Beginning
9 »Sin embargo,
no durarán para siempre
su angustia y su dolor.»
El reinado del Príncipe de paz
La tierra de Zabulón y Neftalí es una región de Galilea, cerca de donde habitan pueblos que no adoran a nuestro Dios. Esa región se extiende desde el otro lado del río Jordán hasta la orilla del mar. Hace mucho tiempo, Dios humilló a esa región de Galilea, pero después le concedió un gran honor, el cual Isaías anunció así:
2 «Aunque tu gente viva en la oscuridad,
verá una gran luz.
Una luz alumbrará
a los que vivan
en las tinieblas.
3 ¡Dios nuestro,
tú nos has llenado de alegría!
Todos nos alegramos en tu presencia,
como cuando llega la cosecha,
como cuando la gente
se reparte muchas riquezas.
4 Tú nos has liberado
de los que nos esclavizaron.
Tu victoria sobre ellos fue tan grande
como tu victoria sobre el pueblo de Madián.
5 Tú echarás al fuego
las botas de los soldados
y sus ropas manchadas de sangre.
6 »Nos ha nacido un niño,
Dios nos ha dado un hijo:
a ese niño se le ha dado
el poder de gobernar;
y se le darán estos nombres:
Consejero admirable, Dios invencible,
Padre eterno, Príncipe de paz.
7 Él se sentará en el trono de David,
y reinará sobre todo el mundo
y por siempre habrá paz.
»Su reino será invencible,
y para siempre reinarán
la justicia y el derecho.
»Esto lo hará el Dios todopoderoso
por el gran amor que nos tiene.»
El enojo de Dios contra el reino de Israel
8-9 Isaías le dijo al pueblo de Israel:
«Dios le ha advertido a Israel
que lo va a castigar.
Y todo el pueblo,
incluyendo a los habitantes de Samaria,
ha recibido esta advertencia.
»Pero todos dicen con mucho orgullo:
10 “No importa que hayan tirado
los edificios de ladrillo;
nosotros construiremos otros,
y los haremos de piedra.
Han derribado los árboles de sicómoro,
pero nosotros plantaremos cedros”.
11 »Dios ordenó que los atacaran
unos enemigos terribles.
12 Por el este, los atacaron los sirios;
por el oeste, los filisteos.
De un solo bocado
se tragaron a Israel.
A pesar de todo esto,
el enojo de Dios no se ha calmado;
nos sigue amenazando todavía.
13 »El Dios todopoderoso
castigó a su pueblo,
pero éste no se arrepintió,
ni buscó su ayuda.
14-15 Entonces Dios, en un solo día,
eliminó a los líderes y jefes de Israel,
y a sus profetas mentirosos.
16 »Los jefes engañaron a este pueblo,
y confundieron a toda su gente.
17 Por eso Dios no perdonó a sus jóvenes,
ni se compadeció de sus huérfanos
ni de sus viudas.
Porque todo el pueblo fue muy malo
y sólo decía tonterías.
A pesar de todo esto,
el enojo de Dios no se ha calmado;
nos sigue amenazando todavía.
18 »La maldad es como el fuego,
que todo lo devora;
no deja espinos ni matorrales,
ni árboles en el bosque
y el humo sube en grandes columnas.
19 »Dios es el rey del universo,
y cuando se enoja
todo el país queda destruido.
»Nadie se compadece de su hermano;
20 se destruyen unos a otros,
y aun así no quedan satisfechos.
21 Las tribus de Efraín y Manasés
se pelean entre ellos,
y luego los dos juntos atacan a Judá.
A pesar de todo esto,
el enojo de Dios no se ha calmado;
nos sigue amenazando todavía.
Mensaje para los jefes de Israel
10 »¡Qué mal les va a ir a ustedes
los que inventan leyes
insoportables e injustas!
2 ¡Ustedes no protegen a los débiles
ni respetan los derechos de los pobres;
maltratan a las viudas
y les roban a los huérfanos!
3 »¿Qué harán cuando Dios
les pida cuenta de lo que hacen?
¿Qué harán cuando Dios
les mande el castigo que merecen?
¿A quién le pedirán ayuda?
¿Dónde esconderán sus riquezas?
4 »Porque ustedes serán humillados,
llevados presos y asesinados.
A pesar de todo esto,
el enojo de Dios no se calmará;
nos seguirá amenazando todavía.
Dios enviará a los asirios
5 »Dios dice:
“Estoy muy enojado;
por eso usaré al rey de Asiria
para castigar a los que me ofenden.
6 Le ordenaré que ataque
a este pueblo malvado;
que le quite sus riquezas
y lo pisotee como al barro de las calles.
7-8 ”Pero el rey de Asiria
cree que no está bajo mis órdenes;
más bien dice que todos los reyes
siguen sus instrucciones.
Él no piensa más que en destruir
y en arrasar a muchas naciones.
9 ”A este rey no le importó
si se trataba de Carquemis o de Calnó,
de Hamat o de Arpad,
de Samaria o de Damasco;
a todas estas ciudades las destruyó.
10 Por eso dice:
‘He vencido a muchas naciones
con más dioses que Jerusalén y Samaria.
11 Por eso destruiré a Jerusalén
así como destruí a Samaria.’”
12 »Dios hará lo que ha planeado hacer
contra el monte Sión y Jerusalén.
Y una vez que lo haya cumplido,
castigará al rey de Asiria
por su orgullo y su arrogancia.
13 »El rey de Asiria ha dicho:
“Yo soy muy inteligente.
Todo lo hago con sabiduría
y con mis propias fuerzas.
Como un valiente,
he vencido a muchos reyes.
Me he adueñado de sus países
y les he robado sus riquezas.
14 ”He arrasado con toda la tierra.
He dejado sin nada a los pueblos,
como quien roba huevos de un nido;
¡nadie movió un dedo,
nadie protestó!”
15 »Pero Dios dice:
“El rey de Asiria está equivocado,
porque ni el hacha ni la sierra
son más importantes
que el hombre que las maneja.
¡Dónde se ha visto que el bastón
controle al que lo usa!”
16 »Por eso el Dios todopoderoso
mandará una enfermedad;
una alta fiebre dejará sin fuerzas
a ese rey y a todo su ejército.
17 »El Dios único y perfecto
es nuestra luz,
y se convertirá en una llama de fuego;
en un solo día quemará
al ejército de Asiria,
como si fueran espinos y matorrales.
18-19 Dios destruirá por completo
la belleza de sus bosques y sus huertos.
Quedarán tan pocos árboles,
que hasta un niño los podrá contar.
Unos cuantos se volverán a Dios
20 »Cuando llegue ese día,
los pocos israelitas que se hayan salvado
dejarán de confiar en Asiria;
volverán a confiar en Dios,
el Dios santo de Israel.
21 Sólo unos cuantos israelitas
se volverán hacia el Dios de poder.
22 »Aunque ustedes, israelitas,
sean tan numerosos como la arena del mar,
Dios hará justicia,
pues la destrucción ya está decidida;
sólo unos cuantos se salvarán.
23 Así lo ha resuelto el Dios todopoderoso;
su decisión se cumplirá en el país.
La destrucción de Asiria
24 »Por eso, el Dios todopoderoso dice:
“Pueblo mío, que vives en el monte Sión,
no les tengas miedo a los asirios.
Ellos te golpean y maltratan
como antes lo hicieron los egipcios.
25 Pero dentro de poco tiempo
dejaré de estar enojado contigo.
Mi enojo será contra los asirios,
a quienes destruiré por completo.
26 Yo, el Dios todopoderoso,
los voy a castigar;
mostraré mi poder contra Asiria,
como lo mostré contra Egipto;
los destruiré como lo hice con Madián
donde está la roca de Oreb.
27 Entonces, yo, el Dios de Israel,
los libraré de los asirios
y de su terrible dominio”.
28 »El ejército asirio avanza
por el lado de Rimón;
llega hasta Aiat,
pasa por Migrón,
y deja su equipaje en Micmás.
29 Las tropas cruzan el desfiladero,
y pasan la noche en Gueba.
Tiembla de miedo la gente de Ramá,
y se escapa la gente de Guibeá de Saúl.
30 Se escuchan gritos de Bat Galim,
de Laisa, y de Anatot.
31 Se desbanda Madmená,
se esconden los habitantes de Guebim.
32 Hoy mismo los invasores asirios
se detienen en Nob;
dan la señal de atacar el monte Sión,
la ciudad de Jerusalén
33 »¡Miren a los asirios!
¡Son como árboles en un bosque!
El Dios todopoderoso
los derriba con una fuerza terrible;
a los más altos los corta,
y los tira al suelo.
34 ¡Dios derriba de un solo golpe
los árboles más bellos del Líbano!
Un reinado de paz y justicia
11 »Si de un tronco viejo sale un retoño,
también de la familia de David
saldrá un nuevo rey.
2 El espíritu de Dios estará sobre él
y le dará sabiduría,
inteligencia y prudencia.
Será un rey poderoso,
y conocerá y obedecerá a Dios.
3 »No juzgará por las apariencias,
ni se guiará por los rumores,
pues su alegría será obedecer a Dios.
4 Defenderá a los pobres
y hará justicia a los indefensos.
Castigará a los violentos,
y hará morir a los malvados.
Su palabra se convertirá en ley.
5 Siempre hará triunfar la justicia y la verdad.
6 »Cuando llegue ese día,
el lobo y el cordero se llevarán bien,
el tigre y el cabrito descansarán juntos,
el ternero y el león crecerán uno junto al otro
y se dejarán guiar por un niño pequeño.
7 La vaca y la osa serán amigas,
sus crías descansarán juntas,
y el león y el buey comerán pasto juntos.
8 El niño jugará con la serpiente
y meterá la mano en su nido.
9 En la Jerusalén de aquel día
no habrá nadie que haga daño,
porque todos conocerán a Dios,
y ese conocimiento llenará todo el país,
así como el agua llena el mar.
10 »Cuando llegue ese día,
subirá al trono un descendiente de David,
y juntará a todas las naciones.
Su país alcanzará la fama y el poder.
11 »Entonces, Dios hará que vuelva
todo su pueblo dispersado
en los países de:
Asiria,
Egipto,
Patros,
Etiopía,
Elam,
Sinar,
Hamat,
y las islas del mar.
12 »Reunirá a las naciones
y a los refugiados
de Israel y de Judá,
que fueron esparcidos por todo el mundo.
13 »Ya no habrá celos entre Israel y Judá,
ni tampoco serán enemigos.
14 Juntos atacarán a los filisteos
que viven en la costa del Mediterráneo.
Juntos atacarán a los edomitas,
moabitas y amonitas,
que viven al otro lado del río Jordán.
15 Dios secará el Mar de los Juncos.
Enviará un viento caluroso
sobre el río Éufrates,
y lo dividirá en siete arroyos
para que lo puedan cruzar a pie.
16 Así como hubo un camino para Israel
cuando salió de Egipto,
habrá un camino de regreso
para los que hayan quedado en Asiria.»
Canto de gratitud
12 Isaías continuó diciendo:
«Ese día, el pueblo de Israel cantará:
“Te damos gracias, Dios nuestro,
porque aunque estuviste enojado,
ya se te pasó el enojo
y nos has consolado.
2 Confiamos en ti, Dios nuestro,
y no tenemos miedo,
porque tú eres nuestro salvador,
nuestro refugio y nuestra fuerza”.
3 »También ustedes se alegrarán
y gozarán de la salvación de Dios,
4 y entonces dirán:
“Demos gracias,
adoremos a nuestro Dios,
digamos a las naciones
todo lo que él ha hecho.
Que se reconozca
que él es el rey del universo.
5 Cantemos a Dios,
porque él ha hecho algo muy grande,
algo que debe darse a conocer
en toda la tierra.
6 Demos gritos de alegría,
habitantes de Jerusalén,
porque en medio de nosotros
está el Dios único y perfecto,
con toda su grandeza”».
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