Bible in 90 Days
La tierra que le tocó a Judá
15 La tierra entregada por sorteo a los grupos familiares de la tribu de Judá, se extendía hasta la frontera con Edom y hasta el desierto de Zin por el extremo sur. 2 Su frontera sur se extendía desde la punta sur del mar Muerto, comenzando por la bahía que da cara al sur. 3 Seguía al sur del paso de los Alacranes y llegaba hasta Zin. Subía al sur de Cades Barnea, y pasaba alrededor de Hezrón. Subía hasta Adar, y luego hacia Carcá 4 y Asmón hasta llegar finalmente al arroyo de Egipto. De ahí se extendía hasta terminar en el mar[a]. Esa era la frontera sur.
5 La frontera oriental era el mar Muerto hasta la desembocadura del río Jordán. La frontera norte comenzaba desde la bahía del mar en la desembocadura del Jordán, 6 subía por Bet Joglá, pasaba al norte de Bet Arabá, y subía hasta la peña de Bohán hijo de Rubén. 7 Luego subía a Debir desde el valle de Acor, volteaba al norte hacia Guilgal, que está frente al paso de Adumín, ubicado al sur del barranco. La frontera continuaba por Ensemes, hasta Enroguel. 8 La frontera subía por el valle de Ben Hinón al sur hasta la cuesta de los jebuseos, o sea Jerusalén. Luego la frontera subía a la cima de la montaña que está al occidente del valle de Hinón, al norte del valle de Refayin. 9 La frontera cambiaba de rumbo desde la cima de la montaña hasta el manantial de Neftóaj. Seguía a las ciudades del monte Efrón, luego volteaba hacia Balá, o sea, Quiriat Yearín. 10 Luego la frontera se volvía al occidente de Balá hacia el monte Seír, pasaba sobre la ladera norte del monte Yearín, o sea, Quesalón, bajaba a Bet Semes. Continuaba por Timná 11 hasta el cerro al norte de Ecrón. La frontera giraba hacia Sicrón, para pasar por el monte Balá, saliendo a Jabnel. Finalmente, la frontera terminaba en el mar. 12 La frontera occidental era el mar Grande y su costa. Esta es la frontera que rodeaba a la gente de Judá, y que poseían conforme a sus grupos familiares.
Caleb y su hija
(Jue 1:10-15)
13 Josué le dio a Caleb hijo de Jefone, una porción de territorio en la tierra de Judá, como el SEÑOR le había mandado: Quiriat Arbá, o sea, Hebrón. Arbá era el papá de Anac. 14 Caleb expulsó de allí a tres descendientes de Anac: Sesay, Ajimán y Talmay. 15 Desde allí fue y atacó a los habitantes de Debir, que antes se llamaba Quiriat Séfer. 16 Caleb dijo: «Al que ataque Quiriat Séfer y la conquiste, le daré mi hija Acsa como esposa». 17 Otoniel hijo de Quenaz y sobrino de Caleb, la conquistó. Caleb, entonces, le dio a su hija Acsa como esposa. 18 Cuando ella vino a Otoniel, él la convenció de que le pidiera al papá un campo. Ella se bajó de su burro y Caleb le preguntó:
—¿Qué quieres?
19 Acsa respondió:
—Quiero algo más de ti.[b] Me has dado un campo seco del desierto, así que también dame unos manantiales.
Caleb le dio lo que pedía. Le regaló los manantiales que están en Hebrón, tanto los de arriba como los de abajo.
20 Esta es la herencia de los grupos familiares de la tribu de Judá.
21 Las ciudades que pertenecían a la tribu de Judá desde la frontera de Edom, en el sur:
Cabsel, Edar, Jagur, 22 Quiná, Dimoná, Adadá, 23 Cedes, Jazor, Itnán, 24 Zif, Telén, Bealot, 25 Jazor Jadatá, Queriot Jezrón (o sea, Jazor), 26 Amán, Semá, Moladá, 27 Jazar Gadá, Hesmón, Bet Pelet, 28 Jazar Súal, Berseba, Bizotia, 29 Balá, Iyín, Esen, 30 Eltolad, Quesil, Jormá, 31 Siclag, Madmana, Sansaná, 32 Lebaot, Siljín, Ayin y Rimón; un total de 29 ciudades y sus aldeas.
33 En la llanura:
Estaol, Zora, Asena, 34 Zanoa, Enganín, Tapúaj, Enam, 35 Jarmut, Adulán, Soco, Azeca, 36 Sajarayin, Aditayin y Guederá y sus corrales para ovejas[c]; 14 ciudades y sus aldeas.
37 Zenán, Jadasá, Migdal Gad, 38 Dileán, Mizpa, Joctel, 39 Laquis, Boscat, Eglón, 40 Cabón, Lajmás, Quitlís, 41 Guederot, Bet Dagón, Noamá y Maquedá; 16 ciudades y sus aldeas.
42 Libná, Éter, Asán, 43 Jifta, Asena, Nezib, 44 Queilá, Aczib y Maresá; nueve ciudades y sus aldeas.
45 Ecrón y sus pueblos y aldeas; 46 de allí al mar, todo el territorio que limita con Asdod, junto con sus aldeas; 47 Asdod, sus pueblos y sus aldeas, y Gaza con sus pueblos y aldeas, hasta el arroyo de Egipto y la costa del mar Grande.
48 En región montañosa:
Samir, Jatir, Soco, 49 Daná, Quiriat Saná (o sea, Debir), 50 Anab, Estemoa, Anín, 51 Gosén, Holón y Guiló; once ciudades y sus aldeas.
52 Arab, Dumá, Esán, 53 Yanún, Bet Tapúaj, Afecá, 54 Humtá, Quiriat Arbá (o sea, Hebrón) y Sior; nueve ciudades y sus aldeas.
55 Maón, Carmel, Zif, Yutá, 56 Jezrel, Jocdeán, Zanoa, 57 Caín, Guibeá y Timná; diez ciudades y sus aldeas.
58 Jaljul, Betsur, Guedor, 59 Marat, Bet Anot y Eltecón; seis ciudades y sus aldeas.
60 Quiriat Baal (o sea, Quiriat Yearín) y Rabá; dos ciudades y sus aldeas.
61 En el desierto:
Bet Arabá, Midín, Secacá, 62 Nibsán, la ciudad de la sal, y Engadi; seis ciudades y sus aldeas.
63 Pero los descendientes de Judá no pudieron expulsar a los jebuseos que habitaban allí. Así que los jebuseos han vivido entre los de Judá hasta hoy.
El territorio de Efraín y Manasés
16 La tierra dada por sorteo a los descendientes de José iba desde el Jordán, acerca de Jericó, hasta los manantiales de Jericó, al oriente, al desierto, subiendo desde Jericó hacia las montañas de Betel. 2 Desde Betel iba a Luz, y pasaba por el territorio de los arquitas hasta Atarot. 3 Luego bajaba hacia el occidente, a la tierra de los jafletitas, hasta la región del bajo Bet Jorón y a Guézer, viniendo a terminar en el mar.
4 Aquí Manasés y Efraín, los descendientes de José, recibieron su herencia.
5 El territorio que recibieron los grupos familiares de la tribu de Efraín, fue el siguiente: El límite de su tierra era Atarot Adar en el oriente hasta Bet Jorón superior, 6 y de allí hasta el mar. Por el norte desde Micmetat la frontera volteaba al oriente de Tanat Siló, hacia Janoa. 7 Bajaba desde Janoa a Atarot y a Nará, hasta tocar Jericó y terminar en el río Jordán. 8 Desde Tapúaj el límite se extendía hacia el occidente hasta el valle de Caná, y venía a terminar en el mar. Esa es toda la tierra que se les dio a los grupos familiares de la tribu de Efraín. 9 Algunas ciudades fronterizas de la tribu de Efraín, con sus aldeas, quedaban dentro del territorio que le tocó a la tribu de Manasés.
10 Los de Efraín no expulsaron a los cananeos que vivían en Guézer. Los cananeos han vivido con los de Efraín hasta el día de hoy, aunque esos cananeos han sido obligados a trabajar como esclavos.
17 Luego le repartieron tierra a la tribu de Manasés, hijo mayor de José. A los de Maquir, hombre de guerra, hijo mayor de Manasés y papá de Galaad[d], se les dieron Galaad y Basán. 2 También se le dio territorio al resto de los grupos familiares de Manasés, que eran los descendientes de Abiezer, Jélec, Asriel, Siquén, Héfer y Semidá. Esos eran los descendientes varones de Manasés hijo de José, de acuerdo a sus grupos familiares.
3 Pero Zelofejad hijo de Héfer, nieto de Galaad y bisnieto de Maquir, el hijo de Manasés, no tenía hijos varones, solo hijas. Ellas eran Majlá, Noa, Joglá, Milca y Tirsá. 4 Entonces ellas se presentaron ante Josué hijo de Nun, ante los líderes y ante el sacerdote Eleazar, y les dijeron: «El SEÑOR le ordenó a Moisés que se nos diera un territorio tal como se les da a nuestros parientes varones». Josué, pues, les dio tierra al igual que se les dio a los tíos de ellas, como el SEÑOR ordenó.
5 Así que Manasés recibió diez partes de tierra, además de la tierra de Galaad y Basán al otro lado del Jordán, 6 porque las hijas de Manasés recibieron territorio como herencia junto con los parientes varones. La tierra de Galaad le pertenecía al resto de los descendientes de Manasés.
7 El límite de Manasés se extendía desde Aser a Micmetat, que está al otro lado de Siquén y continuaba hacia el sur hasta las tierras de los habitantes de En Tapúaj. 8 La tierra alrededor de Tapúaj le pertenecía a Manasés, pero la ciudad misma de Tapúaj, en el límite de Manasés, les pertenecía a los descendientes de Efraín. 9 Luego el límite bajaba hacia el sur hasta el valle de Caná. Esta área pertenecía a Manasés, pero las ciudades pertenecían a los de Efraín. El límite de Manasés estaba al norte del valle, y terminaba en el mar. 10 La tierra al sur le pertenecía a Efraín, y la tierra del norte le pertenecía a Manasés. El mar era su frontera occidental. La frontera al norte de Manasés limitaba con la tribu de Aser y al oriente con la de Isacar.
11 En Isacar y Aser, Manasés tenía las ciudades de Betseán, Ibleam y sus aldeas, los habitantes de Dor, Endor, Tanac, Meguido y sus aldeas. También se instalaron en Nafot. 12 Los de Manasés no pudieron tomar posesión de estas ciudades. Los cananeos continuaron viviendo en esta tierra. 13 Cuando los israelitas se fortalecieron, obligaron a los cananeos a trabajar para ellos, pero no los expulsaron completamente.
14 Los descendientes de José le dijeron a Josué:
—¿Por qué nos diste por sorteo sólo una parte de la tierra como herencia? Somos muy numerosos porque el SEÑOR nos ha bendecido hasta ahora.
15 Josué les respondió:
—Si son tan numerosos, vayan al bosque y despejen el lugar para que habiten ustedes mismos en la tierra de los ferezeos y los refaítas, si es que las montañas de Efraín son muy pequeñas para ustedes.
16 Los descendientes de José dijeron:
—La colina no es suficiente para nosotros, pero todos los cananeos que viven en la región del valle tienen carros de combate de hierro, tanto los de Betseán y sus aldeas como los del valle de Jezrel.
17 Luego Josué les dijo a los descendientes de José, a Efraín y Manasés:
—Ustedes son un pueblo numeroso y muy poderoso. No tendrán sólo una porción de la tierra, 18 sino que las montañas serán suyas. Pues aunque es bosque, lo despejarán y se quedarán con él. Ustedes expulsarán a los cananeos, aunque ellos tengan carros de hierro y sean fuertes.
Repartición del resto del territorio
18 Toda la comunidad israelita se reunió en Siló, y armaron la carpa de reunión allí. El territorio estaba bajo su control, 2 pero quedaban siete tribus israelitas que no habían recibido su herencia.
3 Así que Josué les dijo a los israelitas: «¿Cuánto tiempo más serán unos cobardes perezosos? ¿Cuándo entrarán a tomar posesión de la tierra que les ha dado el SEÑOR, el Dios de sus antepasados? 4 Elijan tres hombres de cada tribu, y yo los enviaré a recorrer todo el país para que anoten una descripción del país, de acuerdo a su herencia, y luego regresen a verme. 5 Lo dividirán en siete partes. Judá se quedará en su territorio en el sur, y la gente de José se quedará en su territorio en el norte. 6 Ustedes describirán las siete partes, y me las traerán aquí, y yo se las repartiré a ustedes por sorteo aquí en presencia del SEÑOR nuestro Dios. 7 Sin embargo, a los levitas no se les asignará su parte del territorio entre ustedes, porque el sacerdocio del SEÑOR es la parte que le corresponde a su tribu. Gad, Rubén y la media tribu de Manasés recibieron su herencia al lado oriental del río Jordán, la cual Moisés el siervo del SEÑOR les asignó».
8 Así que los que iban a hacer la descripción de la tierra se dispusieron a realizar su viaje, y Josué les dio está orden: «Vayan y viajen a través de la tierra, y hagan una descripción de ella y regresen a verme. Luego yo se la repartiré por sorteo a ustedes, delante del SEÑOR, como él ordenó, aquí en Siló».
9 Así que los hombres fueron y viajaron por toda la tierra y escribieron en un libro una descripción de ella por ciudades, en siete partes. Luego volvieron a donde estaba Josué en Siló, 10 y Josué hizo el sorteo en presencia del SEÑOR allí en Siló y repartió la tierra entre los israelitas, dándole a cada tribu su parte correspondiente.
La tierra para Benjamín
11 La primera parte de la tierra fue dada por sorteo a los grupos familiares de la tribu de Benjamín. El territorio asignado a ellos estaba entre las tribus de Judá y José. 12 Su frontera norte empezaba en el Jordán, subía por la ladera al norte de Jericó y por las montañas hacia el occidente, y salía al desierto de Bet Avén. 13 De allí la frontera iba hasta la ladera sur de Luz, es decir Betel. Luego bajaba a Atarot Adar, en la montaña que está al sur de Bet Jorón inferior. 14 De ahí giraba al sur, desde la montaña que está al sur de Bet Jorón, y terminaba en Quiriat Baal, es decir Quiriat Yearín, una ciudad perteneciente a la gente de Judá. Esa es la frontera occidental.
15 El lado sur comenzaba en el borde de Quiriat Yearín, y seguía al occidente por el valle hasta el manantial de Neftóaj. 16 Luego la frontera bajaba hasta el pie de la montaña opuesta al valle de Ben Hinón, que está al norte del valle de Refayin, y bajaba al valle Hinón, al lado sur de los jebuseos y bajaba a Enroguel. 17 Luego cambiaba de rumbo hacia el norte y seguía a Ensemes. Continuaba a Guelilot, que está al otro lado del paso Adumín, y bajaba a la peña de Bohán hijo de Rubén. 18 Seguía al norte, al lado que queda enfrente del valle del Jordán, y bajaba al valle del Jordán. 19 Cruzaba al lado de Bet Joglá y terminaba en la bahía norte del mar Muerto, en el límite sur del Jordán. Esa era la frontera sur.
20 El Jordán constituía la frontera oriental. Esta tierra se la dio a los grupos familiares de Benjamín, y eran sus fronteras. 21 Las ciudades pertenecientes a la tribu de Benjamín, conforme sus grupos familiares, eran Jericó, Bet Joglá, Émec Casís, 22 Bet Arabá, Zemarayin, Betel, 23 Avín, Pará, Ofra, 24 Quefar Amoní, Ofni y Gueba; doce ciudades con sus aldeas.
25 También poseían Gabaón, Ramá, Berot, 26 Mizpa, Cafira, Mozá, 27 Requen, Irpel, Taralá, 28 Zela, Élef y la ciudad de Jebús, o sea Jerusalén, Guibeá y Quiriat; 14 ciudades con sus aldeas. Esa es la herencia de los grupos familiares de Benjamín.
La tierra para Simeón
19 Después, Josué les asigno tierra por sorteo a todos los grupos familiares de la tribu de Simeón. La tierra que recibieron quedaba dentro del territorio de Judá. 2 Esto fue lo que ellos recibieron: Berseba, o Sabá, Moladá, 3 Jazar Súal, Balá, Esen, 4 Eltolad, Betul, Jormá, 5 Siclag, Bet Marcabot, Jazar Susá, 6 Bet Lebaot y Sarujén; 13 ciudades y sus aldeas. 7 También recibieron Ayin, Rimón, Éter y Asán, o sea cuatro ciudades y sus aldeas. 8 Las aldeas que rodeaban esas ciudades se extendían hasta Balatber, ciudad de Ramá en el Néguev. Toda esa tierra fue dada a los grupos familiares de la tribu de Simeón. 9 La tierra de la tribu de Simeón era en realidad parte del territorio dado a Judá. A Simeón se le dio tierra de la parte que le correspondía a Judá porque Judá recibió más de lo que necesitaba.
La tierra para Zabulón
10 El tercer territorio que se asignó por sorteo le fue dado a los grupos familiares de la tribu de Zabulón. La frontera de su tierra se extendía hasta Sarid. 11 Subía al occidente hacia Maralá y llegaba a Dabéset. Luego llegaba al valle que está al oriente de Jocneán. 12 Desde Sarid pasaba en dirección opuesta hacia el oriente hasta Quisliot Tabor. Seguía a Daberat y luego subía a Jafía. 13 Desde allí pasaba por el oriente de Gat Jefer hasta Itacasín. Continuaba hasta Rimón y volteaba hacia Negá. 14 Por el norte llegaba hasta Janatón, terminando en el valle de Jeftel. 15 Incluía Catat, Nalal, Simrón, Idalá y Belén; doce ciudades con sus aldeas.
16 Esas fueron, pues, las ciudades y tierras dadas a los grupos familiares de la tribu de Zabulón.
La tierra para Isacar
17 El cuarto territorio que se asignó por sorteo le fue dado a los grupos familiares de la tribu de Isacar. 18 Su territorio incluía Jezrel, Quesulot, Sunén, 19 Jafarayin, Sijón, Anajarat, 20 Rabit, Cisón, Abez, 21 Rémet, Enganín, Enadá y Bet-Pasés.
22 La frontera llegaba también hasta Tabor, Sajazimá y Bet Semes y terminaba en el Jordán. Eran en total 16 ciudades y sus aldeas. 23 La tierra que recibió la tribu de Isacar incluía esas ciudades y las aldeas de alrededor de ellas.
La tierra para Aser
24 El quinto territorio que se asignó por sorteo le fue dado a los grupos familiares de la tribu de Aser. 25 Su territorio incluía Jelcat, Jalí, Betén, Acsaf, 26 Alamélec, Amad y Miseal. Al occidente llegaba al Carmelo y Sijor Libnat. 27 Se volvía hacia el oriente hasta Bet Dagón. Luego tocaba Zabulón y el valle de Jeftel, continuaba al norte a Bet Émec y Neyel. Continuaba por el norte hasta Cabul, 28 Abdón[e], Rejob, Hamón y Caná hasta la gran ciudad de Sidón. 29 La frontera se devolvía a Ramá y luego salía a la ciudad fortificada de Tiro. Luego la frontera giraba a Josá, hasta terminar en el mar. Incluía Majaleb, Aczib, 30 Uma, Afec y Rejob; 22 ciudades con sus aldeas.
31 Ese fue el territorio que recibieron los grupos familiares de la tribu de Aser, incluyendo las ciudades y aldeas que las rodeaban.
La tierra para Neftalí
32 El sexto territorio que se asignó por sorteo le fue dado a los grupos familiares de la tribu de Neftalí. 33 Su territorio empezaba en Jélef desde el gran árbol de Sananín, Adaminéqueb y Jabnel hasta Lacún, y terminaba en el Jordán. 34 En Aznot Tabor la frontera cambiaba de rumbo e iba desde allí hasta Hucoc. Limitaba al sur con Zabulón, Aser al occidente y el Jordán al oriente. 35 Las ciudades fortificadas eran Sidín, Ser, Jamat, Racat, Quinéret, 36 Adamá, Ramá, Jazor, 37 Cedes, Edrey, Enjazor, 38 Irón, Migdal El, Jorén, Bet Anat y Bet Semes. Ellos tenían en total 19 ciudades con sus aldeas.
39 Esa era la tierra de los grupos familiares de la tribu de Neftalí, incluyendo las ciudades y aldeas que las rodeaban.
La tierra para Dan
40 El séptimo territorio que se asignó por sorteo le fue dado a los grupos familiares de la tribu de Dan. 41 Su territorio comprendía Zora, Estaol, Ir Semes, 42 Sagalbín, Ayalón, Jetlá, 43 Elón, Timná, Ecrón, 44 Eltequé, Guibetón, Balat, 45 Jehúd, Bené Berac, Gat Rimón, 46 Mejarcón, Racón y el área cerca de Jope.
47 Luego la gente de la tribu de Dan perdió su territorio. Entonces ellos fueron y subieron a pelear contra Lesén. La capturaron, mataron a su gente a filo de espada, tomaron posesión de ella y la ocuparon. A la ciudad de Lesén la llamaron Dan en honor a su antepasado. 48 Esa fue, pues, la tierra que recibieron los grupos familiares de la tribu de Dan.
La tierra para Josué
49 Cuando los líderes terminaron de repartir y entregar la tierra a las distintas tribus, todo el pueblo decidió darle tierra a Josué hijo de Nun. Él recibió la tierra que se le había prometido. 50 Por orden del SEÑOR le dieron la ciudad que él pidió, Timnat Sera en las montañas de Efraín. Él construyó una ciudad y vivió en ella.
51 Esos son los territorios que asignaron por sorteo en Siló, el sacerdote Eleazar, Josué hijo de Nun y los líderes de las familias de las tribus israelitas, en presencia del SEÑOR, a la entrada de la carpa de reunión. Así terminaron de repartir la tierra.
Ciudades de refugio
(Nm 35:6-34)
20 Luego el SEÑOR le dijo a Josué: 2 «Habla a los israelitas y pídeles que designen ciudades de refugio tal como se lo ordené por medio de Moisés. 3 Así, el que mate a alguien sin querer o por accidente podrá huir allí. Esas ciudades serán un refugio para protegerse del pariente que tiene el deber de castigar al homicida.
4 »Cuando alguien huya a una de esas ciudades debe detenerse a la entrada de la ciudad, y explicar su caso a los ancianos de la ciudad. Entonces ellos le darán entrada en la ciudad y le darán un lugar dónde vivir. 5 Luego si el pariente que tiene el deber de castigar al homicida lo persigue, no se lo deben entregar a él puesto que el homicida mató a su vecino sin haber sido antes enemigos. 6 Él vivirá en esa ciudad hasta que sea juzgado por la asamblea y hasta la muerte del sumo sacerdote. Luego podrá volver a su propia ciudad y a su casa, de donde tuvo que huir».
7 Entonces eligieron estas ciudades: Cedes en Galilea, en la región montañosa de Neftalí; Siquén en la región montañosa de Efraín y Quiriat Arbá (esto es, Hebrón) en la región montañosa de Judá. 8 Al otro lado del Jordán, al oriente de Jericó, eligieron a Béser en la meseta del desierto, en el territorio de la tribu de Rubén; a Ramot de Galaad en la tribu de Gad y a Golán de Basán, en el territorio de la tribu de Manasés. 9 Esas fueron las ciudades que eligieron para refugio tanto de los israelitas como de los inmigrantes que viven entre ellos. Todo el que mate a otro por accidente puede escapar allá, y evitar que el pariente que tiene el deber de castigar al asesino lo mate antes de ser juzgado por la asamblea.
Ciudades para los levitas
(1 Cr 6:54-81)
21 Luego los líderes de los levitas se presentaron ante el sacerdote Eleazar, ante Josué hijo de Nun y ante los líderes de las otras tribus de Israel. 2 Se reunieron en Siló, en la tierra de Canaán. Los líderes de los levitas dijeron: «El SEÑOR le dio la orden a Moisés de que ustedes nos dieran a nosotros algunas ciudades dónde vivir. También ordenó que los campos de pastoreo que rodean esas ciudades sean nuestros para nuestros animales». 3 Así que de acuerdo al mandato del SEÑOR, los israelitas les dieron en posesión a los levitas estas ciudades y sus campos de pastoreo.
4 Cuando se designaron qué grupos familiares recibirían ciertas ciudades, el primero en salir fue el grupo familiar de los coatitas. Así que esos levitas, que eran descendientes del sacerdote Aarón recibieron un total de 13 ciudades dentro del territorio de las tribus de Judá, de Simeón y de Benjamín. 5 El resto de los coatitas recibieron diez ciudades dentro del territorio de las tribus de Efraín, de Dan y de la media tribu de Manasés.
6 Los guersonitas recibieron 13 ciudades que eran de las tribus de Isacar, Aser, Neftalí y de la otra media tribu de Manasés que vive en Basán.
7 A los grupos familiares de los descendientes de Merari se les dieron doce ciudades de las tribus de Rubén, de Gad y de Zabulón.
8 Los israelitas les dieron a los levitas esas ciudades y sus campos de pastoreo, por sorteo, como el SEÑOR había ordenado por medio de Moisés.
9 Estos son los nombres de las ciudades que se les dieron a los levitas y que estaban en las áreas pertenecientes a las tribus de Judá y de Simeón. 10 Los levitas del grupo familiar de Coat, descendientes de Aarón, pudieron escoger las ciudades que querían porque quedaron primeros en el sorteo. 11 Les dieron Quiriat Arbá, o sea la ciudad de Hebrón, en la región montañosa de Judá, y los campos de pastoreo de alrededor. Arbá era el papá de Anac. 12 Pero los campos de la ciudad y las aldeas que la rodeaban pertenecían a Caleb hijo de Jefone.
13 Así que a los descendientes del sacerdote Aarón les dieron la ciudad de Hebrón misma. Era una ciudad de refugio para aquel que matara a alguien. También les dieron las ciudades de Libná, 14 Jatir, Estemoa, 15 Holón, Debir, 16 Ayin, Yutá y Bet Semes. En total los descendientes de Aarón recibieron de estas dos tribus nueve ciudades, todas ellas con sus respectivos campos de pastoreo.
17 De la tribu de Benjamín recibieron Gabaón, Gueba, 18 Anatot y Almón. En total cuatro ciudades con sus campos de pastoreo. 19 Todas las ciudades de los descendientes de Aarón, los sacerdotes, eran 13 ciudades con sus campos de pastoreo.
20 Las ciudades asignadas al resto de los grupos familiares coatitas de los levitas eran de la tribu de Efraín. 21 Les dieron Siquén, ciudad de refugio para los acusados de matar a alguien, en las montañas de Efraín, Guézer, 22 Quibsayin y Bet Jorón, cada una con sus campos de pastoreo. En total cuatro ciudades.
23 De la tribu de Dan recibieron cuatro ciudades: Eltequé, Guibetón, 24 Ayalón y Gat Rimón, cada una con sus campos de pastoreo. En total cuatro ciudades.
25 Y de la media tribu de Manasés recibieron dos ciudades con sus campos de pastoreo: Tanac y Gat Rimón. 26 Así que el resto de los grupos familiares coatitas recibieron en total esas diez ciudades con sus campos de pastoreo.
27 A los guersonitas, uno de los grupos familiares de los levitas, les dieron las siguientes ciudades: De la media tribu de Manasés recibieron dos ciudades con sus campos de pastoreo: Golán de Basán, ciudad de refugio para los acusados de matar a alguien, y Besterá.
28 De la tribu de Isacar, recibieron Cisón, Daberat, 29 Jarmut y Enganín. En total cuatro ciudades, cada una con sus campos de pastoreo.
30 De la tribu de Aser recibieron Miseal, Abdón, 31 Jelcat y Rejob. En total cuatro ciudades con sus campos de pastoreo.
32 De la tribu de Neftalí recibieron tres ciudades con sus campos de pastoreo: Cedes en Galilea, ciudad de refugio para los acusados de matar a alguien, Jamot Dor y Cartán. 33 Así que los grupos familiares guersonitas recibieron 13 ciudades en total, junto con sus campos de pastoreo.
34 El otro grupo familiar de los levitas era el de los meraritas. De la tribu de Zabulón recibieron cuatro ciudades con sus campos de pastoreo: Jocneán, Cartá, 35 Dimná y Nalal.
36 De la tribu de Rubén recibieron cuatro ciudades con sus campos de pastoreo: Béser, Yahaza, 37 Cademot y Mefat.
38 De la tribu de Gad recibieron cuatro ciudades y sus campos de pastoreo: Ramot de Galaad, ciudad de refugio para los acusados de matar a alguien, Majanayin, 39 Hesbón y Jazer. 40 Así que el resto de los grupos familiares de los levitas, los meraritas, recibió en total doce ciudades.
41 Las ciudades de los levitas en el territorio de los israelitas eran en total 48 ciudades con sus campos de pastoreo. 42 Cada una de estas ciudades tenía sus campos de pastoreo alrededor. El caso era el mismo con todas estas ciudades.
43 De esta manera el SEÑOR les dio a los israelitas toda la tierra que les había prometido a sus antepasados que les daría. Y tomaron posesión de ella y vivieron en ella. 44 El SEÑOR les dio descanso por todos lados, conforme había prometido a sus antepasados. Ninguno de sus enemigos había sido capaz de oponérseles. El SEÑOR les permitió derrotar a todos sus enemigos. 45 Ninguna de las buenas promesas que el SEÑOR había hecho a Israel había fallado. Todo se convirtió en realidad.
El regreso de las tres tribus
22 Luego Josué reunió a las tribus de Rubén, de Gad y a la media tribu de Manasés. 2 Les dijo: «Ustedes han obedecido todo lo que Moisés el siervo del SEÑOR les ordenó, y ustedes me han obedecido en todo lo que les he ordenado yo. 3 Hasta el día de hoy nunca han abandonado a sus hermanos, sino que han obedecido la orden del SEÑOR su Dios. 4 Ya sus hermanos tienen un lugar seguro porque se lo dio el SEÑOR su Dios tal como él se lo prometió. Ahora ustedes pueden dejarnos y volver a sus hogares, a su propia tierra que el SEÑOR les dio a ustedes al otro lado del Jordán. 5 Sólo les digo que pongan empeño en cumplir el mandamiento y la ley que les dio Moisés, el siervo del SEÑOR: que amen al SEÑOR su Dios, cumplan siempre su voluntad, obedezcan sus mandamientos, se mantengan unidos a él y le sirvan de todo corazón y con todo su ser».
6 Luego Josué los bendijo, se despidió de ellos y ellos se marcharon a sus hogares. 7 Moisés le había dado tierra en Basán a la media tribu de Manasés, y a la otra mitad Josué le había dado tierra junto a sus hermanos en el lado occidental del Jordán. A los primeros Josué los mandó a sus hogares y les dio una bendición. 8 Les dijo: «Regresen a sus hogares con gran riqueza, con mucho ganado, con plata, oro, bronce y hierro, y mucha ropa. Repartan con sus hermanos el botín de sus enemigos».
9 De tal manera que los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés dejaron a los israelitas en Siló en la tierra de Canaán, para volver a la tierra de Galaad, su propia tierra, que habían ganado de acuerdo al mandato del SEÑOR a través de Moisés.
10 Cuando llegaron a Guelilot cerca al Jordán en la tierra de Canaán, los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés construyeron un altar cerca al Jordán, un gran altar. 11 El resto de los israelitas oyeron que los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés habían construido un altar en el límite de la tierra de Canaán, en Guelilot, cerca del Jordán en el lado de los israelitas. 12 Cuando los israelitas se enteraron de eso, todos se reunieron en Siló para hacer la guerra contra ellos.
13 Luego los israelitas enviaron a Finés, hijo del sacerdote Eleazar, a donde estaban los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, en la tierra de Galaad. 14 Lo enviaron con diez líderes, uno por cada tribu de Israel. Cada uno de ellos era cabeza de familia entre las tribus de Israel. 15 Ellos fueron a donde estaban los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés en la tierra de Galaad, y les dijeron:
16 —Toda la asamblea del SEÑOR dice: “¿Qué es esto? Ustedes están cometiendo una traición contra el Dios de Israel. Al construir un altar están abandonando al SEÑOR, pues eso es una rebelión contra el SEÑOR. 17 ¿Es que el pecado de Peor[f] no fue lo bastante grave para nosotros? Todavía hoy estamos sufriendo por el pecado que cometimos. Dios le envió una enfermedad a la comunidad del SEÑOR. 18 ¿Y ahora ustedes se alejan del SEÑOR? Si ustedes hoy se rebelan contra el SEÑOR, mañana él se enojará con toda la comunidad de Israel. 19 Si necesitan un altar porque su propia tierra está impura, vengan a la tierra del SEÑOR donde está la Carpa Sagrada del SEÑOR, y tomen una parte del territorio entre nosotros. Pero no se rebelen contra el SEÑOR, ni contra nosotros, al construir para ustedes un altar distinto al altar del SEÑOR nuestro Dios. 20 ¿No se rebeló Acán, hijo de Zara, contra el mandato acerca de las cosas que debían ser destruidas, y por eso toda la nación de Israel fue castigada? Acán no fue el único que murió por su pecado”.
21 Entonces los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés dijeron en respuesta a los líderes de las tribus de Israel:
22 —El SEÑOR es el Dios de todos los dioses, y lo decimos otra vez, el SEÑOR es el Dios de todos los dioses. Él sabe por qué hicimos esto y queremos que Israel también lo sepa. Ustedes pueden juzgar lo que hemos hecho. Si nos hemos rebelado o hemos desobedecido al SEÑOR, entonces mátennos. 23 ¡Que el SEÑOR nos castigue si construimos un altar para abandonar al SEÑOR! ¡Que nos castigue si vamos a ofrecer aquí sacrificios que deben quemarse completamente, ofrendas de cereal u ofrendas para festejar! 24 Para ser sinceros, hicimos esto por miedo, pensando, “Algún día sus descendientes pueden decirles a nuestros descendientes, ¿Qué tienen que ver ustedes con el SEÑOR, Dios de Israel? 25 ¡El SEÑOR ha hecho al Jordán una frontera entre nosotros y ustedes los rubenitas y gaditas! Ustedes no tienen parte en el SEÑOR”. De esa manera sus descendientes pueden obligar a nuestros descendientes a que dejen de adorar al SEÑOR.
26 »Así que nosotros dijimos: “Actuemos por nosotros mismos, construyendo un altar, no para ofrecer sacrificios que deben quemarse completamente u otros sacrificios, 27 sino para que sea un testigo entre nosotros y ustedes, y entre nuestras generaciones después de nosotros. Será testigo de que nosotros adoraremos al SEÑOR en su presencia con sacrificios que deben quemarse completamente, sacrificios por el pecado y ofrendas para festejar. Así en el futuro sus descendientes no les dirán a nuestros descendientes: Ustedes no tienen nada que ver con el SEÑOR”. 28 Y nosotros dijimos: “Si alguna vez nos dicen esto a nosotros o a nuestros descendientes en el futuro, entonces nosotros diremos: Miren la réplica del altar del SEÑOR que nuestros antepasados hicieron, no para ofrendas ni sacrificios, sino como testigo entre nosotros y ustedes”.
29 »Nosotros nunca nos rebelaríamos contra el SEÑOR ni nos alejaríamos hoy de seguir al SEÑOR. Nunca construiríamos un altar para sacrificios que deben quemarse completamente, ofrendas de cereal u otros sacrificios. El altar que está en frente de la Carpa Sagrada es el altar del SEÑOR.
30 Cuando el sacerdote Finés y los líderes de la asamblea, los cabeza de familia de las tribus que estaban con él, escucharon lo que dijeron los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, quedaron bien conformes con la explicación. 31 Luego Finés, hijo del sacerdote Eleazar, dijo a los rubenitas, a los gaditas y a los de Manasés:
—Ahora nosotros sabemos que el SEÑOR está entre nosotros y que ustedes no desobedecieron al SEÑOR en este asunto. Ustedes les han evitado a los israelitas un castigo del SEÑOR.
32 Luego Finés, hijo del sacerdote Eleazar, y los líderes volvieron de la tierra de los rubenitas y los gaditas en la tierra de Galaad, a donde viven los israelitas en la tierra de Canaán, y les informaron lo acontecido. 33 El informe fue del agrado de los israelitas. Los israelitas agradecieron a Dios, y ya no hablaron de ir a la guerra contra ellos ni de destruir la tierra donde estaban viviendo.
34 Los rubenitas y los gaditas llamaron al altar Testigo porque decían: «Es un testigo entre nosotros de que el SEÑOR es nuestro Dios».
Josué anima al pueblo
23 Pasó mucho tiempo y el SEÑOR le dio paz y seguridad a Israel, ya no tenían que luchar con los enemigos que los rodeaban. Así pasaron los años, y Josué ya estaba muy anciano. 2 Entonces reunió a todo Israel, a sus ancianos, líderes, jueces y oficiales, y les dijo: «Yo ya estoy muy viejo. 3 Ustedes mismos han visto lo que el SEÑOR su Dios hizo con estas naciones; saben cómo él actuó por ustedes y que el SEÑOR su Dios es quien pelea por ustedes. 4 Miren, yo repartí la tierra de las naciones que aun quedan para que ustedes puedan ocuparla. También les di la tierra de las naciones que destruí desde el Jordán hasta el mar Grande, al occidente. 5 El SEÑOR su Dios, él mismo, los echará a ellos de sus tierras, los expulsará delante de ustedes. Y ustedes tomarán posesión de su tierra, como el SEÑOR les prometió.
6 »Sean fuertes y cuiden muy bien de hacer todo lo que está escrito en el libro de la ley de Moisés, sin desviarse de él a izquierda ni a derecha. 7 No tengan nada que ver con estas naciones que quedan con ustedes, ni mencionen el nombre de sus dioses, ni juren por ellos, ni les sirvan, ni les hagan reverencia. 8 Ustedes continúen siguiendo al SEÑOR su Dios, como lo han hecho hasta hoy. 9 El SEÑOR ha expulsado grandes y poderosas naciones delante de ustedes, y nadie se les ha podido oponer a ustedes hasta hoy. 10 Uno de ustedes puede vencer a 1000, porque el SEÑOR su Dios es el que está peleando por ustedes, como lo prometió. 11 Así que pongan mucho empeño en amar al SEÑOR su Dios.
12 »No se alejen de Dios y no se unan a los sobrevivientes de estas naciones que quedan. No se casen con ellos, ni se junten con ellos ni dejen que ellos se junten con ustedes. 13 Porque si lo hacen, tengan la plena seguridad de que el SEÑOR su Dios no seguirá expulsando a estas naciones del territorio. Ellos se convertirán en una trampa y en un lazo para ustedes. Serán un látigo golpeando sus espaldas y espinas en sus ojos, hasta que no quede ninguno de ustedes en esta buena tierra que el SEÑOR su Dios les ha dado.
14 »Ahora estoy a punto de morir. Y ustedes saben con todo su ser, que no ha fallado ninguna de las buenas promesas que el SEÑOR su Dios les hizo. Todas ellas se hicieron realidad para ustedes. Ni una de ellas ha fallado. 15 Todo lo que el SEÑOR su Dios les prometió se ha cumplido, pero así también el SEÑOR cumplirá todo castigo con que él los tiene amenazados si le desobedecen. Al final terminará destruyéndolos y no quedará ni uno de ustedes en esta buena tierra que el SEÑOR su Dios les ha dado. 16 Si ustedes violan el pacto con el SEÑOR su Dios, que él les ordenó, y van y sirven a otros dioses y se inclinan ante ellos, entonces el SEÑOR se enojará con ustedes. Pronto no quedará ninguno de ustedes en esta buena tierra que él les ha dado».
Josué se despide
24 Luego Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquén. Convocó a todos los ancianos líderes de Israel, a los jefes, a los jueces y a los oficiales. Ellos se presentaron ante Dios.
2 Luego Josué le dijo a todo el pueblo:
—Esto es lo que el SEÑOR, el Dios de Israel dice: Hace mucho tiempo sus antepasados, incluido Téraj, el padre de Abraham y de Najor, vivían al otro lado del río Éufrates y servían a otros dioses. 3 Luego, yo traje a su antepasado Abraham desde el otro lado del río Éufrates y lo guié a través de toda la tierra de Canaán, le di muchos descendientes. Le di a Isaac 4 y a Isaac le di a Jacob y a Esaú. A Esaú le di las montañas de Seír como posesión, pero Jacob y sus hijos se fueron a Egipto. 5 Luego envié a Moisés y a Aarón, y con lo que hice allí metí en graves dificultades a los egipcios, y después de eso yo los saqué a ustedes. 6 Cuando saqué de Egipto a sus antepasados, ustedes llegaron al mar, y los egipcios persiguieron a sus antepasados con carros de combate y caballería hasta el mar Rojo. 7 Sus antepasados me pidieron ayuda a gritos. Entonces yo, el SEÑOR, puse oscuridad entre ustedes y los egipcios, eché el mar sobre ellos y los cubrí. Ustedes vieron con sus propios ojos lo que le hice a Egipto.
»Luego ustedes vivieron en el desierto por largo tiempo. 8 Después yo los llevé a la tierra de los amorreos que vivían al otro lado del río Jordán. Ellos pelearon contra ustedes, pero yo hice que ustedes los derrotaran y tomaran posesión de su tierra; yo los destruí a ellos ante ustedes. 9 Luego Balac, hijo de Zipor y rey de Moab, se preparó para luchar contra Israel. Mandó a traer a Balán hijo de Beor, para que los maldijera, 10 pero yo no le hice caso a Balán. Así que él tuvo que bendecirlos y yo los protegí a ustedes de su poder. 11 Cuando ustedes cruzaron el río Jordán y vinieron a Jericó, los habitantes de Jericó lucharon contra ustedes, así como lo hicieron también los amorreos, los ferezeos, los cananeos, los hititas, los gergeseos, los heveos y los jebuseos, pero yo hice que ustedes los vencieran. 12 Envié avispas[g] delante de ustedes, y ellas expulsaron a los dos reyes amorreos ante ustedes. No fue por sus espadas ni por sus arcos. 13 Yo les di a ustedes una tierra que no habían trabajado y ciudades que no habían construido, en las cuales viven ahora. Comen la fruta de viñedos y de olivos que ustedes no plantaron.
14 Entonces Josué le dijo a la gente:
—Así que ahora respeten al SEÑOR y sírvanle total y fielmente. Quiten de entre ustedes los dioses que sus antepasados adoraban al otro lado del río Éufrates y en Egipto, y sirvan al SEÑOR. 15 Si no desean servir al SEÑOR, decidan hoy a quien servirán, ya sea a los dioses a los que sus antepasados servían al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos en cuya tierra viven. Pero yo y mi familia serviremos al SEÑOR.
16 Entonces la gente contestó:
—Nosotros nunca dejaremos al SEÑOR para servir a otros dioses. 17 Pues el SEÑOR nuestro Dios es el que nos trajo a nosotros y a nuestros antepasados de la tierra de Egipto donde éramos esclavos, y él es quien hizo esos grandes milagros ante nuestros ojos. Él nos protegió por todo nuestro viaje y a través de todas las naciones por cuyas tierras atravesamos. 18 El SEÑOR expulsó ante nuestros ojos a todos los pueblos y a los amorreos que vivían en la tierra. También serviremos al SEÑOR, porque él es nuestro Dios.
19 Entonces Josué le dijo a la gente:
—Ustedes no podrán servir al SEÑOR, pues él es un Dios santo. Él es un Dios celoso. Él no perdonará sus rebeliones y sus pecados. 20 Si ustedes abandonan al SEÑOR y sirven a dioses distintos, entonces él se volverá contra ustedes y les traerá desastres y los destruirá, aun cuando ya los ha hecho prósperos.
21 Entonces el pueblo le dijo a Josué:
—¡No! ¡Nosotros serviremos al SEÑOR!
22 Entonces Josué dijo al pueblo:
—Observen a toda esta gente y obsérvense ustedes mismos. Todos ustedes ya saben y están de acuerdo que han decidido servir al SEÑOR, ¿cierto? Ustedes mismos son sus propios testigos, ¿verdad?
Y ellos dijeron:
—Somos testigos.
23 Así que Josué dijo:
—Ahora quiten los otros dioses de entre ustedes y vuélvanse de todo corazón al SEÑOR, el Dios de Israel.
24 Entonces la gente le dijo a Josué:
—Serviremos al SEÑOR nuestro Dios y lo obedeceremos.
25 Así que ese día Josué hizo un pacto con el pueblo. Le hizo estatutos y leyes en Siquén. 26 Josué escribió esas leyes en el libro de las enseñanzas de Dios. Luego tomó una roca grande y la puso debajo de la encina que estaba en el santuario del SEÑOR. 27 Entonces Josué le dijo a la gente:
—Miren, esta piedra será testigo ante nosotros, porque ha escuchado todas las palabras que el SEÑOR nos ha dicho. Así que será testigo ante ustedes, para que no mientan a su Dios.
28 Entonces Josué despidió a la gente, cada uno a su propia tierra.
Muerte de Josué
(Jue 2:6-10)
29 Después de esto murió Josué hijo de Nun, el siervo del SEÑOR. Tenía 110 años de edad. 30 Fue enterrado en su propia tierra, en Timnat Sera, que está en las montañas de Efraín, al norte del monte Gaas.
31 Israel sirvió al SEÑOR durante la vida de Josué y la de los ancianos que vivieron después de su muerte, quienes conocían toda la obra que el SEÑOR hizo por Israel.
Entierro de los restos de José
32 Los huesos de José, que los israelitas trajeron de Egipto, fueron enterrados en Siquén en el terreno que Jacob había comprado por 100 monedas de plata[h] a los hijos de Jamor, el padre de Siquén. Esta tierra se convirtió en la herencia de los descendientes de José.
33 Eleazar hijo de Aarón murió, y lo enterraron en Guibeá, el pueblo de su hijo Finés, que le había sido dado en las montañas de Efraín.
Judá lucha contra los cananeos
1 Después de la muerte de Josué, los israelitas le preguntaron al SEÑOR:
—¿Cuál de las tribus debe subir a pelear primero contra los cananeos?
2 El SEÑOR contestó:
—Judá debe pelear primero. Fíjense, estoy entregando esta tierra en manos de Judá.
3 Entonces los de la tribu de Judá les dijeron a sus hermanos de la tribu de Simeón: «Dios prometió darnos ese territorio, vengan a ayudarnos y nosotros también les ayudaremos a ustedes cuando les toque conquistar su tierra». Así que los de Simeón se unieron a los de Judá.
4 Entonces los de Judá avanzaron y el SEÑOR los ayudó a ganar la batalla contra los cananeos y los ferezeos. Derrotaron a 10 000 hombres en la ciudad de Bézec.
5 Luego encontraron al gobernante de Bézec[i] en su ciudad, pelearon contra él y ganaron la batalla contra los cananeos y los ferezeos. 6 El gobernante de Bézec trató de escapar, pero los hombres de Judá lo persiguieron, lo atraparon y le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies. 7 Entonces el gobernante de Bézec dijo: «Yo les corté los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies a 70 reyes, quienes comían las sobras de mi mesa. Ahora Dios me ha hecho a mí lo mismo que yo les hice a ellos». Los hombres de Judá llevaron consigo al gobernante de Bézec a Jerusalén y allí murió.
8 Los de la tribu Judá atacaron y tomaron a Jerusalén. Primero mataron a la gente a filo de espada y después quemaron la ciudad. 9 Luego atacaron a los cananeos que vivían en las montañas, en la región del Néguev, y también a los que vivían en las llanuras. 10 Más tarde los hombres de Judá pelearon contra los cananeos que vivían en la ciudad de Hebrón, que se llamaba antes Quiriat Arbá. Allí derrotaron a Sesay, Ajimán y Talmay.[j]
Caleb y su hija
(Jos 15:15-19)
11 Salieron de allí y fueron a pelear a la ciudad de Debir, que antes se llamaba Quiriat Séfer. 12 Caleb hizo una promesa: «Le daré a mi hija Acsa como esposa a quien ataque y conquiste la ciudad de Quiriat Séfer».
13 Caleb tenía un hermano menor llamado Quenaz, quien tenía un hijo llamado Otoniel. Otoniel fue quien conquistó la ciudad de Quiriat Séfer. Caleb, entonces, le dio a su hija Acsa como esposa. 14 Cuando ella vino a Otoniel, él la convenció[k] de que le pidiera al papá un campo. Ella se bajó de su burro y Caleb le preguntó:
—¿Qué quieres?
15 Acsa respondió:
—Quiero algo más de ti.[l] Me has dado un campo seco del desierto, así que también dame unos manantiales.
Caleb le dio lo que pedía. Le regaló los manantiales que están en Hebrón, tanto los de arriba como los de abajo.
16 Los quenitas, familiares del suegro de Moisés, salieron de la ciudad de las palmeras[m] con la tribu de Judá. Todos fueron al desierto de Judá y habitaron con la gente de ese lugar. El desierto quedaba en el Néguev cerca de Arad.
17 Había cananeos habitando en la ciudad de Sefat, así que los de la tribu de Judá se unieron con los de Simeón y fueron juntos a atacarlos, destruyeron totalmente la ciudad y la llamaron Jormá[n]. 18 Los hombres de Judá también conquistaron las ciudades de Gaza, Ascalón y Ecrón, y todos los territorios cercanos a esas ciudades. 19 El SEÑOR ayudaba a los de Judá y lograron conquistar todas las tierras en las montañas, pero no pudieron expulsar a la gente que vivía en el valle porque allí ellos tenían carros de combate de hierro.
20 Moisés había prometido a Caleb que le entregaría la tierra de Hebrón. Caleb recibió esa tierra y obligó a los tres hijos de Anac[o] a salir de allí.
21 La tribu de Benjamín no pudo expulsar a los jebuseos de Jerusalén, por eso hasta el día de hoy[p] la tribu de Benjamín y los jebuseos viven en Jerusalén.
22 Los de la tribu de José fueron a atacar la ciudad de Betel, pues tenían la ayuda del SEÑOR. 23 Enviaron espías a Betel, la cual antes se llamaba Luz. 24 Los espías vieron a un hombre que salía de la ciudad, y le dijeron: «Muéstranos una forma de entrar a la ciudad y no te haremos daño». 25 El hombre les mostró la forma de entrar a la ciudad y ellos entraron y mataron a la gente a filo de espada, pero dejaron que aquel hombre y su familia siguieran con vida. 26 Luego el hombre se fue a la tierra de los hititas y allí construyó una ciudad a la que llamó Luz, la cual todavía se llama así.
Otras tribus contra los cananeos
27 Había cananeos viviendo en las ciudades de Betseán, Tanac, Dor, Ibleam, Meguido y los pueblos cercanos a esas ciudades, pero los de la tribu de Manasés no pudieron obligar a los habitantes de esas ciudades a salir de sus tierras. Así que los cananeos se quedaron y no fueron expulsados de sus casas. 28 Tiempo después, cuando los israelitas se fortalecieron, sometieron a los cananeos a trabajos forzados, pero no pudieron obligarlos a salir de su tierra.
29 Lo mismo les pasó a los de la tribu de Efraín, no pudieron expulsar a los cananeos que habitaban en Guézer. Así que los cananeos siguieron viviendo en Guézer junto a la tribu de Efraín.
30 Los de la tribu de Zabulón tampoco pudieron expulsar de su tierra a los cananeos que habitaban en las ciudades de Quitrón y Nalol. Los cananeos siguieron viviendo allí, junto a la tribu de Zabulón, aunque los de Zabulón los sometieron a trabajos forzados.
31 También les pasó igual a los de la tribu de Aser. No pudieron expulsar a la gente que vivía en Aco, Sidón, Ajlab, Aczib, Jelba, Afec y Rejob. 32 Los de Aser no pudieron expulsarlos de su tierra, así que ellos siguieron viviendo allí con la gente de Aser.
33 Los de la tribu de Neftalí tampoco pudieron obligar a los cananeos que vivían en Bet Semes y Bet Anat a salir de sus tierras. Así que los cananeos siguieron viviendo allí con los israelitas de esas ciudades, aunque los de Neftalí sometieron a los cananeos de Bet Anat a trabajos forzados.
34 Los amorreos obligaron a los de la tribu de Dan a vivir en la montaña, no los dejaron quedarse en el valle. 35 Los amorreos también estaban decididos a permanecer en el monte Heres, en Ayalón y en Salbín, pero cuando los de la tribu de José se fortalecieron, sometieron a los amorreos a trabajos forzados. 36 El territorio de los amorreos iba desde el paso de los Alacranes hasta Selá, y seguía hacia arriba.
El ángel del Señor en Boquín
2 El ángel del SEÑOR salió de la ciudad de Guilgal hacia Boquín y dijo a los israelitas: «Los traje desde Egipto hasta la tierra que les había prometido a sus antepasados. Les dije que nunca rompería el pacto que tengo con ustedes, 2 pero que a cambio ustedes tampoco deberían hacer pactos con la gente de esa tierra, sino que deberían destruir sus altares. Eso fue lo que les dije, pero no me obedecieron. 3 Y ahora les digo que no seguiré obligando a esta gente a salir de su tierra. Todos ellos se convertirán en un problema para ustedes, y sus dioses serán como una red para atraparlos a ustedes».
4 Después de escuchar las palabras del ángel del SEÑOR, todo el pueblo de Israel lloró y se lamentó. 5 Así que llamaron Boquín[q] a ese lugar, y allí ofrecieron sacrificios al SEÑOR.
Muerte de Josué
(Jos 24:29-31)
6 Josué despidió a la gente. Así que cada tribu fue a tomar posesión del territorio que le había tocado. 7 Los israelitas sirvieron al SEÑOR durante toda la vida de Josué. Después siguieron haciendo lo mismo durante toda la vida de los ancianos que sobrevivieron a Josué. Esos ancianos habían visto todo lo que el SEÑOR había hecho por el pueblo de Israel. 8 Josué hijo de Nun, siervo del SEÑOR, murió a la edad de 110 años 9 y fue enterrado en la tierra que le había tocado. Esa tierra estaba en Timnat Jeres, al norte del monte Gaas en la región montañosa de Efraín. 10 Finalmente toda esa generación murió y nació una nueva generación que no conocía al SEÑOR, ni tampoco sabía todo lo que él había hecho por Israel.
Desobediencia y derrota
11 Así que los israelitas hicieron lo que no le agrada al SEÑOR y adoraron a un dios falso llamado Baal. 12 Abandonaron al SEÑOR, el Dios de sus antepasados, que los había sacado de Egipto y comenzaron a adorar a los dioses falsos de la gente que vivía alrededor de ellos y por eso el SEÑOR se enojó con Israel. 13 Abandonaron al SEÑOR para creer en Baal y Astarté. 14 Así que el SEÑOR se enojó contra los israelitas y permitió que sus enemigos los atacaran y saquearan. También permitió que los enemigos de Israel los esclavizaran. 15 Los israelitas perdían toda batalla que peleaban, porque el SEÑOR estaba contra ellos para hacerles mal. El SEÑOR les había advertido que ellos perderían si servían a los dioses de la gente que vivía cerca de ellos, pero como no hicieron caso, los israelitas tuvieron que sufrir mucho.
16 Luego el SEÑOR hizo surgir algunos líderes, los jefes. Esos líderes los liberaron de los enemigos que saqueaban sus posesiones. 17 Sin embargo, los israelitas tampoco les hicieron caso a los jefes; no fueron fieles a Dios, sino que siguieron a otros dioses.[r] Sus antepasados obedecieron los mandamientos del SEÑOR, pero ahora los israelitas habían cambiado y ya no obedecían a Dios.
18 Cuando el SEÑOR les mandaba jefes, el SEÑOR estaba con el jefe y el pueblo se libraba de sus enemigos durante todo el tiempo de la vida del jefe. El SEÑOR se compadecía de ellos debido a que los israelitas gemían a causa de la opresión y sufrimiento en que los mantenían sus enemigos. 19 Pero cada vez que un jefe moría, los israelitas volvían a pecar al adorar a otros dioses. En ese tiempo los israelitas eran muy tercos y se negaban a cambiar su mal comportamiento.
20 Así que el SEÑOR se enfureció contra Israel y dijo: «Este pueblo ha roto el pacto que yo hice con sus antepasados. Ellos no me han hecho caso. 21 Por eso, ya no expulsaré del país ante ellos a los otros pueblos que Josué dejó al morir. 22 Voy a usarlos para poner a prueba a Israel, a ver si sigue el camino del SEÑOR, andando por él como lo hicieron sus antepasados». 23 El SEÑOR permitió entonces que esos pueblos se quedaran en ese territorio y no los obligó a salir inmediatamente del país; tampoco permitió que Josué tuviera la fuerza necesaria para derrotarlos.
3 Estas son las naciones que el SEÑOR dejó en el país para poner a prueba con ellas a los israelitas, o sea a los que no estuvieron en las guerras de la conquista de Canaán. 2 Hizo esto para que los que nunca habían estado en el campo de batalla aprendieran cómo hacer la guerra. 3 Quedaron los cinco jefes de los filisteos, todos los cananeos, la gente de Sidón y los heveos que vivían en los montes del Líbano, desde el monte Baal Hermón hasta Lebó Jamat. 4 Dios dejó a esos pueblos en la tierra para probar a los israelitas para ver si obedecerían los mandamientos que el SEÑOR les había dado a sus antepasados por medio de Moisés.
5 Los israelitas tuvieron que vivir entre cananeos, hititas, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. 6 Comenzaron a casarse con las hijas de ellos y a permitir que sus propias hijas se casaran con los hijos de esos pueblos. También empezaron a adorar a los dioses de aquella gente.
Otoniel, el primer jefe
7 Los israelitas hicieron lo que no le agradaba al SEÑOR. Se olvidaron del SEÑOR su Dios y sirvieron a los dioses falsos Baal y Astarté. 8 Así que el SEÑOR se enojó con Israel y permitió que Cusán Risatayin, el rey de Aram Najarayin,[s] derrotara a Israel y lo gobernara. Los israelitas estuvieron sometidos a este rey durante ocho años, 9 pero el pueblo de Israel pidió ayuda al SEÑOR. El SEÑOR les envió un hombre llamado Otoniel para salvarlos, él era hijo de un hombre llamado Quenaz, que a su vez era el hermano menor de Caleb. Otoniel liberó a los israelitas. 10 El espíritu del SEÑOR vino sobre Otoniel para derrotar a Cusán Risatayin. Otoniel salió a la batalla como jefe de Israel, y el SEÑOR le dio una gran victoria sobre el rey de Aram. 11 Entonces la tierra estuvo en paz durante 40 años hasta la muerte de Otoniel hijo de Quenaz.
El jefe Aod
12 Nuevamente los israelitas hicieron lo que no le agradaba al SEÑOR. Así que el SEÑOR le dio poder a Eglón, rey de Moab para que derrotara a los israelitas por haber hecho ellos lo que no le agradaba al SEÑOR. 13 Eglón recibió ayuda de los amonitas y los amalecitas. Todos se unieron para atacar a los israelitas. Eglón y su ejército derrotaron al pueblo de Israel y lo obligaron a salir de la ciudad de las palmeras[t]. 14 Eglón, rey de Moab, sometió al pueblo de Israel durante 18 años.
15 Los israelitas pidieron ayuda del SEÑOR y el SEÑOR envió a un hombre llamado Aod para liberarlos. Aod era hijo de un hombre llamado Guerá que pertenecía a la tribu de Benjamín. Aod había sido entrenado para pelear con la mano izquierda. Los israelitas enviaron a Aod con un regalo para Eglón, rey de Moab. 16 Aod se hizo una espada que tenía filo por ambos lados y medía medio metro[u] de largo, se la amarró a su pierna derecha y la escondió bajo su ropa.
17 Entonces, Aod llevó el regalo a Eglón rey de Moab, quien era muy gordo. 18 Después de entregar el regalo, Aod envió de vuelta a la gente que había transportado la ofrenda, 19 pero cuando llegó a donde estaban las estatuas[v] cerca de Guilgal, regresó al palacio del rey. Aod le dijo al rey Eglón:
—Majestad, tengo un mensaje secreto para usted.
El rey ordenó silencio y les pidió a los sirvientes que salieran del salón. 20 El rey estaba sentado solo en un lugar elevado donde podía refrescarse. Entonces Aod le dijo:
—Tengo un mensaje de Dios para usted.
Al levantarse del trono, el rey quedó muy cerca de Aod. 21 Entonces Aod movió imperceptiblemente la mano izquierda hacia su lado derecho, donde tenía una espada atada al muslo, la sacó y se la clavó en el vientre al rey. 22 Le clavó la espada tan hondo que incluso le entró la empuñadura, y Aod le dejó la espada dentro del vientre. Al rey se le salió todo su excremento.
23 Aod salió del salón privado y dejó encerrado al rey. 24 Luego Aod salió del salón principal y los sirvientes regresaron, pero al encontrar cerradas las puertas del salón principal dijeron: «Seguramente el rey se encerró en la sala de verano para hacer sus necesidades». 25 Los sirvientes esperaron por un largo rato pero el rey no abría la puerta. Finalmente los sirvientes se preocuparon y fueron a traer la llave para abrir la puerta. Cuando entraron, vieron a su rey tirado en el piso, muerto.
26 Mientras los sirvientes esperaban que el rey saliera, Aod pudo escapar. Pasó cerca de las estatuas y se dirigió a un lugar llamado Seirat. 27 Cuando Aod llegó a Seirat, tocó la trompeta en la región montañosa de Efraín. Los israelitas escucharon la trompeta y bajaron de la montaña junto con Aod, quien los guiaba.
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