Bible in 90 Days
1 Estos son los mensajes que recibió Isaías, hijo de Amoz, en unas visiones que tuvo durante los reinados de Uzías, Jotán, Acaz y Ezequías, todos ellos reyes de Judá. En estos mensajes Dios le mostró lo que habría de ocurrirles a Judá y a Jerusalén en los días por venir.
Judá, nación rebelde
2 Escuchen, cielo y tierra, lo que dice el Señor:
Los hijos que crie y cuidé por tanto tiempo y tan tiernamente se han vuelto contra mí. 3 Hasta los animales —el burro y el buey— conocen a su amo y agradecen sus cuidados, ¡pero no así mi pueblo Israel! Haga lo que haga por ellos, les tiene sin cuidado. 4 ¡Qué nación tan pecadora! Andan encorvados bajo la carga de su culpa. También sus padres fueron malvados. Nacidos para el mal, le volvieron las espaldas al Señor y menospreciaron al Santo de Israel. Ellos mismos se han alejado de mi auxilio.
5-6 Oh pueblo mío, ¿no han recibido suficiente castigo? ¿Por qué obligarme a azotarlos una y otra vez? ¿Es su intención ser rebeldes toda la vida? De la cabeza a los pies están enfermos, débiles y desfallecidos, cubiertos de magulladuras, verdugones y heridas infectadas, sin ungir ni vendar. 7 Su patria está en ruinas, sus ciudades incendiadas. Mientras ustedes se la pasan mirando, los extranjeros destruyen y saquean cuanto ven. 8 Y ahí se quedan ustedes, indefensos y abandonados como si fueran una de esas chozas inútiles que usan los vigilantes en el campo luego de terminada la cosecha, pero cuando el producto de la cosecha ya ha sido saqueado y robado.
9 Si el Señor Todopoderoso no hubiera intervenido para salvar a unos cuantos de nosotros, habríamos sido destruidos como lo fueron Sodoma y Gomorra. 10 ¡Es una buena comparación! Escuchen, jefes de Israel, hombres de Sodoma y Gomorra, como ahora les llamo. ¡Escuchen al Señor! ¡Escuchen lo que les dice! 11 Sus sacrificios me tienen harto, no me los traigan más. No quiero sus carneros engordados, no quiero ver la sangre de sus ofrendas. 12-13 ¿Cómo he de querer los sacrificios de ustedes si ni siquiera son capaces de sentir dolor por sus pecados? El incienso que me traen hiede en mis narices. Sus santas celebraciones de la luna nueva y el sábado, y sus días de ayuno especial —aun sus más santas reuniones—, ¡todo es fraude! No quiero nada más con ellos. 14 Los detesto a todos, no puedo verlos ni pintados. 15 De ahora en adelante, cuando oren con las manos levantadas al cielo, no miraré ni escucharé. Por más oraciones que hagan, no escucharé, porque sus manos son manos de asesinos, están manchadas con la sangre de víctimas inocentes.
16 ¡Oh, lávense, límpiense! Que no les vea yo nunca más cometer esas maldades; dejen sus malos caminos. 17 Aprendan a hacer el bien, a ser justos y a ayudar a los pobres, a los huérfanos y a las viudas.
18 ¡Vengan y aclaremos las cuentas! —dice el Señor—, por profunda que sea la mancha de sus pecados, yo puedo quitarla y dejarlos tan limpios como la nieve recién caída. ¡Aunque sus manchas sean rojas como el carmesí, yo puedo volverlas blancas como la lana! 19 Si me dejan ayudarlos, que me puedan obedecer, yo los enriqueceré. 20 Pero si continúan volviéndome las espaldas y negándose a escucharme, morirán a manos de sus enemigos. Yo, el Señor, se los aseguro.
21 ¡Oh Jerusalén, que fuiste mi fiel esposa, ahora eres una ramera! ¡Corres tras otros dioses! Fuiste «La Ciudad de la Justicia», pero hoy eres guarida de asesinos. 22 Fuiste como plata purificada, pero ahora estás mezclada con ruin aleación. Fuiste muy pura, pero ahora estás diluida como vino aguado. 23 Tus caudillos son rebeldes, compinches de ladrones; todos son sobornables y no defienden a las viudas ni a los huérfanos. 24 Por tanto, así dice el Señor, el Señor Todopoderoso, el Poderoso de Israel, dice: ¡Derramaré mi ira sobre ustedes, enemigos tuyos! 25 Yo mismo los derretiré en la fundición y les sacaré la escoria.
26 Y después les daré buenos jueces y sabios consejeros como los que antes tenían. Entonces nuevamente la ciudad de ustedes se llamará «La Ciudad de la Justicia» y «La Ciudad Fiel». 27 Los que regresen al Señor deben ser justos y buenos, y entonces serán redimidos. 28 Pero todos los pecadores serán totalmente aniquilados, porque rehúsan venir a mí. 29 Los cubriré de vergüenza, y enrojecerán pensando en aquellas ocasiones en que sacrificaban ante los ídolos en sus bosques de encinas «sagradas». 30 Perecerán como lo hace un árbol marchito o un huerto sin agua. 31 Los más fuertes de ustedes desaparecerán como paja en el fuego; sus maldades son la chispa que enciende la paja, y nadie podrá apagarla.
El monte del Señor
2 Este es otro mensaje que dio el Señor a Isaías respecto de Judá y Jerusalén: 2 En los días finales Jerusalén y el templo del Señor se convertirán en la mayor atracción del mundo, y gente de muchas tierras acudirá a adorar al Señor.
3 «Vamos», dirán todos, «subamos al monte del Señor, al templo del Dios de Israel; allí nos enseñará él sus leyes, y las obedeceremos».
Porque en aquellos días el mundo será gobernado desde Jerusalén. 4 El Señor zanjará las disputas internacionales, todas las naciones transformarán las armas de guerra en herramientas de paz, por fin cesarán las guerras y terminará el adiestramiento militar. 5 ¡Vamos, oh Israel, caminemos en la luz del Señor y obedezcamos sus leyes!
El día del Señor
6 El Señor los ha rechazado porque dieron cabida a extranjeros del oriente que practican la magia y se comunican con los malos espíritus, como hacen los filisteos.
7 Israel posee grandes tesoros de oro y plata y gran cantidad de caballos y carros. 8 Además, su tierra está llena de ídolos. Son productos humanos y, sin embargo, los adoran. 9 Grandes y pequeños, todos se inclinan religiosamente ante ellos; por este pecado no los perdones.
10 Huyan a las cuevas de las rocas y ocúltense aterrorizados de su gloriosa majestad, 11 porque el día viene en que sus altivas miradas serán humilladas; sólo el Señor será exaltado.
12 En aquel día el Señor Todopoderoso marchará contra los orgullosos y altivos y los humillará hasta que estén postrados en el polvo.
13 Todos los altos cedros del Líbano y las poderosas encinas de Basán se van a humillar, 14 así como los altos montes y las colinas, 15 y todo muro y alta torre, 16 y todos los orgullosos navíos del océano y barcas de cabotaje. En aquel día todos serán quebrantados ante el Señor. 17 Toda la gloria de la humanidad se humillará; los orgullosos yacerán en el polvo, y sólo el Señor será exaltado. 18 Todos los ídolos serán abolidos y destruidos por completo.
19 Cuando el Señor se levante de su trono para sacudir la tierra, sus enemigos irán arrastrándose temerosos a los agujeros de las rocas y a las cuevas, huyendo de la gloria de su majestad. 20 Por fin abandonarán sus ídolos de oro y plata a los topos y a los murciélagos, 21 y se arrastrarán a las cavernas para ocultarse entre ásperas rocas en lo alto de los riscos, tratando de escapar del espanto que el Señor provoca y de la gloria de su majestad cuando él se alce para castigar la tierra. 22 ¡Mezquino es el ser humano! ¡Frágil como su aliento! ¡Jamás confíen en él!
Juicio sobre Jerusalén y Judá
3 El Señor Todopoderoso les cortará a Jerusalén y a Judá la fuente de agua y alimentos, 2 y matará a sus dirigentes; destruirá sus ejércitos, jueces, profetas, ancianos, 3 oficiales militares, comerciantes, abogados, magos y políticos. 4 Los reyes de Israel serán como niñitos y gobernarán infantilmente. 5 Y reinará la peor de las anarquías: cada cual pisoteará a su prójimo, el vecino luchará contra su vecino, los jóvenes se rebelarán contra la autoridad, los delincuentes se reirán de las personas honorables.
6 En aquellos días un hombre dirá a su hermano: «Tú tienes ropa de más; reina pues sobre nosotros y encárgate de este desorden».
7 «¡No!», responderá aquél. «¡Nada puedo hacer! No tengo ni comida ni ropa de sobra. ¡No me metas en esto!».
8 La administración civil de Israel estará en completa ruina porque los judíos han hablado contra su Señor y no quieren adorarlo, ofenden su gloria. 9 Hasta la mirada de sus rostros los traiciona y pone de manifiesto su culpa. Y se vanaglorian de que su pecado es igual al pecado de Sodoma. ¡Ni vergüenza les da! ¡Qué catástrofe! Se han acarreado su propia condenación.
10 Pero todo le saldrá bien al justo. Díganle: «¡Qué hermosa recompensa te espera!». 11 Pero al malvado díganle: «Tu condenación es segura. También tú recibirás la paga que mereces. Ya viene el castigo que te has ganado».
12 ¡Oh pueblo mío! ¿Acaso no ves qué necios gobernantes tienes? ¡Débiles como mujeres, necios como chicuelos jugando a que son reyes! ¿Dirigentes? ¡No; guías ineptos! Por senda florida los llevan a la destrucción.
13 ¡Se levanta el Señor! Es el gran fiscal que presenta la acusación contra su pueblo. 14 Los primeros que caerán bajo su ira serán los consejeros y los príncipes, porque han defraudado a los pobres. Han llenado sus graneros con el trigo robado a los indefensos campesinos.
15 «¿Cómo se atreven a moler a mi pueblo así en el polvo?», les dirá el Señor Todopoderoso.
16 Luego juzgará a las altivas mujeres judías, que orgullosas pasan contoneándose con sus pulseras tintineantes en los tobillos, con ojos lascivos que recorren la multitud para atraerse la mirada de los hombres. 17 ¡Tiña les va a mandar el Señor como adorno a sus cabezas! El Señor exhibirá la desnudez de ellas a los ojos de todos. 18 No se oirá más el orgulloso tintineo al paso de ellas, porque el Señor las desnudará de su belleza artificiosa y sus adornos, 19 de sus collares, pulseras y velos de sedoso tul. 20 Se acabaron las chalinas y las cadenas para los tobillos, las cintas para el cabello, los aretes y los perfumes, 21 los anillos y las joyas, 22 los vestidos de fiesta, las batas de casa, los sombreritos, las peinetas y los bolsos, 23 los espejos, la linda ropa interior, los hermosos vestidos y velos. 24 En vez de exhalar dulce perfume, tendrán pestilencia; en vez de cinturón usarán cuerdas; el bien cuidado cabello se les caerá; vestirán saco en lugar de vestidos. Toda su belleza se esfumará; les quedará únicamente vergüenza y deshonor. 25-26 Sus maridos morirán en batalla y ellas, desoladas, se sentarán en tierra llorando.
4 En aquel tiempo quedarán vivos tan pocos hombres, que siete mujeres se pelearán por cada uno de ellos y dirán:
«¡Queremos casarnos contigo! Nosotras aportaremos nuestra comida y nuestra ropa, basta que nos dejes llevar tu apellido para que nadie se mofe de nosotras por ser solteronas».
2-4 Aquellos de quienes está escrito que escaparán a la destrucción de Jerusalén serán lavados y purificados de toda su inmundicia moral por medio de los horrores que pasarán y por el fuego. Constituirán el santo pueblo de Dios y la tierra les producirá la mayor abundancia y sus más ricos frutos. 5 Entonces el Señor dará sombra a toda Jerusalén, a cada hogar y a los sitios públicos. Les dará un dosel de humo y nube durante todo el día y nube de fuego por la noche, que cubran la Tierra Gloriosa 6 para protegerla del calor del día y de las lluvias y tormentas.
El canto a la viña
5 Ahora entonaré para el que amo un canto sobre su viña. Mi Amado tiene una viña en una fértil colina. 2 La aró, le quitó todas las piedras y plantó un viñedo con las más escogidas vides. Edificó una torre para el vigilante y en las rocas cavó un lagar. Estuvo en espera de la vendimia, pero las uvas que se produjeron eran silvestres y agrias, y no dulces como él las esperaba.
3 Ya han oído el caso, hombres de Jerusalén y de Judá, sean ustedes los jueces. 4 ¿Qué más podría haber hecho yo? ¿Por qué en vez de uvas dulces mi viña produjo uvas agrias? 5 Derribaré las cercas y dejaré que mi viña sea pisoteada por las vacas y ovejas que en ella pastan. 6 No la podaré ni la escardaré sino dejaré que la invadan maleza y espinos. Ordenaré a las nubes que no lluevan más sobre ella.
7 Les he presentado la historia del pueblo de Dios. Mi pueblo es la viña de la que les he hablado. Israel y Judá son su agradable parcela. Dios esperaba que le produjeran cosecha de justicia, pero halló que sólo cometieron hechos sangrientos. Esperaba que actuaran con rectitud, pero a sus oídos llegaron sólo gritos de opresión.
Maldiciones contra los explotadores
8 Ustedes compran propiedades y las acaparan para que otros no tengan donde vivir. Edifican sus casas en medio de extensos terrenos para vivir a sus anchas en la tierra. 9 Pero el Señor Todopoderoso ha decretado para ustedes un espantoso destino; con mis propios oídos lo escuché:
«Quedarán desiertas muchas casas hermosas, y su dueños morirán o desaparecerán». 10 ¡Cinco hectáreas de viñedos producirán sólo veinticuatro litros de jugo! ¡Doscientos cuarenta litros de semilla no darán más que veinticuatro litros de cosecha!
11 ¡Ay de los que madrugan a embriagarse y siguen el jolgorio hasta altas horas de la noche! ¡Ay de ustedes, borrachos! 12 Ustedes llevan buena música a sus grandes fiestas; las orquestas son magníficas. Pero no piensan en el Señor ni de él se preocupan. 13 Por lo tanto les enviaré desterrados a tierras muy lejanas, pues no saben ni les importa todo lo que por ustedes he hecho. Los hombres de grandeza y respeto entre ustedes morirán de hambre y los del vulgo morirán de sed.
14 Ya el infierno se relame esperando a Jerusalén, como si fuera delicioso bocado. Devorados serán los grandes y pequeños de ella, así como sus ebrias multitudes. 15 En aquel día los altivos serán derribados hasta el polvo, los orgullosos serán humillados. 16 Pero el Señor Todopoderoso es exaltado por sobre todo, pues sólo él es santo, justo y bueno. 17 En aquellos días pastarán los rebaños entre las ruinas. Corderos, becerros y cabritos pastarán allí.
18 ¡Ay de los que llevan sus pecados a rastras como toro enlazado! 19 Hasta se burlan del Santo de Israel y desafían al Señor a que los castigue. «¡Vamos, castíganos, Señor!», dicen. «¡A ver qué puedes hacer!». 20 Dicen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, que lo negro es blanco y lo blanco negro, dulce lo amargo y amargo lo dulce.
21 ¡Ay de los que se creen muy sabios y astutos! 22 ¡Ay de los valientes de la embriaguez, los que se vanaglorian de cuánto licor resisten! 23 Aceptan soborno para pervertir la justicia; dejan libre al malvado y encarcelan al inocente. 24 Por tanto Dios se encargará de ellos y los dará al fuego. Desaparecerán como la paja en las llamas. Las raíces se les pudrirán y las flores se les marchitarán, porque han desechado las leyes de Dios y han menospreciado la Palabra del Santo de Israel. 25 Por eso está encendida contra su pueblo la ira del Señor, por eso ha extendido su mano para aniquilarlos. Temblarán las colinas y los cadáveres podridos de su pueblo serán echados como basura a las calles. Pero aún así no se aplaca su ira, todavía levanta su mano sobre ellos.
26 El Señor dará señal a las naciones lejanas, silbará a los de los confines de la tierra y acudirán en tropel hacia Jerusalén. 27 Ellos jamás se fatigan, ni tropiezan ni se detienen; llevan sus cintos apretados y calzan fuertes botas; corren sin detenerse a descansar ni a dormir. 28 Tienen agudas flechas, arcos curvados. Los cascos de sus caballos echan chispas y las ruedas de sus carros giran como el viento. 29 Rugen como leones y saltan sobre su presa. Se apoderan de mi pueblo y se lo llevan a lejano cautiverio, sin que haya quien los libre. 30 Gruñen sobre sus víctimas como mar rugiente. Nube de tinieblas y dolor cubre a Israel. Negro es el cielo.
La misión de Isaías
6 ¡Yo vi al Señor el año que murió el rey Uzías! Ocupaba un trono sublime, y el templo estaba lleno de su gloria. 2 Sobre él revoloteaban poderosos serafines de seis alas. Con dos alas se cubrían el rostro, con otras dos se cubrían los pies y con dos volaban. 3 En gran coro antifonal cantaban:
―Santo, Santo, Santo es el Señor Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria.
4 ¡Qué tremendo canto! Hizo temblar el templo hasta sus cimientos, y súbitamente todo el santuario se llenó de humo.
5 Entonces dije: «¡Esta es mi muerte! Porque soy un pecador de boca impura, miembro de una raza pecadora, de inmunda boca, y sin embargo he mirado al Rey, al Señor Todopoderoso».
6 Entonces uno de los serafines voló hacia el altar y con unas tenazas sacó una brasa. 7 Con ella me tocó los labios y dijo:
―Con esto se te declara “inocente”, porque esta brasa tocó tus labios. Todos tus pecados quedan perdonados.
8 ―¿A quién enviaré por mensajero a mi pueblo? ¿Quién irá? —oí al Señor preguntar.
Y yo dije:
―Señor ¡yo voy! Envíame a mí.
9 Él dijo:
―¡Ve! Pero dile esto a mi pueblo: “Aunque una y otra vez oyen mis palabras, no quieren entenderlas. Por más que me ven hacer milagros repetidas veces, no quieren entender su significado”. 10 Quítales la inteligencia, tápales los oídos y ciérrales los ojos. No quiero que vean, oigan ni entiendan, ni que se vuelvan a mí para que los sane.
11 Entonces dije:
―Señor, ¿cuánto tiempo pasará antes que estén dispuestos a escuchar?
Y él respondió:
―No será sino hasta que sus ciudades sean destruidas y no quede persona con vida, y todo el país esté desolado, 12 y todos sean llevados como esclavos a países lejanos, y toda la tierra de Israel quede desierta. 13 Pero la décima parte, un remanente, sobrevivirá; y aunque Israel sea invadido y destruido una y otra vez, será como árbol talado que aún conserva vida para retoñar.
La señal de Emanuel
7 Durante el reinado de Acaz, hijo de Jotán y nieto de Uzías, Jerusalén fue atacada por el rey Rezín de Siria y el rey Pecaj de Israel, hijo de Remalías. Pero no la tomaron, la ciudad resistió. 2 Sin embargo, cuando a la corte real llegó la noticia, «Siria está aliada con Israel contra nosotros», el corazón del rey y de su pueblo tembló de miedo como las hojas del bosque se estremecen bajo la tormenta.
3 El Señor le ordenó a Isaías:
Ve al encuentro del rey Acaz en compañía de tu hijo Sear Yasub. Lo hallarás al final del acueducto que va de la fuente de Gihón al estanque de arriba, junto al camino que baja al campo del blanqueador. 4 Dile que no se angustie más, dice el Señor. Dile que no tiene por qué asustarse de la furia de esos dos fracasados, Rezín y Pecaj. 5 Sí, cierto, los reyes de Siria e Israel vienen contra él. Los enemigos dicen: 6 «Invadiremos a Judá y llenaremos de pánico a su pueblo. Luego pelearemos hasta llegar a Jerusalén y pondremos por rey suyo al hijo de Tabel».
7 Pero el Señor Dios dice: Este plan no triunfará, 8 porque Damasco seguirá siendo capital sólo de Siria, y el reino de Rezín no extenderá sus fronteras. Y dentro de sesenta y cinco años también Efraín será aplastado y quebrantado. 9 Samaria es la capital de Efraín solamente, y el poder del rey Pecaj no aumentará. ¿No me creen? Si quieren mi protección, tienen que aprender a creer lo que digo.
10 No mucho después de esto, el Señor envió este otro mensaje al rey Acaz: 11 Acaz, pídeme una señal para demostrarte que en realidad aplastaré a tus enemigos como lo tengo dicho. Pide lo que quieras que haga en cualquier lugar del globo terraqueo.
12 Pero el rey se negó y dijo:
―¡Jamás importunaré al Señor con nada semejante!
13 Entonces Isaías respondió:
―Oh casa de David, no te basta con agotarme la paciencia, ¡tienes que agotársela también a Dios! 14 Bueno, el Señor mismo elegirá la señal: ¡Una joven dará a luz un niño! y ella le pondrá por nombre Emanuel (que significa “Dios está con nosotros”). 15-16 Para cuando este niño sea destetado y pueda distinguir entre el bien y el mal, los dos reyes a quienes tanto temes —los reyes de Israel y Siria— habrán muerto.
17 «Pero más adelante el Señor mandará terrible maldición sobre ti, tu nación y tu familia. Habrá tanto terror como nunca se vio desde la división del imperio de Salomón en los reinos de Israel y Judá. ¡El poderoso rey de Asiria vendrá con su gran ejército!». 18 En aquel tiempo el Señor silbará llamando al ejército del Alto Egipto y al de Asiria, para que cual moscas desciendan sobre ti y te destruyan como si fueran abejas de aguijón mortal. 19 Acudirán en hordas inmensas que se esparcirán por todo el país, hasta los valles desolados, las cuevas y los espinales, así como hacia toda la tierra fértil. 20 En aquel día el Señor tomará esta «navaja», estos mercenarios asirios que contrataste para salvarte, y la usará para rasurarte de cuanto posees: tu tierra, tus cosechas y tu pueblo.
21-22 Cuando finalmente dejen de saquear, toda la nación será sólo un pastizal. Y afortunado será el granjero a quien al menos le quede una vaca y dos ovejas. Pero los abundantes pastos producirán mucha leche y todos los que queden se alimentarán de leche cuajada y miel silvestre. 23 En aquel tiempo los lozanos viñedos se convertirán en zarzales. 24 Toda la tierra será un vasto espinar, coto de caza donde abunden los animales salvajes. 25 Nadie irá a las fértiles laderas donde antes había huertos, pues estarán cubiertas de espinos. Vacas, ovejas y cabras pastarán allí.
Asiria, el instrumento del Señor
8 El Señor volvió a darme un mensaje: Hazte un gran letrero y anuncia en él el nacimiento del hijo que voy a darte. ¡Escríbelo con mayúsculas! Su nombre será Maher Salal Jasbaz (que significa pronto serán destruidos sus enemigos).
2 Les pedí a Urías, el sacerdote y a Zacarías, hijo de Jeberequías, ambos de notoria honradez, que me vigilaran mientras yo escribía para que dieran testimonio que yo lo había escrito (antes de que el niño fuera siquiera concebido). 3 Entonces tuve relaciones sexuales con mi esposa y ella concibió y me dio un hijo, y el Señor dijo:
«Ponle por nombre Maher Salal Jasbaz. 4 Ese nombre profetiza que dentro de un par de años, antes que ese niño tenga edad para decir papá o mamá, el rey de Asiria invadirá a Damasco y a Samaria, y se llevará todas sus riquezas».
5 Luego el Señor volvió a hablarme y dijo:
6 «Puesto que el pueblo de Jerusalén piensa rechazar mi tierna solicitud y sus habitantes están ansiosos de pedirles a los reyes Rezín y Pecaj que acudan en su auxilio, 7-8 yo abrumaré a mi pueblo con la impetuosa corriente del Éufrates; el rey de Asiria con todos sus poderosos ejércitos se abalanzará contra ellos. ¡Esta inundación llenará todos sus canales y barrerá toda la tierra de Judá, oh Emanuel, llenándola de cabo a cabo».
9-10 Por mucho que hagan Siria e Israel, enemigos nuestros, no triunfarán; serán despedazados. Escúchenme ustedes, todos nuestros enemigos: Alístense para hacernos la guerra, y perecerán. ¡Sí, perecerán! Reúnan sus consejos de guerra, desarrollen su estrategia, preparen planes de ataque contra nosotros, ¡y perezcan! porque Dios está con nosotros.
Hay que temer a Dios
11 El Señor Dios lo ha declarado del modo más firme: Bajo ninguna circunstancia sigan a Judá en sus planes de rendirse a Siria e Israel. 12 Que nadie los llame traidores por su lealtad al Dios verdadero. No se llenen de pánico como tantos de sus vecinos cuando piensan en el ataque de Siria e Israel contra ustedes. 13 ¡No teman nada sino al Señor Todopoderoso! Si a él le temen, no tienen por qué temerle a nada más. 14-15 Él será su seguridad. Pero Israel y Judá han rechazado su protección y por tanto tropezaron contra la Roca de su salvación y yacen aplastados por ella. ¡La presencia de Dios entre ellos los ha puesto en peligro!
16 Escribe todo lo que voy a hacer, dice el Señor, y séllalo para el futuro. Encárgalo a algún hombre justo para que lo haga llegar a los justos de las generaciones futuras.
17 Aunque el Señor esté ahora oculto, voy a esperar a que nos ayude. En él reposa mi única esperanza. 18 Yo y los hijos que Dios me ha dado tenemos nombres simbólicos que revelan los planes del Señor Todopoderoso para su pueblo: Isaías significa «El Señor salvará (a su pueblo)»; Sear Yasub significa «Un remanente volverá»; y Maher Salal Jasbaz significa «Tus enemigos serán pronto aniquilados». 19 ¿Por qué, pues, procuran averiguar el futuro consultando a brujas y médium? No escuchen sus bisbiseos y murmullos. ¿Podrán los vivos obtener de los muertos la revelación del futuro? ¿Por qué no se lo preguntan a su Dios?
20 ¡Contrasta las palabras de estas brujas con la palabra de Dios!, dice él. Si sus mensajes difieren de los míos, es que no proceden de mí, porque no hay en ellas luz de verdad. 21 Mi pueblo será llevado cautivo, claudicante, fatigado y hambriento. Y llevados del hambre, en su desvarío sacudirán el puño contra el cielo y maldecirán a su rey y a su Dios. 22 Adondequiera que vuelvan la mirada hallarán tribulación, angustia y negra desesperación. Y serán lanzados a las tinieblas.
Nos ha nacido un niño
9 Pero ese tiempo de tinieblas y desesperación no será eterno. Aunque pronto la tierra de Zabulón y Neftalí caigan bajo el menosprecio y el castigo de Dios, en lo futuro estas mismas tierras, Galilea y Transjordania del norte, donde están los caminos que llevan al mar, se verán llenas de gloria. 2 El pueblo que anda en tinieblas verá una gran luz, una luz que iluminará a todos los que moran en la tierra de amenaza de muerte. 3 Porque Israel volverá a ser grande, lleno de gozo como los segadores en el tiempo de la mies y como los hombres que se reparten el botín capturado. 4 Porque Dios quebrantará las cadenas que oprimen a su pueblo y el látigo que los azota, tal como destruyó la gran hueste de los madianitas valiéndose del pequeño grupo de Gedeón. 5 En aquel glorioso día de paz ya no se fabricará armamento, no habrá más uniformes de guerra manchados de sangre. Todo eso será quemado.
6 Porque nos ha nacido un niño, se nos ha dado un hijo y él tendrá el gobierno sobre su hombro. Estos serán sus títulos de realeza: «Admirable», «Consejero», «Dios poderoso», «Padre eterno», «Príncipe de paz». 7 Su siempre creciente y pacífico reinado no acabará jamás. Gobernará con perfecta equidad y justicia desde el trono de David su padre. Traerá verdadera justicia y paz a todas las naciones del mundo. Esto ocurrirá porque el Dios Todopoderoso se ha empeñado en realizarlo.
El enojo del Señor contra Israel
8-10 El Señor ha hablado contra el jactancioso Israel que dice que si bien nuestra tierra yace ahora en ruinas, la reconstruiremos mejor que antes. ¡Han talado los sicómoros, pero los repondremos con cedros!, dicen. 11-12 La respuesta del Señor a su jactancia es traer a sus enemigos contra él: los sirios al este y los filisteos al oeste. Con sus fauces devorarán a Israel y aun así la ira del Señor contra ustedes no estará satisfecha; todavía tiene cerrado el puño para aplastarlos. 13 Pero a pesar de todo este castigo no se arrepentirán ni se volverán a él, al Señor Todopoderoso. 14-15 Por lo tanto el Señor, en un solo día, destruirá a los jefes de Israel y a los profetas mentirosos. 16 Los caudillos han llevado a su pueblo cuesta abajo hacia la ruina.
17 Por eso el Señor no se complace en sus mancebos, y no se apiada siquiera de las viudas ni de los huérfanos, pues todos son malvados, mentirosos de inmunda boca. Por eso es que aún no está satisfecha su ira y su puño está aún listo para aplastarlos a todos. 18 Él quemará toda esta maldad, estos espinos y zarzas. Y las llamas consumirán también los bosques y de sus incendios subirá una gran columna de humo. 19-20 La tierra está ensombrecida por las nubes negras provocadas por tal incendio, por la ira del Señor Todopoderoso. Pasto de las llamas es el pueblo. Cada cual lucha contra su hermano para robarle el alimento, pero nunca tendrá suficiente. ¡Finalmente, llegarán hasta comerse a sus propios hijos! 21 Manasés contra Efraín, Efraín contra Manasés, y ambos contra Judá. Pero ni aun después de todo esto se satisface la ira de Dios. Aún pende sobre ellos su mano para aplastarlos.
10 ¡Ay de los jueces prevaricadores y de los que promulgan leyes injustas!, dice el Señor, 2 de modo que no haya justicia para los pobres, las viudas y los huérfanos. Sí, es cierto que hasta roban a las viudas y a los niños sin padre.
3 ¡Ay! ¿Qué harán cuando yo los visite en el día en que de lejanas tierras haga caer sobre ustedes la desolación? ¿A quién se volverán entonces en busca de socorro? ¿En dónde pondrán a salvo sus tesoros? 4 Yo no los ayudaré, tropezarán como prisioneros y yacerán entre los muertos. Y aún así no estará satisfecha mi ira, sino que aún tendré el puño listo para golpearlos.
Juicio de Dios sobre Asiria
5-6 Asiria es el látigo de mi ira, su fuerza militar es el arma que empleo contra esta nación impía, sentenciada y condenada. Ella los esclavizará, los saqueará y pisoteará como tierra bajo sus pies. 7 Pero el rey de Asiria no sabrá que fui yo quien lo envió. Pensará solamente que ataca a mi pueblo como parte de su plan de dominio mundial. 8 Dirá que pronto cada uno de sus príncipes será rey de un país conquistado.
9 «Destruiremos a Calnó así como destruimos a Carquemis», dirá, «y Jamat caerá ante nosotros como cayó Arfad; y destruiremos a Samaria como destruimos a Damasco. 10 Sí, hemos aniquilado muchos reinos cuyos ídolos eran mucho más grandes que los de Jerusalén y Samaria. 11 Así que cuando hayamos derrotado a Samaria y sus ídolos, destruiremos a Jerusalén y los suyos».
12 Luego que el Señor se haya valido del rey de Asiria para realizar sus fines, se enfrentará con los asirios y los castigará también, porque son hombres orgullosos y altivos. 13 Se vanaglorian diciendo: Por nuestra propia fuerza y sabiduría hemos ganado esas guerras. Somos grandes y sabios. Por nuestra propia fuerza derribamos las murallas y destruimos a los pueblos, y nos llevamos sus tesoros. 14 Por nuestra propia grandeza hemos saqueado sus nidos de riquezas y hemos reunido reyes como los granjeros recogen huevos, y nadie puede mover un dedo ni abrir la boca contra nosotros.
15 Pero el Señor dice:
«¿Pretenderá el hacha tener más poder que el hombre que la maneja? ¿Será la sierra más importante que el serrador? ¿Podrá la vara golpear a menos que la mano la mueva? ¿Podrá el bordón caminar por sí solo?».
16 ¡Por esa su perversa jactancia, oh rey de Asiria, el Señor Todopoderoso enviará una plaga entre tus orgullosas tropas, y las herirá! 17 Dios, la Luz y el Santo de Israel, será el fuego y la llama que las destruirá. En una sola noche quemará esos espinos y zarzas, los asirios que destruyeron la tierra de Israel. 18 El enorme ejército de Asiria es como un bosque imponente, pero será destruido. El Señor los destruirá en cuerpo y alma, como cuando el enfermo se consume. 19 De aquel magno ejército sólo unos cuantos quedarán, tan pocos que un niño podrá contarlos.
El remanente de Israel
20 Y finalmente, los que hayan quedado en Israel y Judá confiarán en el Señor, el Santo de Israel, en vez de temer a los asirios. 21 Un remanente de ellos retornará al Dios poderoso. 22 Pero aunque Israel sea ahora tan numeroso como las arenas de la playa, sólo unos pocos quedarán para regresar en aquel día. Con toda justicia ha resuelto Dios destruir a su pueblo. 23 Ya el Señor Dios Todopoderoso, el dueño de ustedes, ha decidido consumirlos. 24 Por lo tanto, el Señor Dios Todopoderoso dice:
«¡Oh pueblo mío de Jerusalén, no temas a los asirios cuando te opriman como hace mucho hicieron los egipcios! 25 No será por mucho tiempo; dentro de poco cesará mi ira contra ti y se encenderá contra ellos para destruirlos».
26 El Señor Todopoderoso enviará su ángel para acabar con ellos en una gran matanza como cuando Gedeón venció a Madián en la roca de Oreb, o como cuando Dios ahogó a los ejércitos egipcios en el mar. 27 En aquel día pondrá Dios fin a la esclavitud de su pueblo, les quitará de la cerviz el yugo de esclavitud y destruirá a los enemigos como está decretado.
28-29 ¡Miren! ¡Ya vienen los poderosos ejércitos de Asiria! Ya están en Ayat, ahora llegan a Migrón, ya acumulan parte de sus tropas en Micmás y franquean el paso, van a pasar la noche en Gueba. El miedo se apodera de Ramá: todo el pueblo de Guibeá, la ciudad de Saúl, huye para salvarse.
30 ¡Bien pueden gritar aterrorizados, oh pueblo de Galín! Griten avisándole a Lais, pues se acerca el poderoso ejército. ¡Pobre Anatot, qué destino te espera! 31 Anda de huida el pueblo de Madmena, y los habitantes de Guebín se preparan para escapar, 32 pero el enemigo se detiene a pasar en Nob el resto del día. Amenaza con el puño a Jerusalén que está en el monte Sion.
33 De pronto, ¡miren, miren! El Señor, el Señor Todopoderoso viene derribando los regios árboles. Está acabando con todo aquel vasto ejército, con grandes y pequeños por igual, oficiales y reclutas. 34 Él, el Poderoso, truncará al enemigo como el hacha del leñador corta los árboles del bosque en el Líbano.
El retoño de Isaí
11 La descendencia real de David será interrumpida, cortada como se hace con un árbol, pero del tronco surgirá un renuevo, una nueva rama de la antigua raíz. 2 Y sobre él reposará el Espíritu del Señor, el Espíritu de sabiduría, entendimiento, consejo y poder; el Espíritu de conocimiento y reverencia por el Señor. 3 Su delicia será obedecer al Señor. No los juzgará por las apariencias, por falsas pruebas o por chismes, 4 sino que defenderá a los pobres y explotados. Regirá contra los malvados que los oprimen. 5 Porque estará revestido de equidad y verdad.
6 En ese tiempo el lobo y el cordero se echarán juntos, y el leopardo y las cabras estarán en paz. Los becerros y el ganado engordado estarán a salvo entre los leones, y un niñito los pastoreará a todos. 7 Las vacas pacerán entre los osos; los cachorros y los terneros se echarán juntos y los leones comerán hierba como hacen las vacas. 8 Los pequeñitos andarán seguros gateando entre las serpientes venenosas, y el niñito que meta la mano en un nido de víboras no sufrirá ningún daño. 9 Nada habrá perjudicial ni destructivo en todo mi monte sagrado, pues así como las aguas llenan el mar, de igual modo la tierra estará llena del conocimiento del Señor.
10 En aquel día, el que creó la dinastía real de David será estandarte de salvación para todo el mundo. Las naciones acudirán a él, pues el sitio en donde viva será un lugar glorioso. 11 En aquel tiempo el Señor hará volver por segunda vez a los pocos que permanecieron fieles de entre su pueblo, trayéndolos a Israel desde Asiria, el Alto y el Bajo Egipto, Etiopía, Elam, Babilonia, Jamat y todas las lejanas tierras costeras. 12 Alzará una bandera entre las naciones como señal para que estas se congreguen. De todos los confines de la tierra recogerá a los israelitas dispersos. 13 Y finalmente acabarán los celos entre Israel y Judá, no pelearán más entre sí, 14 sino que juntos se lanzarán contra las naciones asentadas en su tierra al oriente y al occidente, uniendo sus fuerzas para derrotarlas y ocuparán las naciones de Edom, Moab y Amón.
15 El Señor les abrirá paso por entre el Mar Rojo, y alzando su mano sobre el Éufrates mandará un fuerte viento que lo dividirá en siete partes que puedan cruzarse fácilmente. 16 Construirá el Señor una calzada desde Asiria para el pequeño grupo de fieles que allá mora, tal como antiguamente lo hizo para todo Israel cuando este retornó de Egipto.
Canciones de alabanza
12 En aquel día dirán:
―¡Alaben al Señor! Estuvo airado conmigo, pero ahora me consuela. 2 ¡Miren! ¡Dios ha acudido a salvarme! Estaré confiado y no temeré, porque el Señor es mi fuerza y mi canción, ¡él es mi salvación! 3 ¡Oh, qué gozo es beber hasta saciarse de la fuente de salvación!
4 En aquel admirable día dirán:
―¡Den gracias al Señor! ¡Alaben su nombre! Cuéntenle al mundo de su maravilloso amor. ¡Cuán poderoso es! 5 ¡Cántenle al Señor, pues ha realizado maravillas! Den a conocer su alabanza en la redondez del mundo. 6 Cante jubiloso su canto de reconocimiento todo el pueblo de Jerusalén. Porque grande y poderoso es el Santo de Israel, que mora entre ustedes.
Profecía contra Babilonia
13 Esta es la visión que Dios le mostró a Isaías, hijo de Amoz, respecto a la caída de Babilonia.
2 Vean cómo ondean las banderas mientras sus enemigos la atacan. ¡Grítenles, oh Israel, y háganles señas cuando marchan contra Babilonia a destruir los palacios de los ricos y poderosos! 3 Yo, el Señor, he apartado estos ejércitos para la tarea; he llamado a los que se gozan en su fuerza para que hagan esta obra, para satisfacer mi ira. 4 Escuchen el tumulto en los montes. ¡Escuchen a los ejércitos en marcha! Es el tumulto y el clamor de muchas naciones. El Señor Todopoderoso los ha congregado aquí, 5 desde lejanos países. Son las armas que emplea contra ti, oh Babilonia. Son portadores de su ira y destruirán toda tu tierra.
6 Griten aterrorizados, porque ha llegado el día del Señor, el tiempo en que el Todopoderoso los aplastará. 7 Tienen los brazos paralizados de miedo; hasta los más recios corazones se derriten 8 y están llenos de miedo. El terror los atenaza con terribles dolores como los de la mujer a punto de dar a luz. Se miran unos a otros, indefensos, mientras las llamas de la ciudad incendiada se reflejan en sus pálidos rostros.
9 Pues vean, viene el día del Señor, el terrible día cuando dará rienda libre a su cólera y gran ira. Entonces será destruido el país y con él todos los pecadores. 10 El cielo se oscurecerá sobre ellos. No darán su luz las estrellas, ni el sol ni la luna.
11 Y yo castigaré al mundo por su maldad, a los inicuos por su pecado. Yo aplastaré la arrogancia de los orgullosos y la altivez de los ricos. 12 Pocos quedarán con vida cuando yo acabe mi obra destructora. Escasearán los hombres como escasea el oro; valdrán más que el oro de Ofir. 13 En mi ira y furor sacudiré los cielos y entonces la tierra se saldrá de su órbita en los cielos.
14 Los ejércitos de Babilonia correrán hasta agotarse, huyendo hacia su país como si fueran venados perseguidos por los perros, como ovejas errantes abandonadas de su pastor. 15 Los que no huyan caerán en la matanza. 16 Sus pequeños serán estrellados contra el pavimento ante sus propios ojos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus esposas por las hordas invasoras. 17 Porque yo incitaré a los medos contra Babilonia, y no habrá plata ni oro suficientes para aplacarlos. 18 El ejército atacante no se apiadará de los jóvenes de Babilonia, ni de sus infantes o niños de pecho.
19 Y así Babilonia, el más glorioso de los reinos, flor y nata de la cultura caldea, será completamente arrasada como lo fueron Sodoma y Gomorra cuando Dios les envió fuego del cielo; 20 jamás volverá a surgir Babilonia. Generaciones vendrán y pasarán pero su tierra no volverá a ser habitada ni los nómadas volverán a acampar en ella. Los pastores jamás pernoctarán allí con sus ovejas. 21 Las fieras del desierto tendrán allí su morada y por sus casas andarán bestias ululantes. Las habitarán los avestruces, y los demonios tendrán allí sus danzas. 22 Hienas y chacales tendrán su guarida en sus palacios. Contados están los días de Babilonia, pronto será el día de su caída.
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.