Bible in 90 Days
Muerte del rey Saúl
(1 S 31:1-13)
10 Los filisteos pelearon contra Israel, y los israelitas salieron huyendo. Muchos israelitas murieron en el monte Guilboa. 2 Entonces los filisteos se dedicaron a perseguir a Saúl y a sus hijos, logrando matar a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa. 3 La batalla se puso cada vez peor para Saúl, y los arqueros lo alcanzaron a herir con sus flechas. 4 Entonces Saúl le dijo a su escudero:
—Toma la espada y mátame para que esos paganos[a] no vengan a hacer burla de mí.
Pero el escudero de Saúl tuvo miedo y se negó a matarlo. Así que Saúl tomó su propia espada y se mató él mismo. 5 Al ver que Saúl estaba muerto, su escudero se atravesó con su propia espada y murió también. 6 Saúl murió junto con sus tres hijos y toda su dinastía.
7 Al ver que el ejército huía y que Saúl y sus hijos habían muerto, los israelitas que vivían en el valle abandonaron sus ciudades y también huyeron. Entonces los filisteos pasaron a ocupar esas ciudades.
8 Al día siguiente, cuando los filisteos regresaron para despojar a los cadáveres, encontraron a Saúl y a sus hijos muertos en el monte Guilboa. 9 A Saúl le quitaron todo lo que tenía, agarraron su cabeza y armas, y enviaron mensajeros para que esparcieran la noticia a los filisteos y a todos los templos de sus ídolos. 10 Pusieron sus armas en el templo de sus dioses y colgaron su cabeza en el templo de Dagón. 11 Cuando todos los de Jabés de Galaad se enteraron de lo que los filisteos habían hecho, 12 los soldados de Jabés recuperaron los cuerpos de Saúl y de sus hijos, y los llevaron a Jabés. Allí los enterraron bajo un roble y ayunaron durante siete días.
13 Saúl murió porque fue infiel al SEÑOR; no obedeció los mandamientos del SEÑOR. Saúl incluso consultó a un médium[b] para que lo guiara, 14 en lugar de pedir ayuda al SEÑOR. Entonces el Señor le quitó la vida y le entregó el reino a David, el hijo de Isaí.
Se proclama a David rey de Israel
(2 S 5:1-5)
11 Todo Israel se presentó ante David en Hebrón para decirle: «Somos parientes, tenemos la misma sangre. 2 Aun cuando Saúl era nuestro rey, Su Majestad era el que nos dirigía en batalla, el que traía al pueblo de la guerra. El mismo SEÑOR tu Dios le dijo a Su Majestad: “Serás el pastor de mi pueblo, Israel, y reinarás sobre él”». 3 Así que todos los líderes de Israel se reunieron con el rey David en Hebrón. Allí David hizo un pacto con ellos ante el SEÑOR. Luego los líderes lo declararon[c] rey de Israel, tal como el SEÑOR lo había dicho por medio de Samuel.
David conquista a Jerusalén
(2 S 5:6-10)
4 David y todo Israel fueron a Jerusalén, que es la misma Jebús, donde vivían los jebuseos. 5 Los habitantes de Jebús le dijeron a David: «No entrarás a nuestra ciudad». Pero David logró tomar el fuerte de Sion, el cual es actualmente la Ciudad de David.
6 David hizo esta promesa: «El que primero ataque a los jebuseos será nombrado comandante y jefe». Así que Joab hijo de Sarvia fue el primero y se convirtió en jefe.
7 Luego David se fue a vivir al fuerte y por eso se le llamó la Ciudad de David. 8 Él construyó la ciudad alrededor desde el área llamada Milo hasta sus alrededores y Joab reconstruyó el resto de la ciudad. 9 David se fortalecía más y más porque el SEÑOR Todopoderoso estaba con él.
Los tres héroes
(2 S 23:8-39)
10 David tuvo el apoyo de militares y jefes durante su reinado en Israel. Ellos estuvieron siempre de su lado para cumplir el mandato del SEÑOR con respecto al pueblo de Israel.
11 Aquí está la lista de los principales guerreros de David: Yasobeán hijo de Jacmoní, que era el capitán de los tres[d] héroes, mató con su lanza a 300 hombres en una sola batalla. 12 Después estaba Eleazar hijo de Dodó el ajojita, que también era uno de los más famosos, 13 y estaba con David en Pasdamín cuando los filisteos se habían reunido para la batalla. Allí había un terreno lleno de sembrados de cebada y cuando los israelitas huían de los filisteos, 14 Eleazar y David siguieron firme en el lugar y lo defendieron hasta derrotar a los filisteos. Así el SEÑOR los salvó con una gran victoria.
15 Una vez tres de los treinta héroes bajaron hasta la cueva de Adulán para unirse a David. El ejército filisteo estaba acampando en el valle de Refayin. 16 David estaba en el fuerte y en ese tiempo había tropas de los filisteos acantonadas en Belén. 17 A David le dio sed y dijo: «Si sólo pudiera tomar un poco del agua del pozo que está en la entrada de Belén», pero en realidad sólo lo dijo por decir. 18 Los tres héroes avanzaron peleando entre el ejército filisteo y tomaron agua del pozo que está cerca de la entrada de la ciudad de Belén. Entonces los tres héroes le llevaron el agua a David, pero no se la tomó, sino que la derramó en la tierra como ofrenda al SEÑOR. 19 David dijo: «Ante mi Dios no puedo beber esta agua. Sería como beber la sangre de los que arriesgaron su vida por mí para traérmela». Por eso David se negó a tomársela. Los tres héroes hicieron muchos actos de ese tipo.
20 Abisay, hermano de Joab, era el jefe de los tres héroes. Abisay mató a 300 enemigos con su lanza y por eso se hizo famoso entre los tres. 21 Abisay se hizo igual de famoso que los tres héroes y se convirtió en su jefe, aunque no era uno de ellos.
22 Después estaba Benaías hijo de Joyadá, quien era de Cabsel y tenía mucho poder. Benaías mató a los dos hijos de Ariel de Moab. Un día nevado, Benaías se metió en un pozo y mató a un león. 23 También mató a un soldado egipcio de gran estatura, que medía como 2 metros y medio,[e] a pesar de que el egipcio tenía una lanza en la mano, tan grande como un rodillo de telar. Benaías lo atacó con un palo, le quitó la lanza y con la misma lanza lo mató. 24 Benaías hijo de Joyadá hizo muchas cosas así y fue tan famoso como los tres héroes. 25 Era aun más famoso que los 30 héroes, pero no era parte de ellos, y David lo nombró jefe de sus escoltas.
Los treinta héroes
26 Los soldados más valientes fueron:
Asael hermano de Joab;
Eljanán hijo de Dodó, de Belén;
27 Samot el harorita;
Heles el pelonita;
28 Irá hijo de Iqués nacido en Tecoa;
Abiezer nacido en Anatot;
29 Sibecay el jusatita;
Ilay el ajojita;
30 Maray el netofatita;
Jéled hijo de Baná y nacido en Netofa;
31 Itay hijo de Ribay, de Guibeá y descendiente de Benjamín;
Benaías el piratonita;
32 Juray, de las riveras de Gaas;
Abiel el arbatita;
33 Azmávet el bajurinita;
Elijaba el salbonita;
34 Jasén el guizonita;
Jonatán hijo de Sague el ararita;
35 Ahían hijo de Sacar el ararita;
Elifal hijo de Ur;
36 Héfer el mequeratita;
Ahías el pelonita;
37 Jezró el carmelita;
Naray hijo de Ezbay;
38 Joel, hermano de Natán;
Mibar hijo de Hagrí;
39 Sélec el amonita;
Najaray de Berot y escudero de Joab hijo de Sarvia;
40 Irá el itrita;
Gareb el itrita;
41 Urías el hitita;
Zabad hijo de Ajlay;
42 Adiná hijo de Sizá el rubenita, aunque era jefe de los rubenitas también era uno de los treinta héroes;
43 Janán hijo de Macá;
Josafat el mitnita;
44 Uzías el astarotita;
Sama y Jehiel, hijos de Jotán el aroerita;
45 Jediael hijo de Simri,
y su hermano Yojá el tizita;
46 Eliel el majavita;
Jerebay y Josavía, hijos de Elnán;
Itmá el moabita;
47 Eliel, Obed y Jasiel, de Sobá.
Guerreros aliados de David
12 David se escondió de Saúl hijo de Quis en Siclag y hasta allí fueron a unirse a él varios guerreros que le habían ayudado en las batallas. 2 Eran hombres muy hábiles en el uso del arco y la flecha y podían lanzarlas con ambas manos. Esta es la lista con sus nombres:
De la tribu de Benjamín y parientes de Saúl: 3 El jefe Ajiezer y Joás, ambos eran hijos de Semá de Guibeá; Jeziel y Pélet hijos de Azmávet; Beracá y Jehú de Anatot; 4 Ismaías, nacido en Gabaón, quien era uno de los treinta guerreros y jefe de ellos; Jeremías, Jahaziel, Johanán y Jozabad, nacido en Guederá. 5 También estaban Eluzay, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías el harufita, 6 los coreítas Elcaná, Isías, Azarel, Joezer y Yasobeán; 7 Joelá y Zebadías hijos de Jeroán, de Guedor.
8 También algunos de la tribu de Gad se unieron a David cuando estaba en la fortaleza del desierto. Ellos eran guerreros valientes, siempre listos para la guerra. Eran hábiles con el escudo y la lanza; feroces como leones y ágiles como gacelas en las montañas. Esta es la lista con sus nombres:
9 Ezer, el jefe; Abdías, el segundo en rango; Eliab, el tercero; 10 Mismaná, el cuarto; Jeremías, el quinto; 11 Atay, el sexto; Eliel, el séptimo; 12 Johanán, el octavo; Elzabad, el noveno; 13 Jeremías, el décimo, y Macbanay, el undécimo. 14 Estos gaditas eran jefes militares. El de menor rango estaba a cargo de 100 hombres y el de mayor rango dirigía a más de 1000 hombres. 15 Ellos fueron los hombres que cruzaron el río Jordán en el primer mes, cuando el río estaba muy crecido. Pusieron en fuga a todos los que vivían en los valles hacia el oriente y el occidente.
16 Algunos hombres de la tribu de Benjamín y Judá también se unieron a David en la fortaleza. 17 David fue a encontrarse con ellos y les dijo: «Si ustedes vienen en son de paz para ayudarme, me alegra mucho que se unan a mí. Pero si han venido a traicionarme, yo, que no he matado a nadie, espero que el Dios de sus antepasados los condene».
18 Entonces el Espíritu vino sobre Amasay, el jefe de los treinta, y él dijo así:
«¡Estamos de tu lado, David!
¡Estamos contigo, hijo de Isaí!
¡Paz, sí, paz para ti
y para los que te ayudan,
porque Dios te ha ayudado!»
Entonces David les dio la bienvenida y los llevó junto con los jefes de su ejército.
19 Algunos hombres de la tribu de Manasés también se pusieron del lado de David cuando llegó con los filisteos para luchar contra Saúl. Pero los filisteos hicieron una reunión de dirigentes antes del combate. En esa reunión pensaron que David podría unirse a Saúl y eso les costaría la vida. Entonces decidieron sacar a David y por eso él no ayudó a los filisteos. 20 Los hombres de la tribu de Manasés que se unieron a David cuando fue a Siclag fueron los siguientes: Adnás, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletay, quienes eran jefes de los clanes de Manasés. 21 Todos ellos eran guerreros y oficiales del ejército, así que pudieron ayudar a David a pelear contra las bandas de invasores. 22 Cada día más hombres se unían a David, así que lograron formar un ejército tan grande como un ejército de Dios.
Más guerreros se unen a David
23 Muchos hombres equipados para la guerra llegaron hasta Hebrón para unirse a David. Allí le dieron el poder sobre el reino de Saúl, tal como lo había dicho el SEÑOR. Aquí está el total de hombres:
24 De la tribu de Judá llegaron 6800 hombres con sus escudos y lanzas, equipados para la guerra.
25 De la tribu de Simeón se unieron 7100 guerreros valientes.
26 De la tribu de Leví se presentaron 4600 hombres.
27 Joyadá, jefe de la familia de Aarón, llegó con 3700 hombres.
28 Sadoc, joven guerrero, llegó con 22 comandantes de su familia.
29 De la tribu de Benjamín, la misma de Saúl, se presentaron 3000 hombres. Casi todos ellos habían permanecido leales a la familia de Saúl.
30 De la tribu de Efraín llegaron 20 800 guerreros famosos en sus clanes.
31 La media tribu de Manasés designó directamente a 18 000 hombres para ir a proclamar rey a David.
32 La tribu de Isacar entendía muy bien lo que pasaba en ese tiempo y sabía lo que Israel debía hacer. Por eso enviaron a 200 jefes y todos sus parientes bajo sus órdenes.
33 De la tribu de Zabulón llegaron 50 000 hombres con el firme propósito de ayudar. Todos estaban preparados para el combate y llevaban toda clase de armas.
34 La tribu de Neftalí envió a mil comandantes con 37 000 soldados con escudo y lanza.
35 De la tribu de Dan llegaron 28 600 hombres listos para la batalla.
36 De la tribu de Aser se presentaron 40 000 hombres dispuestos para la guerra y preparados para la batalla.
37 De las tribus del otro lado del Jordán, o sea la tribu de Rubén, la de Gad y la media tribu de Manasés, llegaron 120 000 hombres con toda clase de armas.
38 Todos estos guerreros se reunieron en Hebrón y formaron un solo ejército. Todos ellos y todo el pueblo de Israel estaban decididos a establecer a David como rey de todo Israel. 39 Todos ellos estuvieron con David, bebiendo y celebrando durante tres días. Todos sus parientes les daban alimento y bebida. 40 También los vecinos cercanos y hasta los de Isacar, Zabulón y Neftalí les enviaron provisiones en camellos, burros, mulas y bueyes. Allá recibieron grandes cantidades de harina, tortas de higos, pasas, vino, aceite de oliva, bueyes y ovejas, porque todo Israel estaba de fiesta.
Traslado del cofre del pacto
13 David se reunió con todos los comandantes, tanto con los de 1000 como con los de 100 hombres. 2 Luego dirigió estas palabras a todo el pueblo de Israel: «Si ustedes están de acuerdo y es la voluntad del SEÑOR nuestro Dios, enviemos mensajeros a todo lo largo y ancho del territorio de Israel. Así podremos comunicarnos con nuestros hermanos, con los sacerdotes y con los levitas en sus regiones de pastoreo para que vengan a acompañarnos. 3 Y además traigamos de nuevo el cofre de nuestro Dios, ya que desde tiempos de Saúl no hemos buscado a Dios para que nos guíe». 4 La idea le agradó a cada uno de los presentes y todos estuvieron de acuerdo.
Llevan el cofre de Dios a Jerusalén
(2 S 6:1-11)
5 Los israelitas vivían en varios pueblos, desde el arroyo Sijor en Egipto hasta Lebó Jamat. David logró que todos se reunieran para traer el cofre de Dios desde Quiriat Yearín, 6 y partió con todos ellos a Balá de Judá, o sea a Quiriat Yearín, para llevar allá el cofre de Dios, sobre el cual se invoca el nombre del SEÑOR, que reina sobre los querubines. 7 Cargaron el cofre desde la casa de Abinadab en una carreta nueva guiada por Uza y Ajío. 8 David y todo el pueblo de Israel celebraban ante Dios con mucho entusiasmo. Bailaban y cantaban al son de liras, arpas, tambores, platillos y trompetas.
9 Cuando llegaron al lugar donde se trilla el trigo, propiedad de Quidón, los bueyes tropezaron, haciendo caer el cofre, pero Uza alcanzó a sostenerlo antes de que se cayera. 10 Sin embargo, la ira del SEÑOR se volvió contra Uza y lo mató por haber tocado el cofre. Uza murió allí mismo delante de Dios. 11 David se enojó porque el SEÑOR había matado a Uza, así que llamó a aquel lugar «Peres Uza[f]», y hasta el día de hoy ese es su nombre. 12 Ese día David sintió miedo de Dios y pensó: «Es mejor que no me lleve el cofre de Dios». 13 Así que no llevó el cofre a la Ciudad de David, sino que lo llevó a la casa de Obed Edom de Gat[g]. 14 Allí permaneció el cofre durante tres meses, y el SEÑOR bendijo a Obed Edom, a toda su familia y a todo lo que tenía.
Prosperidad del reino de David
(2 S 5:11-16)
14 Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a David, junto con madera de cedro, carpinteros y canteros para construirle una casa. 2 David se dio cuenta de que realmente el SEÑOR lo había puesto como rey de Israel y había hecho que su reino fuera importante por consideración a su pueblo Israel.
3 David tomó por esposas a varias mujeres de Jerusalén y tuvo más hijos e hijas. 4 Estos son los nombres de los hijos de David que nacieron en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, 5 Ibjar, Elisúa, Elpélet, 6 Noga, Néfeg, Jafía, 7 Elisama, Belyadá y Elifelet.
David derrota a los filisteos
(2 S 5:17-25)
8 Cuando los filisteos supieron que David había sido consagrado[h] rey de todo Israel, fueron a buscar a David para matarlo, pero David se enteró de sus planes y fue a enfrentarlos. 9 Los filisteos atacaron a la gente del valle de Refayin y se robaron todo lo que pudieron. 10 Entonces David le preguntó a Dios:
—¿Debo pelear contra los filisteos? ¿Cuento contigo para derrotarlos?
El SEÑOR le dijo:
—Sí, cuenta conmigo.
11 Entonces David fue a Baal Perasín y después de derrotar a los filisteos, dijo: «Dios penetró en mis enemigos como penetra el agua en una presa abierta». Por eso David llamó a ese lugar «Baal Perasín»[i]. 12 Los filisteos dejaron allí las estatuas de sus dioses y David ordenó que las quemaran.
13 Los filisteos volvieron a atacar al valle de Refayin. 14 David oró a Dios y en esta ocasión le dijo:
—No subas allá. Rodéalos y atácalos por la retaguardia, desde el otro lado de los árboles de bálsamo. 15 Desde las copas de los árboles, podrás oír que los filisteos avanzan para atacar. Entonces atácalos, porque esa es la señal de que Dios irá al frente de ti para derrotar a los filisteos.
16 David obedeció a Dios y derrotó a los filisteos. Los persiguieron y los mataron por el camino desde Gabaón hasta Guézer. 17 Entonces la fama de David se extendió por todas las regiones y el SEÑOR hizo que todas las naciones le temieran.
El cofre del pacto en Jerusalén
15 David mandó construir varias casas para él en la Ciudad de David, preparó un lugar para el cofre de Dios y levantó una carpa para el cofre. 2 David les advirtió a todos: «Solamente los levitas pueden cargar el cofre de Dios, porque para eso los eligió el SEÑOR para llevar el cofre del SEÑOR y para servirle siempre».
3 Después David reunió a todo el pueblo de Israel en Jerusalén para llevar el cofre del SEÑOR al lugar que le había preparado. 4 También David reunió a los descendientes de Aarón y a los levitas:
5 De los descendientes de Coat estaba Uriel, quien era el jefe, junto con 120 parientes.
6 De los descendientes de Merari estaba Asaías, quien era el jefe, junto con 220 parientes.
7 De los descendientes de Guersón estaba Joel, quien era el jefe, junto con 130 parientes.
8 De los descendientes de Elizafán estaba Semaías, quien era el jefe, junto con 200 parientes.
9 De los descendientes de Hebrón estaba Eliel, quien era el jefe, junto con 80 parientes.
10 De los descendientes de Uziel estaba Aminadab, quien era el jefe, junto con 112 parientes.
11 Luego David se reunió con algunos sacerdotes y levitas. Los sacerdotes eran Sadoc y Abiatar. Los levitas eran Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab. 12 En la reunión David les dijo: «Ustedes son los líderes y jefes de las familias de los levitas, así que purifíquense y hagan que todos los levitas se purifiquen ante Dios. Así podrán llevar el cofre del SEÑOR, Dios de Israel, al lugar que yo le preparé. 13 Como ustedes no estaban con nosotros la primera vez, el SEÑOR nuestro Dios se enojó con nosotros porque no lo consultamos en la forma que él había mandado».
14 Entonces los sacerdotes y los levitas se purificaron para poder llevar el cofre del SEÑOR Dios de Israel. 15 Los levitas cargaron el cofre sobre sus hombros utilizando las varas, así como el SEÑOR había mandado por medio de Moisés.
16 David también pidió a los jefes de los levitas que hablaran con sus familiares músicos y cantores para que amenizaran la celebración. David quería que todos estuvieran llenos de alegría cantando al son de arpas, liras y platillos. 17 Los levitas llamaron entonces a Hemán hijo de Joel y a su pariente Asaf hijo de Berequías. También llamaron a Etán hijo de Cusaías de los descendientes de Merari. 18 Junto con ellos estaban otros parientes que les seguían en categoría en el servicio. Estos son sus nombres: Zacarías, Jaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaías, Maseías, Matatías, Elifeleu, Micnías, y los porteros Obed Edom y Jeyel.
19 Hemán, Asaf y Etán eran músicos y tocaban los platillos de bronce. 20 Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maseías y Benaías tenían arpas para tocar según Alamot[j]. 21 Matatías, Elifeleu, Micnías, Obed Edom, Jeyel y Azazías tenían liras para tocar según Seminit[k]. 22 Quenanías era el director musical de los levitas. Como él era tan talentoso y experto, estaba encargado de dirigir y coordinar a todos los músicos. 23 Berequías y Elcaná eran los guardianes del cofre. 24 Los sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías, Benaías y Eliezer tocaban las trompetas. Obed Edom y Jehías también eras guardianes del cofre.
25 David, los ancianos de Israel y los comandantes de 1000 soldados estaban encargados de traer el cofre del pacto del SEÑOR desde la casa de Obed Edom. Todos iban llenos de alegría. 26 Como Dios ayudó a los levitas que cargaban el cofre del pacto del SEÑOR, se sacrificaron siete toros y siete carneros. 27 David, los levitas que cargaban el cofre, los músicos, los cantores y Quenanías que era el director musical llevaban túnicas finas de lino.
28 Todo el pueblo de Israel escoltó el cofre del pacto del SEÑOR, iban llenos de júbilo cantando al ritmo de cuernos de carneros, trompetas, platillos, arpas y liras.
29 Cuando el cofre del pacto del SEÑOR entró en la Ciudad de David, Mical, la hija de Saúl, se asomó por la ventana y al ver a David saltando y danzando con alegría, sintió desprecio por él.
16 Los israelitas pusieron el cofre de Dios en una carpa que David había preparado para el cofre, y ofrecieron delante de Dios sacrificios que deben quemarse completamente y ofrendas para festejar. 2 Después de que David había ofrecido los sacrificios, bendijo al pueblo en el nombre del SEÑOR. 3 Y a cada uno de los israelitas, hombres y mujeres, le dio un pan, una torta de dátiles y una torta de pasas.
4 David eligió a algunos levitas para que sirvieran ante el cofre del SEÑOR. Los eligió para que proclamaran, agradecieran y alabaran al SEÑOR, Dios de Israel. 5 Asaf era el jefe y su asistente era Zacarías. Le seguían Jejiyel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaías, Obed Edom y Jeyel con las arpas y las liras. Asaf estaba a cargo de los platillos. 6 Benaías y Jahaziel eran los sacerdotes encargados de tocar siempre las trompetas ante el cofre del pacto de Dios.
Canción de agradecimiento de David
(Sal 96:1-13; 105:1-5; 106:47-48)
7 Ese día fue cuando David ordenó por primera vez que Asaf y sus parientes fueran los encargados de esta alabanza de acción de gracias al SEÑOR:
8 Den gracias al SEÑOR, alaben su nombre.
Cuéntenles sus obras a los pueblos.
9 Entonen canciones de alabanza a Dios;
hablen de las maravillas que él hace.
10 Siéntanse orgullosos de su santo nombre.
Que se alegre el corazón de los que buscan al SEÑOR.
11 Busquen fortaleza en el SEÑOR;
recurran siempre a su ayuda.
12 Recuerden sus señales y milagros
y las sentencias que ha dictado;
13 ustedes, descendientes de Abraham, su siervo;
ustedes, hijos de Jacob, el elegido.
14 El SEÑOR es nuestro Dios;
él gobierna el mundo entero.
15 Él recuerda siempre su pacto;
la palabra que ordenó a mil generaciones.
16 El pacto que hizo con Abraham,
la promesa que le hizo a Isaac,
17 el cual luego confirmó como ley a Jacob,
como pacto eterno para Israel.
18 Dios dijo: «Te daré la tierra de Canaán,
como la herencia que te corresponde».
19 Aun cuando eran pocos,
unos cuantos extranjeros en la tierra;
20 que viajaban de nación en nación,
de un reino a otro,
21 Dios no permitió que nadie los oprimiera,
sino que les advirtió a los reyes:
22 «No toquen a mis elegidos,
ni les hagan daño a mis profetas».
23 Que todo el mundo cante al SEÑOR.
Cuenten día tras día cómo él nos da la victoria.
24 Cuenten entre las naciones acerca de su gloria;
cuéntenles a todos los pueblos las maravillas de Dios.
25 El SEÑOR es grande y digno de alabanza;
es más temible que todos los dioses.
26 Los dioses de otras naciones no son sino ídolos;
en cambio, el SEÑOR hizo el cielo.
27 Hay esplendor y majestad ante su presencia;
poder y alegría en su templo santo.
28 Familias de naciones, alaben al SEÑOR;
den la gloria y el poder al SEÑOR.
29 Alaben el nombre del SEÑOR;
lleven ofrendas ante él.
Alaben al SEÑOR en su hermoso templo;
30 que toda la tierra tiemble delante de él.
El mundo permanece firme,
nunca será removido.
31 Que el cielo se alegre;
que la tierra se ponga contenta.
Que todo el mundo diga:
«¡El SEÑOR es nuestro rey!»
32 Que griten de alegría el mar
y todo lo que hay en él;
que estén felices los campos
y todo lo que crece en ellos.
33 Que los árboles del bosque canten de alegría ante el SEÑOR,
porque él viene a gobernar el mundo.
34 Den gracias al SEÑOR, porque él es bueno;
su fiel amor durará por siempre.
35 Pidámosle: «Sálvanos, Dios nuestro,
reúnenos y sálvanos de entre las naciones
para agradecer a tu santo nombre
y alabarte con orgullo».
36 Bendito sea el SEÑOR, Dios de Israel,
que siempre ha vivido y siempre vivirá.
Entonces todo el pueblo dijo: «Así sea», y alabaron al SEÑOR.
37 David dejó encargados a Asaf y a sus parientes del cofre del pacto del SEÑOR. También los dejó encargados de hacer los servicios necesarios cada día, 38 junto con Obed Edom y sus 68 parientes. Obed Edom hijo de Jedutún y Josá eran los porteros. 39 A Sadoc el sacerdote y a sus compañeros los dejó ante la carpa del SEÑOR que está ubicada en el santuario sobre Gabaón 40 para que permanentemente ofrecieran al SEÑOR sacrificios que deben quemarse completamente en el altar. Lo hacían por la mañana y por la tarde, tal como está escrito en los mandamientos que el SEÑOR le dio a Israel. 41 También dejó con ello a Hemán, Jedutún y todos los demás elegidos y designados por nombre para dar gracias al SEÑOR cantando: «Porque su fiel amor es para siempre». 42 Hemán y Jedutún entregaban a los músicos las trompetas, los platillos y otros instrumentos musicales que acompañaban las canciones dirigidas a Dios. Los hijos de Jedutún estaban encargados de la entrada.
43 Después cada uno se fue para su casa, y David también se fue a bendecir a su familia.
Promesa de Dios a David
(2 S 7:1-29)
17 Cuando David se instaló en su palacio, le dijo al profeta Natán:
—Mira, ahora vivo en una buena casa hecha de cedro, mientras que el cofre del pacto del SEÑOR se encuentra en una carpa.
2 Natán le respondió:
—Disponga, Su Majestad, que Dios está con usted.
3 Pero aquella noche, la palabra del SEÑOR vino a Natán, diciendo:
4 «Dile a mi siervo David que el SEÑOR dice: “No eres tú quien me construirá una casa para que yo viva en ella. 5 Cuando saqué al pueblo de Israel,[l] no vivía en una casa, sino que viajaba de carpa en carpa y de lugar en lugar. 6 He estado por todo Israel, pero ¿acaso he pedido a alguno de los jefes que elegí para que guiara a mi pueblo que me construyera una casa de cedro?”
7 »También dile: “Esto dice el SEÑOR Todopoderoso: Yo te elegí cuando pastoreabas las ovejas, te saqué de eso y te hice el líder de mi pueblo, Israel. 8 He estado contigo dondequiera que has ido. He derrotado a tus enemigos y te haré uno de los personajes más famosos del mundo. 9 También elegí un lugar para mi pueblo Israel. Lo he establecido en ese lugar para que tenga un sitio propio y allí nadie lo moleste ni la gente mala lo oprima como sucedió antes, 10 cuando envié jefes para que dirigieran al pueblo de Israel. Yo someteré a todos tus enemigos y quiero que sepas que yo, el SEÑOR, te daré descendencia.[m] 11 Cuando llegues al final de tu vida, te irás a donde están tus antepasados, pero entonces haré rey a uno de tus hijos y protegeré su reino. 12 Él me construirá una casa para mi nombre, y yo fortaleceré su reino por siempre. 13 Yo seré su padre y él será mi hijo. No le quitaré mi fiel amor, como se lo quité al que gobernó antes que tú. 14 Le encargaré para siempre mi casa y mi reino, y su trono durará para siempre”».
15 Natán le informó a David sobre esa visión y todo lo que Dios había dicho.
Oración de David
16 Entonces el rey David fue y se sentó en la presencia del SEÑOR[n] y le dijo:
«SEÑOR Dios, ¿por qué soy tan importante para ti? ¿Por qué es importante mi familia? ¿Por qué me has hecho tan importante? 17 Dios mío, he recibido tanto y aun así te ha parecido poco, pues me has hecho a mí, siervo tuyo, grandes promesas sobre el futuro de mi dinastía. SEÑOR mi Dios, me has permitido ver más del futuro de lo que un ser humano puede entender.[o] 18 ¿Qué más puedo decirte sobre el honor que has hecho con tu siervo, si tú bien lo conoces? 19 SEÑOR, toda esta grandeza es obra tuya, porque así lo quisiste y por causa de tu siervo, para dar a conocer todas estas grandezas.
20 »Todo lo que hemos escuchado con nuestros propios oídos nos lleva a una sola conclusión: SEÑOR, tú eres el único Dios y no existe nadie como tú. 21 ¿Qué otra nación en la tierra es como tu pueblo Israel? Tú lo salvaste para hacerlo tu pueblo e hiciste que tu nombre se conociera al hacer prodigios y maravillas por tu pueblo. Tú expulsaste a las naciones delante de tu pueblo, a quien rescataste de Egipto. 22 SEÑOR, tú mismo te convertiste en Dios de Israel y lo hiciste tu pueblo. Israel es tu pueblo por siempre, y tú eres su Dios.
23 »Ahora, SEÑOR, confirma para siempre tu promesa con respecto a mí, tu siervo, y a mi dinastía. Haz conforme a todo lo que has dicho. 24 Entonces tu nombre recibirá honor por siempre, y el pueblo dirá: “El SEÑOR Dios Todopoderoso es rey de Israel. Que la dinastía de tu siervo David siga fuerte a tu servicio”.
25 »Tú, Dios mío, has revelado a tu siervo que establecerás mi dinastía, por eso yo, tu siervo, me he atrevido a orar ante ti. 26 SEÑOR, tú eres Dios y le has prometido todo este bien a tu siervo. 27 Así que has querido bendecir a mi dinastía para que siga por siempre a tu servicio. Tú, SEÑOR, has bendecido mi dinastía y será bendita para siempre».
David vence a diferentes naciones
(2 S 8:1-14)
18 Después de un tiempo, David se enfrentó a los filisteos y los derrotó. Los sometió y les quitó la ciudad de Gat y los pueblos vecinos. 2 David venció también a los de Moab, los hizo sus siervos y le pagaban tributo. 3 En Jamat, David venció al rey Hadad Ezer de Sobá cuando este trató de imponer su dominio en la región cercana al río Éufrates. 4 David capturó 1000 carros de combate, 7000 jinetes y 20 000 soldados de infantería de Hadad Ezer. También les cortó las patas a los caballos que tiraban de los carros, dejando sanos sólo a 100.
5 Los sirios de Damasco acudieron en auxilio de Hadad Ezer, rey de Sobá, pero David los derrotó matando a 22 000 sirios. 6 Luego David puso tropas en Damasco. Los sirios pasaron a ser siervos de David y le pagaban tributo. El SEÑOR le daba la victoria a David dondequiera que iba.
7 David tomó todos los escudos de oro que llevaban los oficiales de Hadad Ezer y se los llevó para Jerusalén. 8 Tébaj y Cun eran ciudades del reino de Hadad Ezer. De allí David trajo muchísimo bronce. Tiempo después, con ese bronce, Salomón construyó el tanque de bronce, los utensilios y las columnas del templo.
9 El rey Tou de Jamat se enteró de que David había vencido al ejército del rey Hadad Ezer de Sobá. 10 Tou de Jamat envió a su hijo Adorán a saludar y felicitar a David por su victoria contra Hadad Ezer. Tou también envió varios objetos de oro, plata y bronce para David. Quería felicitar a David porque él también había luchado contra Hadad Ezer. 11 El rey David tomó todos esos obsequios y los dedicó al SEÑOR, junto con los objetos que había tomado de las otras naciones que había derrotado: Edom, Moab, Amón, Filistea y Amalec.
12 Abisay hijo de Sarvia mató a 18 000 edomitas en el valle de la Sal 13 e instaló tropas en Edom. Todos los edomitas pasaron a ser siervos de David y el SEÑOR le daba la victoria a David dondequiera que iba.
Altos funcionarios de David
(2 S 8:15-18; 20:23-26)
14 David gobernó sobre todo Israel con justicia y equidad para todo su pueblo. 15 Joab hijo de Sarvia era el comandante del ejército. Josafat hijo de Ajilud era el secretario. 16 Sadoc hijo de Ajitob y Ajimélec hijo de Abiatar eran sacerdotes; Savsa era el secretario. 17 Benaías hijo de Joyadá era el jefe de los guardias cretenses y filisteos.[p] Los hijos de David eran altos funcionarios, al servicio del rey.
David derrota a los amonitas
(2 S 10:1-19)
19 Después de un tiempo, murió Najás, rey de los amonitas, y su hijo reinó en su lugar. 2 David pensó: «Voy a ser leal con Janún hijo de Najás porque su papá fue leal conmigo». Así que David envió a algunos mensajeros para expresar sus condolencias a Janún por la muerte de su papá. Los representantes de David llegaron a la tierra de los amonitas para expresar sus condolencias a Janún.
3 Pero los oficiales amonitas preguntaron a Janún: «¿En verdad cree Su Majestad que David está honrando la memoria de su papá enviando a sus hombres a darle el pésame? Con seguridad que ellos vienen como espías a sus tierras para buscar la forma de derrotarlo». 4 Así que Janún arrestó a los representantes de David, hizo que los rasuraran y que rasgaran su ropa hasta la cadera. Luego los envió de regreso. 5 Cuando se le informó a David lo que había pasado, envió mensajeros para que salieran al encuentro de los oficiales, pues los hombres estaban avergonzados. El rey David les dijo: «Esperen en Jericó hasta que les crezca la barba de nuevo y luego regresen».
6 Los amonitas se dieron cuenta de que habían ofendido a David. Entonces Janún dispuso de 33 000 kilos[q] de plata para contratar carros y jinetes de Aram Najarayin, de Aram-Macá y de Sobá. 7 Los amonitas contrataron 32 000 carros de combate y pidieron al rey de Macá que les ayudara con su ejército. La gente de Macá armó su campamento cerca de Medeba. Los amonitas que vivían en otras ciudades se unieron al ejército y se alistaron para la guerra. 8 Al enterarse, David envió a Joab con todos los soldados del ejército. 9 Los amonitas salieron y armaron las filas para la batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los reyes que también habían venido se colocaron aparte en campo abierto. 10 Al verse con enemigos por el frente y por la retaguardia, Joab eligió las mejores tropas israelitas y las formó para combatir a los sirios. 11 Luego encargó los demás hombres a su hermano Abisay para que enfrentaran a los amonitas. 12 Joab le dijo a Abisay: «Si los sirios son más fuertes que yo, ven en mi ayuda. Si son más fuertes que tú, yo iré en tu ayuda. 13 Seamos fuertes y luchemos con valentía por nuestro pueblo y las ciudades de nuestro Dios. Que el SEÑOR haga su voluntad».
14 Entonces Joab y sus hombres atacaron a los sirios, quienes huyeron de ellos. 15 Al ver que los sirios huían, los amonitas huyeron de Abisay, el hermano de Joab, y se metieron en la ciudad. Entonces Joab regresó a Jerusalén.
16 Al verse derrotados por Israel, los sirios se unieron y enviaron mensajeros para reunir a todos los sirios que estaban al otro lado del río Éufrates y quedaron bajo el mando de Sofac, el comandante del ejército de Hadad Ezer. 17 Cuando David se enteró de esto, reunió a todos los israelitas y juntos cruzaron el río Jordán y llegaron hasta donde estaban los sirios. Allí David organizó a sus hombres en posición de batalla para luchar contra los sirios, quienes salieron a su encuentro y atacaron, 18 pero acabaron huyendo de los israelitas. David mató a 7000 soldados de los carros y 40 000 de infantería, y también mató a Sofac, comandante del ejército sirio.
19 Al ver que los israelitas los habían derrotado, los siervos de Hadad Ezer pactaron la paz con David y se sometieron. Los sirios ya no estuvieron dispuestos a ayudar a los amonitas.
Joab destruye a los amonitas
(2 S 12:26-31)
20 En la primavera, época en que los reyes salían en campaña militar, David se quedó en Jerusalén, pero Joab salió con sus tropas y destruyó la tierra de los amonitas. Después Joab siguió hasta la ciudad de Rabá, la sitió y la destruyó por completo. 2 David le quitó la corona del dios Milcón[r], la cual era de oro y piedras preciosas y pesaba 33 kilos[s]. Luego se la pusieron a David, quien además se llevó un buen botín de la ciudad. 3 David también expulsó a los habitantes de la ciudad de Rabá y los puso a trabajar con sierras, picos y hachas. Hizo lo mismo en todas las ciudades amonitas y luego regresó con su ejército a Jerusalén.
Matan a los gigantes filisteos
(2 S 21:18-20)
4 Después estalló una guerra con los filisteos en Guézer. Sibecay el jusatita mató a Sipay, que era descendiente de los gigantes[t]. Todos esos filisteos quedaron sometidos a Israel.
5 De nuevo hubo otra guerra contra los filisteos. Eljanán hijo de Yaír mató a Lajmí que era hermano de Goliat el guitita. Su lanza era tan grande como el rodillo de un telar. 6 Hubo otra batalla en Gat. Había allí otro soldado descendiente de los gigantes que tenía 24 dedos, seis en cada mano y seis en cada pie. 7 Este hombre se puso a desafiar a los israelitas y a burlarse de ellos, por lo cual Jonatán hijo de Simá, que era hermano de David, lo mató. 8 David y sus hombres mataron a esos soldados descendientes de los gigantes.
David hace un censo militar
(2 S 24:1-9)
21 Satanás[u] se puso en contra de Israel e incitó a David para hacer un censo en Israel. 2 Entonces David les ordenó a Joab y a los comandantes del ejército:
—Vayan y levanten un censo de Israel, desde Berseba hasta Dan,[v] y tráiganme un informe para que yo sepa cuánta gente hay.
3 Pero Joab le dijo:
—Que el SEÑOR multiplique cien veces el número de gente que hay y que Su Majestad pueda verlo con sus propios ojos. Pero Majestad, ¿qué importancia tiene saber cuántos hay si todos son sus siervos? ¿Por qué va a provocar Su Majestad un motivo de culpa para Israel?
4 Sin embargo, el rey David se mantuvo enérgico en la orden. Así que Joab fue a hacer el conteo por toda la tierra de Israel y regresó a Jerusalén. 5 Joab le entregó el resultado del censo a David. Había en todo Israel 1 100 000 hombres que podían pelear a espada y 470 000 en Judá. 6 Joab no estaba de acuerdo con la orden del rey y por eso no contó a la gente de la tribu de Leví ni de Benjamín. 7 Dios también se molestó con esa orden del rey, y por eso castigó a Israel.
Dios castiga a Israel
8 David le dijo a Dios: «¡He cometido un gran pecado! He sido un tonto, te ruego me perdones». 9 Entonces el SEÑOR le habló a Gad, profeta de David: 10 «Ve y dile a David que el SEÑOR dice: “Escoge entre estos tres castigos. ¿Cuál prefieres?”»
11 Gad fue a ver a David y le dijo:
—El SEÑOR me envió para decirte que escojas entre estos tres castigos: 12 tres años de hambre, tres meses huyendo derrotado del ataque de tus enemigos, o tres días con el castigo del SEÑOR, es decir, pestes por todas partes y el ángel del SEÑOR destruyendo gente por todo el territorio de Israel. Piénsalo, escoge y dímelo para que yo se lo comunique al Señor que me envió.
13 Entonces David le dijo a Gad:
—¡Estoy en un verdadero aprieto! Pero es mejor que mi castigo nos venga del SEÑOR y no de seres humanos, pues su misericordia es grande.
14 Entonces el SEÑOR hizo que cayera una epidemia sobre todo Israel, la cual provocó la muerte de 70 000 israelitas. 15 Dios envió también un ángel para destruir a Israel. Pero cuando el ángel comenzó su trabajo, el SEÑOR cambió de opinión y le dijo al ángel: «¡Basta! ¡Detén tu mano!» El ángel del SEÑOR estaba junto al lugar donde se trilla el trigo, propiedad de Ornán el jebuseo.
16 David miró hacia el cielo y vio al ángel del SEÑOR parado entre el cielo y la tierra con una espada apuntando hacia Jerusalén. Luego David y todos los ancianos, vestidos con ropas ásperas, se postraron rostro en tierra. 17 David le dijo a Dios:
—Yo fui el que ordenó el censo. El que pecó y actuó perversamente fui yo. Esta gente sólo hizo lo que le ordené, sólo me siguieron como ovejitas. No hicieron nada malo. SEÑOR mi Dios, que tu castigo caiga sobre mí y la familia de mi papá, pero te ruego que la epidemia no se extienda más sobre el pueblo.
18 Entonces el ángel del SEÑOR le dijo a Gad que le dijera a David que fuera y construyera un altar para el SEÑOR en el lugar donde se trilla el trigo, propiedad de Ornán el jebuseo. 19 Así que David fue e hizo lo que Gad le había dicho en nombre del SEÑOR.
20 Ornán estaba trillando el trigo con sus cuatro hijos cuando vio al ángel, y sus cuatro hijos fueron a esconderse. 21 Ornán vio que David venía acercándose y salió del lugar para postrarse ante él.
22 David le dijo a Ornán:
—Véndeme el lugar donde trillas tu trigo para que yo pueda hacerle un altar al SEÑOR. Véndemelo al precio justo para que así se termine la epidemia que ataca al pueblo.
23 Ornán le respondió:
—Tómelo. Que el señor mi rey haga lo que crea más conveniente. Mire, yo ofrezco a mis bueyes para sacrificios, los maderos los doy para la hoguera y el grano para las ofrendas. Yo le entrego todo.
24 Pero el rey David dijo nuevamente a Ornán:
—No. Yo te compro el lugar al precio justo porque no voy a ofrecerle al SEÑOR algo que te pertenece. Ni tampoco le voy a ofrecer sacrificios[w] que no me cuesten nada.
25 Así que David le pagó a Ornán el equivalente a 600 monedas[x] de oro por el lugar. 26 Allí David construyó un altar para el SEÑOR y le presentó sacrificios que deben quemarse completamente y ofrendas de paz[y]. David llamó al SEÑOR, y él en respuesta le envió fuego sobre el altar de los sacrificios. 27 Luego el SEÑOR le dio orden al ángel de que guardara su espada.
28 David vio que el SEÑOR le había respondido en el lugar en que Ornán el jebuseo trillaba el trigo y le ofreció sacrificios. 29 La Carpa Sagrada del SEÑOR que Moisés había construido estaba en el santuario sobre Gabaón y allí también estaba el altar de los sacrificios que deben quemarse completamente, 30 pero David no pudo ir a ese lugar a pedirle ayuda a Dios porque quedó atemorizado al ver la espada del ángel del SEÑOR.
22 Así que David dijo: «Aquí quedará el templo del SEÑOR Dios y el altar donde Israel ofrecerá el sacrificio que debe quemarse completamente».
Preparativos para construir el templo
2 Después David mandó reunir a todos los extranjeros que vivían en la tierra de Israel, y de entre ellos designó canteros para que labraran las piedras para la construcción del templo de Dios. 3 David preparó también una gran cantidad de hierro para los clavos y las bisagras de las puertas y una cantidad incalculable de bronce 4 y de madera de cedro porque los de Sidón y de Tiro le habían traído madera de cedro en abundancia.
5 David pensó: «Mi hijo Salomón es todavía muy joven como para hacerse cargo de la construcción del templo del SEÑOR, que tiene que ser el más grande, glorioso y famoso que exista en el mundo. Así que yo mismo me encargaré de todos los preparativos». Entonces antes de morir, David se aseguró de dejar listos muchos materiales para la construcción.
6 David llamó a su hijo Salomón y le encargó que construyera el templo del SEÑOR Dios de Israel. 7 Estas fueron las palabras que David le dijo a Salomón: «Hijo mío, mi intención era construir un templo para el SEÑOR, mi Dios, 8 pero el SEÑOR me envió este mensaje: “David, tú has participado en muchas guerras y has matado a mucha gente delante de mí, por eso no puedes construir un templo para honrar mi nombre. 9 Pero vas a tener un hijo que será un hombre de paz y yo haré que no tenga que preocuparse por ningún enemigo. Su nombre será Salomón[z] y durante su reinado Israel vivirá en paz. 10 Él construirá un templo para honrar mi nombre. Él será como mi hijo y yo seré como su papá. Además haré que su dinastía gobierne a Israel para siempre”.
11 »Entonces, hijo mío, que el SEÑOR te guíe para que puedas construir el templo del SEÑOR tu Dios, tal como él lo ha dicho. 12 Que el SEÑOR te llene de inteligencia y sabiduría cuando tengas que gobernar a Israel, para que obedezcas así la ley del SEÑOR tu Dios. 13 Si tienes cuidado de cumplir los decretos y mandatos que el SEÑOR le dio a Moisés para Israel, con toda seguridad que te irá bien.
14 »He puesto todo mi esfuerzo en dejar todo listo para el templo del SEÑOR. Ya tengo 3300 toneladas[aa] de oro, 33 000 toneladas de plata, y bronce y hierro en cantidades incalculables. También está lista la madera y la piedra, pero debes conseguir más. 15 Además ya tienes contigo muchos trabajadores. Están los canteros, los albañiles, los carpinteros y toda clase de expertos artesanos 16 que trabajan el oro, la plata, el bronce y el hierro. Así pues, ¡levántate y manos a la obra! Que el SEÑOR esté contigo».
17 David también ordenó a todos los jefes de Israel que ayudaran a su hijo. Les dijo: 18 «¿Acaso el SEÑOR su Dios no está con ustedes y les ha dado paz en todo momento? Él fue quien me permitió derrotar a los habitantes de esta tierra, quedando ellos sometidos al SEÑOR y a su pueblo. 19 Ahora dedíquense de todo corazón y con todo su ser buscar al SEÑOR su Dios. Den inicio a la construcción del templo del SEÑOR para que así puedan llevar el cofre del pacto del SEÑOR y los objetos sagrados al templo que se va a construir para honrar el nombre del SEÑOR».
Preparativos de los levitas
23 Cuando David estaba ya muy anciano y a punto de morir, nombró a su hijo Salomón rey de Israel 2 y mandó reunir a todos los jefes de Israel, a los sacerdotes y a los levitas. 3 Se contaron a los levitas de 30 años en adelante y se sumaron en total 38 000 hombres. 4 24 000 de ellos quedaron encargados de dirigir la obra del templo del SEÑOR; 6000 quedaron nombrados como funcionarios y jueces; 5 4000 fueron nombrados como porteros y los otros 4000 quedaron encargados de alabar al SEÑOR con los instrumentos que David había mandado hacer con ese fin. 6 David los dividió en grupos según los hijos de Leví, así: los descendientes de Guersón, los descendientes de Coat y los descendientes de Merari.
Los guersonitas
7 Los hijos de Guersón: Ladán y Simí.
8 Los tres hijos de Ladán fueron Jehiel, el mayor, Zetán y Joel.
9 Los tres hijos de Simí fueron Selomit, Jaziel y Jarán. Todos ellos eran los jefes de las familias paternas de Ladán.
10 Simí tenía cuatro hijos. 11 El mayor fue Yajat, el segundo Ziza, y luego Jeús y Beriá. Pero Jeús y Beriá no tuvieron muchos hijos y en cuanto a su servicio se contaban como una sola familia.
Los coatitas
12 Los cuatro hijos de Coat fueron Amirán, Izar, Hebrón y Uziel.
13 Los hijos de Amirán eran Aarón y Moisés. Aarón y sus hijos fueron designados para ser los más santos para siempre presentar los sacrificios ante el SEÑOR, servirle y adorarle por siempre. 14 A Moisés, hombre de Dios, y a sus descendientes se les incluyó entre los de la tribu de Leví.
15 Los hijos de Moisés fueron Guersón y Eliezer. 16 El hijo mayor de Guersón fue Sebuel. 17 El hijo mayor de Eliezer fue Rejabías. Eliezer no tuvo más hijos, pero Rejabías sí tuvo muchos.
18 El hijo mayor de Izar fue Selomit.
19 El primer hijo de Hebrón fue Jerías, el segundo fue Amarías, el tercero fue Jahaziel y el cuarto fue Jecamán.
20 El primer hijo de Uziel fue Micaías, y el segundo fue Isías.
Los meraritas
21 Los hijos de Merari fueron Majlí y Musí. Los hijos de Majlí fueron Eleazar y Quis.
22 Eleazar sólo tuvo hijas, y ellas se casaron con los hijos de Quis.
23 Los tres hijos de Musí fueron Majlí, Edar y Jeremot.
24 Todos ellos fueron los descendientes de Leví, organizados por familias paternas, según estaban registrados por nombre en el censo como jefes de familia. Todos debían dedicarse al servicio del templo del SEÑOR después de cumplir los 20 años.
25 David había dicho: «El SEÑOR Dios de Israel le ha dado descanso a su pueblo y ha venido a vivir en Jerusalén por siempre. 26 Por lo tanto, los levitas ya no tienen que seguir cargando el cofre de Dios ni los objetos para su servicio».
27 Las últimas palabras de David fueron las de hacer el censo de los descendientes de la tribu de Leví de 20 años de edad en adelante, 28 cuyo trabajo consistía en ayudar a Aarón y a sus descendientes en el servicio del templo del SEÑOR. Eran responsables de los patios, de los cuartos, de la purificación de los objetos sagrados y de todo otro servicio en el templo de Dios. 29 Igualmente, los levitas eran los responsables del pan consagrado que se colocaba en hileras en la mesa del SEÑOR, de la harina para las ofrendas de cereal, de las hojuelas de pan sin levadura, de las ofrendas preparadas en sartén y de las cocidas, y de todos los pesos y medidas. 30 Los levitas tenían que cumplir con su obligación de alabar y dar gracias al SEÑOR cada mañana y cada tarde, 31 y ofrecer al SEÑOR todos los sacrificios que deben quemarse completamente los días de descanso, los días de Luna Nueva y en las otras fiestas. Siempre alababan y daban gracias al SEÑOR según el número y rito que se les asignaba. 32 Tenían también bajo su responsabilidad el cuidado de la carpa de reunión y del santuario. Ellos desarrollaban sus labores en el templo del SEÑOR bajo las órdenes de sus parientes, los descendientes de Aarón.
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