Bible in 90 Days
14 Todo ser humano es torpe y falto de conocimiento.
Dios hace que todo orfebre se avergüence del ídolo que fabrica.
Es que esas estatuas son un fraude,
no hay un espíritu en ellas,
15 no valen nada, son ridículas;
les llegará su hora y serán destruidas.
16 Pero Dios no es como esos ídolos,
él hizo todo lo que existe.
Israel es la familia que él eligió para que fuera su pueblo.
Su nombre es el SEÑOR Todopoderoso.
La destrucción se acerca
17 Habitante de la ciudad amurallada,
levanta tus maletas.
18 Porque esto dice el SEÑOR:
«Esta vez, tiraré lejos
a los habitantes de este país.
Les traeré sufrimiento y dolor,
y sus enemigos los descubrirán».
19 ¡Pobre de mí que estoy hecho pedazos!
Mi herida es muy dolorosa;
y yo que creí que podía aguantarme el dolor.
20 Mi carpa ha sido destruida,
todas sus cuerdas están rotas.
Mis hijos me abandonaron,
no me queda ninguno.
No hay nadie que arme mi carpa
ni ponga mis cortinas.
21 Los pastores son unos estúpidos,
no buscan consejos del SEÑOR;
por eso no pudieron salir adelante,
y todo su rebaño está disperso.
22 ¡Oigan la noticia!
Del país del norte viene un gran ejército
que destruirá a las ciudades de Judá
y las dejará convertidas en guarida de chacales.
23 Jerusalén dice,
«SEÑOR, sé que las vidas de las personas no les pertencen a ellas;
ellas no tiene control sobre lo que sucede.
24 SEÑOR, corrígenos, pero con moderación, no con ira,
para que no nos destruyas completamente.
25 Más bien descarga tu ira
sobre las naciones que no te reconocen,
sobre los pueblos que no invocan tu nombre;
porque se tragaron al pueblo de Jacob,
lo devoraron y acabaron con él;
destruyeron el país».
Se rompe el pacto
11 Este es el mensaje que Jeremías recibió del SEÑOR: 2 «Ustedes deben obedecer las órdenes de este pacto. Jeremías diles estas palabras a la gente de Judá y a los habitantes de Jerusalén. 3 Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: “Maldeciré al que no escuche las palabras de este pacto, 4 que hice con sus antepasados cuando los saqué de Egipto, donde estaban como en un horno para fundir hierro. Yo les dije: Obedézcanme y hagan lo que les ordeno; y ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios. 5 Así cumpliré la promesa que hice a sus antepasados de darles una tierra que rebosa de leche y de miel, la cual tienen ahora”». Yo respondí: «Así sea, SEÑOR».
6 Entonces el SEÑOR me dijo: «Anuncia este mensaje en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén: “Escuchen todo lo que dice este pacto y cúmplanlo. 7 Desde el día en que los saqué de Egipto hasta hoy, les he advertido insistentemente a sus antepasados que me obedezcan. 8 Pero ellos no me escucharon ni me prestaron atención, sino que se mantuvieron en la terquedad de su corazón perverso. Les ordené que cumplieran ese pacto, pero ellos no quisieron, por eso yo les envié todos los castigos que se mencionan en el pacto”».
9 Luego, el SEÑOR me dijo: «Se ha descubierto una conspiración entre los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. 10 Ellos están repitiendo los pecados que cometieron sus antepasados. Ellos fueron los primeros en negarse a escuchar mis palabras. Siguieron a otros dioses y los adoraron. El pueblo de Israel y el pueblo de Judá rompieron el pacto que yo hice con sus antepasados».
11 Por eso, esto dice el SEÑOR: «Voy a traerles un castigo del que no podrán escapar. Pedirán mi ayuda, pero no los escucharé. 12 Entonces la gente de las ciudades de Judá y los habitantes de Jerusalén irán y pedirán ayuda a los dioses a los que les ofrecieron sacrificios quemados, pero ellos no podrán rescatarlos cuando les llegue la hora del castigo. 13 Judá, tú tienes tantos dioses como ciudades; y los habitantes de Jerusalén han puesto tantos altares como calles para quemar incienso a lo vergonzoso, a Baal.
14 »Pero tú no ruegues por este pueblo, ni eleves súplicas ni oración por ellos, porque no escucharé cuando me pidan ayuda en medio de su sufrimiento.
15 »¿Con qué derecho se aparece mi amada Judá en mi casa
después de haber hecho tantas maldades?
¿Quién hace males como estos?
No se cancelan tus engaños
ni con las fiestas que haces
ni honrándome con la carne que consagras en el templo,
mientras cometes tus maldades.
16 »El SEÑOR te llamaba:
“Verde árbol de oliva, con frutos hermosos”.
Pero en medio de el ruido fuerte de un fuego ardiente,
él quemará ese árbol y sus ramas arderán.
17 »El SEÑOR Todopoderoso, el que te sembró, ha ordenado una desgracia contra ti por culpa de la maldad del pueblo de Israel y del pueblo de Judá. Ellos mismos se causaron este sufrimiento al provocar mi ira ofreciéndole incienso a Baal».
Tratan de matar a Jeremías
18 El SEÑOR me contó y luego me hizo ver lo que hacían ellos. 19 Yo estaba como un cordero manso que es llevado al matadero, sin saber lo que planeaban en mi contra. Ellos decían:
«¡Destruyamos el árbol con savia y todo!
Arranquémoslo de la tierra de los vivos
para que nadie se vuelva a acordar de él».
20 SEÑOR Todopoderoso,
tú eres un juez justo;
tú evalúas los deseos y pensamientos de la gente.
Permite que yo vea cómo te vengas de ellos,
porque he puesto mi caso en tus manos.
21 Por tanto, esto dice el SEÑOR sobre los hombres de Anatot que están tratando de matarte y que dicen: «Si no quieres que te matemos, no profetices más en nombre del SEÑOR»; 22 esto es, entonces, lo que dice el SEÑOR Todopoderoso: «Voy a castigarlos, de tal manera que los jóvenes morirán a espada y sus hijos e hijas morirán de hambre. 23 No quedará ni uno solo de ellos, porque llegará la hora en que les daré su merecido a los hombres de Anatot».
Jeremías se queja ante Dios
12 SEÑOR, tú eres justo
aunque yo discuta contigo.
Sin embargo, te voy a exponer argumentos.
¿Por qué a los malos les va tan bien?
¿Por qué todos los traidores se salen con la suya?
2 Tú los plantaste y echaron raíces,
crecieron y hasta dieron fruto.
Te mencionan frecuentemente,
pero en su interior no te tienen cerca.
3 Pero tú me conoces, SEÑOR, me has visto
y sabes muy bien lo que siento por ti.
Arrástralos como ovejas al matadero
y señálalos para el día de la matanza.
4 ¿Hasta cuándo va a estar seca la tierra
y marchita la hierba de todos los campos?
Por la maldad de quienes habitan el país,
los animales y las aves han desaparecido.
Se atreven a decir:
«Dios no verá nuestro futuro».
Respuesta de Dios a Jeremías
5 «Si quedas agotado cuando compites con los que corren a pie,
¿cómo vas a poder competir con los caballos?
Si sólo te sientes seguro en una tierra tranquila,
¿qué harás cuando estés en la densa selva del Jordán?
6 Porque hasta tus hermanos y tu propia familia
te han traicionado y sueltan un grito tras de ti.
Aunque te hablen amablemente,
no confíes en ellos.
7 »He abandonado mi casa,
he dejado mi herencia.[a]
He entregado el amor de mi vida
en manos de sus enemigos.
8 Ella se ha vuelto para mí como un león en la selva;
levanta un rugido contra mí, por eso la odio.
9 Mi pueblo está rodeado por aves de rapiña;
que vengan todos los animales del campo a comer aquí.
10 Muchos pastores han destruido mi viñedo;
han pisoteado por completo la tierra que me pertenecía.
Han transformado mi tierra querida
en una tierra desierta y desolada.
11 La han transformado en un desierto seco y muerto
en el que nadie vive ya.
Toda la tierra está destruida
porque nadie les hace caso a mis palabras.
12 Han venido destructores
desde todos los lugares del desierto.
Todo esto sucede porque el SEÑOR está castigando a todos,
de un extremo del país al otro.
No habrá paz para nadie.
13 Sembraron trigos,
pero sólo recogieron espinos.
Trabajaron duro,
pero no han logrado nada.
Sentirán vergüenza de sus resultados
debido a la ira del SEÑOR».
Mensaje para los vecinos de Israel
14 Esto dice el SEÑOR: «En cuanto a los malos vecinos que invadieron la tierra que yo le di como posesión a mi pueblo Israel, los voy a arrancar de su tierra. Voy a expulsar junto con ellos al pueblo de Israel. 15 Pero después de haberlos expulsado, volveré a tener compasión de ellos y los traeré de regreso, cada uno a su predio y a su propio país. 16 Y si de verdad aprenden la religión de mi pueblo, juran en mi nombre y dicen: “Por la vida del SEÑOR”, así como antes le enseñaron a mi pueblo a jurar fidelidad a Baal, entonces les permitiré vivir entre mi pueblo. 17 Pero si no escuchan, expulsaré por completo a esa nación y la destruiré». Es la decisión del SEÑOR.
La señal del cinturón
13 Esto es lo que me dijo el SEÑOR:
«Jeremías, ve y cómprate un cinturón de lino, colócatelo en la cintura y no te la quites nunca, ni para lavarla».
2 Así que compré el cinturón tal como el SEÑOR me había dicho y me lo coloqué en la cintura. 3 Luego, el SEÑOR me dio un segundo mensaje: 4 «Toma el cinturón que compraste y que llevas en la cintura, ve a Perat[b] y escóndelo allí en una roca». 5 Así que fui y lo escondí en Perat, tal como me lo había ordenado el SEÑOR.
6 Después de mucho tiempo, el SEÑOR me dijo: «Levántate, y ve a Perat y toma el cinturón que te ordené que escondieras». 7 Así que fui a Perat, cavé y saqué el cinturón del lugar donde lo había escondido. El cinturón ya estaba podrido y no servía para nada.
8 Entonces el SEÑOR me dio este mensaje: 9 «Así como destruí este cinturón, destruiré el esplendor de Judá y de Jerusalén, 10 pueblo perverso que se niega a escuchar mis palabras y que se guía por la terquedad de su corazón perverso. Se ha ido tras otros dioses para servirlos y adorarlos; es como este cinturón que no sirve para nada. 11 Así como uno se ajusta el cinturón a la cintura, así hice que todo el pueblo de Israel y de Judá se ajustara a mí, dice el SEÑOR. Yo quería que ellos fueran mi pueblo y me dieran fama, honor y gloria, pero no me obedecieron.
Las vasijas rotas
12 »Diles también lo siguiente: “Esto dice el SEÑOR, Dios de Israel: Toda jarra debe llenarse de vino. Y ellos te dirán: ¡Pues claro que sabemos que toda jarra debe llenarse de vino! 13 Y tú les dirás que esto dice el SEÑOR: Voy a embriagar a todos los habitantes de este país; a los reyes que se sientan en el trono de David, a los sacerdotes, a los profetas y a todos los habitantes de Jerusalén. 14 Haré que se hagan pedazos unos a otros, padres e hijos por igual. No habrá nada que me impida destruirlos; lo haré sin compasión y no les tendré piedad ni lástima. Es la decisión del SEÑOR”».
Advertencia a tiempo
15 ¡Escuchen y atiéndame!
No sean arrogantes, el SEÑOR habla.
16 Da gloria al SEÑOR tu Dios
antes de que a la madrugada
tropiecen tus pies en las montañas.
Esperas la luz y se te vuelve tristeza.
Se convierte en densa oscuridad,
la luz esperas.
17 Pero si no escuchas
en secreto lloraré amargamente por tu orgullo.
Y mis ojos derramarán lágrimas
porque el rebaño del SEÑOR ha sido capturado.
18 Diles esto al rey y a la reina madre:
«Bajen de sus tronos y siéntense con el resto de la gente,
pues se les han caído de la cabeza sus hermosas coronas».
19 Las ciudades del Néguev están cerradas
y no hay nadie que las abra.
Todos los habitantes de Judá han sido expulsados de su tierra,
desterrados en su totalidad.
20 Levanten sus ojos y vean
a los que vienen del norte.
¿Dónde está el rebaño que te fue entregado,
aquel rebaño que era tu orgullo?
21 ¿Qué dirás cuándo él nombre como tus jefes
a aquellos a quienes tú misma enseñaste?
¿No te llenarás de un dolor tan grande
como el que siente una mujer que da a luz?
22 Y si te preguntas:
«¿Por qué me sucede esto?»
Pues por tus muchos pecados,
te alzaron la falda y te violaron.
23 ¿Puede el etíope cambiar el color de su piel?
¿Puede un leopardo cambiar sus manchas?
Así mismo, ustedes no pueden hacer el bien,
estando tan acostumbrados a hacer el mal.
24 «Los esparciré a ustedes por todas partes
como la paja que el viento del desierto se lleva lejos.
25 Eso es lo que te mereces,
lo que yo planeé para ti,
dice el SEÑOR.
Es por haberme olvidado
y por haber confiado en dioses falsos.
26 Yo también te alzaré la falda hasta cubrirte la cara
para exponerte a la vergüenza.
27 Yo lo he visto todo,
tus infidelidades, tus relinchos,
la vergüenza de tu prostitución en las colinas
y tus horribles pecados en los campos.
¡Pobre de ti, Jerusalén!
¿Cuánto tiempo seguirás siendo impura?»
La sequía y los falsos profetas
14 Este es el mensaje que el SEÑOR le dio a Jeremías con motivo de la sequía:
2 «Judá se pone de luto
y sus ciudades decaen;
la gente se tiende por el suelo,
y en Jerusalén aumentan los gritos de dolor.
3 Los ricos mandan a sus siervos por agua,
pero ellos van a las cisternas y no la encuentran.
Regresan con sus vasijas vacías,
se sienten avergonzados
y humillados se cubren la cabeza.
4 Nadie trabaja la tierra para cosechar[c]
porque no ha llovido en el país;
los campesinos avergonzados
se cubren la cabeza.
5 Hasta los venados en el campo tienen sus crías y luego las abandonan
porque no hay pastos.
6 Los animales salvajes se paran sobre los lugares desolados;
olfatean el aire como lobos,
pero sus ojos se cierran
porque ya no hay pasto que comer».
7 SEÑOR, sabemos que nuestros pecados nos condenan,
pero haz algo para ayudarnos por tu propio honor.
Nos hemos alejado de ti muchas veces
y hemos pecado contra ti.
8 Tú eres la esperanza de Israel,
su salvador en tiempos de dificultad,
¿por qué ahora pareces un extraño en el país,
un viajero que sólo viene a pasar la noche?
9 ¿Por qué pareces como tomado por sorpresa,
como un guerrero incapaz de ayudar?
SEÑOR, tú estás aquí con nosotros,
se nos conoce como tu pueblo,
así que no nos abandones.
10 Esto dice el SEÑOR acerca de este pueblo: «¡Cómo les gusta vagar! No dejan descansar a sus pies. Por eso el SEÑOR no los quiere. Ahora va a recordar su maldad y los castigará por sus pecados».
11 Luego el SEÑOR me dijo: «Jeremías, no ores por el bienestar de este pueblo. 12 Aunque ayunen, no voy a escuchar sus gritos de auxilio. Aunque me ofrezcan sacrificios, no me voy a sentir satisfecho con ellos. Voy a destruirlos con guerra, hambre y enfermedad».
13 Y yo dije: «¿Cómo así, Señor DIOS? Pues los profetas le dicen a la gente que no teman al hambre ni a la guerra porque nunca pasarán por eso, sino que tú les darás paz permanente en este lugar».
14 Entonces el SEÑOR me dijo: «Los profetas están profetizando mentiras en mi nombre. Yo no los envié ni les he dado ninguna orden. Es que ni siquiera les he hablado. Lo que les están profetizando a ustedes son visiones falsas, mensajes sobre el futuro que no valen nada e inventos de su propia imaginación. 15 Por eso, esto dice el SEÑOR sobre los profetas que profetizan en mi nombre a pesar de que yo no los he enviado. Ellos dicen: “No habrá guerra ni hambre en este país”, pero ellos mismos morirán por la guerra y por el hambre. 16 Y el pueblo a quien ellos le profetizaban será arrojado a las calles de Jerusalén y morirá por el hambre y por la guerra; y no habrá quien los entierre ni a ellos ni a sus mujeres ni a sus hijos ni a sus hijas. Haré recaer sobre ellos su propia maldad.
17 »Entonces dales este mensaje:
»Lloro sin cesar día y noche
debido a la destrucción
que ha sufrido mi pueblo querido[d];
su herida es muy dolorosa.
18 Si salgo al campo,
veo a los muertos en batalla;
si entro a la ciudad,
veo las enfermedades que ha traído el hambre.
Los profetas y los sacerdotes vagan por el país
y no saben nada».
19 ¿Has rechazado por completo a Judá?
¿Has despreciado a Sion?
¿Por qué nos heriste sin remedio?
Esperábamos tener paz,
pero nada bueno ocurre.
Esperábamos el momento de sanar,
pero sólo llegó terror.
20 SEÑOR, reconocemos nuestros pecados
y los de nuestros antepasados;
hemos pecado contra ti.
21 Por tu propio honor, no nos rechaces
y así tu reputación será engrandecida.
No le quites honor a tu trono glorioso.
Recuerda tu pacto con nosotros,
no lo anules.
22 ¿Acaso hay algún ídolo capaz de hacer llover?
¿Es que los cielos envían la lluvia por sí mismos?
Sólo tú, el SEÑOR Dios nuestro, puede hacerlo.
Así que esperamos en ti,
eres el único que ha hecho todas estas cosas.
15 Entonces el SEÑOR me dijo: «Aunque Samuel y Moisés se hicieran presentes aquí, yo no tendría compasión de este pueblo. Aléjalos de mí y haz que se vayan de aquí. 2 Y si te preguntan a dónde ir, diles que esto dice el SEÑOR:
»“Los destinados a morir,
morirán;
los destinados a caer en la batalla,
caerán en la batalla;
los destinados al hambre,
morirán de hambre;
y los destinados al destierro,
serán desterrados”.
3 »Esto dice el SEÑOR: “Los castigaré de cuatro maneras: morirán en la guerra, los arrastrarán los perros, se los comerán las aves del cielo y serán devorados por animales salvajes. 4 Haré que todas las naciones de la tierra se aterroricen al ver lo que voy a hacer con ellos, debido a lo que Manasés[e], hijo de Ezequías y rey de Judá, hizo con Jerusalén”.
5 »¿Quién tendrá compasión de ti, Jerusalén?
¿Quién sentirá lástima de ti?
¿Quién se va a preocupar de tu bienestar?
6 Tú me dejaste, dice el SEÑOR,
te volviste atrás;
por eso, cansado de tenerte compasión,
levantaré mi mano contra ti y te destruiré.
7 Los dispersaré como paja
por las puertas de las ciudades del país;
los dejaré sin hijos,
destruiré a mi pueblo por sus pecados,
por no haber regresado a mí.
8 Habrá más viudas
que arena en el mar.
A pleno mediodía les traeré destrucción
a todas las madres de los jóvenes.
Haré que caigan rápidamente
sobre ellas el temor y el dolor.
9 La mujer que ha dado a luz siete hijos
quedará débil y morirá.
El sol ya no brillará sobre ella
y será humillada y avergonzada.
Sus hijos sobrevivientes morirán
en la batalla a manos de sus enemigos.
Es la decisión del SEÑOR».
Jeremías se queja de nuevo
10 ¡Pobre de mí, madre mía,
porque me trajiste al mundo
para discutir y litigar con toda la nación!
Nunca he prestado ni he tomado en préstamo;
sin embargo, todos me maldicen.
11 SEÑOR, yo te he servido muy bien.
En tiempos de sufrimiento y dificultades,
te he rogado por mis enemigos.
Dios le responde a Jeremías
12 «¿Puede alguien romper el hierro,
el hierro del norte y el bronce?
13 Debido a todos tus pecados,
entregaré a otros tu fortuna y tus tesoros
sin pago, como botín de guerra,
en todas tus fronteras.
14 Haré que tus enemigos te lleven como esclavos
a una tierra que no conoces.[f]
Mi ira ha encendido un fuego
que los quemará a todos ustedes».
15 SEÑOR, tú sabes lo que está pasando.
Acuérdate de mí, protégeme
y toma venganza de los que me persiguen.
No tengas tanta paciencia con ellos y acéptame.
Comprende que por ti tengo que soportar insultos.
16 Cuando yo recibía tus palabras, las devoraba;
eran mi felicidad y la alegría de mi corazón
porque tú me elegiste,
SEÑOR Dios Todopoderoso.
17 No me he sentado a celebrar
con los que andan en fiestas.
Me he sentado solitario porque te pertenezco.
Es que tú me llenaste de indignación contra ellos.
18 ¿Por qué no acaba mi dolor?
¿Por qué es tan grave e incurable mi herida que se niega a sanar?
¿Serás como un espejismo para mí,
como una fuente en la que no se encuentra agua?
19 Entonces esto dijo el SEÑOR:
«Si cambias y regresas a mí,
yo te restauraré y estarás ante mi presencia.
Si dejas de hablar bobadas
y dices lo que en realidad tiene valor,
entonces tú serás quien hable por mí.
Son ellos los que tienen que volverse a ti
y no tú quien tiene que volverse a ellos.
20 Te haré fuerte como una pared de bronce
que puede resistir los ataques de este pueblo.
Ellos pelearán contra ti,
pero no podrán derrotarte.
Puedes estar seguro de eso porque yo estoy contigo
para salvarte y rescatarte.
Es la decisión del SEÑOR.
21 Te salvaré del poder de los perversos;
te rescataré de las manos de los violentos».
El día del desastre
16 Luego recibí este mensaje del SEÑOR: 2 «No te casarás, ni tendrás hijos ni hijas en este lugar».
3 Porque lo que dice el SEÑOR acerca de los hijos e hijas que nacen en este lugar, sobre las madres que los traen al mundo y sobre los padres que los engendran: 4 «Ellos morirán de muchas enfermedades y no habrá nadie que los llore ni nadie que los entierre. Serán como estiércol sobre la tierra. Morirán en la guerra y morirán de hambre. Sus cuerpos serán comida de las aves del cielo y de los animales de la tierra».
5 Esto dice el SEÑOR: «No entres a una casa donde estén de luto ni a una casa donde se oigan lamentos. No llores por ellos porque a este pueblo le he quitado mi paz, mi fiel amor y mi compasión. Es la decisión del SEÑOR. 6 Grandes y pequeños morirán en esta tierra. Nadie los enterrará ni llorará por ellos; nadie se herirá en el cuerpo ni se rapará la cabeza por ellos. 7 Nadie ofrecerá una comida para consolar a los que lloran a sus muertos. Nadie les ofrecerá la copa del consuelo, ni siquiera si el que ha muerto es la mamá o el papá.
8 »No entres a una casa donde haya una fiesta para sentarte con ellos a comer y beber a su lado. 9 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Mientras vivan, voy a hacer desaparecer de este lugar el sonido de los cantos alegres, de las fiestas y de las bodas alegres”.
10 »Cuando le des este mensaje al pueblo, te dirán: “¿Por qué el SEÑOR ha decidido hacernos este mal tan grande? ¿Cuál es nuestro crimen? ¿Qué pecado hemos cometido en contra del SEÑOR nuestro Dios?” 11 Tú les dirás: “Esto dice el SEÑOR: Es porque sus antepasados me abandonaron, siguieron a otros dioses, les sirvieron y los adoraron. Me abandonaron y no obedecieron mi ley. 12 Pero ustedes han hecho aun más maldad que sus antepasados. Todos ustedes siguen tercamente su malvado corazón en lugar de escucharme. 13 Por tanto yo los expulsaré de esta tierra y los llevaré a una tierra que ni ustedes ni sus antepasados conocieron. Allí servirán día y noche a otros dioses y yo no les haré ningún favor”.
14 »Se acercan los días, dice el SEÑOR, en que las personas ya no jurarán diciendo: “Juro por el SEÑOR que sacó a los israelitas de la tierra de Egipto”. 15 En lugar de eso jurarán diciendo: “Juro por el SEÑOR que sacó a los israelitas de la tierra del norte, de todos los lugares a los que los había expulsado”. Y yo los devolveré a su propia tierra, la tierra que les di a sus antepasados.
16 »Voy a enviar muchos pescadores que los pescarán, dice el SEÑOR. Y después voy a enviar muchos cazadores que los cazarán en todas las montañas, en todas las colinas y en las grietas de las rocas. 17 Yo observo todas sus acciones, ninguna es un secreto para mí. Todos sus crímenes están ante mis ojos. 18 Primero, yo les pagaré el doble de sus crímenes y de sus pecados porque han contaminado mi tierra con sus ídolos que no valen nada y han llenado mi tierra de objetos asquerosos».
19 SEÑOR, fortaleza y protección mía,
mi refugio a la hora del peligro;
las naciones vendrán a ti
desde todos los rincones de la tierra y dirán:
«Lo que heredaron nuestros antepasados
fue sólo ídolos falsos, sin significado
y que no sirven para nada».
20 ¿Acaso puede el ser humano hacer sus propios dioses?
¡Pero es que esos no son dioses de verdad!
El Señor responde
21 «Por eso, ahora voy a darles una lección.
Les voy a enseñar de una vez por todas lo que es mi poder y mi fuerza;
así aprenderán que mi nombre es YAVÉ.
Castigo de Judá por su pecado
17 »El pecado de Judá ha sido escrito
con un cincel de hierro;
grabado con punta de diamante
en la piedra de su corazón
y en los cuernos de sus altares.[g]
2 Sus hijos se acuerdan de los altares
y de las estatuas de Aserá
que estaban junto a los árboles frondosos,
en las altas colinas.
3 Mi monte y sus campos,
tu riqueza y todos tus tesoros,
los entregaré como un premio
por el que nadie pagará nada.
Haré eso debido al pecado
que hay dentro de tus fronteras.
4 Por culpa tuya, perderás
lo que te di como herencia.
Te convertiré en esclava de tus enemigos
en un país que ni conoces,
porque has hecho encender mi ira
como un fuego que arderá para siempre».
5 Esto dice el SEÑOR:
«Maldito el ser humano que confía en su semejante;
el que se apoya en otros seres humanos
mientras se aparta del SEÑOR.
6 Será como un arbusto en el desierto
que no experimentará la llegada del bien,
pues está plantado en la sequedad del desierto;
tierra árida, donde no vive nadie.
7 »Bendito el ser humano que confía en el SEÑOR.
El SEÑOR será su confianza.
8 Será como árbol plantado junto al agua,
que extiende sus raíces hacia la corriente
y no teme cuando llega el calor.
No se preocupa en época de sequía
y nunca deja de dar fruto.
9 »No hay nada más engañoso que el corazón;
no tiene remedio.
¿Quién lo entiende?
10 Yo, el SEÑOR, que examino los pensamientos
y escudriño las intenciones del corazón;
para darle su merecido a cada uno,
la cosecha de las acciones que sembró».
11 El que acumula riquezas en forma deshonesta
es como perdiz que empolla huevos ajenos.
En la mitad de su vida lo abandonarán,
y al final quedará como un tonto.
12 Desde el principio,
nuestro templo ha sido un trono glorioso.
13 El SEÑOR es la esperanza de Israel.
Todo el que te abandone será avergonzado.
Los que se apartan de ti
quedarán inscritos en el polvo
porque abandonaron a mí,
el manantial de agua fresca.
14 SEÑOR, sáname y quedaré sanado;
sálvame y seré salvo,
porque tú eres a quien yo quiero alabar.
15 El pueblo de Judá dice:
«¿Dónde quedó la palabra del SEÑOR?
¡Que se cumpla ya!»
16 Sin embargo, yo nunca he dejado de ser un pastor a tu servicio,
ni he deseado que llegue el día del desastre.
Tú conoces todas mis palabras,
pues las dije en tu presencia.
17 No te vuelvas un motivo de terror para mí,
pues tú eres mi refugio en tiempos de desgracia.
18 Avergüenza a todos los que me persiguen,
pero no me avergüences a mí.
Haz que se atemoricen ellos,
no yo.
Trae sobre ellos la desgracia
y quebrántalos en gran manera.
Respeto por el día sábado
19 Esto es lo que me dijo el SEÑOR: «Ve y párate en la puerta de los hijos del pueblo, por la que entran y salen los reyes de Judá, y luego también en las otras puertas de Jerusalén. 20 Diles esto: “Escuchen el mensaje del SEÑOR, reyes, pueblo de Judá y habitantes de Jerusalén. Escuchen todos ustedes los que entran por estas puertas. 21 Esto dice el SEÑOR: Protejan su vida y no lleven cargas el día descanso ni las metan por las puertas de Jerusalén. 22 No saquen cargas de su casa el día de descanso ni hagan ningún trabajo ese día. Hagan del día de descanso un día sagrado, tal como se lo ordené a sus antepasados, 23 aunque ellos no me escucharon ni me prestaron atención. Fueron tercos, me ignoraron y rechazaron mis intentos de corregirlos.
24 »”Pero si ustedes me escuchan realmente, dice el SEÑOR, y no meten cargas por la puerta de esta ciudad en el día de descanso, si hacen del día de descanso un día sagrado en el que no se trabaje, 25 entonces los reyes entrarán por las puertas de esta ciudad y los príncipes que se sientan en el trono de David entrarán montados en sus carruajes, junto con sus líderes, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén. Y esta ciudad tendrá gente viviendo en ella por siempre. 26 Vendrá gente de las ciudades de Judá, de alrededor de Jerusalén, de la tierra de Benjamín, de la Sefelá y del Néguev. Traerán sacrificios que deben quemarse completamente, otros sacrificios, ofrendas de cereal, incienso y ofrendas de agradecimiento al templo del SEÑOR. 27 Pero si no me hacen caso en cuanto a consagrar el día de descanso, y llevan cargas a Jerusalén ese día, yo encenderé un fuego en las puertas de Jerusalén que quemará todos sus palacios y no podrá ser apagado”».
La enseñanza del alfarero y el barro
18 Este es el mensaje que el SEÑOR le dio a Jeremías: 2 «Levántate y baja a la casa del alfarero. Cuando estés allá, te daré mis palabras para el pueblo». 3 Así que bajé a la casa del alfarero y vi que estaba trabajando en el torno. 4 Estaba haciendo una vasija de barro, pero se le dañó, así que empezó de nuevo con el mismo barro e hizo otra vasija que le quedó tal como quería.
5 Y me llegó este mensaje del SEÑOR: 6 «Pueblo de Israel, ¿es que no puedo yo hacer contigo lo mismo que hizo el alfarero con el barro? Ustedes, pueblo de Israel, son en mis manos como el barro en las manos del alfarero, dice el SEÑOR. 7 Podrá llegar el momento en que yo anuncie que expulsaré a una nación o a un reino o que lo voy a destruir, 8 pero si esa nación a la que amenacé deja de hacer el mal que estaba haciendo, entonces yo también dejaré de enviarles el castigo que tenía planeado para ellos. 9 Y tal vez pueda decidir que voy a construir y hacer progresar a una nación o a un reino, 10 pero si esa nación hace el mal y no me obedece, entonces ya no le haré el bien que dije. 11 Así que diles esto al pueblo de Judá y a los habitantes de Jerusalén: “Esto dice el SEÑOR: Estoy preparando el castigo para ustedes; estoy haciendo planes en su contra. Aléjense de los malos caminos, cambien y hagan el bien”. 12 Pero ellos dirán: “¿Para qué molestarnos? Seguiremos nuestros propios planes y seguiremos haciendo todo el mal que queramos”».
13 Esto dice el SEÑOR:
«Pregúntenles a las otras naciones:
“¿Han escuchado alguna vez de un pueblo como este?”
Israel debería ser como una hija virgen
pero ha hecho algo horrible.
14 ¿Alguna vez abandona la nieve
del Líbano sus montañas rocosas?
¿Se secan alguna vez las aguas frescas
que fluyen de tierras lejanas?
15 Pues mi pueblo me ha olvidado
y queman animales en sacrificio que no son nada.
Se han desviado de su camino,
del camino antiguo,
para andar por trochas
y no por el camino verdadero.
16 Su país se convertirá en desierto,
en motivo de burla permanente.
Todo el que pase por allí
moverá asustado la cabeza.
17 Como el viento del oriente,
yo dispersaré a ese pueblo
y lo entregaré a sus enemigos.
Me alejaré de ellos,
les daré la espalda
y no la cara en el día del desastre».
Traman contra Jeremías
18 Ellos dijeron: «Vengan y hagamos planes en contra de Jeremías, porque no faltarán sacerdotes que continúen enseñando la ley, sabios que seguirán dando consejos y profetas que continuarán anunciando los mensajes del SEÑOR. Hablemos mal de él y no les prestemos atención a sus mensajes».
19 SEÑOR, préstame atención
y escucha mi caso.
20 ¿Es que el bien se paga con mal?
¡Ellos están cavando mi tumba!
Recuerda cómo intervine ante ti para defenderlos,
para que no desataras tu ira en contra de ellos.
21 Pues entonces haz ahora que sus hijos se mueran
de hambre o que los maten en la guerra.
Haz que sus mujeres queden viudas y sin hijos;
que sus esposos sean asesinados
y sus jóvenes mueran en batalla.
22 Haz que se escuche un grito de angustia en sus casas,
cuando hagas caer de repente
sobre ellos a los saqueadores;
porque han cavado un hoyo para atraparme
y han puesto trampas a mi paso.
23 Pero tú, SEÑOR, conoces
todos los planes que tienen para matarme.
No perdones sus crímenes,
ni borres sus pecados de tu memoria.
Castígalos con tu enojo.
La enseñanza de la vasija rota
19 Esto es lo que dijo el SEÑOR: «Ve y cómprale al artesano una vasija de barro. Lleva contigo a algunos ancianos líderes del pueblo y a algunos ancianos de los sacerdotes. 2 Sal al valle de Ben Hinón que encontrarás al salir por la puerta de los alfareros y allí anuncia el mensaje que te voy a dar. 3 Diles: “Reyes de Judá y habitantes de Jerusalén, escuchen este mensaje del SEÑOR. Así dice el SEÑOR Todopoderoso, Dios de Israel: Voy a traer un castigo tan terrible a este lugar que todo el que lo sepa quedará con los oídos zumbándole de aturdimiento. 4 Porque ellos me han abandonado transformando este lugar. Han quemado incienso para otros dioses que ni ellos ni sus antepasados ni los reyes de Judá conocían. Han llenado este lugar con la sangre de gente inocente. 5 Han construido altares donde queman a sus hijos en honor a dioses falsos. Presentan ofrendas religiosas a Baal que yo nunca ordené ni mencioné y ni siquiera imaginé. 6 Se acercan los días, dice el SEÑOR, en que este lugar dejará de ser llamado Tofet y valle de Ben Hinón. En lugar de eso, será llamado valle de la Matanza. 7 Frustraré los planes de Judá y de Jerusalén en este lugar. Haré que caigan en batalla ante sus enemigos, en manos de los que quieren matarlos. Entregaré sus cuerpos como comida para las aves del cielo y los animales de la tierra. 8 Haré que esta tierra sea motivo de horror y burla. Todo el que pase por allí se quedará asombrado y se burlará de cómo fue destruido ese lugar. 9 Haré que se coman a sus hijos e hijas y que se devoren unos a otros debido al ataque y la aflicción a los que serán sometidos por sus enemigos, los que quieren matarlos”.
10 »Y tú, Jeremías, romperás la vasija a la vista de los hombres que te acompañen, 11 y les dirás: “Esto dice el SEÑOR Todopoderoso: Voy a destruir a este pueblo y esta ciudad como quien rompe en mil pedazos la vasija de un alfarero, que ya no se puede reparar; y en Tofet enterrarán a los muertos porque no habrá más lugar. 12 Así es como trataré a este lugar y a sus habitantes dice el SEÑOR. Haré de este lugar un lugar como Tofet. 13 Las casas de Jerusalén y las de los reyes de Judá se volverán impuras como Tofet, por todas las casas donde ofrecieron ofrendas en las azoteas para adorar a todas las estrellas y donde ofrecieron ofrendas de vino a otros dioses”».
14 Entonces Jeremías regresó desde Tofet, donde el SEÑOR lo había enviado a profetizar y parándose en el patio del templo del SEÑOR le dijo al pueblo: 15 «Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: “Escuchen, voy a traer a Jerusalén y a todas las aldeas que la rodean todo el sufrimiento que he anunciado porque me han rechazado con terquedad y no han escuchado mis palabras”».
Jeremías y Pasur
20 Luego el sacerdote Pasur hijo de Imer, que era inspector en jefe del templo del SEÑOR, escuchó lo que profetizó Jeremías, 2 mandó golpear al profeta Jeremías y que lo sujetaran al cepo que estaba en la puerta superior de Benjamín, junto al templo del SEÑOR. 3 Al siguiente día, Pasur quitó a Jeremías del cepo, entonces Jeremías le dijo: «El SEÑOR ya no te llamará Pasur sino “El rodeado de terror”, 4 porque esto dice el SEÑOR: “Voy a traer el terror sobre ti y sobre todos tus seres queridos. Ellos morirán en batalla en manos de sus enemigos y tú lo verás con tus propios ojos. Le entregaré al rey de Babilonia todos los habitantes de Judá y él los llevará a Babilonia donde los matará a filo de espada. 5 Les entregaré a sus enemigos todos los tesoros de esta ciudad, todo lo que ha producido, todas sus posesiones y todos los tesoros de los reyes de Judá. Los babilonios los saquearán y se los llevarán a Babilonia. 6 Y tú, Pasur, irás prisionero a Babilonia junto con todos tus seres queridos. Allí morirás y te enterrarán a ti y a todos tus amigos, a quienes les profetizabas falsedades”».
Queja de Jeremías
7 SEÑOR, me convenciste,
y yo me dejé convencer;
fuiste más fuerte que yo
y me ganaste.
Soy motivo de burla cada día,
todos se burlan de mí.
8 Cuando hablo, grito;
anuncio el dolor y la violencia.
El mensaje del SEÑOR es causa de mi desgracia.
Se ha convertido en algo de lo que la gente se burla todo el día.
9 Yo dije: «Ya no anunciaré más de él;
no volveré a hablar en su nombre»,
pero su mensaje dentro de mí
se convierte en un fuego ardiente
que me cala hasta los huesos.
Hago todo lo que puedo por contenerlo,
pero me es imposible.
10 He escuchado a muchos que susurran burlonamente:
«¡El terror lo tiene rodeado!
¡Anunciemos el terror,
anunciémoslo!»
Incluso mis amigos me observan
para ver si me equivoco, y dicen:
«Esperemos a que se equivoque
y así podremos derrotarlo para poder vengarnos de él».
11 Pero el SEÑOR está conmigo
como un poderoso guerrero.
Por eso los que me persiguen
tropezarán y no podrán ganar;
fracasarán y quedarán avergonzados.
Su deshonor será permanente,
nunca se olvidará.
12 SEÑOR Todopoderoso,
que juzgas lo que está bien,
que ves nuestros deseos y pensamientos,
déjame ver tu venganza en contra de ellos.
Te lo pido porque he puesto mi caso en tus manos.
13 ¡Canten al SEÑOR! ¡Alaben al SEÑOR!
Porque él salva al pobre del control de los malvados.
14 Maldito sea el día en que nací;
maldito sea el día en que mi mamá me trajo al mundo.
15 Maldito sea el hombre que hizo sentir feliz a mi papá
cuando le anunció: «¡Es un niño!»
16 Que ese hombre sea como las ciudades
que el SEÑOR ha destruido sin compasión.[h]
Que escuche gritos de dolor en la mañana,
y de guerra al mediodía.
17 ¿Por qué no me mató
en el vientre?
Mi mamá habría sido mi sepulcro
y yo nunca habría salido de su vientre.
18 ¿Por qué tuve que salir del vientre de mi madre?
¿Para ver todo este dolor y sufrimiento
y para pasar lleno de vergüenza el resto de mi vida?
Dios rechaza la petición de Sedequías
21 Este es el mensaje que el SEÑOR le dio a Jeremías. Sucedió cuando el rey Sedequías envió a Pasur[i] hijo de Malquías, y al sacerdote Sofonías hijo de Maseías, a ver a Jeremías. Ellos le dijeron a Jeremías: 2 «Averigua cuáles son los planes del SEÑOR para nosotros porque Nabucodonosor, rey de Babilonia, nos está atacando. Quizás el SEÑOR hará alguna maravilla por nosotros como hizo en el pasado y lo obligue a retirarse».
3 Entonces Jeremías les dijo: «Esto es lo que ustedes le dirán a Sedequías: 4 “Esto dice el SEÑOR Dios de Israel: Voy a poner en su contra las armas que tienen en sus manos y con las cuales se están defendiendo del rey de Babilonia y de los babilonios que luchan contra ustedes fuera de la ciudad. Yo los traeré a ellos al centro de esta ciudad. 5 Yo mismo pelearé contra ustedes con mi mano extendida, con mi brazo fuerte, con mi furia y con mi ira. 6 Destruiré a todos los habitantes de esta ciudad, tanto a seres humanos como a animales; morirán de enfermedades terribles. 7 Y después entregaré a Sedequías, rey de Judá, a sus siervos, a su pueblo y a todos los que queden en esta ciudad después de la peste, la guerra y el hambre, en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y en manos de los enemigos que quieren quitarles la vida. Nabucodonosor los matará a filo de espada. No les tendrá compasión, clemencia ni piedad. Es la decisión del SEÑOR”.
8 »Y le contarás a este pueblo que el Señor dice: “Voy a poner frente a ustedes dos caminos entre los que tendrán que escoger: el camino de la vida y el camino de la muerte. 9 El que se quede en esta ciudad morirá en batalla, de hambre o de peste, pero el que salga de esta ciudad y se entregue a los babilonios que luchan en contra de ustedes, vivirá, y su propia vida será su botín de guerra. 10 Estoy decidido a castigar a esta ciudad y no a premiarla. Entregaré esta ciudad en manos del rey de Babilonia y él la quemará. Es la decisión del SEÑOR”.
11 »Dile lo siguiente a la familia del rey de Judá que escuchen el mensaje del SEÑOR. 12 Dinastía de David, esto dice el SEÑOR:
»“Hagan justicia todos los días
y salven al explotado de las manos del explotador;
no sea que por sus maldades
mi enojo se encienda como el fuego
y arda sin que sea posible apagarlo.
13 Yo estoy contra ti,
la que reinas en el valle como peña en la llanura,
dice el SEÑOR.
Ustedes dicen: ¿Quién será capaz de atacarnos?
¿Quién podrá llegar hasta nuestro refugio?
14 Yo los castigaré como merecen sus acciones;
prenderé fuego a su bosque
y ese fuego quemará todo a su alrededor.
Es la decisión del SEÑOR”».
Castigo para los reyes malvados
22 Esto dice el SEÑOR: «Jeremías, baja a la casa del rey de Judá y anuncia este mensaje: 2 “Rey de Judá, que te sientas en el trono de David, escucha la palabra del SEÑOR, tú y tus siervos que pasan por estas puertas. 3 Esto dice el SEÑOR: Practiquen el derecho y la justicia, libren al explotado del poder del explotador, no menosprecien ni maltraten al inmigrante, ni al huérfano ni a la viuda. No derramen sangre inocente en este lugar. 4 Si hacen lo que les digo, entonces el rey, sus siervos y su pueblo pasarán por las puertas de esta casa sentados en el trono de David en sus carruajes o caballos. 5 Pero si no prestan atención a estas palabras, me prometo a mí mismo que este palacio será destruido. Es la decisión del SEÑOR”».
6 Esto dice el SEÑOR sobre el palacio del rey de Judá:
«Tú eres para mí como Galaad,
como la cumbre del Líbano,
pero prometo que te convertiré en un desierto.
Tus ciudades quedarán sin habitantes.
7 Enviaré contra ti destructores,
cada uno con sus armas.
Ellos cortarán tus cedros más finos
y los arrojarán al fuego.
8 »Gente de muchas naciones pasará por esta ciudad y se preguntará: “¿Por qué el SEÑOR le hizo esto a esta gran ciudad?” 9 Y la respuesta será: “Porque ellos abandonaron el pacto que habían hecho con el SEÑOR su Dios. Ellos se inclinaron a adorar y dar culto a otros dioses”».
10 No lloren por el que ha muerto,
no hagan duelo por él.
Lloren más bien por el desterrado
porque nunca regresará
ni volverá a ver la tierra donde nació.
11 Esto dice el SEÑOR sobre Salún hijo de Josías, que fue rey de Judá después de su padre Josías, y que salió de ese lugar: «No regresará aquí, 12 morirá en el lugar al que ha sido desterrado y nunca más volverá a ver esta tierra.
13 »Pobre de ti, que construyes tu palacio con injusticias
y tus pisos superiores contra todo derecho;
que haces trabajar gratis a tus semejantes,
sin pagarles su salario.
14 Pobre de ti, que dices: “Me construiré un gran palacio
con amplias habitaciones en el piso superior”;
le haces las ventanas,
lo revistes con madera de cedro y lo pintas de rojo.
15 »¿Es que crees que vas a reinar
sólo por usar tanta madera de cedro?
¿No comía y bebía tu papá
y gobernaba con justicia y rectitud?
Por eso le fue bien.
16 Defendía los derechos del pobre y del necesitado,
y por eso le fue bien.
Eso sí es conocerme verdaderamente.
Lo dice el SEÑOR.
17 »Pero tú sólo piensas en ganar dinero deshonestamente,
en matar gente inocente,
en explotar y oprimir».
18 Esto dice el SEÑOR acerca de Joacim, hijo de Josías, rey de Judá:
«El pueblo no llorará su muerte.
Nadie dirá: “¡Pobre de mi hermano!”
“¡Pobre de mi hermana!”
Nadie hará duelo diciendo:
“¡Pobre de mi señor!”
“¡Pobre de Su Majestad!”
19 Lo enterrarán como a un burro;
lo arrastrarán y lo echarán
fuera de las puertas de Jerusalén.
20 »Sube a los montes del Líbano y grita de dolor;
grita en los montes de Basán.
Grita desde Abarín
porque todos tus amantes han sido destruidos.
21 Yo te hablé cuando te iba muy bien
pero tú dijiste que no escucharías.
Eso es lo que has hecho desde que eras joven,
nunca me has hecho caso.
22 El viento se llevará lejos a todos tus pastores
y tus amantes serán hechos prisioneros.
En ese momento te sentirás avergonzada
y serás humillada por toda tu maldad.
23 Vivirás en el Líbano
y harás tu nido en medio de los cedros.
Pero cómo vas a sufrir cuando te lleguen los dolores,
como los que siente una mujer cuando da a luz».
Castigo para Jeconías
24 El SEÑOR dice: «Tan cierto como que estoy vivo que aunque tú, Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, fueras un anillo de sellar en mi mano derecha, te arrancaría de allí. 25 Te entregaré a Nabucodonosor, rey de Babilonia, a los babilonios que quieren matarte y a los que tanto temes. 26 Te arrojaré a ti y a tu mamá a una tierra que no los vio nacer y allí morirán. 27 Nunca regresarán a la tierra a la que tanto desean volver».
28 ¿Es Jeconías una vasija de barro despreciada y destruida,
un objeto que nadie quiere?
¿Por qué ha sido rechazado
y por qué sus hijos han sido expulsados a una tierra que no conocen?
29 Tierra, tierra, tierra,
escucha el mensaje del SEÑOR.
30 Esto dice el SEÑOR:
«Anoten a este hombre en el registro
como “hombre sin hijos”,
como uno que no tuvo éxito en la vida;
porque ninguno de sus descendientes
logrará sentarse en el trono de David
ni volver a reinar en Judá».
23 El SEÑOR dice: «Pobres de ustedes, pastores que destruyen y dispersan a las ovejas de mi pradera».
2 Esto dice el SEÑOR Dios de Israel a los pastores que guían a mi pueblo: «Ustedes han dispersado a mis ovejas, las han espantado y no las han cuidado. Así que me voy a encargar de darles a ustedes su merecido por el mal que han hecho, dice el SEÑOR. 3 Yo mismo reuniré lo que queda de mis ovejas de los países a donde las arrojé. Las traeré de regreso a su pradera para que se multipliquen y crezcan en número. 4 Yo nombraré pastores para mis ovejas, que las cuidarán para que ya no tengan miedo ni se espanten ni se pierda ninguna de ellas. Es la decisión del SEÑOR.
5 »El SEÑOR dice:
Viene el día en que le daré
a David un retoño legítimo.
Será un rey que reine con éxito
y mantenga la justicia y el derecho en el país.
6 Durante su reinado, Judá será salva
e Israel vivirá seguro.
Lo llamarán con este nombre:
“El SEÑOR es nuestro triunfo”.
7 »Viene el día, dice el SEÑOR, en que el pueblo no volverá a jurar diciendo: “Por el SEÑOR que sacó a los israelitas de Egipto”. 8 En lugar de eso jurarán diciendo: “Por el SEÑOR que sacó a los israelitas del país del norte y de todos los demás países a donde los había arrojado”. Y vivirán en su propia tierra».
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