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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Lucas 10:1-20:19

Jesús envía a los 72

10 Después de esto, el Señor eligió a otros 72[a]. Los mandó de dos en dos delante de él a todos los pueblos y lugares a donde quería ir. Jesús les dijo: «La cosecha es mucha, pero los trabajadores son pocos. Por eso, pidan al dueño de la cosecha que envíe trabajadores para recogerla.

»¡Vayan! y tengan en cuenta que los envío como corderos en medio de lobos. No lleven dinero ni provisiones ni otro par de sandalias, y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren a alguna casa, primero digan: “La paz sea con ustedes”. Si allí vive alguien de paz, la bendición de paz de ustedes se quedará con él. Pero si no, la bendición regresará a ustedes. Quédense en esa casa, coman y beban lo que ellos les ofrezcan, porque los que trabajan merecen recibir su sustento. No vayan de casa en casa.

»Cuando lleguen a un pueblo donde sean bienvenidos, coman lo que les ofrezcan. Sanen a los enfermos de ese pueblo y díganles: “El reino de Dios ya está cerca de ustedes”. 10 Pero cuando lleguen a un pueblo donde no sean bienvenidos, salgan a las calles y digan: 11 “¡Sacudimos contra ustedes hasta el polvo de su pueblo que se pegó en nuestros pies. Pero tengan por seguro que el reino de Dios ya está cerca!” 12 Les digo que en el día del juicio final, le irá mejor a Sodoma que a la gente de ese pueblo.

Jesús advierte a los que no creen

(Mt 11:20-24)

13 »¡Pobre de ti, Corazín! ¡Pobre de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se hicieron en ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, ellos hace mucho tiempo que se habrían puesto ropa áspera y echado ceniza en la cabeza para mostrar dolor por sus pecados. 14 Pero en el día del juicio les irá mejor a Tiro y a Sidón que a ustedes. 15 Y tú Capernaúm, ¿de verdad piensas que serás elevada hasta el cielo? Pues no, sino que bajarás hasta el infierno.

16 »El que los escuche a ustedes, me escucha a mí; el que los rechace, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me envió».

Satanás cae

17 Los 72 elegidos regresaron muy felices y dijeron:

—Señor, ¡hasta los demonios nos obedecen en tu nombre!

18 Entonces Jesús les dijo:

—Vi a Satanás caer del cielo como un relámpago. 19 Tengan la seguridad de que les he dado autoridad de aplastar escorpiones y serpientes, y autoridad sobre todo el poder del enemigo. Nada les hará daño. 20 Pero no se alegren tanto de dominar a los espíritus, sino de que sus nombres están escritos en el cielo.

Jesús alaba al Padre

(Mt 11:25-27; 13:16-17)

21 En ese momento, Jesús, lleno de alegría del Espíritu Santo, dijo: «Te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos, y se las has revelado a estos que son como niños. Sí Padre, porque así te agradó.

22 »Mi Padre me ha dado todo. Nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo».

23 Dándose vuelta hacia sus seguidores, les dijo en privado: «Afortunados los ojos que ven lo que ustedes ven. 24 Porque yo les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron. Ellos quisieron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron».

Historia del buen samaritano

25 Entonces un experto de la ley se levantó para probar a Jesús:

—Maestro, ¿qué tengo que hacer para tener vida eterna?

26 Entonces Jesús le dijo:

—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lo entiendes?

27 (A)(B) Él contestó:

—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”[b] y “ama a tu semejante como te amas a ti mismo”.[c]

28 Entonces Jesús le dijo:

—Tienes razón, hazlo y vivirás.

29 Pero como quería demostrar que su manera de vivir era correcta, le dijo a Jesús:

—¿Y quién es mi semejante?

30 Jesús le respondió:

—Un hombre iba de Jerusalén a Jericó. Unos ladrones lo rodearon, le quitaron la ropa, lo golpearon y lo dejaron medio muerto. 31 Dio la casualidad que venía un sacerdote por el mismo camino. Cuando vio al hombre, siguió por otro lado. 32 De la misma manera, un levita pasó por el mismo lugar, vio al hombre, pero también siguió por otro lado. 33 Pero un samaritano que viajaba por ahí llegó a donde estaba el hombre, y al verlo se compadeció de él. 34 Entonces se acercó al hombre, derramó aceite y vino en las heridas y las vendó. Luego lo montó en su animal de carga y lo llevó a una pequeña posada donde lo cuidó. 35 Al siguiente día, el samaritano le dio dos monedas de plata al encargado de la posada y le dijo: “Cuídalo, y si se necesita más, te pagaré cuando regrese”. 36 ¿Cuál de los tres crees tú que fue el semejante del hombre que estaba medio muerto en el camino?

37 El experto de la ley le contestó:

—El que tuvo compasión de él.

Entonces Jesús le dijo:

—Ve y haz tú lo mismo.

María y Marta

38 Mientras iba de camino con sus seguidores, Jesús entró a un pueblo. Una mujer llamada Marta lo recibió bien en su casa. 39 Ella tenía una hermana llamada María, quien se sentó a los pies del Señor a escuchar lo que estaba diciendo. 40 Pero Marta estaba preocupada porque tenía mucho que hacer, entonces fue y le dijo a Jesús:

—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado todo el trabajo a mi sola? Dile que me ayude.

41 El Señor le respondió:

—Marta, Marta, estás preocupada y molesta por demasiadas cosas, 42 pero sólo hay algo realmente importante. María ha elegido lo mejor, y nadie se lo puede quitar.

Jesús enseña a orar

(Mt 6:9-15; 7:7-11)

11 Una vez, Jesús estaba orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus seguidores le dijo:

—Señor, enséñanos a orar, así como Juan les enseñó a sus seguidores.

Entonces Jesús les dijo:

—Cuando oren, digan así:

“Padre, que siempre se dé honra a tu santo nombre.
    Venga tu reino.
Danos hoy los alimentos que necesitamos cada día,
y perdona nuestros pecados,
    porque nosotros también perdonamos a todos los que nos han hecho mal.
No nos dejes caer en tentación”.

Entonces Jesús les dijo:

—Supongan que uno de ustedes tiene un amigo y va a su casa a la media noche a decirle: “Préstame tres panes”. Es que un amigo mío que está de viaje ha venido a visitarme y no tengo nada para darle de comer. Tu amigo responde desde adentro de la casa: “¡No me molestes! La puerta ya está cerrada, mis niños y yo ya estamos en la cama y no me puedo levantar a darte nada”. Les digo que tal vez no se levante a darte nada por amistad, pero lo hará para evitar la vergüenza porque tú insistías descaradamente. Te dará todo lo que necesites.

»Entonces yo les digo: No se cansen de pedir, y Dios les dará; sigan buscando, y encontrarán; llamen a la puerta una y otra vez, y se les abrirá. 10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra, y al que llama a la puerta se le abrirá.

11 »Si un hijo suyo les pide un pescado, ¿le dan una serpiente en lugar de un pescado? 12 O si les pide un huevo, ¿le dan un escorpión? 13 Pues si ustedes, aun siendo malos, saben cómo darles cosas buenas a sus hijos, imagínense cuánto más dispuesto estará su Padre celestial a darles el Espíritu Santo a aquellos que le piden.

Jesús y Satanás

(Mt 12:22-30; Mr 3:20-27)

14 Jesús estaba expulsando a un demonio mudo de un hombre que no podía hablar. Tan pronto como el demonio salió, el hombre empezó a hablar y la multitud se asombró. 15 Pero algunos de ellos dijeron: «Él expulsa a los demonios por el poder de Beelzebú, el jefe de los demonios».

16 Como otros querían ponerlo a prueba, le pidieron que hiciera un milagro como señal de Dios. 17 Él sabía lo que ellos estaban pensando y les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo será destruido, y toda familia dividida contra sí misma se acabará. 18 Si Satanás se divide contra sí mismo, entonces ¿cómo puede sobrevivir su reino? Les digo esto porque ustedes dicen que expulso demonios por el poder de Beelzebú. 19 Pero si es verdad que yo expulso demonios por el poder de Beelzebú, ¿con qué poder expulsa su gente los demonios? Su propia gente demostrará que ustedes están equivocados. 20 Pero si yo expulso demonios por el poder de Dios, entonces está claro que el reino de Dios ya ha llegado a ustedes.

21 »Cuando un guerrero poderoso protege su palacio con todo su armamento, todo lo que le pertenece está seguro. 22 Pero si alguien más poderoso que él lo ataca y lo vence, ese toma posesión del armamento en que el otro confiaba, y reparte el botín.

23 »El que no está conmigo, está en mi contra; y el que no me ayuda a recoger la cosecha, la desparrama.

El regreso del espíritu maligno

(Mt 12:43-45)

24 »Cuando un espíritu maligno sale de una persona, pasa por lugares secos. Busca dónde quedarse a descansar, pero no encuentra nada. Entonces el espíritu dice: “Voy a volver a la casa de donde salí”. 25 Al llegar se da cuenta de que está limpia y ordenada. 26 Entonces va y trae a otros siete espíritus peores que él y se van a vivir allí. Al final, esa persona queda peor de lo que estaba antes».

Afortunados los que obedecen

27 Mientras decía esto, una mujer de la multitud le gritó:

—¡Qué afortunada fue la mujer que te dio a luz y te alimentó!

28 Pero Jesús dijo:

—Más bien, qué afortunados son los que escuchan la palabra de Dios y la obedecen.

Danos pruebas

(Mt 12:38-42; Mr 8:12)

29 Al reunirse la multitud, Jesús dijo: «La generación actual es mala. Busca una señal milagrosa, pero no se le va a dar ninguna señal, solamente la que se le dio a Jonás[d], 30 quien fue una señal para los de Nínive. De la misma manera, el Hijo del hombre será una señal para la gente de estos tiempos. 31 En el día del juicio, la reina del Sur[e] se levantará y condenará a los hombres de esta generación, pues ella vino desde muy lejos para aprender de la sabiduría de Salomón. ¡Y yo les digo que aquí hay alguien más grande que Salomón! 32 En el día del juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos cambiaron su vida cuando oyeron el mensaje de Jonás. ¡Y yo les digo que aquí hay alguien más grande que Jonás!

Sean la luz del mundo

(Mt 5:15; 6:22-23)

33 »Nadie enciende una lámpara para esconderla o para ponerla debajo de un cesto. Por el contrario, la pone sobre el candelero para que los que entren tengan luz. 34 La lámpara del cuerpo son los ojos. Si miras a otros con ganas de ayudarles, todo el cuerpo está lleno de luz. Pero si con los ojos los miras con envidia, todo el cuerpo está en la oscuridad. 35 Por lo tanto, cuídate de que la luz que está en ti no sea oscuridad. 36 Si tu cuerpo está lleno de luz y no hay oscuridad en él, será iluminado completamente. Será como una lámpara que te alumbra con su luz».

Jesús critica a los líderes religiosos

(Mt 23:1-36; Mr 12:38-40; Lc 20:45-47)

37 Cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le pidió que comieran juntos. Así que Jesús entró y tomó lugar a la mesa, 38 pero no se lavó las manos[f] antes de comer y eso sorprendió al fariseo. 39 Entonces el Señor Jesús le dijo:

—Su idea de limpieza, fariseos, es como limpiar vasos o platos sólo por fuera. Por dentro, siguen llenos de deseos de robar y dañar a los demás. 40 ¡Insensatos! ¿No hizo Dios tanto lo de adentro como lo de afuera? 41 Mejor pongan atención a lo de adentro. Ayuden a los pobres y entonces todo quedará limpio en ustedes.

42 »¡Pobres de ustedes, fariseos! Ustedes dan a Dios la décima parte de todo lo que tienen, aun de la menta, de la ruda y de todas las demás plantas de su jardín, pero no tratan a la gente con justicia y no aman a Dios. Más bien hagan eso, sin olvidarse de hacer lo otro.

43 »Pobres de ustedes fariseos, porque les gusta tener los lugares de honor en las sinagogas y que se les salude con respeto en las plazas.

44 »Pobres de ustedes, porque son como tumbas sin lápida que contaminan a la gente que sin darse cuenta camina sobre ellas.

45 Uno de los expertos de la ley le respondió:

—Maestro, al decir esto nos insultas también a nosotros.

46 Pero Jesús dijo:

—Pobres de ustedes también, expertos de la ley, porque cargan a la gente con reglas más difíciles de lo que ellos pueden cumplir. ¡Y ustedes ni siquiera mueven un dedo para mitigar la carga!

47 »Pobres de ustedes, porque edifican los sepulcros de los profetas, pero fueron sus antepasados quienes los mataron. 48 Así demuestran que ustedes están de acuerdo con lo que sus antepasados hicieron, porque ellos los mataron y ustedes construyen sus tumbas. 49 Por esta razón, Dios en su sabiduría dijo: “Les enviaré profetas y apóstoles y a algunos los matarán y a otros los perseguirán”. 50 Entonces ustedes, los de esta generación, pagarán por la sangre de todos los profetas, que ha sido derramada desde el principio del mundo, 51 desde el asesinato de Abel hasta el asesinato de Zacarías.[g] Zacarías fue asesinado entre el altar y el templo. Sí, yo les digo, ustedes los de estos tiempos pagarán por ello.

52 »Pobres de ustedes expertos de la ley, porque se apropiaron de la llave del conocimiento acerca de Dios. Ustedes mismos no entraron ni tampoco dejaron entrar a los que estaban tratando de hacerlo.

53 Cuando Jesús salía, los maestros de la ley y los fariseos empezaron a importunarlo y a hacerle preguntas sobre muchos temas. 54 Trataban de atrapar a Jesús diciendo algo malo.

No sean como los fariseos

12 Entonces se reunieron miles de personas, tantas que se atropellaban unas a otras. Antes de hablarle a la gente, Jesús les habló primero a sus seguidores: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. Porque no hay nada encubierto que no llegue a descubrirse, ni nada oculto que no llegue a darse a conocer. Es así como todo lo que digan en la oscuridad, saldrá a la luz. Todo lo que digan a alguien al oído en las habitaciones, se contará a toda la gente desde las azoteas.

Témanle a Dios, no a la gente

(Mt 10:28-31)

»Les digo, amigos míos, que no les tengan miedo a los que matan el cuerpo y después de eso no pueden hacer nada más. Déjenme poner en claro a quién deben temer: témanle a Dios, quien después de matar el cuerpo, tiene el poder de mandarlo al infierno. Sí, yo les digo, témanle a él.

»Cinco pajaritos valen sólo dos moneditas, pero no importa, porque Dios no se olvida de ninguno de ellos. Dios hasta les tiene contados a ustedes cada uno de sus cabellos; así que no tengan miedo, ustedes valen más que muchos pajaritos.

No se avergüencen de Jesús

(Mt 10:32-33; 12:32; 10:19-20)

»Yo les digo, si ante la gente alguien está dispuesto a decir que cree en mí, entonces el Hijo del hombre se declarará a favor de él ante los ángeles de Dios. Pero el que me niegue ante los demás, será negado también ante los ángeles de Dios.

10 »Dios perdonará incluso a quien reniegue del Hijo del hombre, pero no perdonará a quien reniegue del Espíritu Santo.

11 »Cuando los lleven ante las sinagogas, los gobernantes y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender y qué van a decir. 12 El Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deben decir».

Jesús habla en contra de la avaricia

13 Entonces alguien de la multitud le dijo a Jesús:

—Maestro, dile a mi hermano que comparta la herencia conmigo.

14 Pero Jesús le dijo:

—Hombre, ¿quién me nombró juez de ustedes o árbitro de sus pleitos?

15 Luego Jesús les dijo:

—Aléjense de toda avaricia porque la vida no depende del tener muchas cosas.

16 Entonces les contó una historia: «Un hombre rico tenía un terreno que produjo una cosecha muy buena. 17 Él pensó: “¿Qué hago ahora que no tengo donde guardar la cosecha?” 18 Entonces se dijo: “Esto es lo que voy a hacer: tumbaré todos mis graneros y los haré más grandes. Así podré guardar allí toda mi cosecha y todo lo demás. 19 Me diré a mí mismo: Tienes bastante acumulado para muchos años. Entonces tómalo con calma, come, bebe y diviértete”. 20 Pero Dios le dijo: “Tonto, esta noche morirás, y entonces ¿quién se quedará con todo lo que guardaste?”

21 »Esto es lo que pasa con el que consigue mucho para sí mismo, pero no es rico ante los ojos de Dios».

Busquen primero el reino de Dios

(Mt 6:25-34, 19-21)

22 Después les dijo a sus seguidores: «Por eso les digo que no se preocupen por lo que van a comer ni por la ropa que se van a poner. 23 La vida es más que la comida y el cuerpo más que la ropa. 24 Fíjense en los cuervos, que no siembran ni cosechan. Tampoco tienen bodegas ni graneros, y aun así, Dios los alimenta. ¡Ustedes valen mucho más que las aves! 25 ¿Quién de ustedes con preocuparse va a añadir una hora a su vida? 26 Si no pueden hacer ni siquiera eso, ¿qué caso tiene preocuparse por lo demás?

27 »Fíjense cómo crecen los lirios. Ellos no trabajan ni hilan para hacer su vestido. Pero les aseguro que ni siquiera el rey Salomón con toda su gloria se vistió como uno de ellos. 28 Así que, si Dios viste así a todo lo que crece en el campo, que hoy tiene vida pero que mañana será quemado en un horno, con mucha más razón cuidará de ustedes. ¡No sean gente de poca fe! 29 No estén pendientes de lo que van a comer o a beber, ni se preocupen por eso. 30 La gente que no conoce a Dios trata de conseguir esas cosas, pero su Padre sabe que ustedes necesitan todo esto. 31 En vez de eso, busquen el reino de Dios, y se les dará todo lo que necesitan.

No confíen en las riquezas

32 »No tengan miedo, pequeño rebaño, porque su Padre quiere entregarles el reino. 33 Vendan lo que tienen y den el dinero a los pobres. Consigan bolsas que no se desgasten; tesoro en el cielo que no se acabe, donde ningún ladrón puede alcanzarlo ni la polilla puede destruirlo, 34 porque donde esté su tesoro, allí estará su corazón.

Estén siempre listos

(Mt 24:42-44)

35 »¡Estén listos! Vístanse y tengan las lámparas encendidas. 36 Sean como los siervos que están esperando que su patrón regrese de una fiesta de bodas. El patrón viene, llama a la puerta y ellos abren de inmediato. 37 Qué bien les irá a esos siervos a quienes el patrón encuentra despiertos y listos cuando él regresa a casa. Les digo la verdad: el patrón pedirá a los siervos que ocupen su lugar en la mesa, se dispondrá y él mismo les servirá. 38 Tal vez los siervos tengan que esperar hasta la media noche o más tarde, pero les va a ir bien cuando llegue el patrón y los encuentre esperándolo. 39 Recuerden esto: si el dueño de la casa supiera a qué hora viene el ladrón, entonces no lo dejaría entrar a su casa. 40 Así que ustedes también estén listos, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada».

Los siervos reciben lo que merecen

(Mt 24:45-51)

41 Entonces Pedro dijo:

—¿Nos cuentas esta historia a nosotros o a toda la gente?

42 El Señor dijo:

—¿Quién es el administrador responsable y digno de confianza? Ese será a quien el señor de la casa encargará de alimentar a su debido tiempo a los demás siervos. 43 ¡Qué afortunado aquel siervo que cuando su señor regresa, lo encuentra cumpliendo su deber! 44 Les digo la verdad: el patrón lo pondrá a cargo de todas sus cosas. 45 Por otra parte, supongan que ese siervo se dice a sí mismo: “Mi señor se va a demorar”. Comienza a pegarles a los demás siervos, incluso a las mujeres, come, bebe y se emborracha. 46 Su señor volverá el día en que menos se lo espere y a la hora en que menos se lo imagine. Lo cortará en pedazos, como ocurre con los esclavos que son infieles.

47 »El siervo que sabe lo que quiere su patrón y no se prepara ni hace lo que él quiere, será castigado con muchos golpes. 48 Pero el siervo que no sabe lo que el patrón quiere y hace algo que merece ser castigado, recibirá menos golpes. Se espera más del que se le ha dado más. El que tiene más privilegios, tendrá más responsabilidad.

Jesús provocará desacuerdos

(Mt 10:34-36)

49 »Vine a traer fuego a la tierra y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo! 50 Pero antes tengo que enfrentar un bautismo diferente,[h] ¡y cómo me angustio hasta que se realice! 51 ¿Ustedes piensan que vine a traer la paz a la tierra? Les digo que no, sino que vine a causar división. 52 De ahora en adelante, una familia de cinco será dividida contra sí misma. Estarán tres contra dos y dos contra tres.

53 Se dividirán, el papá estará en contra de su hijo
    y el hijo estará en contra de su papá;
la mamá estará en contra de su hija
    y la hija estará en contra de su mamá;
la suegra estará en contra de su nuera
    y la nuera estará en contra de su suegra.[i]

Entiendan los tiempos

(Mt 16:2-3)

54 Entonces Jesús le dijo a la multitud:

—Cuando ustedes ven una nube que viene del occidente, dicen: “Lloverá”, y pronto empieza a llover. 55 Cuando sopla el viento del sur, ustedes dicen: “Hará mucho calor”, y pronto empieza a hacer calor. 56 ¡Hipócritas! Son buenos para interpretar el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo es que no saben interpretar lo que está pasando en estos tiempos?

Sé sabio y evita ser juzgado

(Mt 5:25-26)

57 »¿Por qué no pueden decidir ustedes mismos lo que está bien? 58 Cuando tu adversario te demande, intenta arreglar el problema por todos los medios antes de llegar al juzgado. Porque si no arreglas antes, esa persona te arrastrará al juez, y el juez te entregará al guardia y el guardia te echará a la cárcel. 59 Te digo: no saldrás de la cárcel hasta que pagues hasta el último centavo.

Cambien su vida

13 En aquel tiempo vinieron algunos a contarle a Jesús lo que les había pasado a unos de Galilea. Pilato los había matado mientras estaban adorando a Dios, y había mezclado su sangre con la de los animales que estaban sacrificando. Jesús les respondió: «¿Ustedes piensan que lo que les pasó a ellos fue porque eran más pecadores que la demás gente de Galilea? ¡No! Pero les digo que si ustedes no cambian su manera de pensar y de vivir, morirán también como ellos. O miren lo que les pasó a los 18 que murieron cuando la torre de Siloé les cayó encima. ¿Piensan que eso les pasó porque eran más culpables que el resto de la gente que vivía en Jerusalén? ¡No! Pero les digo que si ustedes no cambian su manera de pensar y de vivir, morirán también como ellos».

La higuera que no servía para nada

Entonces les contó esta historia: «Un hombre tenía una higuera en su viñedo y un día fue a ver si tenía higos, pero no encontró nada. Entonces le dijo al encargado del viñedo: “He venido tres años seguidos a ver si esta higuera tiene higos, pero nunca los he encontrado. Por eso, córtala. ¿Para qué desperdiciar ese pedazo de tierra?” El encargado le respondió: “Patrón, déjela aquí por un año más. Déjeme cultivarla y ponerle abono. Entonces si el próximo año tiene frutos, la dejamos allí, pero si no tiene frutos, la puede mandar cortar”».

Jesús sana en el día de descanso

10 El día de descanso, Jesús estaba enseñando en una de las sinagogas. 11 Allí había una mujer que tenía un espíritu de enfermedad que la había tenido lisiada ya por 18 años. Andaba encorvada y no se podía enderezar nada. 12 Cuando Jesús la vio, la llamó y le dijo:

—Mujer, quedas libre de tu enfermedad.

13 Entonces puso las manos sobre ella, y de inmediato ella se enderezó y empezó a alabar a Dios.

14 El dirigente de la sinagoga se disgustó mucho porque Jesús la había sanado en el día de descanso. Por eso el dirigente le dijo a la gente:

—Hay seis días para trabajar, así que vengan a ser sanados en esos días, no en el día de descanso.

15 El Señor le respondió:

—¡Hipócritas! ¿Acaso no desatan todos ustedes a su buey o a su burro en día de descanso para llevarlo a tomar agua? 16 Esta mujer también es descendiente de Abraham,[j] y por 18 años Satanás la ha atado a esta condición. ¿No se le debía desatar de esta atadura en día de descanso?

17 Cuando dijo esto, todos los que estaban en su contra se avergonzaron, pero los demás se alegraron mucho por las cosas maravillosas que hacía.

Historia de la semilla de mostaza

(Mt 13:31-33; Mr 4:30-32)

18 Jesús dijo: «¿Cómo es el reino de Dios? ¿Con qué lo puedo comparar? 19 Es como una semilla de mostaza que un hombre sembró en su campo. La semilla creció y se convirtió en un gran árbol, y las aves construyeron nidos en sus ramas».

20 Dijo otra vez: «¿Con qué puedo comparar el reino de Dios? 21 Es como la levadura que una mujer mezcla con mucha harina. Al final, toda la masa queda fermentada».

La puerta angosta

(Mt 7:13-14, 21-23)

22 Jesús iba por los pueblos y aldeas enseñando mientras se dirigía a Jerusalén. 23 Alguien le dijo:

—¿Señor, son pocos los que se salvarán?

Él respondió:

24 —Esfuércense por entrar por la puerta angosta, pues les aseguro que mucha gente tratará de entrar pero no podrá. 25 Supongan que el dueño de una casa ya ha cerrado la puerta, y ustedes se quedan afuera llamando, y entonces dicen: “Señor, ¡ábrenos la puerta!” pero él les responde: “No sé de dónde son ustedes”. 26 Entonces ustedes dicen: “Nosotros comimos y bebimos contigo y tú enseñaste en nuestras calles”. 27 Él les dice, “No sé de dónde son ustedes. Apártense de mí, porque ustedes se dedicaron a hacer el mal”.

28 »Habrá llanto y crujir de dientes cuando vean a Abraham, Isaac, Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero ustedes sean echados fuera. 29 Vendrá gente del oriente y del occidente, del norte y del sur, y ocuparán su lugar en la mesa en el reino de Dios. 30 Tengan en cuenta que los últimos serán los primeros, y los primeros serán los últimos.

Jesús habla de morir en Jerusalén

(Mt 23:37-39)

31 En ese momento, algunos fariseos se acercaron a Jesús, y le dijeron:

—Huye de aquí a otro lugar, porque Herodes te quiere matar.

32 Él les dijo:

—Vayan y díganle a ese zorro[k]: “Expulsaré a los demonios de la gente, la sanaré hoy y mañana, y al tercer día terminaré mi trabajo”. 33 Después de eso, tendré que irme, porque no está bien para un profeta que lo maten fuera de Jerusalén.

34 »¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los mensajeros que Dios le envía! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, así como la gallina junta a sus pollitos bajo sus alas, pero ustedes no quisieron! 35 (C)Ahora su templo quedará abandonado por Dios. Les digo que no me verán más, sino hasta que llegue el tiempo en que digan ustedes: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”[l]

¿Está bien sanar en el día de descanso?

14 Un día de descanso, Jesús fue a comer a la casa de uno de los líderes fariseos. La gente que estaba allí estaba pendiente de lo que Jesús haría. En ese momento se le acercó un hombre que tenía una enfermedad que hinchaba el cuerpo. Jesús les preguntó a los expertos de la ley y a los fariseos:

—¿Está permitido sanar en el día de descanso o no?

Pero ellos se quedaron callados. Entonces Jesús tomó al enfermo, lo sanó y le dijo que podía irse. Jesús les dijo a los fariseos y a los expertos de la ley:

—¿No es verdad que si su hijo o su buey se cae a un pozo ustedes lo sacarían de inmediato, incluso en el día de descanso?

No pudieron responderle nada.

No te las des de importante

Jesús vio cómo los invitados ocupaban los lugares de honor en la mesa. Entonces les dio una enseñanza[m]: «Cuando alguien te invite a una boda, no te sientes en el lugar de honor, porque alguien más importante que tú también pudo haber sido invitado. El que te invitó vendrá y te dirá: “Dale tu lugar a este hombre”. Entonces tendrás que sentarte en un lugar aun menos importante que el primero, y te sentirás avergonzado. 10 Al contrario, cuando seas invitado, ve y siéntate en el lugar menos importante, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, siéntate aquí, este lugar es mejor”. Qué honor tendrás frente a todos los que estén presentes. 11 Porque el que se cree muy importante será humillado, y el que se humilla será engrandecido».

Serás recompensado

12 Entonces Jesús le dijo al fariseo que lo había invitado:

—Cuando ofrezcas una comida o una cena, no invites sólo a tus amigos, tus hermanos, tus familiares o a tus vecinos ricos. En otra ocasión ellos te devolverán la invitación, y esa será tu recompensa. 13 En lugar de eso, cuando hagas una fiesta, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos. 14 Serás afortunado de que ellos no tengan cómo pagarte, porque recibirás tu recompensa en la resurrección de los justos.

Historia de la gran cena

(Mt 22:1-10)

15 Cuando uno de los que estaba comiendo con él escuchó esto, dijo:

—Afortunado el que participe en la cena en el reino de Dios.

16 Entonces Jesús le dijo:

—Un hombre estaba preparando una gran cena e invitó a mucha gente. 17 Cuando llegó la hora de la cena, mandó a un siervo a decirles a los invitados: “¡Vengan, que todo está listo!” 18 Pero uno tras otro, todos empezaron a inventar excusas. El primero dijo: “Compré unas tierras y ahora debo ir a revisarlas. Por favor discúlpame”. 19 Otro dijo: “Compré cinco yuntas de bueyes y ahora debo ir a probarlos. Por favor discúlpame”. 20 Otro dijo también: “Me acabo de casar y no puedo ir”. 21 Cuando el siervo regresó, le contó a su patrón lo que le habían dicho. El patrón se enojó mucho y le dijo: “¡Ve rápido a las calles y a los callejones de la ciudad y trae a la cena a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos!” 22 Después el siervo le dijo: “Patrón, he hecho lo que me has ordenado y todavía hay espacio para más gente”. 23 Entonces le dijo al siervo: “Ve a los caminos y veredas, y haz venir a toda la gente para que se llene mi casa. 24 Porque les digo que ninguno de los que habían sido invitados probará mi cena”.

El costo de seguir a Jesús

(Mt 10:37-38)

25 Jesús estaba caminando con mucha gente, y les dijo: 26 «Si alguien viene a mí pero pone en primer lugar a su papá, a su mamá, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y hermanas, no puede ser mi seguidor. El que me siga tiene que entregar hasta su propia vida. 27 Si alguien no carga la cruz que se le entrega al seguirme, entonces no puede ser mi seguidor.

28 »Cuando alguien va a construir una torre, se sienta primero a hacer un plan, ¿verdad? Tiene que ver si tiene el dinero para hacer el trabajo. 29 Si no hace primero un plan, empezará a construir el edificio pero no lo podrá terminar y todos se burlarán de él. 30 Dirán: “Ese hombre empezó a construir el edificio, pero no fue capaz de terminarlo”.

31 »O si un rey va a hacer la guerra contra otro, primero se sienta a hacer planes, ¿verdad? Si sólo tiene 10 000 soldados hará planes para ver si puede derrotar al otro que tiene 20 000 soldados. 32 Si no le es posible derrotar al enemigo, aprovechará que todavía está lejos y le mandará mensajeros para hacer la paz.

33 »Es lo mismo con cada uno de ustedes: si no dejan todo lo que tienen, no pueden ser mis seguidores.

No pierdan la esencia

(Mt 5:13; Mr 9:50)

34 »La sal es buena, pero si pierde su sabor, ¿con qué se le salará de nuevo? 35 Ya no sirve para nada, ni para la tierra ni para abono. Hay que tirarla. ¡Oigan bien lo que les digo!»

Alegría en el cielo

(Mt 18:12-14)

15 Muchos cobradores de impuestos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los expertos de la ley empezaron a quejarse: «Este hombre[n] recibe bien a los pecadores, y hasta come con ellos».

Entonces Jesús les contó esta historia: «Supongamos que uno de ustedes tiene 100 ovejas y pierde una de ellas, ¿acaso no dejará solas a las otras 99 en el campo para ir en busca de la que se le ha perdido hasta encontrarla? Cuando la encuentra, con gozo la pone sobre sus hombros, y al llegar a casa, llama a todos sus amigos y vecinos diciéndoles: “¡Alégrense conmigo porque encontré la oveja que se me había perdido!” Les digo que de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un pecador que cambia su vida que por 99 personas buenas que no necesitan hacerlo.

»Supongan que una mujer tiene diez monedas[o] y pierde una de ellas. ¿Qué hace entonces? Toma una lámpara, limpia toda la casa y busca por todas partes hasta encontrarla. Cuando la encuentra, llama a sus amigos y vecinos, y les dice: “¡Alégrense conmigo porque encontré la moneda que se me había perdido!” 10 Les digo que así también se alegran los ángeles de Dios cuando un pecador cambia su vida».

El hijo que se fue de la casa

11 Entonces Jesús dijo: «Había un hombre que tenía dos hijos. 12 El menor le dijo: “Padre, quiero que me des ahora la parte de tus posesiones que sería mi herencia”. Entonces dividió entre sus dos hijos todo lo que tenía. 13 No mucho tiempo después, el hijo menor recogió todo lo suyo y se fue a un país lejano. Estando en ese país, el hijo menor malgastó todo su dinero llevando una vida descontrolada. 14 Cuando ya había gastado todo, hubo una escasez de comida en ese país, y él empezó a pasar necesidad. 15 Buscó trabajo con un hombre de ese país, quien lo mandó a trabajar en el campo alimentando a los cerdos. 16 El hijo tenía tanta hambre que hasta quería comer lo que comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17 Finalmente cayó en cuenta de que había sido muy tonto y se dijo: “¡Todos los trabajadores de mi padre tienen suficiente comida, y yo estoy aquí muriéndome de hambre! 18 Iré a la casa de mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra Dios y contra ti. 19 Ya no merezco llamarme tu hijo; déjame ser como uno de tus trabajadores”. 20 Entonces el hijo regresó a la casa de su padre.

»Mientras el hijo todavía estaba muy lejos de casa, su padre lo vio y tuvo compasión de él. Salió corriendo a su encuentro y le dio la bienvenida con besos y abrazos. 21 El hijo le dijo: “Padre, he pecado contra Dios y contra ti. No merezco llamarme tu hijo”. 22 Pero el padre les dijo a sus siervos: “¡Apresúrense! Vístanlo con la mejor ropa. También pónganle un anillo y sandalias. 23 Maten el mejor ternero y prepárenlo. ¡Celebremos y comamos! 24 Mi hijo estaba muerto y ha vuelto a vivir; estaba perdido y ha sido encontrado”. Y empezaron la fiesta.

25 »El hermano mayor estaba en el campo y al acercarse a la casa, escuchó la música del baile. 26 Entonces llamó a uno de los siervos y le preguntó: “¿Qué es todo esto?” 27 El siervo le dijo: “Tu hermano ha vuelto y tu padre mandó preparar el mejor ternero porque lo recuperó sano y salvo”. 28 El hijo mayor se enojó mucho y no quiso entrar. Entonces el padre salió a pedirle que entrara. 29 Pero él le respondió a su padre: “Yo he trabajado para ti todos estos años, no he dejado de obedecerte, y nunca me has dado ni un cabrito para celebrar con mis amigos. 30 En cambio, cuando llega ese hijo tuyo, que ha malgastado tu dinero con prostitutas, haces matar para él el mejor ternero”.

31 »El padre le dijo: “Hijo mío, tú siempre estás conmigo y todo lo que tengo es tuyo. 32 Pero tenemos que celebrar y estar felices, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido y ha sido encontrado”».

Historia del administrador astuto

16 Jesús les dijo a sus seguidores: «Había un hombre rico que tenía un administrador que había sido acusado de malgastar lo que el rico tenía. Entonces el hombre rico lo llamó y le dijo: “¿Qué es esto que me dicen de ti? Dame un informe de lo que has hecho con mi dinero. No puedes seguir siendo mi administrador”. Entonces el administrador se dijo a sí mismo: “¿Qué voy a hacer ahora? Porque mi patrón no me va a dejar seguir siendo su administrador. Ya no puedo hacer trabajos pesados y me da vergüenza pedir limosna. Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me quiten el trabajo de administrador, la gente me reciba en su casa”.

»Entonces llamó a cada uno de los que le debían dinero a su patrón, y le dijo al primero: “¿Cuánto le debes a mi patrón?” Él le respondió: “100 barriles[p] de aceite”. Entonces el administrador le dijo: “Toma la cuenta, apúrate, siéntate y escribe una cantidad menor. Escribe 50”. Entonces fue y le dijo al segundo: “Y tú, ¿cuánto le debes a mi patrón?” Él respondió: “100 bultos[q] de trigo”. El administrador le dijo: “Toma tu cuenta, puedes hacerla por menos. Escribe 80”.

»Más tarde, el patrón elogió al administrador deshonesto porque lo que había hecho era muy astuto. Sí, cuando se trata de negocios con sus semejantes, la gente mundana es más astuta que la gente espiritual. Les digo que usen las riquezas deshonestas de una manera que les ayude a ganar la amistad de Dios, para que cuando las riquezas se acaben, sean bienvenidos en la casa eterna.

10 »Si alguien es de fiar en lo poco, será de fiar en lo mucho; si es deshonesto en lo poco, será deshonesto en lo mucho. 11 Si no se les pueden confiar las riquezas mundanas, ¿quién les confiará las riquezas verdaderas? 12 Si no se les puede confiar lo ajeno, ¿quién les dará lo que es de ustedes? 13 Ningún siervo puede servir a dos patrones al mismo tiempo. Odiará a uno y amará al otro, o se dedicará a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a Dios y a las riquezas[r] al mismo tiempo».

La ley de Dios no se puede cambiar

(Mt 11:12-13)

14 Los fariseos, que eran amantes del dinero, escuchaban todo esto y se burlaban de Jesús. 15 Jesús les dijo: «Ustedes ante la gente aparentan ser justos, pero Dios conoce las intenciones de su corazón. Lo que la gente tiene en alta estima es despreciable para Dios.

16 »Dios siempre quiso que la gente viviera de acuerdo con la ley y los profetas. Entonces vino Juan.[s] Desde que él vino anunciando la buena noticia del reino de Dios están todos esforzándose por entrar en él. 17 Sin embargo es más fácil que el cielo y la tierra se acaben que cambiar una sola tilde de la ley.

Divorcio y matrimonio

18 »Todo aquel que se divorcia de su esposa y se casa con otra, comete adulterio. Todo aquel que se casa con una mujer divorciada, comete también adulterio.

El hombre rico y Lázaro

19 »Había un hombre tan rico que todos los días se divertía a sus anchas, vestía las ropas más finas y comía de la mejor comida. 20 Había también un hombre muy pobre llamado Lázaro, quien tenía el cuerpo cubierto de llagas y con frecuencia se sentaba a la puerta de la casa del hombre rico. 21 Quería tan sólo calmar su hambre comiendo las sobras que caían de la mesa del hombre rico. Los perros venían y lamían sus llagas.

22 »Tiempo después, Lázaro murió y los ángeles del cielo vinieron y lo pusieron en el mejor lugar en el banquete al lado de Abraham. El hombre rico también murió y fue enterrado. 23 El rico fue enviado al lugar donde están los muertos[t] y sufría mucho. Miró hacia arriba y vio muy lejos a Abraham y a Lázaro sentado a su lado. 24 El hombre rico gritó: “¡Padre Abraham, ten compasión de mí. Manda a Lázaro para que moje la punta de su dedo con agua y refresque mi lengua. Estoy sufriendo en este fuego!” 25 Pero Abraham le dijo: “Hijo mío, recuerda que mientras estabas vivo, la pasaste muy bien, pero Lázaro sufrió mucho. Ahora él recibe consuelo aquí mientras tú estás sufriendo. 26 Además, entre nosotros hay un abismo muy grande, para que nadie pueda pasar de aquí para allá, ni de allá para acá”.

27 »Entonces el hombre rico dijo: “Padre, te ruego que mandes a Lázaro a casa de mi papá. 28 Dile que les advierta a mis cinco hermanos y así ellos no tengan que venir también a este lugar de sufrimiento”. 29 Pero Abraham dijo: “Ellos tienen los escritos de Moisés y de los profetas. Que les presten atención y los obedezcan”. 30 El hombre rico dijo: “No, padre Abraham, pero si alguien va desde donde están los muertos y les avisa, ellos cambiarán su manera de pensar y de vivir”. 31 Abraham le dijo: “Si ellos no escuchan a Moisés y a los profetas, tampoco escucharán a alguien que regrese de entre los muertos”».

Los tropiezos y el perdón

(Mt 18:6-7, 21-22; Mr 9:42)

17 Jesús les dijo a sus seguidores: «No se pueden evitar las causas del pecado, pero ¡pobre de aquel que las ocasione! Sería mejor que lo tiraran al mar con una gran piedra de molino colgada al cuello, antes que hacer pecar a uno de estos mis seguidores a quienes es fácil hacerles daño. ¡Tengan cuidado!

»Si tu hermano peca, repréndelo; y si está dispuesto a cambiar, perdónalo. Si tu hermano te hace algo malo siete veces en un día y viene siete veces y te dice: “Lo lamento, perdóname”, perdónalo».

¿Cuánta fe tienes?

Entonces los apóstoles le dijeron al Señor:

—¡Danos más fe!

El Señor les dijo:

—Si ustedes tienen fe del tamaño de un grano de mostaza, podrán decirle a este árbol: “Levántate de ahí y plántate en el mar” y el árbol les obedecerá.

Sean buenos siervos

»Supongan que uno de ustedes tiene un siervo que ha estado arando o cuidando ovejas. Cuando regrese del campo, ¿acaso le dicen: “Ven y ocupa un lugar en la mesa”? En vez de eso, ¿no le dicen: “Prepárame la cena y alístate para servirme. Después de que yo termine de comer, tú podrás comer y beber”? A los siervos no hay que agradecerles por cumplir con lo que su patrón les ha mandado hacer. 10 Ustedes son como esos siervos. Cuando ustedes hagan todo lo que se les ha ordenado, deben decir: “No somos más que siervos sin mérito alguno, sólo hemos cumplido con nuestro deber”.

Jesús sana a un extranjero

11 Camino a Jerusalén, Jesús pasó por las regiones de Samaria y Galilea. 12 Al entrar a cierto pueblo, diez leprosos salieron a encontrarlo. Se quedaron parados a lo lejos, 13 y le dijeron en voz alta:

—¡Jesús, Maestro, por Dios, ayúdanos!

14 Al verlos, Jesús les dijo:

—Vayan y preséntense ante los sacerdotes.

Mientras iban a los sacerdotes, fueron sanados.[u] 15 Cuando uno de ellos vio que había sanado, regresó a donde estaba Jesús, dando gritos de alabanza a Dios. 16 Se postró rostro en tierra ante Jesús y le dio las gracias. Este hombre era un samaritano. 17 Jesús respondió:

—Diez hombres fueron sanados, ¿dónde están los otros nueve? 18 ¿Ninguno regresó a darle gracias a Dios sino este extranjero?

19 Entonces Jesús le dijo:

—Levántate y vete, porque tu fe te ha sanado.

El reino de Dios está en ustedes

(Mt 24:23-28, 37-41)

20 Unos fariseos le preguntaron a Jesús:

—¿Cuándo vendrá el reino de Dios?

Jesús les dijo:

—El reino de Dios no va a venir en forma visible. 21 La gente no dirá: “Está aquí” o “Está allí”. En realidad, Dios ya reina entre ustedes.

22 Entonces Jesús les dijo a sus seguidores:

—Vienen días en que ustedes querrán verme aparecer aunque sea un día en mi gloria como Hijo del hombre, pero no lo haré. 23 La gente les dirá: “Miren, allí está” o “Miren, aquí está”, pero no vayan allá ni los sigan. 24 Ustedes sabrán cuándo volverá de nuevo el Hijo del hombre. Su venida será como un relámpago que ilumina todo el cielo de un extremo al otro. 25 Sin embargo, primero él tiene que sufrir mucho y ser rechazado por esta generación.

26 »Tal como pasó en los días de Noé, así pasará en los días del Hijo del hombre: 27 la gente comía, bebía, se casaba y daba a sus hijos en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca. Entonces llegó el diluvio y los mató a todos.

28 »Será tal como pasó en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban y construían. 29 Pero el día en que Lot salió y se fue de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y los mató a todos. 30 Pasará lo mismo el día en que el Hijo del hombre sea revelado.

31 »Ese día, si alguien está en el techo de su casa y todo lo que tiene está abajo en la casa, que no baje a buscarlo. Igualmente, si alguien está en el campo, que no regrese.

32 »Recuerden lo que le pasó a la esposa de Lot[v]. 33 El que busque salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida, la salvará. 34 Yo les digo, esa noche habrá dos personas durmiendo en una cama; una será llevada y la otra será dejada. 35 Dos mujeres estarán moliendo juntas; una será llevada y la otra será dejada. 36 [w]

37 Los seguidores le preguntaron a Jesús:

—Señor, ¿dónde pasará todo esto?

Él les respondió:

—Donde esté el cadáver, allí se juntarán también los buitres.

Dios le responderá a su gente

18 Entonces Jesús les contó una historia para enseñarles que siempre deben orar y nunca perder la esperanza. Les dijo: «En un pueblo había un juez que no tenía temor de Dios y tampoco le importaba lo que pensaran los demás. En ese pueblo había también una viuda. Ella le insistía al juez y le decía: “Hay un hombre que me está haciendo daño. ¡Pido justicia!” Por un tiempo, el juez no quiso ayudarla, pero después se dijo a sí mismo: “Aunque no temo a Dios y tampoco me importa lo que piensen los demás, ayudaré a esta viuda. Si no lo hago, me seguirá molestando y me hará la vida insoportable”».

Entonces el Señor dijo: «Fíjense en lo que dijo el juez injusto. ¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos que claman a él de día y de noche? ¿Se demorará en responderles? Les aseguro que Dios hará justicia rápidamente para defenderlos. Pero cuando el Hijo del hombre venga a la tierra, ¿encontrará aquí gente que crea en él?»

Dios acepta a los humildes

Había unos que creían que siempre hacían el bien. Estaban tan seguros de sí mismos que menospreciaban a los demás. Jesús contó esta historia para ellos: 10 «Dos hombres fueron al templo a orar. Uno era un fariseo y el otro era un cobrador de impuestos. 11 El fariseo, puesto de pie, se puso a orar consigo mismo así: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás. No soy como los ladrones, los injustos, los que cometen el pecado de adulterio, ni tampoco como este cobrador de impuestos. 12 Ayuno dos veces a la semana y doy la décima parte de todo lo que adquiero”.

13 »En cambio, el cobrador de impuestos estaba de pie a cierta distancia. Cuando oró ni siquiera levantó la vista al cielo, sino que se golpeaba el pecho para mostrar que estaba arrepentido, y decía: “¡Dios, ten compasión de mí porque soy un pecador!” 14 Les digo que este se fue a su casa aprobado por Dios pero el otro no, porque el que se cree mucho será humillado, pero el que se humilla recibirá honor».

Jesús recibe a los niños

(Mt 19:13-15; Mr 10:13-16)

15 Le llevaron a Jesús unos niños para que él los bendijera[x]. Cuando los seguidores de Jesús vieron esto, los regañaron. 16 Entonces Jesús llamó a los niños y les dijo a sus seguidores: «Dejen que los niños vengan a mí. No se lo impidan porque el reino de Dios es de los que son como ellos. 17 Les digo la verdad: quien no reciba el reino de Dios como uno he recibido a este niño nunca entrará en él».

Un rico se niega a seguir a Jesús

(Mt 19:16-30; Mr 10:17-31)

18 Un dirigente le preguntó:

—Maestro bueno, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?

19 Jesús le contestó:

—¿Por qué me llamas bueno? Sólo Dios es bueno. 20 (D)Tú sabes los mandamientos: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no des falso testimonio, respeta a tu papá y a tu mamá”.[y]

21 Entonces el dirigente dijo:

—Los he obedecido todos desde que era joven.

22 Cuando Jesús escuchó esto, le dijo:

—Todavía hay algo que te hace falta: vende todo lo que tienes y reparte el dinero a los pobres. Así tendrás una recompensa en el cielo. Luego ven y sígueme.

23 Pero cuando el dirigente oyó esto se puso muy triste porque era muy rico. 24 Al verlo tan triste Jesús dijo:

—¡Qué difícil es para los ricos entrar al reino de Dios! 25 Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre al reino de Dios.

26 La gente que lo escuchó preguntó:

—Entonces, ¿quién podrá salvarse?

27 Jesús dijo:

—Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios.

28 Pedro le dijo:

—Como puedes ver, nosotros hemos dejado lo que teníamos para seguirte.

29 Entonces Jesús les dijo:

—Les digo la verdad: todo el que dejó su casa, su esposa, hermanos, padres o hijos por el reino de Dios, 30 recibirá mucho más de lo que dejó. Recibirá mucho más en esta vida, y recibirá vida eterna en el mundo que está por venir.

Jesús habla de nuevo sobre su muerte

(Mt 20:17-19; Mr 10:32-34)

31 Jesús tomó aparte a los doce y les dijo: «Escuchen, vamos a ir a Jerusalén y se cumplirá lo que los profetas escribieron acerca del Hijo del hombre. 32 Su gente lo rechazará y lo entregará a los que no son judíos, quienes se burlarán de él, lo insultarán y lo escupirán. 33 Lo azotarán y lo matarán, pero al tercer día resucitará». 34 Los seguidores no entendieron lo que Jesús estaba diciendo. El verdadero significado estaba oculto para ellos y no entendían de qué estaba hablando.

Jesús sana a un ciego

(Mt 20:29-34; Mr 10:46-52)

35 Cuando Jesús ya estaba cerca de Jericó, un ciego estaba pidiendo limosna al lado del camino. 36 Al oír que pasaba mucha gente, preguntó qué sucedía. 37 Le dijeron que Jesús de Nazaret estaba pasando por allí. 38 Entonces el ciego gritó:

—¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!

39 La gente que estaba al frente del grupo, lo regañaba y le decía que se callara, pero él gritaba aun más:

—¡Hijo de David, ten compasión de mí!

40 Jesús se detuvo y ordenó que le trajeran al ciego. Cuando estaba cerca, Jesús le preguntó:

41 —¿Qué quieres que haga por ti?

El ciego dijo:

—Señor, quiero recobrar la vista.

42 Entonces Jesús le dijo:

—Recobra la vista, tu fe te ha sanado.

43 Al instante el hombre recobró la vista y siguió a Jesús, alabando a Dios. Y al ver esto toda la gente, también alababa a Dios.

Zaqueo

19 Jesús llegó a Jericó y comenzó a atravesar la ciudad. Allí había un hombre rico que era el jefe de los cobradores de impuestos. Su nombre era Zaqueo. Estaba tratando de ver quién era Jesús, pero no pudo porque había mucha gente y él era bajito. Para poder verlo, salió corriendo, fue a un lugar por donde Jesús tenía que pasar y se subió a un árbol sicómoro. Cuando Jesús llegó a ese lugar, miró hacia arriba, vio a Zaqueo en el árbol y le dijo:

—Zaqueo, apúrate, baja de allí, porque hoy voy a quedarme en tu casa.

Entonces Zaqueo bajó del árbol rápidamente y se puso muy feliz de recibir a Jesús en su casa. Todos los que vieron esto se quejaban: «Miren la clase de hombre con quien se hospeda Jesús. ¡Zaqueo es un pecador!» Entonces Zaqueo se levantó y le dijo al Señor:

—Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de todo lo que tengo, y si he engañado a alguien, le pagaré cuatro veces más.

Jesús le dijo:

—La salvación ha llegado a esta familia, porque este hombre ha mostrado ser un verdadero hijo de Abraham. 10 Porque el Hijo del hombre vino a buscar a los perdidos y a salvarlos.

Haz buen uso de lo que Dios te da

(Mt 25:14-30)

11 Mientras la gente estaba escuchando esto, Jesús les contó una historia porque estaba cerca de Jerusalén, y porque algunos de ellos pensaban que el reino de Dios iba a llegar pronto. 12 Entonces Jesús les dijo:

«Un hombre de la nobleza se fue a un país lejano para ser nombrado rey y luego regresar. 13 El hombre llamó a diez de sus siervos. A cada uno le dio la misma cantidad de dinero.[z] Les dijo: “Hagan negocios con este dinero hasta que yo vuelva”. 14 Pero su gente lo odiaba. Por esa razón mandaron tras él a un grupo para decirle al emperador: “No queremos que este hombre sea nuestro rey”.

15 »Pero a pesar de todo, el hombre fue nombrado rey. Luego regresó a su país. Cuando llegó, mandó llamar a los siervos a quienes les había dado el dinero, para saber cuánta ganancia tenían. 16 El primero se presentó y dijo: “Señor, el dinero que me dio ganó diez veces más”. 17 Entonces el hombre le dijo: “Muy bien hecho, buen siervo. Como fuiste fiel con lo poco, por eso ahora voy a dejarte gobernar diez de mis ciudades”. 18 Vino el segundo siervo y dijo, “Señor, su dinero ganó cinco veces más”. 19 Entonces el hombre le dijo: “Vas a gobernar cinco de mis ciudades”.

20 »Llegó el otro siervo y le dijo: “Señor, aquí está su dinero, lo guardé muy bien en un pañuelo. 21 Yo le tuve miedo, porque usted es un hombre duro, toma dinero que no ha ganado y cosecha lo que no ha sembrado”.

22 »Entonces el rey le dijo: “¡Siervo malo! Usaré tus propias palabras contra ti para condenarte. ¿Conque sabías que soy un hombre duro, que tomo dinero que no he ganado y cosecho lo que no he sembrado? 23 Siendo así, ¿por qué no pusiste mi dinero en un banco para que así cuando yo regresara hubiera ganado intereses?” 24 Luego les dijo a los que estaban parados allí: “Quítenle el dinero que tiene y dénselo al que tiene diez veces más”.

25 »Ellos le dijeron: “Señor, él ya tiene diez veces más”. 26 El rey les dijo: “Yo les digo, a todo el que hace buen uso de lo que tiene, se le dará más; pero al que no hace buen uso de lo que tiene, se le quitará todo. 27 En cuanto a mis enemigos que no querían que yo fuera rey, tráiganmelos y mátenlos delante de mí”».

Jesús llega a Jerusalén

(Mt 21:1-11; Mr 11:1-11; Jn 12:12-19)

28 Después de decir esto, Jesús siguió su camino hacia Jerusalén. 29 Cuando estaba cerca de Betfagé y Betania, en la colina que se llama monte de los Olivos, envió a dos de sus seguidores y les dijo: 30 «Vayan al próximo pueblo. Cuando lleguen ahí, verán a un burrito atado, que nadie ha montado. Desátenlo y tráiganmelo aquí. 31 Y si alguien les pregunta por qué están haciendo eso, díganle que el Señor lo necesita».

32 Los que fueron enviados, llegaron y lo encontraron, tal como Jesús les había dicho. 33 Mientras estaban desatando al burrito, su dueño les dijo:

—¿Por qué están desatándolo?

34 Entonces ellos dijeron:

—El Señor lo necesita.

35 Le trajeron el burrito a Jesús. Los seguidores pusieron sus mantos sobre el burrito y ayudaron a Jesús a montarlo. 36 Mientras Jesús avanzaba, la gente extendía sus mantos en el camino. 37 Jesús ya estaba muy cerca de Jerusalén, en la bajada del monte de los Olivos. Todo el grupo de seguidores comenzó a gritar de alegría y a alabar a Dios por los muchos milagros que habían visto. 38 (E)Ellos decían:

—¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor![aa]
    —¡Paz en el cielo y gloria a Dios!

39 Algunos de los fariseos que estaban en la multitud le dijeron:

—Maestro, ¡diles a tus seguidores que no digan esas palabras!

40 Jesús les dijo:

—Les aseguro que si ellos se callan, las piedras gritarán.

Jesús llora por Jerusalén

41 Cuando Jesús estaba a punto de entrar a Jerusalén y vio la ciudad, lloró por ella 42 y dijo: «Si sólo supieras hoy lo que te trae paz, pero no puedes saberlo porque está oculto para ti. 43 Llegará la hora en que tus enemigos harán un muro, te rodearán y te atacarán por todos lados. 44 Ellos arrasarán contigo y con tu gente. Las piedras de tus edificios no quedarán una sobre otra. Todo esto pasará porque no reconociste la hora en que Dios vino a salvarte».

Jesús va al templo

(Mt 21:12-17; Mr 11:15-19; Jn 2:13-22)

45 Jesús entró en el área del templo y empezó a echar a la gente que estaba vendiendo. 46 (F)(G)Les dijo:

—Está escrito: “Mi casa será una casa de oración”,[ab] ¡pero ustedes la han convertido en una “guarida de ladrones”[ac]!

47 Jesús le enseñaba a la gente todos los días en el área del templo. Los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los líderes del pueblo estaban buscando la forma de matar a Jesús, 48 pero no la hallaban porque todo el pueblo estaba pendiente de lo que decía.

Discusión sobre la autoridad de Jesús

(Mt 21:23-27; Mr 11:27-33)

20 Un día Jesús estaba enseñando y contando las buenas noticias en el área del templo. Los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y los ancianos líderes vinieron a hablar con Jesús, y le dijeron:

—Dinos, ¿con qué autoridad haces esto? ¿Quién te la dio?

Jesús les contestó:

—Yo también les haré una pregunta. Respóndanme, ¿el bautismo de Juan era de Dios o de los hombres?

Ellos hablaron sobre eso y dijeron entre ellos: «Si decimos que venía de Dios, Jesús nos preguntará por qué entonces no le creímos. Pero si decimos que venía de los hombres, nos matarán a pedradas porque todos creen que Juan era un profeta». Así que respondieron:

—No sabemos de dónde venía.

Entonces Jesús les dijo:

—Yo tampoco les voy a decir con qué autoridad hago estas cosas.

Historia de los labradores perversos

(Mt 21:33-46; Mr 12:1-12)

Luego Jesús le contó a la gente esta historia: «Un hombre plantó un viñedo y lo alquiló a unos labradores. Luego se fue por mucho tiempo. 10 Y a su debido tiempo, mandó a un siervo a pedirles a los labradores la parte de la cosecha que le pertenecía a él. Pero los labradores lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías. 11 Entonces, el hombre mandó a otro siervo, pero los labradores lo golpearon también. Lo trataron muy mal y lo enviaron de vuelta con las manos vacías. 12 Entonces el hombre mandó a un tercer siervo, pero los labradores lo hirieron y lo echaron de allí.

13 »Entonces el dueño del viñedo dijo: “¿Qué debo hacer? Mandaré a mi hijo amado. Tal vez a él si lo respetarán”. 14 Pero cuando los labradores vieron al hijo del dueño, hablaron entre ellos y dijeron: “Este es el heredero, ¡matémoslo para quedarnos con la herencia!” 15 Lo echaron del viñedo y lo mataron.

»¿Qué les hará el dueño del viñedo a los labradores? 16 El dueño vendrá, los matará y les dará el viñedo a otros labradores».

Cuando la gente escuchó esto, dijeron:

—¡Eso nunca!

17 (H)Pero Jesús los miró y dijo:

—Entonces, ¿qué significado tiene esto que está escrito?:

“La piedra que los constructores rechazaron
    se ha convertido en la piedra principal”.[ad]

18 Todo el que caiga sobre esa piedra se hará pedazos y al que esa piedra le caiga encima lo hará polvo.

19 Los maestros de la ley y los jefes de los sacerdotes comprendieron que la historia se refería a ellos y por eso lo querían arrestar, pero tenían miedo de lo que les pudiera hacer el pueblo.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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