Bible in 90 Days
Mensaje para Moab(A)
48 Así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel, acerca de Moab:
«¡Ay de Nebo, porque será devastada!
¡Quiriatayin será capturada y puesta en vergüenza!
¡Su fortaleza[a] será humillada y destruida!
2 La gloria de Moab ha desaparecido;
en Hesbón[b] maquinan el mal contra ella:
“¡Venid, hagamos desaparecer a esta nación!”
También tú, Madmén,[c] serás silenciada,
y la espada te perseguirá.
3 Se oye el clamor desde Joronayin:
¡devastación y gran destrucción!
4 Moab será quebrantada;
ya se oyen los gritos de sus pequeños.
5 Por la cuesta de Luhit
suben llorando sin cesar;
por la bajada de Joronayin
se oyen gritos de dolor,
por causa de la destrucción.
6 ¡Huid! ¡Sálvese quien pueda!
¡Sed como las zarzas[d] del desierto!
7 Por cuanto confías en tus obras y en tus riquezas,
también tú serás capturada.
Quemós, tu dios, irá al exilio,
junto con sus sacerdotes y oficiales.
8 El destructor vendrá contra toda ciudad,
y ni una sola de ellas escapará.
El valle quedará en ruinas,
y la meseta quedará destruida,
tal como ha dicho el Señor.
9 Colocad una lápida[e] para Moab,
porque yace destruida;
sus ciudades están desoladas,
y sin habitante alguno.
10 »¡Maldito el que sea negligente
para realizar el trabajo del Señor!
¡Maldito el que de la sangre
retraiga su espada!
11 »Moab ha vivido en paz desde su juventud;
ha reposado sobre sus heces.
No ha pasado de vasija en vasija,
ni ha ido jamás al exilio.
Por eso conserva su sabor
y no pierde su aroma.
12 Pero vienen días —afirma el Señor—
en que enviaré gente que transvasará a Moab;
y vaciará sus vasijas
y romperá sus cántaros.
13 Entonces Moab se avergonzará de Quemós,
como el pueblo de Israel se avergonzó de Betel,
santuario en el que había depositado su confianza.
14 »¿Cómo os atrevéis a decir:
“Somos guerreros,
hombres valientes para la guerra”?
15 Moab será devastada
y sus ciudades, invadidas
—afirma el Rey,
cuyo nombre es el Señor Todopoderoso—:
Lo mejor de su juventud
descenderá al matadero.
16 La ruina de Moab se acerca;
su calamidad es inminente.
17 Llorad por él todos sus vecinos,
los que sabéis de su fama.
Decid: “¡Cómo se ha quebrado el cetro
tan poderoso e imponente!”
18 »Tú, que habitas en Dibón:
desciende de tu lugar de honor
y siéntate en el sequedal,
porque el destructor de Moab te ataca
y destruye tus fortificaciones.
19 Tú, que habitas en Aroer,
párate a la vera del camino, y observa;
pregunta a los que huyen, hombres y mujeres:
“¿Qué es lo que ha sucedido?”
20 Moab está humillado;
ha sido destrozado.
¡Gemid y clamad!
¡Anunciad por el río Arnón
que Moab ha sido devastado!
21 El juicio ha llegado hasta la meseta
contra Holón, Yahaza y Mefat;
22 contra Dibón, Nebo y Bet Diblatayin;
23 contra Quiriatayin, Bet Gamul y Bet Megón,
24 contra Queriot y Bosra,
y contra todas las ciudades de Moab,
cercanas y lejanas.
25 El poder[f] de Moab ha desaparecido;
¡su fuerza está abatida!
—afirma el Señor—.
26 »¡Emborrachad a Moab,
porque ha desafiado al Señor!
¡Que se regodee en su vómito,
y se convierta en objeto de burla!
27 ¿Acaso no te burlabas de Israel,
y con tus palabras lo despreciabas,
como si hubiera sido sorprendido entre ladrones?
28 Habitantes de Moab,
¡abandonad las ciudades
y vivid entre las rocas!
Sed como las palomas
que anidan al borde de los precipicios.
29 »Conocemos bien el orgullo de Moab,
ese orgullo exagerado.
¡Tanta soberbia y tanto orgullo!
¡Tanta arrogancia y altivez!
30 Yo conozco su insolencia,
pero sus jactancias no logran nada
—afirma el Señor—.
31 Por eso lloro por Moab;
gimo por toda su gente,
sollozo por el pueblo de Quir Jeres.
32 Lloro por ti, viña de Sibma,
más que por Jazer;
tus sarmientos sobrepasan el mar
y llegan hasta Jazer,
pero caerá el destructor
sobre tu cosecha y sobre tu vendimia.
33 De los fértiles campos de Moab
han desaparecido el gozo y la alegría.
Acabé con el vino de tus lagares;
ya nadie pisa las uvas entre gritos de alborozo;
los gritos ya no son de regocijo.
34 »El clamor de Hesbón llega hasta Elalé y Yahaza,
su voz se alza desde Zoar
hasta Joronayin y Eglat Selisiyá.
Porque hasta las aguas de Nimrín
se han secado.
35 Acabaré con la gente de Moab
que ofrece sacrificios en altares paganos
y quema incienso a sus dioses
—afirma el Señor—.
36 »Por eso, con sonido de flautas
gime por Moab mi corazón;
con sonido de flautas
gime mi corazón por Quir Jeres,
porque han desaparecido
las riquezas que acumularon.
37 Toda cabeza está rapada
y toda barba rasurada;
en todas las manos hay incisiones,
y todos están vestidos de luto.
38 Sobre todos los techos de Moab,
y por todas sus plazas,
solo se escuchan lamentos;
porque rompí en pedazos a Moab
como a una vasija desechada
—afirma el Señor—.
39 ¡Cómo quedó hecha pedazos!
¡Cómo gimen!
Moab ha vuelto la espalda
del todo avergonzada.
Es para todos sus vecinos
objeto de burla y de terror».
40 Así dice el Señor:
«¡Mirad! Vuela el enemigo como águila;
sobre Moab despliega sus alas.
41 Sus ciudades serán capturadas,
y conquistadas sus fortalezas.
En aquel día, el corazón de los guerreros de Moab
será como el de una parturienta.
42 Moab será destruida como nación,
porque ha desafiado al Señor.
43 El terror, la fosa y la trampa
aguardan al habitante de Moab
—afirma el Señor—.
44 El que huya del terror caerá en la fosa;
el que salga de la fosa caerá en la trampa;
porque yo hago venir sobre Moab
el tiempo de su castigo
—afirma el Señor—.
45 »A la sombra de Hesbón
se detienen exhaustos los fugitivos.
De Hesbón sale un fuego;
de la ciudad de Sijón, una llama
que consume las sienes de Moab
y el cráneo de los arrogantes y revoltosos.
46 ¡Ay de ti, Moab!
El pueblo de Quemós está destruido;
tus hijos son llevados al exilio;
tus hijas, al cautiverio.
47 Pero en los días venideros
yo cambiaré la suerte de Moab»,
afirma el Señor.
Aquí concluye el juicio contra Moab.
Mensaje para Amón
49 Así dice el Señor acerca de los amonitas:
«¿Acaso Israel no tiene hijos?
¿Acaso no tiene herederos?
¿Por qué el dios Moloc[g] ha heredado Gad,
y su pueblo vive en sus ciudades?
2 Vienen días —afirma el Señor—
en que yo haré resonar el grito de guerra
contra Rabá de los amonitas;
y se convertirá en un montón de ruinas,
y sus ciudades serán incendiadas.
Entonces Israel despojará de todo
a los que de todo la despojaron
—afirma el Señor—.
3 »¡Gime, Hesbón, porque Hai ha sido destruida!
¡Gritad, hijas de Rabá!
¡Vestíos de luto, y haced lamentación;
corred de un lado a otro, dentro de los muros!,
porque Moloc se marcha al destierro,
junto con sus sacerdotes y oficiales.
4 ¿Por qué te jactas de tus valles,
de tus fértiles valles,
hija rebelde, que confías en tus tesoros
y dices: “¿Quién me atacará?”?
5 Voy a hacer que te acose
el terror por todas partes
—afirma el Señor Todopoderoso—.
Todos seréis expulsados, cada uno por su lado,
y nadie reunirá a los fugitivos.
6 »Pero, después de esto,
cambiaré la suerte de los amonitas»,
afirma el Señor.
Mensaje para Edom(B)(C)
7 Así dice el Señor Todopoderoso acerca de Edom:
«¿Ya no hay sabiduría en Temán?
¿Se acabó el consejo de los inteligentes?
¿Acaso se ha echado a perder su sabiduría?
8 Habitantes de Dedán:
¡Huid, volveos atrás!
¡Escondeos en lo más profundo de la tierra!
Yo provocaré un desastre sobre Esaú,
pues le llegó la hora del castigo.
9 Si los vendimiadores llegaran a ti,
¿no te dejarían algunos racimos?
Si de noche llegaran ladrones,
¿no se llevarían solo lo que pudieran?
10 Pero yo despojaré por completo a Esaú;
descubriré sus escondites, y no podrá ocultarse.
Sus hijos, parientes y vecinos,
serán destruidos y dejarán de existir.
11 ¡Abandona a tus huérfanos,
que yo les protegeré la vida!
¡Tus viudas pueden confiar en mí!»
12 Así dice el Señor: «Los que no estaban condenados a beber la copa de castigo la bebieron. ¿Y acaso tú vas a quedarte sin castigo? ¡De ninguna manera quedarás impune, sino que también beberás de esa copa! 13 Juro por mí mismo —afirma el Señor—, que Bosra se convertirá en objeto de maldición, y en horror, oprobio y desolación. Para siempre quedarán en ruinas todas sus ciudades».
14 He oído un mensaje del Señor.
Un heraldo lo anuncia entre las naciones:
«¡Reuníos, atacad a la ciudad!
¡Preparaos para la guerra!»
15 «Te haré pequeño entre las naciones,
menospreciado entre los hombres.
16 Tú, que habitas en las hendiduras de las rocas;
tú, que ocupas las alturas de los montes:
fuiste engañado por el terror que infundías
y por el orgullo de tu corazón.
Aunque pongas tu nido tan alto como el del águila,
desde allí te haré caer
—afirma el Señor—.
17 Tan espantosa será la caída de Edom
que todo el que pase junto a la ciudad
quedará pasmado al ver todas sus heridas.
18 Será como en la destrucción de Sodoma y Gomorra
y de sus ciudades vecinas;
nadie volverá a vivir allí,
ni la habitará ningún ser humano
—afirma el Señor—.
19 »Como león que sale de los matorrales del Jordán
hacia praderas de verdes pastos,
en un instante espantaré de su tierra a los de Edom,
y sobre ellos nombraré a mi elegido.
Porque, ¿quién como yo?
¿Quién me puede desafiar?
¿Qué pastor se me puede oponer?»
20 Por eso, escuchad el plan que el Señor
ha fraguado contra Edom;
escuchad lo que tiene proyectado
contra los habitantes de Temán:
Serán arrastrados
los más pequeños del rebaño;
por causa de ellos
sus praderas quedarán asoladas.
21 Tiembla la tierra
por el estruendo de su caída;
hasta en el Mar Rojo
resuenan sus gritos.
22 Remonta el vuelo el enemigo,
se desliza como un águila,
extiende sus alas sobre Bosra.
En aquel día se angustiarán los valientes de Edom,
como se angustia una mujer de parto.
Mensaje para Damasco
23 Mensaje acerca de Damasco:
«Jamat y Arfad están desconcertadas,
pues ya saben de la mala noticia.
Naufragan en el mar de la angustia,
y no pueden calmarse.
24 Damasco desfallece;
trató de huir, pero la dominó el pánico.
Se halla presa de la angustia y el dolor,
como si estuviera de parto.
25 ¿Por qué no ha sido abandonada
la ciudad famosa, la que era mi delicia?
26 En aquel día sus jóvenes
quedarán tendidos en las calles;
¡perecerán todos sus soldados!
—afirma el Señor Todopoderoso—.
27 Prenderé fuego al muro de Damasco,
y los palacios de Ben Adad serán consumidos».
Mensaje para Cedar y Jazor
28 Así dice el Señor acerca de Cedar y de los reinos de Jazor que fueron atacados por Nabucodonosor, rey de Babilonia:
«¡Vamos, atacad a Cedar!
¡Destruid a esa gente del oriente!
29 Sus tiendas y rebaños les serán arrebatados,
se llevarán sus toldos, bienes y camellos.
La gente les gritará:
“¡Cunde el terror por todas partes!”
30 »¡Huid, habitantes de Jazor!
Escapad ya, escondeos
en lo más profundo de la tierra
—afirma el Señor—.
Nabucodonosor, rey de Babilonia,
maquina planes contra vosotros;
contra vosotros ha diseñado un plan.
31 »¡Vamos, atacad a esta nación indolente
que vive del todo confiada,
nación que no tiene puertas ni cerrojos,
y que vive muy aislada!
—afirma el Señor—.
32 Sus camellos serán el botín,
y su numeroso ganado, el despojo.
Dispersaré a los cuatro vientos
a los que se rapan las sienes;
de todas partes les traeré su ruina
—afirma el Señor—.
33 Jazor se convertirá en una guarida de chacales,
en un lugar desolado para siempre.
Ningún ser humano vivirá allí,
nadie habitará en ese lugar».
Mensaje para Elam
34 La palabra del Señor acerca de Elam vino al profeta Jeremías al comienzo del reinado de Sedequías, rey de Judá.
35 Así dice el Señor Todopoderoso:
«Voy a quebrar el arco de Elam;
voy a acabar con lo mejor de su poderío.
36 Voy a desatar contra Elam los cuatro vientos
desde los cuatro confines de la tierra.
Los voy a esparcir por los cuatro vientos,
y no quedará nación alguna
adonde no lleguen sus desterrados.
37 Aterraré a Elam frente a sus enemigos,
frente a los que atentan contra su vida;
desataré mi ardiente ira,
y traeré sobre ellos calamidad
—afirma el Señor—.
Haré que la espada los persiga
hasta que los haya exterminado.
38 Estableceré mi trono en Elam,
y destruiré a su rey y a sus oficiales
—afirma el Señor—.
39 »Pero en los días venideros
cambiaré la suerte de Elam»,
afirma el Señor.
Mensaje para Babilonia(D)
50 La palabra del Señor acerca de los babilonios y de su país vino al profeta Jeremías:
2 «¡Anunciad y proclamad entre las naciones!
¡Proclamadlo, levantad un estandarte!
No ocultéis nada, sino decid:
“¡Babilonia será conquistada!
¡Bel quedará en vergüenza!
¡Marduc quedará aterrado!
¡Sus imágenes quedan humilladas,
y aterrados sus ídolos!”
3 Porque la ataca una nación del norte,
que dejará desolada a su tierra.
Hombres y animales saldrán huyendo,
y no habrá nadie que la habite.
4 »En aquellos días, en aquel tiempo,
la gente de Israel y de Judá
irá llorando en busca del Señor, su Dios
—afirma el Señor—.
5 Preguntarán por el camino de Sión,
y hacia allá se encaminarán.
Vendrán y se aferrarán al Señor
en un pacto eterno, que ya no olvidarán.
6 »Mi pueblo ha sido como un rebaño perdido;
sus pastores lo han descarriado,
lo han hecho vagar por las montañas.
Ha ido de colina en colina,
y se ha olvidado de su redil.
7 Todos los que lo encuentran lo devoran;
“No somos culpables —decían sus enemigos—,
porque ellos pecaron contra el Señor;
¡él es morada de justicia,
esperanza de sus antepasados!”
8 »¡Huid de Babilonia;
abandonad ese país!
Sed como los machos cabríos
que guían a las ovejas.
9 Porque yo movilizo contra Babilonia
una alianza de grandes naciones del norte.
Se alistarán contra ella,
y desde el norte será conquistada.
Sus flechas son como expertos guerreros
que no vuelven con las manos vacías.
10 Babilonia será saqueada,
y todos sus saqueadores se saciarán
—afirma el Señor—.
11 »¡Vosotros, que saqueáis mi heredad,
alegraos y regocijaos!
¡Saltad como terneros en la pradera,
relinchad como sementales!
12 Pero vuestra patria
quedará humillada;
la que os dio la vida quedará en vergüenza.
Será la última de las naciones;
se convertirá en sequedal, desierto y estepa.
13 Por el enojo del Señor,
no será habitada,
sino que quedará en desolación.
Todo el que pase por Babilonia
quedará pasmado al ver todas sus heridas.
14 »¡Tomad posiciones alrededor de Babilonia,
todos los que tensáis el arco!
¡Disparadle, no escatiméis flechas,
porque ha pecado contra el Señor!
15 Gritad en torno de ella:
¡Babilonia se rinde!
¡Cayeron sus torres,
se derrumbaron sus muros!
¡Esta es la venganza del Señor!
¡Vengaos de ella!
¡Pagadle con la misma moneda!
16 Exterminad al que siembra en Babilonia,
y al que maneja la hoz en la cosecha.
Ante la espada del opresor,
cada uno retorna a su pueblo,
cada cual huye a su país.
17 »Israel es como un rebaño descarriado,
acosado por los leones.
Primero lo devoró el rey de Asiria,
y luego Nabucodonosor, rey de Babilonia,
le quebró todos los huesos».
18 Por eso, así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel:
«Castigaré al rey de Babilonia y a su país
como castigué al rey de Asiria.
19 Haré que Israel vuelva a su prado
y que se alimente en el Carmelo y en Basán.
Su apetito quedará saciado
en las montañas de Efraín y Galaad.
20 En aquellos días se buscará la iniquidad de Israel,
pero ya no se encontrará.
En aquel tiempo se buscarán los pecados de Judá,
pero ya no se hallarán,
porque yo perdonaré a los que deje con vida
—afirma el Señor—.
21 »¡Ataca el país de Meratayin
y a los que viven en Pecod!
¡Mátalos, destrúyelos por completo!
¡Cumple con todas mis órdenes!
—afirma el Señor—.
22 ¡En el país hay estruendo de guerra
y de impresionante destrucción!
23 ¡Cómo ha sido quebrado y derribado
el martillo de toda la tierra!
¡Babilonia ha quedado desolada
en medio de las naciones!
24 Te tendí una trampa, y en ella caíste
antes de que te dieras cuenta.
Fuiste sorprendida y apresada,
porque te opusiste al Señor.
25 El Señor ha abierto su arsenal,
y ha sacado las armas de su ira;
el Señor omnipotente, el Todopoderoso,
tiene una tarea que cumplir
en el país de los babilonios.
26 ¡Atacadla desde los confines de la tierra!
¡Abrid sus graneros!
¡Amontonadla como las gavillas!
¡Destruidla por completo!
¡Que no quede nada de ella!
27 ¡Matad a todos sus novillos!
¡Llevadlos al matadero!
¡Ay de ellos, pues les ha llegado el día,
el día de su castigo!
28 Se oye la voz de los fugitivos,
de los que escaparon de Babilonia;
vienen a anunciar en Sión
la venganza del Señor, nuestro Dios,
la venganza por su templo.
29 »Reclutad contra Babilonia a los arqueros,
a todos los que tensan el arco;
acampad a su alrededor,
y que no escape ninguno.
Retribuidle según sus obras,
pagadle con la misma moneda.
Porque ella ha desafiado al Señor,
al Santo de Israel.
30 Por eso en aquel día
caerán sus jóvenes en las calles
y perecerán todos sus soldados
—afirma el Señor—.
31 »Estoy contra ti, nación arrogante
—afirma el Señor, el Señor Todopoderoso—;
al fin ha llegado el día,
el día de tu castigo.
32 El arrogante tropezará y caerá,
y no habrá quien lo ayude a levantarse.
Prenderé fuego a todas sus ciudades,
fuego que consumirá cuanto le rodea».
33 Así dice el Señor Todopoderoso:
«Israel y Judá son pueblos oprimidos;
sus enemigos los tienen apresados,
no los dejan en libertad.
34 Pero su redentor es fuerte,
su nombre es el Señor Todopoderoso.
Con vigor defenderá su causa;
traerá la paz a la tierra,
pero a Babilonia, el terror.
35 »¡Muerte a[h] los babilonios!
¡Muerte a sus jefes y sabios!
—afirma el Señor—.
36 ¡Muerte a sus falsos profetas!
¡Que pierdan la razón!
¡Muerte a sus guerreros!
¡Que queden aterrorizados!
37 ¡Muerte a sus caballos y carros!
¡Muerte a todos sus mercenarios!
¡Que se vuelvan como mujeres!
¡Muerte a sus tesoros!
¡Que sean saqueados!
38 ¡Muerte a sus aguas!
¡Que queden secas!
Porque Babilonia es un país de ídolos,
de ídolos terribles que provocan la locura.
39 »Por eso las fieras del desierto
vivirán allí con las hienas;
también los avestruces harán allí su morada.
Nunca más volverá a ser habitada;
quedará despoblada para siempre.
40 Será como cuando Dios destruyó a Sodoma y Gomorra,
y a sus ciudades vecinas;
allí nadie volverá a vivir,
ni la habitará ningún ser humano
—afirma el Señor—.
41 »Del norte viene un ejército;
desde los confines de la tierra
se preparan una gran nación y muchos reyes.
42 Vienen armados con arcos y lanzas;
son crueles y desalmados.
Vienen montados a caballo;
su estruendo es como el bramido del mar.
Contra ti, bella Babilonia, contra ti
marchan en formación de combate,
alineados como un solo hombre.
43 El rey de Babilonia ha escuchado la noticia,
y sus brazos flaquean;
de él se apodera la angustia
y le vienen dolores de parto.
44 Como león que sale de los matorrales del Jordán
hacia praderas de verdes pastos,
en un instante espantaré de su tierra a los de Babilonia,
y sobre ellos nombraré a mi elegido.
Porque, ¿quién como yo?
¿Quién me puede desafiar?
¿Qué pastor se me puede oponer?»
45 Por eso, escuchad el plan que el Señor
ha diseñado contra Babilonia,
escuchad lo que tiene proyectado
en contra del país de los babilonios:
Serán arrastrados
los más pequeños del rebaño;
por causa de ellos,
sus praderas quedarán asoladas.
46 Tiembla la tierra
por la estruendosa caída de Babilonia;
resuenan sus gritos
en medio de las naciones.
51 Así dice el Señor:
«Voy a levantar un viento destructor
contra Babilonia y la gente de Leb Camay.[i]
2 Enviaré contra Babilonia
gente que la lance por los aires,
que la aviente como se avienta el trigo,
hasta dejarla vacía.
En el día de su calamidad
la atacarán por todas partes.
3 Que no tense el arquero su arco,[j]
ni se vista la coraza.
No perdonéis a sus jóvenes;
destruid a su ejército por completo.
4 Caerán muertos en el país de los babilonios;
serán traspasados en las calles.
5 Aunque Israel y Judá están llenos de culpa
delante del Santo de Israel,
no han sido abandonados por su Dios,
el Señor Todopoderoso.
6 »¡Huid de Babilonia!
¡Sálvese quien pueda!
No perezcáis por causa de su iniquidad.
Porque ha llegado la hora
de que el Señor tome venganza;
¡él le dará su merecido!
7 En la mano del Señor
Babilonia era una copa de oro
que embriagaba a toda la tierra.
Las naciones bebieron de su vino
y enloquecieron.
8 Pero de pronto Babilonia cayó hecha pedazos.
¡Gemid por ella!
Traed bálsamo para su dolor;
tal vez pueda ser curada.
9 »“Quisimos curar a Babilonia,
pero no pudo ser sanada;
abandonémosla, y regrese cada uno a su país,
porque llega su condena hasta los cielos;
¡se eleva hasta las nubes!”
10 »“¡El Señor nos ha vindicado!
Venid, que en Sión daremos a conocer
lo que ha hecho el Señor, nuestro Dios”.
11 »¡Afilad las flechas!
¡Armaos con escudos!
El Señor ha despertado el espíritu
de los reyes de Media
para destruir a Babilonia.
Esta es la venganza del Señor,
la venganza por su templo.
12 ¡Levantad el estandarte
contra los muros de Babilonia!
¡Reforzad la guardia!
¡Poned centinelas!
¡Preparad la emboscada!
El Señor cumplirá su propósito;
cumplirá su decreto contra los babilonios.
13 Tú, que habitas junto a muchas aguas
y eres rica en tesoros,
has llegado a tu fin,
al final de tu existencia.
14 El Señor Todopoderoso ha jurado por sí mismo:
“Te llenaré de enemigos, como de langostas,
y sobre ti lanzarán gritos de victoria”.
15 »Con su poder hizo el Señor la tierra;
con su sabiduría afirmó el mundo;
con su inteligencia extendió los cielos.
16 Ante su trueno, braman las lluvias en el cielo,
y desde los confines de la tierra
hace que suban las nubes;
entre relámpagos desata la lluvia,
y saca de sus depósitos el viento.
17 »Todo hombre es necio e ignorante;
todo orfebre se avergüenza de sus ídolos.
Sus ídolos son una mentira;
no tienen aliento de vida.
18 Son absurdos, objetos de burla;
en el tiempo del juicio serán destruidos.
19 La porción de Jacob no es como aquellos;
su Dios es el creador de todas las cosas.
Su nombre es el Señor Todopoderoso;
Israel es la tribu de su heredad.
20 »Tú eres mi mazo, mi arma de guerra;
contigo destrozo naciones y reinos.
21 Contigo destrozo jinetes y caballos;
contigo destrozo aurigas y carros de guerra.
22 Contigo destrozo hombres y mujeres;
contigo destrozo jóvenes y ancianos,
contigo destrozo jóvenes y doncellas.
23 Contigo destrozo pastores y rebaños;
contigo destrozo labradores y yuntas,
contigo destrozo jefes y gobernantes.
24 »Pero en vuestra presencia daré su merecido a Babilonia y a todos sus habitantes por todo el mal que han hecho en Sión —afirma el Señor—.
25 »Estoy en contra de ti,
monte del exterminio,
que destruyes toda la tierra —afirma el Señor—.
Extenderé mi mano contra ti;
te haré rodar desde los peñascos
y te convertiré en monte quemado.
26 No volverán a tomar de ti piedra angular,
ni piedra de cimiento,
porque para siempre quedarás desolada
—afirma el Señor—.
27 »¡Levantad la bandera en el país!
¡Tocad la trompeta entre las naciones!
¡Convocad contra ella
a los reinos de Ararat, Mini y Asquenaz!
¡Poned al frente un general!
¡Que avancen los caballos cual plaga de langostas!
28 ¡Convocad contra ella a las naciones,
a los reyes de Media,
y a sus gobernadores y oficiales!
¡Convocad a todo su imperio!
29 La tierra tiembla y se sacude;
se cumplen los planes de Dios contra Babilonia,
al convertirla en un desierto desolado
donde nadie ha de habitar.
30 Dejaron de combatir los guerreros de Babilonia;
se escondieron en las fortalezas.
Sus fuerzas se agotaron;
se volvieron como mujeres.
Sus moradas fueron incendiadas
y destrozados sus cerrojos.
31 Corre un emisario tras el otro;
un mensajero sigue a otro mensajero,
para anunciar al rey de Babilonia
que toda la ciudad ha sido conquistada.
32 Los vados han sido ocupados,
e incendiados los cañaverales;
llenos de pánico quedaron los guerreros».
33 Porque así dice el Señor Todopoderoso, el Dios de Israel:
«La bella Babilonia es como una era
en el momento de la trilla;
¡ya le llega el tiempo de la cosecha!»
34 «Nabucodonosor, el rey de Babilonia,
me devoró, me confundió;
me dejó como un plato vacío.
Me tragó como un monstruo marino,
con mis delicias se ha llenado el estómago
para luego vomitarme.
35 Dice Jerusalén:
“¡Que recaiga sobre Babilonia
la violencia que me hizo!”
Dice la moradora de Sión:
“¡Que mi sangre se derrame
sobre los babilonios!”»
36 Por eso, así dice el Señor:
«Voy a defender tu causa,
y llevaré a cabo tu venganza;
voy a secar el agua de su mar,
y dejaré secos sus manantiales.
37 Babilonia se convertirá en un montón de ruinas,
en guarida de chacales,
en objeto de horror y de burla,
en un lugar sin habitantes.
38 Juntos rugen como leones;
gruñen como cachorros de león.
39 Cuando entren en calor, les serviré bebida;
los embriagaré para que se diviertan.
Así dormirán un sueño eterno
del que ya no despertarán
—afirma el Señor—.
40 Voy a llevarlos al matadero,
como si fueran corderos;
como carneros y chivos.
41 »¡Cómo ha sido capturada Sesac![k]
¡Cómo ha sido conquistado
el orgullo de toda la tierra!
Babilonia se ha convertido
en un horror para las naciones.
42 El mar ha subido contra Babilonia;
agitadas olas la han cubierto.
43 Desoladas han quedado sus ciudades:
como un sequedal, como un desierto.
Nadie habita allí;
nadie pasa por ese lugar.
44 Voy a castigar al dios Bel en Babilonia;
haré que vomite lo que se ha tragado.
Ya no acudirán a él las naciones,
ni quedará en pie el muro de Babilonia.
45 »¡Huye de ella, pueblo mío!
¡Sálvese quien pueda de mi ardiente ira!
46 No desfallezcáis, no os acobardéis
por los rumores que corren por el país.
Año tras año surgen nuevos rumores;
cunde la violencia en el país,
y un gobernante se levanta contra otro.
47 Se acercan ya los días
en que castigaré a los ídolos de Babilonia.
Toda su tierra será avergonzada;
caerán sus víctimas en medio de ella.
48 Entonces el cielo y la tierra,
y todo lo que hay en ellos,
lanzarán gritos de júbilo contra Babilonia,
porque del norte vendrán sus destructores
—afirma el Señor—.
49 »Babilonia tiene que caer
por las víctimas de Israel,
así como en toda la tierra
cayeron las víctimas de Babilonia.
50 Vosotros, los que escapasteis de la espada,
huid sin demora.
Invocad al Señor en tierras lejanas,
y no dejéis de pensar en Jerusalén».
51 «Sentimos vergüenza por los insultos;
estamos cubiertos de deshonra,
porque han penetrado extranjeros
en el santuario del Señor».
52 «Por eso, vienen días
en que castigaré a sus ídolos;
a lo largo de todo el país
gemirán sus heridos
—afirma el Señor—.
53 Aunque Babilonia suba hasta los cielos,
y en lo alto fortifique sus baluartes,
yo enviaré destructores contra ella
—afirma el Señor—.
54 »Se oyen clamores por la gran destrucción
del país de Babilonia.
55 El Señor la destruye por completo;
pone fin a su bullicio.
Rugen sus enemigos como olas agitadas;
resuena el estruendo de su voz.
56 Llega contra Babilonia el destructor;
sus guerreros serán capturados,
y sus arcos serán hechos pedazos.
Porque el Señor es un Dios
que a cada cual le da su merecido.
57 Voy a embriagar a sus jefes y a sus sabios;
a sus gobernadores, oficiales y guerreros;
y dormirán un sueño eterno,
del que no despertarán»,
afirma el Rey,
cuyo nombre es el Señor Todopoderoso.
58 Así dice el Señor Todopoderoso:
«Los anchos muros de Babilonia
serán derribados por completo;
sus imponentes puertas serán incendiadas.
Los pueblos se agotan en vano,
y las naciones se fatigan
por lo que se desvanece como el humo».
59 Este es el mandato que el profeta Jeremías dio a Seraías, hijo de Nerías y nieto de Maseías, cuando fue a Babilonia con Sedequías, rey de Judá, durante el año cuarto de su reinado. Seraías era el jefe de este viaje. 60 Jeremías había descrito en un rollo todas las calamidades que le sobrevendrían a Babilonia, es decir, todo lo concerniente a ella. 61 Jeremías le dijo a Seraías: «En cuanto llegues a Babilonia, asegúrate de leerles todas estas palabras. 62 Luego diles: “Señor, tú has dicho que vas a destruir este lugar, y que lo convertirás en una desolación perpetua, hasta que no quede en él un solo habitante, ni hombre ni animal”. 63 Cuando termines de leer el rollo, átale una piedra y arrójalo al Éufrates. 64 Luego diles: “Así se hundirá Babilonia, y nunca más se levantará del desastre que voy a traer sobre ella”».
Aquí concluyen las palabras de Jeremías.
La caída de Jerusalén(E)(F)(G)
52 Sedequías tenía veintiún años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén once años. Su madre se llamaba Jamutal hija de Jeremías, oriunda de Libná. 2 Al igual que Joacim, Sedequías hizo lo que ofende al Señor, 3 hasta tal punto que el Señor, en su ira, echó a Jerusalén y a Judá de su presencia. Todo esto sucedió en Jerusalén y en Judá.
Sedequías se rebeló contra el rey de Babilonia. 4 En el año noveno del reinado de Sedequías, a los diez días del mes décimo, Nabucodonosor, rey de Babilonia, marchó con todo su ejército y atacó a Jerusalén. Acampó frente a la ciudad y construyó una rampa de asalto a su alrededor. 5 La ciudad estuvo sitiada hasta el año undécimo del reinado de Sedequías.
6 A los nueve días del mes cuarto, cuando el hambre se agravó en la ciudad y no había más alimento para el pueblo, 7 se abrió una brecha en el muro de la ciudad, de modo que, aunque los babilonios la tenían cercada, todo el ejército se escapó. Salieron de noche, por la puerta que estaba entre los dos muros, junto al jardín real. Huyeron camino al Arabá,[l] 8 pero el ejército babilonio persiguió al rey Sedequías hasta alcanzarlo en la llanura de Jericó. Sus soldados se dispersaron, abandonándolo, 9 y los babilonios lo capturaron. Entonces lo llevaron ante el rey de Babilonia, que estaba en Riblá, en el territorio de Jamat. Allí Nabucodonosor dictó sentencia contra Sedequías, 10 y ante sus propios ojos hizo degollar a sus hijos, lo mismo que a todos los nobles de Judá. 11 Luego mandó que a Sedequías le sacaran los ojos y que le pusieran cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia, donde permaneció preso hasta el día en que murió.
12 A los diez días del mes quinto del año diecinueve del reinado de Nabucodonosor, rey de Babilonia, su servidor Nabuzaradán, que era comandante de la guardia, fue a Jerusalén 13 y le prendió fuego al templo del Señor, al palacio real y a todas las casas de Jerusalén, incluso a todos los edificios importantes. 14 Entonces el ejército de los babilonios bajo su mando derribó todas las murallas que rodeaban la ciudad. 15 Nabuzaradán además deportó[m] a la gente que quedaba en la ciudad, es decir, al resto de los artesanos y a los que se habían aliado con el rey de Babilonia. 16 Sin embargo, dejó a algunos de los más pobres para que se encargaran de los viñedos y de los campos.
17 Los babilonios quebraron las columnas de bronce, las bases y la fuente[n] de bronce que estaban en el templo del Señor, y se llevaron todo el bronce a Babilonia. 18 También se llevaron las ollas, las tenazas, las despabiladeras, los tazones, la vajilla y todos los utensilios de bronce que se usaban para el culto. 19 Además, el comandante de la guardia se apoderó de las palanganas, los incensarios, los aspersorios, las ollas, los candelabros, los platos y fuentes para las libaciones, todo lo cual era de oro y de plata.
20 El bronce de las dos columnas, de la fuente, de los doce toros que estaban debajo de la fuente,[o] y de las bases, que el rey Salomón había hecho para el templo del Señor, era tanto que no se podía pesar. 21 Cada columna medía ocho metros de altura y cinco y medio de circunferencia; su espesor era de ocho centímetros,[p] y era hueca por dentro. 22 El capitel de bronce que estaba encima de cada columna medía dos metros[q] de altura y estaba decorado alrededor con una red y con granadas de bronce. Las dos columnas tenían el mismo adorno. 23 De cada columna pendían noventa y seis granadas, y las granadas que estaban alrededor de la red eran cien en total.
24 El comandante de la guardia tomó presos a Seraías, sacerdote principal, a Sofonías, sacerdote de segundo rango, y a los tres porteros. 25 De los que quedaban en la ciudad, apresó al oficial encargado de las tropas, a siete de los servidores personales del rey, al cronista principal del ejército, encargado de reclutar soldados de entre el pueblo, y a sesenta ciudadanos que todavía estaban dentro de la ciudad. 26 Después de apresarlos, Nabuzaradán, comandante de la guardia, se los llevó al rey de Babilonia, que estaba en Riblá. 27 Allí, en el territorio de Jamat, el rey los hizo ejecutar.
Así Judá fue desterrado y llevado cautivo. 28 Este es el número de personas desterradas por Nabucodonosor:
en el año séptimo de su reinado, tres mil veintitrés judíos;
29 en el año dieciocho de su reinado, ochocientas treinta y dos personas de Jerusalén;
30 en el año veintitrés de su reinado, Nabuzaradán, el capitán de la guardia real, desterró a setecientos cuarenta y cinco judíos.
En total fueron desterradas cuatro mil seiscientas personas.
Liberación del rey Joaquín(H)
31 En el día veintisiete del mes duodécimo del año treinta y siete del exilio de Joaquín, rey de Judá, Evil Merodac, rey de Babilonia, en el año primero de su reinado, indultó a Joaquín y lo sacó de la cárcel. 32 Lo trató amablemente y le dio una posición más alta que la de los otros reyes que estaban con él en Babilonia. 33 Joaquín dejó su ropa de prisionero, y por el resto de su vida comió a la mesa del rey. 34 Además, durante toda su vida y hasta el día de su muerte, Joaquín gozó de una pensión diaria que le proveía el rey de Babilonia.
Álef
[r]1 ¡Ay, cuán desolada se encuentra
la que fue ciudad populosa!
¡Tiene apariencia de viuda
la que fue grande entre las naciones!
¡Hoy es esclava de las provincias
la que fue gran señora entre ellas!
Bet
2 Amargas lágrimas derrama por las noches;
corre el llanto por sus mejillas.
No hay entre sus amantes
uno solo que la consuele.
Todos sus amigos la traicionaron;
se volvieron sus enemigos.
Guímel
3 Humillada, cargada de cadenas,
Judá marchó al exilio.
Una más entre las naciones,
no encuentra reposo.
Todos sus perseguidores la acosan,
la ponen en aprietos.
Dálet
4 Los caminos a Sión están de duelo;
ya nadie asiste a sus fiestas solemnes.
Las puertas de la ciudad se ven desoladas:
sollozan sus sacerdotes,
se turban sus doncellas,
¡toda ella es amargura!
He
5 Sus enemigos se volvieron sus amos;
¡tranquilos se ven sus adversarios!
El Señor la ha acongojado
por causa de sus muchos pecados.
Sus hijos marcharon al cautiverio,
arrastrados por sus enemigos.
Vav
6 La bella Sión ha perdido
todo su antiguo esplendor.
Sus príncipes parecen venados
que vagan en busca de pastos.
Exhaustos, se dan a la fuga
frente a sus perseguidores.
Zayin
7 Jerusalén trae a la memoria
los tristes días de su peregrinaje;
se acuerda de todos los tesoros
que en el pasado fueron suyos.
Cuando su pueblo cayó en manos enemigas
nadie acudió en su ayuda.
Sus adversarios vieron su caída
y se burlaron de ella.
Jet
8 Grave es el pecado de Jerusalén;
¡por eso se ha vuelto impura!
Los que antes la honraban ahora la desprecian,
pues han visto su desnudez;
ella misma se deshace en llanto,
y no se atreve a dar la cara.
Tet
9 Sus vestidos están llenos de inmundicia;
no tuvo en cuenta lo que le esperaba.
Su caída fue sorprendente;
no hubo nadie que la consolara.
«¡Mira, Señor, mi aflicción!
¡El enemigo ha triunfado!»
Yod
10 El enemigo se adueñó
de todos los tesoros de Jerusalén;
vio ella penetrar en su santuario
a las naciones paganas,
a las que tú prohibiste
entrar en tu asamblea.
Caf
11 Todo su pueblo solloza
y anda en busca de pan;
para mantenerse con vida
cambian por comida sus tesoros.
«¡Mira, Señor, date cuenta
de cómo me están humillando!»
Lámed
12 «Fijaos vosotros, los que pasáis por el camino:
¿Acaso no os importa?
¿Dónde hay un sufrimiento como el mío,
como el que el Señor me ha hecho padecer,
como el que el Señor lanzó sobre mí
en el día de su furor?
Mem
13 »Desde lo alto envió el Señor un fuego
que me caló hasta los huesos.
A mi paso tendió una trampa
y me hizo retroceder.
Me abandonó por completo;
a todas horas me sentía morir.
Nun
14 »Pesan mis pecados como un yugo sobre mí;
Dios mismo me los ató con sus manos.[s]
Me los ha colgado al cuello,
y ha debilitado mis fuerzas.
Me ha entregado en manos de gente
a la que no puedo ofrecer resistencia.
Sámej
15 »En mi ciudad, el Señor ha rechazado
a todos los guerreros;
ha reunido un ejército para atacarme,
para despedazar[t] a mis jóvenes.
El Señor ha aplastado a la virginal hija de Judá
como quien pisa uvas para hacer vino.
Ayin
16 »Todo esto me hace llorar;
los ojos se me nublan de llanto.
No tengo cerca a nadie que me consuele;
no tengo a nadie que me reanime.
Mis hijos quedaron abandonados
porque el enemigo salió victorioso».
Pe
17 Sión clama pidiendo ayuda,[u]
pero no hay quien la consuele.
Por decreto del Señor,
los vecinos de Jacob son ahora sus enemigos;
Jerusalén ha llegado a ser
basura e inmundicia.
Tsade
18 «El Señor es justo,
pero yo me rebelé contra sus leyes.
Escuchad, vosotros los pueblos;
fijaos en mi sufrimiento.
Mis jóvenes y mis doncellas
han marchado al destierro.
Qof
19 »Llamé a mis amantes,
pero ellos me traicionaron.
Mis sacerdotes y mis ancianos
perecieron en la ciudad,
mientras buscaban alimentos
para mantenerse con vida.
Resh
20 »¡Mírame, Señor, que me encuentro angustiada!
¡Siento una profunda agonía![v]
Mi corazón está desconcertado,
pues he sido muy rebelde.
Allá afuera, la espada me deja sin hijos;
aquí adentro, hay un ambiente de muerte.
Shin
21 »La gente ha escuchado mi gemir,
pero no hay quien me consuele.
Todos mis enemigos conocen mi pesar
y se alegran de lo que has hecho conmigo.
¡Manda ya tu castigo anunciado,
para que sufran lo que he sufrido!
Tav
22 »¡Que llegue a tu presencia
toda su maldad!
¡Trátalos como me has tratado a mí
por causa de todos mis pecados!
Son muchos mis gemidos,
y mi corazón desfallece».
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