Bible in 90 Days
19 »Haré una señal entre ellos y enviaré algunos sobrevivientes a las naciones: a Tarsis, Pul[a], Lidia[b] (famosa por sus arqueros), Mésec, Tubal[c] y Grecia, a países lejanos que nunca han oído de mí ni han visto mi gloria. Ellos les contarán acerca de mi gloria entre las naciones. 20 Traerán a mi monte santo, como una ofrenda al SEÑOR a todos sus paisanos israelitas desde todas las naciones. Vendrán a Jerusalén a caballo, en carros, en literas, en mulas y en camellos». El SEÑOR lo ha decidido así. «Será como cuando los israelitas traen al templo del SEÑOR una ofrenda de cereal en un recipiente limpio. 21 A algunos de ellos los haré sacerdotes y levitas». El SEÑOR lo ha decidido así.
22 «Porque así como los nuevos cielos y la nueva tierra
que yo voy a hacer durarán para siempre», dice el SEÑOR,
«así también durarán tus descendientes y tu nombre.
23 Toda la humanidad vendrá a adorar
delante de mí, de Luna Nueva a Luna Nueva
y de día de descanso a día de descanso».
El SEÑOR lo ha decidido así.
24 «Ellos saldrán a ver los cadáveres de la gente que se rebeló contra mí,
porque el gusano que los consume no morirá
y el fuego que los devora no se apagará.
Serán algo repulsivo para toda la humanidad».
1 Estas son las palabras de Jeremías hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes que vivía en Anatot, tierra de Benjamín. 2 A Jeremías le comenzaron a llegar mensajes del SEÑOR en el año 13[d] del reinado de Josías hijo de Amón, rey de Judá. 3 Siguió recibiendo mensajes proféticos durante el reinado de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, y continuaron hasta el final del reinado de Sedequías, también hijo de Josías y rey de Judá. Su reinado terminó cuando el pueblo de Jerusalén fue llevado como prisionero en el quinto mes de aquel año.
Dios llama a Jeremías
4 Me llegó este mensaje del SEÑOR:
5 «Antes de que yo te formara en el vientre de tu madre,
ya te conocía.
Antes de que nacieras,
ya te había elegido
para que fueras un profeta para las naciones».
6 Entonces yo le respondí:
—Pero Señor DIOS, yo soy muy joven y no sé hablar en público.
7 Y el SEÑOR me dijo:
—No digas que sólo eres un joven, porque irás a donde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene. 8 No le temas a la gente, porque yo estaré protegiéndote. Es la decisión del SEÑOR.
9 Luego el SEÑOR extendió su mano y me tocó la boca, y me dijo el SEÑOR:
«He puesto mis palabras en tu boca.
10 Hoy te he elegido a ti para llevar a cabo una tarea
que afectará naciones y reinos.
Los removerás y provocarás su caída,
los harás desaparecer y los destruirás
y también los reconstruirás
y los plantarás de nuevo».
Dios le da lecciones al profeta
11 Me llegó este mensaje del SEÑOR: «¿Qué ves, Jeremías?» Yo respondí: «Veo una rama de almendro». 12 El SEÑOR me dijo: «Has visto bien, porque estaré pendiente[e] de que se cumpla todo lo que te digo en mi mensaje».
13 Me llegó por segunda vez mensaje del SEÑOR, diciendo: «¿Qué ves, Jeremías?» Yo respondí: «Veo una olla rebosante de agua hirviendo que se derrama desde el norte».
14 El SEÑOR me dijo:
«Desde el norte derramaré la desgracia
sobre todos los habitantes de Judá.
15 Llamaré a todas las familias de los reinos del norte,
dice el SEÑOR.
Los reyes de esas naciones vendrán
y colocarán cada uno su trono
a la entrada misma de Jerusalén.
Atacarán las murallas que la rodean
y atacarán todas las ciudades de Judá.
16 Yo anunciaré el castigo contra ese pueblo
por las maldades que ha cometido.
Me abandonaron, ofrecieron sacrificios a otros dioses
y adoraron imágenes que fabricaron con sus manos.
17 »Pero tú, Jeremías, prepárate como para una batalla;
ve y diles todo lo que yo te ordene.
No les tengas miedo, de modo que así
yo no tenga que atemorizarte ante ellos.
18 Hoy te he puesto como ciudad amurallada,
como columna de hierro,
como pared de bronce.
Es para que te enfrentes a todo el país,
a todos los reyes de Judá, a todos sus príncipes,
a sus sacerdotes y a todos sus habitantes.
19 Ellos pelearán contra ti, pero no podrán derrotarte
porque yo estaré contigo para sacarte de apuros.
Es la decisión del SEÑOR».
Infidelidad del pueblo de Dios
2 El SEÑOR me dio este mensaje: 2 «Ve y anuncia al pueblo de Jerusalén que esto dice el SEÑOR:
»“Yo recuerdo el fiel amor que me demostrabas cuando eras joven;
el cariño que sentías por mí cuando eras mi esposa.
Recuerdo que me seguías por el desierto,
en una tierra no cultivada.
3 El pueblo de Israel existe solo
para que el SEÑOR lo disfrute:
como la primera cosecha de uvas pare el vino.
Todos los que tomaron lo que querían para ellos recibía su castigo,
el desastre caía sobre él”».
Lo dice el SEÑOR.
4 Descendientes de Jacob escuchen el mensaje del SEÑOR. Familias de Israel, atiendan. 5 Esto dice el SEÑOR:
«¿Qué vieron de malo en mí sus antepasados
para que se alejaran de mí?
Ellos se fueron a adorar lo que no valía nada
y terminaron ellos mismos valiendo nada.
6 Nunca preguntaron:
“¿Dónde está el SEÑOR
que nos sacó de Egipto,
que nos guió por el desierto,
por tierra seca y en ruinas,
que nos guió por tierra oscura y peligrosa,
una tierra inexplorada en donde no vive nadie?”
7 »Yo los traje a una tierra fértil
para que comieran de sus frutos
y de todo lo bueno que producía.
Pero ustedes profanaron mi tierra;
me da asco en lo que convirtieron mi propiedad.
8 »Los sacerdotes no se preguntaron:
“¿Dónde está el SEÑOR?”
La gente que maneja la ley no me reconoció.
Los líderes se pusieron en mi contra;
los profetas se convirtieron en voceros de Baal
y se fueron tras ídolos que no sirven para nada.
9 Por eso, dice el SEÑOR, los acusaré de nuevo,
y acusaré a los hijos de sus hijos.
10 Vayan a las islas de Chipre y vean lo que allí sucede.
Envíen a alguien a Cedar para que observe con cuidado lo que allí sucede,
para averiguar si ha sucedido algo parecido,
11 que una nación haya cambiado de dioses,
y eso que sus dioses ni siquiera son verdaderos.
En cambio, mi pueblo ha cambiado la gloria de Dios
por ídolos que no sirven para nada.
12 ¡Asómbrense, cielos!
Conmuévanse y quédense completamente turbados,
dice el SEÑOR.
13 »Mi pueblo ha cometido dos pecados en mi contra:
Me ha abandonado a mí,
fuente de agua viva,
y luego ha cavado sus propias cisternas;
pero esas cisternas están rotas
y no pueden darles agua.
14 »¿Acaso es Israel un esclavo?
¿Es esclavo de nacimiento?
¿Entonces por qué lo saquean?
15 Los leones rugen a su alrededor,
lanzan fuertes rugidos.
Han convertido a Israel en un montón de ruinas,
han quemado sus ciudades
hasta dejarlas deshabitadas.
16 Incluso los de Menfis y Tafnes[f]
te humillaron.
17 Todo esto te ha pasado
por haber abandonado al SEÑOR tu Dios
cuando él te guiaba por el camino.
18 Y ahora, ¿de qué te sirve ir a Egipto
a beber agua del Nilo?
¿Por qué quieres ir a Asiria
a beber agua del Éufrates?
19 Tu propia maldad recaerá sobre ti
y tu rebeldía te dará una lección.
Así verás y entenderás lo malo y amargo
que es abandonar al SEÑOR tu Dios,
y no respetarme como deberías.
Es la decisión del Señor DIOS Todopoderoso.
20 »Hace mucho tiempo rompiste tu yugo
y te quitaste las cadenas que te ataban a mí.
Dijiste que ya no me servirías
y como una prostituta te tendiste
en cada colina y bajo cada árbol frondoso.
21 Pero yo te planté como una vid seleccionada,
toda ella de la mejor semilla.
¿Cómo es que te degeneraste tanto
que ante mi te has convertido en una vid extraña?
22 Aunque te bañes con lejía y mucho jabón,
para mí seguirás manchada por tus pecados.
Lo dice el Señor DIOS.
23 »¿Cómo te atreves a decir: “No me he corrompido
ni he adorado dioses falsos”?
Observa tu comportamiento en el valle
y reconoce lo que has hecho,
camella que anda a la ligera,
de aquí para allá;
24 burra salvaje, que tira al monte,
que ardiendo de ganas olfatea el viento.
Cuando está en celo,
no hay quien la controle.
El macho que quiera aparearse con ella,
no tendrá que buscar mucho
porque es fácil de encontrar
cuando está en época de celo.
25 No andes corriendo con los pies descalzos,
ni dejes que se te reseque la garganta.
Pero tú dices: “¡Ni modo, no hay remedio!
Me gustan los extraños y me iré tras ellos”.
26 »Así como un ladrón se avergüenza
cuando lo atrapan,
así se avergonzarán la nación de Israel,
sus reyes y sus líderes,
junto con sus sacerdotes y profetas.
27 Es que a un árbol le dicen:
“Tú eres mi padre”;
y a una piedra le dicen:
“Tú eres mi madre”.
Me dieron la espalda,
no me dan la cara;
pero cuando estaban sufriendo me dijeron:
“Levántate y sálvanos”.
28 Judá, ¿dónde están los dioses que tú hiciste?
Tienes tantos dioses como ciudades;
pues que ellos vengan y te salven
cuando estés en desgracia.
29 “¿Por qué te pones a alegar conmigo
si todos ustedes se rebelaron contra mí?”
Lo dice el SEÑOR.
30 »No sirvió de nada haber castigado a tus hijos,
no aprendieron la lección que les di.
Como un feroz león
ustedes devoraron a espada a sus profetas.
31 Y ustedes, los de esta generación,
presten atención a lo que les dice el SEÑOR:
¿Acaso he sido como un desierto para Israel?
¿He sido como una tierra oscura y peligrosa para ellos?
Entonces, ¿por qué dices, pueblo mío:
“Somos libres, nunca más volveremos a ti”?
32 ¿Se puede olvidar una esposa de sus joyas y del vestido de novia?
Sin embargo, mi pueblo hace mucho tiempo que se olvidó de mí.
33 Judá, ¡qué bien te las arreglas para buscar otros amantes!
¡Hasta las más malas aprenden de ti!
34 La falda de tu vestido está manchada de sangre,
sangre de gente pobre e inocente.
No los sorprendiste robando tu casa,
sin embargo los mataste,
35 y dices: “Soy inocente,
en realidad Dios ya no está enojado conmigo”.
Te voy a juzgar por haber dicho:
“No he pecado”.
36 Qué fácil te resulta cambiar de camino;
pero así como Asiria te engañó,
también Egipto te va a engañar.
37 Saldrás de Egipto avergonzada,
porque el SEÑOR ha desechado
a aquellos en quienes confías,
y no conseguirás nada con ellos.
3 »Si un hombre se divorcia de su esposa,
y luego ella se casa con otro hombre,
el primer hombre no volverá a unirse a ella.
¿Acaso algo así no contaminaría la tierra?
Pero tú que te has prostituido con muchos amantes,
¿podrás volver a mí?, dice el SEÑOR.
2 Levanta tu mirada y observa las colinas,
trata de encontrar un lugar en el que no hayas pecado sexualmente.
Tú te sientas a la orilla de los caminos
a esperar a tus amantes como un árabe en el desierto.
Has contaminado la tierra
con tu prostitución y tu maldad.
3 Por eso han desaparecido las lluvias refrescantes,
y ya no llega la lluvia de primavera.
Te ves tan descarada como una prostituta
que no tiene vergüenza alguna.
4 Pero ahora me dices:
“Padre, tú eres el compañero de mi juventud,
5 ¿vas a seguir enojado?
¿Te va a durar el enojo para siempre?”
Y mientras lo dices,
haces todo el mal que puedes».
Dos malas hermanas: Israel y Judá
6 Luego, durante el reinado de Josías en Judá, el SEÑOR me dijo: «¿Has visto lo que hizo la infiel Israel[g]? Se la pasó prostituyéndose en cada colina y bajo cada árbol frondoso. 7 Y yo pensé que después de hacer todo eso, ella volvería a mí. Pero no regresó. Judá, su hermana infiel, se dio cuenta de todo eso, 8 y también se dio cuenta de que por todos los pecados sexuales que cometió Israel, yo la envié lejos y me separé de ella. Sin embargo, Judá no tuvo temor alguno y también fue a prostituirse. 9 A Judá le parecía algo tan insignificante su promiscuidad que contaminó con ella toda la tierra adorando a los árboles y las piedras. 10 A pesar de todo lo que sucedía, Judá regresó a mí sólo en apariencia, no de todo corazón». Lo dice el SEÑOR.
11 Luego el SEÑOR me dijo: «Israel me fue infiel, pero ella resultó ser más justa que la infiel Judá. 12 Ve tú al norte y di estas palabras:
»Vuelve a mí, infiel Israel, dice el SEÑOR,
ya no estaré disgustado contigo
porque tengo compasión, dice el SEÑOR.
No estaré enojado contigo para siempre,
13 sólo reconoce tu pecado
y admite que te rebelaste contra el SEÑOR tu Dios;
que te prostituiste con extraños bajo cada árbol frondoso
y que no has obedecido mi voz.
Lo dice el SEÑOR.
14 »Regresen a mí, hijos rebeldes, porque yo soy su dueño, dice el SEÑOR. De ustedes sacaré uno de cada ciudad y dos de cada clan, y los traeré a Sion. 15 Les daré gobernantes que cuenten con mi aprobación y ellos los guiarán con conocimiento y sabiduría. 16 En esos días, cuando ustedes aumenten en número y pueblen todo el país, la gente ya no mencionará más el cofre del pacto del SEÑOR, ni pensarán ni se acordarán de eso; no lo extrañarán ni harán uno nuevo. El SEÑOR así lo dice. 17 En esos días, la gente dirá que Jerusalén es el “Trono del SEÑOR”. Todas las naciones se reunirán en Jerusalén, en el nombre del SEÑOR, y ya no se dejarán guiar por la terquedad de su corazón perverso. 18 En esos días, la tribu de Judá se unirá a Israel y vendrán juntos desde la tierra del norte a la tierra que yo les entregué como posesión a sus antepasados.
19 »Yo me dije a mí mismo:
“Los trataré como a mis hijos,
les daré una tierra agradable,
la tierra más apreciada entre todas las naciones”.
Pensé que tú me llamarías “Padre mío”
y que nunca me abandonarías,
20 pero tú me has sido infiel
como una mujer engaña a su marido».
Lo dice el SEÑOR.
21 Se escuchan voces en las colinas desoladas,
es el llanto y las súplicas de los israelitas.
Ellos se corrompieron,
se han olvidado del SEÑOR su Dios.
22 «Regresen, hijos rebeldes,
que yo perdonaré su infidelidad».
«A ti regresamos
porque tú eres el SEÑOR nuestro Dios.
23 En realidad las colinas son un fraude
y el escándalo que se hace sobre los montes no sirve para nada.
La salvación de Israel se encuentra
en el SEÑOR nuestro Dios.
24 La vergonzosa idolatría nos ha robado todo aquello
de lo que nuestros antepasados se sentían tan orgullosos:
sus ovejas, su ganado,
sus hijos e hijas.
25 Que nuestra vergüenza nos haga humillarnos
cubiertos por nuestra desgracia
por haber pecado contra el SEÑOR nuestro Dios,
nosotros y nuestros antepasados,
desde nuestra juventud hasta el día de hoy
no hemos obedecido la voz del SEÑOR nuestro Dios».
4 El SEÑOR dice:
«Israel, si vas a regresar,
que sea para volver a mí.
Si alejas de mi vista a tus ídolos detestables
y no vas tras otros dioses;
2 y si prometes seguir fiel en el nombre del SEÑOR,
y lo haces con sinceridad, justicia y honestidad,
entonces él bendecirá a las naciones
y ellas le cantarán alabanzas».
3 Esto es lo que el SEÑOR le dice
a la gente de Judá y de Jerusalén:
«Quebranten el barbecho para cultivarlo
y no planten semillas entre los espinos.
4 Gente de Judá y de Jerusalén,
circunciden sus corazones en honor al SEÑOR,
que no quede nada de lo que eran antes.[h]
No sea que por toda su maldad
mi ira se derrame sobre ustedes como fuego
y arda mi furia sin que nadie pueda calmarla.
Amenaza de invasión desde el norte
5 »Díganle esto a la gente de Judá
y hagan que los habitantes de Jerusalén lo escuchen:
Toquen la trompeta, griten fuerte:
“Reúnanse todos y vayan a las ciudades amuralladas”.
6 Levanten una bandera para advertir a Sion que el desastre está cerca.
Corran a buscar refugio, no pierdan tiempo.
Desde el norte voy a traer desastre
y gran destrucción.
7 Un león ha salido de su cueva
y el destructor de las naciones está en camino;
ha dejado su hogar para ir a destruir tu tierra;
tus ciudades se convertirán en un montón de ruinas desoladas.
8 Vístanse con sus túnicas de duelo
y lamenten su pena,
pues la ardiente furia del SEÑOR
no se ha apartado de nosotros.
9 Cuando eso suceda, dice el SEÑOR,
el rey y sus comandantes perderán su valor,
los sacerdotes se aterrorizarán
y los profetas quedarán asombrados».
10 Entonces yo dije: «¡Esto es terrible, Señor DIOS! Tú has engañado a Judá y a Jerusalén diciéndoles que estarían bien cuando en realidad tenían una espada en la garganta».
11 En ese momento se les dirá a este pueblo y a Jerusalén:
«Un viento que quema sopla desde las colinas en el desierto
y marcha en contra de mi querido pueblo.
No es el viento que ayuda a separar
el grano de la paja,
12 es un viento más fuerte que ese, yo lo haré venir
porque dictaré sentencia contra ellos».
13 ¡Miren! El enemigo se levanta como las nubes,
sus carros de combate parecen una tormenta,
sus caballos son más rápidos que las águilas.
¡Pobre de nosotros, estamos perdidos!
14 Jerusalén, limpia todo el mal de tu corazón,
para que puedas ser salva.
¿Cuánto tiempo más darás cabida
en tu cabeza a pensamientos perversos?
15 Alguien trae noticias desde la tierra de Dan[i];
se anuncia el mal desde los montes de Efraín.[j]
16 «Que las naciones escuchen
lo que le sucede a Jerusalén,
desde tierras lejanas vienen enemigos
lanzando gritos de guerra contra las ciudades de Judá.
17 La han rodeado como guardias que vigilan un campo,
porque se rebeló contra mí.
Es la decisión del SEÑOR.
18 »Todo esto te pasa por tu mala conducta
y por el mal que hiciste.
Este es tu castigo,
castigo cruel que lastima tu corazón».
Grito de dolor de Jerusalén
19 ¡Qué dolor! ¡Qué dolor!
Me duele hasta lo más profundo de mi ser;
mi corazón se agita en mi interior,
no me voy a callar.
Es que escuché el toque de trompeta,
y el grito de guerra.
20 ¡Un desastre tras otro!
Todo el país está en ruinas;
en un momento fueron destruidas mis carpas
y arrancadas mis cortinas.
21 ¿Cuánto tiempo más tendré que ver la bandera
y escuchar la trompeta de guerra?
22 «Porque mi pueblo es tonto,
no me conoce.
Son unos niños insensatos
que no entienden nada.
Son muy inteligentes para hacer el mal,
pero no saben hacer el bien».
23 Miré la tierra, pero reinaba el caos y no había nada en ella;
miré al cielo y no había luz.[k]
24 Miré las montañas y estaban temblando;
todas las colinas se estremecían.
25 Miré y vi que no había ningún ser humano,
y todas las aves del cielo habían desaparecido.
26 Vi que la tierra fértil se había convertido en desierto
y todas las ciudades habían sido destruidas por obra del SEÑOR.
Su furia ardiente lo ocasionó.
27 Esto dice el SEÑOR:
«Toda la tierra será arrasada,
pero no la destruiré por completo.
28 Por eso la tierra estará de luto
y el cielo se oscurecerá.
He hablado y no voy a retractarme;
tomé una decisión y no cambiaré de opinión.
29 »Cuando se escuche el ruido de caballos y de arqueros,
los habitantes de todas las ciudades huirán.
Algunos se esconderán en cuevas,[l]
otros en matorrales,
y algunos más treparán por los peñascos.
Todas las ciudades serán abandonadas
y no quedará nadie en ellas.
30 »Y tú, toda desolada, ¿qué vas a hacer?
¿Qué haces vestida de rojo tan elegante?
Llevas joyas de oro
y bastante maquillaje en los ojos.
Pero te arreglas para nada,
pues tus amantes te desprecian
y ahora lo que quieren es matarte.
31 Oigo gritos de dolor, como de mujer
que está dando a luz su primer hijo,
que se queja de dolor.
Son los gritos de dolor de la hermosa Sion,
jadea, extiende los brazos y dice:
“¡Pobre de mí, ya no puedo más
y voy a morir en manos de asesinos!”»
El mal del pueblo de Judá
5 «Recorran las calles de Jerusalén
y observen con cuidado lo que sucede allí.
Busquen por todas las plazas a ver si encuentran a alguien
que haga el bien
y que cumpla fielmente sus promesas.
Si lo encuentran,
perdonaré a Jerusalén.
2 Aunque juren en el nombre del SEÑOR serme fieles,
no cumplen lo que prometen».
3 SEÑOR, lo que tú buscas
es que tu pueblo sea fiel.
Les diste una bofetada,
pero no sintieron nada.
Los hiciste picadillo,
pero no aceptaron la disciplina.
Son más tercos que una roca;
se niegan a cambiar su manera de pensar y de vivir.
4 Entonces me dije: «Esos son sólo los pobres e ignorantes,
por eso actúan así.
No conocen el camino del SEÑOR
ni lo que Dios ha ordenado.
5 Iré entonces a la gente rica e importante
y les hablaré.
De seguro ellos conocen el camino del SEÑOR
y lo que él ha ordenado».
Pero todos ellos también habían quebrado el yugo
y roto las ataduras.
6 Por eso los atacará el león de la selva;
el lobo del desierto los destruirá.
Un leopardo acecha sus ciudades
y destrozará a todo el que salga de ellas.
Esto sucederá porque han cometido
muchos crímenes y rebeliones.
7 «¿Por qué tengo que perdonarte?
Tus hijos me han abandonado
y juran por dioses que no existen.
Les di todo lo que necesitaban,
pero ellos me fueron infieles.
Todos en tropel se fueron a la casa de las prostitutas.
8 Como caballos ansiosos,
cada uno relincha tras la mujer de otro.
9 ¿Es que no he de castigarlos por eso?
El SEÑOR así lo dice.
¿Acaso no voy a vengarme de una nación como esa?
10 »Vayan a los viñedos de Judá y destrúyanlos,
pero no por completo.
Corten todas sus ramas
porque ya no son del SEÑOR.
11 El pueblo de Israel y el pueblo de Judá
han sido completamente deshonestos conmigo».
Lo dice el SEÑOR.
12 Han negado al SEÑOR y dicen:
«Dios no existe,
nada malo nos va a suceder,
nuestros ojos no verán guerras ni hambre.
13 Los profetas son sólo viento;
Dios no les ha dicho nada.
Lo que dicen es lo que les pasará a ellos mismos».
14 Por tanto, esto dice el SEÑOR,
el Dios Todopoderoso:
«Por haber dicho todo eso,
voy a hacer que mis palabras sean como fuego en tu boca,
y que este pueblo sea como leña
que ese fuego consumirá.
15 Israel, este es mensaje del SEÑOR:
“Traeré de lejos una nación fuerte
y con una larga historia.
Tú no conoces el idioma de esa nación
y no entiendes lo que dicen”.
16 Todos ellos son guerreros valientes;
la bolsa donde cargan sus flechas es como un sepulcro abierto.
17 Ellos consumirán toda tu cosecha y alimentos;
devorarán a tus hijos y a tus hijas.
Se comerán tus ovejas y ganado,
tus uvas y tus higos.
Destruirán a filo de espada
tus ciudades amuralladas en las que tanto confías.
18 »Pero ni siquiera en esos días, dice el SEÑOR, te destruiré por completo, Judá. 19 Y cuando te pregunten: “¿Por qué el SEÑOR nuestro Dios nos ha hecho todo esto?”, entonces tú les dirás: “Así como me abandonaron y en su propia tierra se pusieron a servir a dioses extranjeros, así también en la tierra de otros tendrán que servir a gente extranjera”.
20 »Denle este mensaje a la familia de Jacob
y hagan que lo escuchen en Judá:
21 Escucha esto, pueblo insensato e ignorante,
que tiene ojos, pero no ve,
que tiene oídos, pero no escucha.
22 ¿Acaso no me tienen miedo?,
dice el SEÑOR.
»¿No deberían temblar ante mi presencia?
Yo puse la arena como límite del océano,
para que el mar nunca se desborde.
Las olas vienen y van,
pero no pueden traspasar el límite;
aunque rujan,
no podrán ir más allá de él.
23 Pero este pueblo tiene un corazón terco y rebelde;
se desviaron y se fueron por su lado.
24 No se detienen a pensar ni dicen:
“Tengámosle respeto al SEÑOR nuestro Dios,
quien a su debido tiempo nos da
la lluvia de otoño y primavera,
quien se asegura de que tengamos
la cosecha en el tiempo apropiado”.
25 Pero por causa de sus maldades,
todo eso ha cambiado;
sus pecados no han permitido
que ustedes disfruten de esos bienes.
26 Porque hay gente perversa entre mi pueblo,
que está vigilante como quien caza pájaros,
que pone trampas para atrapar a los demás.
27 Igual que una jaula llena de pájaros,
sus casas están llenas de mentiras;
así es como se han hecho ricos e importantes.
28 Están gordos y suaves
y sus maldades no tienen fin.
Ellos no hacen justicia al huérfano
ni defienden los derechos de los pobres.
29 ¿Acaso no debo castigarlos por eso?
¿Es que no debo vengarme de una nación así?
Lo dice el SEÑOR.
30 »Algo horrible y espantoso
ha sucedido en este país.
31 Los profetas dicen mensajes falsos
y los sacerdotes gobiernan a su antojo,
¡y así es que le gusta a mi pueblo!
Pero ¿qué harán ustedes cuando esto llegue a su fin?
Asedio de Jerusalén
6 »Pueblo de Benjamín,
sal de Jerusalén y ve a un lugar seguro.
Toca la trompeta en Tecoa
y eleva una bandera de advertencia en Bet Haqueren.
Desde el norte se acerca el sufrimiento,
está por llegar la destrucción.
2 Voy a acabar con la bella hija de Sion,
la delicada ciudad de Jerusalén.
3 Contra ella vendrán pastores con sus rebaños.
Instalarán sus carpas por todos lados
y cada uno se adueñará de una parte de la tierra.
4 »Prepárense para luchar contra Jerusalén;
levántense y ataquemos al mediodía.
Ay de nosotros, el fin del día se acerca,
las sombras de la tarde son más largas.
5 Levántense y ataquemos en la noche;
destruiremos las fortificaciones de Jerusalén».
6 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso:
«Corten árboles
y hagan una rampa contra Jerusalén.
Hay que castigar a esta ciudad
porque está llena de injusticia.
7 Como un manantial mantiene frescas sus aguas,
así Jerusalén mantiene frescas sus maldades.
Dentro de Jerusalén se oye violencia y destrucción,
dolor y enfermedad es lo que veo todo el tiempo.
8 Aprende tu lección, Jerusalén,
y así no me separaré de ti.
Si no me escuchas,
te convertiré en una tierra destruida y desolada».
9 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso:
«Que busquen a los que queden de Israel,
como quien rebusca uvas en un viñedo.
Revisa de nuevo cada rama,
como hace el recolector de uvas».
10 ¿A quién hablaré y advertiré?
¿Quién escuchará?
Tienen tapados los oídos
y no pueden escuchar.
Se avergüenzan de la palabra del SEÑOR,
no les gusta.
11 Pero yo estoy lleno de la ira del SEÑOR,
ya no puedo contenerla.
«Derrámala sobre el niño de la calle
y sobre las pandillas de jóvenes,
porque serán apresados el marido y la mujer,
el viejo y el anciano cargado de años.
12 Sus casas se las darán a otros
junto con sus campos y sus mujeres;
porque levantaré mi mano
contra los habitantes de este país.
Es la decisión del SEÑOR.
13 »Desde el más chico hasta el más grande,
andan viendo a ver qué se roban.
Los profetas y los sacerdotes
son todos unos estafadores.
14 Porque curan las heridas
de mi pueblo de manera superficial,
y dicen: “Todo quedará en paz, tranquilos”,
cuando en realidad todo está mal.
15 ¿Acaso les ha dado vergüenza
por las cosas horrendas que han hecho?
No les ha dado vergüenza de nada,
ni siquiera saben lo que es avergonzarse.
Por eso caerán junto con todos los demás;
cuando castigue a los otros, ellos también caerán».
Es la decisión del SEÑOR.
16 Esto dice el SEÑOR:
«Párense en los caminos y miren,
pregunten por los senderos antiguos,
busquen el buen camino y sigan por él.
Así encontrarán descanso.
Pero ustedes han dicho:
“No queremos seguir el buen camino”.
17 Coloqué unos hombres
para que hicieran guardia por ustedes
y les advirtieran:
“Estén pendientes del sonido de la trompeta”.
Pero ellos dijeron:
“No estaremos pendientes”.
18 Por eso, naciones, ¡escuchen esto!
y ¡entérense de lo que le va a suceder a este pueblo!
19 Que toda la tierra escuche esto:
Traeré una desgracia a este pueblo;
es lo que se merecen por sus planes perversos,
porque no prestaron atención a mis palabras
y rechazaron mis enseñanzas.
20 ¿Qué gano yo con el incienso que me traen de Sabá[m]
o con el olor de la caña de tierras lejanas?
No me gustan sus sacrificios que deben quemarse completamente
ni sus otros sacrificios».
21 Por eso el SEÑOR dice esto:
«Voy a ponerle tropiezos a este pueblo para que caiga.
Padres e hijos, vecinos y amigos, todos morirán».
22 Esto dice el SEÑOR:
«Miren, desde el norte viene un ejército;
una gran nación se acerca desde los confines de la tierra.
23 Llevan arcos y lanzas,
son crueles y no tienen compasión.
Sus gritos suenan como el rugido del mar,
y van montados a caballo,
en perfecto orden, como un solo hombre,
¡para atacarte, hija de Sion!»
24 Hemos oído hablar de ese ejército,
y quedamos temblando de miedo.
La angustia se apoderó de nosotros,
un dolor como de mujer que va a dar a luz.
25 No salgas al campo,
ni andes por el camino,
porque ahí está la espada del enemigo
y hay terror por todas partes.
26 Pueblo mío, vístete con ropas ásperas
y cúbrete de ceniza.
Haz duelo como si se te hubiera muerto tu único hijo,
porque el destructor caerá muy pronto sobre nosotros.
27 «Quiero que tú examines a mi pueblo,
que lo mires bien para que observes
y evalúes su manera de vivir.
28 Todos ellos son rebeldes
y van sembrando calumnias por todos lados.
Son como el bronce y el hierro,
destructores todos ellos.
29 El fuelle sopla con fuerza
y el fuego hace derretir el plomo;
pero de nada sirve hacer eso con ellos
porque no se apartó al perverso.
30 Así que los llamarán “plata de desecho”
porque el SEÑOR los ha desechado».
Hay que cambiar de vida
7 Este es el mensaje que Jeremías recibió del SEÑOR: 2 «Párate en la puerta del templo del SEÑOR y desde allí proclama este mensaje: “Escuchen estas palabras del SEÑOR, todos ustedes habitantes de Judá que entran por estas puertas a adorar al SEÑOR. 3 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: Dedíquense a seguir el camino del bien para que así yo los deje seguir viviendo en este país. 4 No confíen en las palabras de los que los engañan diciéndoles: ¡Este es el templo del SEÑOR, nada menos que el templo del SEÑOR, aquí está el templo del SEÑOR!
5 »”Si de veras se dedican a seguir el buen camino, si en verdad se tratan con justicia los unos a los otros, 6 si no explotan a los inmigrantes ni a los huérfanos ni a las viudas, si no matan gente inocente en este lugar ni adoran a otros dioses, pues lo único que sacan con eso es su propia destrucción, 7 entonces yo los dejaré seguir viviendo en este país, en la tierra que les di a sus antepasados para que vivieran en ella para siempre.
8 »”Pero ustedes depositan su confianza en palabras engañosas que no les sirven para nada. 9 Roban, asesinan, cometen adulterio, juran en vano, queman incienso a Baal y adoran a otros dioses que no conocen, 10 ¡y creen que pueden venir y pararse en frente de esta casa donde piden en mi nombre y decir que están a salvo sólo para poder seguir cometiendo todas esas atrocidades! 11 ¿Es que esta casa donde piden en mi nombre se ha convertido para ustedes en una cueva de ladrones? Yo mismo he visto que así es. Lo dice el SEÑOR.
12 »”Vayan a mi hogar sagrado en Siló, el lugar que al principio yo elegí para hacer habitar mi nombre, y observen lo que hice con él por causa de la maldad de mi pueblo Israel. 13 Y ahora, ustedes han hecho todo eso, y aunque les he advertido continuamente, no me han querido prestar atención. Lo dice el SEÑOR. Aunque los llamé, ustedes no respondieron, por eso 14 lo mismo que hice con Siló, lo voy a hacer con este templo que lleva mi nombre y en el que ustedes tanto confían, este lugar que les di a ustedes y a sus antepasados. 15 Los echaré de mi presencia, así como hice con todos sus hermanos, los descendientes de Efraín”.
16 »Y tú, Jeremías, no ores por el pueblo de Judá ni trates de defenderlo. No eleves ninguna oración por ellos porque no la escucharé. 17 ¿Es que no ves lo que ellos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego y las mujeres preparan la masa para hacer tortas y ofrecérselas a la “reina del cielo”[n]. También dan ofrendas de vino a otros dioses para provocar mi ira. 19 Pero en realidad no es a mí a quien ellos están ofendiendo, sino a sí mismos para su propia vergüenza. Lo dice el SEÑOR».
20 Por eso, así dice el Señor DIOS: «Voy a descargar todo mi enojo y mi ira sobre este lugar, sobre los seres humanos y sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra. Arderá mi ira y no se podrá apagar».
21 Así dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: «Hagan todas las ofrendas y sacrificios que quieran y cómanse la carne. 22 Cuando saqué a sus antepasados de Egipto no les dije nada acerca de los sacrificios que deben quemarse completamente ni de los otros sacrificios. 23 Lo que sí les ordené fue esto: “Obedezcan mi voz y así yo seré su Dios y ustedes serán mi pueblo. Vivan de la manera que yo les ordeno para que les vaya bien”. 24 Pero no me hicieron caso ni me prestaron atención, sino que fueron tercos y se dejaron guiar por sus propios deseos; me dieron la espalda. 25 Desde el día en que sus antepasados salieron de Egipto hasta hoy, les he enviado una y otra vez a mis siervos, los profetas. 26 Pero no me han hecho caso ni me han prestado atención, sino que tercamente me han rechazado y se han portado peor que sus antepasados.
27 »Tú les dirás todo esto, pero ellos no te harán caso. Los llamarás, pero no te responderán. 28 Entonces les dirás: “Esta es la nación que no obedeció la voz del SEÑOR su Dios ni aceptó su corrección. La verdad ha muerto, está ausente de la boca de ellos.
29 »”Córtate el cabello y tíralo;
entona un lamento en las colinas desoladas,
porque el SEÑOR ha rechazado y abandonado
a esta generación que ha provocado su ira.
30 »”Es que el pueblo de Judá ha hecho algo que yo considero malo, dice el SEÑOR. Han profanado mi templo con sus ídolos detestables que pusieron en el templo que lleva mi nombre. 31 Además construyeron los altares de Tofet, en el valle de Ben Hinón, para quemar a sus propios hijos e hijas, algo que yo nunca les ordené ni pasó por mi mente. 32 Por eso, dice el SEÑOR, llegará el día cuando ya no lo llamen valle de Ben Hinón, sino valle de la Matanza; y en Tofet enterrarán a los muertos porque no habrá más lugar. 33 Entonces los cadáveres de este pueblo servirán de alimento a las aves del cielo y a las bestias de la tierra, sin que haya quién las espante. 34 Acabaré con los sonidos de alegría y felicidad y las celebraciones de bodas en los pueblos de Judá y en las calles de Jerusalén. Todo el país quedará hecho un desierto.
8 »”El SEÑOR dice: En ese momento sacarán de sus tumbas los huesos de los reyes y de los gobernantes, de los sacerdotes y de los profetas, y de los habitantes de Jerusalén. 2 Los dejarán expuestos al sol, la luna y las estrellas, a los que ellos amaron, sirvieron, consultaron y adoraron. Nadie recogerá esos huesos para enterrarlos, así que quedarán como estiércol sobre la faz de la tierra. 3 El resto que sobreviva de esta perversa nación, en todo lugar a donde yo los haya esparcido, preferirá la muerte a la vida”. Es la decisión del SEÑOR Todopoderoso.
Traición y castigo
4 »Pero tú les dirás que esto dice el SEÑOR:
»”Los que caen, ¿acaso no se levantan?
El que se desvía, ¿acaso no vuelve al camino?
5 Entonces, ¿por qué este pueblo sigue alejándose de mí?
¿Por qué Jerusalén siempre está alejándose de mí?
Se creen sus propias mentiras;
no quieren volver a mí.
6 He escuchado con atención;
lo que ellos dicen no es cierto.
No hay ni uno que se arrepienta de su maldad y diga:
“¿Qué es lo que he hecho?”
Todos ellos siguen su propia carrera,
como caballo que se lanza a la batalla.
7 Hasta la cigüeña en el cielo
conoce sus estaciones;
la tórtola, la golondrina y la grulla
saben cuándo es hora de emigrar.
Pero mi pueblo no presta atención
lo que el SEÑOR manda.
8 »”¿Cómo es que ustedes dicen:
‘Tenemos las enseñanzas del SEÑOR así que somos sabios’?
Pero en verdad los escribas mentirosos
han distorsionado su significado.
9 Pero esos sabios quedarán en ridículo,
acobardados y atrapados.
Ellos han rechazado las enseñanzas del SEÑOR,
entonces, ¿qué sabiduría es esa?
10 Por eso, les daré sus esposas a otros hombres,
y sus tierras a otros dueños.
Porque desde el más chico hasta el más grande de Judá
andan viendo a ver qué se roban.
Los profetas y los sacerdotes
son todos unos estafadores.
11 Porque curan las heridas de mi pueblo de manera superficial,
y dicen: ‘Todo quedará en paz, tranquilos’,
cuando en realidad todo está mal.
12 ¿Acaso les ha dado vergüenza
por las cosas horrendas que han hecho?
No les ha dado vergüenza de nada,
ni siquiera saben lo que es avergonzarse.
Por eso caerán junto con todos los demás;
cuando castigue a los otros, ellos también caerán.
Es la decisión del SEÑOR.
13 »”Esto dice el SEÑOR: Les quitaré sus cosechas,
no habrá uvas en los viñedos,
ni higos en la higuera;
hasta las hojas se secarán.
Lo que les he dado desaparecerá de sus manos”.
14 »¿Qué estamos haciendo aquí sentados?
Reúnanse y vámonos a las ciudades fortificadas.
Si el SEÑOR nuestro Dios nos va a destruir,
entonces que nos maten allá.
Hemos pecado en contra del SEÑOR,
y por eso él nos ha dado a beber agua envenenada.
15 Esperaban tener paz,
pero no ha llegado nada bueno.
Esperaban que él los perdonara,
pero sólo ha llegado el desastre.
16 Desde Dan se escucha el resoplar de sus caballos;
la tierra tiembla cuando relinchan.
Vienen a destruir el país
y todo lo que hay en él.
Vienen a destruir cada ciudad
y a todos sus habitantes.
17 »Voy a enviar serpientes venenosas[o]
para que los ataquen;
y ninguna magia los salvará de ellas».
Es la decisión del SEÑOR.
18 Me invade la tristeza,
me duele el corazón.
19 Escucho el lamento de mi pueblo
que desde tierras lejanas dice:
«¿Ya no está en Sion el SEÑOR?
¿Ya no está allí el rey de Sion?»
Pero él responde: «¿Por qué provocaron mi ira
con sus ídolos inútiles y extranjeros?»
20 Y el pueblo dice: «Pasó la época de la cosecha,
se terminó el verano, y no hemos sido salvados».
21 Mi pueblo sufre y me duele su sufrimiento.
Estoy muy triste, la desesperación se ha apoderado de mí.
22 ¿Es que no hay medicina en Galaad?
¿Acaso no hay allí algún médico?
¿Por qué, entonces, no han sido sanadas
las heridas de mi pueblo?
9 Quisiera que mi cabeza fuera un manantial
y mis ojos se convirtieran en una fuente de lágrimas.
Así podría llorar día y noche
por todos los muertos de mi pueblo.
2 ¡Ojalá tuviera una choza en el desierto,
para abandonar a mi pueblo y alejarme de él!
Todos ellos han sido infieles,
son un pueblo de traidores.
3 «Su lengua es como un arco
y sus mentiras son las flechas.
En el país domina la mentira, no la verdad,
pues cada día van de mal en peor;
No me conocen».
Lo dice el SEÑOR.
4 Cuídense de su vecino,
no confíen ni en su hermano,
porque todo hermano es un tramposo[p]
y todo semejante anda calumniando.
5 Cada cual le miente a su semejante;
no dicen la verdad.
Han adiestrado su lengua a decir mentiras
y pecan hasta más no poder.
6 «Tú vives en medio de traidores
que debido a su falsedad se niegan a reconocerme».
Lo dice el SEÑOR.
7 Por eso el SEÑOR Todopoderoso dice:
«Los voy a refinar, a poner a prueba,
pues, ¿qué más puedo hacer por mi pueblo?
8 Su lengua es como una flecha envenenada;
su boca sólo dice mentiras.
Le hablan amablemente a su semejante
pero en su interior planean aprovecharse de él.
9 ¿Es que no he de castigarlos por todo eso?
¿Acaso no voy a darle lo que se merece a un pueblo de esa calaña?»
Lo dice el SEÑOR.
10 «Lloraré y gemiré por los montes;
entonaré una canción fúnebre por las praderas del desierto,
porque están tan desoladas
que ya nadie pasa por ellas.
Ya no se oye el mugido del ganado;
los pájaros se han ido lejos, los animales han huido.
11 »Convertiré a la ciudad de Jerusalén en un montón de ruinas.
Será una guarida de chacales.
Dejaré convertidas en un desierto a las ciudades de Judá,
y se quedarán sin habitantes».
12 ¿Hay algún sabio que pueda entender esto? ¿Hay alguien a quien el SEÑOR le haya enseñado esto para que lo explique? ¿Por qué fue destruido el país? ¿Por qué quedó convertido en un desierto por el que ya nadie pasa?
13 El SEÑOR respondió: «Eso sucedió porque dejaron a un lado la ley que les entregué. No me hicieron caso, ni vivieron conforme a mis enseñanzas. 14 Insistieron en seguir el deseo terco de su corazón de servir a los baales, tal como les enseñaron sus padres». 15 Por eso dice el SEÑOR Todopoderoso, el Dios de Israel: «Voy a darle de comer comida amarga a este pueblo y de beber, agua envenenada. 16 Los dispersaré por otras naciones; vivirán en naciones extrañas que ellos ni sus padres conocieron antes. Enviaré tras ellos la espada hasta que acabe con ellos».
17 Esto dice el SEÑOR Todopoderoso:
«Fíjense en lo que va a suceder
y contraten esas mujeres que lloran en los funerales;
llamen a las mejores de ese oficio».
18 Que esas mujeres vengan pronto
y lloren por nosotros.
Entonces nuestros ojos se llenarán de lágrimas
y de nuestros párpados saldrán fuentes de agua.
19 »En Sion se escucha un gran lamento:
“Estamos completamente destruidos,
llenos de vergüenza;
debemos abandonar nuestra tierra
porque nuestros hogares quedaron en ruinas”».
20 Mujeres, escuchen el mensaje del SEÑOR;
pongan atención a las palabras de su boca:
Enséñenles a sus hijas cómo lamentarse,
que cada una le enseñe a su vecina este canto fúnebre:
21 «La muerte se metió por nuestras ventanas
y entró en nuestros palacios
para matar a nuestros hijos en las calles
y a los jóvenes en las plazas».
22 Di que esto dice el SEÑOR:
«Los cadáveres caerán como estiércol sobre los campos,
como granos que caen cuando pasa el segador,
y no habrá nadie que los recoja».
23 Esto dice el SEÑOR:
«Que el sabio no haga alarde de su sabiduría,
ni el fuerte de su fuerza,
ni el rico de su riqueza.
24 Si alguien quiere hacer alarde de algo,
que lo haga de que aprendió a conocerme,
y de que entiende que yo soy el SEÑOR
que actúa con fiel amor,
justicia y rectitud,
pues es lo que a mí me gusta.
Lo dice el SEÑOR.
25 »Ya se acerca el momento—dice el SEÑOR—en que castigaré a todos los que se han circuncidado sólo físicamente. 26 Castigaré a Egipto, Judá, Edom, Amón, Moab y a todos los que viven en el desierto y se afeitan las sienes. Los habitantes de esas naciones no están circuncidados y todo el pueblo de Israel no se ha circuncidado de corazón».
El Señor y los ídolos
10 Pueblo de Israel, escucha el mensaje del SEÑOR. 2 Esto dice el SEÑOR:
«No aprendan a vivir
como vive la gente de otras naciones;
ni les tengan miedo a las señales del cielo,
como les sucede a esas naciones.
3 Las costumbres de esos pueblos
no valen nada.
Cortan un tronco del bosque
y un artesano lo labra con su cincel.
4 Lo adornan luego con oro y plata,
y lo aseguran con clavo y martillo
para que no se caiga.
5 Los ídolos parecen espantapájaros
en un cultivo de melones.
No pueden hablar y tienen que cargarlos
porque no pueden caminar.
Así que no les tengan miedo a esos ídolos,
pues no les pueden hacer ningún mal;
¡y mucho menos les podrán hacer algún bien!»
6 No hay nadie como tú, SEÑOR, eres magnífico,
y tu nombre es grande y poderoso.
7 ¿Quién no te temerá, Rey de las naciones?
Eres digno de ser temido.
Entre todos los sabios de las naciones
y entre todos los reyes del mundo,
no hay nadie como tú.
8 Todos ellos se han vuelto tontos e insensatos,
pues sólo enseñan acerca de los ídolos inútiles hechos de madera.
9 Ellos usan la plata de Tarsis
y el oro de Ufaz para hacer sus estatuas,
hechas por artesanos y orfebres;
les ponen ropa lujosa, morada y azul.
Todos esos ídolos son el producto del trabajo de artesanos.
10 Pero el SEÑOR es el Dios verdadero,
el Dios viviente, el Rey eterno.
Cuando se enoja, tiembla la tierra;
las naciones no pueden hacer frente a su ira.
11 [q] Llévenles este mensaje a las naciones:
«Los dioses falsos no crearon el cielo ni la tierra,
y desaparecerán del cielo y de la tierra».
12 El SEÑOR fue quien con su poder hizo la tierra,
con su sabiduría creó el mundo;
con su inteligencia extendió los cielos.
13 Cuando habla en el trueno, suena una tormenta en el cielo
y el agua se junta en los nubes.
Él es quien envía los rayos con la lluvia
y saca el viento de sus bodegas.
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