Bible in 90 Days
Profecía sobre las montañas de Israel
36 »Tú, hijo de hombre, profetiza contra los montes de Israel y diles: “Montes de Israel, escuchad la palabra del Señor. 2 Así dice el Señor omnipotente: El enemigo se ha burlado de vosotros diciendo: ‘Las antiguas colinas ya son nuestras’ ”. 3 Por eso, profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Os han asolado y arrasado por todas partes; os habéis convertido en posesión del resto de las naciones, y además habéis sido objeto de burla y de insultos por parte de la gente. 4 Por eso, montes de Israel, escuchad la palabra del Señor omnipotente. Así habla el Señor omnipotente a los montes y a las colinas, a los torrentes y a los valles, a las ruinas desoladas y a los pueblos deshabitados, saqueados y escarnecidos por los pueblos vecinos. 5 Esto dice el Señor omnipotente: En el ardor de mi celo me he pronunciado contra el resto de las naciones y contra todo Edom, porque con mucha alegría y profundo desprecio se han apoderado de mi tierra para destruirla y saquearla”.
6 »Por eso, profetiza contra Israel, y adviérteles a los montes y a las colinas, a los torrentes y a los valles, que así dice el Señor omnipotente: “En mi celo y en mi furor he hablado, porque vosotros habéis sufrido el oprobio de las naciones. 7 Por eso, así dice el Señor omnipotente: Juro con la mano en alto que las naciones vecinas también sufrirán su propia deshonra.
8 »”Vosotros, en cambio, montes de Israel, echaréis ramas y produciréis frutos para mi pueblo Israel, porque está a punto de regresar. 9 Yo estoy preocupado por vosotros, y os voy a proteger. Vosotros, los montes, volveréis a ser sembrados y cultivados, 10 y multiplicaré al pueblo de Israel. Las ciudades serán repobladas, y reconstruidas las ruinas. 11 Sobre vosotros multiplicaré a los hombres y animales, y ellos serán fecundos y numerosos. Os poblaré como en tiempos pasados, y os haré prosperar más que antes. Entonces sabréis que yo soy el Señor. 12 Haré que mi pueblo Israel transite por vuestro territorio. Él te poseerá, y tú serás parte de su herencia, y ya nunca más los privarás de sus hijos.
13 »”Así dice el Señor omnipotente: Por cuanto te han dicho que tú devoras a los hombres y dejas sin hijos a tu propio pueblo, 14 el Señor omnipotente afirma: Ya no devorarás más hombres, ni dejarás sin hijos a tu pueblo. 15 Nunca más te haré oír el ultraje de las naciones; no tendrás que volver a soportar los insultos de los pueblos, ni serás causa de tropiezo para tu nación. Lo afirma el Señor omnipotente”».
16 El Señor me habló otra vez diciendo: 17 «Hijo de hombre, cuando los israelitas habitaban en su propia tierra, ellos mismos la contaminaron con su conducta y sus acciones. Su conducta ante mí era semejante a la impureza de una mujer en sus días de menstruación. 18 Por eso, por haber derramado tanta sangre sobre la tierra y por haberla contaminado con sus ídolos, desaté mi furor contra ellos. 19 Los dispersé entre las naciones, y quedaron esparcidos entre diversos pueblos. Los juzgué según su conducta y sus acciones. 20 Pero, al llegar a las distintas naciones, ellos profanaban mi santo nombre, pues se decía de ellos: “Son el pueblo del Señor, pero han tenido que abandonar su tierra”. 21 Así que tuve que defender mi santo nombre, el cual los israelitas profanaban entre las naciones por donde iban.
22 »Por eso, adviértele al pueblo de Israel que así dice el Señor omnipotente: “Voy a actuar, pero no por vosotros, sino por causa de mi santo nombre, que habéis profanado entre las naciones por donde habéis ido. 23 Daré a conocer la grandeza de mi santo nombre, el cual ha sido profanado entre las naciones, el mismo que habéis profanado entre ellas. Cuando dé a conocer mi santidad entre vosotros, las naciones sabrán que yo soy el Señor. Lo afirma el Señor omnipotente. 24 Os sacaré de entre las naciones, os reuniré de entre todos los pueblos, y os haré regresar a vuestra propia tierra. 25 Os rociaré con agua pura, y quedaréis purificados. Os limpiaré de todas vuestras impurezas e idolatrías. 26 Os daré un nuevo corazón, y os infundiré un espíritu nuevo; os quitaré ese corazón de piedra que ahora tenéis, y os pondré un corazón de carne. 27 Infundiré mi Espíritu en vosotros, y haré que sigáis mis preceptos y obedezcáis mis leyes. 28 Viviréis en la tierra que les di a vuestros antepasados, y vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. 29 Os libraré de todas vuestras impurezas. Haré que tengáis trigo en abundancia, y no permitiré que sufráis hambre. 30 Multiplicaré el fruto de los árboles y las cosechas del campo para que no sufráis más entre las naciones el oprobio de pasar hambre. 31 Así os acordaréis de vuestra mala conducta y de vuestras acciones perversas, y sentiréis vergüenza por vuestras propias iniquidades y prácticas detestables. 32 Y quiero que sepáis que esto no lo hago por consideración a vosotros. Lo afirma el Señor. ¡Oh pueblo de Israel, sentid vergüenza y confusión por vuestra conducta!
33 »”Así dice el Señor omnipotente: El día que yo os purifique de todas vuestras iniquidades, poblaré las ciudades y reconstruiré las ruinas. 34 Se cultivará la tierra desolada, y ya no estará desierta a la vista de cuantos pasan por ella. 35 Entonces se dirá: ‘Esta tierra, que antes yacía desolada, es ahora un jardín de Edén; las ciudades que antes estaban en ruinas, desoladas y destruidas, están ahora habitadas y fortificadas’. 36 Entonces las naciones que quedaron a vuestro alrededor sabrán que yo, el Señor, reconstruí lo que estaba derribado y replanté lo que había quedado como desierto. Yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré”.
37 »Así dice el Señor omnipotente: Todavía he de concederle al pueblo de Israel que me suplique aumentar el número de sus hombres, hasta que sean como un rebaño. 38 Entonces las ciudades desoladas se llenarán de mucha gente. Serán como las ovejas que, durante las fiestas solemnes, se llevan a Jerusalén para los sacrificios. Entonces sabrán que yo soy el Señor».
El valle de los huesos secos
37 La mano del Señor vino sobre mí, y su Espíritu me llevó y me colocó en medio de un valle que estaba lleno de huesos. 2 Me hizo pasearme entre ellos, y pude observar que había muchísimos huesos en el valle, huesos que estaban completamente secos. 3 Y me dijo: «Hijo de hombre, ¿podrán revivir estos huesos?» Y yo le contesté: «Señor omnipotente, tú lo sabes».
4 Entonces me dijo: «Profetiza sobre estos huesos, y diles: “¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! 5 Así dice el Señor omnipotente a estos huesos: ‘Yo os daré aliento de vida, y volveréis a vivir. 6 Os pondré tendones, haré que os salga carne, y os cubriré de piel; os daré aliento de vida, y así reviviréis. Entonces sabréis que yo soy el Señor’ ”».
7 Tal y como el Señor me lo había mandado, profeticé. Y, mientras profetizaba, se escuchó un ruido que sacudió la tierra, y los huesos comenzaron a unirse entre sí. 8 Yo me fijé, y vi que en ellos aparecían tendones, y les salía carne y se recubrían de piel, ¡pero no tenían vida!
9 Entonces el Señor me dijo: «Profetiza, hijo de hombre; conjura al aliento de vida y dile: “Esto ordena el Señor omnipotente: ‘Ven de los cuatro vientos y dales vida a estos huesos muertos para que revivan’ ”». 10 Yo profeticé, tal como el Señor me lo había ordenado, y el aliento de vida entró en ellos; entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Era un ejército numeroso!
11 Luego me dijo: «Hijo de hombre, estos huesos son el pueblo de Israel. Ellos andan diciendo: “Nuestros huesos se han secado. Ya no tenemos esperanza. ¡Estamos perdidos!” 12 Por eso, profetiza y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Pueblo mío, abriré tus tumbas y te sacaré de ellas, y te haré regresar a la tierra de Israel. 13 Y, cuando haya abierto tus tumbas y te haya sacado de allí, entonces, pueblo mío, sabrás que yo soy el Señor. 14 Pondré en ti mi aliento de vida, y volverás a vivir. Y te estableceré en tu propia tierra. Entonces sabrás que yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré. Lo afirma el Señor”».
Unificación de Judá e Israel
15 El Señor me habló diciendo: 16 «Hijo de hombre, toma una vara y escribe sobre ella: “Para Judá y sus aliados los israelitas”. Luego toma otra vara y escribe: “Para José, vara de Efraín, y todos sus aliados los israelitas”. 17 Júntalas, la una con la otra, de modo que formen una sola vara en tu mano.
18 »Cuando la gente de tu pueblo te pregunte: “¿Qué significa todo esto?”, 19 tú les responderás que así dice el Señor omnipotente: “Voy a tomar la vara de José que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel que están unidas a él, y la uniré a la vara de Judá. Así haré con ellos una sola vara, y en mi mano serán una sola”. 20 Sostén en tu mano las varas sobre las cuales has escrito, de modo que ellos las vean, 21 y adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Tomaré a los israelitas de entre las naciones por donde han andado, y de todas partes los reuniré y los haré regresar a su propia tierra. 22 Y en esta tierra, en los montes de Israel, haré de ellos una sola nación. Todos estarán bajo un solo rey, y nunca más serán dos naciones ni estarán divididos en dos reinos. 23 Ya no se contaminarán más con sus ídolos, ni con sus iniquidades ni actos abominables. Yo los libraré y los purificaré de todas sus infidelidades.[a] Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. 24 Mi siervo David será su rey, y todos tendrán un solo pastor. Caminarán según mis leyes, y cumplirán mis preceptos y los pondrán en práctica. 25 Habitarán en la tierra que le di a mi siervo Jacob, donde vivieron sus antepasados. Ellos, sus hijos y sus nietos vivirán allí para siempre, y mi siervo David será su príncipe eterno. 26 Y haré con ellos un pacto de paz. Será un pacto eterno. Haré que se multipliquen, y para siempre colocaré mi santuario en medio de ellos. 27 Habitaré entre ellos, y yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 28 Y, cuando mi santuario esté para siempre en medio de ellos, las naciones sabrán que yo, el Señor, he hecho de Israel un pueblo santo”».
Profecía contra Gog
38 El Señor me habló diciendo: 2 «Hijo de hombre, encara a Gog, de la tierra de Magog, príncipe soberano de Mésec y Tubal. Profetiza contra él 3 y adviértele que así dice el Señor omnipotente: “Yo estoy contra ti, Gog, príncipe supremo de Mésec y Tubal. 4 Te haré volver, te pondré garfios en la boca y te sacaré con todo tu ejército, caballos y jinetes. Todos ellos están bien armados; son una multitud enorme, con escudos y broqueles; todos ellos empuñan la espada. 5 Con ellos están Persia, Etiopía y Fut, todos ellos armados con escudos y yelmos. 6 Gómer también está allí, con todas sus tropas, y también Bet Togarma, desde el lejano norte, con todas sus tropas y muchos ejércitos que son tus aliados.
7 »”Prepárate, mantente alerta, tú y toda la multitud que está reunida a tu alrededor; ponlos bajo tu mando. 8 Al cabo de muchos días se te encomendará una misión. Después de muchos años invadirás un país que se ha recuperado de la guerra, una nación que durante mucho tiempo estuvo en ruinas, pero que ha sido reunida de entre los muchos pueblos en los montes de Israel. Ha sido sacada de entre las naciones, y ahora vive confiada. 9 Pero tú la invadirás como un huracán. Tú, con todas tus tropas y todos tus aliados, serás como un nubarrón que cubrirá la tierra.
10 »”Así dice el Señor omnipotente: En aquel día harás proyectos, y maquinarás un plan perverso. 11 Y dirás: ‘Invadiré un país indefenso; atacaré a un pueblo pacífico que habita confiado en ciudades sin muros, puertas y cerrojos. 12 Lo saquearé y me llevaré el botín; atacaré a las ciudades reconstruidas de entre las ruinas, al pueblo reunido allí de entre las naciones; es un pueblo rico en ganado y posesiones, que se cree el centro del mundo’. 13 La gente de Sabá y Dedán, y los comerciantes de Tarsis y todos sus potentados, te preguntarán: ‘¿A qué vienes? ¿A despojarnos de todo lo nuestro? ¿Para eso reuniste a tus tropas? ¿Para quitarnos la plata y el oro, y llevarte nuestros ganados y posesiones? ¿Para alzarte con un enorme botín?’ ”
14 »Por eso, hijo de hombre, profetiza contra Gog y adviértele que así dice el Señor omnipotente: “En aquel día, ¿acaso no te enterarás de que mi pueblo Israel vive confiado? 15 Vendrás desde el lejano norte, desde el lugar donde habitas, junto con otros pueblos numerosos. Todos ellos vendrán montados a caballo, y serán una gran multitud, un ejército poderoso. 16 En los últimos días atacarás a mi pueblo Israel, y como un nubarrón cubrirás el país. Yo haré que tú, Gog, vengas contra mi tierra, para que las naciones me conozcan y para que, por medio de ti, mi santidad se manifieste ante todos ellos.
17 »”Así dice el Señor omnipotente: A ti me refería yo cuando en tiempos pasados hablé por medio de mis siervos, los profetas de Israel. En aquel tiempo, y durante años, ellos profetizaron que yo te haría venir contra los israelitas. 18 Pero el día en que Gog invada a Israel, mi ira se encenderá con furor. Lo afirma el Señor omnipotente. 19 En el ardor de mi ira, declaro que en aquel momento habrá un gran terremoto en la tierra de Israel. 20 Ante mí temblarán los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo, los reptiles que se arrastran, y toda la gente que hay sobre la faz de la tierra. Se derrumbarán los montes, se desplomarán las pendientes escarpadas, y todos los muros se vendrán abajo. 21 En todos los montes convocaré a la guerra contra Gog, y la espada de cada cual se volverá contra su prójimo —afirma el Señor—. 22 Yo juzgaré a Gog con peste y con sangre; sobre él y sobre sus tropas, lo mismo que sobre todas sus naciones aliadas, haré caer lluvias torrenciales, granizo, fuego y azufre. 23 De esta manera mostraré mi grandeza y mi santidad, y me daré a conocer ante muchas naciones. Entonces sabrán que yo soy el Señor”.
Derrota de Gog
39 »Hijo de hombre, profetiza contra Gog y adviértele que así dice el Señor omnipotente: “Yo estoy contra ti, Gog, príncipe soberano de Mésec y Tubal. 2 Te haré volver y te arrastraré; te haré salir del lejano norte, y te haré venir contra los montes de Israel. 3 Quebraré el arco que llevas en la mano izquierda, y arrojaré a la basura las flechas que llevas en la mano derecha. 4 Caerás sobre los montes de Israel, junto con tus tropas y las naciones que te acompañan. Te arrojaré a las aves de rapiña y a las fieras salvajes para que te devoren. 5-6 Y caerás en campo abierto, porque yo lo he dicho. Y enviaré fuego sobre Magog y sobre los que habitan confiados en las costas. Entonces sabrán que yo soy el Señor. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo.
7 »”Y me daré a conocer en medio de mi pueblo Israel. Ya no permitiré que mi santo nombre sea profanado; las naciones sabrán que yo soy el Señor, el santo de Israel. 8 Todo esto se acerca, y está a punto de suceder. Este es el día del que he hablado. Yo, el Señor, lo afirmo.
9 »”Entonces los habitantes de las ciudades de Israel saldrán y prenderán una hoguera, y allí quemarán sus armas: escudos y broqueles, arcos y flechas, mazas y lanzas. ¡Tendrán suficiente leña para hacer fuego durante siete años! 10 No tendrán que ir a buscar leña al monte, ni tendrán que cortarla de los bosques, porque la leña que usarán serán sus propias armas. Además, saquearán a sus saqueadores y despojarán a sus despojadores. Lo afirma el Señor.
11 »”En aquel día abriré en Israel, en el valle de los Viajeros, frente al mar, una tumba para Gog. Ese lugar les cortará el paso a los viajeros. Allí enterrarán a Gog y a todo su ejército, y lo llamarán Valle del ejército de Gog. 12 Para enterrarlos, y purificar así el país, los israelitas necesitarán siete meses. 13 Toda la gente del país los enterrará. Y el día en que yo me glorifique será para ellos un día memorable. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo.
14 »”Al cabo de esos siete meses, elegirán hombres que se encarguen de recorrer el país, y junto con otros enterrarán a los que aún queden sobre la tierra, y así purificarán el país. 15 Cuando al recorrer el país uno de estos hombres encuentre algún hueso humano, colocará a su lado una señal, hasta que los enterradores lo sepulten en el Valle del ejército de Gog. 16 De esa manera purificarán el país. También allí habrá una ciudad llamada ‘El ejército’ ”.
17 »Hijo de hombre, así dice el Señor omnipotente: Diles a todas las aves del cielo, y a todas las fieras, que se reúnan de todos los alrededores y vengan al sacrificio que les ofrezco, un gran sacrificio sobre los montes de Israel. Allí comerán carne y beberán sangre: 18 carne de poderosos guerreros, sangre de los príncipes de la tierra, como si fuera de carneros o corderos, de chivos o becerros, todos ellos engordados en Basán. 19 Del sacrificio que voy a preparar, comerán grasa hasta hastiarse y beberán sangre hasta emborracharse. 20 En mi mesa se hartarán de caballos y de jinetes, de guerreros valientes y de toda clase de soldados. Yo, el Señor, lo afirmo.
21 »Yo manifestaré mi gloria entre las naciones. Todas ellas verán cómo los he juzgado y castigado. 22 Y a partir de ese día, los israelitas sabrán que yo soy el Señor, su Dios. 23 Y sabrán las naciones que el pueblo de Israel fue al exilio por causa de sus iniquidades, y porque me fueron infieles. Por eso les di la espalda y los entregué en manos de sus enemigos, y todos ellos cayeron a filo de espada. 24 Los traté conforme a sus impurezas y rebeliones, y les volví la espalda.
25 »Por eso, así dice el Señor omnipotente: Ahora voy a cambiar la suerte de Jacob. Tendré compasión de todo el pueblo de Israel, y velaré celosamente el prestigio de mi santo nombre. 26 Cuando habiten tranquilos en su tierra, sin que nadie los perturbe, olvidarán su vergüenza y todas las infidelidades que cometieron contra mí. 27 Cuando yo los haga volver de entre las naciones, y los reúna de entre los pueblos enemigos, en presencia de muchas naciones y por medio de ellos manifestaré mi santidad. 28 Entonces sabrán que yo soy el Señor su Dios, quien los envió al exilio entre las naciones, pero que después volví a reunirlos en su propia tierra, sin dejar a nadie atrás. 29 Ya no volveré a darles la espalda, pues derramaré mi Espíritu sobre Israel. Yo, el Señor, lo afirmo».
Visión del templo futuro
40 Transcurría el año veinticinco del exilio cuando el Señor puso su mano sobre mí, y me llevó a Jerusalén. Esto sucedió al comenzar el año, el día diez del mes primero, es decir, catorce años después de la toma de Jerusalén. 2 En una visión divina, Dios me trasladó a la tierra de Israel y me colocó sobre un monte muy alto. Desde allí, mirando al sur, había unos edificios que parecían una ciudad. 3 Dios me llevó allí, y vi un hombre que parecía hecho de bronce. Estaba de pie junto a la puerta, y en su mano tenía una cuerda de lino y una vara de medir. 4 Aquel hombre me dijo: «Hijo de hombre, abre los ojos y presta atención a todo lo que voy a mostrarte, pues para eso se te ha traído aquí. Ve luego y comunícale a Israel todo lo que veas».
La puerta oriental
5 Entonces vi un muro que rodeaba el templo por fuera. El hombre tenía en la mano una vara de tres metros,[b] que le servía para medir, y midió el muro, el cual tenía tres metros de ancho por tres metros de alto.
6 Luego se dirigió a la puerta que mira hacia el oriente. Subió sus gradas y midió el umbral de la puerta, el cual medía tres metros de ancho.[c] 7 Cada celda lateral medía tres metros de largo por tres metros de ancho. Entre las celdas había un espacio de dos metros y medio. El umbral junto al vestíbulo de la puerta que daba al templo medía tres metros. 8 Luego midió el vestíbulo de la puerta, hacia el interior, y medía tres metros. 9 Midió el vestíbulo de la puerta que daba al templo, y este medía cuatro metros; sus pilares eran de un metro de ancho. 10 A cada lado de la puerta que daba al oriente había tres celdas del mismo tamaño. A su vez, los pilares que estaban a los lados tenían la misma medida.
11 Aquel hombre midió también la entrada de la puerta, y tenía cinco metros de ancho por seis metros y medio de largo. 12 Delante de cada celda había un pequeño muro que medía medio metro de ancho por lado. Cada celda medía tres metros de ancho por tres metros de largo. 13 Luego midió la puerta desde el techo de una celda hasta el techo de la celda de enfrente, y entre una y otra abertura había una distancia de doce metros y medio. 14 Luego midió el vestíbulo, que era de diez metros. El vestíbulo daba al atrio, que lo rodeaba por completo. 15 Desde el frente de la puerta de entrada hasta la parte interior del vestíbulo, el corredor tenía una extensión de veinticinco metros. 16 En torno de las celdas y de los pilares había ventanas con rejas que daban al interior. También en torno al vestíbulo había ventanas que daban a su interior. Sobre los pilares había grabados de palmeras.
El atrio exterior
17 Luego el hombre me llevó al atrio exterior. Allí vi unas habitaciones y un enlosado construido alrededor del atrio; las habitaciones que daban al enlosado eran treinta. 18 Este enlosado, que estaba en el piso inferior, bordeaba las puertas y correspondía a la longitud de las mismas. 19 Luego midió la distancia desde el frente de la puerta de abajo hasta el frente del atrio interior, y al este y al norte la distancia era de cincuenta metros.
La puerta norte
20 El hombre midió el largo y el ancho de la puerta que daba hacia el norte, es decir, hacia el atrio exterior. 21 Sus celdas, que también eran tres a cada lado, más sus pilares y su vestíbulo, tenían las mismas medidas que la primera puerta: veinticinco metros de largo por doce metros y medio de ancho. 22 Sus ventanas, su vestíbulo y sus palmeras tenían las mismas medidas que las de la puerta oriental. A esta puerta se subía por medio de siete gradas, y su vestíbulo estaba frente a ellas. 23 En el atrio interior había una puerta que daba a la puerta del norte, igual que en la puerta del este. El hombre midió la distancia entre las dos puertas, y era de cincuenta metros.
La puerta sur
24 Luego me condujo hacia el sur, y allí había una puerta que daba al sur. Midió las celdas, los pilares y el vestíbulo, y todos estos tenían las mismas medidas que los anteriores. 25 La puerta y el vestíbulo también tenían ventanas a su alrededor, al igual que los otros, y medían veinticinco metros de largo por doce metros y medio de ancho. 26 También se subía a la puerta por medio de siete gradas, y frente a ella estaba su vestíbulo. Los pilares a ambos lados tenían grabados de palmeras. 27 El atrio anterior tenía una puerta que daba al sur. El hombre midió la distancia entre una puerta y otra en dirección sur, y era de cincuenta metros.
Las puertas del atrio interior: la puerta sur
28 Luego me llevó por la puerta del sur hacia el atrio interior. Midió la puerta del sur, la cual tenía las mismas medidas que las anteriores. 29 Sus celdas, sus pilares y su vestíbulo también tenían las mismas medidas que los anteriores. La puerta y el vestíbulo tenían ventanas a su alrededor, y medían veinticinco metros de largo por doce metros y medio de ancho. 30 En su derredor había unos vestíbulos de doce metros y medio de largo por dos metros y medio de ancho. 31 Su vestíbulo daba hacia el atrio exterior; sus pilares también tenían grabados de palmeras. A esta puerta se llegaba subiendo ocho gradas.
El atrio interior: la puerta oriental
32 También me llevó al atrio interior que daba al oriente, y midió la entrada, y medía igual que las anteriores. 33 Sus celdas, sus pilares y su vestíbulo también tenían las mismas medidas que los anteriores. La puerta y el vestíbulo tenían ventanas a su alrededor, y medían veinticinco metros de largo por doce metros y medio de ancho. 34 Su vestíbulo daba al atrio exterior. Los pilares tenían a cada lado grabados de palmeras, y a esta puerta se llegaba subiendo ocho gradas.
El atrio interior: la puerta norte
35 Luego el mismo hombre me llevó a la puerta del norte y la midió: esta tenía las mismas medidas que las otras. 36 También tenía celdas, pilares, vestíbulo y ventanas a su alrededor, y medían veinticinco metros de largo por doce metros y medio de ancho. 37 Su vestíbulo miraba hacia el atrio exterior. Los pilares tenían grabados de palmera a cada lado. A esta puerta se llegaba subiendo ocho gradas.
Los anexos de las puertas
38 Había una sala que se comunicaba con el vestíbulo de cada puerta. Allí se lavaba el holocausto. 39 En el vestíbulo de la puerta había cuatro mesas, dos a cada lado, donde se mataba a los animales para el holocausto, para la ofrenda por el pecado y para la ofrenda por la culpa. 40 Fuera del vestíbulo, por donde se subía hacia la entrada de la puerta norte, había otras dos mesas; y al otro lado del vestíbulo de la puerta había dos mesas más. 41 De manera que había cuatro mesas a un lado de la puerta y cuatro al otro, es decir, ocho mesas en total, donde se mataba a los animales. 42 Para el holocausto había cuatro mesas talladas en piedra, que medían setenta y cinco centímetros de largo por setenta y cinco centímetros de ancho, y cincuenta centímetros de alto. Sobre ellas se colocaban los instrumentos con que se mataba a los animales para el holocausto y otros sacrificios. 43 Colocados en el interior, sobre las paredes en derredor, estaban los ganchos dobles, que medían unos veinticinco centímetros de largo. Sobre las mesas se ponía la carne de las ofrendas.
Las habitaciones para los sacerdotes
44 En el atrio interior, fuera de las puertas interiores, había dos salas.[d] Una de ellas estaba junto a la puerta del norte que daba al sur, y la otra estaba junto a la puerta del sur[e] que daba al norte. 45 Aquel hombre me dijo: «La sala que da al sur es para los sacerdotes que están encargados del servicio en el templo, 46 mientras que la sala que da al norte es para los sacerdotes encargados del servicio en el altar. Estos son los hijos de Sadoc, y son los únicos levitas que pueden acercarse al Señor para servirle».
El atrio interior y el templo
47 El hombre midió el atrio, que era un cuadrado de cincuenta metros de largo por cincuenta metros de ancho. El altar estaba frente al templo. 48 Entonces me llevó al vestíbulo del templo y midió sus pilares, y cada uno medía dos metros y medio de grueso. El ancho de la puerta era de siete metros, mientras que las paredes laterales de la puerta medían un metro y medio de ancho. 49 El vestíbulo medía seis metros de largo por diez metros de ancho, y se llegaba a él por una escalera de diez gradas.[f] Junto a cada pilar había una columna.
41 Luego el hombre me llevó al templo y midió los pilares, los cuales tenían tres metros de un lado y tres metros del otro. 2 El ancho de la entrada era de cinco metros, y cada una de las paredes laterales medía dos metros y medio de ancho. También midió la nave central, la cual medía veinte metros de largo por diez de ancho.
3 Después entró en el recinto interior y midió los pilares de la entrada, los cuales eran de un metro cada uno. La entrada medía tres metros de ancho, y las paredes laterales de la entrada medían tres metros y medio. 4 Después midió la longitud del recinto interior, que era de diez metros de largo; su anchura era de la misma medida. Entonces me dijo: «Este es el Lugar Santísimo».
5 Luego midió el muro del templo, que era de tres metros de espesor. Las salas alrededor del templo medían dos metros de fondo. 6 Estas salas laterales estaban puestas una sobre otra, formando tres pisos. En cada piso había treinta salas. Alrededor de todo el muro del templo había soportes que sobresalían para sostener las salas laterales, de modo que no estuvieran empotradas en el muro del templo. 7 Las salas laterales alrededor del templo se ensanchaban en cada piso sucesivo. La estructura alrededor del templo estaba construida en niveles ascendentes, de modo que, a medida que se subía, las salas de arriba adquirían mayor amplitud. Una rampa subía desde el piso inferior hasta el superior, pasando por el piso intermedio.
8 También vi que alrededor de todo el templo había una plataforma elevada que servía de base para las salas laterales. Esta base medía tres metros de altura. 9 La pared exterior de las salas tenía un espesor de dos metros y medio, y entre las salas laterales del templo 10 y las habitaciones de los sacerdotes que rodeaban el templo quedaba un espacio libre de diez metros de ancho. 11 Las salas laterales se comunicaban con el espacio libre por medio de dos entradas, una al norte y otra al sur. El ancho del espacio libre alrededor de las salas laterales era de dos metros y medio.
12 El edificio que por el lado oeste quedaba frente al patio medía treinta y cinco metros de ancho, con un muro de dos metros y medio de ancho por cuarenta y cinco metros de largo.
13 El hombre midió el templo, el cual tenía un total de cincuenta metros de largo. También el patio con el edificio adyacente y el muro medían cincuenta metros de largo. 14 El ancho de la fachada del templo, más la parte del patio que da hacia el este, medía cincuenta metros. 15 Luego midió la longitud del edificio posterior del templo que daba al patio, junto con las galerías de ambos lados, y medía cincuenta metros.
La nave interior del templo, los vestíbulos del atrio, 16 los umbrales, las ventanas con rejas y las galerías alrededor de los tres pisos, comenzando desde la entrada, estaban recubiertos de madera por todas partes. De arriba a abajo, todo estaba recubierto, incluso las ventanas. 17 Desde la entrada hasta el recinto interior, y alrededor de todo el muro, por dentro y por fuera, en el interior y el exterior, 18 se alternaban los grabados de querubines y palmeras. Cada querubín tenía dos rostros, 19 uno de hombre y otro de león. Cada rostro miraba hacia la palmera que tenía a su lado. Alrededor de todo el templo podían verse los grabados de estos querubines. 20 Desde el suelo hasta la parte superior de las puertas había grabados de querubines y palmeras sobre todas las paredes del templo.
21 Los postes de la entrada al templo eran cuadrados, y frente al Lugar Santísimo había algo que parecía 22 un altar de madera, el cual medía un metro y medio de alto por uno de largo y uno de ancho. Sus esquinas, la base[g] y sus lados eran de madera. El hombre me dijo: «Esta es la mesa que está delante del Señor». 23 Tanto el templo como el Lugar Santísimo tenían puertas dobles. 24 Cada puerta tenía dos hojas; dos hojas giratorias para cada puerta. 25 Sobre la puerta del templo había grabados de querubines y palmeras, como los que había en las paredes. En la fachada del vestíbulo, por la parte exterior, había un alero de madera. 26 Sobre ambos lados del vestíbulo había ventanas con rejas y con grabados de palmeras. Las salas laterales también tenían aleros.
Las habitaciones para los sacerdotes
42 El hombre me sacó al atrio exterior, en dirección al norte, y me hizo entrar a las habitaciones que estaban hacia el norte, frente al patio cerrado y frente al edificio detrás del templo. 2 Todo esto medía cincuenta metros de largo por el lado norte, y veinticinco metros de ancho. 3 Frente a los diez metros del atrio interior, y frente al enlosado del atrio exterior, había en los tres pisos unas galerías, las cuales quedaban unas frente a las otras. 4 Frente a las habitaciones había un pasillo interior de cinco metros de ancho y cincuenta[h] de largo. Las puertas de las habitaciones daban al norte. 5 Las habitaciones del piso superior eran más estrechas que las del piso inferior y las del piso intermedio, porque las galerías les quitaban más espacio a las de arriba. 6 Las habitaciones en el tercer piso no tenían columnas como las habitaciones del atrio, y por eso eran más estrechas que las del piso intermedio y las del piso inferior. 7 Había un muro exterior que corría paralelo y de frente a las habitaciones del atrio exterior, el cual medía veinticinco metros de largo. 8 Las habitaciones que daban al atrio exterior medían veinticinco metros, mientras que las que daban al frente del templo medían cincuenta metros. 9 A las habitaciones del piso inferior se entraba por el atrio exterior, es decir, por el este.
10 Por el lado sur,[i] a lo largo del muro del atrio, frente al patio y frente al edificio detrás del templo, había unas habitaciones. 11 Tenían un pasillo frente a ellas, como el de las habitaciones de la parte norte. A su vez, tenían la misma longitud, el mismo ancho, las mismas salidas, las mismas disposiciones y las mismas entradas. 12 Bajo las habitaciones que daban al sur, frente al muro que daba al este, que era por donde se podía entrar a ellas, había una entrada al comienzo de cada pasillo.
13 El hombre me dijo: «Las habitaciones del norte y del sur, que están frente al patio, son las habitaciones sagradas. Allí es donde los sacerdotes que se acercan al Señor comerán las ofrendas más sagradas. Allí colocarán la ofrenda de cereal, la ofrenda por el pecado y la ofrenda por la culpa, porque el lugar es santo. 14 Cuando los sacerdotes entren allí, no saldrán al atrio exterior sin dejar antes las vestiduras con que ministran, porque esas vestiduras son santas. Antes de acercarse a los lugares destinados para el pueblo deberán vestirse con otra ropa».
15 Cuando el hombre terminó de medir el interior del templo, me hizo salir por la puerta que da al oriente, y midió todo el contorno. 16 Tomó la vara para medir el lado oriental, y este medía doscientos cincuenta metros.[j] 17 Después midió el lado norte, y también medía doscientos cincuenta metros; 18 luego el lado sur: doscientos cincuenta metros; 19 luego se volvió hacia el lado oeste y lo midió: doscientos cincuenta metros. 20 El hombre tomó las medidas de los cuatro lados. La zona estaba rodeada por un muro que medía doscientos cincuenta metros de largo por doscientos cincuenta metros de ancho. Este muro separaba lo sagrado de lo profano.
La gloria del Señor vuelve al templo
43 Entonces el hombre me llevó a la puerta que da al oriente, 2 y vi que la gloria del Dios de Israel venía del oriente, en medio de un ruido ensordecedor, semejante al de un río caudaloso; y la tierra se llenó de su gloria. 3 Esta visión era semejante a la que tuve cuando el Señor vino a destruir la ciudad de Jerusalén, y a la que tuve junto al río Quebar. Me incliné rostro en tierra, 4 y la gloria del Señor entró al templo por la puerta que daba al oriente. 5 Entonces el Espíritu me levantó y me introdujo en el atrio interior, y vi que la gloria del Señor había llenado el templo.
6 Mientras el hombre estaba de pie a mi lado, oí que alguien me hablaba desde el templo. 7 Me decía: «Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde pongo la planta de mis pies; aquí habitaré entre los israelitas para siempre. El pueblo de Israel y sus reyes no volverán a profanar mi santo nombre con sus infidelidades, ni con sus tumbas reales y sus cultos idolátricos. 8 Los israelitas profanaron mi santo nombre con sus acciones detestables, pues colocaron su umbral y sus postes junto a los míos, con tan solo un muro de por medio. Por eso, en mi ira los exterminé. 9 Que alejen ahora de mí sus infidelidades y sus tumbas reales, y yo habitaré en medio de ellos para siempre.
10 »Hijo de hombre, cuéntale al pueblo de Israel acerca del templo, con sus planos y medidas, para que se avergüencen de sus iniquidades. 11 Y, si se avergüenzan de todo lo que han hecho, hazles conocer el diseño del templo y su estructura, con sus salidas y entradas, es decir, todo su diseño, al igual que sus preceptos y sus leyes. Pon todo esto por escrito ante sus ojos, para que sean fieles a todo su diseño y cumplan todos sus preceptos.
12 »Esta es la ley del templo: todo el terreno que lo rodea sobre la cumbre del monte será un Lugar Santísimo. Tal es la ley del templo».
El altar
13 Estas son las medidas del altar:[k] Alrededor del altar había una fosa de medio metro de hondo por medio metro de ancho, con un reborde de veinticinco centímetros alrededor de toda la orilla. La altura del altar era la siguiente: 14 Desde la fosa en el suelo hasta el zócalo inferior tenía un metro de alto y medio metro de ancho; y desde el zócalo inferior hasta el zócalo superior, medía dos metros de alto y medio metro de ancho. 15 El fogón del altar medía dos metros, y desde allí se erguían cuatro cuernos. 16 El fogón del altar era un cuadrado perfecto de seis metros de largo por seis de ancho. 17 El zócalo superior también era un cuadrado de siete metros de largo por siete de ancho, y alrededor de todo el altar había un reborde de veinticinco centímetros. La fosa alrededor del altar tenía medio metro de ancho. Las gradas del altar daban al oriente.
18 Luego el hombre me dijo: «Hijo de hombre, así dice el Señor omnipotente: El día que se construya el altar para ofrecer los holocaustos y para derramar la sangre, se deberán seguir estas normas: 19 A los sacerdotes levitas descendientes de Sadoc que se acercan para servirme les darás un ternero para que lo ofrezcan como sacrificio por el pecado. Lo afirma el Señor omnipotente. 20 Luego tomarás un poco de la sangre, y con ella rociarás los cuatro cuernos, las cuatro esquinas del zócalo superior y todo el reborde que lo rodea. Así lo purificarás y harás expiación por él. 21 Después tomarás el ternero del sacrificio por el pecado, y este será quemado en el lugar señalado en el templo, fuera del santuario.
22 »Al segundo día, ofrecerás como sacrificio por el pecado un macho cabrío sin defecto, y el altar quedará purificado de la misma manera que se purificó con el ternero. 23 Cuando hayas terminado de purificarlo, ofrecerás un ternero y un carnero sin defecto 24 en presencia del Señor, y los sacerdotes los rociarán con sal y los ofrecerán como holocausto al Señor. 25 Durante siete días ofrecerás diariamente un macho cabrío para el sacrificio por el pecado, y también un ternero y un carnero del rebaño, ambos sin defecto. 26 Durante siete días, los sacerdotes harán la expiación por el altar y lo purificarán; de este modo quedará consagrado. 27 Al cabo de estos siete días, y a partir del día octavo, comenzaréis a ofrecer sobre el altar los holocaustos y sacrificios de comunión que vosotros ofrezcáis. Entonces yo los aceptaré. Lo afirma el Señor».
Deberes de levitas y sacerdotes
44 El hombre me hizo regresar por la puerta exterior del templo, la que daba al oriente, pero estaba cerrada. 2 Allí el Señor me dijo: «Esta puerta quedará cerrada. No se abrirá, y nadie deberá entrar por ella. Deberá quedar cerrada porque por ella ha entrado el Señor, Dios de Israel. 3 Tan solo el príncipe podrá sentarse junto a la puerta para comer en presencia del Señor. Deberá entrar por el vestíbulo de la puerta, y salir por el mismo lugar».
Los levitas
4 Después el hombre me llevó por el camino de la puerta del norte, que está frente al templo. Al ver que la gloria del Señor llenaba el templo, me postré rostro en tierra. 5 Entonces el Señor me dijo: «Hijo de hombre, presta mucha atención. Abre bien los ojos y escucha atentamente todo lo que voy a decirte sobre las normas y las leyes concernientes al templo. Fíjate bien en quiénes pueden entrar al santuario, y quiénes no.
6 »Adviértele a este pueblo rebelde de Israel que así dice el Señor omnipotente: “Pueblo de Israel, ¡basta ya de tus prácticas detestables! 7 Dejasteis entrar en mi santuario a extranjeros, incircuncisos de corazón y de cuerpo, para que profanaran mi templo. Mientras tanto, vosotros me ofrecíais alimentos, grasa y sangre, violando así mi pacto con vuestras acciones detestables. 8 No os ocupasteis de cumplir con mi culto sagrado, sino que pusisteis a extranjeros a cargo de mi santuario. 9 Así dice el Señor omnipotente: ¡No entrará en mi templo ningún extranjero incircunciso de corazón y de cuerpo; ni siquiera los extranjeros que habitan entre los israelitas!
10 »”Tendrán que pagar por su iniquidad los levitas que se alejaron de mí cuando Israel se descarriaba para ir tras sus ídolos. 11 Podrán servir en mi santuario como custodios de las puertas, y en algunos otros menesteres del templo. Ellos serán los que maten los animales para el holocausto y para el sacrificio que presenta el pueblo, y deberán estar dispuestos a servir al pueblo. 12 Pero yo he levantado mi mano contra ellos, y por haber servido al pueblo de Israel delante de sus ídolos, y por hacerlo caer, tendrán que pagar por su iniquidad. Yo, el Señor, lo afirmo. 13 No podrán acercarse a mí para servir como sacerdotes, ni se acercarán a mis objetos sagrados, y menos aún a los objetos santísimos. Tendrán que cargar con la vergüenza de las acciones detestables que han cometido. 14 Sin embargo, los pondré a cargo de la custodia del templo, y de todo el servicio que se deba cumplir en él.
15 »”En cambio, se acercarán para servirme los sacerdotes levitas descendientes de Sadoc, que estuvieron al servicio de mi santuario cuando los israelitas se descarriaban de mí; y se presentarán ante mí para ofrecerme la grasa y la sangre. Yo, el Señor omnipotente, lo afirmo. 16 Solo ellos entrarán en mi santuario y podrán acercarse a mi mesa para servirme y encargarse de mi servicio. 17 Y, cuando entren por la puerta del atrio interior, se pondrán vestiduras de lino. Cuando estén sirviendo a las puertas del atrio interior, o en el templo, no llevarán ropa de lana. 18 Llevarán turbantes de lino sobre la cabeza, y alrededor de la cintura usarán ropa interior de lino. No se pondrán nada en la cintura que los haga transpirar. 19 Y, cuando salgan al atrio exterior, donde está el pueblo, deberán quitarse la ropa con que hayan servido y dejarla en las salas sagradas. Luego se cambiarán de ropa, a fin de no santificar al pueblo por medio de sus vestiduras.
20 »”No se raparán la cabeza, pero tampoco se dejarán largo el cabello, sino que únicamente se lo recortarán.
21 »”Ningún sacerdote deberá beber vino cuando entre en el atrio interior.
22 »”No deberá casarse con una viuda o una divorciada, sino solo con una israelita que aún sea virgen o con la viuda de un sacerdote.
23 »”Deberán enseñarle a mi pueblo a distinguir entre lo sagrado y lo profano, y mostrarle cómo diferenciar entre lo puro y lo impuro.
24 »”En cualquier pleito, los sacerdotes actuarán como jueces y juzgarán según mis ordenanzas. En todas mis fiestas observarán mis leyes y mis preceptos, y observarán mis sábados, pues son días santos.
25 »”El sacerdote no deberá acercarse a un cadáver, para no contaminarse. Solo podrá contaminarse si el cadáver es de su propio padre, o de su madre, hijo, hija, hermano, o hermana soltera. 26 Si queda contaminado, deberá purificarse, y luego esperar siete días. 27 El día en que vuelva a entrar en el atrio interior del santuario para cumplir su servicio, deberá ofrecer su sacrificio por el pecado. Lo afirma el Señor omnipotente.
28 »”Los sacerdotes no tendrán ninguna heredad, porque su heredad soy yo. No les daréis ninguna propiedad en Israel. Su propiedad soy yo. 29 Ellos se alimentarán de la ofrenda de cereal y de las víctimas ofrecidas por el pecado y por la culpa. Además, todo lo que los israelitas consagren al Señor será para ellos. 30 También recibirán lo mejor de todas las primicias y de todas las ofrendas que presentéis. Les daréis a los sacerdotes, para su pan, lo mejor de vuestras masas. Así mi bendición reposará sobre vuestros hogares. 31 Los sacerdotes no comerán ningún animal, sea ave o bestia, que sea encontrado muerto o despedazado por una fiera.
División de la tierra
45 »”Cuando por sorteo os repartáis la tierra como herencia, deberéis reservar una porción de terreno, la cual será consagrada al Señor. Esta porción santa será de doce mil quinientos metros de largo por diez mil[l] de ancho. Todo este territorio será santo. 2 De allí se adjudicará para el santuario un terreno cuadrado de doscientos cincuenta metros por lado. Además, alrededor de ese terreno se reservará un espacio libre de veinticinco metros de ancho. 3 En esa sección reservada apartarás una parcela de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho, donde estará el santuario, el Lugar Santísimo. 4 Esta será la porción santa de tierra para los sacerdotes que sirven en el santuario y que se acercan para servir al Señor. Allí construirán sus casas, y también el santuario del Señor. 5 Además, a los levitas que sirven en el templo se les adjudicará un espacio de doce mil quinientos metros de largo por cinco mil de ancho, para que tengan ciudades donde vivir.[m] 6 Y como territorio para la ciudad se asignará, junto a la sección reservada para el santuario, un espacio de dos mil quinientos metros de ancho por doce mil quinientos de largo. Este terreno pertenecerá a todo el pueblo de Israel.
7 »”Al príncipe se le asignará una porción de tierra a ambos lados de la sección reservada para el santuario y de la sección reservada para la ciudad. Por el lado oeste se extenderá hacia el oeste, y hacia el este por el lado oriental. Su longitud de este a oeste será igual a la de los terrenos asignados a una de las tribus. 8 Esta tierra será su posesión en Israel; así mis príncipes no volverán a oprimir a mi pueblo, sino que dejarán que las tribus de Israel ocupen la tierra.
9 »”Así dice el Señor omnipotente: ¡Basta ya, príncipes de Israel! ¡Abandonad la violencia y la explotación! ¡Practicad el derecho y la justicia! ¡Dejad de extorsionar a mi pueblo! Lo afirma el Señor. 10 ¡Usad balanzas justas, y pesas y medidas exactas! 11 Para sólidos y líquidos usaréis la misma unidad de medida. El jómer de doscientos veinte litros servirá de patrón. Un bato de líquido será igual a una décima de jómer, y un efa de granos será igual a una décima de jómer. 12 En cuanto a las medidas de peso: una mina será igual a veinte siclos, y un siclo será igual a veinte guerás.
13 »”Esta es la ofrenda especial que presentaréis: por cada jómer de trigo, la sexta parte de un efa; por cada jómer de cebada, la sexta parte de un efa. 14 La medida para el aceite es la siguiente: por cada coro, la décima parte de un bato; esto equivale a diez batos, y también a un jómer, ya que diez batos equivalen a un jómer.
15 »”En cuanto a las ovejas, se tomará una de cada doscientas de los rebaños que pastan en las mejores praderas de Israel. Estas se usarán para las ofrendas de cereales, el holocausto y el sacrificio de comunión, a fin de hacer expiación por ellos —afirma el Señor—. 16 Todo el pueblo estará obligado a contribuir para esta ofrenda especial del príncipe de Israel. 17 Pero, en las fiestas, lunas nuevas y sábados, y en todas las fiestas señaladas en el pueblo de Israel, al príncipe le corresponderá proveer los holocaustos, las ofrendas de cereales y las libaciones. Deberá también proveer la ofrenda por el pecado, las ofrendas de cereales, el holocausto y los sacrificios de comunión, para hacer expiación por los pecados de Israel.
18 »”Así dice el Señor omnipotente: El día primero del mes primero tomarás un ternero sin defecto y lo ofrecerás como sacrificio para purificar de pecado al templo. 19 De la ofrenda por el pecado, el sacerdote tomará un poco de sangre y la pondrá sobre los postes de la puerta del templo, en las cuatro esquinas del zócalo superior del altar, y en los postes de la puerta del atrio interior. 20 Lo mismo harás el día siete del mes con todo el que haya pecado sin intención o por ignorancia. Así el templo quedará purificado.
21 »”El día catorce del mes primero deberás celebrar la fiesta de la Pascua. Durante siete días comerás pan sin levadura. 22 Ese día el príncipe deberá ofrecer un ternero como sacrificio por su pecado y el de todo el pueblo. 23 Y cada día, durante los siete días de la fiesta, el príncipe deberá ofrecer en holocausto al Señor siete terneros y siete carneros sin defecto. Además, cada día ofrecerá un macho cabrío como sacrificio por el pecado. 24 También ofrecerá, como ofrenda de cereal, un efa por cada ternero, un efa por cada carnero, y un hin de aceite por cada efa.
25 »”Durante los siete días de la fiesta, que comienza el día quince del mes séptimo, el príncipe deberá proveer lo mismo para el sacrificio por el pecado, el holocausto y las ofrendas de cereales y de aceite.
46 »”Así dice el Señor omnipotente: La puerta oriental del atrio interior permanecerá cerrada durante los días laborables, pero se abrirá los sábados y los días de luna nueva. 2 El príncipe entrará por el vestíbulo de la puerta, y se detendrá junto a uno de los postes de la puerta; entonces los sacerdotes ofrecerán sus holocaustos y sus sacrificios de comunión. El príncipe adorará junto al umbral de la puerta, y luego saldrá; la puerta, sin embargo, no se cerrará hasta el atardecer.
3 »”Los sábados y los días de luna nueva, el pueblo de esta tierra adorará en presencia del Señor, frente a la misma puerta. 4 El holocausto que el príncipe ofrecerá al Señor el día sábado será de seis corderos y un carnero, todos ellos sin defecto alguno. 5 La ofrenda de cereales será de un efa por carnero, y por los corderos, lo que pueda darse; por cada efa deberá ofrecer un hin de aceite. 6 En el día de luna nueva deberá ofrecer un ternero, seis corderos y un carnero, todos ellos sin defecto alguno. 7 Por el ternero ofrecerá una ofrenda de cereales de un efa, y lo mismo por el carnero. Por los corderos, la ofrenda de cereales será según lo que pueda darse, y por cada efa deberá ofrecer un hin de aceite.
8 »”Cuando el príncipe entre, lo hará por el vestíbulo de la puerta, y saldrá por el mismo lugar. 9 Pero, cuando el pueblo se presente delante del Señor durante las fiestas señaladas, el que entre para adorar por la puerta del norte saldrá por la puerta del sur; así mismo, el que entre por la puerta del sur saldrá por la puerta del norte. Nadie saldrá por la misma puerta por la que entró, sino que siempre saldrá por la de enfrente. 10 Y, cuando entren y cuando salgan, el príncipe deberá estar entre ellos. 11 En las fiestas y en las festividades, la ofrenda de cereales será de un efa por cada ternero y lo mismo por cada carnero. Por los corderos será según lo que pueda darse, y por cada efa deberá ofrecerse un hin de aceite.
12 »”Y, cuando el príncipe presente una ofrenda voluntaria al Señor, ya sea un holocausto o un sacrificio de comunión, se le abrirá la puerta oriental, y ofrecerá su holocausto o su sacrificio de comunión de la misma manera que lo hace el día sábado. Luego saldrá, y tras él cerrarán la puerta.
13 »”Todas las mañanas ofrecerás, en holocausto al Señor, un cordero de un año sin defecto. 14 De la misma manera, ofrecerás cada mañana una ofrenda de cereales. Será de una sexta parte de un efa, con una tercera parte de un hin de aceite para humedecer la harina. Esta será una ofrenda al Señor, que se presentará siempre, por ordenanza perpetua. 15 Por lo tanto, cada mañana se ofrecerán, como holocausto perpetuo, el cordero, la ofrenda de cereales y la ofrenda de aceite.
16 »”Así dice el Señor omnipotente: Si el príncipe le regala a alguno de sus hijos parte de su herencia, ese regalo les pertenecerá a sus descendientes, pues es su herencia. 17 Pero, si le regala parte de su herencia a alguno de sus siervos, esta solo le pertenecerá al siervo hasta el año del jubileo, después de lo cual el siervo se la devolverá al príncipe. La herencia del príncipe es patrimonio de sus descendientes. 18 El príncipe no se apoderará de la herencia del pueblo, ni lo privará de lo que le pertenece. A sus hijos les dará solamente lo que sea parte de su propiedad personal; así en mi pueblo nadie quedará despojado de su propiedad”».
19 Luego el hombre me llevó a la entrada que estaba al lado de la puerta, a las habitaciones que dan al norte y que estaban consagradas para los sacerdotes. Desde allí me mostró un espacio en el fondo, al lado oeste. 20 Y me dijo: «Este es el lugar donde los sacerdotes hervirán la carne de los animales ofrecidos en sacrificio por la culpa o por el pecado. También aquí se cocerán las ofrendas de cereales. Esto es para que no tengan que sacarlas al atrio exterior, pues el pueblo podría entrar en contacto con los objetos sagrados».
21 Entonces me llevó al atrio exterior y me hizo pasar por los cuatro ángulos del atrio. Vi que en cada ángulo había un pequeño atrio. 22 En los cuatro ángulos del atrio había atrios cercados,[n] todos del mismo tamaño, de veinte metros de largo por quince de ancho. 23 Alrededor de los cuatro atrios había un muro, y en todo el derredor de la parte baja del muro había unos fogones. 24 Entonces me dijo: «Estas son las cocinas donde los servidores del templo hervirán los animales para los sacrificios del pueblo».
El río del templo
47 El hombre me trajo de vuelta a la entrada del templo, y vi que brotaba agua por debajo del umbral, en dirección al oriente, que es hacia donde da la fachada del templo. El agua corría por la parte baja del lado derecho del templo, al sur del altar. 2 Luego el hombre me sacó por la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por fuera, hasta la puerta exterior que mira hacia el oriente; y vi que las aguas fluían del lado sur. 3 El hombre salió hacia el oriente con una cuerda en la mano, midió quinientos metros y me hizo cruzar el agua, la cual me llegaba a los tobillos. 4 Luego midió otros quinientos metros y me hizo cruzar el agua, que ahora me llegaba a las rodillas. Midió otros quinientos metros, y me hizo cruzar el agua, que esta vez me llegaba a la cintura. 5 Midió otros quinientos metros, pero la corriente se había convertido ya en un río que yo no podía cruzar. Había crecido tanto que solo se podía cruzar a nado. 6 Entonces me preguntó: «¿Lo has visto, hijo de hombre?»
En seguida me hizo volver a la orilla del río, 7 y al llegar vi que en sus márgenes había muchos árboles. 8 Allí me dijo: «Estas aguas fluyen hacia la región oriental, descienden hasta el Arabá, y van a dar al Mar Muerto. Cuando desembocan en ese mar, las aguas son saneadas. 9 Por donde corra este río, todo ser viviente que en él se mueva vivirá. Habrá peces en abundancia porque el agua de este río será saneada, y todo lo que se mueva en sus aguas vivirá. 10 Junto al río se detendrán los pescadores, desde Engadi hasta Eneglayin, porque allí habrá lugar para secar sus redes. Los peces allí serán tan variados y numerosos como en el mar Mediterráneo.[o] 11 Pero sus pantanos y marismas no serán saneados, sino que quedarán como salinas. 12 Junto a las orillas del río crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas no se marchitarán, y siempre tendrán frutos. Cada mes darán frutos nuevos, porque el agua que los riega sale del templo. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas serán medicinales.
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