sus padres. Eres Dios grande y poderoso, y tu nombre es el SEÑOR Todopoderoso. 19 Tus planes son grandiosos y tus obras son maravillosas. Tú ves todo lo que hacen los seres humanos para darle a cada cual su merecido de acuerdo a sus acciones. 20 Tú hiciste milagros y maravillas en Egipto y sigues haciéndolos hoy en Israel y en todos los pueblos. Tú has hecho que tu nombre sea famoso. 21 Sacaste a tu pueblo Israel de Egipto con milagros y maravillas, usando tu fuerte mano, tu brazo extendido y tu gran poder. 22 Le diste al pueblo de Israel esta tierra que les prometiste a sus antepasados, una tierra que rebosa de leche y de miel. 23 Pero cuando ellos vinieron y se apropiaron de esta tierra, no te obedecieron ni siguieron tus leyes; tampoco hicieron lo que les ordenaste, y por eso les trajiste todo este sufrimiento.
24 »Ahora los babilonios han construido rampas alrededor de la ciudad para capturarla. La guerra, el hambre y las enfermedades harán que la ciudad caiga en manos de los babilonios que luchan contra ella. Se está cumpliendo lo que dijiste que sucedería y tú lo estás viendo todo. 25 A pesar de que la ciudad está siendo entregada en manos de los babilonios, tú Señor DIOS, me dices: “Compra el campo al contado y llama a testigos para que presencien la compra”».
26 Entonces vino mensaje del SEÑOR a Jeremías: 27 «Yo soy el SEÑOR, el Dios de todos los seres humanos. ¿Es que hay algo imposible para mí? 28 Este es el mensaje del SEÑOR: “Voy a hacer que esta ciudad caiga en manos de los babilonios y de su rey Nabucodonosor, quien la capturará. 29 Los babilonios que atacan esta ciudad entrarán en ella y le prenderán fuego; quemarán las casas en cuyas azoteas se quemaba incienso a Baal y se ofrecía vino a otros dioses, para provocar mi ira. 30 Desde que eran jóvenes, los pueblos de Israel y Judá han hecho el mal delante de mí. El pueblo de Israel no ha cesado de provocar mi ira con los ídolos que fabrica con sus manos, dice el SEÑOR. 31 Desde el día en que fue construida hasta el día de hoy, esta ciudad se la ha pasado provocando mi ira y mi furia. Por eso la voy a hacer desaparecer de mi vista, 32 por todo el mal que han hecho tanto el pueblo de Israel como el pueblo de Judá ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes, sus profetas, toda la gente de Judá y de Jerusalén. 33 Ellos me dieron la espalda y no pusieron la cara; aunque les enseñé con paciencia, no quisieron aceptar mis enseñanzas. 34 Llevaron sus ídolos al templo que lleva mi nombre y así lo contaminaron. 35 Ellos también construyeron altares a Baal en el valle de Ben Hinón[q] para quemar a sus hijos e hijas y ofrecérselos a Moloc. Yo no les ordené que hicieran eso y nunca imaginé que harían algo tan terrible. Al hacer todo esto hicieron pecar a Judá”.
36 »Pero ahora, esto dice el SEÑOR Dios de Israel de esta ciudad que ustedes dicen que por medio de la guerra, el hambre y la enfermedad va a caer en manos del rey de Babilonia: 37 “Los voy a reunir y los traeré de todas las tierras a donde los arrojé debido a mi ira y mi gran furia. Los traeré de regreso a este lugar y haré que vivan seguros. 38 Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. 39 Yo les daré un solo corazón y un solo camino para que siempre sientan temor de mí, por su propio bien y el de sus descendientes. 40 Yo haré con ellos un pacto eterno de hacerles siempre el bien y pondré en su corazón tal respeto por mí que nunca se alejarán de mi lado. 41 Me alegrará hacerles el bien y con todo mi corazón y todo mi ser los plantaré en esta tierra”».
42 Este es el mensaje del SEÑOR: «Así como traje todo este sufrimiento sobre este pueblo, así mismo traeré sobre ellos todo el bien que les prometo. 43 Se volverán a comprar campos en esta tierra de la que ustedes dicen que está destruida y deshabitada, y que ha sido entregada en manos de los babilonios. 44 En la tierra de Benjamín y en los alrededores de Jerusalén, en las ciudades de Judá, en las ciudades del monte, en las ciudades de Sefelá y en las ciudades del Néguev se comprarán campos con dinero, y se escribirán documentos de compra que serán sellados y firmados ante varios testigos. Yo les devolveré lo que les fue quitado». Lo dice el SEÑOR.
La promesa de Dios
33 El SEÑOR le dio un segundo mensaje a Jeremías mientras se encontraba todavía detenido en el patio de la prisión: 2 «Este es un mensaje del SEÑOR que creó la tierra, el SEÑOR que la colocó con firmeza en su lugar. Su nombre es YAVÉ. Él dice: 3 “Llámame a mí, que yo te responderé. Te contaré secretos grandiosos e inimaginables que tú no conoces”. 4 Esto dice el SEÑOR Dios de Israel acerca de las casas de esta ciudad y acerca de los palacios de los reyes de Judá que serán demolidos para construir defensas contra las rampas de asalto y contra la espada: 5 “Los babilonios vendrán a luchar en contra de esta ciudad y la llenarán de los cadáveres de aquellos que yo mataré en medio de mi ira. Dejaré de proteger a esta ciudad por todo el mal que ha hecho.
6 »”Pero después les daré la salud, les traeré medicina y haré que gocen de paz y seguridad. 7 Cambiaré la suerte de Judá y de Israel y los volveré a construir para que queden como al principio. 8 Los purificaré de todos los pecados que cometieron contra mí y de todas las maldades con que se rebelaron en mi contra. 9 Entonces esta ciudad será para mí motivo de orgullo y alegría ante todas las naciones de la tierra que oirán de todo el bien que yo le hago. Las naciones temblarán al escuchar todas las bendiciones y la prosperidad que le daré a esa ciudad”.
10 »El SEÑOR dice: “Ustedes dicen que este lugar está desierto y que no hay en él seres humanos ni animales. Pero en las ciudades de Judá y las calles de Jerusalén hoy vacías, sin gente ni animales, se volverá a escuchar 11 el sonido de alegría y de celebración, el canto del novio y de la novia, y de la gente que dice:
»”Alaben al SEÑOR Todopoderoso
porque el SEÑOR es bueno
y su fiel amor es eterno.
Eso es lo que volverán a decir quienes vengan al templo del SEÑOR a hacer sus ofrendas de acción de gracias, porque yo cambiaré la suerte de este país para que vuelva a ser como era al principio”. Es la decisión del SEÑOR.
12 »Esto dice el SEÑOR Todopoderoso: “En este lugar ahora desierto, sin seres humanos ni animales, y en todas sus ciudades, volverá a haber pastos donde los pastores lleven a descansar a sus rebaños. 13 En las ciudades de la montaña, en las ciudades de la Sefelá y en las ciudades del Néguev, en la tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá se volverán a ver pastores contando sus ovejas. Es la decisión del SEÑOR.
14 »”El SEÑOR dice: Llegará el día en que cumpliré la promesa de bendición que hice al pueblo de Israel y al pueblo de Judá.
15 »”En esos días y en aquel tiempo
haré que nazca para la familia de David un retoño justo
que establecerá el derecho y la justicia en el país.
16 En esos días Judá estará a salvo
y Jerusalén vivirá con seguridad.
El nombre del retoño será:
‘El SEÑOR es nuestra justicia’”.
17 »Porque esto dice el SEÑOR: “Nunca faltará un descendiente de David que ocupe el trono de la nación de Israel; 18 ni faltarán nunca descendientes de los sacerdotes levitas que ofrezcan delante de mí sacrificios que deben quemarse completamente, que quemen ofrendas de cereal y que presenten sacrificios cada día”».
19 Vino mensaje del SEÑOR a Jeremías: 20 «Esto dice el SEÑOR: “Si pudiera romperse el pacto que tengo con el día y con la noche, de modo que no aparezcan a su debido tiempo, 21 entonces el pacto que tengo con mi siervo David también podría romperse para que nunca un hijo suyo gobernara en su trono y mi pacto con mis siervos los sacerdotes levitas podría romperse también. 22 Al igual que no se pueden contar las estrellas del cielo o la arena del mar, yo multiplicaré a los hijos de mi siervo David y de los levitas que me sirven”».
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