Bible in 90 Days
Daniel ora por su pueblo
9 «Había llegado el primer año del reinado del rey Darío, el hijo de Jerjes. Darío era medo, pero llegó a ser rey de los babilonios. 2 En ese primer año de su reinado yo, Daniel, estaba estudiando el libro del profeta Jeremías, donde el Señor le dice a Jeremías que Jerusalén debía permanecer destruida durante setenta años. 3 Así que rogué a Dios el Señor. Oré, ayuné y me vestí con ropas ásperas, sentándome en ceniza. 4 Oré al Señor mi Dios y le hice esta confesión:
»“Oh Señor, tú eres un Dios grande y maravilloso; tú siempre cumples tus promesas de misericordia hacia aquellos que te aman y viven según tus instrucciones. 5 Pero nosotros hemos actuado muy mal; nos hemos rebelado contra ti y hemos despreciado tus instrucciones. 6 No hemos hecho caso a tus servidores los profetas, quienes hablaron en tu nombre a nuestros reyes, príncipes, a nuestros antepasados y a todo el pueblo de esta tierra.
7 »”¡Oh Señor, tú eres justo, mientras que nosotros siempre estamos avergonzados porque sabemos que hemos actuado mal, tal como nos ves ahora! Sí, todos nosotros, los habitantes de Judá, el pueblo de Jerusalén y todo Israel, esparcidos por todas partes donde tú nos has echado a causa de nuestra deslealtad hacia ti.
8 »”¡Oh Señor, nosotros, nuestros reyes y príncipes, y padres estamos llenos de vergüenza a causa de nuestras malas acciones! 9 Pero tú, Señor, eres nuestro Dios, siempre misericordioso y dispuesto a perdonarnos aun cuando nos hemos rebelado contra ti.
10 »”Oh Señor, Dios nuestro, nosotros te hemos desobedecido; no hemos seguido las instrucciones que nos diste por medio de tus servidores los profetas. 11 Todo Israel ha desobedecido, nos hemos apartado de ti y no hemos hecho caso de tus consejos. Y así tu terrible juicio y castigo, escritos en la ley de Moisés tu servidor, han caído sobre nosotros, por causa de nuestras faltas.
12 »”Y tú has hecho exactamente como nos habías advertido que harías a nosotros y a nuestros gobernantes. Nunca en toda la historia ha habido un desastre semejante a lo que nos pasó en Jerusalén.
13 »”Cada maldición escrita contra nosotros en la ley de Moisés se ha cumplido; todos los males que él predijo nos han sobrevenido. Pero no te hemos buscado, Señor y Dios nuestro, ni hemos dejado nuestro mal obrar ni procurado vivir de acuerdo a tus sabias indicaciones.
14 »”Y por eso el Señor trajo sobre nosotros este desastre. Él es justo en todo lo que hace, pero nosotros no quisimos obedecer.
15 »”¡Oh Señor, nuestro Dios, tú trajiste gran fama a tu nombre al sacar a tu pueblo de Egipto con tu gran poder! Pero hemos cometido muchas maldades y estamos llenos de impiedad. 16 Sabemos que eres bondadoso, Señor. Deja de descargar tu gran cólera contra Jerusalén, tu ciudad querida, asentada en tu monte santo. Todos los pueblos vecinos se burlan de Jerusalén y de tu pueblo, por culpa de nuestras maldades y las de nuestros antepasados.
17 »”¡Oh Dios nuestro, oye la oración y las súplicas de tu servidor! Ten en consideración la gran fama de tu nombre y mira con amor tu templo, que ha quedado en ruinas. 18 ¡Oh mi Dios, pon atención y escucha mi petición! Mira toda la desgracia que estamos sufriendo, y a tu ciudad en ruinas, pues todos saben que esta es tu ciudad. No te pedimos porque creamos que merecemos tu auxilio, sino porque sabemos que tú eres misericordioso. 19 ¡Oh Señor, escucha; por favor, Señor, perdona! ¡Oh Señor, escúchame y actúa! No te demores, hazlo al menos para cuidar la fama de tu nombre, oh mi Dios, porque tu pueblo y tu ciudad llevan tu nombre”.
Las setenta semanas
20 »Mientras estaba orando y confesando mis faltas y las faltas de mi pueblo, y desesperadamente suplicando al Señor mi Dios por Jerusalén, asentada sobre su santo monte, 21 el ángel Gabriel, a quien había visto en la visión anterior, voló velozmente hacia mí a la hora en que en el templo se realiza el sacrificio ritual de la tarde, 22 y me dijo:
»“Daniel, yo estoy aquí para ayudarte a comprender estas cosas. 23 En cuanto empezaste a orar, Dios te respondió. Yo estoy aquí para contarte lo que era, pues Dios te ama mucho. ¡Escucha, y trata de comprender el significado de la visión que tuviste!
24 »”Setenta semanas han de pasar para que tu pueblo y Jerusalén pongan fin a su terquedad y maldad, para que pidan perdón por su maldad, establezcan para siempre la justicia, para que se cumplan la visión y la profecía, y consagren el lugar más especial del templo.
25 »”Ahora escucha y entiende bien: Siete semanas han de pasar desde el momento en que se ordene la reconstrucción de Jerusalén, hasta la llegada del jefe elegido por Dios. Después de esto pasarán sesenta y dos semanas más para la reconstrucción de las calles y las murallas de Jerusalén; pero serán tiempos peligrosos. 26 Después de las sesenta y dos semanas, se quedarán sin nada y quitarán la vida al jefe elegido por Dios. Jerusalén y el templo serán destruidos por la gente de un rey que vendrá. El fin vendrá como una inundación, y la destrucción se acabará sólo cuando se acabe la guerra. 27 Durante una semana este rey hará un pacto con mucha gente, pero a la mitad de la semana pondrá fin a los sacrificios rituales y las ofrendas. Entonces cometerá el más terrible de sus actos, una deshonra vergonzosa contra el altar de los sacrificios rituales, hasta que la destrucción que se había anunciado caiga sobre él”».
Daniel junto al río Tigris
10 En el tercer año del reinado de Ciro, el rey de Persia, Daniel, también llamado Beltsasar, tuvo otra visión. Tenía que ver con lo que de verdad pasaría en el futuro, acerca de la guerra, y esta vez él entendió lo que la visión significaba.
2 «En aquellos días, yo, Daniel estuve angustiado por tres semanas. 3 En ese tiempo no probé vino ni carne, y no comí alimentos especiales, ni me puse ningún perfume. 4 Luego un día, a principios de abril, mientras estaba parado al lado del gran río Tigris, 5 levanté mi vista y vi un hombre vestido de ropa fina, con un cinto del más puro oro alrededor de su cintura. 6 Su cuerpo brillaba como topacio; su cara resplandecía como el relámpago y sus ojos eran como antorchas de fuego; sus brazos y pies brillaban como el bronce pulido, y su voz era como el rugido de una vasta multitud de gente.
7 »Sólo yo, Daniel, vi la visión; los hombres que estaban conmigo no vieron nada. Pero de repente se llenaron de terror y corrieron para esconderse, 8 y me dejaron solo. Cuando yo vi esta visión espantosa perdí mis fuerzas, me puse pálido y débil del susto. 9 Cuando le oí hablar, caí boca abajo, desmayado. 10 Pero una mano me tocó y me levantó, aún temblando, hasta que estuve sobre mis manos y rodillas. 11 Él dijo: “¡Oh Daniel, amado de Dios, levántate y escucha cuidadosamente lo que yo tengo que decirte, pues Dios me ha enviado a ti!”.
»Así que me puse de pie, aún temblando de temor. 12 Luego me dijo: “No tengas miedo, Daniel, pues desde el primer día en que trataste de comprender las cosas difíciles y te mostraste humilde ante tu Dios, él te escuchó. Por eso estoy aquí, como respuesta a tus oraciones. 13 Durante veintiún días el príncipe de Persia estorbó mi camino, pero vino en mi ayuda el ángel Miguel, uno de los príncipes de más alto rango. Y me quedé allí, con los reyes de Persia. 14 Pero ahora estoy aquí para contarte lo que acontecerá a tu pueblo en el futuro, pues la visión tiene que ver con ese tiempo”.
15 »Todo este tiempo, mientras él hablaba, yo miraba hacia abajo, no pudiendo siquiera pronunciar una sola palabra. 16 Luego, el que parecía un hombre, tocó mis labios y pude hablar de nuevo y le dije al que estaba frente a mí: “Señor, estoy atemorizado por la visión que he tenido y no tengo fuerzas. 17 ¿Cómo puede ser posible que yo, que soy tu servidor más humilde, tenga el privilegio de hablarte? Las fuerzas se me han ido y casi no puedo respirar”.
18 »Luego el que parecía un hombre me tocó de nuevo y sentí que volvía a tener fuerza. 19 “Dios te ama muchísimo”, me dijo. “No temas. ¡Cálmate y sé fuerte, sí, ten ánimo!”.
»De repente, mientras decía estas palabras, yo me sentí más fuerte y le dije: “Ahora puede seguir adelante y hablar, señor, pues me ha fortalecido”. 20 Él me respondió: “¿Sabes por qué he venido? Porque debo volver a pelear contra el príncipe de Persia. Y cuando termine de luchar con él, vendrá el príncipe de Grecia. 21 Ahora te diré lo que está escrito en el Libro de la Verdad. En mi lucha contra ellos sólo me ayuda el ángel Miguel, el protector de ustedes.
Los reyes del norte y del sur
11 »”Cuando Darío, el rey medo, estaba en el primer año de su reinado, yo también lo animé y ayudé. 2 Ahora te revelaré la verdad a ti. Tres reyes persas más reinarán; les seguirá un cuarto mucho más rico que los otros. Cuando haya alcanzado el poder por medio de sus riquezas, pondrá a todos en contra del reino de Grecia. 3 Luego un poderoso rey gobernará sobre un gran reino y cumplirá todo lo que se propone. 4 Pero cuando esté en la cumbre de su poder, su reino acabará y será repartido en cuatro partes. Este reino no pasará a sus descendientes, ni tampoco tendrá el poder que tuvo, porque quedará dividido y otros gobernarán en su lugar.
5 »”El rey del sur será muy poderoso, pero uno de sus oficiales llegará a ser más poderoso que él y gobernará su reino con más fuerza. 6 Varios años más tarde, una alianza será formada entre el rey del norte y el rey del sur. La hija del rey del sur se casará con el rey del norte, para que haya paz entre los dos reinos; pero ella no se quedará con el poder por mucho tiempo, ni tampoco el rey. Ella será traicionada junto con su esposo, su hijo y sus criados.
7 »”Pero cuando uno de sus familiares llegue a ser rey del sur, enviará un ejército contra el rey del norte y su fortaleza real, y el rey del sur saldrá victorioso. 8 Cuando vuelva a Egipto se llevará consigo los ídolos de ellos, además de platos valiosos de oro y plata como botín, y por algunos años dejará tranquilo al rey del norte. 9 Tiempo después el rey del norte invadirá los dominios del rey del sur, pero se verá obligado a regresar a su tierra. 10 Pero los hijos del rey del norte prepararán un gran ejército para la guerra que, como si fuera una inundación, avanzará arrasando con todo a su paso, y llegará hasta la fortaleza enemiga.
11 »”El rey del sur, enfurecido, saldrá a luchar contra el rey del norte y lo derrotará, a pesar de que este tendrá un poderoso ejército. 12 Después de su triunfo, el rey del sur se llenará de orgullo y matará a muchos de sus enemigos, pero su victoria no durará mucho tiempo. 13 Pocos años más tarde el rey del norte regresará a atacar al rey del sur, con un ejército armado hasta los dientes, mucho más poderoso que el que había perdido.
14 »”En ese tiempo muchos se rebelarán contra el rey del sur. Entre ellos habrá algunos hombres malvados de Israel, tu pueblo, pero no saldrán victoriosos, tal como se mostró en la visión. 15 El rey del norte vendrá y construirá rampas alrededor de la ciudad fortificada para poder escalar las murallas y la conquistará. Ni las mejores tropas del sur podrán detener a las tropas enemigas. 16 El rey del norte hará lo que se le antoje, pues nadie podrá hacerle frente, y se quedará en la tierra privilegiada de Israel, destruyendo todo. 17 El rey del norte se preparará para atacar con todo el poder de su reino. Para eso hará una alianza con el rey del sur, y le dará a su hija como esposa, para que por medio de ese enlace pueda destruir su reino; pero sus planes no tendrán éxito. 18 Después atacará a las ciudades que están en la costa, y conquistará muchas de ellas. Pero un general, de otra tierra, pondrá fin a su arrogancia y lo hará quedar en ridículo. 19 Desde allí el rey del norte regresará a la fortaleza de su país, pero sufrirá una desgracia y no se volverá a saber nada de él.
20 »”Su lugar será ocupado por un rey que será recordado como el rey que envió un cobrador de impuestos para mantener la abundancia del reino, pero después de un reinado muy breve morirá, no como resultado de una batalla o de una revuelta.
21 »”Después de él reinará un hombre despreciable, un usurpador al que no le correspondía ser rey, pero que cuando la gente esté más segura, tomará el trono por medio de engaños. 22 Destruirá por completo a los ejércitos que estén en su contra, y también al príncipe del pacto. 23 Sus promesas no tendrán ningún valor. Desde el principio el método que empleará será el engaño. Con sólo un puñado de seguidores, se volverá fuerte. 24 Cuando nadie se lo espere, entrará en las tierras más ricas de las provincias y hará lo que ninguno de sus antepasados hizo. Repartirá entre sus seguidores los bienes y las riquezas obtenidas en al guerra, y hará planes para atacar las ciudades fortificadas, aunque por poco tiempo.
25 »”Animado por su poder y valor, atacará al rey del sur con un gran ejército, pero no podrá resistir los ataques del ejército enemigo, además de que lo traicionarán. 26 Los mismos que comían con él en su mesa provocarán su ruina, pues su ejército será derrotado por completo y muchos morirán en batalla.
27 »”Entonces los dos reyes estarán pensando en hacerse daño el uno al otro en la mesa de negociación, procurando engañarse mutuamente. Pero no importará, pues ninguno de los dos podrá tener éxito hasta que haya llegado el tiempo determinado por Dios. 28 El rey del norte regresará a su tierra con grandes riquezas, y en su camino se pondrá en contra de Israel, el pueblo del pacto sagrado. Llevará a cabo sus planes y luego volverá a su país.
29 »”Cuando llegue el momento, él invadirá otra vez el sur, pero ahora el resultado será diferente. 30 Los barcos de guerra de las costas del oeste lo harán huir de terror. Entonces el rey del norte descargará su odio contra el pueblo de Israel, premiando a los que abandonaron el pacto. 31 Su ejército profanará la fortaleza del templo, suspenderá el sacrificio ritual diario y pondrá allí una humillante abominación que causa destrucción. 32 El rey tratará de ganarse con halagos a los que renieguen del pacto; pero el pueblo que conoce a su Dios será fuerte y no se dejará deslumbrar por los halagos.
33 »”Los sabios instruirán a mucha gente, pero luego a estos maestros los matarán atravesándolos con espadas filosas o los quemarán o los tomarán como esclavos y les despojarán de todos sus bienes. 34 Cuando todas estas persecuciones ocurran, recibirán un poco de ayuda, aunque muchos de los que se les unirán no serán sinceros. 35 Algunos de los sabios que instruían al pueblo también serán perseguidos, para que por medio de la prueba sean purificados y perfeccionados, hasta que llegue el momento señalado.
El rey se exalta a sí mismo
36 »”El rey del norte hará lo que se le antoje. Estará tan orgulloso de sí mismo, que se creerá superior a todos los dioses, y dirá cosas horribles contra el Dios de dioses. Y tendrá éxito hasta que la cólera de Dios lo alcance, porque lo que debe pasar pasará. 37 No tendrá consideración por los dioses de sus padres, ni por el dios amado por las mujeres, ni por cualquier otro dios, porque él se creerá superior a todos ellos. 38 En vez de estos dioses, él adorará al dios de las fortalezas, un dios que sus padres jamás conocieron, y le ofrecerá oro, plata, piedras preciosas y costosos regalos. 39 Con la ayuda de dioses extranjeros, atacará las fortalezas más poderosas, y les hará honores a los que lo reconozcan, los pondrá en puestos importantes y les dará tierras como recompensa.
40 »”Cuando llegue el tiempo final, el rey del sur atacará al rey del norte, pero este responderá a su ataque como una tormenta, con carros, caballos y barcos de guerra. Invadirá muchos países y los acabará como si fuera una inundación. 41 En el camino invadirá varias tierras, incluyendo Israel, la tierra gloriosa, y derrocará los gobiernos de muchas naciones. Moab, Edom y la mayor parte de Amón escaparán, 42 pero Egipto y muchas otras tierras no escaparán. 43 Se llevarán el oro, la plata y todos los tesoros de Egipto, y los libios y etíopes serán sus esclavos. 44 Pero las noticias del este y del norte lo dejarán alarmado, y en su enojo saldrá destruyendo y matando. 45 Levantará su campamento real entre el mar y el santo monte de la Hermosura. Pero hasta ahí llegará su tiempo y no habrá nadie que le ayude.
La hora final
12 »”Entonces se presentará Miguel, el gran ángel encargado de proteger a tu pueblo. Habrá un tiempo de angustia como no ha habido otro en toda la historia de la humanidad. Cuando este tiempo llegue, se salvarán todos los miembros de tu pueblo cuyo nombre esté escrito en el libro de registro de Dios.
2 »”Y muchos de los que están muertos y sepultados se levantarán de sus tumbas, algunos para vivir para siempre y otros para sufrir vergüenza y desprecio sin fin.
3 »”Y aquellos que son sabios brillarán como brilla la bóveda celeste, y los que enseñen a muchos la práctica de la justicia resplandecerán por siempre, como lo hacen las estrellas.
4 »”Pero Daniel, ¡debes conservar esta profecía en secreto y sellarla hasta el tiempo final, pues mucha gente andará de un lado a otro buscando comprender!”.
5 »Entonces yo, Daniel, observé y vi a dos hombres, uno en cada orilla de un río. 6 Uno de ellos preguntó al hombre vestido con ropa de lino que estaba parado sobre el río: “¿Cuánto durarán todos estos terrores?”.
7 »El hombre vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, con ambas manos levantadas hacia el cielo, dijo jurando con solemnidad en el nombre del Dios viviente: “Dentro de tres tiempos y medio, cuando deje de ser agredido el poder del pueblo de Dios, entonces terminarán todas estas cosas”.
8 »Oí lo que dijo pero no entendí lo que significaba, así que pregunté: “Señor, ¿pero cómo concluirá todo esto?”. 9 Él me dijo: “Ve ahora, Daniel, pues lo que yo he dicho es para que se cumple hacia el final de la historia. 10 Muchos serán purificados mediante el paso por grandes pruebas y persecuciones. Pero los malos continuarán en su maldad y ninguno de ellos entrará en razón. Sólo aquellos que son sabios entenderán lo que todo esto significa. 11 Desde el momento en que el sacrificio ritual diario que se realiza en el templo sea quitado y en su lugar se ponga la humillante abominación pasarán mil doscientos noventa días.[a] 12 Y, ¡benditos sean aquellos que esperan y permanecen fieles hasta el día mil trescientos treinta y cinco! 13 Pero sigue ahora tú viviendo hasta el final de tus días y luego descansa en paz, que al final de los tiempos serás levantado de tu tumba para recibir tu recompensa”».
1 Estos son los mensajes que el Señor le comunicó a Oseas, hijo de Beerí, durante los reinados de Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías, quienes fueron reyes de Judá; y durante el reinado de Jeroboán, hijo de Joás, que fue rey de Israel.
La esposa y los hijos de Oseas
2 Aquí está el primer mensaje: El Señor le dijo a Oseas: «Ve y cásate con una prostituta, y ten hijos con ella. Esto ilustrará la forma en que mi pueblo me ha sido infiel, cometiendo abiertamente adulterio contra mí al rendir homenaje a otros dioses».
3 Así que Oseas se casó con Gómer, hija de Diblayin, la cual quedó embarazada y le dio un hijo.
4-5 Y el Señor le dijo a Oseas: «Llámalo Jezrel, pues en el valle de Jezrel estoy por castigar a la dinastía del rey Jehú. Porque pronto le haré pagar por los asesinatos que cometió en el valle de Jezrel. Así pondré fin al tiempo de Israel como reino independiente, pues acabaré con el poder que tiene como nación».
6 Pronto Gómer concibió otra vez, y tuvo una hija. Y el Señor le dijo a Oseas: «Llámala Lorrujama (No más compasión), pues no tendré más compasión con Israel para perdonarlo de nuevo. 7 Pero tendré compasión de la tribu de Judá. Personalmente la libraré de sus enemigos, sin ayuda alguna de sus ejércitos ni de sus armas».
8 Después de que Gómer había destetado a Lorrujama, concibió de nuevo, y esta vez dio a luz un hijo varón. 9 Y el Señor le dijo a Oseas: «Llámalo Loamí (No pueblo mío), pues Israel ya no es mi pueblo, y yo no soy ya su Dios.
10 »Sin embargo, el tiempo vendrá cuando Israel prosperará y llegará a ser una nación grande; en ese día su población será demasiado numerosa, de modo que será imposible contarla, pues será tanta como los granos de la arena del mar. Cuando eso ocurra, en vez de decirles: “Ustedes no son mi pueblo”, se les dirá: “Ustedes son hijos del Dios viviente”. 11 Luego, los pueblos de Judá e Israel se unirán y tendrán un solo jefe; retornarán del exilio juntos. ¡Qué grandioso será ese día de Jezrel!
Castigo y restauración de Israel
2 »Ese día llamarán a sus hermanos: “Pueblo mío”, y a sus hermanas las llamarán: “Compadecidas”.
2 »Acusen a su madre, ¡sí, acúsenla!, pues ella se ha convertido en la mujer de otro hombre, ya no soy más su marido. Pídanle que deje su prostitución, que no se entregue más a otros hombres. 3 Si no lo hace, para avergonzarla la dejaré tan desnuda como el día en que nació, y haré que se vaya consumiendo y muera de sed, como si fuera una tierra llena de hambre y sequía. 4 Y no tendré consideración especial para sus hijos, pues ya no son mis hijos, sino los hijos de sus amantes.
5 »Pues su madre se ha convertido en una prostituta. Ella hizo algo vergonzoso cuando dijo: “Correré detrás de otros hombres y me venderé a ellos para conseguir comida, bebida y ropa”. 6 Pero yo la cercaré con zarzas y espinales, le cerraré el paso para hacerle extraviar el camino. 7 Se empeñará en correr tras sus amantes, pero no los alcanzará. Los buscará, pero no los encontrará. Entonces pensará: “Quizás sea mejor que vuelva a mi marido, pues me iba mejor con él que con mis amantes”.
8 »Ella no se da cuenta que todo lo que tiene ha sido provisto por mí. ¡Fui yo quien le dio todo el oro y la plata que ella usó para adorar a Baal, su dios!
9 »Pero ahora le quitaré todo el vino y el trigo con que continuamente la he provisto. También le quitaré la ropa que le di para que cubriera su desnudez. Ya no le daré más ricas cosechas de trigo en su estación, ni vino en el tiempo de las uvas. 10 Ahora expondré su desnudez en público para avergonzarla, para que la vean todos sus amantes, y nadie podrá rescatarla de mi mano.
11 »Pondré fin a todos sus goces, sus fiestas, peregrinaciones y todas sus demás festividades. 12 Destruiré sus viñas y sus huertos, regalos que, según ella, le fueron dados por sus amantes, y dejaré que se conviertan en matorrales, y los animales salvajes serán quienes comerán sus frutos.
13 »La voy a castigar por todo el perfume agradable que ella ofreció a Baal, su ídolo, y por todas las veces que ella se puso sus aretes y joyas, y me abandonó a mí, por irse tras sus amantes. Lo digo yo, el Señor.
14 »Pero yo la conquistaré de nuevo, la llevaré al desierto y allí le hablaré con ternura. 15 Allí le devolveré sus viñas y transformaré su valle de Penas en entrada hacia la Esperanza. Ella me responderá allí, cantando con gozo, tal como en los días de su juventud, como en el día cuando la saqué de Egipto.
16 »En aquel día ella me llamará “mi esposo” en vez de “mi señor”. Lo digo yo, el Señor. 17 Israel, yo haré que olvides tus ídolos y que nunca más siquiera menciones sus nombres. 18 En aquel tiempo yo haré un trato entre ti y los animales salvajes, las aves y las víboras, para que no sientan temor los unos de los otros. Y también destruiré todas las armas y todas las guerras terminarán. Entonces todos podrán vivir tranquilos.
19 »Te convertiré en mi esposa para siempre y te daré como regalos la rectitud, la justicia, el amor y la misericordia. 20 Me comprometeré contigo en fidelidad y amor, y me conocerás verdaderamente como tu Señor.
21-22 »En aquel tiempo yo responderé a las peticiones que la tierra le hace al cielo para que le envíe lluvias. Entonces la tierra podrá responder al clamor del trigo, de las uvas y de los olivos, de modo que el valle de Jezrel gozará de abundancia. Yo haré que todo marche en armonía para que siempre haya abundancia. Lo digo yo, el Señor.
23 »¡En aquel tiempo yo plantaré y cuidaré a Israel en la tierra sólo para mí! Me compadeceré de “la no compadecida” y le diré a Loamí: “Tú eres mi pueblo”, y él me responderá: “¡Tú eres mi Dios!”».
Oseas se reconcilia con su esposa
3 Entonces el Señor me habló por segunda vez, y me dijo: «Ve y busca a tu esposa de nuevo, y tráela de vuelta contigo y ámala, aunque ella ame a otro hombre. ¡Porque así es como el Señor ama a los israelitas, aunque ellos han preferido rendir homenaje a otros dioses y participan de las comidas especiales que les ofrecen!».
2 Así que la compré por ciento ochenta gramos de plata y trescientos sesenta litros de cebada, 3 y le dije: «Serás mi esposa por mucho tiempo. No te portarás más como una prostituta durmiendo con muchos hombres, sino que me serás fiel. También yo te seré fiel».
4 Esta situación ilustra el hecho de que Israel estará por mucho tiempo sin rey ni príncipe, y sin altar ni templo ni sacerdotes. ¡Ni siquiera tendrá ídolos! 5 Pero después ellos retornarán al Señor su Dios, y se acordarán de David, su rey. Sí, al final de los tiempos ellos buscarán con reverencia y humildad al Señor y sus bendiciones.
Pleito contra Israel
4 Israelitas, escuchen la palabra del Señor, pues él tiene un pleito contra ustedes. La queja del Señor es esta: «Ya no hay entre ustedes fidelidad, ni bondad, ni conocimiento de Dios. 2 Ustedes blasfeman, mienten, matan, roban y cometen adulterio. ¡Es tanta la violencia que los homicidios parecen no tener fin! 3 Por eso la gente está de luto, todos están tristes y deprimidos. ¡Hasta los animales del campo, las aves del cielo y los peces están padeciendo los efectos de su maldad!
4 »¡No señales con tu dedo a alguna otra persona, tratando de pasarle la culpa! ¡Mira, sacerdote, yo estoy señalándote a ti con mi dedo! 5 Cometes maldades de día y de noche, y los falsos profetas también se asocian contigo. ¡Destruiré todo lo tuyo, hasta a tu madre! 6 Mi pueblo es destruido porque no me conoce a mí, perece por no seguir mis instrucciones, y es todo por culpa de ustedes, sacerdotes, pues ustedes mismos han rehusado conocerme; por lo tanto, yo rehúso reconocerlos como mis sacerdotes. Siendo que han olvidado mis instrucciones, yo me olvidaré de bendecir a tus hijos. 7 Cuanto más se multiplicaban los sacerdotes, peor actuaban en mi contra. Ellos cambiaron la grandeza y dignidad de Dios por la insignificancia y vergüenza de los ídolos.
8 »¡Los sacerdotes se regocijan en las maldades cometidas por mi pueblo, pues en cuanto peor se porta la gente, más comida tienen ellos! 9 Y así se cumple aquello de que “cual el sacerdote, tal el pueblo”, y como los sacerdotes son malvados, el pueblo lo es también. Por lo tanto yo castigaré tanto a los sacerdotes como al pueblo por sus hechos malvados. 10 Comerán, pero quedarán con hambre; fornicarán con sus amantes, pero no tendrán hijos. Esto les acontecerá porque me han abandonado y han rendido homenaje a otros dioses.
11 »El vino, las mujeres y la música han embotado los sentidos de la gente de mi pueblo. 12 ¡Pues están pidiéndole a un pedazo de madera que les diga lo que deben hacer! Su inclinación a la idolatría los hace desviarse del camino correcto. Abandonaron a su Dios para poner su confianza en otros dioses. 13 Ellos ofrecen sacrificios rituales a los ídolos en las cimas de las montañas; suben a las colinas para ofrecerles delicados perfumes bajo la sombra placentera de los robles, álamos y olmos. Allí sus hijas y sus nueras se entregan a la prostitución. 14 Pero, ¿por qué habré de castigarlas a ellas? Pues ustedes los hombres están haciendo lo mismo; ustedes se acuestan con las prostitutas que ofrecen sus cuerpos como culto a sus dioses, y junto con ellas ofrecen sacrificios rituales a esos dioses. ¡Por eso es que el pueblo, carente del verdadero conocimiento de Dios, actúa tan mal y se destruye a sí mismo!
15 »Si Israel es una prostituta, tú, Judá, no sigas su ejemplo. ¡No vayan a Guilgal ni acudan a Bet Avén, ni juren allá por la vida del Señor! 16 Israel es testaruda como una novilla, no deja que el Señor la cuide y la lleve a pastar al campo, como si fuera un corderito. 17 Como Efraín, es decir, Israel, se ha entregado a los ídolos, ¡pues que se quede con ellos! 18 Los hombres de Israel se entregan a borracheras y se van en busca de prostitutas. Aman más la vergüenza que el honor. 19 Por lo tanto, un viento poderoso los barrerá, para que sientan vergüenza de adorar a sus ídolos.
Juicio contra Israel
5 »Escuchen esto, ustedes sacerdotes, y todos los jefes de Israel; escuchen, todos los miembros de la familia real: Contra ustedes se ha dictado sentencia, porque han engañado al pueblo con los ídolos en Mizpa y Tabor, 2 y han cavado un profundo pozo para atrapar a sus víctimas en Sitín. Pero no se olviden: Yo ajustaré cuentas con todos ustedes por lo que han hecho. 3 Yo conozco perfectamente a Israel, así que no me es extraña su conducta. Yo sé que Israel se ha ido tras la idolatría y que se han echado a perder por completo.
4 »Tus hechos no te permitirán venir a Dios de nuevo, pues tu inclinación a la idolatría te impide ser fiel al Señor. 5 La misma arrogancia de Israel testifica en su contra en el juicio que le hago. Israel tropezará caerá debido al peso de todas las malas obras que carga, y Judá también caerá por seguirle los pasos. 6 Luego, por fin, ellas vendrán con sus rebaños y manadas para ofrecer sacrificios rituales tratando de contentar al Señor, pero será demasiado tarde pues no lo encontrarán, ya que él se ha apartado de ellas y las ha dejado a su propia suerte. 7 Porque ellas han traicionado el honor del Señor, pues han tenido hijos que no conocen ni siguen sus instrucciones. Por eso, dentro de poco, tanto ustedes como sus campos serán destruidos.
8 »¡Hagan sonar la alarma en Guibeá! ¡También háganla sonar en Ramá! ¡Adviertan a los de Bet Avén y a los de Benjamín que están en peligro! 9 Oye este anuncio, Israel, pues te doy a conocer lo que te pasará: Cuando tu día de juicio y castigo venga, llegarás a ser sólo un montón de escombros.
10 »Los jefes de Judá han llegado a ser como esa gente que corre los cercados en los campos para robar terrenos. Por eso, derramaré sobre ellos mi incontenible cólera como si fuera mar embravecido.
11 »Efraín ha sido oprimido y se le han violentado sus derechos, y ello por haber decidido seguir a sus ídolos. 12 ¡Voy a destruir a Israel como la polilla lo hace con la madera! ¡Voy a acabar con Judá como la carcoma acaba con los muebles!
13 »Cuando Efraín y Judá vean cuán enfermos están, Efraín acudirá al gran rey de Asiria para que le ayude, pero él no podrá ayudarlos ni sanarlos. También Judá buscará ayuda en un poderoso rey, quien tampoco lo ayudará. 14 Rasgaré a Efraín y a Judá como un león despedaza su presa; me los llevaré y ahuyentaré a todos los que quieran rescatarlos. 15 Yo los abandonaré y volveré a mi hogar, hasta que ellos admitan su culpa y miren hacia mí en busca de ayuda. ¡Sí, en medio de su aflicción me buscarán!».
Impenitencia de Israel
6 Ese día los israelitas dirán: «¡Vengan, volvamos al Señor! Él es quien nos ha desgarrado, y él será quien nos sane. 2 En tan sólo dos o tres días nos sanará por completo y entonces podremos vivir siempre bajo su protección. ¡No vacilemos en buscar al Señor! 3 ¡No nos cansemos de ir en busca del Señor! Si lo hacemos, podemos estar seguros de que él vendrá a nuestro encuentro. Eso es tan seguro como el hecho de que el sol alumbra cada día. Eso será así, tan seguro como el hecho de que la lluvia cae en el tiempo oportuno y riega la tierra».
4 El Señor dice: «Efraín y Judá, ¿qué haré con ustedes? Pues su amor hacia mí es tan inconstante, se desvanece tan pronto, como lo hacen las nubes de la mañana y como desaparece como el rocío. 5 Yo envié a mis profetas para advertirles del destino funesto que les espera; yo los he herido con la dureza de las palabras que les he enviado, incluso amenazándolos de muerte. Sepan que de repente, sin advertencia alguna, mi juicio realmente los matará como si fuera un rayo fulminante. 6 Lo que más quiero de ustedes no son sus sacrificios rituales, sino que amen a Dios y a su prójimo; lo que más quiero de ustedes no son sus ofrendas, sino que me reconozcan y respeten como su Dios. 7 Pero como Adán, han desobedecido mi convenio, han despreciado mi amor.
8 »Galaad es una ciudad de gente malvada, las huellas de la violencia están por todas partes. 9 Sus sacerdotes son como bandas de ladrones, que se esconden para sorprender y caer sobre sus víctimas; en el camino que lleva a Siquén cometen toda clase de maldades.
10 »Sí, yo he visto una cosa horrible en Israel: Efraín me ha sido infiel y se ha ido tras la idolatría; Israel se ha corrompido por completo.
11 »También para ti, Judá, tengo preparado tu castigo, cuando haya hecho que mi pueblo regrese a su tierra.
7 »Yo deseaba perdonar a Israel, pero sus maldades fueron demasiado grandes. ¡Todos los que viven en Samaria son mentirosos, ladrones o bandidos que se meten a las casas a robar, o asaltan en las calles! 2 Su gente jamás parece reconocer que yo los estoy observando. Sus hechos malvados los delatan por todos lados, y ninguno de ellos se oculta de mi vista. ¡No se me escapa nada de lo que hacen!
3 »El rey se alegra en la maldad de ellos; a los príncipes le parece muy gracioso todo el mal que hacen. 4 Todos ellos son infieles y arden de pasión, así como el horno que el panadero deja encendido, mientras espera que la masa se fermente. 5 En las fiestas que el rey celebra, los príncipes le dan vino hasta emborracharlo; y el rey se olvida de su posición de honor y se revuelca en el suelo con los que se burlan de él. 6 Sus corazones, llenos de intrigas, arden como un horno. Su conspiración se va cocinando lentamente durante la noche y a la mañana la ponen por obra. 7 Todos son iguales en su inclinación por el mal. Sus reyes llegan y pasan, uno tras otro, pero ninguno es capaz de clamar a mí por ayuda.
8 »Mi pueblo se entremezcla con los paganos y adopta sus costumbres malas, ¡y así llegan a ser tan inútiles como una torta cocinada a medias! 9 La ocupación de rendir homenajes a los dioses extranjeros ha agotado sus fuerzas, pero ellos parecen no darse cuenta. El cabello de Efraín se está volviendo canoso y él ni siquiera se da cuenta cuán débil y viejo está. ¡No ha ganado nada de experiencia con los años!
10 »El orgullo de Israel lo está destruyendo, no le permite reconocer su desgracia ni le deja acudir al Señor en busca de ayuda.
11 »Efraín es como una paloma tonta y necia, que vuela a Egipto o a Asiria en busca de ayuda. 12 Pero mientras ella vuela, arrojo mi red sobre ella y la atrapo como a cualquier ave en los aires. ¡La castigaré por toda su maldad! ¡Haga lo que haga no escapará de mi castigo!
13 »¡A mi pueblo le va a ir muy mal por haberme abandonado! ¡Será destruido por haberse puesto en mi contra! Yo quería salvarlos, pero ellos no hacen más que calumniarme.
14 »Se acuestan en sus camas a gemir por su desgracia, pero no oran a mí con sinceridad. Cuando no tienen trigo ni vino, se hacen heridas en el cuerpo para solicitar ayuda a los ídolos, y no dejan de ser rebeldes.
15 »Yo los ayudé y los fortalecí, sin embargo ahora se vuelven contra mí. 16 Miran hacia todas partes menos hacia mí. Son como un arco torcido que nunca da en el blanco; sus jefes morirán a golpe de una espada filosa, y todo Egipto se burlará de ellos.
Siembran vientos y cosechan torbellinos
8 »¡Toquen la trompeta para alertar al pueblo! ¡Avísenle que ya viene el enemigo contra él! Sí, con la rapidez y fuerza de un águila el Señor viene contra su pueblo, porque no han cumplido su convenio y porque se han rebelado contra sus instrucciones. 2 Ahora Israel implora, diciéndome: “¡Ayúdanos porque tú eres nuestro Dios!”. 3 Pero es demasiado tarde. Israel ha rechazado el bien; por eso, sus enemigos la perseguirán. 4 Israel ha nombrado reyes y príncipes sin consultarme, que no cuentan con mi aprobación. Han usado su oro y su plata para fabricarse ídolos, los que los llevarán a la destrucción.
5 »Samaria, yo rechazo tu becerro, ese ídolo que has hecho. ¡Mi cólera está que revienta contra ti! ¿Hasta cuándo seguirás en el extravío de tu idolatría? ¿Cuándo por fin te preocuparás por ser virtuosa? 6 ¿Cuándo vas a reconocer que ese becerro al que le rindes homenaje es sólo un objeto hecho por artesanos? ¡No es Dios! Por lo tanto será hecho pedazos.
7 »Ellos han sembrado viento y cosecharán torbellino. Sus tallos de trigo permanecen secos, no tienen granos; y si les llegaran a quedar algunos, los extranjeros se los comerán. 8 Israel ha sido destruida; está tirada entre las naciones como si fuera una olla rota. 9 Se ha quedado sola, como un burro terco y solitario. Ha llevado regalos a los asirios, para suplicarles que le ayuden. 10 Pero aunque ella alquile amigos de muchas tierras, yo la enviaré al exilio. ¡Dentro de poco no contarán con reyes ni con jefes!
11 »¡Efraín ha construido muchos altares, pero no son para rendirme homenaje a mí! ¡Son altares donde practican su maldad ofreciendo homenaje a sus ídolos! 12 Aunque yo tuve el cuidado de entregarles por escrito mis instrucciones, ellos las consideraron como algo sin importancia. 13 Aunque ahora quisieran por fin rendirme homenaje solo a mí, yo no lo aceptaría. Más bien voy a exigirles cuentas por sus pecados y luego los castigaré. ¡Otra vez haré que sean esclavos de Egipto!
14 »Israel ha edificado grandes palacios; Judá ha construido grandes fortalezas de defensa para sus ciudades, pero se ha olvidado de su Hacedor. Por lo tanto, yo enviaré fuego sobre esos palacios y quemaré esas fortalezas».
El castigo a Israel
9 ¡No te alegres, Israel! ¡No hagas fiesta como las otras naciones! Porque has abandonado a tu Dios y te has portado como una prostituta, pues te entregas a los ídolos y te alegras con ellos más que por las cosechas de trigo que yo te regalo. 2 Por lo tanto en adelante tus cosechas serán raquíticas y tu vino de pésima calidad. 3 Ya no puedes permanecer más en esta tierra que el Señor te ha dado; Efraín será llevado cautivo a Egipto y a Asiria, y tendrá que comer alimentos impuros. 4 Allí, lejos de tu hogar, no tendrás vino para ofrendar al Señor, ni le podrás ofrecer ningún sacrificio ritual que le sea grato. El pan que comerán allá será como el pan que se sirve en un velorio, que contamina a todos los que se lo comen. Ese alimento sólo les calmará el hambre, pero no podrán usarlo como ofrenda para el Señor.
5 ¿Qué, pues, harán ustedes en los días santos, o en los días especiales dedicados a ofrecer homenajes al Señor? 6 Si logras librarte de la destrucción, Egipto te atrapará y te enterrará en Menfis. Todas tus riquezas serán cubiertas por la maleza, y tus casas abandonadas se llenarán de matorrales.
7 ¡Ha llegado el tiempo del castigo de Israel! ¡El día de que cada quien reciba su merecido está cercano! ¡Todo Israel se dará cuenta de esto! Es tan grande la maldad de Israel, es tan enorme su pecado, que dicen: «¡Los profetas están locos y los hombres inspirados han perdido la cordura!». 8 Yo designé a los profetas para advertir y guiar a mi pueblo por medio de sus mensajes, pero el pueblo se ha opuesto a ellos en todas partes, y ni siquiera respetan el templo de Dios pues también ahí les expresan su odio.
9 Las cosas que hace mi pueblo son tan depravadas como las que hicieron en Guibeá. ¡Pero el Señor no se olvida de sus maldades y los castigará por todo el mal que han hecho!
10 El Señor dice: «¡Israel, qué bien recuerdo aquellos primeros días encantadores, cuando te conduje a través del desierto! ¡Recuerdo con alegría cuando te vi nacer y tus primeros pasos! ¡Cuánto me satisfacía, como los primeros higos del verano en su primer año! Pero al llegar a Baal Peor me abandonaste y te fuiste tras los dioses falsos. ¡Y te volviste tan repugnante como esos ídolos que adorabas!
11 »La gloria de Israel se aleja volando como un pájaro, pues tus hijos morirán al nacer, o perecerán en la matriz, o ni siquiera serán concebidos. 12 Y si tus hijos llegan a crecer, morirán antes de llegar a la edad adulta; todos están condenados. Sí, será un día triste cuando yo me aparte de ti y te deje abandonado a tu suerte.
13 »En mi visión yo he visto que Israel y Tiro se parecen, pues ambos tienen territorios hermosos. ¡Pero Efraín conduce a sus hijos a la muerte!».
14 Señor, ¿qué pediré para tu pueblo? ¡Pediré matrices infértiles que no engendren y pechos sin leche que no puedan alimentar!
15 El Señor dice: «Toda su maldad comenzó en Guilgal; allí yo comencé a odiarlos. Yo los expulsaré de mi tierra por causa de su idolatría. No los amaré más, pues todos sus jefes son rebeldes a mí. 16 Efraín está condenado a muerte. Es como un árbol que tiene las raíces secas y ya no da frutos. Y si llega a tener hijos, yo les quitaré la vida, aunque sean su fruto más precioso».
17 Mi Dios destruirá al pueblo de Israel, porque ellos no quieren escuchar su consejo ni seguir sus instrucciones. Ya no tendrán una patria estable, sino que andarán como vagabundos entre las naciones.
10 ¡Cuán próspero es Israel, es como una vid frondosa y llena de fruto! Pero cuanta más riqueza yo le doy, más altares construye para sus dioses paganos; cuanto más ricas son las cosechas que yo le doy, tanto más hermosas son las estatuas y las imágenes que construye para ellos.
2 Los israelitas tienen su corazón dividido, pues pretenden amar a Dios y a sus ídolos al mismo tiempo. Pero ese es un gravísimo error por el que tendrán que pagar. El Señor destruirá sus altares paganos y volverá añicos las imágenes de sus ídolos.
3 Entonces dirán: «Nosotros abandonamos al Señor, por eso él nos quitó nuestro rey. Pero, ¿de qué nos serviría tener rey? ¡Nada podría hacer para ayudarnos!». 4 Ellos hacen promesas que no tienen siquiera la intención de cumplir, hacen pactos inútiles con las naciones fuertes. Por lo tanto, el castigo brotará entre ellos como lo hace la mala hierba en los surcos del campo.
5 La gente de Samaria tiembla y llora por la pérdida de su ídolo, el becerro de Bet Avén. El pueblo y los sacerdotes están de luto porque el esplendor de su becerro se ha perdido. ¡Cuánto dolor por la pérdida de un ídolo! 6 Ese ídolo, el dios becerro, será llevado a Asiria como un regalo para el gran rey. Se burlarán de Efraín por haber confiado en este ídolo; Israel quedará avergonzado.
7 El rey de Samaria desaparecerá como una ramita arrastrada por las aguas. 8 Y los altares construidos en las montañas para los ídolos, a donde acudían a cometer sus maldades los israelitas, serán destruidos por completo, pues era allá donde adoraban a sus ídolos. Sobre las ruinas de esos altares crecerán espinas y cardos, crecerán para cubrirlos completamente. Y la gente clamará a las montañas y a las colinas para que caigan sobre ellos y los aplasten.
9 El Señor dice: «¡Ustedes, israelitas, no han hecho más que cometer maldades desde aquella terrible noche en Guibeá! ¡No han cambiado en absoluto! Así como aquellos hombres de Guibeá fueron castigados, también lo serán ustedes. 10 Vendré contra ti por tu desobediencia; juntaré los ejércitos de las naciones contra ti para castigarte por tus múltiples maldades.
11 »Efraín era como una novilla muy dócil a la que le encantaba trillar el grano. Jamás lo he puesto bajo un yugo pesado, antes siempre le he perdonado su maldad. ¡Ahora sabrá lo que es la vida dura! ¡Ahora le pondré el yugo sobre su frágil cuello! Israel tendrá que arrastrar el arado y Judá preparará la tierra con gran fatiga».
12 Planten las buenas semillas de justicia y entonces segarán una cosecha de mi amor; aren el suelo duro de sus corazones para que estén listos a recibir la instrucción de Dios, porque ahora es el tiempo de buscar al Señor, para que él venga y les de una vida próspera y tranquila. 13 ¡Pero en lugar de ello han cultivado maldad por todos lados y por eso ha brotado una abundante cosecha de cosas malas! ¡Han recibido la recompensa por confiar en una mentira, pues creyeron que sus carros de guerra y su gran ejército podían darles seguridad! 14 Por lo tanto, los terrores de la guerra los perseguirán y sus fortalezas serán destruidas. Les sucederá lo mismo que a Bet Arbel, cuando el rey Salmán la destruyó el día de la batalla y aplastó a las madres junto con sus hijos. 15 Ese será también el destino de Israel debido a su gran maldad. ¡Tan pronto amanezca, el rey de Israel habrá muerto!
El amor de Dios por Israel
11 El Señor dice: «Cuando Israel era niño yo lo amé como a un hijo, y lo liberé de Egipto. 2 Pero después, cuanto más lo llamaba a estar cerca de mí tanto más se rebelaba y era desobediente. Ofrecía homenajes a Baal y ofrecía perfumes delicados a los ídolos. 3 Yo lo capacité desde su infancia, le enseñé a andar y lo sostuve en mis brazos. Pero él ni siquiera se dio cuenta de que era yo quien lo cuidaba. 4 Lo traté con mucha ternura, lo conquisté con expresiones de amor. Yo la alzaba en mis brazos y jugaba con él, contento de ver sus sonrisas. Yo mismo le daba de comer, como a un niño pequeño.
5 »Pero ellos no quieren volver a mí; por eso tendrán que volver a Egipto, y el rey de Asiria gobernará sobre ellos. 6 La guerra acabará con sus ciudades, sus enemigos destruirán sus fortalezas y echarán todo por los suelos. 7 Pues mi pueblo está decidido a abandonarme. Por eso los he sentenciado a la esclavitud, y nadie los podrá librar.
8 »¿Cómo podré abandonarte, mi Efraín? ¿Cómo podré dejarte ir? ¿Cómo podré desampararte como lo hice con Admá y Zeboyín? ¡Me duele el corazón por ti y no puedo contener todo el amor que te tengo! ¡Me duele tanto tener que castigarte! 9 No dejaré que mi cólera se desate contra Efraín y lo destruya, pues yo soy Dios y no un hombre. Yo soy el Santo que vivo entre ustedes, y no he venido para destruirte».
10 El Señor rugirá como un león y su pueblo lo seguirá. Sí, él rugirá y su pueblo vendrá temblando desde el oeste. 11 Como una bandada de pájaros recién liberados ellos vendrán de Egipto; como palomas volando libres desde Asiria. Y los traeré de vuelta a su hogar. Lo afirma el Señor.
El pecado de Israel
12 El Señor dice: «Israel me rodea con mentiras y engaño, pero Judá aún confía en Dios y es fiel al Santo.
12 »Efraín pone su confianza en lo que no sirve y tiene su esperanza en el país del este, pues hace alianzas con Asiria y envía regalos a Egipto para que le ayuden, pero será inútil. Sin cesar aumenta sus mentiras y sus actos de violencia».
2 Pero el Señor tiene un pleito contra Judá, y lo castigará por todo lo malo que ha hecho; sí, le dará a Jacob lo que se merece por su mala conducta.
3 Está tan inclinado a la violencia que ya en el seno materno peleó con su hermano gemelo y cuando llegó a ser adulto, luchó con el enviado del Señor. 4 Sí, luchó con el ángel y lo venció. Lloró y le imploró que lo bendijera. Se encontró con Dios en Betel, y allí habló con él. 5 ¡Habló con el Señor Todopoderoso! 6 Por eso, Israel, busca de nuevo a tu Dios y vive de acuerdo con los principios del amor y la justicia, y siempre confía en él.
7 Pero no, mi pueblo es semejante a los comerciantes tramposos, pues usa balanzas adulteradas para estafar a la gente. 8 Efraín se jacta: «¡Yo soy muy rico! ¡Lo he logrado todo por mi propia cuenta! ¡Nadie podrá probar que he engañado a alguien!».
9 El Señor dice: «Yo soy el mismo Señor, el mismo Dios que los libró de la esclavitud de Egipto, y yo soy el que los hará vivir nuevamente en tiendas, como lo hacían cuando estaban en el desierto. 10 Yo envié a mis profetas para advertirles por medio de muchas visiones, parábolas y sueños».
11 Los que viven en Galaad no hacen sino mentir, sólo pensando en cometer maldades. En Guilgal ofrecen bueyes como sacrificios rituales a sus dioses falsos; por eso sus altares serán destruidos y sus piedras esparcidas por el campo.
12 Jacob huyó a Aram y cuidando ovejas se ganó una esposa, tuvo que trabajar muchos años como pastor para obtener la mano de su novia. 13 Luego el Señor, por medio de un profeta, sacó a Israel de Egipto y lo cuidó durante la marcha por el desierto. 14 Pero Efraín ha hecho enojar al Señor, le ha causado un gran disgusto con sus actos violentos. Por eso el Señor le hará pagar por sus crímenes y hará que el mal que hizo se vuelva en su contra.
La ira del Señor contra Israel
13 Hubo un tiempo cuando Israel hablaba y las naciones temblaban de miedo, pues él era un pueblo poderoso; pero luego se hizo devoto de Baal, y así se acarreó la desgracia y fue destruido. 2 Y ahora el pueblo se vuelve más idólatra y tonto. Funden su plata y con ella los artesanos fabrican ídolos y luego dicen: «¡Ofrezcan sacrificios rituales y besen a estos nuestros dioses! ¡Estos becerros son nuestros dioses!». 3 Por eso desaparecerán como la niebla matutina al salir el sol, como el rocío que rápidamente se seca, como la paja llevada por el viento, como una nube de humo.
4 El Señor dice: «Sólo yo soy su Dios, el Señor, y lo he sido desde que los saqué de Egipto. No tienen otro Dios aparte de mí, pues no hay ningún otro Salvador. 5 Yo los cuidé en el desierto, en esa tierra árida y sedienta por donde anduvieron tanto tiempo. 6 Pero cuando llegaron a la tierra próspera y comieron hasta quedar satisfechos, entonces se volvieron orgullosos y se olvidaron de mí.
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