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Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Isaías 42-44

El siervo del Señor

42 Vean a mi Siervo, a quien yo sostengo, mi elegido, en quien me deleito. En él he puesto mi Espíritu, él mostrará lo que es justicia a las naciones del mundo. Será apacible, no gritará ni reñirá en las calles. No quebrará la caña maltratada, ni apagará la llama vacilante. Se encargará de que se haga plena justicia a las víctimas de injusticia, y no se dará por satisfecho hasta que la verdad y la justicia prevalezcan en toda la tierra, y hasta que las lejanas tierras de ultramar hayan puesto en él su confianza.

El Señor Dios que creó el cielo y lo extendió, y creó la tierra y cuanto hay en ella, y que da vida, aliento y espíritu a todos en el mundo, es el que dice:

Yo, el Señor, te he llamado para demostrar mi justicia, yo te cuidaré y te sostendré, porque te he dado a mi pueblo como confirmación personal de mi pacto con ellos. Serás también luz que guíe las naciones hacia mí. Darás vista a los ciegos y libertarás a los que yacen en prisión de tinieblas y desaliento. ¡Yo soy el Señor! Ese es mi nombre y no daré a ningún otro mi gloria, no compartiré mi alabanza con ídolos tallados. Todo lo que yo profeticé se cumplió, y ahora volveré a profetizar; te diré el futuro antes que acontezca.

Canción de alabanza al Señor

10 Entonen un canto nuevo al Señor; entonen sus alabanzas, todos los que habitan en los más remotos rincones de la tierra. ¡Canta, oh mar! ¡Canten todos los que moran en tierras distantes de ultramar! 11 Únanse al coro, ciudades del desierto: Cedar y Selá. Y ustedes también, los que moran en las cumbres de los montes. 12 Que las costas del oeste glorifiquen al Señor y canten su gran poder.

13 El Señor será poderoso guerrero, lleno de ira contra sus enemigos. Lanzará un fuerte grito de guerra y vencerá. 14 Él callaba desde hace tiempo. Se había dominado, pero ahora desatará su ira. Gemirá y llorará como mujer que da a luz. 15 Aplanará los montes y collados y quemará su verdor. Secará los ríos y estanques. 16 Al ciego Israel lo conducirá por sendas que nunca antes vio. Ante ellos hará resplandecer las tinieblas, y allanará y enderezará el camino que les espera, no los abandonará. 17 Pero los que confían en ídolos y los llaman dioses tendrán enorme desengaño, serán desechados.

Israel ciego y sordo

18 ¡Oh, qué ciegos y sordos son para con Dios! ¿Por qué no quieren escuchar? ¿Por qué no quieren ver? 19 ¿Quién hay en el mundo tan ciego como mi pueblo, destinado a ser mi mensajero de la verdad? ¿Quién tan ciego como mi «consagrado», el «Siervo del Señor»? 20 Ven y comprenden lo bueno, pero no hacen caso, no lo ponen por obra; oyen, pero no quieren entender.

21 El Señor ha enaltecido su ley y la ha hecho verdaderamente gloriosa. Mediante ella había planeado mostrarle al mundo que él es justo. 22 ¡Pero qué espectáculo da su pueblo, los encargados de mostrarle a todo el mundo la gloria de su ley, pues son víctimas de robo y están esclavizados, encarcelados, atrapados, presa de todos, sin quién los proteja! 23 ¿No hay entre ustedes siquiera uno que saque enseñanzas de estas lecciones del pasado y vea la ruina que les espera? 24 ¿Quién permitió que a Israel se le robara y dañara? ¿No fue el Señor? Fue el Señor contra el cual pecaron, porque no quisieron ir a donde él los enviaba ni escuchar sus leyes. 25 Por eso derramó el Señor tan grande furia e ira sobre su pueblo y lo destruyó en batalla. Sin embargo, aun sobre el fuego y quemándose, no entienden el porqué: ¡Está Dios deseoso de que se arrepientan!

El único Salvador de Israel

43 Ahora, oh Israel, el Señor, quien te creó, dice: ¡No temas, pues yo te rescaté, yo te llamé por tu nombre, eres mío! Cuando pases por aguas profundas de gran tribulación, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos no te ahogarás. Cuando pases por fuego no te quemarás, las llamas no te consumirán. Porque yo soy el Señor tu Dios, tu Salvador, el Santo de Israel. Entregué Egipto, Etiopía y Seba a cambio de tu libertad, como rescate por ti. Otros murieron para que tú vivieras. Yo cambié la vida de ellos por la tuya porque me eres precioso y honorable, y yo te amo.

No temas, pues yo estoy contigo. Yo te recogeré del este y del oeste, del norte y del sur. Yo traeré a mis hijos e hijas de regreso a Israel desde los más apartados rincones de la tierra. Vendrán todos los que me invocan como su Dios, pues para gloria mía los hice, yo los creé. Tráelos de regreso a mí, aunque son ciegos y sordos a mi llamado.

Reúnan a las naciones. ¿Cuál de todos sus ídolos predijo jamás tales cosas? ¿Cuál puede predecir siquiera uno de los días que vendrán? ¿En dónde están los testimonios de cualquier cosa que hayan dicho ellos? Si no hay testigos, tienen que confesar que sólo Dios puede profetizar.

10 Pero yo tengo testigos, oh Israel, dice el Señor. Ustedes son mis testigos, elegidos para conocerme y creerme, y para entender que sólo yo soy Dios. No hay otro Dios, jamás lo hubo ni lo habrá. 11 Yo soy el Señor y no hay otro Salvador. 12 Siempre que han desechado sus ídolos yo les he mostrado mi poder. Con una palabra los he salvado. Me han visto hacerlo; ustedes son mis testigos de que es verdad. 13 Desde la eternidad hasta la eternidad yo soy Dios. Nadie puede contrariar lo que yo hago.

La misericordia de Dios y la infidelidad de Israel

14 El Señor, su Redentor, el Santo de Israel dice:

Por el amor que les tengo a ustedes enviaré contra Babilonia un ejército invasor que penetrará casi sin recibir daño alguno. Las jactancias de los babilonios se volverán gritos de dolor. 15 Yo soy el Señor, su Santo, el Creador y Rey de Israel. 16 Yo soy el Señor que abre camino por medio de las aguas, que construye un sendero a través del mar. 17 Yo llamé al poderoso ejército de Egipto con todos sus carros y caballos, para dejarlos sepultados bajo las ondas, muertos, acalladas sus vidas como llama de vela.

18 Pero olvídense de todo esto: ¡eso no es nada comparado con lo que voy a hacer! 19 Voy a realizar algo enteramente nuevo. ¡Miren, ya he comenzado! ¿No lo ven? Abriré camino a través del desierto del mundo para que mi pueblo vuelva a su patria, y para ellos crearé ríos en el desierto. 20 Las fieras del campo me darán gracias, así como los chacales y avestruces, por haberles dado agua en el desierto. Sí, manantiales en el desierto para que mi pueblo, mis elegidos, puedan tener refrigerio. 21 Yo hice a Israel para mí, y algún día este pueblo mío me honrará ante el mundo.

22 Pero ¡oh pueblo mío, no quieren pedirme auxilio, están hastiados de mí! 23 No me han traído las ovejas como ofrenda quemada, no me han honrado con sacrificios. ¡Y sin embargo muy poco es lo que les he pedido de ofrendas e incienso! No los he tratado como a esclavos. 24 No me han traído incienso de suave fragancia ni me han agradado sacrificando grasa de animales. No, lo único que me han presentado son pecados, y me han hastiado con todas sus fallas.

25 Yo, sí, sólo yo soy quien borra sus pecados por amor a mí mismo y nunca más los recordaré. 26 Recuérdenme esta promesa de perdón, pues de sus pecados hemos de hablar. Defiendan su causa para obtener mi perdón. 27 Desde el principio mismo sus antepasados pecaron contra mí, todos sus antecesores quebrantaron mi ley. 28 Por eso es que he destituido a sus sacerdotes y destruido a Israel, exponiéndolo a la vergüenza.

Israel, el escogido

44 Escúchame, siervo mío Israel, mi elegido:

Oh siervo mío, el Señor, quien te hizo, quien te ayudará, dice: ¡No temas, oh Jerusalén, mis elegidos, no teman! Yo proveeré agua abundante para su sed y para sus campos resecos. Y yo derramaré mi Espíritu y mis bendiciones sobre sus hijos. Ellos prosperarán como hierba de regadío, como sauces en la ribera del río. «Al Señor pertenecemos», dirán orgullosos, «somos israelitas», y tatuarán en sus manos el nombre de Dios o el honorable nombre de Israel.

El Señor y los ídolos

El Señor, el Rey de Israel dice, sí, el Redentor de Israel, el Señor Todopoderoso es quien lo dice: Yo soy el primero y el último, no hay otro Dios. ¿Quién otro puede decirles lo que va a ocurrir en los días venideros? Que se lo digan los ídolos si pueden y demuestren su poder, que vengan y hagan obras semejantes a las que yo he realizado desde antaño. No tengan ningún temor. ¿Acaso no he proclamado yo desde épocas antiguas que los salvaría? Ustedes son mis testigos. ¿Hay acaso algún otro Dios? ¡No! ¡Ninguno que yo sepa! ¡No hay ninguna otra Roca!

¡Qué necios son quienes se fabrican ídolos para tenerlos como sus dioses! Sus esperanzas quedan sin cumplir. Ellos mismos son testigos de eso, porque sus ídolos ni oyen ni conocen. Con razón se avergüenzan quienes los adoran. 10 ¿Quién sino un necio se haría su propio dios, un ídolo que no puede ayudarle en lo más mínimo? 11 Todos los que adoran esas imágenes, avergonzados se presentarán ante el Señor junto con todos esos carpinteros —hombres no más— que dicen haber hecho un dios. Unidos estarán en el terror. 12 El herrero ante la fragua hace el hacha golpeándola con todas sus fuerzas. Hambriento y sediento, se siente débil y desfalleciente. 13 Luego el tallador toma el hacha y la emplea para hacer un ídolo. Mide y marca un trozo de madera y talla la figura de un hombre. Ahora cuenta con un admirable ídolo que ni siquiera puede moverse del sitio donde lo ponen. 14 Corta cedros, selecciona el ciprés y el roble, planta el fresno en el bosque para que la lluvia lo nutra. 15 Y después de cuidarlo, emplea parte de la madera para hacer un fuego que lo caliente y para cocinar su pan, y después —realmente es así— toma el resto de la madera y se hace un dios, un dios para que los hombres lo adoren. Un ídolo, ¡un ídolo ante el cual postrarse y al cual alabar! 16 Quema parte del árbol para asar su carne, mantenerse caliente, comer y sentirse contento, 17 y con lo que sobra se hace su dios: un ídolo tallado. Se postra ante él, lo adora y le ora. «Líbrame», le dice. «Tú eres mi dios».

18 ¡Qué insensatez e ignorancia! Dios les ha cerrado los ojos para que no puedan ver y les ha cerrado el entendimiento. 19 El hombre aquel no se detiene a pensar o a preguntarse: «¿No es acaso sólo un trozo de madera? Lo usé como leña para calentarme, cocinar mi pan y asar mi carne, ¿cómo ha de ser un dios el pedazo sobrante? ¿He de postrarme ante un trozo de madera?». 20 El pobre necio engañado come cenizas. Confía en lo que jamás podrá darle ayuda alguna y, sin embargo, no logra preguntarse: «¿Será acaso falso esto, este ídolo que tengo en la mano?».

21 Presta atención, Israel, pues siervo mío eres. Yo te hice y no me olvidaré de ayudarte. 22 Yo he borrado tus pecados, se han esfumado como niebla matutina al llegar el mediodía. ¡Oh, regresa a mí, pues yo pagué el precio de tu libertad!

23 ¡Canta, oh cielo, porque el Señor ha hecho esta obra admirable! ¡Clama, oh tierra, prorrumpan en canción montañas y selvas y todo árbol porque el Señor redimió a Jacob y su gloria es Israel!

Jerusalén vuelve a ser habitada

24 El Señor, tu Redentor, quien te hizo, dice: Todas las cosas por mi fueron hechas, sólo yo extendí los cielos. Yo solo hice la tierra y cuanto en ella hay. 25 Yo soy quien pongo al descubierto a los mentirosos falsos profetas haciendo que suceda algo distinto de lo que ellos anuncian. Yo hago que los sabios den consejo contrario del que deben, y los entontezco. 26 Pero lo que mis profetas dicen, eso hago. Si dicen que Jerusalén será librada y las ciudades de Judá volverán a ser habitadas, así será. 27 Cuando les hablo a los ríos diciéndoles: «¡Séquense!» se secan. 28 Cuando respecto a Ciro digo: «Él es a quien he escogido como pastor», indefectiblemente hará él lo que yo diga. Y Jerusalén será reconstruida y restaurado su templo, porque yo lo he dicho.

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