Beginning
Reproches a los que buscan ayuda en Egipto
31 Isaías dijo:
«¡Qué mal les va a ir
a los que van a Egipto
a pedir ayuda!
¡Todos ellos confían
en sus fuerzas militares,
pero no miran ni buscan
al Dios santo de Israel!
2 Pero a Dios no se le engaña;
él sabe causar desgracias,
y cuando promete algo, lo cumple.
Dios destruirá a los malvados
y a quienes les piden ayuda.
3 »Los egipcios no son dioses,
sino simples seres humanos.
Sus caballos son de carne
y no vivirán para siempre.
Dios castigará a los egipcios
y a quienes les piden ayuda.
¡Todos van a desaparecer!»
Dios protege a Jerusalén
4 Dios le dijo a Isaías:
«Yo defenderé a mi pueblo
que vive en Jerusalén,
como se defiende el león
cuando ha matado a una oveja:
no se deja asustar
por los gritos de los pastores.
5 Yo protegeré a Jerusalén
como protege el pájaro a su nido:
¡yo la cuidaré y la salvaré!
Yo soy el Dios todopoderoso,
y les juro que así lo haré».
El pueblo debe arrepentirse
6 Isaías advirtió:
«Israelitas,
ya no sean desobedientes;
¡vuelvan a obedecer a Dios!
7 Ustedes pecaron contra mí
al fabricar ídolos de oro y plata,
pero viene el día
en que dejarán de adorarlos.
8 Ese día, Asiria será derrotada,
pero no por ningún ser humano.
Por causa de la guerra
su gente querrá escapar,
y sus jóvenes guerreros
serán hechos esclavos.
9 Su rey se llenará de miedo
y saldrá corriendo;
también sus capitanes
dejarán abandonada su bandera.
Dios ya tiene preparado
el castigo para sus enemigos
en la ciudad de Jerusalén».
El reino de justicia
32 Isaías continuó diciendo:
«Llegará el momento en que el rey
y los gobernantes de mi pueblo
actuarán con justicia;
2 brindarán protección y refugio
contra los ataques enemigos,
contra los tiempos difíciles,
y contra la corrupción.
3 »Estarán siempre vigilantes
y escucharán con atención;
4 actuarán con prudencia,
y hablarán con la verdad.
5 »Los malvados y tramposos
serán despreciados
6 porque siempre que hablan, ofenden;
hacen planes perversos,
cometen muchos crímenes,
no dan de comer al hambriento
ni dan de beber al sediento,
¡y hasta mienten contra Dios!
7 »Esos tramposos dicen mentiras
y hacen planes malvados;
con sus mentiras perjudican
a los pobres y necesitados
que reclaman justicia.
8 En cambio, la gente honesta
sólo hace lo bueno,
y por eso es confiable».
Mujeres irresponsables
9 Isaías les dijo a las mujeres:
«Ustedes, mujeres irresponsables,
oigan bien lo que les voy a decir.
Escuchen bien mis palabras,
ustedes, que viven tan tranquilas.
10 Ahora todo parece estar bien,
pero dentro de un año
se pondrán a temblar de miedo,
porque no habrá pan ni vino.
11 »Les repito:
Ustedes, mujeres irresponsables,
que viven tan tranquilas,
comiencen a temblar.
Quítense esos vestidos
y pónganse ropas ásperas
en señal de dolor.
12 Recorran con lágrimas en los ojos
los campos llenos de trigo,
los viñedos llenos de uvas,
13 y los hogares de Jerusalén,
que alguna vez fueron felices.
Porque todo mi país
se llenará de espinos y matorrales.
14 »Mi ciudad, antes llena de gente,
quedará abandonada para siempre.
También quedarán abandonados
el palacio y las fortalezas.
En su lugar vivirán contentos
los asnos salvajes,
y podrá pastar el ganado.
Promesas de paz y seguridad
15 »Pero Dios vendrá a visitarnos,
y con su poder creador
convertirá el desierto en tierra fértil,
y la tierra fértil en un bosque hermoso.
16 Entonces habrá justicia
en todos los rincones del país.
17 La justicia traerá para siempre
paz, tranquilidad y confianza.
18 Mi pueblo vivirá
en un lugar tranquilo y seguro.
19 Aun cuando caiga granizo
y los bosques sean dañados,
aun cuando mi ciudad
vuelva a ser humillada,
20 ustedes vivirán felices.
Sus sembrados tendrán mucha agua,
y los burros y los bueyes
tendrán pastos en abundancia».
Confianza en Dios
33 Isaías anunció:
«¡Qué mal te va a ir, Asiria!
¡Tú eres el destructor de mi pueblo!
Cuando acabes de destruirlo,
también tú serás destruido;
cuando acabes de traicionarlo,
también tú serás traicionado».
2 Isaías continuó diciendo:
«Sálvanos, Dios nuestro;
¡ten compasión de nosotros!
Danos fuerzas cada mañana;
¡ayúdanos en momentos difíciles!
3 »Los pueblos huyen
al oír tus amenazas;
las naciones se dispersan
cuando muestras tu poder.
4 Los enemigos de esos pueblos
parecen saltamontes
que se lanzan sobre ellos
y les quitan sus riquezas.
5 »Dios nuestro,
tú eres el Dios soberano
que vive en el cielo.
Has hecho que en Jerusalén
haya honestidad y justicia;
6 nos haces vivir seguros;
tu sabiduría y tus conocimientos
nos han dado la salvación;
¡el obedecerte es nuestro tesoro!
Dios ayuda en el sufrimiento
7 »Nuestros valientes
gritan por las calles;
nuestros mensajeros de paz
lloran amargamente.
8 Los caminos están desiertos,
nadie transita por ellos;
se han roto los pactos,
se rechaza a los testigos,
y no hay respeto por nadie.
9 Todos en el país están tristes;
los bosques del Líbano
se han secado
y han perdido su color.
Todo el valle de Sarón
ha quedado hecho un desierto;
la región de Basán
y el monte Carmelo
han perdido su verdor».
10 Dios dice:
«Ahora mismo voy a actuar
y demostraré mi poder.
11 Todos los planes de Asiria
son pura paja y basura;
pero mi soplo es un fuego
que los quemará por completo.
12 Sus ejércitos arderán
como espinas en el fuego,
y quedarán reducidos a cenizas.
13 Ustedes, los que están lejos,
miren lo que hice;
y ustedes, los que están cerca,
reconozcan mi poder.
14 »En Jerusalén
los pecadores tiemblan,
los malvados se llenan de miedo
y gritan:
“No podremos sobrevivir
al fuego destructor de Dios;
¡ese fuego no se apaga
y no quedaremos con vida!”»
¿Quién se salvará en el juicio de Dios?
15-16 Isaías dijo:
«Sólo vivirá segura
la gente que es honesta
y siempre dice la verdad,
la que no se enriquece
a costa de los demás,
la que no acepta regalos
a cambio de hacer favores,
la que no se presta
a cometer un crimen,
¡la que ni siquiera se fija
en la maldad que otros cometen!
Esa gente tendrá como refugio
una fortaleza hecha de rocas;
siempre tendrá pan,
y jamás le faltará agua».
La gloria futura de Jerusalén
17 Isaías les dijo a los israelitas:
«Ustedes verán a un rey
en todo su esplendor;
verán un país tan grande
que parecerá no tener fronteras.
18 Y cuando se pongan a pensar
en el miedo que sentían, dirán:
“¿Y dónde han quedado
los que nos cobraban los impuestos?
¿Dónde están los contadores
que nos cobraban tanto dinero?”
19 »Ya no volverán a ver
a ese pueblo tan violento,
que hablaba un idioma
tan difícil y enredado
que nadie podía entender.
20 Fíjense en mi templo
y en la ciudad de Jerusalén:
¡allí celebraremos nuestras fiestas!
Será un lugar tan seguro
como una carpa bien plantada,
con estacas bien clavadas
y cuerdas que no se rompen.
21 ¡Allí Dios mostrará su poder!
»Jerusalén tendrá ríos muy anchos,
pero los barcos enemigos
no podrán pasar por allí.
22 Dios es nuestro juez
y nuestro rey.
¡Nuestro Dios nos salvará!
23 »Las naves de Asiria
tienen flojas las cuerdas,
su mástil tambalea
y no sostiene su bandera.
Sus enemigos, y hasta los cojos,
les quitan todas sus riquezas.
24 Pero Dios perdonará los pecados
de los habitantes de Jerusalén.
Ninguno de ellos volverá a decir:
“Siento que me muero”».
Dios juzgará a las naciones
34 Isaías advirtió:
«Pueblos y naciones,
habitantes de toda la tierra:
¡Acérquense y escuchen!
¡Presten atención!
2 Dios está enojado con ustedes
y con todos sus ejércitos.
Dios los ha condenado
a una total destrucción.
3 »Por las montañas correrán
verdaderos ríos de sangre.
Los muertos quedarán abandonados,
y despedirán mal olor.
4 Los planetas dejarán de verse,
el cielo se cerrará,
y las estrellas caerán
como hojas secas en otoño».
Dios castigará al reino de Edom
5 Isaías continuó diciendo:
«Ya se ve en el cielo
la espada de nuestro Dios;
está a punto de castigar
a todo el pueblo de Edom.
¡Dios lo ha condenado a muerte!
6 Habrá una matanza en Bosrá,
la ciudad capital de Edom,
y correrá mucha sangre.
La espada de Dios se empapará
de sangre y de grasa,
como cuando en el altar
se ofrecen corderos y cabras.
7 La gente caerá muerta
como los toros en el matadero.
Su país se empapará de sangre;
¡la tierra se llenará de grasa!
8 Ese día Dios se vengará;
será el año de su venganza
en favor de Jerusalén.
9 »Por los arroyos de Edom
correrá brea[a] en vez de agua;
la tierra se volverá azufre
y arderá como resina caliente,
10 que arde todo el tiempo
y siempre levanta mucho humo.
El país quedará abandonado para siempre,
y nadie volverá a pasar por allí.
11 Dios convertirá ese país
en el más árido desierto.
Allí se refugiarán los búhos;
allí pondrán sus nidos
los cuervos y las lechuzas.
12 »No volverán a tener reyes,
y se quedarán sin jefes.
13 En sus palacios y fortalezas
crecerán cardos y espinos,
y allí buscarán refugio
los chacales y los avestruces.
14 Allí las cabras
se llamarán unas a otras;
se juntarán los chacales
y los gatos monteses.
»Allí encontrará su lugar
el fantasma que espanta de noche;
15 allí anidará la serpiente,
que pondrá sus huevos
y tendrá sus crías;
¡allí se reunirán los buitres,
cada uno con su pareja!
16 »Estudien el libro de Dios;
lean lo que allí dice:
De todos estos animales
no faltará uno solo;
todos tendrán su pareja
porque así Dios lo decidió;
Dios los ha reunido
con un soplo de su aliento.
17 A cada uno de estos animales
le dio su propio territorio,
y allí vivirán para siempre».
Los israelitas volverán a Jerusalén
35 Isaías anunció:
«¡El desierto florecerá
y la tierra seca dará fruto!
2 Todo el mundo se alegrará
porque Dios le dará al desierto
la belleza del monte del Líbano,
la fertilidad del monte Carmelo
y la hermosura del valle de Sarón.
3 »Fortalezcan a los débiles,
den fuerza a los cansados,
4 y digan a los tímidos:
“¡Anímense, no tengan miedo!
Dios vendrá a salvarlos,
y a castigar a sus enemigos”.
5 »Entonces se abrirán
los ojos de los ciegos
y se destaparán
los oídos de los sordos;
6-7 los que no pueden andar
saltarán como venados,
y los que no pueden hablar
gritarán de alegría.
»En medio del árido desierto
brotará agua en abundancia;
en medio de la tierra seca
habrá muchos lagos y manantiales;
crecerán cañas y juncos
donde ahora habitan los chacales,
8 en pleno desierto habrá un sendero
al que llamarán “Camino Sagrado”.
»No pasarán por ese camino
ni los impuros ni los necios;
9 no se acercarán a él
ni los leones ni otras fieras.
Ese camino es para los israelitas,
que han estado prisioneros,
10 pero que Dios va a liberar.
Y ellos entrarán en Jerusalén
cantando con mucha alegría,
y para siempre vivirán felices.
Se acabarán el llanto y el dolor,
y sólo habrá alegría y felicidad».
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