Bible in 90 Days
12 »Habrá un área fuera del campamento para las necesidades físicas. 13 Cada hombre debe tener una pala como parte de su equipo. Cada vez que tenga necesidad de evacuar los excrementos, cavará un hoyo con la pala, y después de haber terminado los cubrirá con tierra. 14 El campamento debe mantenerse limpio y santo porque el Señor lo recorre para protegerte y para hacer que tus enemigos caigan delante de ti. No debe haber en él ninguna cosa indecente para que no se aparte el Señor de ti.
Leyes misceláneas
15 »Si un esclavo huye de su amo, no debes forzarlo a regresar; 16 déjalo vivir entre el resto de la nación, en el pueblo que él escoja, y no lo oprimas.
17 »En Israel no ha de haber prostitución de mujeres ni de hombres.
18 »No debes traer a la casa del Señor ninguna ofrenda procedente de las ganancias de ese tipo de prácticas, porque son detestables delante del Señor tu Dios.
19 »No exigirás interés sobre los préstamos que le hagas a un hermano israelita, ya sea de dinero, alimentos o cualquier otra especie. 20 Puedes exigir intereses a un extranjero, pero no a un israelita. Porque si cobras interés a un hermano israelita, el Señor tu Dios no te bendecirá cuando entres en la tierra donde van a vivir.
21 »Cuando hayas hecho un voto al Señor apresúrate a cumplirlo, cualquiera que sea la cosa que le has prometido, porque el Señor exige que cumplas con prontitud tus votos; es pecado si no lo haces. 22 Pero si evitas hacer un voto, entonces no existe pecado. 23 Una vez que hayas hecho el voto, debes cumplir exactamente lo que hayas dicho porque lo hiciste voluntariamente y te has comprometido con voto delante del Señor tu Dios.
24 »Podrás comer uvas hasta saciarte en el viñedo de otro hombre, pero no podrás sacar nada de él en ningún tipo de recipiente. 25 Lo mismo te digo acerca de la mies de otra persona. Puedes comer cereales de ella pero no uses en ella la hoz.
24 »Si un hombre se casa y halla en su esposa algo indecoroso que no le agrada, puede escribir una carta en que declara que se ha divorciado de ella. Le dará a ella la carta y la despedirá. 2 En caso de que ella se case otra vez 3 y el nuevo marido también se divorcie de ella, o muera, 4 el primer marido no podrá tomarla nuevamente porque ella está contaminada. Esto pervertiría la tierra que el Señor tu Dios te da.
5 »El recién casado no irá a la guerra ni se le ocupará en responsabilidades especiales. Estará libre durante un año para estar en casa gozando con su esposa.
6 »Es ilegal tomar una piedra de molino como prenda porque es la herramienta con que su propietario se gana la vida. 7 Si alguien rapta a un israelita y lo trata como esclavo o lo vende, el secuestrador deberá morir a fin de purgar el mal de entre ustedes.
8 »Observa muy cuidadosamente las instrucciones del sacerdote en caso de lepra, porque yo le he dado las normas y las instrucciones que debes obedecer a la letra. 9 Recuerda lo que el Señor tu Dios le hizo a Miriam cuando venían de Egipto.
10 »Si le prestas algo a otro hombre, no debes entrar a su casa para tomarle prenda; 11 espera afuera a que él mismo te la traiga.
12 »Si el hombre es pobre y en prenda te da su manto, no debes dormir en él. 13 Devuélveselo en la tarde para que pueda usarlo en la noche y para que te bendiga. El Señor tu Dios te lo contará por justicia.
14 »No oprimas al pobre asalariado, sea israelita o extranjero que viva en tu pueblo. 15 Págale su salario cada día, antes de la puesta del sol, porque es pobre y lo necesita diariamente. De otro modo él podría clamar al Señor en contra tuya y se te tendrá por pecado.
16 »Los padres no morirán por los pecados de sus hijos, ni los hijos por los pecados de sus padres. Cada persona que merece la pena de muerte será ejecutada por su propio delito.
17 »Debes juzgar con justicia a los exiliados y a los huérfanos; y jamás tomes como prenda la ropa de una viuda. 18 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto y que el Señor tu Dios te rescató. Por esto es que te doy este mandamiento. 19 Cuando cortes el trigo y se te quede en el campo una gavilla; no regreses a buscarla. Déjala para los exiliados, los huérfanos y las viudas. Entonces el Señor tu Dios te bendecirá y prosperará en todo lo que hagas. 20 Cuando estés recogiendo las aceitunas de tus olivares, no repases las ramas dos veces recogiendo los restos. Deja las que queden para los exiliados, los huérfanos y las viudas. 21 Esto mismo te digo acerca de las uvas de tus viñedos: No rebusques las viñas después de la vendimia, deja el resto para los que tienen necesidad. 22 Recuerda que fuiste esclavo en Egipto. Por esta razón te doy este mandamiento.
25 »Si un hombre es declarado culpable de un delito 2 y se le condena a ser azotado, el juez ordenará que se acueste en tierra y sea azotado en su presencia en proporción a la gravedad de su delito. 3 Pero no debe dársele más de cuarenta azotes, porque el castigo podría ser demasiado severo y tu hermano podría verse degradado ante ti.
4 »No le pondrás bozal al buey que trilla.
5 »Si el hermano de un hombre muere sin tener hijos, la viuda no podrá casarse fuera de la familia. El hermano del marido deberá casarse con ella y darle descendencia. 6 El primer hijo que ella le dé será considerado hijo del hermano muerto, a fin de que su nombre no sea olvidado. 7 Pero si el hermano del muerto no quiere cumplir su deber en este asunto y se niega a casarse con la viuda, ella irá a la ciudad donde deliberan los ancianos de la ciudad y les dirá: “Mi cuñado no quiere hacer que continúe el nombre de su hermano. No quiere casarse conmigo”. 8 Los ancianos de la ciudad lo llamarán y tratarán de convencerlo, y si aún se niega, 9 la viuda se acercará a él en presencia de los ancianos, le sacará la sandalia del pie y le escupirá en el rostro. Entonces ella dirá: “Esto es lo que le ocurre a un hombre que se niega a dejar descendencia a su hermano”. 10 De allí en adelante, el nombre de la casa de ese hombre será “casa del descalzo”.
11 »Si dos hombres riñen y la esposa de uno de ellos interviene para ayudar a su marido y toma al otro por los testículos, 12 se le cortará la mano a la mujer inmediatamente y sin misericordia:
13-15 »En todos tus negocios debes usar balanza y medida exactas para que tengas una vida larga y buena en la tierra que el Señor tu Dios te da. 16 Todo aquel que engaña con pesas y medidas injustas es detestable delante del Señor tu Dios.
17 »No debes olvidar lo que el pueblo de Amalec te hizo cuando saliste de Egipto. 18 Recuerda que ellos pelearon contra ti y atacaron a los que estaban agotados y cansados en la retaguardia, sin respeto ni temor del Señor. 19 Por lo tanto, cuando el Señor tu Dios te haya dado reposo de todos tus enemigos en la Tierra prometida, deberás destruir completamente al nombre de Amalec de debajo del cielo. Jamás olvides esto.
Diezmos y primicias
26 »Cuando hayas entrado en la tierra que el Señor tu Dios te ha dado, y la hayas conquistado y estés viviendo en ella, 2 deberás ofrecer al Señor en su santuario las primicias de cada cosecha. Llévalas en un canasto 3 y entrégalas al sacerdote que esté de turno y dile: “Este presente es mi ofrenda de gratitud por cuanto el Señor mi Dios me ha traído a la tierra que él prometió a nuestros antepasados”. 4 El sacerdote tomará el canasto de tu mano y lo pondrá sobre el altar, 5 y tú dirás delante del Señor tu Dios: “Mis antepasados fueron emigrantes arameos que fueron a Egipto en busca de refugio. Eran pocos en número pero en Egipto se convirtieron en una nación poderosa. 6-7 Los egipcios nos maltrataron y nosotros clamamos al Señor Dios de nuestros antepasados. Él nos oyó y vio nuestros trabajos, sufrimientos y opresiones, 8 y nos sacó de Egipto con milagros poderosos y con su brazo extendido. Hizo milagros grandes y terribles delante de los egipcios, 9 y nos ha traído a este lugar y nos ha dado esta tierra de la que fluye leche y miel. 10 Y ahora, oh Señor, he traído a tu altar las primicias de la tierra que me has dado”. Entonces colocarás las primicias delante del Señor tu Dios y lo adorarás. 11 Después anda y festeja con todas las buenas cosas que Dios te ha dado. Celebra juntamente con tu familia y con los levitas y exiliados que vivan en tu comunidad.
12 »Cada tercer año es un año de diezmos especiales. Ese año darás todo el diezmo y además darás de tus bienes a los levitas, a los exiliados, a las viudas y a los huérfanos, para que todos sean saciados. 13 Entonces declararás delante del Señor tu Dios: “He dado todos mis diezmos regulares, y además he dado de mis bienes a los levitas, a los exiliados, a los huérfanos y a las viudas, de la manera que tú me lo ordenaste. No he violado ni olvidado ninguna de tus reglas. 14 No he tocado el diezmo estando yo ceremonialmente impuro (por ejemplo estando de duelo), ni lo he ofrecido a los muertos. He obedecido al Señor mi Dios y he hecho cuanto me has mandado. 15 Mira desde tu santa morada en el cielo y bendice a tu pueblo y la tierra que nos has dado tal como prometiste a nuestros antepasados, una tierra de la que fluye leche y miel”.
Exhortación a seguir los mandamientos del Señor
16 »Obedecerás de todo corazón todos estos mandamientos y ordenanzas que el Señor tu Dios te está dando hoy. 17 Tú has declarado en este día que él es tu Dios y has prometido obedecerle y guardar sus mandamientos y ordenanzas y atender cuanto él te diga que hagas. 18 El Señor ha declarado en este día que tú eres su pueblo de la manera que él lo prometió y que debes obedecer sus leyes, 19 y que si lo haces, él te exaltará sobre todas las demás naciones, haciendo que recibas el honor, el elogio y la fama. Pero para alcanzar ese honor y fama debes ser un pueblo santo consagrado al Señor tu Dios, de la manera que él lo pide».
El altar sobre el monte Ebal
27 Entonces Moisés y los ancianos de Israel le dieron al pueblo estas otras instrucciones: 2-4 «Cuando cruces el Jordán y llegues a la tierra que el Señor tu Dios te da, tierra de la que fluye leche y miel, sacarás piedras del fondo del río e inmediatamente harás con ellas un monumento en la otra orilla, junto al monte Ebal. Blanquearás las piedras con cal y luego escribirás en ellas las leyes del Señor. 5-6 Y levantarás allí un altar al Señor tu Dios. Usa piedras que no hayan sido cortadas, y presenta sobre el altar las ofrendas al Señor tu Dios. 7 También presenta sobre el altar los sacrificios de paz, y alégrate allí, con gran gozo, delante del Señor tu Dios. 8 Escribe todas estas leyes claramente sobre el monumento».
Maldiciones sobre el monte Ebal
9 Entonces Moisés y los levitas se dirigieron a todo el pueblo de Israel diciéndole: «Oye Israel, hoy has llegado a ser el pueblo de Dios, 10 de modo que hoy debes comenzar a obedecer todo estos mandamientos que te he dado».
11 Ese mismo día, Moisés dio estos encargos al pueblo:
12 «Cuando cruces el Jordán, las tribus de Simeón, Leví, Judá, Isacar, José y Benjamín se pondrán en el monte Guerizín a proclamar una bendición, 13 y las tribus de Rubén, Gad, Aser, Zabulón, Dan y Neftalí estarán sobre el monte Ebal para proclamar una maldición. 14 Entonces los levitas que estarán entre ellos gritarán delante de todo Israel:
15 “Maldito sea cualquiera que adore ídolos, aun si lo hace en secreto; sea de madera tallada o de metal fundido, porque el Señor aborrece estos ídolos hechos por la gente”. Y el pueblo responderá: “Amén”.
16 “Maldito sea cualquiera que desprecia a su padre o a su madre”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.
17 “Maldito sea el que mueve las marcas de los límites de su propiedad y la de su vecino”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.
18 “Maldito sea el que pone tropiezo delante de un ciego”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.
19 “Maldito sea el que hace injusticia con el exiliado, el huérfano y la viuda”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.
20 “Maldito sea el que comete adulterio con una de las esposas de su padre, porque ella pertenece a su padre”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.
21 “Maldito sea el que tiene relación sexual con un animal”. Y el pueblo responderá: “Amén”.
22 “Maldito sea el que tiene relación sexual con su hermana o medio hermana”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.
23 “Maldito sea el que tiene relación sexual con su suegra”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.
24 “Maldito sea el que secretamente mata a otro”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.
25 “Maldito sea el que acepta soborno para matar a un inocente”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.
26 “Maldito sea el que no obedece estas leyes”. Y todo el pueblo responderá: “Amén”.
Bendiciones por la obediencia
28 »Si obedeces completamente todas estas ordenanzas del Señor tu Dios, las leyes que te estoy dando en este día, el Señor te convertirá en la nación más grande del mundo. 2-6 Estas son las bendiciones que vendrán sobre ti:
»Bendito serás en la ciudad; bendito serás en el campo.
»Tendrás muchos niños; abundantes cosechas; grandes rebaños de ovejas y vacas.
»Bendiciones de fruta y pan.
»Bendiciones cuando entres; bendiciones cuando salgas.
7 »El Señor derrotará a tus enemigos. Ellos vendrán juntos en tu contra, pero delante de ti huirán en siete direcciones. 8 El Señor te bendecirá con grandes cosechas, y te prosperará en todo lo que hagas cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da. 9 Él te transformará en un pueblo santo, consagrado a él. Esto es lo que ha prometido hacer contigo si le obedeces y andas en sus caminos. 10 Todas las naciones del mundo verán que perteneces al Señor, y tendrán temor.
11 »El Señor te dará abundancia de cosas buenas en la tierra, como lo ha prometido: Muchos hijos, mucho ganado, y cosechas abundantes. 12 Él te abrirá el maravilloso tesoro de las lluvias de los cielos para que tengas ricas cosechas en cada estación. Él te bendecirá en todo lo que hagas; y tú prestarás a muchas naciones, y no tendrás necesidad de pedir prestado de ellas. 13 Si escuchas y obedeces los mandamientos del Señor tu Dios que te estoy dando en este día, él hará que tú seas cabeza y no cola, y que estés siempre encima y nunca debajo. 14 Pero cada una de estas bendiciones depende de que no te apartes de ninguna de las leyes que te he dado; y no debes jamás adorar a otros dioses.
Maldiciones por la desobediencia
15-19 »Si no escuchas al Señor tu Dios y no obedeces estas leyes que te doy en este día, todas estas maldiciones vendrán sobre ti:
»Maldito sea en la ciudad; maldito sea en el campo.
»Maldiciones en las frutas y en el pan.
»Maldición de matrices estériles.
»Maldición sobre tus cosechas.
»Maldiciones sobre la fertilidad de tus ovejas y vacas.
»Maldiciones cuando entres; maldiciones cuando salgas.
20 »Porque el Señor mismo enviará su maldición sobre ti. Estarás confuso y fracasarás en todo lo que hagas, hasta que seas destruido por el pecado de haber abandonado a tu Dios.
21 »Te mandará enfermedades hasta que hayas desaparecido de la tierra a la que estás por entrar y poseer. 22 Te enviará enfermedades mortales, fiebres e infecciones. Arruinará tus cosechas con plaga, sequía y con hongos. Y todos sus azotes te perseguirán hasta que mueras.
23 »Los cielos sobre ti serán como bronce, la tierra debajo de ti será como el acero. 24 La tierra estará tan seca por la falta de lluvia que las tormentas de polvo te destruirán.
25 »El Señor hará que seas derrotado por tus enemigos. Marcharás gloriosamente a la batalla, pero huirás delante de tu enemigo en completa confusión y serás causa de espanto entre todas las naciones de la tierra. 26 Tu cadáver servirá de comida a las aves y a los animales salvajes, y nadie estará allí para espantarlos.
27 »El Señor enviará sobre ti las úlceras y las plagas de Egipto: tumores, sarna y tiña para las que no hallarás remedio. 28 Te enviará locura, ceguera, temor y pánico. 29 Andarás a tientas al mediodía, de la manera que un ciego anda en la oscuridad. No prosperarás en nada de lo que hagas, serás oprimido y despojado continuamente, y nada podrá salvarte.
30 »Tomarás mujer y otro dormirá con ella; edificarás casa y otro la habitará; plantarás viñas y otro comerá su fruto. 31 Tus bueyes serán degollados delante de tus propios ojos, pero no podrás comer un bocado de su carne. Tus burros te serán arrebatados mientras miras y nadie te los devolverá. Tus ovejas serán entregadas a tus enemigos. ¡No habrá quien te proteja! 32 Ante tu vista tus hijos e hijas serán llevados en esclavitud. Tu corazón se quebrantará de angustia al verlos, pero no podrás ayudarlos. 33 Una nación extranjera de la cual ni siquiera has oído se comerá las cosechas que con tanto trabajo cultivaste. Estarás siempre oprimido y explotado. 34 Te volverás loco por toda la tragedia que verás a tu alrededor. 35 El Señor te cubrirá de llagas incurables de la cabeza hasta los pies.
36 »Cautivo te enviará el Señor juntamente con el rey que elegiste, a una nación que ni tú ni tus antepasados tuvieron en cuenta, y mientras estés en el destierro, adorarás dioses de piedra y de madera. 37 Serás motivo de horror y objeto de burla entre todas las naciones, porque el Señor te desechará.
38 »Sembrarás mucho pero cosecharás poco, porque las langostas se comerán tus cultivos. 39 Plantarás viñedos y los cuidarás, pero no comerás las uvas ni beberás el vino porque el gusano destruirá las viñas. 40 Los olivos crecerán por doquier, pero no habrá suficiente aceite para ungirte, porque los árboles dejarán caer el fruto antes de que haya madurado. 41 Tus hijos e hijas serán raptados para ser vendidos como esclavos. 42 La langosta destruirá tus árboles y tus viñas. 43 Los extranjeros que vivan en medio del pueblo se enriquecerán cada vez más, mientras tú te haces cada vez mas pobre. 44 Ellos te prestarán a ti, y tú no podrás prestarles a ellos ni un centavo. Ellos estarán a la cabeza y tú, en la cola.
45 »Todas estas maldiciones te perseguirán hasta que seas destruido por haber rechazado la palabra del Señor tu Dios. 46 Todos estos horrores caerán sobre ti y tus descendientes como una advertencia. 47 Serás esclavo de tus enemigos por no haber alabado a Dios con gozo y alegría por todo lo que él ha hecho por ti. 48 El Señor enviará a tus enemigos en tu contra, y tendrás hambre y sed; y estarás desnudo y tendrás necesidad de todas las cosas. Sobre tu cuello será colocado un yugo de hierro, hasta que seas destruido.
49 »El Señor traerá contra ti una nación distante que vuela con la rapidez del águila y cuyo idioma no entiendes, 50 una nación de hombres fieros e iracundos que no tendrán misericordia de jóvenes ni de viejos. 51 Comerán de lo que haya en tu casa hasta que se hayan agotado el ganado y las cosechas. Desaparecerá el grano, el vino nuevo, los cabritos y los corderos. 52 Esa nación pondrá sitio a tus ciudades y derribará tus murallas altas, en las cuales confiaste creyendo que serían tu protección. 53 Llegarás aun a comer la carne de tus hijos e hijas en los terribles días del sitio que está por delante. 54 Los hombres más sensibles que moran contigo se endurecerán contra sus propios hermanos, contra sus padres, y contra sus esposas y contra los hijos que aún estén vivos. 55 Se negarán a darles parte de la carne que están devorando —carne de sus propios hijos— porque estarán muertos de hambre en medio del sitio de tus ciudades. 56-57 La mujer más tierna y delicada de tu pueblo, que no se habría atrevido a posar su pie desnudo en tierra, no querrá compartir su comida con el esposo que ama, ni con su hijo, ni con su hija. Esconderá de ellos la placenta y el bebé que acaba de nacer a fin de comérselo ella sola. Tan terrible será el hambre que habrá en el sitio y la terrible angustia causada por tus enemigos en tus puertas.
58 »Si te niegas a obedecer todas las leyes escritas en este libro, rechazando la reverencia y la gloria que merece el nombre del Señor tu Dios. 59 El Señor enviará plagas perpetuas sobre ti y tus hijos. 60 Traerá sobre ti todas las enfermedades de Egipto que tanto temes, y asolarán la tierra, 61 y eso no será todo: El Señor traerá también sobre ti toda enfermedad y plaga existente, aun aquellas que no están mencionadas en este libro, hasta que hayas sido destruido. 62 En lugar de llegar a ser numerosos como las estrellas, quedarán pocos de ustedes. Todo esto ocurrirá si no obedeces al Señor tu Dios.
63 »Así como el Señor se ha agradado de ti y ha hecho tantas cosas maravillosas por ti y te ha multiplicado, se gozará entonces en destruirte, y desaparecerás de la tierra. 64 Porque el Señor te esparcirá en medio de todas las naciones, de uno a otro extremo de la tierra. Allí adorarás dioses paganos que ni tú ni tus antepasados han conocido, dioses hechos de madera y de piedra. 65 No tendrás reposo entre esas naciones, sino que el Señor pondrá cobardía en tu corazón, y quedarás en tinieblas con el cuerpo gastado por la tristeza y el temor. 66 Tu vida penderá de un hilo. Vivirás noche y día lleno de temor, y no tendrás motivo para pensar que verás la luz del día siguiente: 67 En la mañana dirás: “Ojalá pueda vivir hasta la noche”. Y en la noche dirás: “Ojalá pueda vivir hasta mañana”. Dirás esto porque estarás rodeado de temor, y el miedo se adueñará de tu corazón. 68 Entonces el Señor te enviará de regreso a Egipto en barcos, viaje que yo prometí que jamás volverías a hacer. Allí te pondrás en venta delante de tus enemigos para ser esclavo de ellos, pero nadie querrá comprarte».
La renovación del pacto
29 Fue en las llanuras de Moab donde Moisés confirmó el pacto que el Señor había hecho con el pueblo de Israel en el monte Horeb. 2-3 Convocó a todo Israel ante su presencia y les dijo:
«Ustedes vieron con sus propios ojos las grandes plagas y los milagros portentosos que el Señor hizo caer sobre el faraón y su pueblo en Egipto. 4 Sin embargo, el Señor no les ha dado corazones que entiendan ni ojos que vean ni oídos que oigan. 5 Durante cuarenta años el Señor los condujo a través del desierto, y sus vestiduras no se envejecieron, ni se les gastó el calzado. 6 Él no les ha permitido establecerse en ningún lugar ni cultivar la tierra para que les produzca trigo para el pan y uva para el vino, porque desea que comprendan que él es el Señor el Dios de ustedes, y que los ha estado cuidando y alimentando.
7 »Cuando llegamos a este lugar, el rey Sijón de Hesbón y el rey Og de Basán salieron a ofrecernos batalla, y los derrotamos. 8 Tomamos posesión de sus tierras y se las dimos a las tribus de Rubén, Gad y a la media tribu de Manasés, para que fuera heredad de ellos. 9 Por lo tanto, obedezcan las condiciones de este pacto para que sean prosperados en todo lo que hagan. 10 Todos ustedes, sus dirigentes, el pueblo, sus jueces y funcionarios administrativos, están hoy delante del Señor su Dios, 11 junto con sus pequeños, sus viudas y los exiliados que viven entre ustedes, los que cortan la leña y los aguadores. 12 Están aquí esperando establecer un pacto con el Señor su Dios, pacto que él hace con ustedes hoy, bajo juramento. 13 Él desea confirmarlos hoy como su pueblo y confirmar que él es su Dios como prometió a sus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. 14 Este pacto no lo hace sólo con ustedes los que están aquí delante de él en este día, 15 sino también con todas las generaciones futuras de Israel.
16 »Ciertamente recuerdan cómo vivimos en la tierra de Egipto y cómo salimos de ella, cómo cruzamos a salvo el territorio de las naciones enemigas. 17 Y ustedes han visto todos sus ídolos paganos hechos de piedra, de madera, de plata y de oro. 18 El día en que cualquiera de ustedes, hombre o mujer, familia o tribu de Israel, comience a apartarse del Señor nuestro Dios y desee adorar los dioses de esas naciones, ese día saldrá de entre ustedes una raíz que producirá fruto amargo y venenoso.
19 »Que ninguno de ustedes, al oír las advertencias de esta maldición, piense livianamente y se diga: “Prosperaré aun cuando me conduzca de acuerdo con mi propio capricho”. Porque será la ruina de todos. 20 El Señor no lo perdonará. Su ira se encenderá contra aquella persona. Todas las maldiciones escritas en este libro caerán sobre ella y el Señor borrará su nombre de debajo del cielo. 21 El Señor cortará a ese hombre de entre todas las tribus de Israel y derramará sobre él todas las maldiciones que están escritas en este libro, y que caerán sobre los que rompan este pacto. 22 Y los hijos de ustedes, las generaciones venideras y los extranjeros de tierras distantes que pasen verán la destrucción de la tierra y las enfermedades que el Señor ha enviado sobre ella. 23 Verán que toda la tierra es azufre y sal, desierta y calcinada, sin cultivar, tierra que no produce, ni siquiera hierba, como las de Sodoma y Gomorra, Admá y Zeboyín, que el Señor destruyó en medio de su ira.
24 »“¿Por qué el Señor trató así a esta tierra?” preguntarán las naciones. “¿Por qué se encendió de tal modo su ira?”.
25 »Y se les dirá: “Porque el pueblo de esta tierra quebrantó el pacto que hicieron con el Señor, Dios de sus antepasados, quien los sacó de la tierra de Egipto. 26 Ellos adoraron a otros dioses que no conocían ni habían hecho nada por ellos. 27 Por esta razón la ira del Señor se encendió contra esta tierra, y todas las maldiciones, escritas en este libro, cayeron sobre ellos. 28 Con gran ira el Señor los desarraigó de su tierra y los lanzó a otra tierra, donde viven todavía”.
29 »Hay secretos que el Señor nuestro Dios no nos ha revelado, pero estas palabras que ha revelado son para que nosotros y nuestros hijos las obedezcamos para siempre.
Bendición a causa del arrepentimiento
30 »Cuando te hayan ocurrido todas estas cosas, las bendiciones y las maldiciones que te he enumerado, meditarás acerca de ellas en las naciones a donde el Señor tu Dios te habrá desterrado. 2 Si entonces quisieras volverte al Señor tu Dios, y tú y tus hijos comenzaran de todo corazón a obedecer los mandamientos que te he dado en este día, 3 el Señor tu Dios te rescatará del cautiverio. Él tendrá misericordia de ti y te recogerá de todas las naciones donde te haya esparcido. 4 Aun cuando estés en el extremo de la tierra, él irá y te buscará para traerte de regreso 5 a la tierra de tus antepasados. Poseerás nuevamente la tierra y él te hará bien y te multiplicará aun más que a tus antepasados. 6 Dios limpiará tu corazón y el de los hijos de tus hijos, para que ames al Señor tu Dios con toda tu mente y con todo tu ser, e Israel vivirá nuevamente.
7-8 »Si te vuelves al Señor y obedeces todos los mandamientos que te he dado hoy, el Señor tu Dios retirará sus maldiciones y las lanzará contra tus enemigos, y contra los que te odian y persiguen. 9 El Señor tu Dios prosperará todo cuanto emprendas y te dará muchos hijos, mucho ganado, y abundantes cosechas, pues el Señor se gozará nuevamente en ti como lo hizo en tus padres. 10 Él se alegrará con tu obediencia si sigues los mandamientos escritos en este libro de la ley y si te vuelves al Señor tu Dios con toda tu mente y con todo tu ser.
Elección entre la vida y la muerte
11 »Estos mandamientos no están fuera de tu alcance ni son superiores a tus fuerzas como para que no los obedezcas; 12 porque estas leyes no están en los lejanos cielos, tan distantes que no puedas oírlas y obedecerlas y no haya nadie que pueda traerlas a ti en la tierra; 13 ni están más allá del océano, tan lejos que nadie pueda hacerte oír su mensaje. 14 Están muy cerca de ti, en tu memoria y en tus labios, para que puedas obedecerlas.
15 »Mira, yo he puesto en este día delante de ti la vida y la muerte; todo depende de tu obediencia o de tu desobediencia. 16 Hoy te he dado el mandamiento de que ames al Señor tu Dios y andes en todos sus caminos, y guardes todas sus leyes, para que puedas vivir y llegar a ser una nación grande. Así, el Señor tu Dios te bendecirá a ti y a la tierra que vas a poseer. 17 Pero si tu corazón se aparta y no quieres oír, y te dejas arrastrar a la idolatría, 18 declaro en este día que ciertamente perecerás. No tendrás una vida larga y buena en la tierra que entras a poseer.
19 »Invoco a los cielos y a la tierra por testigos de que he puesto delante de ti la vida o la muerte, la bendición o la maldición. ¡Ojalá optases por la vida para que tú y tus hijos puedan vivir! 20 Ama al Señor tu Dios, obedécele y aférrate a él, porque él es vida para ti y prolongación de tus días. Así podrás vivir con seguridad en la tierra que el Señor prometió a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob».
Josué, sucesor de Moisés
31 Después que Moisés terminó de decir estas advertencias y consejos al pueblo, 2 añadió: «Ahora tengo ciento veinte años. No podré continuar dirigiéndote porque el Señor me ha dicho que no cruzaré el río Jordán. 3 Sin embargo, él mismo te guiará y destruirá a las naciones que viven allí, y tú las heredarás. Josué es tu nuevo comandante según las órdenes del Señor. 4 El Señor destruirá a las naciones que viven en la tierra, así como destruyó a Sijón y a Og, reyes amorreos. 5 El Señor entregará en tus manos a la nación que vive allí, y tú la destruirás conforme a lo que te he ordenado. 6 Sé fuerte. Sé valiente. No temas delante de ellos porque el Señor tu Dios estará contigo, no te dejará ni te abandonará».
7 Luego llamó Moisés a Josué delante de todo Israel y le dijo: «Esfuérzate y ten valor, porque tú guiarás a este pueblo a la tierra que el Señor prometió a sus antepasados, y estarás a cargo de dirigir la conquista. 8 No tengas miedo porque el Señor irá delante de ti y estará contigo. Él no te desamparará. No temas ni te desanimes».
La lectura de la ley
9 Moisés, entonces, escribió las leyes que ya había expresado al pueblo y se las entregó a los sacerdotes, los hijos de Leví. Los que tenían a cargo el transporte del cofre que contenía los Diez Mandamientos del Señor. Moisés también se las dio a los ancianos de Israel. 10-11 El Señor ordenó que estas leyes fueran leídas al pueblo cada siete años, en el año de la remisión, en la fiesta de las Enramadas; cuando todo Israel se reúna delante del Señor en el santuario.
12 «Harán congregar al pueblo —dijo el Señor—, hombres, mujeres y niños, y extranjeros que viven entre ustedes, para que oigan las leyes de Dios y aprendan a hacer su voluntad, a fin de que reverencien al Señor tu Dios y obedezcan sus leyes. 13 Hagan esto para que los hijos de ustedes que no conocen estas leyes las oigan y aprendan a temer al Señor su Dios mientras vivan en la Tierra prometida».
Predicción de la rebeldía de Israel
14 Luego el Señor dijo a Moisés: «Ha llegado el momento en que debes morir. Llama a Josué y entra en el santuario para que pueda darle las instrucciones».
Moisés y Josué entraron y estuvieron de pie delante del Señor. 15 Él se les apareció en la forma de una gran nube a la entrada del santuario, 16 y le dijo a Moisés: «Tú morirás y te reunirás con tus antepasados. Después de tu partida, este pueblo comenzará a adorar dioses extraños en la tierra en la que van a entrar. Ellos se olvidarán de mí y quebrantarán el pacto que he hecho con ellos. 17 Entonces se inflamará mi ira contra ellos y los abandonaré, esconderé mi rostro de ellos, y serán destruidos. Tendrán gran tribulación, de modo que ellos dirán un día: “El Señor ya no está entre nosotros”. 18 Me apartaré de ellos porque habrán pecado adorando a otros dioses.
19 »Escribe, pues, las palabras de este cántico y enséñaselo al pueblo de Israel como advertencia mía. 20 Cuando yo los haya introducido en la tierra que prometí a sus antepasados, tierra que fluye leche y miel, y cuando ellos se hayan saciado y engordado, y comiencen a adorar a otros dioses y me desprecien y quebranten mi pacto 21 y caigan sobre ellos grandes calamidades, este cántico les recordará las razones de su dolor. (Porque este cántico vivirá de generación en generación). Yo los conozco bien ya, aun antes de que entren en la tierra que prometí darles».
22 Ese mismo día Moisés escribió las palabras del cántico y se las enseñó a los israelitas.
23 Luego, el Señor encargó a Josué hijo de Nun que fuera valiente y se esforzara, y le dijo: «Tú harás entrar al pueblo de Israel en la tierra que yo juré que les daría; yo estaré contigo».
24 Cuando Moisés hubo terminado de escribir todas las leyes de este libro, 25 ordenó a los levitas que conducían el cofre con los Diez Mandamientos 26 que pusieran este libro de la ley junto al cofre del pacto como solemne advertencia al pueblo de Israel. 27 «Porque sé que ustedes son un pueblo rebelde y obstinado —dijo Moisés—. Si aun hoy, mientras todavía estoy con ustedes, se rebelan contra el Señor, cuánto más rebeldes serán después de mi muerte. 28 Hagan venir ahora a los ancianos y a los jefes de las tribus para que pueda hablarles, y pueda invocar a los cielos y a la tierra como testigos contra ellos. 29 Yo sé que después de mi muerte, ustedes se corromperán y se apartarán del Señor y de sus mandamientos, y en los días venideros el mal los aplastará porque harán lo que el Señor dijo que era malo, y la ira del Señor se encenderá».
30 Entonces Moisés recitó el siguiente cántico ante todo el pueblo de Israel:
32 «Escuchen, cielos y tierra.
Escuchen lo que tengo que decir.
2 Mis palabras caerán sobre ustedes como suave lluvia y rocío, como lluvia sobre el pasto tierno, como lluvia sobre las laderas.
3 Yo proclamaré la grandeza del Señor.
¡Cuán glorioso es él!
4 Dios es la Roca. Perfecta es su obra.
Todo lo que hace es justo y bueno.
Dios es fiel, no practica la injusticia.
5 Pero Israel se ha corrompido, se ha contaminado con pecado.
Ya no es hijo digno.
Es una generación perversa y depravada.
6 »¿Así tratas al Señor, oh pueblo insensato y necio?
¿No es Dios tu Padre?
¿No es él tu creador?
¿No es él quien te formó y te dio fortaleza?
7 Recuerda los días del pasado.
Pregúntale a tu padre y al anciano; ellos te contarán.
8 Cuando Dios dividió el mundo entre las naciones, según el número de los hijos de Israel.
9 Pero no designó uno para Israel:
Porque Israel era la posesión especial de Dios.
10 Dios los protegió en la soledad amenazadora como si fuera la niña de sus ojos.
11 Extendió sus alas sobre ellos, como un águila protege a sus polluelos, y los lleva sobre sus alas.
12 »Cuando el Señor solo los conducía, y ellos vivían sin dioses ajenos, 13 Dios les entregó fértiles colinas, y campos fértiles y productivos, les dio miel de la peña, y aceite de oliva de los pedregales.
14 Les dio leche y carne; carneros de Basán y cabritos, lo mejor del trigo, y el vino por bebida.
15 »Pronto Israel estuvo saciado, engordó y dio coces; entonces, en la abundancia se olvidaron de su Dios y despreciaron a la Roca de su salvación.
16 Israel comenzó a seguir a dioses ajenos, y el Señor se airó; sintió celos por su pueblo.
17 Sacrificaron a dioses paganos, a nuevos dioses que nunca antes habían adorado.
18 Se olvidaron de la Roca que los había hecho, olvidando que era Dios quien les había dado el ser.
19 »Dios vio lo que estaban haciendo, y los aborreció. Sus hijos e hijas lo insultaban.
20 Dijo: “Los abandonaré; veré entonces qué les ocurrirá, porque son una generación perversa e incrédula.
21 Me han dado celos con sus ídolos, los cuales no son dioses.
Ahora yo haré que sientan celos dando mi amor a las insensatas naciones gentiles que lo rodean.
22 Porque mi ira se ha encendido como un fuego que quema los abismos profundos, consume la tierra y todos sus productos, y enciende las montañas con fuego.
23 »”Yo amontonaré males sobre los israelitas y arrojaré contra ellos mis saetas.
24 Los consumiré con hambre, con fiebre y enfermedades fatales.
Yo los devoraré; enviaré contra ellos bestias salvajes, para que los destrocen con sus dientes y serpientes venenosas que se arrastran por el polvo.
25 Por fuera los atacará la espada del enemigo; por dentro la plaga mortal aterrorizará a jóvenes y a muchachas por igual, al niño de pecho y al hombre de avanzada edad.
26 Había decidido esparcirlos por tierras lejanas, para que la memoria de ellos desapareciera.
27 Pero luego pensé: Mis enemigos se jactarán diciendo:
‘Israel ha sido destruida por nuestro poder. No fue el Señor quien lo hizo sino nosotros’ ”.
28 »Israel es una nación insensata, necia, que no tiene entendimiento.
29 ¡Oh, si tuvieran sabiduría!
¡Oh, si tuvieran entendimiento!
¡Oh, si supieran el fin que les espera!
30 ¿Cómo podría un solo enemigo perseguir a mil, y dos poner en fuga a diez mil; a menos que la Roca los haya abandonado, a menos que el Señor los haya destruido?
31 Pero la roca de otras naciones no es como nuestra Roca.
Aun sus enemigos lo reconocen.
32 Actúan como los hombres de Sodoma y Gomorra.
Sus obras son amargas y venenosas; 33 su vino es veneno de serpientes.
34 »“Pero Israel es mi pueblo especial, sellado como joya de mis tesoros.
35 Mía es la venganza y la retribución, porque a su tiempo su pie resbalará.
El día de la condenación de sus enemigos está cerca; es segura e inminente”.
36 »Porque el Señor verá que su pueblo tenga justicia y tendrá compasión de ellos cuando se desvíen.
Verá cuando su fuerza se agote, tanto en el esclavo como en el libre, 37 y dirá: “¿Dónde están sus dioses, las rocas que decían les sirvieron de refugio?
38 ¿Dónde están sus dioses ahora, a quienes ellos sacrificaron su gordura y su vino?
Que se levanten esos dioses y los ayuden.
39 »”¿No ven que sólo yo soy Dios?
Yo hago morir y hago vivir.
Yo hago la herida y yo la sano:
nadie se escapa de mi poder.
40 He levantado mis manos al cielo y he jurado por mi propia existencia, 41 que sacaré filo al rayo de mi espada, y derramaré mi castigo sobre mis enemigos.
42 Mis saetas se embriagarán con sangre y mi espada devorará la carne y la sangre de todos los muertos y cautivos.
Las cabezas del enemigo estarán ensangrentadas”.
43 »Alaben a su pueblo, naciones gentiles, porque él vengará a los suyos; tomará venganza contra sus enemigos y purificará su tierra y su pueblo».
44-45 Cuando Moisés y Josué terminaron de recitar este cántico delante del pueblo, 46 Moisés hizo estos comentarios:
«Mediten sobre las leyes que les he dado en este día, y háganlas conocer a sus hijos. 47 Estas leyes no son sólo palabras, son tu vida. Si las obedecen podrán vivir una vida larga y próspera en la tierra que entrarán a poseer al otro lado del Jordán».
Anuncio de la muerte de Moisés
48 Ese mismo día el Señor le dijo a Moisés: 49 «Sube al monte Nebo en los montes Abarín, en la tierra de Moab a este lado de Jericó. Sube hasta su cumbre, y observa la tierra que está al otro lado del río en Canaán, la tierra que le doy al pueblo de Israel. 50 Después que hayas visto la tierra morirás y te unirás a tus antepasados, de la misma manera que Aarón tu hermano murió en el monte Hor y fue reunido con ellos. 51 Porque tú me deshonraste delante del pueblo de Israel en las aguas de Meriba en Cades en el desierto de Zin. 52 Verás delante de ti extendida toda la tierra que le doy al pueblo de Israel, pero no podrás entrar en ella».
Moisés bendice las tribus
33 Esta es la bendición que Moisés, varón de Dios, dio al pueblo de Israel antes de morir:
2 «El Señor vino a nosotros en el monte Sinaí, apareció desde el monte Seír; resplandeció desde el monte Parán, rodeado por diez millares de ángeles, y con fuego flameante en su mano derecha.
3 ¡Cuánto ama a su pueblo!
Sus santos están en sus manos.
Ellos siguieron tus pasos, oh Señor;
recibieron sus instrucciones de ti.
4 Las leyes que les he dado les son posesión muy preciosa.
5 El Señor es rey en Jesurún, elegido por una congregación de jefes de las tribus.
6 »¡Que Rubén viva para siempre y sea su tribu numerosa!».
7 Y Moisés dijo de Judá:
«Oh, Señor, escucha el lamento de Judá y únelo con Israel; pelea en favor de ellos contra sus enemigos».
8 Y entonces dijo Moisés de Leví:
«Da al piadoso Leví tu urim y tu tumim.
Probaste a Leví en Masá y en Meribá, 9 y él obedeció tus mandamientos y destruyó a muchos pecadores, aun a sus propios hijos, hermanos, padres y madres.
10 Los levitas enseñarán las leyes de Dios a Israel y trabajarán delante de ti en el altar del incienso, y en el altar del holocausto.
11 Oh, Señor, haz prosperar a los levitas y acepta la obra que ellos hacen para ti.
Aplasta a los que son sus enemigos; y no dejes que se levanten nuevamente».
12 Acerca de Benjamín dijo Moisés:
«Es el amado del Señor y vive con seguridad cerca de él.
El Señor lo rodea con sus cuidados de amor y lo preserva de todo mal».
13 De José, dijo:
«Bendiga el Señor su tierra con los dones más altos del cielo y de la tierra que pisan sus pies.
14 Sea bendecido con los mejores frutos que maduran al sol; enriquézcase cada mes 15 con las mejores cosechas de las montañas y de las laderas de las colinas.
16 Sea bendecido con los mejores dones de la tierra y su plenitud, y con el favor de Dios que se le apareció en la zarza ardiente.
Que todas estas bendiciones vengan sobre José, príncipe entre sus hermanos.
17 Es como un toro joven con toda su fortaleza y esplendor, con los cuernos fuertes de un búfalo para pelear contra las naciones de la tierra.
Esta es mi bendición para las multitudes de Efraín y para los millares de Manasés».
18 De Zabulón dijo Moisés:
«Regocíjate, oh Zabulón, que amas el aire libre; e Isacar, que amas tus tiendas.
19 Llamarán al pueblo a que celebre sacrificios con ellos.
Gustarán las riquezas del mar y los tesoros de la arena».
20 Acerca de la tribu de Gad, Moisés dijo:
«Benditos los que ayudaron a Gad.
Está agazapado como un león; desgarra el brazo, el rostro y la cabeza.
21 Escogió la mejor de las tierras para sí, porque estaba reservada para un caudillo.
Él condujo al pueblo y ejecutó los mandatos y decretos de Dios para Israel».
22 De Dan, Moisés dijo:
«Dan es como un cachorro de león que salta desde Basán».
23 De Neftalí dijo:
«Oh Neftalí, estás satisfecho con todas las bendiciones del Señor.
Las costas del Mediterráneo y el Néguev son tu hogar».
24 Dijo de Aser:
«Aser es hijo favorito, estimado más que sus hermanos; lava sus pies en aceite de oliva suavizante.
25 Seas protegido con fuertes cerrojos de hierro y bronce, y tu fortaleza sea como el largo de tus días.
26 »No hay como el Dios de Jesurún, desciende de los cielos con majestuoso esplendor para ayudarte.
27 El Dios eterno es tu refugio, y abajo están los brazos eternos.
Arroja a tus enemigos delante de ti y grita: “¡Destrúyelos!”.
28 Por esta razón, Israel habita confiada, prosperando en tierra de grano y de vino, mientras las lluvias suaves descienden de los cielos.
29 ¡Qué bendiciones tienes, oh Israel!
¿Quién más ha sido salvado por el Señor?
Él es tu escudo y tu ayudador, él es tu espada triunfal.
Tus enemigos se inclinarán delante de ti; y tú pisarás sus espaldas».
Muerte de Moisés
34 Entonces Moisés subió desde las llanuras de Moab a la cumbre del Pisgá en el monte Nebo, al otro lado de Jericó. Y el Señor le mostró la tierra entera mientras recorría con la vista todo el territorio de Galaad hasta llegar a alcanzar al de Dan:
2 «Allí está Neftalí; y allí están Efraín y Manasés, al otro lado tienes a Judá, que se extiende hasta el mar Mediterráneo; 3 allí está el Néguev y el valle del Jordán; y Jericó, la ciudad de las palmeras; y Zoar —le dijo el Señor—. 4 Es la Tierra prometida. Yo prometí a Abraham, Isaac y Jacob que la daría por heredad a sus descendientes. Te he permitido verla, pero no entrarás en ella».
5 Entonces Moisés, el siervo del Señor, murió en la tierra de Moab, como el Señor había dicho. 6 El Señor lo sepultó en un valle, cerca de Bet Peor, en Moab; pero nadie conoce el lugar exacto.
7 Moisés tenía ciento veinte años cuando murió; sin embargo, su vista era perfecta, y era tan fuerte como un hombre joven. 8 El pueblo de Israel lo lloró durante treinta días, cumpliendo así el tiempo del luto, en las llanuras del Moab.
9 Josué (hijo de Nun) estaba lleno del espíritu de sabiduría porque Moisés había impuesto sus manos sobre él; el pueblo de Israel le obedeció y siguió los mandamientos que el Señor le había dado a Moisés.
10 Jamás hubo otro profeta como Moisés, porque el Señor habló con él cara a cara. 11-12 Y, bajo el mandato de Dios, realizó milagros y prodigios que no han podido ser igualados.
Hizo grandes y terribles prodigios delante del faraón y de toda su corte en Egipto, y delante del pueblo de Israel.
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