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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Números 32:20 - Deuteronomio 7:26

20 Moisés les dijo:

—En ese caso, si están dispuestos a cumplir su palabra, tomen las armas para ir a la guerra a las órdenes del SEÑOR. 21 Que todos sus combatientes crucen el Jordán, a las órdenes del SEÑOR, hasta que él expulse a todos sus enemigos. 22 Una vez que hayan terminado de ayudar a sus hermanos a tomar posesión del territorio, se cumplirá la promesa que hicieron a Israel delante del SEÑOR. Entonces podrán volver a sus hogares. Este territorio será su propiedad con la aprobación del SEÑOR. 23 Si ustedes no cumplen con todo esto, entonces estarán pecando contra el SEÑOR y tengan plena seguridad de que serán castigados por su pecado. 24 Construyan, pues, ciudades para sus familias y corrales para sus ganados, pero cumplan con todo lo que dijeron.

25 Los de Gad y Rubén le dijeron a Moisés:

—Sí, señor. Haremos tal como tú ordenas. 26 Nuestros hijos, mujeres, ganados y todos nuestros otros animales se quedarán aquí, en las ciudades de Galaad. 27 Nosotros, tus siervos, cruzaremos el Jordán, armados para la guerra, a las órdenes del SEÑOR, tal como tú dices.

28 Luego Moisés dio estas órdenes al sacerdote Eleazar, a Josué hijo de Nun y a los jefes de las tribus israelitas, respecto a los de Gad y Rubén. 29 Moisés dijo:

—Si los de Gad y Rubén cruzan el Jordán con ustedes y van a la guerra a las órdenes del SEÑOR, y conquistan el territorio, entonces les darán en posesión la tierra de Galaad, 30 pero si los combatientes de ellos no cruzan con ustedes para hacer la guerra, entonces les darán un territorio entre ustedes en la tierra de Canaán.

31 Los de Rubén y Gad respondieron:

—Nosotros tus siervos haremos tal como el SEÑOR ha ordenado. 32 Cruzaremos armados a las órdenes del SEÑOR a la tierra de Canaán para la guerra, pero nuestra herencia estará al oriente del Jordán.

33 Así que Moisés les entregó el reino de Sijón, rey de los amorreos y el reino del rey Og de Basán a las tribus de Gad y Rubén y a la mitad de la tribu de Manasés hijo de José. Les dio la tierra con sus ciudades y el área alrededor de ellas. 34 Entonces los de Gad reconstruyeron las ciudades de Dibón, Atarot, Aroer, 35 Atarot Sofán, Jazer, Yogbea, 36 Bet Nimrá y Bet Arán. Las fortificaron y construyeron también corrales para su ganado. 37 Los de Rubén construyeron las ciudades de Hesbón, Elalé, Quiriatayin, 38 Nebo, Baal Megón, cambiándoles algunos nombres, y Sibma. Ellos les colocaron nombres nuevos a las ciudades que reconstruyeron.

39 Los descendientes de Maquir hijo de Manasés fueron a Galaad, la conquistaron y expulsaron a todos los amorreos que vivían allí. 40 Moisés le dio Galaad a los de Maquir hijo de Manasés y ellos vivieron allí. 41 Yaír hijo de Manasés fue, conquistó las poblaciones de los amorreos y las llamó «poblaciones de Yaír». 42 Noba fue, conquistó Quenat y los pueblos cercanos, y le puso su nombre a esa región, Noba.

Viaje de Israel desde Egipto

33 Estas fueron las etapas del viaje que hicieron los israelitas cuando salieron por tropas de Egipto bajo el mando de Moisés y Aarón. Moisés anotó los nombres de los lugares de donde salían, etapa por etapa, de acuerdo al mandato del SEÑOR, y estos fueron los lugares de cada etapa:

Dejaron Ramsés el día 15 del primer mes, el día después de la Pascua. Los israelitas salieron con aire de triunfo, a la vista de todos los egipcios, mientras los egipcios sepultaban a todos sus hijos mayores, pues el SEÑOR les había dado muerte. El SEÑOR mostraba así que también había dictado sentencia contra los dioses egipcios.

Los israelitas marcharon de Ramsés y acamparon en Sucot.

Dejaron Sucot y acamparon en Etam, a la orilla del desierto.

Dejaron Etam y fueron hacia Pi Ajirot, al oriente de Baal Zefón, y acamparon cerca de Migdol.

Dejaron Pi Ajirot y marcharon a través del mar hacia el desierto. Marcharon durante tres días por el desierto de Etam y acamparon en Mara.

Dejaron Mara y fueron a Elim. En Elim había doce manantiales y 70 palmeras, así que acamparon ahí.

10 Dejaron Elim y acamparon cerca al mar Rojo[a].

11 Dejaron el mar Rojo y acamparon en el desierto de Sin.

12 Dejaron el desierto de Sin y acamparon en Dofcá.

13 Dejaron Dofcá y acamparon en Alús.

14 Dejaron Alús y acamparon en Refidín. Allí no había agua para que la gente bebiera.

15 Dejaron Refidín y acamparon en el desierto del Sinaí.

16 Dejaron el desierto del Sinaí y acamparon en Quibrot Hatavá.

17 Dejaron Quibrot Hatavá y acamparon en Jazerot.

18 Dejaron Jazerot y acamparon en Ritmá.

19 Dejaron Ritmá y acamparon en Rimón Peres.

20 Dejaron Rimón Peres y acamparon en Libná.

21 Dejaron Libná y acamparon en Risá.

22 Dejaron Risá y acamparon en Celata.

23 Dejaron Celata y acamparon en el monte Séfer.

24 Dejaron el monte Séfer y acamparon en Jaradá.

25 Dejaron Jaradá y acamparon en Maquelot.

26 Dejaron Maquelot y acamparon en Tajat.

27 Dejaron Tajat y acamparon en Téraj.

28 Dejaron Téraj y acamparon en Mitca.

29 Dejaron Mitca y acamparon en Jasmoná.

30 Dejaron Jasmoná y acamparon en Moserot.

31 Dejaron Moserot y acamparon en Bené Yacán.

32 Dejaron Bené Yacán y acamparon en Hor de Guidgad.

33 Dejaron Hor de Guidgad y acamparon en Jotbata.

34 Dejaron Jotbata y acamparon en Abroná.

35 Dejaron Abroná y acamparon en Ezión Guéber.

36 Dejaron Ezión Guéber y acamparon en Cades en el desierto de Sin.

37 Dejaron Cades y acamparon en Hor, la montaña que queda en los límites de Edom. 38 El sacerdote Aarón subió al monte Hor de acuerdo a la orden del SEÑOR y allí murió el primer día del quinto mes, 40 años después de que los israelitas salieron de Egipto. 39 Aarón tenía 123 años de edad cuando murió en el monte Hor. 40 El rey cananeo de Arad, que vivía en el Néguev, se enteró de que venían los israelitas, 41 quienes dejaron el monte Hor y acamparon en Zalmona.

42 Dejaron Zalmona y acamparon en Punón.

43 Dejaron Punón y acamparon en Obot.

44 Dejaron Obot y acamparon en Iyé Abarín en el límite de Moab.

45 Dejaron Iyé Abarín y acamparon en Dibón Gad.

46 Dejaron Dibón Gad y acamparon en Almón Diblatayin.

47 Dejaron Almón Diblatayin y acamparon en las montañas de Abarín, cerca de Nebo.

48 Dejaron las montañas de Abarín y acamparon en las llanuras de Moab junto al Jordán cerca de Jericó. 49 El campamento se extendía a lo largo del río Jordán en las llanuras de Moab desde Bet Yesimot hasta Abel Acacias[b].

50 El SEÑOR le habló a Moisés en ese lugar y le dijo: 51 «Diles a los israelitas que cuando crucen el río Jordán hacia la tierra de Canaán, 52 deben expulsar a todos sus habitantes, destruir todas sus estatuas, sus ídolos de metal y demoler todos sus lugares de culto. 53 Luego ustedes tomarán posesión del territorio y habitarán allí porque yo les he dado esa tierra para que ustedes la posean. 54 Se repartirán la tierra entre ustedes por sorteo, de acuerdo a sus grupos familiares. Se les dará más tierra a los grupos familiares grandes y menos a los pequeños. El territorio de cada grupo familiar, será el que le corresponda de acuerdo al sorteo. El reparto se hará conforme a los grupos familiares de sus antepasados.

55 »Deben expulsar a todos los habitantes de esa tierra, pues si no lo hacen, los que queden les harán la vida imposible como las astillas en los ojos o como las espinas en el cuerpo; les causarán problemas en la tierra donde habiten. 56 Si no los echan de ahí, yo les haré a ustedes lo que tenía planeado hacerle a ellos».

Límites de Canaán

34 El SEÑOR le dijo a Moisés: «Dales esta orden a los israelitas: Cuando entren a la tierra de Canaán, esta será la tierra que será de ustedes como herencia y estos serán sus límites: la frontera sur limitará con el desierto de Sin a lo largo del límite de Edom. La frontera más al sur comenzará en el oriente desde el final del mar Muerto, seguirá luego para cruzar el paso de los Alacranes, continuará a través del desierto de Sin y su límite en el sur será Cades Barnea. Luego seguirá hasta Jazar Adar y después pasará a través de Asmón. Desde Asmón, la frontera volteará hacia el arroyo de Egipto y terminará en el mar[c]. La frontera occidental limitará con las costas del mar Grande. La frontera norte será esta: Desde el mar Grande tracen una línea hasta el monte Hor, y desde el monte Hor sigan una línea hasta Lebó Jamat. Luego la línea fronteriza llegará hasta Zedad, para continuar hasta Zifrón, y terminar en Jazar Enán. Esa será la frontera norte. 10 En cuanto a la frontera oriental, tracen una línea desde Jazar Enán hasta Sefán, 11 de Sefán bajará a Riblá al oriente de Ayin, de donde descenderá hasta encontrarse con las colinas al oriente del lago de Galilea[d]. 12 La frontera continuará hasta el río Jordán y terminará en el mar Muerto. Ese será su país y sus fronteras alrededor».

13 Moisés les dio esta orden a los israelitas: «Esta es la tierra que heredarán y dividirán por sorteo entre ustedes. El SEÑOR ha mandado que esta tierra sea entregada a las nueve tribus y media. 14 Las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés ya recibieron su parte de acuerdo a sus familias. 15 Las dos tribus y media ya recibieron su parte al oriente, cerca al río Jordán, desde Jericó, al lado oriental».

16 Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: 17 «Estos son los nombres de los hombres que repartirán la tierra entre ustedes: el sacerdote Eleazar y Josué hijo de Nun, 18 pero que un jefe de cada tribu ayude también en la repartición de la tierra».

19 Estos eran los nombres de los jefes de las tribus:

Caleb hijo de Jefone, de la tribu de Judá;

20 Samuel hijo de Amiud, de la tribu de Simeón;

21 Elidad hijo de Quislón, de la tribu de Benjamín;

22 el jefe Buquí hijo de Joglí, de la tribu de Dan;

23 de los descendientes de José;

el jefe Janiel hijo de Efod, de la tribu de Manasés;

24 el jefe Quemuel hijo de Siftán, de la tribu de Efraín;

25 el jefe Elizafán hijo de Parnac, de la tribu de Zabulón;

26 el jefe Paltiel hijo de Azán, de la tribu de Isacar;

27 el jefe Ajiud hijo de Selomí, de la tribu de Aser;

28 el jefe Pedael hijo de Amiud, de la tribu de Neftalí.

29 El SEÑOR ordenó a estos hombres repartir la tierra de Canaán entre los israelitas.

Ciudades de los levitas

35 El SEÑOR le habló a Moisés en las llanuras de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó y le dijo: «Ordénales a los israelitas que del territorio que reciban les den a los levitas ciudades donde vivir, y también los campos de pastoreo alrededor de esas ciudades. En esas ciudades habitarán los levitas y los campos de pastoreo serán para su ganado y todos sus animales. Los campos de pastoreo de esas ciudades que deben darles a los levitas se extenderán alrededor de la ciudad, 450 metros[e] hacia afuera de la muralla. Midan a partir de los límites de la ciudad 900 metros hacia el oriente, 900 metros hacia el sur, 900 metros hacia el occidente y 900 metros hacia el norte, con la ciudad en el centro. Esas serán las tierras de pastoreo para sus ciudades.

»De las ciudades que ustedes les den a los levitas, habrá seis ciudades de refugio, que servirán para que huya allí el que por accidente haya matado a alguien. Además de estas se les darán otras 42 ciudades, o sea que en total les darán a los levitas 48 ciudades con sus campos de pastoreo. La mayoría de ciudades serán cedidas por las tribus grandes; las tribus pequeñas cederán pocas ciudades. Cada tribu les dará algunas de sus ciudades a los levitas de acuerdo a la cantidad de territorio que hayan recibido».

Ciudades de refugio

(Dt 19:1-13; Jos 20:1-9)

El SEÑOR le dijo a Moisés: 10 «Diles a los israelitas que cuando crucen el río Jordán para llegar a Canaán, 11 designen ciudades de refugio para ustedes a donde pueda huir el que mate a alguien por accidente. 12 En esas ciudades se refugiarán para protegerse del pariente del muerto que tenga el deber de castigar al asesino. Así no se le dará muerte al asesino sin que primero se haya hecho un juicio ante la comunidad. 13 De las ciudades que se hayan entregado, seis serán ciudades de refugio. 14 Tres de esas ciudades estarán ubicadas al oriente del río Jordán y las otras tres en la tierra de Canaán. 15 Esas seis ciudades serán para el refugio de los israelitas y de los inmigrantes que vivan entre ustedes. Todo el que por accidente mate a alguien, debe ir allá.

16 »Si alguien golpea a otro con un objeto de hierro y el que recibe el golpe muere, eso es un asesinato, y el asesino debe ser condenado a muerte. 17 Si alguien golpea a otro con una piedra que pueda causar la muerte y el que recibe el golpe muere, se trata de un asesinato, y el asesino debe ser condenado a muerte. 18 Si alguien golpea a otro con un objeto de madera que pueda causar la muerte y el que recibe el golpe muere, se trata de un asesinato, y el asesino debe ser condenado a muerte. 19 Un pariente del muerto[f] debe matar al asesino cuando lo encuentre.

20 »Puede darse el caso de alguien que empuja a otro en un acto de odio, o le lanza algo a propósito para que muera, 21 o lo golpea con sus manos en un acto de odio con intención de matarlo. Si la persona muere, el responsable debe morir porque es un asesino. Un pariente del muerto debe matar al asesino cuando lo encuentre.

22 »Pero puede darse el caso de que el responsable lo hizo sin saberlo y sin odio, o lo empujó o le lanzó un objeto sin mala intención, 23 o sin fijarse dejó caer una piedra que podía causar la muerte. Si la persona muere y el responsable no era su enemigo, ni tenía la intención de hacerle daño, 24 entonces al que ocasionó la muerte la comunidad lo protegerá de la venganza del pariente del muerto. 25 Será enviado de regreso a la ciudad de refugio a donde él escapó y vivirá allí hasta que muera el sumo sacerdote que fue ungido con el aceite de consagrar.

26 »Si el asesino deja los límites de la ciudad de refugio 27 y el pariente del muerto lo encuentra fuera de esos límites, entonces podrá matar al asesino y no será culpable de asesinato. 28 El asesino tendrá que permanecer en la ciudad de refugio hasta la muerte del sumo sacerdote, después de lo cual podrá regresar a su tierra. 29 Ese será el procedimiento legal que ustedes seguirán de ahora en adelante, de generación en generación, dondequiera que vivan.

30 »Un asesino sólo podrá ser condenado a muerte con base en el testimonio de varios testigos. Nadie podrá ser ejecutado por el testimonio de un solo testigo.

31 »Ustedes no deben aceptar ningún pago a cambio de la vida de un asesino que sea condenado a muerte. Debe ser ejecutado.

32 »Cuando alguien huya a una ciudad de refugio tendrá que vivir allí hasta la muerte del sumo sacerdote. No se aceptará ningún pago para que pueda volver a su tierra antes de la muerte del sumo sacerdote.

33 »No corrompan con asesinatos la tierra donde viven porque el asesinato contamina el territorio que habitan. La única forma de purificar la tierra de un asesinato es la muerte del asesino. 34 No contaminarán el territorio que habitan porque es la tierra donde vivo, porque yo, el SEÑOR, habito entre los israelitas».

La tierra de las hijas de Zelofejad

36 Los jefes de familia del grupo familiar de los hijos de Galaad hijo de Maquir hijo de Manasés, uno de los grupos familiares de los hijos de José, se presentaron delante Moisés y de los jefes cabeza de familia de los israelitas, y dijeron:

—Cuando el SEÑOR te mandó a ti repartir por sorteo la tierra a los israelitas como herencia, el SEÑOR también te ordenó darle la parte de tierra que le correspondía a nuestro hermano Zelofejad a sus hijas. Pero cuando ellas se casen con gente de otras tribus israelitas, su herencia será separada de la herencia de nuestros antepasados y pasará a ser posesión de la tribu en la que se casen. Así iremos perdiendo la tierra que recibimos por sorteo. Cuando el año de Jubileo llegue para los israelitas, su herencia será añadida a la herencia de la tribu en la que se casen y esa herencia será separada de la herencia de la tribu de nuestros antepasados.

Entonces Moisés les dio esta orden a los israelitas de acuerdo al mandato del SEÑOR:

—Lo que la tribu de los descendientes de José dice es justo. Esto es lo que el SEÑOR ordena respecto a las hijas de Zelofejad: Ellas podrán casarse con quien sea, siempre y cuando sea alguien de la misma tribu del papá de ellas. Ninguna parte de la herencia de los israelitas debe ser transferida de una tribu a otra, sino que cada una de las tribus de los israelitas conservará su propia herencia. Toda mujer israelita que herede tierra debe casarse con alguien de la misma tribu del papá de ella. Así los israelitas podrán recibir en herencia la tierra de sus antepasados. Ninguna parte de la herencia de los israelitas debe ser transferida de una tribu a otra, sino que cada una de las tribus de los israelitas conservará su propia herencia.

10 Las hijas de Zelofejad hicieron lo que el SEÑOR le había mandado a Moisés. 11 Majlá, Tirsá, Joglá, Milca y Noa, las hijas de Zelofejad, se casaron con los hijos de sus tíos. 12 Ellas se casaron dentro de los grupos familiares de los descendientes de Manasés hijo de José. De esa forma su herencia permaneció en la tribu del papá de ellas.

13 Esas fueron las órdenes y normas que el SEÑOR les dio a los israelitas por medio de Moisés en las llanuras de Moab, cerca al río Jordán, frente a Jericó.

Moisés le habla a Israel

Este libro explica el significado de los mandamientos que Moisés le dio a todo Israel. Todo ocurrió en camino por el desierto al otro lado del valle del Jordán, por el camino de Suf y Parán que pasa por Tofel, Labán, Jazerot y Dizahab. El viaje desde Horeb hasta Cades Barnea podría haber durado sólo once días tomando el camino por el monte Seír, pero ya en el primer día del mes once del año 40 todavía estaban viajando por el desierto. Fue en esas circunstancias que Moisés les pronunció el discurso que sigue a continuación, conforme con todo lo que el SEÑOR le había mandado. Esto sucedió después de que Moisés venciera al rey Sijón de los amorreos que reinaba en Hesbón, y al rey Og de Basán que reinaba en Astarot, en Edrey. Moisés comenzó a explicar estas instrucciones[g] al otro lado del río Jordán, en la tierra de Moab. Él dijo:

El SEÑOR nuestro Dios nos habló así en el monte Horeb: «Ustedes ya han estado lo suficiente en este monte. Levanten el campamento y pónganse en marcha hacia la región montañosa de los amorreos a donde todos sus vecinos en el Arabá, en las montañas, en la Sefelá, en el Néguev, en la costa, la tierra de los cananeos y la región del Líbano hasta el gran río, el Éufrates. ¡Miren!, he dispuesto para ustedes esta tierra. Vayan y tomen como herencia la tierra que el SEÑOR prometió darles a sus antepasados[h] Abraham, Isaac y Jacob, y a su descendencia».

Moisés elige a los jefes

(Éx 18:13-27)

Yo les dije en aquel tiempo: «Yo solo no soy capaz de ocuparme de todos ustedes. 10 El SEÑOR su Dios los ha hecho tan numerosos que hoy son tantos como las estrellas del cielo. 11 Que el SEÑOR, el Dios de sus antepasados, multiplique su número mil veces y los bendiga como les prometió. 12 ¿Cómo puedo yo solo ocuparme de todas sus cargas y disputas legales? 13 Elijan hombres que sean sabios, prácticos y experimentados de cada una de sus tribus y yo los pondré al frente de ustedes».

14 Y ustedes me respondieron: «Nos parece bien lo que dices».

15 Entonces yo tomé a los líderes de sus tribus, hombres sabios y experimentados, y los nombré jefes del pueblo. Los hice jefes de grupos de a 1000, de a 100, de a 50 y de a 10. También los designé como supervisores de las tribus.

16 En esa misma época nombré a sus jueces, diciendo: «Escuchen las disputas entre sus hermanos y juzguen con imparcialidad entre uno y otro, ya sean naturales o inmigrantes. 17 No muestren preferencia en su juicio, sino escuchen de igual manera y con justicia tanto al débil como al poderoso. No le teman a nadie porque la sentencia le pertenece a Dios, y si algo resulta muy difícil para ustedes, acudan a mí y yo los escucharé».

18 En aquel tiempo yo les di órdenes sobre todo lo que tenían que hacer.

Misión de los doce espías

(Nm 13:1-14:4)

19 Después avanzamos desde el monte Horeb y marchamos a través de aquel terrible desierto que vieron desde el camino, hacia la región montañosa de los amorreos, así como el SEÑOR nos lo había mandado. De esta forma llegamos a Cades Barnea. 20 Yo les dije: «Ustedes han venido a la región montañosa de los amorreos, el país que el SEÑOR nuestro Dios nos ha dado. 21 Miren, el SEÑOR su Dios ha dispuesto para ustedes la tierra, así que vayan y tómenla como herencia, tal como les prometió el SEÑOR, el Dios de sus antepasados. No teman y no se desalienten».

22 Entonces todos ustedes se me acercaron y dijeron: «Déjanos enviar unos hombres por delante de nosotros para que exploren la tierra y nos traigan información sobre el camino que debemos tomar y las ciudades a las que podemos ir». 23 La idea me pareció buena y elegí doce hombres, uno de cada tribu. 24 Ellos fueron hacia la región montañosa, llegaron al valle de Escol y lo exploraron. 25 Nos trajeron muestras de los frutos de esa tierra y nos informaron que «la tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos da es buena».

26 Pero aun así ustedes no quisieron ir y se rebelaron contra el mandato del SEÑOR su Dios. 27 Murmuraron en sus carpas y dijeron: «El SEÑOR nos odia y por eso nos ha sacado de Egipto, para que los amorreos nos destruyan. 28 ¿En dónde nos estamos metiendo? Nuestros hermanos nos han desalentado diciendo: La gente es más grande y alta que nosotros; las ciudades son gigantescas y están fortificadas hasta los cielos.[i] También hemos visto a los anaquitas[j] allí».

29 Entonces yo, Moisés, les dije: «No se asusten ni les tengan miedo. 30 El SEÑOR su Dios va delante de ustedes. Él peleará por ustedes, así como todo lo que hizo ante sus ojos en Egipto 31 y en el desierto. Allí ustedes vieron cómo el SEÑOR su Dios los cargaba como un hombre carga a su hijo durante todo el camino, hasta que llegaron a este lugar».

32 A pesar de esto, ustedes no confiaron en el SEÑOR su Dios, 33 quien fue delante de ustedes durante todo el viaje para buscarles un sitio dónde acampar. Lo hizo en un fuego durante la noche y en una nube durante el día, para mostrarles el camino que debían tomar.

Dios no permite entrar a Canaán

(Nm 14:20-35)

34 Cuando el SEÑOR escuchó lo que ustedes dijeron, se enojó y prometió: 35 «Nadie de esta generación perversa verá la tierra buena que yo les prometí a sus antepasados. 36 Sólo Caleb hijo de Jefone la verá. Sólo a él y a sus descendientes les daré la tierra en la que él caminó, porque él se mantuvo fiel al SEÑOR».

37 El SEÑOR se enojó incluso conmigo por causa de ustedes, y me dijo: «Ni siquiera tú entrarás allá, 38 sino sólo Josué hijo de Nun, tu ayudante. Anímalo, porque él le repartirá la tierra al pueblo de Israel. 39 Y sus niños, que ustedes pensaban que serían capturados, y sus hijos, que hoy no distinguen lo bueno de lo malo, entrarán en la tierra. A ellos se la daré para que la posean, 40 pero ustedes vuelvan al desierto en dirección al mar Rojo».

La derrota en Jormá

(Nm 14:39-45)

41 Ustedes respondieron y dijeron: «Hemos pecado en contra del SEÑOR. Iremos y pelearemos así como el SEÑOR nuestro Dios nos ordenó». Entonces ustedes se prepararon para la batalla y pensaron que sería fácil subir a la región montañosa.

42 El SEÑOR me dijo que les avisara: «No suban a pelear porque yo no estoy entre ustedes. Si me hacen caso entonces no morirán ante sus enemigos».

43 Yo les hablé pero ustedes no me quisieron escuchar. Se rebelaron en contra de la advertencia del SEÑOR, y arrogantes fueron a la región montañosa. 44 Los amorreos, que vivían allí, salieron a enfrentarlos como un enjambre de abejas, los persiguieron y los vencieron en Seír hasta Jormá. 45 Entonces ustedes volvieron y lloraron ante el SEÑOR, pero el SEÑOR no les prestó atención ni los escuchó, 46 y ustedes se quedaron en Cades por mucho tiempo.

Israel vaga por el desierto

Luego nos dirigimos de vuelta hacia el desierto por el camino al mar Rojo así como el SEÑOR me había mandado y vagamos alrededor de la región montañosa de Seír[k] por mucho tiempo. Luego el SEÑOR me dijo: «Ustedes han estado caminando por esta región montañosa lo suficiente, vayan ahora al norte. Luego dale estas órdenes al pueblo: Ustedes están pasando por el territorio de sus hermanos, los descendientes de Esaú, que están viviendo en Seír. Ellos están temerosos de ustedes. No los provoquen porque yo no les daré ni un palmo[l] de tierra de ellos, porque yo le di a Esaú la región montañosa de Seír como su propiedad. Para alimentarse ustedes, cómprenles trigo, e incluso páguenles el agua que ustedes consuman. Recuerden que nunca les ha faltado nada porque el SEÑOR su Dios los ha bendecido a ustedes en todo lo que han hecho. Dios los cuidó mientras recorrían este gran desierto, y durante los últimos 40 años el SEÑOR ha estado con ustedes».

Entonces nos alejamos de la tierra de nuestros parientes, los descendientes de Esaú, que vivían en Seír, del camino de Arabá, de Elat y de Ezión Guéber, y tomamos entonces el camino hacia el desierto de Moab.

El SEÑOR me dijo: «No provoquen a Moab y no entren en batalla con ellos porque yo no les daré a ustedes nada de la tierra de Moab. A los descendientes de Lot[m] les he dado de herencia la región de Ar.

10 (Los emitas vivían antes en Ar. Ellos eran gente fuerte y numerosa como los anaquitas. 11 Se creía que ellos también eran refaítas como los anaquitas, pero los moabitas los llamaban emitas. 12 También los horeos habían vivido anteriormente en Seír, pero los descendientes de Esaú los expulsaron y vivieron ahí en su lugar, así como lo hizo Israel en la tierra que el SEÑOR les había dado).

13 »Ahora, pónganse en marcha y crucen sobre el valle Zéred». Entonces lo hicimos. 14 Nos tomó 38 años viajar desde Cades Barnea al valle Zéred. En aquel tiempo, toda la generación de guerreros que no había confiado en Dios en Cades Barnea había muerto, tal como el SEÑOR lo había prometido. 15 De hecho, el SEÑOR mismo se opuso a ellos hasta que los eliminó completamente del campamento.

16 Cuando todos los guerreros del pueblo murieron, 17 el SEÑOR me dijo: 18 «Hoy cruzarás por el territorio de Moab en Ar, 19 y cuando se aproximen a los amonitas, no los provoques y no pelees con ellos, porque yo no te daré nada de la tierra de los amorreos. Yo se la he dado de herencia a los descendientes de Lot.

20 (Esta era también considerada la tierra de los refaítas. Ellos vivieron allí antes y los amonitas los llamaron los zamzumitas. 21 Eran grandes y numerosos como los anaquitas, pero el SEÑOR los destruyó y los amonitas los expulsaron y habitaron ahí en su lugar. 22 Él les ayudó igualmente a los descendientes de Esaú que vivían en Seír cuando destruyó a los horeos ante ellos, para que tomaran su tierra y vivieran ahí hasta el día de hoy. 23 Y respecto a los aveos que vivían en poblaciones cerca de Gaza; los filisteos, que venían de Creta los destruyeron y se establecieron en su lugar).

24 »Ponte en marcha, prepárate y cruza el arroyo Arnón. Mira, te he dado el poder de vencer al rey Sijón de los amorreos de Hesbón. Comienza a tomar su tierra y emprende la guerra contra él. 25 Este día haré que todos los pueblos de la tierra les teman y se aterroricen de ustedes. Cuando ellos escuchen noticias sobre ustedes, se asustarán y temblarán ante ustedes».

La derrota de Sijón

(Nm 21:21-30)

26 Entonces yo, Moisés, envié mensajeros desde el desierto oriental al rey Sijón de Hesbón con esta propuesta de paz: 27 «Déjanos pasar por el camino de tu tierra, permaneceremos en él y no nos saldremos ni a la derecha ni a la izquierda. 28 Nos venderás comida para que podamos comer, y te compraremos el agua para que podamos beber. Solamente déjanos cruzar a pie, 29 así como los descendientes de Esaú que viven en Seír y los moabitas que viven en Ar nos lo permitieron, hasta que hayamos cruzado el río Jordán a la tierra que el SEÑOR nuestro Dios nos da». 30 Pero el rey Sijón de Hesbón se negó a dejarnos cruzar por su tierra, porque el SEÑOR tu Dios lo volvió terco de espíritu y endureció su corazón para ponerlo bajo tu control (como lo está ahora).

31 Luego el SEÑOR me dijo: «Mira, he comenzado a darte a Sijón y su tierra; entra a tomar posesión de su tierra, pues será tuya». 32 Entonces Sijón, con toda su gente, fue a Yahaza a enfrentarse con nosotros en batalla. 33 El SEÑOR nuestro Dios nos lo entregó para que lo venciéramos a él, junto con sus hijos y todo su ejército. 34 En aquel tiempo capturamos todas sus ciudades y matamos en cada ciudad a todos los hombres, mujeres y niños. No dejamos ningún sobreviviente. 35 Tomamos solamente como botín el ganado y las cosas de valor de las ciudades que capturamos. 36 Desde Aroer en el límite del arroyo Arnón, incluyendo la ciudad que se encuentra en el valle, hasta la región de Galaad, no dejamos ninguna ciudad sin conquistar. El SEÑOR nuestro Dios nos entregó cada una de ellas. 37 Lo único a lo que no nos acercamos, conforme a la orden del SEÑOR, fue a la tierra de los amonitas que incluía todo lo que está a la orilla del arroyo Jaboc y las ciudades de la región montañosa.

Guerra contra Basán

(Nm 21:31-35)

Luego seguimos hacia Basán, pero entonces el rey Og de Basán salió con todo su ejército a enfrentarse con nosotros en Edrey. El SEÑOR me dijo: «No le temas, porque a ustedes yo les he entregado a él, a su gente y a su tierra, y ustedes le harán a él lo mismo que le hicieron al rey Sijón de los amorreos que reinaba en Hesbón».

Entonces el SEÑOR nuestro Dios nos entregó al rey Og de Basán y a todo su ejército, y los derrotamos de tal forma que no hubo sobrevivientes. En esa oportunidad capturamos todas sus ciudades. No quedó ninguna población sin ser conquistada. En total tomamos 60 ciudades que estaban en la región de Argob, el reino de Og de Basán. Todas esas ciudades estaban fortificadas con murallas, portones altos y barras de hierro. Además había muchos pueblos sin murallas. Los destruimos completamente, así como habíamos destruido al rey Sijón de Hesbón. Matamos en cada ciudad a todos los hombres, mujeres y niños, pero todo el ganado y el botín de las ciudades los tomamos para nosotros.

Entonces, en aquel tiempo, tomamos la tierra de los dos reyes amorreos que estaba en el lado oriental del río Jordán, desde el arroyo Arnón hasta el monte Hermón. (Los sidonios llamaban Hermón a Sirión, y los amorreos la llamaban Senir). 10 Tomamos todas las ciudades de los llanos altos, todo Galaad y todo Basán hasta Salcá y Edrey. Estas eran las ciudades del reino de Og en Basán. 11 El rey Og de Basán era uno de los pocos refaítas que aun quedaban. Él tenía una cama de hierro de 4 metros y medio de largo por 2 de ancho.[n] La cama todavía se encuentra en Rabá de los amonitas.

La tierra al oriente del río Jordán

(Nm 32:1-42)

12 Entonces en aquel tiempo tomamos posesión del siguiente territorio: desde Aroer que está en el arroyo Arnón, yo les di la mitad de la región montañosa de Galaad y sus ciudades a los rubenitas y a los gaditas. 13 El resto de Galaad y todo Basán, el reino de Og, se lo di a la media tribu de Manasés. Toda la región del Argob, en Basán, es llamada la tierra de los refaítas. 14 Yaír, de la tribu de Manasés, tomó toda la región de Argob, hasta el límite de los guesureos y los macateos, y le puso por nombre Javot Yaír, y así se llama hasta el día de hoy.

15 A Maquir le di Galaad. 16 A los rubenitas y a los gaditas les di la tierra desde Galaad hasta el arroyo Arnón, siendo el centro del valle la frontera, y hasta arriba, hacia el río Jaboc, la frontera de los amonitas. 17 El Arabá y el río Jordán eran la frontera occidental, desde el lago de Galilea[o] hasta el mar Muerto[p], en las laderas del monte Pisgá al oriente.

18 Yo les ordené esto en aquel tiempo: «El SEÑOR su Dios les ha dado a ustedes esta tierra en posesión. Todos ustedes, los guerreros que han sido llamados[q] cruzarán el río Jordán delante de sus hermanos, el pueblo de Israel. 19 Solamente sus esposas, hijos y ganado, pues sé que tienen mucho ganado, se quedarán en las ciudades que yo les he dado, 20 hasta que el SEÑOR les haya dado descanso a sus hermanos, como les ha dado descanso a ustedes; y hasta que ellos también hayan tomado posesión de la tierra que el SEÑOR su Dios les da al otro lado del río Jordán. Luego, todos ustedes podrán volver a la tierra que les he dado».

21 En aquel tiempo, yo le ordené esto a Josué: «Tú has visto lo que el SEÑOR su Dios les hizo a esos dos reyes. El SEÑOR les hará lo mismo a todos los reinos por los que ustedes están a punto de pasar. 22 No les teman, porque el SEÑOR su Dios está peleando por ustedes».

Prohibición a Moisés de entrar a Canaán

23 Entonces yo le rogué así al SEÑOR en aquel tiempo: 24 «Oh Señor DIOS, solamente has comenzado a mostrarme a mí, tu siervo, lo grande y poderoso que eres. No hay dios en el cielo ni en la tierra que pueda hacer las maravillas que tú haces. 25 Te ruego que me dejes cruzar y ver esa tierra buena que está al otro lado del río Jordán. Déjame ver esas hermosas montañas y la región del Líbano».

26 Pero el SEÑOR, como estaba muy enojado conmigo por culpa de ustedes, no quiso concederme mi deseo. El SEÑOR me dijo: «¡Ya basta! No insistas más sobre este asunto. 27 Sube a la cima del monte Pisgá y observa al occidente y al norte, al sur y al oriente, y observa con tus propios ojos, pero no podrás cruzar el río Jordán. 28 Dale instrucciones a Josué y ayúdale a ser fuerte y valiente, porque él llevará a este pueblo al otro lado del río y él hará que hereden la tierra que ves».

29 Luego nos quedamos en el valle cerca de Bet Peor.

Moisés le pide al pueblo que obedezca

Ahora, pueblo de Israel, presten atención a las normas y leyes que yo les estoy enseñando. Obedézcanlas para que puedan seguir con vida, y así entrar y ocupar la tierra que les da el SEÑOR, el Dios de sus antepasados. No les añadan ni les quiten nada a mis órdenes, sino obedezcan los mandamientos del SEÑOR su Dios que yo les ordeno.

Ustedes vieron lo que hizo el SEÑOR cuando el pueblo adoró a Baal Peor. A todo israelita que siguió a Baal Peor, el SEÑOR su Dios le quitó la vida, pero todos ustedes, que siguieron fieles al SEÑOR su Dios, todavía siguen vivos.

¡Miren! Les he enseñado las normas y leyes así como el SEÑOR mi Dios me ha ordenado, para que ustedes las pongan en práctica en la tierra que van a ocupar. Deberán ser cuidadosos en obedecer fielmente estas leyes porque esa será la prueba de su sabiduría y entendimiento para las otras naciones que oirán de estas leyes y dirán: «Realmente, esta gran nación es de gente sabia e inteligente».

¿Qué gran nación hay en la que su dios esté tan cerca como el SEÑOR lo está de nosotros, que viene cuando le pedimos ayuda? Y ¿en qué gran nación hay normas y leyes tan justas como toda esta ley que les estoy dando? Pero sé cuidadoso en extremo para que no olvides lo que tus ojos han visto y no se borren de tu mente todos los días de tu vida. Enséñales todo esto a tus hijos y a los hijos de tus hijos. 10 No olvides nunca lo que viste el día que te presentaste ante el SEÑOR tu Dios en el monte Horeb, cuando el SEÑOR me dijo: «Reúne al pueblo ante mí, para que oigan lo que tengo que decirles y aprendan a obedecerme todos los días de su vida en la tierra, y para que les enseñen esto a sus hijos». 11 Ustedes se acercaron y se colocaron al pie del monte que ardía en un fuego que llegaba hasta el cielo; había oscuridad y una densa niebla. 12 El SEÑOR les habló desde el medio del fuego. Escucharon el sonido de sus palabras, pero no veían ninguna forma, solamente se oía una voz. 13 Él les anunció su pacto que les mandó obedecer: los diez mandamientos que grabó en dos tablas de piedra. 14 El SEÑOR me mandó a mí que les enseñara las normas y leyes, de forma que ustedes pudieran obedecerlas en la tierra que ocuparán al cruzar el río Jordán.

15 Ustedes no vieron ninguna figura el día que el SEÑOR les habló en el monte Horeb desde el medio del fuego. Así que por su propio bien sean cuidadosos 16 y no se corrompan a sí mismos. Por lo tanto, no hagan ningún ídolo de ninguna forma, nada de imágenes o estatuas de hombre o mujer, 17 o de un animal en la tierra o de un ave que vuela en el cielo, 18 o de cualquier cosa que se arrastre en el suelo o de cualquier pez que esté en el agua. 19 También sean cuidadosos, cuando miren al cielo y vean el sol, la luna y las estrellas, y se sientan tentados a adorarlos y servirles. El SEÑOR su Dios les asignó esos astros a todas las demás naciones del mundo, 20 pero a ustedes el SEÑOR los tomó y los sacó del horno de Egipto para ser su propio pueblo, como lo son ahora.

21 El SEÑOR se enojó conmigo por culpa de ustedes y me aseguró que yo no cruzaría el río Jordán y que no entraría a la tierra buena que el SEÑOR su Dios les da. 22 Yo moriré aquí en esta tierra, no cruzaré el Jordán, pero ustedes sí lo harán y ocuparán esa tierra buena. 23 Sean cuidadosos de no olvidar el pacto que el SEÑOR su Dios hizo con ustedes para que, como el SEÑOR su Dios les ha mandado, no se hagan ídolos de ninguna forma. 24 El SEÑOR su Dios es un fuego que lo consume todo, un Dios celoso[r].

25 Ustedes vivirán por mucho tiempo en la tierra, tendrán hijos y nietos, y llegarán a viejos. Sin embargo, se corromperán si hacen ídolos de la clase que sea, harán enojar al SEÑOR y provocarán su ira. 26 Así que les advierto hoy, con el cielo y la tierra de testigos, que si llegan a hacer esa maldad, morirán rápidamente en la tierra a la que entran y que van a ocupar al cruzar el río Jordán. Vivirán poco tiempo en esa tierra porque serán destruidos. 27 El SEÑOR los dispersará entre las naciones y sólo unos pocos sobrevivirán entre los pueblos a donde el SEÑOR los expulsará. 28 Allí adorarán dioses hechos por seres humanos; dioses de madera y de piedra, que no ven, ni oyen, ni comen ni huelen. 29 Desde allí buscarás al SEÑOR tu Dios y lo encontrarás si lo buscas de todo corazón y con todo tu ser. 30 Cuando estés angustiado y en dificultades y te suceda todo esto en el futuro, entonces volverás al SEÑOR tu Dios y lo obedecerás. 31 Porque el SEÑOR tu Dios es un Dios misericordioso que no te abandonará ni te destruirá. Él no olvidará el pacto que hizo con tus antepasados.

32 Averigüen lo sucedido en épocas pasadas desde cuando Dios creó a Adán en la tierra; busquen en todo el mundo de un lado a otro. ¿Ha sucedido alguna vez algo tan grandioso como esto? ¿Se ha oído hablar antes de algo como esto? 33 ¿Alguna nación ha escuchado la voz de Dios hablándoles desde el fuego, así como ustedes la escucharon y siguieron vivos? 34 ¿Algún otro dios ha tratado de ir y tomar una nación para sí de otra nación, por medio de obras maravillosas, señales y milagros, guerra, gran poder y fuerza, y grandes hechos aterradores, como todos los que el SEÑOR tu Dios hizo por ti en Egipto ante tus ojos?

35 A ti se te mostró todo eso para que supieras que el SEÑOR es el verdadero Dios. No hay ningún otro Dios aparte de él. 36 Te corrigió haciendo que escucharas su voz desde el cielo, y en la tierra te mostró su fuego grandioso y oíste sus palabras que salen del fuego. 37 Él mismo con gran poder te sacó de Egipto porque amó a tus antepasados y eligió a su descendencia. 38 Su intención era expulsar a otras naciones más fuertes y más poderosas que tú, y darte a ti las tierras de ellos como tu propiedad, como sucede hoy en día.

39 Así que reconoce hoy y grábate en la mente que el SEÑOR es el verdadero Dios en el cielo y en la tierra. No hay ningún otro. 40 Obedece sus leyes y sus mandamientos que hoy te ordeno para que tú y tus hijos prosperen, y para que vivan mucho tiempo en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da para siempre.

Moisés elige las ciudades de refugio

41 Luego Moisés designó tres ciudades en el lado oriental del río Jordán, 42 a donde una persona podía escapar si mataba a alguien accidentalmente sin haber tenido intención de hacerle mal. Esa persona podía escapar a alguna de esas tres ciudades y seguir viviendo allí. 43 Las ciudades que Moisés designó fueron: para los rubenitas, Béser, que está en el desierto del altiplano; Ramot de Galaad para los gaditas, y Golán de Basán para la tribu de Manasés.

Introducción de la ley de Moisés

44 Esta es la ley que Moisés le dio al pueblo de Israel. 45 Estos son los decretos, leyes y normas que Moisés les dio a los israelitas cuando salieron de Egipto, 46 al otro lado del río Jordán, en el valle opuesto a Bet Peor, en la tierra del rey Sijón de los amorreos, que reinaba en Hesbón, y al que Moisés y los israelitas vencieron cuando salieron de Egipto. 47 Ellos ocuparon su tierra y la tierra del rey Og de Basán, los dos reyes amorreos del lado oriental del río Jordán. 48 Esa tierra iba de Aroer, que está en el límite del arroyo Arnón hasta el monte Sirión, es decir, el monte Hermón, 49 junto con el valle al oriente del río Jordán, hacia el sur hasta el mar Muerto, y al oriente hasta las laderas del monte Pisgá.

Los diez mandamientos

(Éx 20:1-17)

Moisés llamó a todo el pueblo de Israel y le dijo: «Israelitas, escuchen estas normas y leyes que hoy les voy a comunicar. Apréndanlas y obedézcanlas fielmente. El SEÑOR nuestro Dios hizo un pacto con nosotros en el monte Horeb. El SEÑOR no hizo este pacto con nuestros antepasados, lo hizo con nosotros, con todos los que estamos vivos hoy aquí. En el monte, en medio del fuego, el SEÑOR habló directamente con ustedes. En aquel momento, yo estaba entre el SEÑOR y ustedes, para transmitirles la palabra del SEÑOR porque ustedes estaban asustados debido al fuego, y no subieron al monte. Él dijo:

»Yo soy el SEÑOR tu Dios que te rescató de Egipto donde eras esclavo.

»No adores otros dioses además de mí.

»No hagas ningún ídolo ni nada parecido de lo que hay arriba en el cielo, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas que están debajo de la tierra. No te inclines ante ellos ni los adores, porque yo, el SEÑOR tu Dios, soy un Dios celoso. Castigaré por el pecado de los padres a los hijos, e incluso a los nietos y bisnietos, por culpa de los que me desprecian, 10 pero mostraré fiel amor por mil generaciones a los que me aman y obedecen mis mandamientos.

11 »No jures a la ligera por el nombre del SEÑOR tu Dios, pues el SEÑOR no dejará sin castigo al que jure usando su nombre a la ligera.

12 »Ten en cuenta el día de descanso y considéralo un día santo, tal como el SEÑOR tu Dios te mandó. 13 Seis días a la semana harás todo tu trabajo, 14 pero el séptimo día es de descanso dedicado al SEÑOR tu Dios. Ese día no trabajarás ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu burro ni cualquier otro de tus animales, ni el inmigrante que viva en tus ciudades. Así que tus esclavos deberán descansar como tú. 15 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el SEÑOR tu Dios te trajo de allí gracias a su gran poder y fuerza. Por esta razón el SEÑOR tu Dios te mandó respetar el día de descanso.

16 »Respeta a tu papá y a tu mamá, como el SEÑOR tu Dios te ha mandado, para que tengas una larga vida y prosperes en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da.

17 »No mates.

18 »No cometas adulterio.

19 »No robes.

20 »No sirvas de testigo falso contra los demás.

21 »No codicies a la esposa de tu semejante, ni desees su casa, ni su tierra, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su burro, ni nada de lo que él tenga».

El pueblo siente temor de Dios

(Éx 20:18-26)

22 El SEÑOR nos ordenó estos mandamientos con voz fuerte para toda la congregación en el monte, desde el fuego, la nube y la espesa niebla. No dijo nada más, las escribió en dos tablas de piedra y me las dio.

23 Cuando escucharon la voz desde la oscuridad, mientras el monte ardía en fuego, se acercaron a mí todos los líderes de sus tribus y sus ancianos. 24 Ustedes dijeron: «Mira, el SEÑOR nuestro Dios nos mostró su gloria y su grandeza, y escuchamos su voz que provenía del fuego. Hoy hemos visto que Dios puede hablarle a una persona y que esta puede seguir viviendo. 25 Pero, ¿para qué seguir arriesgando nuestra vida? Seguramente este gran fuego nos destruirá. Si escuchamos nuevamente la voz del SEÑOR nuestro Dios, moriremos. 26 Ningún ser humano que ha escuchado desde el fuego la voz del Dios viviente como la hemos escuchado nosotros, ha sobrevivido. 27 Tú, Moisés, te acercarás y escucharás todo lo que el SEÑOR nuestro Dios diga, luego nos lo dirás y nosotros te escucharemos y haremos lo que diga el SEÑOR nuestro Dios».

28 El SEÑOR escuchó sus palabras cuando me hablaron y me dijo: «Escuché lo que esta gente te dijo. Todo lo que te dijeron está bien. 29 Deseo que ellos me respeten y obedezcan siempre todos mis mandamientos, así todo les irá bien a ellos y a sus descendientes para siempre. 30 Ve y diles que regresen a sus carpas. 31 Pero tú, Moisés, quédate aquí conmigo y yo te transmitiré todos los mandamientos, leyes y normas que deberás enseñarles, para que ellos las obedezcan en la tierra que les doy en posesión».

32 Asegúrate de hacer todo lo que el SEÑOR tu Dios te ordene, sin desobedecer ninguno de los mandamientos. 33 Vivirás como el SEÑOR tu Dios te ordene, de tal forma que sigas con vida y puedas prosperar y vivir mucho tiempo en la tierra que ocuparás.

Ama y obedece siempre a Dios

Esta es la instrucción que Dios me mandó enseñarles. Me la dio en forma de normas y leyes. Obedézcanlas en el territorio que ustedes están a punto de ocupar. De esa forma mostrarán ustedes respeto al SEÑOR su Dios. Si ustedes, sus hijos y sus nietos obedecen todos los días de su vida las leyes y mandamientos de Dios que les doy, tendrán una larga vida. Escucha, Israel, y obedece fielmente estas leyes para que prosperes y te conviertas en una nación muy numerosa, como el SEÑOR, el Dios de tus antepasados, te prometió. La tierra que vas a ocupar rebosa de leche y de miel.

Escucha, ¡Israel! El SEÑOR es nuestro Dios, el SEÑOR es uno.[s]

Por eso ama al SEÑOR tú Dios con todo tu corazón[t], con todo tu ser y con todas tu fuerzas[u].

Recuerda siempre estos mandamientos que te doy hoy. Enséñaselos a tus hijos y háblales sobre ellos cuando estés en tu casa, cuando camines, cuando te acuestes y cuando te levantes. Escríbelos y átalos en tu brazo como un recordatorio y llévalos como cinta en tu frente. Escríbelos en las puertas de tu casa y a la entrada de tus ciudades.

10 El SEÑOR tu Dios les prometió a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob que te iba a dar a ti esta tierra. Cuando te permita entrar a ella, te dará ciudades grandes y buenas, que tú no construiste; 11 casas llenas de cosas buenas que tú no compraste; pozos que tú no excavaste; viñedos y olivos que tú no plantaste. Cuando hayas comido y estés satisfecho, 12 sé cuidadoso de no olvidar al SEÑOR, que te sacó de la tierra de Egipto, donde eras esclavo. 13 Respeta al SEÑOR tu Dios, sírvele y haz tus promesas en su nombre. 14 No deberás seguir a otros dioses, a ninguno de los dioses de las naciones vecinas, 15 porque el SEÑOR tu Dios que está presente entre ustedes es un Dios celoso. Así que ten cuidado, para que el SEÑOR tu Dios no se enoje contigo y te destruya completamente.

16 No pongas a prueba al SEÑOR tu Dios, como hiciste en Masá. 17 Obedece los mandamientos del SEÑOR tu Dios, sus enseñanzas y leyes que te ha dado. 18 Haz lo que el SEÑOR considere bueno y justo para que así prosperes y puedas entrar y ocupar la tierra buena que el SEÑOR les prometió a tus antepasados. 19 De esa forma podrás expulsar del territorio a todos tus enemigos, tal como prometió el SEÑOR.

Enséñales a tus hijos lo que Dios hizo

20 En el futuro, cuando tu hijo te pregunte: «¿Cuál es el significado de las enseñanzas, normas y leyes que el SEÑOR nuestro Dios te dio?», 21 tú le responderás: «Nosotros éramos esclavos del faraón de Egipto, pero el SEÑOR nos sacó de Egipto gracias a su gran poder. 22 Ante nuestros ojos el SEÑOR hizo señales grandes y terribles, y milagros contra Egipto, contra el faraón y contra toda su gente. 23 Él nos sacó de ese lugar para traernos aquí y darnos esta tierra que él les había prometido a nuestros antepasados. 24 El SEÑOR nos mandó obedecer todas estas normas y leyes, y a respetarlo y obedecerlo a él. Esto será siempre para nuestro bien y nos mantendrá con vida como sucede hoy. 25 Si tenemos cuidado de obedecer todos sus mandamientos, tal como él nos ordenó el SEÑOR, Dios nos aprobará por haber hecho lo que es bueno».

Israel, el pueblo de Dios

(Éx 34:11-17)

Cuando el SEÑOR tu Dios te haga entrar a la tierra que estás a punto de ocupar, expulsará a muchas naciones delante de ti: a los hititas, los gergeseos, los amorreos, los cananeos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos; siete naciones que eran más grandes y poderosas que tú. Cuando el SEÑOR tu Dios los ponga en tus manos y tú los venzas, entonces tienes que destruirlos completamente. No harás acuerdos de paz con ellos ni les tendrás piedad. No te relaciones con ellos. No les des tus hijas a sus hijos ni tomes sus hijas como esposas para tus hijos, porque harán que tus hijos dejen de seguirme; los harán servir a otros dioses y el SEÑOR se enojará contigo y te destruirá rápidamente.

Destruyan los dioses falsos

Esto harás con esas naciones: Destruye sus altares, despedaza sus piedras memoriales[v], corta los postes de Aserá y quema sus ídolos en el fuego. Porque tú eres un pueblo santo, que pertenece al SEÑOR tu Dios. Te ha elegido el SEÑOR tu Dios para ser su tesoro entre todos los pueblos de la tierra. El SEÑOR no te ama ni te eligió por ser la nación más grande de todas, pues eras la más pequeña. Lo hizo porque el SEÑOR te ama y quiere cumplir la promesa que les hizo a tus antepasados, que el SEÑOR te sacaría de Egipto por su gran poder y te liberaría de la esclavitud y del poder del faraón, rey de Egipto.

Entonces reconoce ahora que el SEÑOR tu Dios es el único Dios. Es un Dios fiel que mantiene por mil generaciones su pacto y fiel amor hacia todos aquellos que lo aman y obedecen sus mandamientos, 10 pero castiga a los que lo rechazan y no demora en destruirlos. 11 Así que tú debes obedecer los mandamientos, las normas y las leyes que hoy te mando.

12 Si obedeces estas leyes y te aseguras de cumplirlas, el SEÑOR tu Dios mantendrá su pacto y el fiel amor que les prometió a tus antepasados. 13 Él te amará, bendecirá e incrementará tu número. Te bendecirá con muchos hijos, y bendecirá tus campos con buenas cosechas. Te dará granos, vino nuevo y aceite. Bendecirá a tu ganado con crías y a tus ovejas con corderos, en la tierra que les prometió a tus antepasados.

14 Tú serás bendecido más que todas las naciones y no habrá hombre ni mujer estéril entre los tuyos o entre tus animales. 15 El SEÑOR no permitirá que te enfermes. Tú sabes lo que sucedió en Egipto, pero él no dejará que ninguna de las terribles enfermedades que tuvieron los egipcios te llegue a ti, sino hará que las sufran aquellos que te odien. 16 Destruye a todas las naciones que el SEÑOR tu Dios está dejando en tu poder. No tengas compasión de ellos ni adores a sus dioses, porque eso será una trampa para ti.

El Señor ayudará a su pueblo

17 Si te preguntas: «Estas naciones son más fuertes que yo, ¿cómo podré expulsarlas?» 18 No les temas, y recuerda lo que el SEÑOR tu Dios les hizo al faraón y a toda la gente de Egipto. 19 Recuerda las maravillas que vieron tus ojos, las señales y los milagros que hizo el SEÑOR. Recuerda el gran poder y la fuerza con la que el SEÑOR tu Dios te sacó de Egipto. Les hará lo mismo que le hizo a Egipto a todas las naciones a las que tú les temes ahora.

20 Además el SEÑOR tu Dios enviará avispas[w] en contra de ellos hasta que sean destruidos los que sobrevivan y se escondan de ti. 21 No les temas, porque el SEÑOR tu Dios está contigo, y él es un Dios grande y poderoso. 22 El SEÑOR tu Dios echará estas naciones poco a poco. No serás capaz de destruirlas a todas de una sola vez, si lo hicieras, los animales salvajes se multiplicarían en tu contra. 23 El SEÑOR tu Dios pondrá a todas esas naciones en tus manos y las confundirá hasta que sean destruidas. 24 Él te entregará a sus reyes, tú acabarás con ellos y nadie los recordará. Nadie podrá detenerte hasta que no hayas acabado con ellos.

25 Quema a sus ídolos en el fuego. No desees la plata ni el oro que está en ellos ni te quedes con ellos para no resultar atrapado por ellos, porque el SEÑOR tu Dios odia los ídolos. 26 No lleves ninguno de esos ídolos a tu casa y así evitarás que Dios te odie también a ti, pues Dios los odia a ellos.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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