Beginning
Los malos gobernantes de Israel
34 Dios también me dijo:
2 «Ezequiel, dales a los gobernantes de los israelitas el siguiente mensaje de mi parte:
“¡Ay de ustedes, malos gobernantes! Ustedes debieran cuidar a los israelitas, como cuidan los pastores a sus ovejas, ¡pero sólo se cuidan a sí mismos! 3 En vez de cuidar a las ovejas, se beben la leche, se hacen vestidos con la lana, y hasta matan a las ovejas más gordas. 4 No apoyan a las ovejas débiles ni curan a las ovejas enfermas, ni les ponen vendas a las ovejas heridas. Tampoco van tras las ovejas que se pierden ni tras las que se apartan del camino. Al contrario, las golpean y las maltratan.
5-6 ”Mi pueblo es como un rebaño de ovejas. Andan por los cerros como ovejas sin pastor. Corren grave peligro, pero a nadie le importa.
7 ”¡Escúchenme ahora, gobernantes! ¡Préstenme atención! 8 Ustedes debían cuidar de mi pueblo, como los pastores cuidan de sus ovejas, ¡pero sólo se cuidan a sí mismos! Por eso mi pueblo ha sufrido a manos de ladrones y de gente cruel. Les juro que así es.
9-11 ”Por lo tanto, gobernantes de Israel, escuchen lo que voy a decirles: Yo me declaro en contra de ustedes, y voy a pedirles cuentas por lo que han hecho con mi pueblo. Van a dejar de gobernarlo, y no volverán a aprovecharse de él. Les quitaré a mi pueblo, para que no lo sigan maltratando. Yo mismo lo cuidaré. Les juro que así lo haré”.
El buen pastor de Israel
12 »Así como un buen pastor va en busca de las ovejas perdidas, también yo iré en busca de mi pueblo. Lo traeré de los lugares por donde se perdió un día oscuro y lleno de nubes. 13-15 Lo sacaré de los países donde ahora está preso; lo reuniré y lo llevaré de vuelta a su tierra. Luego lo llevaré a las montañas de Israel, y a los arroyos, y a todas las poblaciones del país, para que se alimente con la mejor comida. Vivirá en las montañas más altas de Israel. Yo mismo le daré de comer y lo haré descansar. Juro que así lo haré.
16 »Yo cuidaré de mi pueblo como cuida un buen pastor a sus ovejas. Mi pueblo anda perdido, pero yo lo buscaré. Se ha apartado del camino, pero yo lo haré volver. Anda herido, pero yo vendaré sus heridas. Está débil, pero yo le daré fuerzas. Y aun cuando esté gordo y fuerte, cuidaré de él.
17 »Y a ustedes, pueblo mío, quiero decirles que seré justo, tanto con los débiles como con los fuertes. Algunos de ustedes son como las ovejas, otros son como los carneros y otros son como los chivos. 18 Algunos de ustedes no se conforman con comerse el mejor pasto, sino que pisotean el pasto que no se comieron. A otros les gusta beber el agua clara, pero con las patas revuelven toda el agua. 19 Y así, los más débiles tienen que comerse el pasto pisoteado y beberse el agua revuelta.
20 »Yo juzgaré a los fuertes y a los débiles. Les doy mi palabra. 21 Ustedes los fuertes empujan a los débiles, y los hacen a un lado; además, los atacan y los hacen huir. 22 Pero yo soy su juez, y voy a protegerlos. No dejaré que vuelvan a aprovecharse de ellos, 23 pues les enviaré de nuevo a David, mi fiel servidor, para que los cuide. 24 Yo soy el Dios de Israel, y David será su gobernante. Les doy mi palabra.
25 »Éste es el pacto de paz que haré con ustedes: Alejaré a los pueblos violentos. Así podrán vivir tranquilos en el desierto, y podrán dormir en los bosques. 26 Yo los dejaré vivir alrededor de mi monte, y les enviaré abundantes lluvias en el momento oportuno. 27 Los árboles del campo darán sus frutos, la tierra dará su cosecha, y ustedes vivirán tranquilos en su propia tierra. Y cuando yo los libre de quienes los hicieron esclavos, reconocerán que soy el Dios de Israel.
28 »Ninguna nación volverá a esclavizarlos ni los animales salvajes volverán a devorarlos. Por el contrario, vivirán tranquilos y sin miedo de nada ni de nadie. 29 Yo haré que su tierra sea famosa por sus cosechas, y no volverán a sufrir hambre ni tendrán que aguantar las burlas de las naciones. 30 Entonces reconocerán que estoy con ustedes, y que yo soy su Dios y ustedes son mi pueblo. Les juro que así será, 31 y les aseguro que seré como un pastor para ustedes, mis ovejas».
Mensaje contra Edom
35 Dios también me dijo:
2-3 «Ezequiel, dirige la mirada hacia la región montañosa de Edom, y dales este mensaje a sus habitantes:
“Así dice el Dios de Israel:
¡Yo estoy contra ustedes,
habitantes de Edom!
¡Voy a castigarlos como se merecen!
¡Dejaré su país hecho un desierto!
4 Sus ciudades quedarán abandonadas,
y su país quedará en ruinas.
Entonces reconocerán
que yo soy el Dios de Israel.
5 ”Ustedes siempre han sido enemigos de los israelitas. Cuando yo los castigué, ustedes lucharon contra ellos. 6 Ustedes dicen que odian la violencia, pero yo les juro que sufrirán una muerte violenta. 7 Sus montañas quedarán abandonadas y desiertas, porque yo destruiré a todo el que pase por allí. 8 Sus cerros y sus colinas, sus valles y sus ríos, quedarán cubiertos de soldados muertos en batalla. 9 Su país quedará hecho un desierto, y nadie volverá a vivir en sus ciudades. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
10 ”Ustedes sabían que yo vivo en Israel. Sin embargo, creyeron poder adueñarse de mis dos naciones, y de mis dos territorios. 11 Tanta envidia sentían de Israel que lo trataron muy mal: lo atacaron con mucho odio y rencor. Por eso, les juro que voy a tratarlos de la misma manera. Y cuando los castigue, reconocerán que yo soy el Dios de Israel. Juro que así será.
12 ”Yo los oí cuando se burlaban de los israelitas. Los oí decir que dejarían el país convertido en un desierto, y que ustedes acabarían con ellos. 13 Los oí provocarme con sus insultos y desafíos. 14 Pero les juro que seré yo quien acabe con ustedes. Y cuando lo haya hecho, toda la tierra se alegrará. 15 Cuando la tierra de Israel quedó convertida en desierto, ustedes se alegraron. Pero será mayor mi alegría cuando sus montañas y todo su país queden como un desierto. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.”
Las naciones se burlan de Israel
36 »Pero tú, Ezequiel, dales de mi parte este mensaje a los israelitas. Diles que lo escuchen con atención:
2-4 “Ustedes, israelitas, ¡presten atención a mis palabras! ¡Y escúchenme también ustedes, los que viven alrededor! Sus enemigos se burlan de ustedes, y los ofenden. Dicen que ahora el país les pertenece, aunque éste siempre ha sido de Israel. Además, las naciones vecinas los atacan, destruyen sus ciudades, y les roban todo lo que tienen. Además, toda la gente se burla de ustedes.
5 ”Pero yo soy el Dios de Israel, y me declaro en contra de Edom y de las otras naciones. Estoy muy enojado con ellas porque, entre burlas y desprecios se han adueñado de mi tierra y la han destruido”.
6 »Tú dales de mi parte este mensaje a los israelitas, y a las naciones de alrededor:
“Yo estoy muy enojado contra las naciones vecinas porque se han burlado de ustedes. 7 Por eso juro que las pondré en vergüenza. 8 Pero ustedes, los israelitas, verán su país llenarse de altos árboles que darán mucho fruto. Les aseguro que muy pronto regresarán. 9 Yo mismo voy a cuidar de ustedes, y volverán a sembrar y cultivar sus terrenos. 10-11 El pueblo crecerá mucho, y podrá entonces reconstruir sus ciudades y vivir en ellas. También haré que sus animales se reproduzcan y aumenten en número.
”Ustedes, israelitas, volverán a llenar el país. Llegarán a estar mejor que antes, y entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel. 12-15 Volverán a caminar por las montañas del país sin temor alguno. Nunca más abriré las montañas para que se traguen a los desobedientes. No volverán a oír las burlas y los insultos de las naciones. Les juro que así lo haré”».
Dios defiende su buen nombre
16 Dios también me dijo:
17-19 «Quiero que sepas que cuando los israelitas vivían en su país, mataron a tanta gente que dejaron la tierra manchada de sangre. ¡Quedó manchada como una mujer en su período de menstruación! Para colmo, llenaron el país de ídolos malolientes. Por eso me enojé con ellos y los dispersé entre las naciones.
20-21 »Por culpa de ellos la gente se burló de mí, pues a dondequiera que llegaban, la gente decía: “Si éstos son el pueblo de Dios, ¿por qué han tenido que abandonar su tierra?” Entonces decidí defenderme.
22-23 »Por lo tanto, diles de mi parte a los israelitas:
“Ustedes no merecen ser libres, pues por culpa de ustedes las naciones se burlan de mí. Sin embargo, para poner fin a sus burlas les daré libertad. Así las naciones verán que soy un Dios grande y poderoso, y reconocerán que yo soy el Dios de Israel. Lo he dicho, y lo cumpliré.
24 ”Yo los libraré de todas esas naciones; los reuniré y los llevaré a su tierra. 25 Ustedes adoraron ídolos malolientes, pero yo me olvidaré de sus maldades; las limpiaré como quien limpia un trapo sucio. 26 Yo les daré nueva vida. Haré que cambien su manera de pensar. Entonces dejarán de ser tercos y testarudos, pues yo haré que sean leales y obedientes. 27 Pondré mi espíritu en ustedes, y así haré que obedezcan todos mis mandamientos. 28 Entonces vivirán en la tierra que les di a sus antepasados, y ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios.
29-30 ”Ya no dejaré que sigan pecando así. Les daré tanta comida que no volverán a sufrir de hambre ni a pasar vergüenzas delante de las naciones. 31 Entonces se acordarán de su mala conducta y de sus acciones tan repugnantes, y se avergonzarán. 32 Entiéndanme bien: todo esto lo haré para que ustedes se avergüencen de su mala conducta, y no porque se lo merezcan. Les juro que así lo haré.
33 ”Y cuando ya los haya limpiado de todas sus maldades, los dejaré reconstruir sus ciudades, que ahora están en ruinas. Vivirán en ellas, 34 y cultivarán la tierra que se quedó abandonada. Todo el mundo lo verá, 35 y dirá: ‘Esta tierra parecía un desierto, pero ahora parece un jardín; ¡es un paraíso! Las ciudades habían quedado destruidas y desiertas, pero ahora las han convertido en fortalezas, y ya vive gente en ellas’.
36 ”Entonces los pueblos vecinos que hayan quedado con vida reconocerán que yo soy el Dios de Israel. Reconocerán que puedo reconstruir lo que está destruido, y que puedo volver a sembrar en terrenos desiertos. Yo soy el Dios de Israel, y cumpliré mi palabra”.
37-38 »Además, los israelitas llegarán a ser un pueblo muy numeroso, pues así me lo han pedido. Juro que así lo haré. Ahora sus ciudades están desiertas, pero yo haré que vuelvan a llenarse de gente. Así como la ciudad se llenaba de ovejas en los días de fiestas, así se llenará de gente. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel».
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