Bible in 90 Days
14 Pero el Señor tendrá misericordia de los israelitas, pues todavía son especial posesión suya. Los llevará de regreso para poblar nuevamente la tierra de Israel. Y muchas naciones vendrán y se unirán a ellos allí y serán sus leales aliados. 2 Las naciones del mundo les ayudarán a regresar, y los que lleguen a vivir en su tierra les servirán. Los que esclavicen a Israel serán esclavizados. ¡Israel gobernará a sus enemigos!
3 En el día maravilloso en que el Señor dé a su pueblo reposo de la pena y el temor, de la esclavitud y las cadenas, 4 ustedes se mofarán del rey de Babilonia y dirán: «¡Grandísimo matón, por fin te llegó tu día, 5 porque el Señor ha aplastado tu impío poder y ha quebrantado tu perverso gobierno!». 6 Tú perseguiste a mi pueblo con incesantes golpes rabiosos y tuviste a las naciones entre tus crueles garras. La tuya fue una tiranía desenfrenada. 7 ¡Mas por fin toda la tierra está en reposo y tranquilidad! Todo el mundo comienza a cantar. 8 Hasta los árboles de los bosques —los pinos y cedros del Líbano— entonan este cántico jubiloso: «Quebrantado está tu poder, nadie más nos inquietará; por fin tenemos paz».
9 Los moradores del infierno se apiñan para recibirte cuando entras en su dominio. Caudillos de todo el mundo y los más poderosos reyes, muertos hace mucho, están allí para verte. 10 Exclaman a una voz: «¡Ahora eres tan débil como nosotros!». 11 Se esfumaron tu grandeza y poder; contigo quedan enterrados. Cesó toda dulce música en tu palacio; ahora tu sábana son larvas y tu frazada, gusanos.
12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la aurora! ¡Cómo has sido derribado en tierra, tú que fuiste tan poderoso luchando contra las naciones del mundo! 13 Porque te extasiabas pensando: «Subiré al cielo y gobernaré a los ángeles. 14 Treparé hasta lo más elevado del cielo y seré como el Altísimo». 15 Pero en vez de ello, serás hundido en lo más profundo del abismo infernal. 16 Allá todos te mirarán con asombro y preguntarán: «¿Será este aquel que hacía temblar la tierra y los reinos del mundo? 17 ¿Será este aquel que destruía el mundo, convirtiéndolo en un degolladero, demoliendo sus grandes ciudades sin tener misericordia de sus prisioneros?».
18 En regia gloria reposan en sus tumbas los reyes de las naciones, 19 pero tu cuerpo está tirado como si fuera rama desgajada; yace en un sepulcro abierto, cubierto por los cadáveres de los muertos en batalla; yace como carroña en el camino, pisoteado y deshecho por los cascos de los caballos. 20 Para ti no habrá monumento, porque has destruido a tu nación y has asesinado a tu pueblo. Tu hijo no te sucederá en el trono. 21 Maten a los hijos de este pecador. No dejen que se levanten a conquistar la tierra ni a reconstruir las ciudades del mundo.
22 Yo mismo me he alzado contra él, dice el Señor Todopoderoso, y troncharé a sus hijos y a los hijos de sus hijos para que jamás se sienten en su trono. 23 Convertiré a Babilonia en páramo para los puercoespines, lleno de pantanos y ciénagas. Barreré el país con escoba de destrucción, dice el Señor Todopoderoso.
Profecía contra Asiria
24 Dios ha jurado hacerlo, diciendo: Tal es mi propósito y mi plan. 25 He resuelto quebrantar el ejército asirio cuando esté en Israel, y aplastarlo en mis montes. Mi pueblo no será más esclavo suyo. 26 Este es mi plan para toda la tierra; lo realizaré por mi gran poder que alcanza toda la redondez del mundo. 27 El Señor, el Dios de la batalla, ha hablado; ¿quién podrá cambiar sus planes? Cuando su mano se mueve, ¿quién puede detenerlo?
Profecía contra los filisteos
28 Esta es la comunicación que recibí el año que murió el rey Acaz:
29 No se regocijen, filisteos, de que haya muerto el rey que los hería. Cierto que esa vara está quebrada, pero su hijo será para ustedes peor azote de lo que fue su padre. De la serpiente nacerá una víbora, una víbora de fuego que los destruirá. 30 Yo pastorearé a los pobres de mi pueblo; ellos pacerán en mis pastos. En paz se acostarán los menesterosos. Pero a ti, a ti te raeré mediante el hambre y la espada. 31 Lloren, ciudades filisteas, condenadas están. Condenada está toda su nación, porque un ejército perfectamente entrenado baja desde el norte contra ti. 32 ¿Y qué les diremos a los cronistas? Díganles que el Señor fundó a Jerusalén y él ha resuelto que los pobres de entre su pueblo hallen refugio dentro de sus muros.
Profecía contra Moab
15 Este es el mensaje de Dios para Moab:
En una sola noche serán destruidas Ar y Quir, ciudades suyas. 2 Tu pueblo en Dibón irá doliente a sus templos para llorar por el destino de Nebo y Medeba. En señal de duelo se rasurarán la cabeza y se cortarán la barba. 3 Irán por las calles vestidos de saco penitencial, y en todo hogar se oirá su llanto. 4 Los gritos de las ciudades de Hesbón y Elalé llegan lejos, hasta Yahaza. Los más valientes guerreros de Moab lloran completamente aterrorizados.
5 ¡Mi corazón llora por Moab! Sus habitantes huyen a Zoar y a Eglat Selisiyá. Llorando suben la cuesta de Luhit, y su llanto se oye por todo el camino de Joronayin. 6 ¡Hasta el río Nimrín está desolado! Secas están sus hermosas riberas y ya no hay tiernas plantas. 7 Los desesperados fugitivos toman sólo aquellos bienes que pueden llevar en la mano y huyen a través del arroyo de los Sauces. 8 De un extremo al otro, toda Moab es tierra de llanto. 9 La corriente cercana a Dibón se volverá roja de sangre, ¡pero aún no he terminado con Dibón! Presa de leones serán los sobrevivientes: los que huyan y los que se queden.
16 Los refugiados de Moab que están en Selá envían corderos como oferta de alianza hacia el rey de Judá. 2 Las mujeres de Moab son dejadas en los bajos del río Arnón, como aves sin nido. 3 Los embajadores que van con el regalo a Jerusalén suplican que se les dé consejo y auxilio:
―Dennos refugio, protéjannos, no nos entreguen a nuestros enemigos. 4-5 Dejen que nuestros desterrados moren entre ustedes, ocúltenlos de nuestros enemigos. Dios los recompensará por su bondad para con nosotros. Si dejan que los fugitivos de Moab se establezcan entre ustedes, una vez pasado el terror, Dios establecerá el trono de David para siempre, y en ese trono pondrá a un rey justo e íntegro.
6 ¿Es este el altivo Moab de quien tanto hemos oído? ¡Su arrogancia e insolencia ahora se han esfumado! 7 Por eso llora toda Moab. Sí, Moab llorará por la abatida Quir Jaréset 8 y por las abandonadas haciendas de Hesbón y los viñedos de Sibma. Los caudillos enemigos talaron las mejores vides; sus tropas llegaron hasta Jazer en el desierto y aun hasta el mar. 9 Así que lloro y me lamento por Jazer y por los viñedos de Sibma. Correrá mi llanto por Hesbón y Elalé, porque ha caído la destrucción sobre sus frutos de verano y sus mieses. 10 Huyó la alegría, huyó el júbilo de la cosecha. Ya no se escuchará el canto alegre en los viñedos, nunca más exprimirán sus pies las uvas para el vino en los lagares. Yo puse fin a todos los goces de la cosecha.
11 ¡Ay, lloro, lloro, lloro por Moab, y grande será mi pena por Quir Jaréset! 12 El pueblo de Moab clamará angustiado a sus ídolos en la cumbre de las colinas, pero de nada les valdrá; llamarán a sus dioses en los templos de sus ídolos, pero nadie acudirá en su auxilio. 13-14 Todo esto respecto a Moab ha sido dicho antes, pero ahora el Señor dice que dentro de tres años, sin falta, la gloria de Moab terminará y que pocos de entre su pueblo quedarán vivos.
Profecía contra Damasco
17 Este es el mensaje de Dios para Damasco, capital de Siria:
¡Miren! ¡Damasco ha desaparecido! Ya no es ciudad; se ha convertido en un montón de ruinas. 2 Las ciudades de Aroer están desiertas. En ellas pastan las ovejas, tranquilas y sin miedo, sin nadie que las espante. 3 La fuerza de Israel y el poder de Damasco se acabarán, y el remanente de Siria será destruido. Porque como la gloria de Israel desapareció, también la de ellos se esfumará, declara el Señor Todopoderoso. 4 Sí, la gloria de Israel será menguada cuando la pobreza invada el país. 5 Israel quedará tan abandonada como los trigales cosechados del valle de Refayin. 6 ¡Ay, poquísimos de sus habitantes quedarán, así como unas cuantas aceitunas quedan olvidadas en el árbol cuando pasa la cosecha: dos o tres en las más altas ramas, cuatro o cinco en las puntas de las ramas más pequeñas! Así les ocurrirá a Damasco e Israel: serán despojados de sus habitantes y sólo quedarán a salvo unos cuantos pobres. 7 Entonces por fin se acordarán de Dios su Creador y respetarán al Santo de Israel. 8 En aquel día ya no pedirán ayuda a sus ídolos, ni adorarán a lo fabricado por sus manos. Ya no reverenciarán las imágenes de Aserá ni a las imágenes del sol.
9 Sus mayores ciudades quedarán tan desoladas como las lejanas colinas montañosas y las alturas de los montes, y serán como las abandonadas ciudades de los amorreos, desiertas desde que los israelitas se acercaron a ellos hace tanto tiempo. 10 ¿Por qué? Porque se han apartado del Dios que puede salvarlos, la Roca que puede esconderlos. Por lo tanto, aunque hagan raros y valiosos cultivos, 11 y aunque se den tan bien que florezcan la misma mañana en que se siembran, jamás cosecharán. Su única cosecha será una montaña de pena y de incurable dolor.
12 ¡Miren! ¡Vean los ejércitos que marchan atronadores contra la tierra de Dios! 13 Pero aunque rujan como las olas que rompen en los arrecifes, Dios les impondrá silencio. Huirán esparcidos como paja al viento, como torbellino de polvo antes de la tormenta. 14 Al anochecer Israel espera aterrorizado, pero al rayar el alba sus enemigos habrán muerto. Esta es la justa recompensa de quienes saquean y destruyen al pueblo de Dios.
Profecía contra Etiopía
18 ¡Ah, tierra que está más allá de las cabeceras del Nilo, donde los alados botes de vela se deslizan por el río! 2 ¡Tierra que en rápidas embarcaciones envía embajadores Nilo abajo, vuelvan a ti veloces mensajeros! ¡Oh vigorosa y ágil nación temida por doquier, nación conquistadora y destructora cuyo país está dividido por el Alto Nilo! Este es el mensaje para ti:
3 Cuando se alce mi estandarte de batalla sobre el monte, ¡sépase notificado el mundo entero! Cuando suene la trompeta, ¡escuchen! 4 Porque esto me ha dicho el Señor: «Que avance ahora tu poderoso ejército contra la tierra de Israel». Dios observará impasible desde su templo en Jerusalén, sereno como en placentero día estival o en hermosa mañana de otoño durante la siega. 5 Pero antes que lancen el ataque y mientras estén madurando sus planes como uvas, él los cortará como con podadora. Podará los zarcillos que se extienden. 6 Tu poderoso ejército quedará muerto en el campo para que lo devoren las aves del monte y las fieras salvajes. Los buitres andarán desgarrando cadáveres todo el verano y las fieras roerán huesos todo el invierno. 7 Pero vendrá el tiempo en que aquella vigorosa y potente nación terror de todos, lejanos y cercanos, (aquella nación conquistadora y destructora, cuya tierra dividen los ríos), traerá ofrendas al Señor Todopoderoso en Jerusalén, donde él ha puesto su nombre.
Profecía contra Egipto
19 Este es el mensaje de Dios respecto a Egipto:
¡Miren! ¡Cabalgando en veloz nube el Señor viene contra Egipto! ¡Los ídolos de Egipto tiemblan, los corazones de los egipcios se derriten de miedo! 2 Yo los pondré a pelear unos contra otros: hermano contra hermano, vecino contra vecino, ciudad contra ciudad, provincia contra provincia. 3 Sus sabios consejeros ya no hallan qué hacer. Piden sabiduría a sus ídolos, consultan a médium, hechiceros y brujas para que los orienten.
4 Yo entregaré a Egipto en manos de un amo duro y cruel, un rey despiadado, dice el verdadero amo de ustedes, el Señor Todopoderoso. 5 Y las aguas del Nilo no subirán ni inundarán los campos. Las acequias quedarán resquebrajadas y secas, 6 pestilentes sus canales por las cañas podridas, 7 todo lo verde por las riberas del río se marchitará y el viento se lo llevará. Los cultivos se secarán, todo morirá. 8 Llorarán los pescadores por falta de trabajo, ni los que pescan con anzuelo ni los que usan redes tendrán qué hacer. 9 Los tejedores carecerán de lino y de algodón, pues las cosechas se perderán. 10 Los hombres, grandes y pequeños, estarán abatidos y quebrantados.
11 ¡Qué necios consejeros tiene Zoán! El mejor de sus consejos para el rey de Egipto es completamente insensato y equivocado. ¿Continuarán vanagloriándose de su sabiduría? ¿Osarán hablarle al faraón de los muchos sabios que hay entre sus ascendientes? 12 ¿Qué fue de tus «sabios consejeros», faraón? ¿A dónde se les fue la sabiduría? Si son sabios, que te digan lo que el Señor le hará a Egipto. 13 Los «sabios» de Zoán también son necios y los de Menfis absolutamente ilusos. Son los mejores que puedes hallar, pero han arruinado a Egipto con su necio consejo. 14 El Señor les envió espíritu de necedad para que todo lo que sugieran sea equivocado. Hacen que Egipto se tambalee como un borracho enfermo. 15 Nada ni nadie podrá salvar a Egipto, nadie puede mostrarle el camino.
16 En aquel día los egipcios serán tan débiles como mujeres, temblando de miedo ante el puño alzado de Dios. 17 La simple mención del nombre de Israel les infundirá terror en el corazón, porque el Señor Todopoderoso ha trazado sus planes contra ellos.
18 En aquel tiempo, cinco de las ciudades de Egipto seguirán al Señor Todopoderoso y comenzarán a hablar el idioma hebreo. Una será Heliópolis (La Ciudad del Sol). 19 Y habrá en aquellos días un altar al Señor en el corazón de Egipto, y un monumento al Señor en sus fronteras. 20 Esta será señal de lealtad al Señor Todopoderoso. Entonces, cuando clamen al Señor pidiendo ayuda contra quienes los oprimen, él les enviará un Salvador, y este los librará.
21 En aquel día el Señor se dará a conocer a los egipcios. Sí, ellos conocerán al Señor y le darán sus sacrificios y ofrendas, le harán promesas a Dios y las cumplirán. 22 El Señor herirá a Egipto y luego lo restaurará, porque los egipcios se volverán al Señor y él escuchará la súplica de ellos y los sanará.
23 En aquel día Egipto e Irak estarán unidos por una carretera y egipcios e iraquíes viajarán libremente entre uno y otro país, y adorarán al mismo Dios, 24 e Israel será su aliado. Los tres estarán juntos e Israel será para ellos bendición. 25 Porque el Señor bendecirá a Egipto y a Irak por causa de su amistad con Israel. Él dirá:
«Bendito sea Egipto, pueblo mío; bendito sea Irak, nación que yo hice; bendito sea Israel, heredad mía».
Profecía contra Egipto y Etiopía
20 El año que Sargón, rey de Asiria, envió al comandante en jefe de su ejército contra la ciudad filistea de Asdod y la tomó, 2 el Señor ordenó a Isaías, hijo de Amoz, que se quitara la ropa, inclusive los zapatos, y anduviera desnudo y descalzo. E Isaías hizo como se le mandó. 3 Entonces el Señor dijo: Mi siervo Isaías, que durante estos tres años ha andado desnudo y descalzo, es símbolo de la tremenda tribulación que traeré sobre Egipto y Etiopía. 4 Porque el rey de Asiria se llevará cautivos a los egipcios y etíopes, obligándolos a andar desnudos y descalzos, tanto a jóvenes como a ancianos, con las nalgas al viento para vergüenza de Egipto. 5-6 ¡Y qué turbación la de los filisteos que confiaban en el «poder de Etiopía», y en su «glorioso aliado» Egipto! Y dirán: «Si esto le ocurre a Egipto, ¿qué será de nosotros?».
Profecía contra Babilonia
21 Este es el mensaje de Dios respecto a Babilonia:
Desde el desierto viene contra ustedes un desastre rugiente, como son los torbellinos arrasadores del sur. 2 Veo una espantosa visión: ¡Oh, qué horrendo! Dios me dice lo que hará: ¡los veo saqueados y destruidos! Elamitas y medos participarán en el asedio. Babilonia caerá, y entonces llegará a su fin el gemido de todas las naciones que ella esclavizó. 3 Tengo retortijones y dolor de estómago, siento agudas punzadas de horror, como de mujer que da a luz. Me desmayo al oír lo que Dios planea, estoy horrorizado, me ciega la angustia. 4 Yo desvarío, el corazón me late impetuoso, soy presa de espantoso miedo. Todo reposo nocturno —¡qué agradable era!— ha desaparecido; estoy en mi lecho desierto y tembloroso.
5 ¡Miren! ¡Están preparando un gran banquete! Llenan de manjares las mesas, arman sus sillas para comer… ¡Vamos! ¡Pronto, tomen los escudos y alístense para el combate! ¡Los están atacando!
6-7 Mientras tanto en mi visión el Señor me había dicho:
Coloca un vigía sobre la muralla de la ciudad para que grite lo que vea: Cuando vea pares de jinetes cabalgando en burros y camellos, dile: «¡Ya está!».
8-9 Coloqué, pues, al vigía sobre la muralla y al fin él gritó:
―Señor, día y noche he estado aquí en mi puesto; ahora por fin, ¡mire! ¡Allá vienen jinetes apareados!
Entonces oí una voz que clamaba:
―¡Cayó, cayó Babilonia, y todos los ídolos de Babilonia yacen despedazados por tierra!
10 ¡Oh pueblo mío, trillado y aventado, les he dicho cuanto el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel, ha dicho!
Profecía contra Edom
11 Este es el mensaje de Dios para Edom:
Alguien de entre ustedes continuamente me llama: «Guarda, ¿qué de la noche? Guarda, ¿qué de la noche? ¿Cuánto tiempo falta?».
12 El guarda responde: «El día de su juicio está amaneciendo. Vuélvanse a Dios para que yo pueda darles mejores noticias. Búsquenlo, y luego vuelvan a preguntar».
Profecía contra Arabia
13 Este es el mensaje de Dios respecto a Arabia:
«¡Oh caravanas procedentes de Dedán, ustedes se ocultarán en los desiertos de Arabia! 14 Pueblo de Temá: Traigan comida y agua para estos cansados fugitivos. 15 Vienen huyendo de las espadas desnudas, las agudas flechas y los terrores de la guerra. 16 Mas pasará un largo año a partir de ahora, dice el Señor, y el gran poder del enemigo de ellos, la poderosa tribu de Cedar, acabará. 17 Sólo unos cuantos de sus aguerridos arqueros sobrevivirán».
El Señor, el Dios de Israel, ha hablado.
Profecía contra Jerusalén
22 Este es el mensaje de Dios respecto a Jerusalén:
¿Qué sucede? ¿A dónde van todos? ¿Por qué corren a las azoteas? ¿Qué miran? 2 Hay gran conmoción en la ciudad. ¿Qué le ocurre a esta activa y alegre ciudad? ¡Cadáveres! ¡Cadáveres por doquier, muertos por la plaga y no por la espada! 3 Todos tus caudillos huyen; se rinden sin pelear. La gente se escabulle, pero también ella es capturada. 4 Déjenme llorar, no traten de consolarme, déjenme llorar por mi pueblo al ver cómo lo destruyen. 5 ¡Ay, qué día de angustiosa tribulación! ¡Qué día de confusión y terror ha enviado el Señor Dios Todopoderoso! Derruidos están los muros de Jerusalén, y las laderas de los montes hacen eco al grito de muerte. 6-7 Elamitas son los arqueros, sirios conducen los carros, los hombres de Quir sostienen los escudos. Estos enemigos llenan los más hermosos valles de Jerusalén y se apiñan contra sus puertas.
8 Dios ha retirado su solícita protección. Corren al arsenal en busca de armas. 9-11 Inspeccionan los muros de Jerusalén para ver qué hay que reparar. Ven las casas y tiran algunas para conseguir piedras para reparar los muros. En el interior de la ciudad construyen un depósito de reserva con agua del estanque de abajo. Pero de nada valdrán sus presurosos planes pues no han pedido la ayuda de Dios, el cual hizo que les sobreviniera este desastre. Fue él quien lo planeó desde hace mucho. 12 El Señor Dios Todopoderoso los llamó a arrepentirse, a llorar, lamentar y rasurarse la cabeza dolidos por sus pecados, y a vestirse de saco penitencial para mostrar arrepentimiento. 13 Pero en vez de ello, cantan, danzan y juegan, comen y beben.
«Comamos, bebamos y alegrémonos, dicen, ¡qué más da, si mañana moriremos!».
14 El Señor Dios Todopoderoso me ha revelado que este pecado no se les perdonará hasta el día de su muerte. 15-16 Además, el mismo Señor Dios Todopoderoso me ha dicho esto: Ve y dile a Sebna, el administrador del palacio: «¿Quién te imaginas que eres, tú que edificas para ti este hermoso sepulcro en la roca? 17 Porque el Señor que te permitió vestirte con tal magnificencia, te arrojará y te enviará en cautiverio. ¡Oh gran hombre, 18 el Señor te hará un bodoque en su mano y te lanzará a tierra lejana y estéril! ¡Allá morirás, tú que te crees varón glorioso, tú que deshonras a tu nación!
19 »Sí, te echaré de tu puesto, dice el Señor, y te derribaré de tu elevada posición. 20 Y llamaré luego a mi siervo Eliaquín, hijo de Jilquías, para sustituirte. 21 Él tendrá tu uniforme, título y jurisdicción, y será un padre para el pueblo de Jerusalén y para todo Judá. 22 Le daré autoridad sobre todo mi pueblo. Lo que diga él se hará, nadie podrá detenerlo. 23-24 Lo convertiré en fuerte y firme percha que sostenga a mi pueblo. Sobre él echarán carga. Él llevará con toda honra su nombre».
25 Pero aquella otra percha que parece estar tan firme en la pared, el Señor la arrancará. Saldrá y caerá en tierra, y cuanto ella sostenga la acompañará en la caída, porque el Señor ha hablado.
Profecía contra Tiro
23 Este es el mensaje de Dios para Tiro:
¡Lloren, naves de Tarsis que regresan de tierras lejanas! ¡Lloren por su puerto, porque ha desaparecido! Los rumores que oyeron en Chipre eran verdaderos. 2-3 Sólo el silencio de muerte reina por todas partes. Hay silencio en donde antes existía su agitado puerto, cuando estaba lleno de naves de Sidón que traían mercancías del otro lado del océano, desde Egipto y de las orillas del Nilo. Tú eras el emporio del mundo. 4 Avergüénzate, Sidón, fortaleza del mar, porque has quedado sin hijos. 5 Cuando Egipto se entere, tendrá gran dolor. 6 Huyan llorando a Tarsis, hombres de Tiro. 7 Esta silenciosa ruina es lo que queda de la que un día fue su fecunda tierra. ¡Qué grande fue tu historia! ¡Pensar en todos los colonos que enviaste a tierras lejanas!
8 ¿Quién ha acarreado este desastre a Tiro, la que edificó imperios y fue reina de los mercaderes del mundo? 9 ¡El Señor Todopoderoso lo ha hecho para abatir tu orgullo y para mostrar su desprecio por toda arrogante grandeza humana! 10 ¡A la mar, a la mar, naves de Tarsis, que ya no tienen puerto! 11 El Señor extiende su mano sobre los mares, hace temblar los reinos de la tierra. El Señor ha hablado contra esta gran ciudad mercantil, para destruir su arrogante fortaleza.
12 Él dice: Nunca más te regocijarás ni tendrás vigor. ¡Oh deshonrada virgen hija de Sidón, aunque huyas a Chipre no hallarás reposo!
13 Tiro será echada a las fieras por los babilonios, no por los asirios. Aquellos la asediarán, arrasarán sus palacios y la convertirán en montón de ruinas. 14 ¡Aúllen, naves que surcan los océanos, porque destruido está el puerto que las acogía!
15-16 Setenta años yacerá Tiro en el olvido. Luego en los días de otro rey, la ciudad resucitará. Entonará dulces cantos como la ramera que después de largo tiempo ausente de sus amantes, vuelve a recorrer las calles en su busca y ellos la recuerdan. 17 Sí, después de setenta años el Señor revivirá a Tiro, pero esta no habrá cambiado; volverá a sus antiguas maldades en todo el mundo. 18 Sin embargo ¡día lejano vendrá en que sus negocios rendirán fruto para el Señor! No estarán atesorados, sino que entonces se emplearán para obtener buen alimento y fina ropa para los sacerdotes del Señor.
Juicio universal
24 ¡Miren! ¡El Señor está arrasando la tierra de Judá y la está convirtiendo en vasto campo desolado y destruido! Miren cómo saca a su pueblo de sus territorios y lo esparce por la tierra. 2 Sacerdotes y pueblo, siervos y señores, esclavas y amas, compradores y vendedores, prestamistas y los que toman prestado, banqueros y deudores: ¡nadie escapará! 3 La tierra será totalmente vaciada y saqueada. El Señor ha hablado.
4-5 La tierra sufre por los pecados de su pueblo. La tierra languidece, los cultivos se marchitan, los cielos niegan la lluvia. El país está corrompido por el crimen; el pueblo ha torcido las leyes de Dios y ha quebrantado sus mandamientos eternos. 6 Por lo tanto sobre ellos cae la maldición de Dios: quedan aislados, destruidos por la sequía, pocos quedarán con vida.
7 Todos los goces de la vida huirán, la vendimia fracasará, no habrá vino, los festejadores suspirarán y llorarán. 8 No se escucharán más las melodiosas cuerdas del arpa ni la pandereta, se acabaron los días dichosos. 9 Ya no existen los gozos del vino y el canto, el licor se torna amargura en la boca.
10 La ciudad es un caos. Casas y tiendas están fuertemente atrancadas, como defensa contra el saqueo. 11 Se forman turbamultas que recorren las calles pidiendo vino. Se acabó el gozo, la alegría ha sido expulsada de la tierra. 12 La ciudad quedó en ruinas, sus puertas están derribadas. 13 Por todo el país sucede lo mismo; sólo queda un remanente.
14 Pero todos los que queden gritarán y cantarán de gozo: los del occidente alabarán la majestad de Dios 15-16 y los del oriente les responderán con alabanzas. Escúchenlos cantarle al Señor desde los puntos más alejados de la tierra, cantando la gloria del Justo.
Pero yo tengo el corazón abrumado de dolor, porque aún prevalecen por todas partes la maldad y la traición. 17 El terror y cautiverio del infierno son aún su experiencia cotidiana, hombres del mundo. 18 Cuando huyan despavoridos caerán en un hoyo, y si de él escapan, darán en una trampa, porque es del cielo que viene sobre ustedes la destrucción. El mundo tiembla bajo sus pies. 19 La tierra se ha derrumbado en completa ruina. Todo está perdido, abandonado y confuso. 20 El mundo se tambalea como lo hace un ebrio, se agita como una tienda en la tormenta. Cae para no levantarse más, porque inmensos son los pecados de la tierra.
21 En aquel día el Señor castigará en el cielo a los ángeles caídos, y en la tierra a los orgullosos gobernantes del mundo. 22 Serán acorralados como prisioneros y puestos en calabozos hasta que se les juzgue y condene. 23 Entonces el Señor Todopoderoso subirá a su trono en Sion y gobernará gloriosamente en Jerusalén, a la vista de todos los dignatarios de su pueblo. Tan grande será el resplandor de esa gloria que hará desvanecer la brillantez del sol y de la luna.
Canto de alabanza al Señor
25 ¡Oh Señor, honraré y alabaré tu nombre, porque tú eres mi Dios, tú haces grandes maravillas! Hace tiempo las planeaste y ahora las has ejecutado, tal como dijiste.
2 Tú conviertes en ruinas las grandes ciudades. Las más firmes fortalezas son transformadas en escombros. Hermosos palacios en lejanas tierras desaparecen y jamás son reconstruidos. 3 Por todo ello, temblarán de miedo ante ti las naciones fuertes; despiadadas naciones te obedecerán y glorificarán tu nombre.
4 Mas para los pobres, oh Señor, tú eres como refugio ante la tormenta, sombra contra el calor, amparo contra los hombres crueles que son como tenaz aguacero capaz de deshacer un muro de tierra. 5 Como las nubes refrescan la tierra cálida y seca, así enfriarás tú el orgullo de las naciones implacables. 6 Aquí en el monte Sion en Jerusalén, el Señor Todopoderoso brindará un admirable festín para todos los habitantes del mundo: habrá deliciosos manjares, vinos claros añejados y la mejor carne. 7 En aquel día alejará él la nube de tristeza, el ambiente fúnebre que cubre la tierra. 8 El Señor le quitará el poder a la muerte para siempre. El Señor secará toda lágrima y ahuyentará para siempre todas las injurias y burlas que se dirigen contra su tierra y su pueblo. ¡El Señor ha hablado! ¡Sin duda cumplirá su palabra!
9 En aquel día proclamará el pueblo:
«Este es nuestro Dios, en quien confiamos, a quien hemos esperado. Ahora por fin está aquí». ¡Qué día de regocijo! 10 Porque la buena mano del Señor reposará cuidadosa sobre Jerusalén, y Moab será aplastado como si fuera paja bajo sus pies y luego se pudrirá. 11 Dios los echará abajo, como el nadador que empuja el agua con sus manos. Acabará con el orgullo y las malas obras de ellos. 12 ¡Destruidas y hechas polvo serán las altas murallas de Moab!
Canto de victoria
26 ¡Escúchenlos cantar! En aquel día toda la tierra de Judá entonará esta canción:
«¡Fuerte es nuestra ciudad! ¡Estamos rodeados por los muros de su salvación!».
2 Ábranles a todos las puertas de la ciudad, pues pueden entrar todos cuantos aman al Señor. 3 Él cuidará en perfecta paz a todos los que confían en él y cuyos pensamientos buscan a menudo al Señor.
4 Confíen siempre en el Señor Dios, porque en el Señor hay fortaleza eterna.
5 El Señor humilla a los orgullosos y convierte en polvo a la ciudad altiva; las murallas de esta se derrumban 6 y él se la entrega a los pobres.
7 Pero el camino de los buenos no es áspero ni empinado; Dios no les da una senda traicionera y áspera, sino una que ha sido por él mismo allanada.
8 ¡Oh Señor, nos deleita cumplir tu voluntad! ¡El anhelo de nuestro corazón es hacer famoso tu nombre!
9 Toda la noche te busco; busco a Dios con todo fervor; sólo cuando vengas a juzgar la tierra y a castigarla, el pueblo se apartará de su maldad y hará lo que es justo.
10 Tu bondad para con los malos no los hace buenos, sino que ellos siguen empecinados en el mal sin tener respeto por tu majestad. 11 No escuchan cuando tú amenazas, no alzan la vista para ver tu puño levantado. ¡Muéstrales cuánto amas a tu pueblo! ¡Quizá eso los avergüence! ¡Sí, que los consuma el fuego reservado para tus enemigos!
12 Señor, concédenos paz, pues todo lo que tenemos y somos de ti procede. 13 ¡Oh, Señor Dios nuestro, hace tiempo que adoramos a otros dioses, pero ahora te adoramos sólo a ti! 14 Aquéllos a quienes servimos, muertos y desaparecidos están, jamás retornarán. Viniste contra ellos y los destruiste, y hace tiempo que fueron olvidados. 15 ¡Oh, alaben al Señor! ¡Él ha dado mucha fortaleza a nuestra nación! ¡El Señor ha ensanchado las fronteras de nuestra patria!
16 Señor, angustiados te buscaron. Cuando les llegó tu castigo, entonces exhalaron su temerosa oración.
17 ¡Cómo echábamos de menos tu presencia, Señor! Sufrimos como mujer que está a punto de dar a luz y que grita y se retuerce de dolor. 18 También nosotros nos retorcíamos en nuestra agonía, pero nada, nuestros esfuerzos no produjeron liberación. 19 Pero esta seguridad tenemos: ¡Los que pertenecen a Dios volverán a vivir! ¡Sus cuerpos volverán a levantarse! ¡Los que moran en el polvo despertarán y cantarán de gozo! ¡Porque la luz del Dios de la vida se derramará como rocío sobre ellos!
20 ¡Vete a casa, pueblo mío, y atranca las puertas! Escóndete un poquito hasta que la ira del Señor contra tus enemigos haya pasado. 21 ¡Miren! Baja del cielo el Señor para castigar al pueblo de la tierra por sus pecados. La tierra no esconderá más a los homicidas. Los culpables serán descubiertos.
Liberación de Israel
27 En aquel día el Señor tomará su tremenda y veloz espada y castigará al Leviatán, rauda serpiente, serpiente tortuosa, dragón marino.
2 En aquel día de la liberación de Israel entónese este himno:
3 «Israel es mi viña y yo, el Señor, cuidaré las viñas fructíferas. Cada día las regaré y las vigilaré día y noche para mantener alejados a todos los enemigos. 4-5 Mi ira contra Israel ya terminó. Si hallo que la acosan zarzas y espinas, las quemaré, a menos que estos enemigos tuyos se rindan y supliquen mi paz y mi protección. 6 Vendrá el tiempo en que Israel echará raíces, retoñará y florecerá llenando toda la tierra con sus frutos».
7-8 ¿Ha castigado Dios a Israel tanto como a los enemigos de este? No, pues ha devastado a sus enemigos en tanto que a Israel lo ha castigado sólo levemente, exiliándolo a tierras lejanas como arrastrado por tormenta del oriente. 9 Y ¿por qué lo hizo Dios? Fue para limpiarlo de sus pecados, y librarlo de todos sus ídolos y de los altares para estos. Ahora jamás volverán a ser adorados. 10 Tus ciudades amuralladas quedarán silenciosas y vacías, abandonadas las casas, invadidas las calles por malas hierbas, y las vacas pacerán por la ciudad rumiando ramas y arbustos.
11 Mi pueblo es como secas ramas de árbol, quebradas y puestas como leña debajo de las ollas. Son una nación necia, un pueblo fatuo e insensato, puesto que se aparta de Dios. Por lo tanto, no se apiadará de sus habitantes el que los hizo, ni les mostrará misericordia.
12 Pero vendrá el tiempo en que uno por uno los recogerá el Señor como quien escoge granos con la mano, seleccionándolos de aquí y de allá de entre su gran era que se extiende desde el río Éufrates hasta los límites de Egipto. 13 En aquel día sonará la gran trompeta y muchos que estaban para morir entre sus enemigos, asirios y egipcios, serán librados y llevados a Jerusalén para que adoren al Señor en su santo monte.
Ay de Samaria
28 ¡Ay de la ciudad de Samaria! Samaria, rodeada de su rico valle, orgullo y deleite de los borrachos de Israel. ¡Ay de su belleza que se marchita, máximo esplendor de una nación cuyos hombres yacen ebrios por las calles! 2 Porque el Señor enviará un poderoso ejército, el asirio, contra ti, el que como enorme granizada se abatirá sobre ti y te derribará en tierra. 3 La altiva ciudad de Samaria —sí, el gozo y deleite de los borrachos de Israel— será lanzada a tierra y pisoteada por pies enemigos. 4 La que fue gloriosa, cuya belleza se marchita lentamente, rodeada por fértil valle, súbitamente desaparecerá; manos codiciosas la arrebatarán como a higo temprano, el que es ávidamente arrancado y devorado.
5 Entonces por fin el propio Señor Todopoderoso será su corona de gloria, la diadema de belleza para los que queden de su pueblo. 6 El Señor dará a sus jueces anhelo de justicia y a sus soldados gran valor para que peleen hasta el último hombre defendiendo sus puertas. 7 ¡Pero hoy está gobernada por borrachos! Sus sacerdotes y profetas vacilan y se tambalean, cometiendo estupideces y errores. 8 Sus mesas están cubiertas de vómito, por todas partes hay inmundicia.
9 «¿Quién se imagina ser este Isaías», dice el pueblo, «para hablarnos de esta forma? ¿Somos acaso niños que casi no saben hablar? 10 ¡Nos dice las cosas una y otra vez, renglón por renglón, con palabras tan simples!».
11 Pero no quieren escuchar, ¡el único idioma que entienden es el castigo! Por eso Dios los castigará enviando contra ellos extranjeros que hablan extraña jerga, ¡sólo así le escucharán! 12 Podrían disfrutar de reposo en su propia tierra si obedecieran a Dios y fueran generosos y buenos. Eso les dijo el Señor, pero no quisieron oírle. 13 Entonces el Señor se lo dirá claramente, y se lo repetirá una y otra vez con palabras sencillas hasta donde pueda. Pero ellos tropezarán en este mensaje sencillo y directo; caerán y serán quebrantados, atrapados y capturados.
14 Oigan por tanto la palabra del Señor, burlones gobernantes de Jerusalén: 15 Han firmado pacto con la muerte, dicen, y se han vendido al diablo a cambio de su protección contra los asirios. «No podrán tocarnos», dicen, «pues estamos protegidos por uno que los engañará y los burlará».
16 Pero el Señor Dios dice:
«¡Miren, estoy poniendo en Sion una piedra como fundamento; es de gran belleza y probada en su resistencia y rectitud, muy segura para edificar sobre ella! El que crea jamás tendrá que huir otra vez. 17 Tomaré la cuerda y la plomada de justicia para examinar la rectitud y resistencia de los cimientos que han construido. Su apariencia es excelente, pero es tan débil que una granizada los derribaría. Vendrá el enemigo como corriente de agua y lo arrasará, y ustedes se ahogarán. 18 Yo romperé su pacto con la muerte y el diablo para que cuando irrumpa el torrente enemigo sean pisoteados por tierra. 19 Una y otra vez volverá aquel torrente y los arrastrará hasta que finalmente comprendan con horror lo verdaderas que son mis advertencias».
20 El lecho que hicieron es demasiado corto, no caben en él; las frazadas son demasiado angostas y no los cubren. 21 Súbita y airadamente vendrá el Señor, como en el monte Perasín y en Gabaón, para hacer algo extraño e inaudito: ¡destruir a su propio pueblo! 22 Así que no más burlas para que su castigo no sea aún mayor, pues el Señor Dios Todopoderoso me ha dicho claramente que está resuelto a aplastarlos.
23-24 Escúchenme, escuchen mi súplica: ¿Siembra continuamente el labrador sin cosechar jamás? ¿Abre el surco eternamente sin sembrar nunca? 25 ¿No siembra al fin sus diversos granos, cada cual en una sección del terreno? 26 Él sabe exactamente qué debe hacer, porque Dios ha hecho que vea y entienda. 27 Él no trilla todo grano de la misma manera. No golpea el eneldo con un mazo, sino con un palo. No se pasa la rueda trilladora sobre el comino, sino que suavemente se le da con una vara. 28 El trigo se aplasta con facilidad, y por eso no lo golpea mucho. 29 El Señor Dios Todopoderoso es un maestro admirable y da sabiduría al labrador.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.