Bible in 90 Days
La circuncisión, señal del pacto
17 Cuando Abram tenía 99 años, se le apareció el SEÑOR y le dijo:
—Yo soy el Dios Todopoderoso[a]. Vive como a mí me agrada, siéndome completamente fiel. 2 Si haces esto, yo confirmaré el pacto entre tú y yo, y multiplicaré en gran número a tus descendientes.
3 Luego Abram se postró rostro en tierra y el Señor le dijo:
4 —Este es mi pacto contigo: Serás el padre de muchas naciones. 5 Tu nombre ya no será Abram[b] sino Abraham[c] ya que te haré padre de muchas naciones. 6 Te haré muy, pero muy fértil, y yo haré que salgan de ti reyes y naciones enteras. 7 Estableceré mi pacto entre tú, tus descendientes a través de las generaciones y yo. Este será un pacto para toda la eternidad. Prometo ser tu Dios y el de tus descendientes. 8 Te daré a ti y a tus descendientes la tierra en la que están ahora como extranjeros, toda la tierra de Canaán. Te daré a ti y a tus descendientes esta tierra como lugar de habitación, será de ustedes para siempre. Y yo seré su Dios.
9 Luego Dios le dijo a Abraham:
—Tú y tus descendientes cumplirán este pacto, de generación en generación. 10 Es mi pacto que tú cumplirás. En esto consiste mi pacto entre tú y yo, y tus descendientes a través de las generaciones: Todo hombre entre ustedes debe ser circuncidado. 11 Circuncidará la carne de su prepucio. Esa será la señal de que ustedes aceptan el pacto entre ustedes y yo. 12 A través de todas las generaciones, todo varón entre ustedes deberá ser circuncidado cuando cumpla ocho días de nacido. Aquellos que nazcan en tu hogar también deben ser circuncidados. Y todo esclavo comprado de un extranjero con tu dinero debe ser circuncidado aunque no sea uno de tus descendientes. 13 Tanto el esclavo nacido en tu tierra como el comprado a un extranjero, deben ser circuncidados. De esta forma tu cuerpo estará marcado con la señal de mi pacto eterno. 14 Un hombre sin circuncisión debe ser eliminado de tu pueblo por romper mi pacto.[d]
15 Dios le dijo a Abraham:
—Tu esposa Saray[e] ya no se llamará así, su nombre será Sara[f]. 16 Le daré mi bendición. A ti te daré un hijo por medio de ella y ella se convertirá en la madre de muchas naciones. De ella nacerán reyes para las naciones.
17 Luego Abraham se postró rostro en tierra por respeto a Dios, pero se rió para sus adentros y pensó: «¿Podrá acaso un hombre de 100 años tener un hijo? o ¿Sara, que tiene 90 años de edad, podrá dar a luz a un niño?»
18 Y Abraham le dijo a Dios:
—Espero que Ismael pueda disfrutar de tu bendición.
19 Dios le dijo:
—No, tu esposa Sara te dará un hijo al que llamarás Isaac[g]. Yo mantendré mi pacto con él y sus descendientes eternamente. 20 He escuchado lo que has dicho con respecto a Ismael. Yo le daré mi bendición, tendrá muchos hijos y se convertirá en un pueblo numeroso. Será el padre de doce príncipes y convertiré a toda su familia en una gran nación. 21 Pero haré mi pacto con Isaac, el hijo que Sara te dará dentro de un año por este mismo tiempo.
22 Cuando Dios terminó de hablar con Abraham, desapareció de su vista. 23 Así que Abraham tomó a su hijo Ismael, reunió a todo esclavo nacido en su casa o comprado con su dinero y a todo varón de su casa, y ese mismo día los circuncidó, tal como Dios le había dicho. 24 Abraham tenía 99 años de edad cuando fue circuncidado. 25 Y su hijo Ismael tenía 13 años de edad cuando fue circuncidado. 26 En ese mismo día Abraham y su hijo Ismael fueron circuncidados. 27 Y todos los esclavos nacidos en su casa o comprados con su dinero a un extranjero fueron circuncidados con él.
Los tres visitantes
18 El SEÑOR se le apareció a Abraham al lado de los robles de Mamré mientras estaba sentado en la entrada de su carpa a la hora más calurosa del día. 2 Levantó los ojos y vio a tres hombres de pie frente a él. Cuando los vio, corrió desde la entrada de su carpa para encontrarse con ellos, se postró rostro en tierra 3 y dijo:
—Señor, si he merecido su aprobación, por favor quédese conmigo. Yo soy su siervo. 4 Permítanme traerles un poco de agua. Luego laven sus pies y descansen bajo un árbol. 5 Traeré un poco de pan para que repongan sus fuerzas. Después podrán continuar su camino. Permítanme hacer esto ya que han venido hasta aquí, donde está su siervo.
Entonces ellos dijeron:
—Haz lo que has dicho.
6 Inmediatamente Abraham corrió a su carpa, donde estaba Sara, y le dijo:
—Rápido, saca tres medidas de harina fina, amásala y prepara pan.
7 Luego Abraham corrió hacia el rebaño y tomó un cordero bueno y tierno, y se lo dio a su siervo quien se fue rápidamente a prepararlo. 8 Después tomó unas cuajadas, leche y el cordero que había preparado y los colocó ante ellos. Abraham se quedó de pie al lado de ellos mientras comían debajo del árbol, listo para atenderlos.
9 Entonces ellos le dijeron:
—¿Dónde está tu esposa Sara?
Y él les respondió:
—Ahí en la carpa.
10 Uno de ellos dijo:
—Te aseguro que regresaré el próximo año por este mismo tiempo y tu esposa Sara tendrá un hijo.
Sara estaba escuchando la conversación a la entrada de la carpa que estaba detrás de él. 11 Tanto Abraham como Sara ya eran muy viejos, y a Sara ya no le venía el período menstrual. 12 Así que se rió silenciosamente y dijo: «Estando yo tan vieja y acabada, y siendo mi esposo un anciano, ¿aun sentiré placer sexual?» 13 Luego el SEÑOR le preguntó a Abraham:
—¿Por qué Sara se rió y dijo: “Será posible que yo tenga un hijo siendo tan vieja”? 14 ¿Acaso existe algo imposible para el SEÑOR? Regresaré por este mismo tiempo, en la primavera del próximo año, y Sara tendrá un hijo.
15 Pero Sara se asustó y lo negó diciendo:
—Yo no me reí.
Y el Señor le dijo:
—Sí, tú te reíste.
16 Luego los tres hombres se fueron de allí, miraron hacia Sodoma y se fueron en esa dirección. Abraham los acompañó para despedirlos.
Abraham ruega por Sodoma
17 El SEÑOR dijo: «No le voy a ocultar a Abraham lo que voy a hacer. 18 Se convertirá en una nación grande y poderosa y todas las demás naciones del mundo encontrarán bendición en él. 19 Lo elegí a él para que enseñe a sus hijos y a su gente a vivir de la manera que el SEÑOR quiere que vivan, haciendo lo que es bueno y justo. Si les enseña a vivir así, entonces yo, el SEÑOR, le daré a Abraham lo que le he prometido». 20 Luego el SEÑOR dijo:
—Existen tantas quejas en contra de Sodoma y Gomorra, y sus pecados son tan grandes, 21 que he decidido bajar a ver si en realidad han hecho todas las cosas malas que me han dicho. Y si no las han hecho, yo lo sabré.
22 Finalmente los dos hombres se marcharon de ahí y caminaron hacia Sodoma. Pero Abraham se quedó de pie ante el SEÑOR. 23 Se le acercó y le dijo:
—¿En realidad vas a destruir a los justos junto con los perversos? 24 Tal vez haya 50 justos en la ciudad. ¿Aun así la destruirías? ¿No perdonarías a toda la ciudad por esos 50 justos que viven en ella? 25 Tú no harías algo así: matar a la gente justa junto con la perversa. Si así fuera, el justo sería tratado de la misma manera que el perverso. Ni se te ocurra. ¿Acaso el Juez del mundo no debe hacer justicia?
26 Luego el SEÑOR dijo:
—Si llego a encontrar 50 justos en Sodoma, por ellos perdonaré a toda la ciudad.
27 Entonces Abraham dijo:
—Ya que me he atrevido a hablarte así, aunque no soy más que polvo y cenizas, 28 ¿qué pasará si sólo hay 45 justos? ¿Acaso destruirás a toda la ciudad sólo porque faltan cinco?
Y el Señor dijo:
—No destruiré la ciudad si llego a encontrar 45 justos.
29 Entonces Abraham volvió a rogar:
—¿Qué pasará si sólo encuentras a 40 justos?
Y el Señor le dijo:
—No la destruiré si hay 40 justos.
30 Abraham volvió a hablarle al Señor y le dijo:
—Señor, por favor no te enfurezcas conmigo si te vuelvo a hablar. Tal vez sólo haya 30 justos.
Y el Señor le respondió:
—No lo haré si encuentro a 30 justos.
31 Entonces Abraham dijo:
—He sido demasiado atrevido al hablarle al Señor, pero ¿qué pasará si sólo hay 20 justos?
Y el Señor dijo:
—Si hay 20 justos no la destruiré.
32 Finalmente Abraham dijo:
—Señor, por favor no te enojes conmigo por hablar tan sólo una vez más, ¿qué pasará si sólo encuentras diez justos?
Y el Señor dijo:
—No la destruiré para salvar a esos diez.
33 Cuando terminó de hablar con Abraham, el SEÑOR se fue y Abraham volvió a su casa.
La visita de los ángeles a Lot
19 Los dos ángeles llegaron a la ciudad de Sodoma al atardecer. Lot estaba sentado a la entrada de Sodoma y los vio. Se levantó y fue a encontrarse con ellos, luego se postró rostro en tierra 2 y les dijo:
—Miren, señores, por favor acepten quedarse en la casa de su siervo, pasen aquí la noche y lávense los pies. Mañana pueden levantarse temprano y seguir su camino.
Los ángeles respondieron:
—No, pues pasaremos la noche en la calle.
3 Pero Lot les insistió y los ángeles aceptaron y fueron a su casa. Entonces Lot les preparó comida, les horneó pan sin levadura y los ángeles comieron.
4 Antes de que los ángeles se acostaran a dormir, todos los hombres de Sodoma, viejos y jóvenes, rodearon la casa. 5 Llamaron a Lot y le dijeron:
—¿Dónde están los hombres que llegaron aquí esta noche? Hazlos salir para que podamos tener relaciones sexuales con ellos.
6 Entonces Lot salió y cerrando la puerta tras él 7 les dijo:
—Amigos míos, por favor no vayan a hacer algo tan perverso. 8 Yo soy padre de dos hijas y ellas todavía no han tenido relaciones sexuales con ningún hombre. Se las traeré para que hagan con ellas lo que ustedes deseen, pero no toquen a estos señores porque están en mi casa y por eso yo debo protegerlos.[h]
9 Pero ellos dijeron:
—¡Tú, ven acá! ¿Acaso este que llegó aquí como un extraño nos va a juzgar? ¡Ahora te trataremos a ti peor que a ellos!
Luego rodearon a Lot y se acercaron para tumbar la puerta.
10 Los hombres que estaban adentro abrieron la puerta, agarraron a Lot, lo metieron en la casa y cerraron la puerta. 11 Luego los ángeles hicieron que todos los hombres que estaban afuera, viejos y jóvenes, quedaran ciegos, para que así no pudieran encontrar la puerta.
Destrucción de Sodoma y Gomorra
12 Los dos hombres le dijeron a Lot:
—¿Hay alguien más aparte de tu familia aquí? Llévate de este lugar a tus hijos, tus hijas, los esposos de tus hijas y a todos tus parientes que se encuentren aquí en la ciudad, 13 porque vamos a destruirla. El SEÑOR ha escuchado lo perversa que es esta ciudad y entonces el SEÑOR nos envió para destruirla.
14 Entonces Lot salió y les dijo a los esposos de sus hijas:
—Levántense y abandonen este lugar, porque el SEÑOR va a destruir la ciudad pronto.
Pero sus yernos pensaron que estaba bromeando. 15 Al amanecer, los ángeles apuraron a Lot diciéndole:
—Levántate y toma a tu esposa y a tus dos hijas que están aquí, porque si no lo haces serás destruido cuando esta ciudad sea castigada.
16 Pero Lot se demoró en irse. Así que los hombres lo tomaron de la mano con su esposa y sus hijas, porque el SEÑOR estaba siendo misericordioso con él, lo sacaron y lo dejaron fuera de la ciudad. 17 Cuando los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles dijo:
—¡Escapa para salvar tu vida! No mires atrás y no te detengas en ningún valle. Corre hacia las montañas porque si no lo haces, serás destruido.
18 Entonces Lot les dijo:
—No, señores, 19 ustedes han sido muy buenos conmigo, su siervo, y al salvar mi vida me han demostrado gran bondad, pero no puedo correr hacia las montañas porque temo que la destrucción me alcance y muera. 20 Miren, aquella ciudad queda lo suficientemente cerca como para correr hacia allá. Es una ciudad pequeñita, déjenme escapar hacia allá. ¿Acaso no es una ciudad pequeña? Así habrán salvado mi vida.
21 Entonces el ángel le dijo:
—Sí, también te haré ese favor: No destruiré la ciudad que me has mencionado. 22 ¡Apúrate! ¡Huye allá! Porque no podré hacer nada hasta que tú llegues.
Por esa razón, esa ciudad fue llamada Zoar[i].
23 Lot llegó a Zoar al amanecer. 24 Luego el SEÑOR hizo que desde el cielo lloviera fuego y azufre sobre Sodoma y Gomorra. 25 Así destruyó esas ciudades, el valle, todos sus habitantes y todo lo que crecía en el suelo.
26 La esposa de Lot miró hacia atrás y se convirtió en un bloque de sal.
27 Abraham se levantó temprano por la mañana y fue al lugar donde se había encontrado con el SEÑOR. 28 Miró hacia Sodoma, Gomorra y todo el valle, y vio que salía humo de la tierra, como el humo que sale de un horno.
29 Cuando Dios destruyó las ciudades del valle, se ocupó de Abraham y libró a Lot al sacarlo del desastre.
Las hijas de Lot
30 Lot se fue de Zoar y se quedó a vivir en las montañas en compañía de sus dos hijas. Como tenía temor de quedarse en Zoar, él y sus dos hijas se quedaron en una cueva. 31 La hija mayor le dijo a la otra:
—Nuestro papá está viejo, y aquí no hay un hombre que se case con nosotras como sería lo normal. 32 Ven, emborrachemos con vino a papá, luego irás tú a acostarte en su cama y tendremos relaciones sexuales con él. De esta manera mantendremos viva nuestra familia a través de nuestro padre.
33 Esa noche ellas le dieron vino a su papá y lo emborracharon. Entonces la hija mayor fue y tuvo relaciones sexuales con su papá, aunque él no se dio cuenta cuando ella se acostó con él ni cuando ella se levantó.
34 Al día siguiente, la hija mayor le dijo a la otra:
—Anoche me acosté con mi papá y tuve relaciones sexuales con él. Emborrachémoslo con vino esta noche también, luego tú irás a acostarte y a tener relaciones sexuales con él. De esta manera mantendremos viva nuestra familia a través de nuestro papá.
35 Esa noche ellas le dieron vino a su papá y lo emborracharon. Entonces la hija menor fue y tuvo relaciones sexuales con su papá, aunque él no se dio cuenta cuando ella se acostó con él ni cuando ella se levantó de su cama.
36 Las dos hijas de Lot quedaron embarazadas de su papá. 37 La hija mayor dio a luz a un niño. Lo llamó Moab[j]. Él es el padre de todos los moabitas actuales. 38 La hija menor también dio a luz a un niño. Lo llamó Ben Amí[k]. Él es el padre de todos los amonitas actuales.
Abraham en Guerar
20 Abraham viajó de allí hacia la región del Néguev. Se estableció entre Cades y Sur. Mientras vivió en Guerar como extranjero, 2 le decía a la gente en cuanto a su esposa Sara: «Ella es mi hermana». El rey Abimélec de Guerar mandó por Sara y la hizo su mujer. 3 Una noche Dios fue donde Abimélec en un sueño y le dijo:
—Vas a morir por haber tomado a esa mujer, ella tiene esposo.
4 Abimélec todavía no había tenido relaciones sexuales con ella. Entonces le dijo:
—Señor, ¿destruirías a una persona inocente? 5 ¿Acaso no me dijo él: “Ella es mi hermana”? Ella misma también me dijo: “Él es mi hermano”. Yo hice esto de buena fe e inocentemente.
6 Entonces Dios le dijo en su sueño:
—Yo sé que hiciste esto con buena intención. No permití que pecaras contra mí, y por eso no dejé que la tocaras. 7 Ahora, devuélvele su esposa a ese hombre porque él es un profeta. Él orará por ti y tú vivirás. Si tú no devuelves a Sara, has de saber que con toda seguridad tú y toda tu familia morirán.
8 Abimélec madrugó al día siguiente, llamó a sus siervos y les contó todo sobre su sueño. Los hombres se asustaron mucho. 9 Luego Abimélec llamó a Abraham y le dijo:
—¿Por qué nos has hecho esto? ¿Qué pecado cometí yo contra ti para que hayas traído un pecado tan grande sobre mí y sobre mi reino? Lo que has hecho no tiene nombre. 10 También le dijo Abimélec a Abraham:
—¿Qué lío querías armar con esto?
11 Abraham dijo:
—Es que yo pensé: “Seguro que aquí nadie respeta a Dios y me matarán por causa de mi esposa”. 12 Además en verdad Sara es mi hermana, hija de mi papá pero no de mi mamá, y yo me casé con ella. 13 Cuando Dios quiso que yo me fuera de la casa de mi papá, yo le dije a ella: “Hazme este favor: a dondequiera que vayamos siempre debes decir de mí: Él es mi hermano”.
14 Entonces Abimélec reunió ovejas, ganado, esclavos y esclavas, y se las dio a Abraham. Además le devolvió a su esposa Sara. 15 Abimélec dijo:
—Mis tierras están a tu disposición, vive donde quieras.
16 Luego le dijo a Sara:
—Le he dado 1000 piezas de plata a tu “hermano”. Te servirán para devolverte la reputación frente a todos los que estén contigo, así que saldrás bien librada de todo esto.
17 Después Abraham oró a Dios, y Dios sanó a Abimélec, a su esposa y a sus siervas, y volvieron a tener hijos, 18 ya que el SEÑOR, por causa de Sara la esposa de Abraham, había hecho que ninguna mujer del lugar pudiera tener hijos.
Sara tiene un hijo
21 Entonces el SEÑOR visitó a Sara tal como lo había dicho e hizo lo que había prometido. 2 Ella quedó embarazada y le dio un hijo a Abraham cuando ya era muy viejo, en la época del año que Dios había dicho. 3 Al hijo que Sara le dio, Abraham lo llamó Isaac[l]. 4 Abraham circuncidó a su hijo Isaac cuando cumplió ocho días de nacido, tal como Dios se lo había ordenado.
5 Abraham ya tenía 100 años de edad cuando nació su hijo Isaac. 6 Por eso Sara dijo: «Dios me ha hecho reír y todo el que escuche esto se reirá conmigo». 7 Y añadió «¿Quién le hubiera dicho a Abraham que yo llegaría a darle hijos? Pero yo le he dado a luz a un hijo en su vejez». 8 El niño creció y dejó de tomar leche de pecho. Ese día Abraham hizo una gran fiesta. 9 Sara vio que Ismael, el hijo de Agar la egipcia, jugaba[m] con Isaac.[n] 10 Entonces Sara le dijo a Abraham: «Tienes que echar de aquí a esa esclava y a su hijo. El hijo de esa esclava no va a compartir la herencia con mi hijo Isaac».
11 A Abraham no le gustó nada la idea porque se trataba de un hijo suyo. 12 Entonces Dios le dijo a Abraham: «No te preocupes por tu esclava ni por el muchacho. Haz todo lo que Sara te diga ya que tu verdadera descendencia será trazada sólo a través de Isaac. 13 También haré una nación con el hijo de la esclava porque él es hijo tuyo».
14 Abraham madrugó al otro día, tomó pan y un recipiente de cuero con agua y se los dio a Agar, colocó todo junto con el niño en la espalda de ella y le dijo que se fuera. Agar se fue y vagó por el desierto de Berseba.
15 Cuando se le acabó el agua del recipiente de cuero, Agar bajó al niño y lo puso debajo de un arbusto. 16 Se fue y se sentó a cierta distancia, aproximadamente la distancia de un tiro de flecha, porque ella pedía: «No me dejes ver la muerte de mi hijo». Se sentó a esa distancia y comenzó a llorar.
17 Pero Dios escuchó la voz del niño, y el ángel de Dios bajó desde el cielo. Él le dijo: «Agar, ¿qué te pasa? No te asustes, Dios ha escuchado el llanto del niño. 18 Ponte de pie, levanta al niño y reconfórtalo. De él haré una gran nación».
19 Después Dios permitió que ella viera una fuente de agua. Así que ella fue, llenó su recipiente de cuero con agua y le dio de beber al niño.
20 Dios estaba con el niño a medida que él crecía. Ismael vivió en el desierto y se convirtió en lanzador de flechas. 21 Vivió en el desierto del Parán; su mamá le consiguió una mujer egipcia.
Pacto de Abraham con Abimélec
22 En ese tiempo Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, le dijeron a Abraham:
—Dios está contigo en todo lo que haces. 23 Por lo tanto, prométeme aquí ante Dios que no me traicionarás ni a mí ni a mis hijos, ni a mis descendientes. Que como yo he sido leal a ti, tú serás leal a mí y a mis tierras, donde has vivido como extranjero.
24 Entonces Abraham dijo:
—Lo prometo.
25 Entonces Abraham se quejó con Abimélec acerca de un pozo de agua que los siervos de Abimélec le habían quitado. 26 Abimélec dijo:
—No sé quién ha hecho esto, tú no me lo habías dicho y sólo hasta hoy me entero.
27 Abraham tomó ovejas y ganado, se los dio a Abimélec y ambos hicieron un pacto. 28 Abraham separó siete[o] ovejas del resto del rebaño. 29 Luego Abimélec le dijo a Abraham:
—¿Qué significan estas siete ovejas que has separado del resto?
30 Abraham respondió:
—Aceptarás de mí estas siete ovejas como prueba de que yo construí este pozo.
31 Después de esto el pozo fue llamado Berseba[p], porque ambos hicieron un pacto. 32 Entonces ellos acordaron su pacto en Berseba. Después Abimélec y Ficol, el jefe de su ejército, se fueron y regresaron a la tierra de los filisteos.
33 Abraham sembró un árbol de tamarisco en Berseba, y adoró allí al SEÑOR, el Dios eterno. 34 Abraham vivió como extranjero en la tierra de los filisteos por mucho tiempo.
Abraham, ¡sacrifica a tu hijo!
22 Después de todo esto Dios puso a prueba a Abraham. Le dijo:
—¡Abraham!
Y él le dijo:
—Aquí estoy.
2 Luego Dios dijo:
—Toma a Isaac, tu amado hijo único, ve a la tierra de Moria y ofrécelo como un sacrificio que debe quemarse completamente, en la montaña que yo te indicaré.
3 A la mañana siguiente Abraham se levantó temprano, ensilló su burro, y se fue con dos siervos y su hijo Isaac. Cortó leña para usarla en el sacrificio y se fueron luego hacia el lugar que Dios le indicó. 4 Al tercer día Abraham alcanzó a ver en la distancia el lugar hacia donde iban. 5 Entonces Abraham dijo a sus siervos:
—Quédense aquí con el burro. El muchacho y yo iremos allá, adoraremos a Dios y volveremos por ustedes.
6 Abraham tomó la leña que tenía para el sacrificio y la puso sobre los hombros de su hijo Isaac. Luego en una mano tomó el fuego y en la otra el cuchillo, y se fueron caminando juntos. 7 Entonces Isaac le dijo a su papá Abraham:
—¡Papá!
Abraham respondió:
—Aquí estoy, hijo mío.
Isaac le preguntó:
—Aquí tenemos la leña y el fuego pero, ¿dónde está el cordero que vamos a sacrificar?
8 Abraham respondió:
—Dios proveerá el cordero para el sacrificio, hijo mío.
Entonces ambos siguieron caminando. 9 Cuando llegaron al lugar que Dios le indicó, construyeron un altar y acomodaron la leña. Luego Abraham ató a su hijo y lo colocó en el altar sobre la leña. 10 Inmediatamente sacó un cuchillo para matar a su hijo. 11 Pero el ángel del SEÑOR llamó a Abraham desde el cielo diciendo:
—¡Abraham! ¡Abraham!
Y Abraham respondió:
—Aquí estoy.
12 Luego el ángel dijo:
—¡Detente! No le hagas daño al muchacho. No le hagas nada, porque ahora sé que tú respetas y obedeces a Dios. No le negaste[q] a tu único hijo.
13 Luego Abraham levantó la mirada y vio un cordero enredado por los cuernos en un arbusto. Así que fue, lo agarró y lo ofreció como sacrificio a cambio de su hijo. 14 Abraham llamó a ese sitio: «El SEÑOR provee»[r], y todavía hoy se dice: «En el monte, el SEÑOR provee[s]».
15 Después, desde el cielo, el ángel del SEÑOR llamó a Abraham por segunda vez y 16 le dijo:
—El SEÑOR ha dicho: “Prometo por mí mismo que porque hiciste esto y no me negaste a tu hijo, tu único hijo, 17 te daré mi bendición y multiplicaré tu descendencia. Tendrás tantos descendientes como estrellas hay en el cielo y arena a la orilla del mar. Ellos se apoderarán de las ciudades de sus enemigos. 18 También prometo que todas las naciones del mundo serán bendecidas por tu descendencia, gracias a que tú me obedeciste”.
19 Abraham regresó a donde estaban sus siervos y juntos se fueron hacia Berseba, y Abraham se quedó a vivir allí.
20 Después de todo esto, alguien le dijo a Abraham: «Milca también ha tenido hijos de tu hermano Najor: 21 Uz es el mayor, Buz es su hermano, y les siguen: Quemuel, el papá de Aram, 22 Quésed, Jazó, Pildás, Yidlaf y Betuel. 23 Betuel fue el papá de Rebeca. Milca tuvo esos ocho hijos de Najor, el hermano de Abraham. 24 Najor también tuvo hijos con su concubina Reumá. Ellos fueron Tébaj, Gaján, Tajás y Macá».
Muerte de Sara
23 Sara vivió 127 años 2 y murió en Quiriat Arbá, que es la misma Hebrón, en la tierra de Canaán, y Abraham hizo duelo por ella. 3 Abraham salió de donde estaba el cuerpo de su esposa y les dijo a los heteos:
4 —Soy un inmigrante entre ustedes, pero denme un terreno para así poder enterrar a mi esposa.
5 Los heteos le respondieron a Abraham:
6 —Escúchenos, señor, usted es un gran príncipe entre nosotros. Entierre a su esposa en la mejor de nuestras tumbas. Ninguno de nosotros se negará a darle un lugar para que entierre a su esposa.
7 Luego Abraham se levantó, hizo una reverencia a los heteos, 8 y les dijo:
—Si están dispuestos a dejar que yo entierre aquí a mi esposa, hablen por mí con Efrón hijo de Zojar 9 para que me venda la cueva de Macpela, que está al final de su campo. Yo le pagaré el precio total de la cueva, para tenerla como sepulcro.
10 Efrón el heteo estaba sentado ahí entre los heteos, y le respondió a Abraham delante de los heteos y de todos los que estaban frente a la puerta de su ciudad:
11 —No, señor mío, yo le regalo la cueva y todo el campo frente a ella. Le hago este regalo aquí frente a toda mi gente. Entierre a su esposa.
12 Luego Abraham hizo una reverencia a los heteos 13 y le dijo a Efrón, frente a toda la gente de esa tierra:
—¡Si solamente me escucharan! Yo pagaré el precio del campo. Acepte el dinero y ahí enterraré a mi esposa.
14 Efrón le respondió a Abraham:
15 —Señor, escúcheme. Esa tierra sólo vale 400 monedas[t] de plata. Eso no es nada entre usted y yo. Ahora vaya y entierre a su esposa.
16 Así que Abraham llegó a un acuerdo con Efrón y presentó la cantidad de plata que ellos acordaron delante de los heteos; compró el campo por 400 monedas de plata.
17 Entonces el campo de Efrón en Macpela, al oriente[u] de Mamré, el terreno, la cueva, todos los árboles del campo y toda el área que lo rodeaba, pasaron a pertenecer legalmente a Abraham, 18 en presencia de los heteos; de todos los que fueron a la entrada del pueblo. 19 Después de esto Abraham enterró a su esposa Sara en la cueva del campo de Macpela, al oriente de Mamré, que es la misma Hebrón, en la tierra de Canaán. 20 Entonces el campo y la cueva de los heteos pasaron a pertenecer legalmente a Abraham para sepultura.
Una esposa para Isaac
24 Abraham era ya muy viejo, y el SEÑOR lo bendijo por todo lo que hizo. 2 Abraham llamó a su siervo más antiguo, el que estaba encargado de todas sus posesiones, y le dijo:
—Pon tu mano en mi entrepierna.[v] 3 Quiero que me prometas ante el SEÑOR, Dios del cielo y de la tierra, que no vas a elegir una esposa para mi hijo de entre las hijas de Canaán, entre quienes vivimos. 4 Prométeme que vas a ir a mi país, mi tierra natal, y allá vas a conseguir una esposa para mi hijo Isaac.
5 Entonces el siervo le dijo:
—¿Qué hago si la mujer no quiere dejar su tierra para venir conmigo? ¿Me llevo a su hijo de regreso a esa ciudad que usted dejó?
6 Abraham respondió:
—Asegúrate de no llevar a mi hijo a ese lugar. 7 El SEÑOR, Dios del cielo, me sacó de la casa de mi papá y de mi tierra natal y me trajo aquí. Allá era el hogar de mi papá y de mi familia, pero Dios me prometió que esta nueva tierra le iba a pertenecer a mi familia. Él te va a mandar un ángel para que tú puedas elegir allá una esposa para mi hijo. 8 Si la mujer dice que no quiere venir contigo, quedarás libre de esta promesa, pero asegúrate de no llevar a mi hijo allá. 9 Luego el siervo puso su mano bajo el muslo de su amo Abraham e hizo la promesa.
10 Después el siervo tomó diez de los camellos de su amo y se fue, llevando también muchos regalos hermosos. Se fue a la ciudad donde Najor vivía, en Aram Najarayin.
11 Por la tarde cuando las mujeres salían a traer agua, el siervo hizo que los camellos se arrodillaran en la fuente, afuera de la ciudad. 12 Entonces el siervo dijo: «Oh SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, haz que me vaya bien hoy. Sé bondadoso con mi amo Abraham hoy. 13 Estoy de pie frente a la fuente y las mujeres del pueblo están saliendo a buscar agua. 14 Voy a decirle a una de ellas: “Por favor, baje su cántaro para que yo pueda beber”, haz que la que me responda: “¡Beba, y también le daré agua a sus camellos!”, sea la mujer que tú has elegido para tu siervo Isaac. Así sabré que has mostrado tu fiel amor a mi amo».
15 Entonces, antes de que el siervo terminara de orar, una muchacha llamada Rebeca, se acercó a la fuente. Ella era la hija de Betuel, el hijo de Milca, la esposa de Najor, el hermano de Abraham. Llevaba su cántaro en el hombro. 16 La muchacha era muy linda y era virgen; nunca se había acostado con ningún hombre. Fue hasta la fuente, llenó su cántaro y ya se iba, 17 cuando el siervo corrió a alcanzarla y le dijo:
—Por favor, déjeme tomar un poco de agua de su cántaro.
18 Rebeca dijo:
—Beba usted, señor.
Rápidamente bajó su cántaro y sosteniéndolo con su mano, le dio para que tomara. 19 Cuando terminó de darle a él, ella dijo:
—También les daré agua a sus camellos hasta que beban todo lo que quieran.
20 Rápidamente desocupó su cántaro en el bebedero y corrió a la fuente a traer más agua y les dio de beber a todos los camellos.
21 El hombre se quedó callado observándola. Quería estar seguro de que el SEÑOR le había respondido y había hecho que le fuera bien en su viaje. 22 Cuando los camellos terminaron de beber, el hombre tomó un anillo de oro que pesaba como 6 gramos y dos brazaletes de oro que pesaban como 100 gramos[w] 23 y dijo:
—¿Quién es su papá? ¿Hay lugar en la casa de su papá para que los hombres que están conmigo y yo podamos pasar la noche y alojar los animales?
24 Rebeca le respondió:
—Mi papá es Betuel, el hijo de Milca y Najor.
25 Luego dijo:
—Sí, tenemos mucha paja y forraje para que coman sus camellos y lugar para que puedan dormir.
26 El siervo se inclinó y adoró al SEÑOR. 27 Dijo: «Bendito sea el SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, quien le ha mostrado su fiel amor y lealtad a mi amo, y así el SEÑOR me ha llevado hacia la casa de los parientes de mi amo».
28 Después Rebeca corrió a contarle todo esto a su familia. 29 Ella tenía un hermano llamado Labán, quien corrió afuera hacia el hombre que estaba junto a la fuente. 30 Rebeca contó todo lo que le había dicho ese hombre, y Labán la estaba oyendo. Cuando Labán vio el anillo y los brazaletes que llevaba su hermana en los brazos, se acercó al hombre que estaba de pie junto a la fuente, al lado de sus camellos, 31 y le dijo:
—Ven, bendito del SEÑOR, ¿qué haces parado ahí afuera? Te he preparado alojamiento y un lugar para tus camellos.
32 Entonces, el siervo de Abraham entró en la casa. Labán descargó los camellos y les dio paja y forraje. Después le dio agua para que él y los hombres que estaban con él se lavaran los pies. 33 Luego Labán le sirvió comida al siervo de Abraham, pero él dijo:
—No voy a comer nada hasta que diga lo que tengo que decir.
Entonces Labán dijo:
—Dime.
34 El siervo dijo:
—Yo soy el siervo de Abraham. 35 El SEÑOR ha bendecido a mi amo en todo y él se ha convertido en un hombre muy rico. Le ha dado ovejas, ganado, oro, plata, esclavos, esclavas, camellos y burros. 36 Sara, la esposa de mi amo, dio a luz a un hijo cuando era ya muy vieja. Abraham le dio a su hijo todo lo que él tiene. 37 Mi amo me obligó a hacerle una promesa. Me dijo: “No consigas esposa para mi hijo entre las mujeres de Canaán. Nosotros vivimos entre esa gente, pero no dejes que se case con una mujer cananea. 38 Debes ir a mi país, donde vive mi gente, y allá vas a conseguir una esposa para mi hijo”. 39 Entonces yo le dije a mi amo: “¿Qué hago si la mujer no quiere venir conmigo?” 40 Y él me respondió: “Yo le sirvo al SEÑOR, él va a mandar a un ángel para que tu viaje sea un éxito y vas a conseguir una esposa para mi hijo entre mis familiares. 41 Pero si vas hasta la tierra de mis familiares y ellos se niegan a darte una esposa para mi hijo, entonces quedarás libre de tu promesa”.
42 »Cuando llegué hoy a la fuente, dije: “Oh SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, haz que mi viaje sea un éxito. 43 Estoy aquí, delante de esta fuente, haz que la mujer que salga a buscar agua y yo le diga: Por favor, baje su cántaro para que yo pueda beber, 44 y ella me responda: ¡Beba, y también le daré agua a sus camellos!, sea la mujer que el SEÑOR ha elegido para el hijo de mi amo”.
45 »Antes de que yo terminara de decirme esto, Rebeca salió con el cántaro en el hombro, a sacar agua de la fuente. Yo le dije: “Por favor, deme algo de beber”. 46 Rebeca bajó rápidamente el cántaro del hombro y dijo: “Beba, y también les daré agua a sus camellos”. Entonces yo bebí y ella les dio agua también a los camellos. 47 Luego le pregunté: “¿Quién es su papá?”, y ella respondió: “Mi papá es Betuel, el hijo de Milca y Najor”. Entonces yo le puse el anillo en su nariz y los brazaletes en sus brazos. 48 Luego me incliné y adoré al SEÑOR, y bendije al SEÑOR, Dios de mi amo Abraham, quien me guió en el camino correcto para conseguirle al hijo de mi amo, una hija de su propio hermano. 49 Ahora díganme, ¿van a mostrar fiel amor y lealtad a mi amo o no? Díganmelo para así saber qué es lo que debo hacer.
50 Labán y Betuel respondieron:
—Vemos que esto viene directamente del SEÑOR así que no tenemos nada que decir. 51 Aquí está Rebeca, tómala y vete. Haz que se case con el hijo de tu amo para obedecer la palabra del SEÑOR.
52 Cuando el siervo de Abraham les oyó decir esto, se arrodilló en el piso ante el SEÑOR. 53 Luego el siervo sacó todo el oro, la plata y la ropa y se la dio a Rebeca. También les dio regalos muy caros al hermano y a la mamá de ella. 54 Luego él, y los hombres que estaban con él, comieron y pasaron ahí la noche. A la mañana siguiente se levantaron y dijeron:
—Ahora tenemos que volver a donde está nuestro amo.
55 Pero el hermano y la mamá de Rebeca dijeron:
—Dejen que la muchacha se quede unos diez días y después se podrá ir.
56 El siervo les dijo:
—No me hagan esperar. El SEÑOR ha hecho que mi viaje sea un éxito, déjenme volver a la casa de mi amo.
57 Entonces ellos dijeron:
—Vamos a llamar a la muchacha y le vamos a preguntar qué es lo que ella quiere hacer.
58 Llamaron a Rebeca y le preguntaron:
—¿Quieres irte con este hombre?
Ella respondió:
—Sí, iré.
59 Entonces dejaron que Rebeca y la mujer que siempre la había cuidado se fueran con el siervo de Abraham y sus hombres. 60 La familia de Rebeca la bendijo de esta manera:
«Hermana nuestra,
¡que seas madre de millones!
¡Que tus descendientes conquisten
las ciudades de sus enemigos!»
61 Entonces Rebeca y sus siervas se levantaron, se montaron en los camellos y siguieron al hombre. Así que el siervo tomó a Rebeca y se fue.
62 Isaac había vuelto de Beer Lajay Roí y estaba viviendo en el Néguev. 63 Isaac salió a caminar[x] al campo y vio que venían unos camellos. 64 Rebeca levantó su mirada y vio a Isaac. Luego se bajó del camello 65 y le dijo al siervo:
—¿Quién es ese hombre que viene por el campo hacia nosotros?
El siervo respondió:
—Es mi amo.
Entonces Rebeca tomó su velo y se tapó la cara.
66 El siervo le contó a Isaac todo que le había pasado. 67 Después Isaac llevó a Rebeca a la carpa de Sara, su mamá, y se casó con ella. Isaac amó a Rebeca y así se consoló de la muerte de su mamá.
Muerte de Abraham
(1 Cr 1:32-33)
25 Abraham se volvió a casar, su nueva esposa se llamaba Cetura. 2 Ella dio a luz a Zimrán, Jocsán, Medán, Madián, Isbac y Súaj. 3 Jocsán fue el papá de Seba y Dedán. Los descendientes de Dedán fueron la gente de Asur[y], Letús y Leum. 4 Los hijos de Madián fueron Efá, Éfer, Janoc, Abidá y Eldá. Todos estos fueron descendientes de Cetura. 5 Abraham le dio todo lo que tenía a Isaac. 6 Pero antes de su muerte Abraham les dio algunos regalos a los hijos de sus concubinas y los separó de su hijo Isaac, enviándolos al oriente.
7 Abraham vivió 175 años. 8 Murió a una edad muy avanzada, después de una vida larga y satisfactoria. Luego se reunió con sus antepasados. 9 Los hijos de Abraham, Isaac e Ismael, lo enterraron en la cueva de Macpela en el campo de Efrón, el hijo de Zojar el hitita, al oriente[z] de Mamré. 10 Este fue el campo que Abraham les compró a los heteos. Tanto a Abraham como a su esposa Sara los enterraron allí. 11 Después de la muerte de Abraham, Dios bendijo a su hijo Isaac, quien se quedó a vivir en Beer Lajay Roí.
Descendientes de Ismael
(1 Cr 1:28-31)
12 Estos son los descendientes de Ismael, el hijo de Abraham y Agar la egipcia, esclava de Sara. 13 Estos son los nombres de los hijos de Ismael en el orden en que nacieron: Nebayot, el primer hijo de Ismael, Cedar, Adbel, Mibsán, 14 Mismá, Dumá, Masá, 15 Hadar, Temá, Jetur, Nafis y Cedema. 16 Esos fueron los hijos de Ismael, con sus nombres mencionados en orden de sus campamentos y aldeas. Sus doce hijos eran como doce príncipes entre su pueblo. 17 Ismael vivió 137 años, murió y fue a reunirse con sus antepasados. 18 Sus descendientes vivieron en el área que va desde Javilá hasta Sur, que queda al oriente de Egipto en el camino a Asiria. Los descendientes de Ismael se establecieron en lugares cercanos a los de sus parientes.[aa]
Descendientes Isaac
19 Estos son los descendientes de Isaac, el hijo de Abraham. 20 Isaac tenía 40 años de edad cuando se casó con Rebeca, la hija de Betuel el arameo de Padán Aram, y hermana de Labán el arameo. 21 La esposa de Isaac no podía tener hijos, entonces él oró al SEÑOR por ella. El SEÑOR escuchó sus oraciones y Rebeca quedó embarazada. 22 Los bebés peleaban dentro de su vientre y Rebeca se preguntó: «¿Por qué me está pasando esto a mí?», así que consultó al SEÑOR. 23 El SEÑOR le respondió:
«Tienes a dos naciones dentro de tu vientre.
Van a nacer de ti los líderes de dos familias y serán separados.
Uno de tus hijos será más fuerte que el otro,
y el mayor servirá al menor».
24 Cuando llegó el momento, Rebeca tuvo mellizos. 25 El primer bebé nació rojo. Tenía la piel peluda como un abrigo. Por esta razón lo llamaron Esaú[ab]. 26 Después nació su hermano que estaba agarrado al talón de Esaú. Por esta razón lo llamaron Jacob[ac]. Isaac tenía 60 años de edad cuando ellos nacieron.
27 Los niños crecieron. Esaú se convirtió en un experto cazador y le gustaba mucho estar afuera en el campo, pero Jacob era un hombre muy callado que prefería quedarse en el campamento. 28 Isaac prefería a Esaú porque le gustaba comer los animales que él cazaba, pero Rebeca prefería a Jacob.
29 Una vez, Jacob estaba cocinando cuando Esaú llegó exhausto del campo 30 y le dijo a Jacob:
—Estoy exhausto, déjame comer un poco de esa sopa roja que tienes ahí.
Por esta razón, a él también lo llaman Edom[ad].
31 Pero Jacob dijo:
—Véndeme los derechos que tú tienes por ser el hijo mayor[ae] de nuestro papá.
32 Esaú dijo:
—Estoy que me muero de hambre, y muerto no me serviría de nada toda la riqueza de mi papá.
33 Jacob dijo:
—Antes, prométeme que me darás tus derechos de hijo mayor. Entonces Esaú se lo prometió y así le vendió a Jacob los derechos que él tenía por ser hijo mayor.
34 Entonces Jacob le dio pan y sopa de lentejas a Esaú, quien comió y bebió, y luego se levantó y se fue. De esta manera demostró lo poco que le importaban sus derechos de ser el hijo mayor.
Isaac le miente a Abimélec
26 Una vez hubo una hambruna en esa región, como en tiempos de la hambruna que hubo cuando vivía Abraham. Por esta razón Isaac se fue a Guerar, donde vivía Abimélec, rey de los filisteos. 2 Allí, el SEÑOR se le apareció y le dijo: «No vayas a Egipto, quédate en las tierras en las que yo te dije que vivieras. 3 Vive en estas tierras como refugiado, que yo estaré contigo y te daré mi bendición. Les voy a dar a ti y a tus descendientes todas estas tierras y así seguiré cumpliendo el pacto que hice con Abraham, tu papá. 4 Multiplicaré tus hijos, como las estrellas del cielo. Les daré estas tierras y todas las naciones del mundo serán bendecidas por tu descendencia. 5 Voy a hacer esto porque tu papá Abraham me obedeció e hizo todo lo que yo le dije. Abraham obedeció mis órdenes, mis leyes y mis reglas».
6 Entonces Isaac se quedó a vivir en Guerar. 7 Los hombres de ese lugar le preguntaban a Isaac sobre su esposa y respondía: «Ella es mi hermana». Le daba miedo decir: «Ella es mi esposa» porque pensaba: «Si lo hago, la gente de este lugar me matará para quedarse con Rebeca, porque es muy hermosa».
8 Cuando Isaac llevaba ya mucho tiempo viviendo ahí, mientras el rey Abimélec de los filisteos miraba por una ventana, vio a Isaac acariciando a su esposa Rebeca. 9 Abimélec llamó a Isaac y le dijo:
—¡Esa mujer es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana?
Isaac le respondió:
—Porque pensé que ustedes me matarían para quedarse con ella.
10 Abimélec dijo:
—¿Qué es lo que has hecho? Fácilmente alguien se podía haber acostado con tu mujer, y tú nos habrías hecho pecar.
11 Luego Abimélec le ordenó a toda su gente:
—El que llegue a tocar a ese hombre o a su esposa será ejecutado.
Isaac se enriquece
12 Isaac sembró semilla en esas tierras y en ese mismo año reunió una cosecha 100 veces mayor. El SEÑOR lo bendijo 13 y él se convirtió en un hombre rico. Luego progresó tanto que llegó a tener muchas posesiones. 14 Tenía tantas ovejas, ganado y esclavos que les dio envidia a los filisteos. 15 Los siervos del papá de Isaac habían cavado muchos pozos durante la vida de Abraham. Los filisteos taparon esos pozos llenándolos con tierra. 16 Después Abimélec le dijo a Isaac:
—Vete de aquí, te has vuelto más poderoso que nosotros.
17 Entonces Isaac se fue de ahí, acampó en el valle de Guerar y se quedó a vivir allí. 18 Isaac reparó todos los pozos que su papá había construido cuando estaba vivo, ya que los filisteos los habían llenado de tierra después de la muerte de Abraham. A sus pozos les puso los mismos nombres que su papá, Abraham, le había puesto a los de él. 19 Los esclavos de Isaac abrieron otro hueco en el valle y encontraron una fuente de agua fresca. 20 Pero los pastores de Guerar se pelearon con los pastores de Isaac. Les dijeron: «El agua es nuestra». Por esa razón Isaac llamó a la fuente Pelea[af]. Le puso este nombre porque en ese lugar ellos pelearon con él. 21 Después los siervos de Isaac construyeron otro pozo, pero la gente volvió a pelearse. Por eso llamó a este pozo Enemistad[ag]. 22 Isaac se fue de allí, construyó otro pozo y esta vez nadie peleó con él. Por esta razón llamó a este pozo Espacio libre[ah]. Luego dijo: «Ahora el SEÑOR nos dará espacio para que prosperemos en esta tierra».
23 Isaac se fue para Berseba. 24 El SEÑOR se le apareció esa noche y le dijo: «Yo soy el Dios de tu papá Abraham. No tengas miedo que yo estoy contigo. Te daré mi bendición y haré que tengas muchos descendientes por causa de mi siervo Abraham». 25 Isaac construyó ahí un altar y adoró al SEÑOR. También estableció allí su campamento y sus siervos construyeron un pozo.
26 Abimélec vino desde Guerar a ver a Isaac. Con él trajo a Ajuzat, uno de sus amigos, y a Ficol, el comandante de su ejército.
27 Isaac les dijo:
—¿Por qué vinieron a buscarme? Ustedes me odian y me forzaron a abandonar su tierra.
28 Ellos respondieron:
—Ahora estamos convencidos de que el SEÑOR está contigo. Por esa razón hemos pensado que debemos hacer un pacto entre tú y nosotros. 29 Prométenos que no nos harás daño, así como nosotros hemos obrado bien contigo. Te sacamos de nuestras tierras, pero lo hicimos pacíficamente. Ahora sabemos que tienes la bendición del SEÑOR.
30 Entonces Isaac les hizo una fiesta y ellos comieron y bebieron. 31 A la mañana siguiente se levantaron temprano y se hicieron promesas los unos a los otros. Luego Isaac los despidió y ellos se fueron en paz.
32 Ese día, los esclavos de Isaac vinieron y le contaron sobre el pozo que habían construido. Le dijeron: «¡Encontramos agua!» 33 Isaac llamó a ese pozo Seba[ai] y por esa razón esa ciudad todavía se llama Berseba[aj].
34 Cuando Esaú tenía 40 años de edad, se casó con dos mujeres. Una era Judit, hija del hitita Beerí, y la otra era Basemat, que era la hija del también hitita Elón. 35 Estos casamientos les amargaron la vida a Isaac y a Rebeca.
Jacob engaña a Isaac
27 Cuando Isaac estaba viejo y prácticamente ciego, llamó a su hijo mayor Esaú, y le dijo:
—Hijo mío.
Esaú le respondió:
—Aquí estoy.
2 Luego Isaac le dijo:
—Mírame, estoy viejo y no sé cuándo voy a morir. 3 Entonces, toma tus armas, tu arco y tus flechas. Sal al campo y caza un animal para mí. 4 Prepárame la comida que más me gusta, tráemela para que yo la coma y te pueda dar mi bendición antes de morir.
5 Entonces Esaú se fue a cazar un venado para su papá.
Rebeca estaba oyendo cuando Isaac le dijo esto a su hijo Esaú. 6 Rebeca le dijo a su hijo Jacob:
—Fíjate que escuché a tu papá hablando con tu hermano Esaú. 7 Tu papá le dijo: “Tráeme un venado y prepáramelo para comerlo y darte mi bendición delante del SEÑOR antes de mi muerte”. 8 Hijo mío, óyeme y haz lo que te digo. 9 Ve al rebaño y consígueme dos cabras jóvenes y buenas para que así yo pueda prepararlas deliciosas, como le gustan a tu papá. 10 Tú le llevarás la comida a tu papá, y él te dará su bendición antes de morir.
11 Entonces Jacob le dijo a Rebeca, su mamá:
—Mira, mi hermano Esaú es un hombre muy velludo y yo no. 12 Es probable que mi papá me toque, va a pensar que soy un engañador y me va a maldecir en lugar de bendecirme.
13 Entonces la mamá le dijo:
—Que cualquier maldición que te haga caiga sobre mí en lugar de sobre ti. Haz lo que te pido, y tráeme las cabras.
14 Jacob fue, las agarró y se las llevó a su mamá. Ella preparó una comida deliciosa, tal como le gustaba a Isaac. 15 Después Rebeca tomó la mejor ropa que tenía Esaú, su hijo mayor, y se la puso a Jacob, su hijo menor. 16 También tomó las pieles de las cabras y las puso en los brazos y cuello de Jacob. 17 Además, le dio a su hijo Jacob la deliciosa comida y el pan que ella había preparado. 18 Jacob fue a donde estaba su papá y le dijo:
—Papá.
Isaac respondió:
—Aquí estoy. ¿Cuál de mis hijos eres tú?
19 Jacob respondió:
—Soy Esaú, tu hijo mayor. Hice lo que me pediste, recuéstate y come la carne del animal que cacé para ti, para que así me des tu bendición.
20 Pero Isaac le dijo a su hijo:
—¿Cómo hiciste para cazar tan rápido este animal?
Jacob respondió:
—Porque el SEÑOR tu Dios, me ayudó a hacerlo.
21 Luego Isaac le dijo a Jacob:
—Hijo mío, acércate que te quiero tocar para saber si en verdad tú eres mi hijo Esaú.
22 Jacob se acercó a su papá, él lo tocó y dijo:
—Tu voz parece la de Jacob, pero tus brazos se sienten como los de Esaú.
23 Isaac no lo reconoció porque los brazos estaban velludos como los de su hermano Esaú, entonces lo bendijo.
24 Le dijo:
—¿En verdad eres mi hijo Esaú?
Jacob respondió:
—Sí, soy yo.
Jacob recibe la bendición
25 Luego Isaac dijo:
—Tráeme un poco de carne para que la coma y te dé mi bendición.
Jacob se la trajo, y él la comió. También le trajo vino, y él lo bebió.
26 Después su papá, Isaac, le dijo:
—Acércate y dame un beso, hijo mío.
27 Jacob se acercó y le dio un beso. Isaac le olió la ropa y lo bendijo. Isaac dijo:
«Miren, el olor de mi hijo es como el olor de un campo
que el SEÑOR ha bendecido.
28 Que el Dios te dé mucho rocío del cielo, campos fértiles
y abundancia de cosechas y vinos.
29 Que pueblos te sirvan,
y naciones se inclinen ante ti.
Que tú gobiernes sobre tus hermanos,
y los hijos de tu mamá se arrodillen ante ti.
Que quienes te maldigan, sean malditos,
y quienes te bendigan, sean benditos».
30 Justo cuando Isaac terminó de bendecir a Jacob y este se había ido, Esaú volvió de su cacería y entró al cuarto. 31 También él preparó una comida deliciosa y se la llevó a su papá. Esaú le dijo a su papá:
—Papá, ven y come un poco de la carne que te traje para que me des tu bendición.
32 Pero Isaac le preguntó:
—¿Quién eres tú?
Esaú respondió:
—Soy Esaú, tu hijo mayor.
33 Entonces Isaac se puso furioso y dijo:
—¿Cómo? ¿Quién fue el que cazó un animal y me lo trajo? Me lo comí todo y le di mi bendición antes de que tú vinieras. Ahora él será el que tendrá la bendición.
34 Cuando Esaú escuchó esto, lanzó un grito grande y amargo y le dijo a su papá:
—Papá, dame a mí también tu bendición.
35 Isaac dijo:
—Tu hermano vino, me engañó y tomó tu bendición.
36 Entonces Esaú dijo:
—Con razón le pusieron por nombre Jacob[ak]. Esta es la segunda vez que él me engaña. Primero me quitó mis derechos de hijo mayor[al] y ahora me quitó mi bendición.
Luego añadió:
—¿No has guardado una bendición para mí?
37 Isaac le respondió a Esaú:
—Le di a él control sobre ti, a todos sus hermanos como siervos y también abundancia de cosechas y vino. ¿Qué puedo darte a ti, hijo mío?
38 Entonces Esaú le dijo a su papá:
—¿No tienes aunque sea una sola bendición para mí, papá? Bendíceme a mí también.
Después Esaú se puso a llorar a gritos.
39 Entonces Isaac le dijo:
«No vivirás en buenas tierras,
y no recibirás mucha lluvia.
40 Tendrás que pelear para vivir,
y serás esclavo de tu hermano.
Pero cuando estés listo,
te separarás de su control».
41 Esaú le guardó rencor a su hermano Jacob por la bendición que este había recibido, y pensó: «Mi papá ya casi va a morir y habrá un tiempo de luto por él. Cuando termine ese tiempo, mataré a mi hermano Jacob».
42 Rebeca se enteró de lo que planeaba Esaú, su hijo mayor. Entonces mandó llamar a Jacob y le dijo:
—Mira, tu hermano Esaú está planeando matarte para vengarse de ti. 43 Hijo mío, haz lo que te digo. Huye ya mismo a Jarán, a donde vive mi hermano Labán. 44 Quédate con él unos días hasta que se le pase la furia a tu hermano. 45 Después de un tiempo, tu hermano olvidará lo que le hiciste, y cuando eso suceda te voy a mandar un siervo para que te traiga de regreso. No quiero perderlos a ustedes dos el mismo día.
46 Luego Rebeca le dijo a Isaac:
—Se me arruinó la vida por causa de esas mujeres heteos, me moriría si Jacob se llegara a casar también con una mujer de esas.
28 Luego Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó: «No te cases con una mujer cananea. 2 Vete inmediatamente a Padán Aram, donde vive Betuel, tu abuelo materno. El hermano de tu mamá, Labán, vive allá, cásate con una de sus hijas. 3 Que el Dios Todopoderoso[am] te bendiga y te dé muchos hijos para que así te conviertas en padre de muchos pueblos. 4 Que los bendiga a ti y a tus hijos como bendijo a Abraham y que te conviertas en el dueño de la tierra donde tú viviste como extranjero, la cual Dios le dio a Abraham».
5 Entonces Isaac envió a Jacob a Padán Aram donde vivía Labán, el hijo de Betuel el arameo. Labán era el hermano de Rebeca, la mamá de Jacob y Esaú.
6 Esaú se enteró de que Isaac había bendecido a Jacob y de que lo había enviado a Padán Aram a casarse con una mujer de allá. También supo que Isaac le había ordenado que no se casara con una mujer de Canaán. 7 Además se enteró de que Jacob les había obedecido a sus padres y se había ido a Padán Aram. 8 Esaú se dio cuenta de que a su papá, Isaac, no le gustaban las mujeres de Canaán. 9 Aunque Esaú ya tenía dos esposas, fue a donde estaba Ismael, hijo de Abraham, y se casó con su hija Majalat, hermana de Nebayot.
Betel, la casa de Dios
10 Jacob se fue de Berseba hacia Jarán. 11 Llegó a cierto lugar y allí pasó la noche porque ya había oscurecido. Tomó una piedra de ese lugar y la puso bajo su cabeza para acostarse a dormir. 12 En sueños vio una escalera que tenía un extremo en la tierra y el otro en el cielo, y había ángeles de Dios subiendo y bajando por ella. 13 Vio que el SEÑOR estaba parado a su lado[an] y que le dijo: «Yo soy el SEÑOR, Dios de tu antepasado Abraham y Dios de Isaac. Les daré a tus hijos la tierra en la que ahora estás acostado. 14 Tendrás más descendientes que partículas de polvo hay sobre la tierra. Se esparcirán por el norte, el sur, el oriente y el occidente, y todas las familias del mundo serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia. 15 Mira, estoy contigo, te protegeré dondequiera que vayas y te volveré a traer a esta tierra. No te abandonaré y cumpliré lo que te acabo de decir».
16 Después Jacob se despertó y dijo: «El SEÑOR está en este lugar y no me había dado cuenta». 17 Jacob estaba asustado y dijo: «¡Qué lugar tan aterrador es este! Esta debe ser la casa de Dios y puerta del cielo».
18 A la mañana siguiente, Jacob se levantó muy temprano, tomó la piedra que había puesto bajo su cabeza, la colocó a manera de recordatorio y derramó aceite sobre ella para dedicársela a Dios. 19 Esa ciudad se llamaba Luz, pero Jacob le cambió el nombre y le puso Betel[ao].
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