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Bible in 90 Days

An intensive Bible reading plan that walks through the entire Bible in 90 days.
Duration: 88 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
1 Crónicas 10-23

Muerte de Saúl(A)

10 Los filisteos fueron a la guerra contra Israel, y los israelitas huyeron ante ellos. Muchos de ellos cayeron muertos en el monte Guilboa. Entonces los filisteos se fueron en persecución de Saúl, y lograron matar a sus hijos Jonatán, Abinadab y Malquisúa. La batalla se intensificó contra Saúl, y los arqueros lo alcanzaron con sus flechas. Al verse herido, Saúl le dijo a su escudero: «Saca la espada y mátame, no sea que me maten esos incircuncisos cuando lleguen, y se diviertan a costa mía».

Pero el escudero estaba tan asustado que no quiso hacerlo, de modo que Saúl mismo tomó su espada y se dejó caer sobre ella. Cuando el escudero vio que Saúl caía muerto, también él se arrojó sobre su propia espada y murió. Así murieron Saúl y sus tres hijos. Ese día pereció toda su familia.

Cuando los israelitas que vivían en el valle vieron que el ejército había huido, y que Saúl y sus hijos habían muerto, también ellos abandonaron sus ciudades y se dieron a la fuga. Así fue como los filisteos las ocuparon.

Al otro día, cuando los filisteos llegaron para despojar a los cadáveres, encontraron muertos a Saúl y a sus hijos en el monte Guilboa. Lo despojaron, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron mensajeros por todo el país filisteo para que proclamaran la noticia a sus ídolos y al pueblo. 10 Después colocaron las armas en el templo de sus dioses y colgaron la cabeza en el templo de Dagón.

11 Cuando los de Jabés de Galaad se enteraron de lo que habían hecho los filisteos con Saúl, 12 se levantaron todos los valientes y rescataron los cuerpos de Saúl y de sus hijos. Los llevaron a Jabés, sepultaron sus huesos debajo de la encina de Jabés y guardaron siete días de ayuno.

13-14 Saúl murió por haberse rebelado contra el Señor, pues, en vez de consultarlo, desobedeció su palabra y buscó el consejo de una adivina. Por eso el Señor le quitó la vida y entregó el reino a David hijo de Isaí.

Proclamación de David como rey de Israel(B)

11 Todos los israelitas se reunieron con David en Hebrón y le dijeron: «Nosotros somos de tu misma sangre. Ya desde antes, cuando Saúl era rey, tú dirigías a Israel en sus campañas. Además, el Señor tu Dios te dijo: “Tú guiarás a mi pueblo Israel y lo gobernarás”». Así pues, todos los ancianos de Israel fueron a Hebrón para hablar con el rey, quien hizo allí un pacto con ellos en presencia del Señor. Después de eso, ungieron a David para que fuera rey sobre Israel, conforme a lo que el Señor había dicho por medio de Samuel.

David conquista Jerusalén(C)

David y todos los israelitas marcharon contra Jebús (que es Jerusalén), la cual estaba habitada por los jebuseos. Estos le dijeron a David: «¡No entrarás aquí!» Pero David se apoderó de la fortaleza de Sión, que también se conoce como la Ciudad de David. Y es que había prometido: «Al primero que mate a un jebuseo lo nombraré comandante en jefe».

El primero en matar a un jebuseo fue Joab hijo de Sarvia, por lo cual fue nombrado jefe. David se estableció en la fortaleza, y por eso la llamaron «Ciudad de David». Luego edificó la ciudad, desde el terraplén hasta sus alrededores, y Joab reparó el resto de la ciudad. Y David se fortaleció más y más, porque el Señor Todopoderoso estaba con él.

Jefes del ejército de David(D)

10 Estos fueron los jefes del ejército de David, quienes lo apoyaron durante su reinado y se unieron a todos los israelitas para proclamarlo rey, conforme a lo que el Señor dijo acerca de Israel. 11 Esta es la lista de los soldados más valientes de David:

Yasobeán hijo de Jacmoní, que era el principal de los tres[a] más famosos, en una batalla mató con su lanza a trescientos hombres. 12 En segundo lugar estaba Eleazar hijo de Dodó el ajojita, que también era uno de los más famosos. 13 Estuvo con David en Pasdamín, donde los filisteos se habían reunido para la batalla. Allí había un campo sembrado de cebada y, cuando el ejército huía ante los filisteos, 14 los oficiales se plantaron en medio del campo y lo defendieron, matando a los filisteos. Así el Señor los salvó y les dio una gran victoria.

15 En otra ocasión, tres de los treinta más valientes fueron a la roca, hasta la cueva de Adulán, donde estaba David; y el ejército filisteo acampaba en el valle de Refayin. 16 David se encontraba en su fortaleza, y en ese tiempo había una guarnición filistea en Belén. 17 Como David tenía mucha sed, exclamó: «¡Ojalá pudiera yo beber agua del pozo que está a la entrada de Belén!» 18 Entonces los tres valientes se metieron en el campamento filisteo, sacaron agua del pozo de Belén, y se la llevaron a David. Pero David no quiso beberla, sino que derramó el agua en honor al Señor 19 y declaró solemnemente: «¡Que Dios me libre de beberla! ¿Cómo podría yo beber la sangre de quienes han puesto su vida en peligro? ¡Se jugaron la vida para traer el agua!» Y no quiso beberla.

Tales hazañas hicieron estos tres héroes.

20 Abisay, el hermano de Joab, estaba al mando de los tres y ganó fama entre ellos. En cierta ocasión, lanza en mano atacó y mató a trescientos hombres. 21 Se destacó mucho más que los tres valientes, y llegó a ser su jefe, pero no fue contado entre ellos.

22 Benaías hijo de Joyadá era un guerrero de Cabsel que realizó muchas hazañas. Derrotó a dos de los mejores hombres[b] de Moab, y en otra ocasión, cuando estaba nevando, se metió en una cisterna y mató un león. 23 También derrotó a un egipcio que medía como dos metros y medio,[c] y que empuñaba una lanza del tamaño de un rodillo de telar. Benaías, que no llevaba más que un palo, le arrebató la lanza y lo mató con ella. 24 Tales hazañas hizo Benaías hijo de Joyadá, y también él ganó fama como los tres valientes, 25 pero no fue contado entre ellos, aunque se destacó más que los treinta valientes. Además, David lo puso al mando de su guardia personal.

26 Los soldados más distinguidos eran:

Asael, hermano de Joab; Eljanán hijo de Dodó, de Belén; 27 Samot el harorita, Heles el pelonita, 28 Irá hijo de Iqués el tecoíta; Abiezer el anatotita; 29 Sibecay el jusatita, Ilay el ajojita, 30 Maray el netofatita, Jéled hijo de Baná el netofatita; 31 Itay hijo de Ribay, el de Guibeá de los benjaminitas; Benaías el piratonita; 32 Juray, del arroyo de Gaas; Abiel el arbatita; 33 Azmávet el bajurinita; Elijaba el salbonita; 34 los hijos de Jasén el guizonita; Jonatán hijo de Sague el ararita, 35 Ahían hijo de Sacar el ararita, Elifal hijo de Ur, 36 Héfer el mequeratita, Ahías el pelonita, 37 Jezró, de Carmel; Naray hijo de Ezbay, 38 Joel, hermano de Natán; Mibar hijo de Hagrí, 39 Sélec el amonita, Najaray el berotita, que fue escudero de Joab hijo de Sarvia; 40 Irá el itrita, Gareb el itrita, 41 Urías el hitita, Zabad hijo de Ajlay, 42 Adiná hijo de Sizá el rubenita, jefe de los rubenitas, y treinta hombres con él; 43 Janán hijo de Macá; Josafat el mitnita, 44 Uzías el astarotita, Sama y Jehiel, hijos de Jotán el aroerita; 45 Jediael hijo de Simri, y su hermano Yojá el tizita; 46 Eliel el majavita; Jerebay y Josavía, hijos de Elnán; Itmá el moabita, 47 Eliel, Obed y Jasiel, de Sobá.

Guerreros que se unieron a David

12 Estos fueron los guerreros que se unieron a David en Siclag cuando este se encontraba desterrado por causa de Saúl hijo de Quis. Ellos lo ayudaron en tiempos de guerra. Eran arqueros que podían lanzar piedras y disparar flechas con ambas manos.

De los benjaminitas parientes de Saúl:

el jefe Ajiezer y Joás, que eran hijos de Semá de Guibeá; Jeziel y Pélet hijos de Azmávet; Beracá y Jehú, oriundos de Anatot; Ismaías, el gabaonita, que era uno de los treinta guerreros y jefe de ellos; Jeremías, Jahaziel, Johanán, Jozabad de Guederá, Eluzay, Jerimot, Bealías, Semarías, Sefatías el harufita; los coreítas Elcaná, Isías, Azarel, Joezer y Yasobeán, Joelá y Zebadías, hijos de Jeroán, oriundos de Guedor.

También algunos de los gaditas se unieron a David cuando se encontraba en la fortaleza del desierto. Eran guerreros valientes, preparados para la guerra, hábiles en el manejo del escudo y de la lanza, feroces como leones y veloces como gacelas monteses. Se llamaban: Ezer, el primero; Abdías, el segundo; Eliab, el tercero; 10 Mismaná, el cuarto; Jeremías, el quinto; 11 Atay, el sexto; Eliel, el séptimo; 12 Johanán, el octavo; Elzabad, el noveno; 13 Jeremías, el décimo, y Macbanay, el undécimo. 14 Estos gaditas eran jefes del ejército; el menor de ellos valía por cien, y el mayor, por mil. 15 Fueron ellos quienes atravesaron el Jordán en el mes primero, cuando el río se desbordó por sus dos riberas, e hicieron huir a los habitantes de los valles hacia el este y el oeste.

16 También algunos guerreros de las tribus de Benjamín y de Judá se unieron a David en la fortaleza. 17 David salió a su encuentro y les dijo:

―Si venís en son de paz y para ayudarme, os aceptaré; pero, si venís para entregarme a mis enemigos, ¡que el Dios de nuestros padres lo vea y lo castigue, pues yo no soy ningún criminal!

18 Y el Espíritu vino sobre Amasay, jefe de los treinta, y este exclamó:

«¡Somos tuyos, David!
    ¡Estamos contigo, hijo de Isaí!
¡Tres veces deseamos la paz
    a ti y a quien te brinde su ayuda!
        ¡Y quien te ayuda es tu Dios!»

David los recibió y los puso entre los jefes de la tropa.

19 También algunos guerreros de Manasés se unieron a David cuando este iba con los filisteos a luchar contra Saúl. Pero los príncipes de los filisteos se reunieron y decidieron rechazarlo, así que los filisteos se negaron a ayudarlo, pues dijeron: «David se pondrá de parte de su señor Saúl, y eso nos costará la cabeza». 20 Estos fueron los manasesitas que se unieron a David cuando este fue a Siclag: Adnás, Jozabad, Jediael, Micael, Jozabad, Eliú y Ziletay, jefes manasesitas de escuadrones de mil hombres. 21 Ayudaban a David a combatir a las bandas de invasores, pues cada uno de ellos era un guerrero valiente y jefe del ejército. 22 Y cada día se le unían más soldados a David, hasta que llegó a tener un ejército grande y poderoso.

Los que se unieron a David en Hebrón

23 Este es el número de los guerreros diestros para la guerra que se presentaron ante David en Hebrón, para entregarle el reino de Saúl, conforme a la palabra del Señor:

24 De Judá: seis mil ochocientos hombres armados de lanza y escudo, diestros para la guerra.

25 De Simeón: siete mil cien guerreros valientes.

26 De Leví: cuatro mil seiscientos, 27 y tres mil setecientos aaronitas, con Joyadá, su jefe; 28 y Sadoc, joven guerrero muy valiente, con veintidós jefes de su familia patriarcal.

29 De Benjamín, parientes de Saúl: tres mil hombres. La mayor parte de ellos había permanecido fiel a la familia de Saúl.

30 De Efraín: veinte mil ochocientos hombres valientes, famosos en sus propias familias patriarcales.

31 De la media tribu de Manasés: dieciocho mil hombres que fueron nombrados para ir a proclamar rey a David.

32 De Isacar: doscientos jefes y todos sus parientes bajo sus órdenes. Eran hombres expertos en el conocimiento de los tiempos, que sabían lo que Israel tenía que hacer.

33 De Zabulón: cincuenta mil hombres listos para tomar las armas, preparados para usar cualquier clase de armamento y dispuestos a luchar sin cuartel en favor de David.

34 De Neftalí: mil jefes con treinta y siete mil hombres armados de escudos y lanzas.

35 De Dan: veintiocho mil seiscientos guerreros listos para el combate.

36 De Aser: cuarenta mil hombres aptos para la guerra.

37 De las tribus al otro lado del Jordán, es decir, de Rubén, Gad y de la media tribu de Manasés: ciento veinte mil hombres equipados con todo tipo de armamento.

38 Todos estos guerreros, preparados para el combate, fueron a Hebrón decididos a proclamar a David como rey de todo Israel. También los demás israelitas proclamaron de manera unánime a David como rey. 39 Todos se quedaron allí tres días, comiendo y bebiendo con David, ya que sus hermanos les dotaron de lo necesario. 40 Además, los que vivían cerca, y hasta los de Isacar, Zabulón y Neftalí, traían asnos, camellos, mulas y bueyes cargados con harina, tortas de higos, pasas, vino y aceite. También les llevaron toros y ovejas en abundancia, porque Israel rebosaba de alegría.

Traslado del arca a la casa de Obed Edom(E)

13 Después de consultar a los jefes de mil y de cien soldados, y a todos los oficiales, David dijo a toda la asamblea de Israel: «Si os parece bien, y si es lo que el Señor nuestro Dios desea, invitemos a nuestros hermanos que se han quedado por todo el territorio de Israel, y también a los sacerdotes y levitas que están en los pueblos y aldeas, a que se unan a nosotros para traer de regreso el arca de nuestro Dios. La verdad es que desde el tiempo de Saúl no le hemos prestado atención».

A la asamblea le agradó la propuesta, y acordó que se hiciera así.

Entonces David reunió a todo el pueblo de Israel, desde Sijor en Egipto hasta Lebó Jamat,[d] para trasladar el arca que estaba en Quiriat Yearín. Luego David y todo Israel fueron a Balá, que es Quiriat Yearín de Judá, para trasladar de allí el arca de Dios, sobre la cual se invoca el nombre del Señor, que reina entre querubines. Colocaron el arca de Dios en una carreta nueva y la sacaron de la casa de Abinadab. Uza y Ajío guiaban la carreta. David y todo Israel danzaban ante Dios con gran entusiasmo y cantaban al son de liras, arpas, panderos, címbalos y trompetas.

Al llegar a la parcela de Quidón, los bueyes tropezaron; pero Uza, extendiendo las manos, sostuvo el arca. 10 Entonces la ira del Señor se encendió contra Uza por haber tocado el arca, y allí en su presencia Dios lo hirió y le quitó la vida.

11 David se enojó porque el Señor había matado a Uza. Por eso le puso a aquel lugar el nombre de Peres Uza,[e] nombre que conserva hasta hoy. 12 Aquel día David se sintió temeroso de Dios y exclamó: «¡Es mejor que no me lleve el arca de Dios!» 13 Por eso no se la llevó a la Ciudad de David, sino que ordenó que la trasladaran a la casa de Obed Edom, oriundo de Gat. 14 Fue así como el arca de Dios permaneció tres meses en la casa de Obed Edom, y el Señor bendijo a la familia de Obed Edom y todo lo que tenía.

Palacio y familia de David(F)

14 Hiram, rey de Tiro, envió a David una embajada que le llevó madera de cedro, albañiles y carpinteros para construirle un palacio. Con esto David se dio cuenta de que el Señor, por amor a su pueblo, lo había establecido a él como rey sobre Israel y había engrandecido su reino.

En Jerusalén David tomó otras esposas, y tuvo más hijos e hijas. Los hijos que tuvo fueron Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Ibjar, Elisúa, Elpélet, Noga, Néfeg, Jafía, Elisama, Belyadá y Elifelet.

David derrota a los filisteos(G)

Al enterarse los filisteos de que David había sido ungido rey de todo Israel, subieron todos ellos contra él. Pero David lo supo y salió a su encuentro. Ya los filisteos habían incursionado en el valle de Refayin. 10 Así que David consultó a Dios:

―¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los entregarás en mi poder?

―Atácalos —le respondió el Señor—, pues yo los entregaré en tus manos.

11 Fueron, pues, a Baal Perasín,[f] y allí David los derrotó. Entonces dijo: «Como brecha producida por las aguas, así Dios ha abierto brechas entre mis enemigos por medio de mí». Por eso a aquel lugar lo llamaron Baal Perasín. 12 Allí los filisteos abandonaron a sus dioses, y estos fueron quemados por orden de David.

13 Los filisteos hicieron una nueva incursión y se desplegaron por el valle. 14 Así que David volvió a consultar a Dios, y él le contestó:

―No los ataques de frente, sino rodéalos hasta llegar a los árboles de bálsamo, y entonces atácalos por la retaguardia. 15 Tan pronto como oigas un ruido como de pasos sobre las copas de los árboles, atácalos, pues eso quiere decir que Dios va delante de ti para derrotar al ejército filisteo.

16 Así lo hizo David, tal como Dios se lo había ordenado, y derrotaron al ejército filisteo desde Gabaón hasta Guézer. 17 La fama de David se extendió por todas las regiones, y el Señor hizo que todos los pueblos le tuvieran miedo.

David lleva el arca a Jerusalén(H)

15 David construyó para sí casas en la Ciudad de David, dispuso un lugar para el arca de Dios y le levantó una tienda de campaña. Luego dijo: «Solo los levitas pueden transportar el arca de Dios, pues el Señor los eligió a ellos para este oficio y para que le sirvan por siempre».

Después David congregó a todo Israel en Jerusalén para trasladar el arca del Señor al lugar que había dispuesto para ella. También reunió a los descendientes de Aarón y a los levitas. Convocó a los siguientes:

De los descendientes de Coat, a su jefe Uriel y a sus parientes; ciento veinte en total.

De los descendientes de Merari, a su jefe Asaías y a sus compañeros; doscientos veinte en total.

De los descendientes de Guersón, a su jefe Joel y a sus parientes; ciento treinta en total.

De los descendientes de Elizafán, a su jefe Semaías y a sus parientes; doscientos en total.

De los descendientes de Hebrón, a su jefe Eliel y a sus parientes; ochenta en total.

10 De los descendientes de Uziel, a su jefe Aminadab y a sus parientes; ciento doce en total.

11 Luego David llamó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12 y les dijo: «Como vosotros sois los jefes de las familias patriarcales de los levitas, purificaos y purificad a vuestros parientes para que podáis traer el arca del Señor, Dios de Israel, al lugar que he dispuesto para ella. 13 La primera vez vosotros no la transportasteis, ni nosotros consultamos al Señor nuestro Dios, como está establecido; por eso él se enfureció contra nosotros».

14 Entonces los sacerdotes y los levitas se purificaron para transportar el arca del Señor, Dios de Israel. 15 Luego los descendientes de los levitas, valiéndose de las varas, llevaron el arca de Dios sobre sus hombros, tal como el Señor lo había ordenado por medio de Moisés.

16 David les ordenó a los jefes de los levitas que nombraran cantores de entre sus parientes para que entonaran alegres cantos al son de arpas, liras y címbalos. 17 Los levitas nombraron a Hemán hijo de Joel, a su pariente Asaf hijo de Berequías, y a Etán hijo de Cusaías, de los descendientes de Merari. 18 Junto con ellos nombraron a sus parientes que les seguían en rango y que se desempeñaban como porteros: Zacarías hijo de Jaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaías, Maseías, Matatías, Elifeleu, Micnías, Obed Edom y Jeyel.

19 Los cantores Hemán, Asaf y Etán tocaban los címbalos de bronce. 20 Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maseías y Benaías tenían arpas de tono agudo.[g] 21 Matatías, Elifeleu, Micnías, Obed Edom, Jeyel y Azazías tenían arpas de ocho cuerdas para guiar el canto. 22 Quenanías, jefe de los levitas, como experto que era, dirigía el canto. 23 Berequías y Elcaná eran porteros del arca. 24 Los sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías, Benaías y Eliezer tocaban las trompetas delante del arca. Obed Edom y Jehías eran también porteros del arca.

25 Muy alegres, David, los ancianos de Israel y los jefes de mil fueron a trasladar el arca del pacto del Señor desde la casa de Obed Edom. 26 Y, como Dios ayudaba a los levitas que transportaban el arca del pacto del Señor, se sacrificaron siete toros y siete carneros. 27 David estaba vestido con un manto de lino fino, lo mismo que todos los levitas que transportaban el arca, los cantores y Quenanías, director del canto. Además, David llevaba puesto un efod de lino. 28 Así que entre vítores, y al son de cuernos de carnero, trompetas, címbalos, arpas y liras, todo Israel llevaba el arca del pacto del Señor.

29 Sucedió que, al entrar el arca del pacto del Señor en la Ciudad de David, Mical, la hija de Saúl, se asomó a la ventana; y, cuando vio que el rey David saltaba y danzaba con alegría, sintió por él un profundo desprecio.

16 El arca de Dios fue llevada a la tienda de campaña que David le había preparado. Allí la instalaron, y luego presentaron holocaustos y sacrificios de comunión en presencia de Dios. Después de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de comunión, David bendijo al pueblo en el nombre del Señor y dio a cada israelita, tanto a hombres como a mujeres, una porción de pan, una torta de dátiles y una torta de pasas.

David puso a algunos levitas a cargo del arca del Señor para que ministraran, dieran gracias y alabaran al Señor, Dios de Israel. Los nombrados fueron: Asaf, el primero; Zacarías, el segundo; luego Jejiyel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaías, Obed Edom y Jeyel, los cuales tenían arpas y liras. Asaf tocaba los címbalos. Los sacerdotes Benaías y Jahaziel tocaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto del Señor.

Salmo de David(I)(J)(K)

Ese mismo día, David ordenó, por primera vez, que Asaf y sus compañeros fueran los encargados de esta alabanza al Señor:

«¡Alabad al Señor, proclamad su nombre,
    testificad de sus proezas entre los pueblos!
¡Cantadle, cantadle salmos!
    ¡Hablad de sus maravillosas obras!
10 ¡Gloriaos en su nombre santo!
    ¡Alegraos de veras los que buscáis al Señor!
11 ¡Refugiaos en el Señor y en su fuerza,
    buscad siempre su presencia!
12 ¡Recordad las maravillas que ha realizado,
    los prodigios y los juicios que ha emitido!

13 »Descendientes de Israel, su siervo,
    hijos de Jacob, sus elegidos:
14 el Señor es nuestro Dios,
    sus juicios rigen en toda la tierra.
15 Él se acuerda siempre de su pacto,
    de la palabra que dio a mil generaciones;
16 del pacto que hizo con Abraham,
    y del juramento que le hizo a Isaac,
17 que confirmó como estatuto para Jacob,
    como pacto eterno para Israel:
18 “A ti te daré la tierra de Canaán
    como la herencia que te corresponde”.
19 Cuando apenas eran un puñado de vivientes,
    unos cuantos extranjeros en la tierra,
20 cuando iban de nación en nación
    y pasaban de reino en reino,
21 Dios no permitió que los oprimieran;
    por amor a ellos advirtió a los reyes:
22 “¡No toquéis a mis ungidos!
    ¡No maltratéis a mis profetas!”

23 »¡Que toda la tierra cante al Señor!
    ¡Proclamad su salvación cada día!
24 Anunciad su gloria entre las naciones,
    y sus maravillas a todos los pueblos.
25 Porque el Señor es grande,
    y digno de toda alabanza;
    ¡más temible que todos los dioses!
26 Nada son los dioses de los pueblos,
    pero el Señor fue quien hizo los cielos;
27 esplendor y majestad hay en su presencia;
    poder y alegría hay en su santuario.

28 »Tributad al Señor, familias de los pueblos,
    tributad al Señor la gloria y el poder;
29     tributad al Señor la gloria que corresponde a su nombre;
presentaos ante él con ofrendas,
    adorad al Señor en su hermoso santuario.
30 ¡Que tiemble ante él toda la tierra!
    Él afirmó el mundo, y este no se moverá.
31 ¡Alégrense los cielos, y regocíjese la tierra!
    Digan las naciones: “¡El Señor reina!”

32 »¡Que resuene el mar y todo cuanto contiene!
    ¡Que salte de alegría el campo y lo que hay en él!
33 ¡Que los árboles del campo canten de gozo ante el Señor,
    porque él ha venido a juzgar la tierra!

34 »¡Alabad al Señor, porque él es bueno,
    y su gran amor perdura para siempre!
35 Decidle: “¡Sálvanos, oh Dios, Salvador nuestro!
    Reúnenos y líbranos de entre los paganos,
y alabaremos tu santo nombre
    y nos regocijaremos en tu alabanza”.
36 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
    desde siempre y para siempre!»

Y todo el pueblo respondió: «Amén», y alabó al Señor.

37 David dejó el arca del pacto del Señor al cuidado de Asaf y sus hermanos, para que sirvieran continuamente delante de ella, de acuerdo con el ritual diario. 38 Como porteros nombró a Obed Edom y sus sesenta y ocho hermanos, junto con Obed Edom hijo de Jedutún y Josá. 39 Al sacerdote Sadoc y a sus hermanos sacerdotes los encargó del santuario del Señor, que está en la cumbre de Gabaón, 40 para que sobre el altar ofrecieran constantemente los holocaustos al Señor, en la mañana y en la tarde, tal como está escrito en la ley que el Señor le dio a Israel. 41 Con ellos nombró también a Hemán y a Jedutún, y a los demás que había escogido y designado por nombre para cantar al Señor: «Su gran amor perdura para siempre». 42 Hemán y Jedutún tenían trompetas, címbalos y otros instrumentos musicales para acompañar los cantos de Dios. Los hijos de Jedutún eran porteros.

43 Luego todos regresaron a su casa, y David se fue a bendecir a su familia.

Promesa de Dios a David(L)

17 Una vez instalado en su palacio, David le dijo al profeta Natán:

―¡Aquí me tienes, habitando un palacio de cedro, mientras que el arca del pacto del Señor se encuentra bajo una simple tienda de campaña!

―Bien —respondió Natán—. Haz lo que tu corazón te dicte, pues Dios está contigo.

Pero aquella misma noche la palabra de Dios vino a Natán y le dijo:

«Ve y dile a mi siervo David que así dice el Señor: “No serás tú quien me construya una casa para que yo la habite. Desde el día en que liberé a Israel hasta el día de hoy, no he habitado en casa alguna, sino que he ido de campamento en campamento y de santuario en santuario. Todo el tiempo que anduve con Israel, cuando mandé a sus jueces[h] que pastorearan a mi pueblo, ¿acaso le reclamé a alguno de ellos el no haberme construido una casa de cedro?”

»Pues bien, dile a mi siervo David que así dice el Señor Todopoderoso: “Yo te saqué del redil para que, en vez de cuidar ovejas, gobernaras a mi pueblo Israel. Yo he estado contigo por dondequiera que has ido, y he aniquilado a todos tus enemigos. Y ahora voy a hacerte tan famoso como los más grandes de la tierra. También voy a designar un lugar para mi pueblo Israel, y allí lo plantaré para que pueda vivir sin sobresaltos. Sus malvados enemigos no volverán a oprimirlo como han hecho desde el principio, 10 desde los días en que nombré jueces sobre mi pueblo Israel. Yo derrotaré a todos tus enemigos. Te anuncio, además, que yo, el Señor, te edificaré una casa. 11 Cuando tu vida llegue a su fin y vayas a reunirte con tus antepasados, yo pondré en el trono a uno de tus descendientes, a uno de tus hijos, y afirmaré su reino. 12 Será él quien construya una casa en mi honor, y yo afirmaré su trono para siempre. 13 Yo seré su padre, y él será mi hijo. Jamás le negaré mi amor, como se lo negué a quien reinó antes que tú. 14 Al contrario, para siempre lo estableceré en mi casa y en mi reino, y su trono será firme para siempre”».

15 Natán le comunicó todo esto a David, tal como lo había recibido por revelación.

Oración de David(M)

16 Luego el rey David se presentó ante el Señor y le dijo:

«Señor y Dios, ¿quién soy yo, y qué es mi familia, para que me hayas hecho llegar tan lejos? 17 Como si esto fuera poco, has hecho promesas a este tu siervo en cuanto al futuro de su dinastía. ¡Me has tratado como si fuera yo un hombre muy importante, Señor y Dios! 18 ¿Qué más podría yo decir del honor que me has dado, si tú conoces a tu siervo? 19 Señor, tú has hecho todas estas grandes maravillas, por amor a tu siervo y según tu voluntad, y las has dado a conocer. 20 Señor, nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú, y que aparte de ti no hay Dios. 21 ¿Y qué nación se puede comparar con tu pueblo Israel? Es la única nación en la tierra que tú has redimido, para hacerla tu propio pueblo y para dar a conocer tu nombre. Hiciste prodigios y maravillas cuando al paso de tu pueblo, al cual redimiste de Egipto, expulsaste a las naciones y a sus dioses. 22 Adoptaste a Israel para que fuera tu pueblo para siempre, y para que tú, Señor, fueras su Dios.

23 »Y ahora, Señor, mantén para siempre la promesa que le has hecho a tu siervo y a su dinastía. Cumple tu palabra 24 para que tu nombre permanezca y sea exaltado por siempre, y para que todos digan: “¡El Señor Todopoderoso es el Dios de Israel!” Entonces la dinastía de tu siervo David quedará establecida en tu presencia.

25 »Tú, Dios mío, le has revelado a tu siervo el propósito de establecerle una dinastía, y por eso tu siervo se ha atrevido a dirigirte esta súplica. 26 Oh Señor, ¡tú eres Dios y has prometido este favor a tu siervo! 27 Te has dignado bendecir a la familia de tu siervo, de modo que bajo tu protección exista para siempre. Tú, Señor, la has bendecido, y por eso quedará bendita para siempre».

Victorias de David(N)

18 Pasado algún tiempo, David derrotó a los filisteos y los subyugó, quitándoles el control de la ciudad de Gat y de sus aldeas. También derrotó y sometió a los moabitas, los cuales pasaron a ser vasallos tributarios de David.

Además, David derrotó en Jamat a Hadad Ezer, rey de Sobá, cuando este se dirigía a establecer su dominio sobre la región del río Éufrates. David le capturó mil carros, siete mil jinetes y veinte mil soldados de infantería; también desjarretó los caballos de tiro, aunque dejó los caballos suficientes para cien carros.

Luego, cuando los sirios de Damasco acudieron en auxilio de Hadad Ezer, rey de Sobá, David aniquiló a veintidós mil de ellos. También puso guarniciones en Damasco, de modo que los sirios pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas las campañas de David, el Señor le daba la victoria.

En cuanto a los escudos de oro que llevaban los oficiales de Hadad Ezer, David se apropió de ellos y los trasladó a Jerusalén. Así mismo se apoderó de una gran cantidad de bronce que había en las ciudades de Tébaj[i] y de Cun, poblaciones de Hadad Ezer. Ese fue el bronce que Salomón usó para hacer la fuente, las columnas y todos los utensilios de bronce.

Tou, rey de Jamat, se enteró de que David había derrotado por completo al ejército de Hadad Ezer, rey de Sobá. 10 Como Tou también era enemigo de Hadad Ezer, envió a su hijo Adorán a desearle bienestar al rey David, y a felicitarlo por haber derrotado a Hadad Ezer en batalla. Y Tou envió toda clase de utensilios de oro, de plata y de bronce, 11 los cuales el rey David consagró al Señor, tal como lo había hecho con toda la plata y el oro que había tomado de las naciones de Edom, Moab, Amón, Filistea y Amalec.

12 Por su parte, Abisay hijo de Sarvia derrotó a los edomitas en el valle de la Sal, y aniquiló a dieciocho mil de ellos. 13 También puso guarniciones en Edom, de modo que los edomitas pasaron a ser vasallos tributarios de David. En todas sus campañas, el Señor le daba la victoria.

Oficiales de David(O)

14 David reinó sobre todo Israel, gobernando al pueblo entero con justicia y rectitud. 15 Joab hijo de Sarvia era general del ejército; Josafat hijo de Ajilud era el secretario; 16 Sadoc hijo de Ajitob y Ajimélec[j] hijo de Abiatar eran sacerdotes; Savsa era el cronista. 17 Benaías hijo de Joyadá estaba al mando de los soldados quereteos y peleteos, y los hijos de David ocupaban los principales puestos junto al rey.

Guerra contra los amonitas(P)

19 Pasado algún tiempo, murió Najás, rey de los amonitas, y su hijo le sucedió en el trono. Entonces David pensó: «Debo ser leal con Janún hijo de Najás, pues su padre lo fue conmigo». Así que envió unos mensajeros para darle el pésame por la muerte de su padre.

Cuando los mensajeros de David llegaron al país de los amonitas para darle el pésame a Janún, los jefes de ese pueblo le aconsejaron: «¿Y acaso crees que David ha enviado estos mensajeros solo para darte el pésame, y porque quiere honrar a tu padre? ¿No será más bien que han venido a espiar y explorar el país para luego destruirlo?» Entonces Janún mandó que apresaran a los mensajeros de David y que les afeitaran la barba y les rasgaran la ropa por la mitad, a la altura de las nalgas. Y así los despidió.

Los hombres de David se sentían muy avergonzados. Cuando David se enteró de lo que les había pasado, mandó que los recibieran y les dieran este mensaje de su parte: «Quedaos en Jericó, y no regreséis hasta que os crezca la barba».

Al darse cuenta Janún y los amonitas de que habían ofendido a David, enviaron treinta y tres mil kilos[k] de plata para contratar carros y jinetes en Aram Najarayin,[l] en Aram de Macá y en Sobá. Contrataron treinta y dos mil carros y al rey de Macá con su ejército, que acampó frente a Medeba. Por su parte, los amonitas salieron de sus ciudades y se dispusieron para el combate. Cuando David lo supo, despachó a Joab con todos los soldados del ejército. Los amonitas avanzaron hasta la entrada de su ciudad, pero los reyes que habían venido a reforzarlos se quedaron aparte, en campo abierto.

10 Joab se vio amenazado por el frente y por la retaguardia, así que escogió a las mejores tropas israelitas para pelear contra los sirios, 11 y el resto de las tropas las puso al mando de su hermano Abisay, para que enfrentaran a los amonitas. 12 A Abisay le ordenó: «Si los sirios pueden más que yo, tú vendrás a rescatarme; y, si los amonitas pueden más que tú, yo te rescataré. 13 ¡Ánimo! Luchemos con valor por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Dios. ¡Y que el Señor haga lo que bien le parezca!»

14 En seguida Joab y sus tropas avanzaron contra los sirios, y estos huyeron de él. 15 Al ver que los sirios se daban a la fuga, también los amonitas huyeron de Abisay y se refugiaron en la ciudad. Entonces Joab regresó a Jerusalén.

16 Los sirios, al verse derrotados por Israel, enviaron mensajeros para pedir ayuda a los sirios que vivían al otro lado del río Éufrates. Sofac, jefe del ejército de Hadad Ezer, se puso al frente de ellos. 17 Cuando David se enteró de esto, reunió a todo Israel, cruzó el Jordán y tomó posición de batalla contra los sirios. Estos lo atacaron, 18 pero tuvieron que huir ante los israelitas. David mató a siete mil soldados sirios de caballería y cuarenta mil de infantería; también mató a Sofac, jefe del ejército. 19 Al ver que los sirios habían sido derrotados por los israelitas, todos los vasallos de Hadad Ezer hicieron la paz con David y se sometieron a él. A partir de entonces, los sirios se negaron a ir en auxilio de los amonitas.

Conquista de Rabá(Q)

20 En la primavera, que era la época en que los reyes salían de campaña, Joab sacó el grueso del ejército y devastó el país de los amonitas. Llegó hasta Rabá, la atacó y la destruyó; pero David se quedó en Jerusalén. Al rey de los amonitas[m] David le quitó la corona de oro que tenía puesta, la cual pesaba treinta y tres kilos[n] y estaba adornada con piedras preciosas. Luego se la pusieron a David. Además, David saqueó la ciudad y se llevó un botín inmenso. Expulsó de allí a sus habitantes y los puso a trabajar con sierras, rastrillos y hachas. Lo mismo hizo con todos los pueblos de los amonitas, después de lo cual regresó a Jerusalén con todas sus tropas.

Guerra contra los filisteos(R)

Después de esto, hubo una batalla contra los filisteos en Guézer. Fue en esa ocasión cuando Sibecay el jusatita mató a Sipay, descendiente de los gigantes. Así sometieron a los filisteos.

Luego, en otra batalla que hubo contra los filisteos, Eljanán hijo de Yaír mató a Lajmí, hermano de Goliat el guitita, cuya lanza tenía un asta tan grande como el rodillo de un telar.

Hubo una batalla más en Gat. Allí había otro gigante, un hombre altísimo que tenía seis dedos en cada mano y seis en cada pie, es decir, tenía veinticuatro dedos en total. Este se puso a desafiar a los israelitas, pero Jonatán hijo de Simá, que era hermano de David, lo mató.

Estos fueron los descendientes de Rafá el guitita que cayeron a manos de David y de sus oficiales.

David hace un censo militar(S)

21 Satanás conspiró contra Israel e indujo a David a hacer un censo del pueblo. Por eso David les dijo a Joab y a los jefes del pueblo:

―Id y haced un censo militar que abarque desde Berseba hasta Dan, y traedme el informe para que yo sepa cuántos pueden servir en el ejército.

Joab le respondió:

―¡Que el Señor multiplique cien veces a su pueblo! Pero ¿acaso no son todos ellos siervos de mi señor? ¿Para qué quiere hacer esto mi señor? ¿Por qué ha de hacer algo que traiga la desgracia sobre Israel?

Sin embargo, la orden del rey prevaleció sobre la opinión de Joab, de modo que este salió a recorrer todo el territorio de Israel. Después regresó a Jerusalén y le entregó a David los resultados del censo militar: En Israel había un millón cien mil que podían servir en el ejército, y en Judá, cuatrocientos setenta mil. Pero Joab no contó a los de las tribus de Leví ni de Benjamín, porque para él era detestable la orden del rey. Dios también la consideró como algo malo, por lo cual castigó a Israel.

Entonces David le dijo a Dios: «He cometido un pecado muy grande al hacer este censo. He actuado como un necio. Yo te ruego que perdones la maldad de tu siervo».

El Señor le dijo a Gad, el vidente de David: 10 «Anda y dile a David que así dice el Señor: “Te doy a escoger entre estos tres castigos: dime cuál de ellos quieres que te imponga”».

11 Gad fue adonde estaba David y le dijo:

―Así dice el Señor: “Elige una de estas tres cosas: 12 tres años de hambre, o tres meses de persecución y derrota por la espada de tus enemigos, o tres días en los cuales el Señor castigará con peste el país y su ángel causará estragos en todos los rincones de Israel”. Piénsalo bien y dime qué debo responderle al que me ha enviado.

13 ―¡Estoy entre la espada y la pared! —respondió David—. Pero es mejor que yo caiga en las manos del Señor, porque su amor es muy grande, y no que caiga en las manos de los hombres.

14 Por lo tanto, el Señor mandó contra Israel una peste, y murieron setenta mil israelitas. 15 Luego envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Y al ver el Señor que el ángel la destruía, se arrepintió del castigo y le dijo al ángel destructor: «¡Basta! ¡Detén tu mano!» En ese momento, el ángel del Señor se hallaba junto a la parcela de Ornán el jebuseo.

16 David alzó la vista y vio que el ángel del Señor estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano que apuntaba hacia Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos de luto, se postraron sobre su rostro. 17 Y David le dijo a Dios: «Señor y Dios mío, ¿acaso no fui yo el que dio la orden de censar al pueblo? ¿Qué culpa tienen estas ovejas? ¡Soy yo el que ha pecado! ¡He actuado muy mal! ¡Descarga tu mano sobre mí y sobre mi familia, pero no sigas hiriendo a tu pueblo!»

David construye un altar(T)

18 Entonces el ángel del Señor le dijo a Gad: «Dile a David que vaya y construya un altar para el Señor en la parcela de Ornán el jebuseo». 19 David se puso en camino, conforme a la palabra que Gad le dio en nombre del Señor.

20 Ornán se encontraba trillando y, al mirar hacia atrás, vio al ángel. Los cuatro hijos que estaban con él corrieron a esconderse. 21 Al ver Ornán que David se acercaba a su parcela, salió a recibirlo y se postró delante de él. 22 David le dijo:

―Véndeme una parte de esta parcela para construirle un altar al Señor, a fin de que se detenga la plaga que está afligiendo al pueblo. Véndemela por su verdadero precio.

23 Ornán le contestó a David:

―Mi señor, yo te la regalo, para que hagas en ella lo que mejor te parezca. Yo mismo te daré los bueyes para los holocaustos, los trillos para la leña y el trigo para la ofrenda de cereal. Todo te lo regalo.

24 Pero el rey David le respondió a Ornán:

―Eso no puede ser. No tomaré lo que es tuyo para dárselo al Señor, ni le ofreceré un holocausto que nada me cueste. Te lo compraré todo por su verdadero precio.

25 Fue así como David le dio a Ornán seiscientas monedas[o] de oro por aquel lugar. 26 Allí construyó un altar al Señor y le ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Luego oró al Señor, y en respuesta Dios envió fuego del cielo sobre el altar del holocausto.

27 Entonces el Señor le ordenó al ángel que envainara su espada. 28 Al ver David que el Señor le había respondido, le ofreció sacrificios. 29 En aquel tiempo, tanto el santuario del Señor que Moisés hizo en el desierto como el altar del holocausto se encontraban en el santuario de Gabaón. 30 Pero David no fue a consultar a Dios a ese lugar porque, por causa de la espada del ángel del Señor, estaba aterrorizado.

22 Entonces dijo David: «Aquí se levantará el templo de Dios el Señor, y también el altar donde Israel ofrecerá el holocausto».

Preparativos para el templo

Luego David ordenó que se reuniera a los extranjeros que vivían en territorio israelita. De entre ellos nombró canteros que labraran piedras para la construcción del templo de Dios. Además, David juntó mucho hierro para los clavos y las bisagras de las puertas, y bronce en abundancia. También amontonó mucha madera de cedro, pues los habitantes de Sidón y de Tiro le habían traído madera de cedro en abundancia.

«Mi hijo Salomón —pensaba David— es muy joven e inexperto, y el templo que hay que construir para el Señor debe ser el más grande y famoso de toda la tierra; por eso se lo dejaré todo listo». Así que, antes de morir, David lo dejó todo listo.

Luego llamó a su hijo Salomón y le encargó construir el templo para el Señor, Dios de Israel. David le dijo a Salomón: «Hijo mío, yo tenía la intención de construir un templo para honrar al Señor mi Dios. Pero el Señor me dijo: “Ante mis propios ojos has derramado mucha sangre y has hecho muchas guerras en la tierra; por eso no serás tú quien me construya un templo. Pero tendrás un hijo que será un hombre pacífico; yo haré que los países vecinos que sean sus enemigos lo dejen en paz; por eso se llamará Salomón.[p] Durante su reinado, yo le daré a Israel paz y tranquilidad. 10 Él será quien me construya un templo. Él será para mí como un hijo, y yo seré para él como un padre. Yo afirmaré para siempre el trono de su reino en Israel”.

11 »Ahora, hijo mío, que el Señor tu Dios te ayude a construir su templo, tal como te ha prometido. 12 Que te dé prudencia y sabiduría para que, cuando estés al frente de Israel, obedezcas su ley. Él es el Señor tu Dios. 13 Si cumples las leyes y normas que el Señor le entregó a Israel por medio de Moisés, entonces te irá bien. ¡Sé fuerte y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes!

14 »Mira, con mucho esfuerzo he logrado conseguir para el templo del Señor tres mil trescientas toneladas de oro, treinta y tres mil toneladas de plata[q] y una incontable cantidad de bronce y de hierro. Además, he conseguido madera y piedra, pero tú debes adquirir más. 15 También cuentas con una buena cantidad de obreros: canteros, albañiles, carpinteros, y expertos en toda clase de trabajos 16 en oro, plata, bronce y hierro. Así que, ¡pon manos a la obra, y que el Señor te acompañe!»

17 Después David les ordenó a todos los jefes de Israel que colaboraran con su hijo Salomón. 18 Les dijo: «El Señor vuestro Dios está con vosotros, y os ha dado paz en todo lugar. Él ha entregado en mi poder a los habitantes de la región, y estos han quedado sometidos al Señor y a su pueblo. 19 Ahora, pues, buscad al Señor vuestro Dios de todo corazón y con toda el alma. Comenzad la construcción del santuario de Dios el Señor, para que trasladéis el arca del pacto y los utensilios sagrados al templo que se construirá en su honor».

Los levitas

23 David era muy anciano cuando proclamó a su hijo Salomón rey de Israel. Reunió a todos los jefes de Israel, y a los sacerdotes y levitas. Entonces contaron a los levitas que tenían más de treinta años, y resultó que eran en total treinta y ocho mil hombres. De estos, veinticuatro mil estaban a cargo del trabajo del templo del Señor, seis mil eran oficiales y jueces, cuatro mil eran porteros, y los otros cuatro mil estaban encargados de alabar al Señor con los instrumentos musicales que David había ordenado hacer[r] para ese propósito.

David dividió a los levitas en grupos de acuerdo con el número de los hijos de Leví, que fueron Guersón, Coat y Merari.

Los guersonitas

De los guersonitas: Ladán y Simí.

Los hijos de Ladán fueron tres: Jehiel, el mayor, Zetán y Joel.

Simí también tuvo tres hijos: Selomit, Jaziel y Jarán. Estos fueron los jefes de las familias patriarcales de Ladán.

10 Los hijos de Simí fueron cuatro: Yajat, Ziza,[s] Jeús y Beriá. Estos fueron los hijos de Simí. 11 Yajat era el mayor y Ziza, el segundo. Como Jeús y Beriá no tuvieron muchos hijos, se les contó como una sola familia y se les dio un mismo cargo.

Los coatitas

12 Los hijos de Coat fueron cuatro: Amirán, Izar, Hebrón y Uziel.

13 Los hijos de Amirán fueron Aarón y Moisés. Aarón y sus descendientes fueron los escogidos para presentar las ofrendas santas, quemar el incienso, servir al Señor y pronunciar la bendición en su nombre. 14 A Moisés, hombre de Dios, y a sus hijos se les incluyó en la tribu de Leví.

15 Los hijos de Moisés fueron Guersón y Eliezer.

16 Sebuel fue el primero de los descendientes de Guersón.

17 Eliezer no tuvo sino un solo hijo, que fue Rejabías, pero este sí tuvo muchos hijos.

18 El primer hijo de Izar fue Selomit.

19 El primer hijo de Hebrón fue Jerías; el segundo, Amarías; el tercero, Jahaziel, y el cuarto, Jecamán.

20 El primer hijo de Uziel fue Micaías, y el segundo, Isías.

Los meraritas

21 Los hijos de Merari fueron Majlí y Musí.

Los hijos de Majlí fueron Eleazar y Quis.

22 Eleazar murió sin tener hijos: solamente tuvo hijas. Estas se casaron con sus primos, los hijos de Quis.

23 Musí tuvo tres hijos: Majlí, Edar y Jeremot.

24 Estos fueron los descendientes de Leví por sus familias patriarcales. El censo los registró por nombre como jefes de sus familias patriarcales. Estos prestaban servicio en el templo del Señor, y eran mayores de veinte años.

25 David dijo: «Desde que el Señor, Dios de Israel, estableció a su pueblo y estableció su residencia para siempre en Jerusalén, 26 los levitas ya no tienen que cargar el santuario ni los utensilios que se usan en el culto».

27 De acuerdo con las últimas disposiciones de David, fueron censados los levitas mayores de veinte años, 28 y su función consistía en ayudar a los descendientes de Aarón en el servicio del templo del Señor. Eran los responsables de los atrios, de los cuartos y de la purificación de todas las cosas santas; en fin, de todo lo relacionado con el servicio del templo de Dios. 29 También estaban encargados del pan de la Presencia, de la harina para las ofrendas de cereales, de las hojuelas sin levadura, de las ofrendas fritas en sartén o cocidas, y de todas las medidas de capacidad y de longitud. 30 Cada mañana y cada tarde debían estar presentes para agradecer y alabar al Señor. 31 Así mismo, debían ofrecer todos los holocaustos que se presentaban al Señor los sábados y los días de luna nueva, y durante las otras fiestas. Así que siempre servían al Señor, según el número y la función que se les asignaba. 32 De modo que tenían a su cargo el cuidado de la Tienda de reunión y del santuario. El servicio que realizaban en el templo del Señor quedaba bajo las órdenes de sus hermanos, los descendientes de Aarón.

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