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Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
Duration: 365 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Ezequiel 5-8

Luego Dios me dijo:

«Ezequiel, hombre mortal, toma una navaja afilada y córtate el pelo de la cabeza y de la barba. Toma luego una balanza y pesa el pelo en tres partes iguales. Cuando Jerusalén haya sido conquistada, irás al centro de la ciudad y quemarás allí una tercera parte del pelo. Otra tercera parte la cortarás con una espada y la esparcirás alrededor de la ciudad. La tercera parte restante la arrojarás al viento, para que el pelo se esparza por todos lados. Por mi parte, yo los perseguiré para destruirlos.

»Un poco de ese pelo lo atarás al borde de tu capa, y otro poco lo quemarás en el fuego. Ésta será la señal de que todo el pueblo de Israel será quemado.

»Puedes estar seguro de que cumpliré mi palabra. Yo hice que Jerusalén fuera el centro de todas las naciones; yo la hice el lugar más importante de la tierra. 6-9 Pero Jerusalén fue más rebelde que las naciones y los pueblos vecinos; no se comportó como las otras naciones, sino que fue peor que ellas, pues desobedeció mis leyes y mis mandamientos.

»Puesto que Jerusalén se ha portado así, yo declaro que me pondré en contra suya. Yo soy el Dios de Israel. La castigaré por su horrible maldad; la castigaré delante de todas las naciones, como nunca antes lo hice ni lo volveré a hacer.

10 »Cuando yo declare culpables a sus habitantes, tendrán tanta hambre que los padres se comerán a sus hijos, y los hijos se comerán a sus padres. A los que logren escapar con vida, los dispersaré por todo el mundo.

11 »Juro que acabaré con todos los habitantes de Jerusalén. No les tendré compasión. Yo soy el Dios de Israel. Puesto que no respetaron mi templo, sino que adoraron a sus ídolos odiosos y siguieron con su maldad, 12 la tercera parte de ellos morirá de hambre y de enfermedad. ¡Caerán muertos en las calles de la ciudad! En los alrededores, otra tercera parte morirá atravesada por la espada. Y a la tercera parte restante la dispersaré por todo el mundo, aunque no dejaré de perseguirlos para destruirlos.

13 »Yo los castigaré con furia, y cuando mi enojo se haya calmado, reconocerán que yo, el Dios de Israel, soy un Dios muy celoso que cumple su palabra.

14-15 »Cuando haya descargado mi furia contra Jerusalén, la dejaré completamente destruida. Al verla, todos los pueblos vecinos se burlarán de ella. Y aunque la insultarán y la ofenderán, también se espantarán al ver el castigo tan duro que le mandé, y aprenderán la lección. Yo, el Dios de Israel, cumpliré mi palabra.

16-17 »No les enviaré comida, así que morirán de hambre. Mandaré animales salvajes, para que devoren a sus hijos. La guerra y las enfermedades acabarán con los habitantes de Jerusalén. Yo, el Dios de Israel, cumpliré mi palabra».

Mensaje contra los que adoran ídolos

Dios me dijo:

«Ezequiel, hombre mortal, dirige la mirada hacia las montañas de Israel, y dales de mi parte el siguiente mensaje a los que van a adorar allí:

“¡Ustedes, que adoran dioses falsos en las montañas de Israel, presten atención a mi mensaje! Voy a destruirlos a todos, junto con los pequeños templos donde adoran a esos dioses. 4-6 Haré pedazos los altares y los hornillos donde queman incienso; cualquiera que se acerque a uno de esos ídolos malolientes caerá muerto allí mismo, y alrededor de su altar dispersaré sus huesos. Destruiré por completo las ciudades; ¡destruiré todo lo que los israelitas han construido! Y cuando vean caer muerta a tanta gente, reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

8-9 ”Sin embargo, yo dejaré con vida a algunos israelitas, los cuales serán llevados prisioneros a otras naciones de la tierra. Cuando estén allá, se acordarán de mí y del castigo que les di por engañarme y adorar a los ídolos. Entonces se darán cuenta de lo mal que se portaron, y se les revolverá el estómago al acordarse de sus actos repugnantes. 10 Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel, y que siempre hablé en serio”».

11 Después, el Dios de Israel me dio esta orden:

«¡Búrlate de los israelitas, felicitándolos por su repugnante maldad! ¡Apláudeles con todas tus fuerzas! ¡Recuérdales que gracias a ellos la guerra, el hambre y las enfermedades acabarán con todo el pueblo! 12 Los que estén lejos morirán por causa de las enfermedades; los que estén cerca morirán en la guerra, y los que aún vivan se morirán de hambre, pues descargaré mi enojo contra ellos.

13 »Los cuerpos de sus muertos quedarán tirados junto a sus ídolos malolientes. Habrá muertos por todas partes: alrededor de los altares, en las colinas y en las montañas, y aun debajo de cualquier árbol. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

14 »Mi castigo contra ellos será muy duro. De norte a sur, y desde Riblá hasta el desierto, todo el país quedará en ruinas. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel».

El fin está cerca

Dios me dijo lo siguiente:

2-4 «Ezequiel, diles a los israelitas que el Dios de Israel les envía esta advertencia:

“¡El fin está cerca! ¡Les llegó la hora, a ustedes y a toda la tierra! Voy a llamarlos a cuentas. Descargaré mi enojo sobre ustedes, y no les tendré ninguna compasión. Voy a castigarlos. Voy a hacerlos sufrir las consecuencias de todos sus actos repugnantes. Así reconocerán que yo soy el Dios de Israel.

5-6 ”Les aseguro que ya llegó su fin. Desgracia tras desgracia caerá sobre ustedes. Les ha llegado la hora a los que viven en este país. Ha llegado el día de espanto. ¡Se acabó la fiesta en las montañas! 8-9 No quedaré satisfecho hasta haber calmado mi enojo contra ustedes. Voy a llamarlos a cuentas. Voy a castigarlos. Voy a hacerlos sufrir las consecuencias de todos sus actos repugnantes. Así reconocerán que yo soy el Dios de Israel, y que también sé castigar.

10 ”¡Ha llegado el día! ¡Ha llegado la hora! ¡Por todas partes se ve orgullo y maldad! 11 Crece la violencia y brota la maldad. ¡Pero de ustedes no quedará nada! ¡Ni grandes ciudades, ni grandes riquezas!

12 ”¡Ha llegado la hora! ¡Ha llegado el día! ¡Se acabó la alegría de los que compran y los que venden! ¡Voy a castigar a estas multitudes! 13 Aunque los comerciantes queden con vida, no podrán recuperar sus mercancías. Ya he anunciado lo que haré con esta gran ciudad, y nada hará que cambie de opinión: ¡nadie quedará con vida!

14 ”Voy a castigar a esta gran ciudad. Y aunque sus habitantes toquen la trompeta, nadie saldrá a la batalla. 15 Los que se queden fuera de la ciudad morirán en el combate; los que se queden adentro morirán de hambre y de enfermedad; 16 los que quieran escapar a las montañas, también morirán por causa de sus pecados, aunque traten de huir como palomas espantadas. 17 A todos les temblarán las rodillas, y no tendrán fuerza en los brazos. 18 Se vestirán de luto y se llenarán de terror; irán con la cara avergonzada y con la cabeza rapada. 19 Tirarán a la calle su oro y su plata, como si fueran basura. Ese día descargaré mi ira, y nada podrá salvarlos, ni siquiera su oro y su plata, pues fueron la causa de sus pecados. Todas esas riquezas no podrán quitarles el hambre ni llenarles el estómago.

20 ”Tan orgullosos estaban de sus valiosas joyas, que con ellas hicieron imágenes de sus ídolos. ¡Pero yo haré que esas joyas les den asco! 21-22 Cuando yo abandone este país, vendrán ladrones extranjeros y se robarán esas riquezas. Vendrán los peores criminales y entrarán en mi templo, llevándose mis tesoros y dejando el lugar inservible.

23 ”Por toda la ciudad hay violencia; por todo el país se mata a la gente. Ezequiel, prepara las cadenas para arrastrar los cadáveres, 24 pues voy a traer naciones malvadas para que los echen de sus casas. Esas naciones no respetarán los templos, así que ya no tendrán nada de qué sentirse orgullosos.

25 ”Entonces se llenarán de angustia. Y querrán tener paz, pero ya no habrá paz. 26 ¡Vendrá desgracia tras desgracia! ¡Sólo habrá malas noticias! No habrá profetas que les hablen de mi parte, ni sacerdotes que puedan enseñarles, ni gente capaz de dirigirlos. 27 El rey estará de luto, el gobernante estará deprimido, y todo el pueblo estará aterrado. Los trataré tal y como ellos trataron a los demás; los juzgaré tal y como ellos juzgaron a otros. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel”».

Dios acusa a Jerusalén

El día cinco del mes de Etul,[a] los jefes de Judá fueron a verme a mi casa. Para entonces ya teníamos seis años viviendo como prisioneros en Babilonia. De pronto, mientras ellos estaban sentados frente a mí, el Dios de Israel me hizo sentir su poder y me permitió ver la figura de algo que parecía un ser humano. De la cintura para abajo, parecía fuego; de la cintura para arriba, brillaba como bronce pulido.

3-4 Esa figura extendió lo que parecía ser una mano, y me agarró por el pelo. Entonces una fuerza dentro de mí me levantó por los aires y me llevó a Jerusalén; una vez allí, me dejó a la entrada del portón interior, que da al norte. Allí habían colocado un ídolo, pero allí también estaba el Dios de Israel en todo su esplendor, tal y como antes lo había visto en el valle. Al ver Dios aquel ídolo, se puso celoso y se enojó.

Luego Dios me dijo que mirara hacia el norte, y cuando lo hice, vi que en el portón del altar, junto a la entrada, estaba aquel ídolo. Entonces Dios me dijo: «Fíjate en las acciones tan repugnantes que cometen los israelitas. Eso hace que yo me aleje de mi templo. Pero todavía vas a ver cosas peores».

Dios me llevó luego a la entrada del patio del templo, y en la pared vi un agujero. Dios me dijo: «Haz más grande ese agujero».

Así lo hice, y encontré una entrada. Entonces Dios me dijo: «Entra y verás las acciones tan repugnantes que allí se cometen».

10 En cuanto entré, pude ver toda clase de reptiles y de animales asquerosos, pintados sobre la pared. También estaban pintados todos los repugnantes ídolos de los israelitas. 11 Pude ver también que los setenta jefes de los israelitas estaban adorando a esos ídolos. Entre los jefes estaba Jaazanías hijo de Safán. El olor a incienso era muy fuerte, pues cada uno de los jefes tenía un incensario en la mano. 12 Entonces Dios me dijo:

«Mira a los jefes de Israel. ¡Allí los tienes, cada uno adorando en secreto a su propio ídolo! Ellos creen que he abandonado el país, y por eso piensan que no los veo. 13 Pero esto no es todo; todavía vas a ver cosas peores».

14 De allí me llevó a la entrada norte de su templo. Allí vi sentadas unas mujeres que lloraban por el dios Tamuz. 15 Entonces Dios me dijo: «¿Ves esto? Pues todavía vas a ver cosas peores».

16 Luego Dios me llevó al patio que está dentro del templo, y vi que entre el patio y el altar había unos veinticinco hombres. Estaban de espaldas al Lugar Santo y mirando hacia el este; arrodillados, tocaban el suelo con la cara, y adoraban al sol. 17 Entonces Dios me dijo:

«¿Ya viste, Ezequiel? Parece que el pueblo de Judá no se conforma con cometer tantos actos repugnantes aquí en el templo. También ha llenado de violencia a todo el país. ¡Todo el tiempo me están haciendo enojar! ¡Y para colmo, me obligan a oler los ramos malolientes con que adoran a su ídolo! 18 Estoy tan enojado que voy a castigarlos sin ninguna compasión. A gritos me pedirán que los perdone, ¡pero no les haré caso!»