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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Salmos 45:15-69:21

15 Todas ellas entran al palacio del rey,
    llenas de alegría.

16 Tus hijos ocuparán el trono de tus antepasados
    y harás que gobiernen todo el país.
17 Haré que se conozca tu nombre de generación en generación,
    y que las naciones te alaben por siempre.

Dios está dispuesto a ayudarnos

Al director. Canto de los descendientes de Coré. Con el Alamot.[a]

Dios es nuestro refugio y fortaleza.
    Él siempre está dispuesto a ayudarnos en los momentos difíciles.
Por eso no tendremos miedo,
    aunque la tierra sufra cambios
    y las montañas se precipiten al fondo del mar,
aunque rujan los mares y se agiten sus olas,
    y las montañas tiemblen a causa de su furor. Selah

Un río con sus corrientes riega de alegría la ciudad de Dios,
    el santo lugar donde habita el Altísimo.
Dios está en medio de esa ciudad y no será removida.
    Al amanecer Dios la ayudará.
Hay agitación en las naciones y los reinos se tambalean.
    Él deja oír su voz y la tierra se derrite.
El SEÑOR Todopoderoso está con nosotros.
    El Dios de Jacob es nuestro refugio. Selah

Vengan y vean las obras del SEÑOR,
    que ha ordenado destrucción en la tierra.
Él ha puesto fin a las guerras hasta lo último de la tierra.
    Destruye el arco, rompe la lanza
    y quema los carros de combate.

10 Dios dice: «Dejen de pelear y acepten que yo soy Dios,
    todos me darán honor.
Yo gobierno a las naciones
    y controlo al mundo entero».

11 El SEÑOR Todopoderoso está con nosotros.
    El Dios de Jacob es nuestro refugio. Selah

El Gran Rey de toda la tierra

Al director. Canción de los descendientes de Coré.

¡Que todos los pueblos aplaudan!
    ¡Alaben a Dios con gritos de alegría!
Porque el SEÑOR Altísimo es temible,
    el gran Rey de toda la tierra.
Él nos ayudó a vencer a nuestros enemigos,
    los puso bajo nuestro control.
Dios eligió nuestra tierra y nos la dio como herencia;
    es el orgullo de Jacob, a quien amó. Selah

Dios subió a su trono entre gritos de alegría,
    el SEÑOR con toque de trompeta.
¡Canten alabanzas a Dios!
    ¡Canten, canten alabanzas a nuestro Rey!
Canten con habilidad un poema
    porque Dios es el Rey de toda la tierra.
Dios se sienta en su trono sagrado
    y desde allí gobierna a todas las naciones.
Los líderes del mundo se reúnen
    con el pueblo del Dios de Abraham.
10 Dios tiene el mando[b];
    todos los gobernantes del mundo le pertenecen.

La grandeza de Sion

Canto. Canción de los descendientes de Coré.

Grande es el SEÑOR
    y merece que se le alabe
en la ciudad de nuestro Dios,
    en su monte santo.
El monte alto es hermoso,
    da alegría al mundo entero.
El monte Sion es el verdadero monte de Dios[c],
    la ciudad del gran Rey.
En los palacios de la ciudad
    se sabe que Dios es refugio seguro.

Se unieron reyes para atacar la ciudad,
    pero cuando la vieron,
quedaron asombrados,
    se asustaron y huyeron.
El miedo se apoderó de ellos,
    se estremecían de dolor como una mujer que está de parto.
Con fuertes vientos tú hiciste pedazos
    sus naves que viajan a Tarsis.

En la ciudad de nuestro Dios,
    la ciudad del SEÑOR de los ejércitos,
pudimos comprobar con nuestros ojos
    todo lo que habíamos escuchado.
Dios la establecerá para siempre. Selah

Dios mío, dentro de tu templo
    meditamos profundamente en tu fiel amor.
10 Dios mío, tu alabanza, como tu nombre,
    se ha extendido por toda la tierra y todo el mundo te alaba.
    Tú verdaderamente haces justicia.
11 El monte Sion está feliz,
    las poblaciones de Judá se alegran
    debido a tus justas decisiones.

12 Caminen por Sion,
    den una vuelta y cuenten sus torres;
13 fíjense en sus murallas,
    recorran sus fortificaciones,
para que se lo puedan contar
    a las generaciones futuras.
14 Este Dios es nuestro Dios ahora y siempre[d];
    él nos guiará eternamente.

Los ricos también mueren

Al director. Canción de los descendientes de Coré.

Escuchen esto, naciones todas;
    oigan bien, habitantes de toda la tierra,
    pobres y ricos, poderosos y humildes.
Mi boca hablará con sabiduría
    y mi corazón con inteligencia.
Me concentraré en los refranes,
    y propondré mi enigma al son del arpa.

¿Por qué voy a sentir miedo en los días difíciles,
    cuando esté rodeado de la perversidad de mis enemigos?
Se imaginan que la riqueza los salvará
    y están orgullosos del dinero que tienen.
Pero no hay precio que valga la vida
    ni se le paga a Dios para salvarse.
La vida es muy valiosa;
    ninguna cantidad de dinero alcanza
para poder vivir para siempre
    y librarse de la muerte.
10 Podrán darse cuenta de que tanto el sabio como el tonto y el ignorante,
    todos mueren por igual,
    y otros se quedan con sus riquezas.
11 Aunque tuvieron tierras a su nombre,
    la tumba será para ellos su nuevo hogar, para toda la eternidad,
    su habitación de generación en generación.
12 El ser humano no entiende que por más dinero que tenga
    muere al igual que las bestias.

13 Eso es lo que les pasa a los que se sienten tan confiados;
    en eso acaban los que se complacen en su propia palabrería.[e] Selah

14 A ellos la muerte se los lleva al sepulcro
    como lleva un pastor a las ovejas.
Por la mañana, los justos gobernarán sobre ellos.
    No quedará ni rastro de ellos
    y su casa será el sepulcro.

15 En cambio, Dios me librará de la muerte,
    pues me llevará[f] para estar junto a él. Selah

16 Así que no temas al que se enriquece
    y aumenta el lujo de su casa,
17 porque nada se llevará cuando muera,
    ni su lujo descenderá con él.
18 Aunque piense que alcanzó toda la dicha del mundo porque tiene mucha riqueza,
    y lo admiren por todo lo que tiene,
19 llegará el día en que muera
    y nunca más volverá a ver la luz.
20 Se puede ser muy rico,
    y no entender que uno morirá al igual que mueren los animales.

El Señor acusa

Canción de Asaf.

El SEÑOR, el Dios de dioses ha hablado.
    Él ha llamado, de oriente a occidente,
    a todos los habitantes de la tierra.
Dios resplandece desde Sion,
    el monte de perfecta hermosura.
Nuestro Dios viene
    y no lo hace en silencio.
Hay un fuego destructor delante de él
    y a su alrededor se escucha una fuerte tormenta.
Dios le pide al cielo y a la tierra que sean testigos
    cuando venga a juzgar a su gente.
«Mi pueblo fiel, reúnase a mi alrededor,
    ustedes que hicieron un pacto conmigo, ofreciendo un sacrificio».

Los cielos proclaman
    que Dios es un juez justo. Selah

«¡Pueblo mío, Israel, escúchame!
    Yo presento mi caso contra ti.
    ¡Yo soy Dios, tu Dios!
No me quejo de las ofrendas
    y sacrificios que me ofreces continuamente.
No te voy a pedir novillos de tu ganado
    ni machos cabríos de tus corrales,
10 ya que soy el dueño de todos los animales del bosque
    y del ganado que está en mil montes.
11 Yo conozco a todas las aves que habitan las montañas,
    y son míos todos los animales que se mueven en el campo.
12 Si tuviera hambre, no te lo diría,
    porque soy dueño del mundo y de todo lo que hay en él.
13 ¿Acaso me alimento yo de carne de toros
    o bebo sangre de machos cabríos?
14 Así que haz una ofrenda de agradecimiento[g] a Dios
    y cumple lo que le has prometido.
15 Llámame cuando estés angustiado,
    que yo te rescataré y tú me honrarás».

16 Pero Dios le dice al perverso:
«¿Con qué derecho citas mis enseñanzas
    y hablas de mi pacto,
17 si te molesta cuando te corrijo
    y no prestas atención a mis palabras?
18 Haces amistad con ladrones
    y te juntas con los que cometen adulterio.
19 Siempre estás diciendo mentiras,
    engañando a la gente y haciendo el mal.
20 Hablas mal hasta de tus propios hermanos;
    calumnias al hijo de tu misma mamá.
21 Hiciste todo eso y yo no dije nada;
    entonces pensaste que yo era como tú.
Pero te voy a reprender
    y te acusaré cara a cara.

22 »Entiéndanlo bien,
    ustedes que se olvidan de Dios,
no sea que los haga pedazos
    y no haya quien los salve.
23 El que hace una ofrenda de agradecimiento me honra;
    pero al que vive según mis enseñanzas le daré la salvación».

¡Ten compasión de mí!

Al director. Canción de David, cuando el profeta Natán fue a reprenderlo por haber cometido adulterio con Betsabé.

Ten compasión de mí, Dios mío,
    conforme a tu fiel amor;
conforme a tu gran misericordia,
    borra mis rebeliones.
Lava todas mis culpas
    y límpiame de mi pecado.

Reconozco que he sido rebelde,
    siempre tengo presente mi pecado.
Pequé contra ti y sólo contra ti,
    delante de ti hice lo que es malo;
por eso tu sentencia es justa,
    y tu juicio es irreprochable.
Yo nací culpable;
    mi madre me concibió pecador.
Tú amas la verdad acerca de lo que se oculta
    y quieres que yo sea sabio en lo íntimo.
Purifícame con hisopo de olor agradable y quedaré limpio;
    lávame y quedaré más blanco que la nieve.
Hazme sentir felicidad y alegría;
    que se alegren los huesos que has quebrantado.
Aparta tu vista de mis pecados
    y borra toda mi maldad.

10 Dios mío, crea en mí un corazón limpio.
    Una vez más quiero ser fiel en mí espíritu.
11 No me alejes de ti;
    ni me quites tu santo Espíritu.
12 Hazme sentir de nuevo la alegría de tu salvación;
    y que me sostenga tu Espíritu que me guía.
13 Les enseñaré a los rebeldes tus caminos,
    y los pecadores se volverán a ti.

14 Dios mío, mi Dios Salvador,
    merezco la muerte,
pero no me castigues,
    y gritaré de alegría que eres justo.
15 Señor, abre mis labios,
    y te cantaré alabanzas.
16 A ti no te complacen las ofrendas,
    ni los sacrificios que deben quemarse completamente;
    si así fuera, yo te los ofrecería.
17 Los sacrificios a Dios son un espíritu quebrantado;
    tú no despreciarás al de corazón humilde y arrepentido.

18 Sé bueno con Sion,
    reconstruye las murallas de Jerusalén.
19 Entonces aceptarás los sacrificios apropiados, las ofrendas,
    y los sacrificios que deben quemarse completamente.
    Entonces se ofrecerán becerros sobre tu altar.

Las malas lenguas

Al director. Poema de David, cuando Doeg el edomita fue a contarle a Saúl que David había ido a la casa de Ajimélec.

¿Por qué te enorgulleces de lo mal que haces, tú, héroe poderoso?
    El fiel amor de Dios dura todo el día.
Tú, lengua traicionera,
    siempre estás planeando cómo destruir a alguien,
    practicas la mentira como quien afila la navaja.
Prefieres el mal al bien,
    mentir a decir la verdad. Selah

A ti y a tu lengua venenosa
    les encanta hacerle daño a la gente.
Por eso Dios te destruirá para siempre;
    te agarrará y te expulsará de tu vivienda;
    te arrancará la vida. Selah

Al ver eso, los justos respetarán a Dios;
    pero se burlarán de aquel, diciendo:
«Miren, ese es el guerrero
    que no buscó la protección de Dios,
sino que confió en sus riquezas
    y se afianzó en su maldad».

Pero yo soy como un árbol de olivo frondoso del templo de Dios.
    Siempre confío y confiaré en el fiel amor de Dios.
Dios mío, sin cesar te daré gracias por todo lo que has hecho;
    siempre proclamaré tu nombre[h] ante tu pueblo fiel porque eres bueno.

[i]

Lo que hacen los rebeldes

(Sal 14)

Al director. Según majalat[j]. Poema de David.

Van pensando los insensatos
    sin tener presente a Dios.
Se han corrompido y cometen pecados horribles.
    No hay ni uno que haga el bien.

Dios observó desde el cielo
    a los seres humanos
para ver si había alguien que fuera sabio
    y buscara seguir a Dios.
Pero todos se habían alejado de Dios;
    todos juntos se han pervertido.
No hay nadie que haga el bien;
    ¡ni uno solo!

¿Acaso son tan ignorantes los perversos,
    esos que devoran a mi pueblo como si fuera pan?
    ¡Nunca buscan a Dios!
Pero se apoderará de ellos un gran terror
    que nunca antes habían sentido.
Porque Dios dispersó los huesos de los que te tenían rodeado.
    Tú los pusiste en ridículo, porque Dios los rechazó.

¡Que Dios desde Sion
    mande la salvación de Israel!
Cuando Dios cambie la suerte de su pueblo,
    Jacob se pondrá contento e Israel se alegrará.

El Señor me tiene con vida

Al director. Poema de David compuesto, cuando los zifitas le dijeron a Saúl que creían que David estaba escondido en su pueblo.

Dios mío, por tu nombre, sálvame;
    usa tu gran poder para hacerme justicia.
Dios mío, escucha mi oración,
    atiende a mis palabras.
Gente extraña se ha puesto en mi contra,
    y los violentos quieren matarme.
    Ellos no tienen en cuenta a Dios. Selah

Pero Dios es quien me ayuda;
    el Señor me mantendrá con vida.
Que el mal que hacen mis enemigos recaiga sobre ellos.
    Acaba con ellos y demuestra así tu fidelidad.

Dios mío, con gusto te ofreceré sacrificios.
    Alabaré tu buen nombre, SEÑOR.
Porque tu nombre me salvó de todo peligro.
    Con mis propios ojos veo que me das victoria sobre mis enemigos.

Una amarga traición

Al director. Poema de David.

Dios mío, escucha mi oración,
    no pases por alto mi ruego.
Préstame atención, respóndeme;
    estoy muy intranquilo y perturbado
por las amenazas del enemigo
    y la opresión del perverso.
Ellos echan sobre mí dificultades
    y me persiguen furiosamente.

Me salta el corazón dentro del pecho;
    estoy terriblemente asustado.
Me invadió un pánico terrible;
    el terror no me deja ni pensar.
Si tuviera alas, volaría muy lejos
    y buscaría un lugar donde descansar.
Me iría lejos, muy lejos de aquí,
    me quedaría a vivir en el desierto. Selah

Escaparía rápidamente para protegerme
    de la borrasca y de la tempestad.

Acaba con sus planes, Señor,
    y confunde su lenguaje,
porque sólo veo violencia
    y peleas en la ciudad.
10 La maldad y las intrigas rondan
    por sus muros a toda hora.
11 Hay demasiado crimen e injusticia en las calles;
    la gente miente y engaña en todos lados.

12 No es un enemigo el que me insulta,
    eso lo soportaría;
ni alguien que me odie,
    pues me escondería de él.
13 Eres tú, mi igual,
    mi compañero y mi mejor amigo.
14 Nos unía una gran amistad
    y compartíamos en el templo de Dios;
    caminábamos juntos entre la multitud.
15 Que la muerte tome por sorpresa a mis enemigos;
    que se abra la tierra y se los trague vivos,
    porque por dentro están llenos de maldad.

16 Pero yo rogaré a gritos la ayuda de Dios,
    y el SEÑOR me salvará.
17 Rogaré y suplicaré a Dios mañana, tarde y noche,
    y él me escuchará.
18 Él me rescatará sano y salvo
    de la batalla que muchos libran en mi contra.
19 Oirá Dios, el Rey eterno,
    y les dará su respuesta,
pues ellos no cambian de conducta
    ni le tienen ningún respeto a Dios. Selah

20 Quien antes era amigo, ataca ahora
    y no cumple sus promesas.
21 Recurren a palabras tan blandas como la mantequilla,
    pero en realidad en su mente están planeando la guerra.
Emplean palabras suaves como el aceite,
    pero en realidad son espadas desenvainadas.

22 Confía al SEÑOR todas tus preocupaciones,
    porque él cuidará de ti;
    él nunca permitirá que el justo quede derribado para siempre.
23 Dios mío, tú destruirás a los asesinos,
    y los mentirosos no llegarán ni a la mitad de su vida.
Yo por mi parte, pondré toda mi confianza en ti.

El Señor ve mi sufrimiento

Al director. Al compás de «La paloma de los robles distantes». Poema de David, cuando los filisteos lo capturaron en Gat.

Dios mío, ten compasión de mí,
    porque hay gente que me persigue.
    En todo momento me ataca y oprime.
Mis enemigos me atacan constantemente,
    son muchos los que me atacan con arrogancia.
Pero cuando siento miedo,
    pongo toda mi confianza en ti.
Confío en Dios y alabo su promesa.
    Si tengo puesta mi confianza en él,
    ¿qué podrá hacerme el ser humano?

Siempre están tergiversando mis palabras
    y planeando hacerme daño.
Se reúnen y me acechan,
    vigilan todos mis movimientos,
    esperando la oportunidad de asesinarme.
¿Será que van a escapar de su propia maldad?
    Dios mío, destruye con tu furia a esos pueblos.

Tú has visto mi sufrimiento,
    has recogido mis lágrimas.
    ¿Acaso no tienes todo eso registrado en tu libro?
Mis enemigos huirán cuando yo pida tu ayuda.
    Yo sé que Dios está de mi parte.
10 Alabo a Dios por su promesa,
    alabo al SEÑOR por la promesa que me hizo.
11 Confío en Dios y no siento miedo.
    ¿Qué puede hacerme el ser humano?

12 Dios mío, cumpliré las promesas que te he hecho.
    Te agradeceré por todo lo que hagas.
13 Porque tú me rescataste
    y me salvaste de la muerte.
Me ayudaste a no ser derrotado para que ande en la presencia de Dios,
    bajo la luz que sólo los que tienen vida pueden ver.

Señor, busco tu protección

Al director. Al compás de «No destruyas». Poema de David, cuando escapó de Saúl y entró a la cueva.

Ten compasión de mí, Dios mío,
    ten compasión de mí.
Sé bueno conmigo,
    porque yo confío en ti.
Busco protección bajo tus alas
    hasta que pase el peligro.

Le pido ayuda a Dios Altísimo,
    el Dios que me protege.
Desde el cielo él me ayuda y me salva,
    vence a los que me atacan. Selah
Me envía su fiel amor y lealtad.

Estoy rodeado de enemigos
    que son como leones que devoran a la gente.
Sus dientes son lanzas y flechas,
    su lengua es una espada afilada.
Dios mío, levántate más allá del cielo,
    que tu gloria cubra toda la tierra.
Mis enemigos me habían puesto una trampa,
    alistaron una red para atraparme,
cavaron una fosa para que yo cayera en ella,
    pero ellos cayeron en su propia trampa. Selah

Dios mío, mi corazón está firme.
    He tomado una decisión:
    Te cantaré y alabaré.
¡Me voy a despertar![k]
    Arpa y lira, ¡despierten!
    Despertaré el nuevo día.
Te alabaré entre las naciones, oh Señor,
    te cantaré alabanzas entre los pueblos.
10 Porque tu fiel amor es tan grande que llega hasta el cielo,
    y tu fidelidad llega hasta las nubes.
11 Dios mío, levántate más allá del cielo,
    que tu gloria cubra toda la tierra.

El Señor castiga la injusticia

Al director. Al compás de «No destruyas». Poema de David.

Ustedes los poderosos[l] no son justos en sus decisiones.
    No están gobernando a la gente como debe ser,
sino que tienen la mente llena de maldad.
    Dan rienda suelta a la violencia en el país.
Los perversos se corrompen desde que nacen;
    los mentirosos se descarrían desde el vientre materno.
Su veneno es como el de las serpientes,
    como el de una cobra sorda que cierra su oído,
para no oír la música de los encantadores,
    ni siquiera del encantador más hábil.

Rómpeles los dientes, Dios mío,
    arráncales a esos leones sus colmillos, SEÑOR.
Que su fuerza desaparezca como el agua entre los dedos;
    que sean aplastados como hierba que se pisa.
Que desaparezcan como la babosa que se deshace;
    que sean como un bebé que nace muerto y nunca ve la luz del sol.
Que antes de darse cuenta,
    ardan como espinos que se queman para calentar la olla.
Que sean arrancados con enojo,
    como hierba mala entre la hierba buena.

10 Y se alegre el justo al verse vengado,
    como el soldado que pisa la sangre del enemigo.
11 La gente dirá: «De veras los justos son recompensados;
    es verdad que hay un Dios que gobierna el mundo».

La derrota de mis enemigos

Al director. Al compás de «No destruyas». Poema de David, cuando Saúl envió gente a su casa para tratar de matarlo.

Dios mío, sálvame de mis enemigos;
    ayúdame a derrotar a los que me atacan.
Rescátame de los que hacen el mal,
    sálvame de esos asesinos.

Ellos tratan de matarme.
    SEÑOR, hay hombres perversos que quieren atacarme
    a pesar de que no he cometido ningún delito ni pecado.
No he hecho nada malo.
    Sin embargo, corren ellos listos para atacarme.
¡Levántate, y ven a ayudarme!
    Mira lo que está sucediendo.
Tú eres el SEÑOR,
    Dios de los ejércitos, el Dios de Israel.
Levántate y castiga a todas las naciones;
    no tengas piedad de esos traidores perversos. Selah

Esa gente mala regresa como perros,
    rondando y gruñendo por las calles de la ciudad.
¡Óyelos! Echan espuma por la boca
    y dicen cosas crueles sin importar quién los esté escuchando.
SEÑOR, tú te ríes de ellos,
    te burlas de toda esa gente.
Yo te cantaré mis canciones de alabanza
    porque tú, Dios, eres mi refugio.
10 Dios con su fiel amor vendrá a mi encuentro;
    me ayudará a derrotar a mis enemigos.
11 Dios mío, no los mates de una vez.
    Si fuera así la gente se olvidaría.
Señor y Protector nuestro,
    dispérsalos y derrótalos con todo tu poder.
12 La gente mala peca cuando miente
    y desea el mal.
Castígalos por todo lo que dicen;
    haz que su orgullo los atrape.
13 Destrúyelos con toda tu furia,
    hasta que no quede nada de ellos.
Entonces, todo el mundo sabrá
    que Dios gobierna sobre el pueblo de Jacob. Selah

14 La gente mala viene a la ciudad gruñendo por las calles,
    como perros al atardecer.
15 Vaga por las calles buscando comida,
    pero no encuentra nada de comer y sigue quejándose.
16 Pero yo cantaré a tu poder,
    y por la mañana cantaré alegre alabando tu fiel amor;
porque tú eres mi refugio,
    mi protección en tiempos de peligro.
17 Te cantaré alabanzas, Dios mío.
    Pues eres mi fuerza y mi refugio,
    el Dios que me demuestra su fiel amor.

Salva a la gente que amas

Al director. Al compás de «El lirio del pacto». Poema de David. Fue compuesto cuando David luchó contra Aram Naharaim y Aram Soba. Joab vino y derrotó a doce mil soldados edomitas en el valle de la Sal.

Dios mío, tú te has enojado con nosotros;
    nos has rechazado y destruido.
    Ayúdanos a recuperarnos.
Tú hiciste que la tierra temblara y se abriera.
    Cierra sus grietas, porque se está desmoronando.
Tú has hecho sufrir mucho a tu pueblo,
    nos ha hecho beber un vino que aturde.
Elevaste una bandera para los que te respetan,
    para que vuelvan a encontrarte
    y así poder evitar los arqueros del enemigo. Selah

Escúchanos y usa tu gran poder para salvarnos;
    salva a la gente que amas.

Dios ha dicho en su santuario:
«Triunfaré y repartiré entre mi pueblo
    las tierras de Siquén y las del valle de Sucot.
Galaad y Manasés son míos;
    Efraín es un casco para mi cabeza.
    Judá es mi cetro real.
Moab será el recipiente en que me lavo;
    Edom será como un esclavo que me lleva la sandalia.
    Sobre la tierra de los Filisteos, gritaré la victoria».

¿Quién me guiará a la ciudad fortificada?
    ¿Quién me guiará hasta Edom?
10 Es que tú nos abandonaste.
    Dios mío, ¿saldrás tú con nuestro ejército?
11 Ayúdanos a derrotar al enemigo,
    pues la ayuda del ser humano es inútil.
12 Con Dios conseguiremos la victoria;
    él pisoteará a nuestros enemigos.

Protección para el gobernante fiel

Al director, con instrumentos de cuerda. Canción de David.

Dios mío, escucha mi grito de auxilio,
    presta atención a mi oración.
Desde los lejanos rincones de la tierra te llamo,
    pues estoy angustiado.
Llévame a la roca que es más alta de lo que puedo alcanzar,
    donde quede yo a salvo.
Tú eres mi refugio,
    la torre fuerte que me protege de mis enemigos.

Quiero vivir para siempre en tu casa[m],
    refugiado debajo de tus alas. Selah

Dios mío, has escuchado mis promesas
    y me has dado la herencia de quienes te respetan.

Dale larga vida al rey,
    haz que viva muchos, pero muchos años.
Haz que reine siempre en tu presencia.
    Protégelo con tu fiel amor y lealtad.
Así yo siempre alabaré tu nombre,
    cumpliendo siempre todo lo que te prometí.

Confíen siempre en Dios

Al director. A Jedutún[n]. Canción de David.

Sólo en Dios hallo descanso,
    es el único que me puede rescatar.
Sólo él es mi roca y mi salvación;
    como él es mi refugio, no seré derrotado.

¿Cuánto tiempo más
    seguirán atacándome ustedes?
Tratan de derribarme como a una pared a punto de caerse,
    o a una cerca que está tambaleándose.
Sólo piensan en destronarme,
    esa gente quiere destruirme.
Se sienten felices diciendo mentiras de mí.
    En público, hablan bien de mí,
    pero me maldicen en secreto. Selah

Sólo en Dios hallo descanso,
    de él viene mi esperanza.
Sólo él es mi roca y mi salvación;
    como él es mi refugio, no seré derrotado.
Mi gloria y mi salvación vienen de Dios,
    él es mi protección y mi refugio.
Confíen siempre en Dios,
    cuéntenle todos sus problemas,
    Dios es nuestro refugio. Selah

Los seres humanos son sólo un suspiro;
    pobres o ricos se desvanecen como una mentira.
    Si se pesan juntos en una balanza, no pesan nada.
10 No confíen en la extorsión ni en el pillaje;
    no crean que su riqueza los salvará.

11 Dios dice que hay sólo una cosa
    en la que realmente podemos confiar,
y yo lo creo: que la fortaleza viene de Dios
12     y que tú, Señor, tienes fiel amor;
tú le pagarás a la gente conforme al bien
    o al mal que hayan hecho.

Tú eres mi Dios

Canción de David cuando estaba en el desierto de Judá.

Dios mío, tú eres mi Dios,
    desesperado te busco.
Mi alma tiene sed de ti;
    todo mi ser suspira por ti,
como la tierra seca y árida
    desea el agua.

Te vi en tu templo,
    contemplé tu poder y tu gloria.
Tu fiel amor es mejor que la vida misma,
    mis labios te alaban.
Te alabaré con mi vida;
    alzaré las manos en tu nombre al adorarte.
Me sentiré completamente satisfecho,
    como quien disfruta de una comida muy sabrosa,
    y mis labios dichosos te alabarán.

Estando en mi lecho me acuerdo de ti,
    pienso en ti a media noche.
Porque tú me ayudas,
    y a la sombra de tus alas canto de alegría.
Me aferro a ti,
    tu mano derecha me sostiene.

Pero no lograrán nada los que buscan acabar conmigo,
    terminarán en la tumba.
10 Ellos serán castigados con la espada
    y sus cadáveres serán devorados por el chacal.
11 El rey estará feliz junto a Dios,
    y todos los que lo aman lo alabarán.
    En cambio, a los mentirosos se les tapará la boca.

Lo justos confían en Dios

Al director. Canción de David.

Dios mío, escucha mi queja,
    protégeme de las amenazas de mis enemigos.
Protégeme de los planes secretos de los delincuentes;
    escóndeme de esa pandilla de perversos.
Afilan su lengua como afilar una espada;
    lanzan palabras venenosas como si fueran flechas.
De repente disparan flechas contra gente inocente;
    nadie los ve en sus escondites.
Se animan unos a otros a hacer el mal.
    Planean juntos cómo tender sus trampas a los demás
    y están seguros de que nadie podrá descubrirlos.
Ellos planean hacer injusticias,
    hacen investigaciones minuciosas.
El ser humano puede llegar a ser muy malo,
    es muy difícil saber qué es lo que realmente está pensando.

Pero Dios les lanzará sus flechas,
    caerán heridos sin previo aviso.
Sus propias palabras los harán caer,
    el que los vea se burlará de ellos.
Todo el mundo verá lo que Dios es capaz de hacer
    y se lo contará a los demás.
    Así todos conocerán lo que Dios es capaz de hacer.
10 Los justos confían en Dios,
    y el SEÑOR les da refugio.
    La gente honesta se sentirá bien.

Dios es digno de alabanza

Al director. Canción de David. Canto.

Dios de Sion, tú mereces que te rindamos alabanza
    y que cumplamos lo que te prometimos.
Tú escuchas las oraciones;
    todo el mundo acude a ti.
Cuando ya no soportamos nuestra culpa,
    tú perdonas nuestros pecados.
Afortunado los que tú elegiste
    para acercarse a ti y vivir a tu lado.
En tu templo santo tenemos
    todo el bien que necesitamos.

Dios mío, porque eres justo,
    contestas nuestras oraciones
    con hechos asombrosos mostrando tu justicia.
Gente que vive lejos,
    aun al otro lado del mar,
    confía en ti.
Tú sostienes las montañas;
    vemos tu poder y fortaleza.
Calmas la turbulencia de los mares
    y los disturbios de las naciones.
La gente de todo el mundo,
    de norte a sur y de oriente a occidente,
    se maravilla con tus obras.

Has visitado la tierra y la has regado
    con abundancia la enriqueces.
El río de Dios en el cielo
    que nos da la lluvia está lleno de agua.
Preparas la cosecha,
    para esa bendices la tierra.
10 Empapas los surcos, nivelas los terrones,
    reblandeces la tierra con lluvias abundantes
    y bendices lo que produce.
11 Tú inicias el año nuevo con una cosecha fabulosa;
    tus nubes[o] derraman abundancia.
12 La pradera del desierto grita de alegría,
    las colinas se visten para la celebración.
13 Multitudes de ovejas son su vestido
    y se cubren los valles de trigo,
    todos ellos cantan y gritan de alegría.

Canten a Dios con alegría

Al director. Canto. Canción.

¡Canten a Dios llenos de alegría,
    habitantes del mundo entero!
Toquen y canten para alabar su glorioso nombre;
    cántenle alabanzas gloriosas.
Díganle a Dios: «Tus obras son imponentes,
    tu poder es tan inmenso que hasta tus enemigos se postran ante ti.
El mundo entero te alaba;
    todos cantan alabanzas a tu nombre». Selah

Vengan y miren las obras de Dios;
    las maravillas que ha hecho les inspiran temor a los seres humanos.
Él transformó el mar en tierra firme.[p]
    Su pueblo atravesó a pie el río,[q]
    y allí mismo lo festejamos.
Dios gobierna al mundo con gran poder
    y vigila a las naciones.
    Que nadie se rebele contra él. Selah

¡Alaben pueblos todos a nuestro Dios!
    ¡Que se oigan bien alto sus canciones de alabanza!
Él nos dio la vida,
    no permite que caigamos.
10 Dios nos sometió a prueba;
    nos purificó como a la plata.
11 Dios mío, tú dejaste que nos atraparan en una red;
    nos echaste a la espalda una carga pesada.
12 Hiciste que cabalgaran hombres sobre nuestra cabeza,
    hemos pasado por el fuego y por el agua,
    pero al fin nos llevaste a la libertad.

13 Ahora vengo a tu templo a ofrecerte sacrificios que deben quemarse completamente.
    Cumpliré mis promesas,
14 las que te hice
    cuando atravesaba dificultades.
15 Te ofreceré animales engordados como sacrificios que deben quemarse completamente,
    junto con ofrendas de carneros,
    toros y machos cabríos. Selah

16 Vengan ustedes, los que le tienen respeto a Dios;
    escuchen, que les contaré lo que él hizo por mí.
17 Con mi boca lo llamé,
    con mi lengua lo alabé.
18 Sabía que si yo hubiera tenido malas intenciones,
    mi Señor no me escucharía;
19 pero me escuchó
    y atendió a mi oración.
20 Alabado sea Dios,
    que no se apartó de mí;
    me escuchó y me mostró su fiel amor.

Que los pueblos te alaben

Al director, con instrumentos de cuerda. Canción. Canto.

Dios nos tenga compasión y nos bendiga;
    que se muestre a favor nuestro, Selah
para que todo el mundo te conozca,
    que todas las naciones sepan que tú das la salvación.

Que los pueblos te alaben, oh Dios;
    que todos los pueblos te alaben.
Que todo el mundo se alegre y grite de alegría,
    porque tú gobiernas a los pueblos con justicia
    y diriges a todas las naciones del mundo. Selah

Que los pueblos te alaben, oh Dios;
    que todos los pueblos te alaben.
Danos frutos en abundancia;
    bendícenos, Dios nuestro.
Que Dios nos bendiga,
    y que todos los habitantes de la tierra le teman y lo respeten.

El Dios que nos salva

Al director. Canción de David. Canto.

Que Dios se levante y destruya a sus enemigos.
    Que todos los que lo odian salgan huyendo.
La gente mala desaparece de la presencia de Dios
    como humo que se lleva el viento.
Sus enemigos se destruyen
    como cera que se derrite en el fuego.
Pero los justos se alegran y festejan ante la presencia de Dios.
    ¡Que rebosen de alegría!

Canten a Dios, canten canciones de alabanza a su nombre.
    Alaben al que cabalga sobre las nubes;
su nombre es YAH[r].
    ¡Alaben su nombre!
En su templo santo, Dios es un padre para los huérfanos
    y hace justicia a las viudas.
Dios le da hogar a los desamparados
    y libertad a los prisioneros.
En cambio, los que se rebelan en su contra vivirán en el desierto.

Dios mío, tú ayudaste a tu pueblo a salir de Egipto,
    los guiaste a través del desierto. Selah

Cuando el Dios de Israel llegó al monte Sinaí,
    el cielo se deshizo y el monte tembló ante su presencia.
Dios mío, tú hiciste caer lluvia sobre la tierra vieja y cansada
    para que recobrara su fuerza.
10 Tu pueblo habitó en esa tierra,
    la que bondadosamente preparaste para el pobre.

11 El Señor dio la orden
    y muchas son las mujeres que fueron a contar las buenas noticias:
12 «¡Los ejércitos de los reyes poderosos se han ido lejos de aquí!
    La mujer que se quedó en casa reparte todo el botín.
13 Hasta para los que se quedaron entre los rebaños
    hay alas de paloma cubiertas de plata,
    con plumas de oro refulgente».

14 Cuando Dios Todopoderoso hizo huir a los reyes enemigos,
    se volaron como la nieve[s] que cae sobre el monte Zalmón.
15 El monte de Dios, el monte de Basán,
    es un monte de cumbres muy altas.
16 Pero, ¿por qué los montes altos desprecian al monte
    donde el SEÑOR decidió quedarse a vivir para siempre?
17 Los carros de combate de Dios se cuentan por millones,
    vino en ellos del Sinaí a su templo.
18 Tú subiste a lo alto,
    llevando cautivos a los prisioneros.
Allí recibiste ofrendas de los seres humanos,[t]
    incluso de los que se habían rebelado contra ti, SEÑOR Dios.

19 Alaben al Señor, nuestro Dios y Salvador;
    todos los días lleva nuestras cargas. Selah

20 Él es nuestro Dios, el Dios que nos salva;
    el Señor DIOS nos salva de la muerte.
21 Dios aplastará la cabeza de sus enemigos;
    la cabeza melenuda de los que viven en el pecado.

22 El SEÑOR dijo: «Los traeré desde Basán,
    desde las profundidades del mar regresarán,
23 para que ustedes bañen sus pies en la sangre de sus enemigos
    y sus perros la laman cuanto quieran».

24 Ya se pueden ver las procesiones
    de mi Dios y Rey rumbo al santuario.
25 Al frente va gente a cantarle con músicos,
    rodeados por jovencitas tocando la pandereta.
26 ¡Alaben al SEÑOR en la gran asamblea!
    ¡Alaben a Dios, hijos de Israel!
27 El pequeño Benjamín está allí guiando a la multitud;
    allí está la gran familia de Judá,
    y allí están los líderes de Zabulón y Neftalí.

28 Dios mío, muéstranos tu poder;
    muéstranos el poder que usaste a nuestro favor en el pasado.
29 Los reyes te traerán regalos
    a tu templo en Jerusalén.
30 Dios mío, castiga a esa bestia de los juncos,
    a esa manada de toros entre naciones como becerros.
Tú venciste a los que buscaban la guerra.
    Ahora, haz que vengan a ti a traerte sus barras de plata.
31 Haz que te traigan sus riquezas desde Egipto.
    Que los etíopes te traigan sus regalos.

32 Reinos de la tierra, canten a Dios.
    Canten canciones de alabanza al Señor. Selah

33 Él cabalga atravesando los cielos antiguos,
    escuchen su poderosa voz.
34 Reconozcan el poder de Dios;
    su majestad está sobre Israel,
    con su poder llena los cielos.
35 Desde tu templo, oh Dios, eres imponente.
    El Dios de Israel le da fuerza y poder a su pueblo.

¡Bendito sea Dios!

Sácame del lodo

Al director. Al compás de la melodía «Los Lirios». Canción de David.

¡Dios mío, sálvame,
    que me llega el agua al cuello!
Me estoy hundiendo en el lodo
    y no tengo de dónde agarrarme.
Estoy en un mar de aguas profundas,
    y la corriente me está arrastrando.
Estoy cansado de tanto llamarte;
    mi garganta está seca de tanto gritar;
    mis ojos están cansados de tanto buscar a mi Dios.
Tengo más enemigos que cabellos en la cabeza;
    me odian sin razón.
Tratan de destruirme y dicen mentiras de mí;
    mienten, me acusan de haber robado,
    y ahora tengo que devolver lo que no he robado.

Dios mío, tú sabes las locuras que he cometido,
    no puedo esconderte mis pecados.
Señor DIOS, Todopoderoso,
    no permitas que los que confían en ti
    se sientan avergonzados por mi causa.
Dios de Israel,
    no dejes que los que te buscan
    se sientan defraudados por culpa mía.
Por ti he soportado ofensas,
    mi cara se ha cubierto de deshonra.
Mis hermanos me tratan como a un extraño;
    los hijos de mi madre me tratan como a un desconocido.

La emoción que siento por tu casa me está consumiendo;
    recibo las ofensas de los que te insultan.
10 Cuando lloro y ayuno,
    ellos se burlan de mí.
11 Me visto de luto
    y hacen chistes a costa mía.
12 Hablan mal de mí en los lugares públicos;
    los borrachos me dedican canciones.

13 SEÑOR, ruego tu buena voluntad en este momento.
    Dios mío, por tu fiel amor respóndeme;
por tu lealtad,
    sálvame.
14 Sácame del lodo,
    no dejes que me hunda;
Líbrame de mis enemigos
    y de las aguas profundas.
15 No dejes que la corriente me arrastre,
    ni que me trague el hondo remolino,
    que no se cierre sobre mí como la boca de un pozo.
16 SEÑOR, respóndeme con todo tu fiel amor;
    por tu gran compasión, ven a mí y ayúdame.
17 No te alejes de mí que soy tu siervo.
    Estoy en problemas, respóndeme pronto.
18 Ven a rescatarme,
    líbrame de mis enemigos.

19 Tú conoces mi dolor, mi vergüenza y deshonor;
    tienes presente quiénes son mis enemigos.
20 Las ofensas me han destrozado,
    estoy enfermo;
he buscado quien se compadezca de mí,
    pero no lo hay;
quien me consuele,
    pero no hallé a nadie.
21 Me dieron veneno en lugar de comida,
    vinagre cuando tuve sed.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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