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Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
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Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Isaías 1-4

Introducción

Dios le habló al profeta Isaías hijo de Amós, y le dio varios mensajes para todos los israelitas que vivían en el reino de Judá. Esto sucedió durante los reinados de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías.

Dios acusa a su pueblo

2-3 Dios le dijo a Isaías:

«Tengo un pleito
contra los israelitas,
y el cielo y la tierra
son mis testigos.

»El buey y el burro conocen a su dueño
y saben quién les da de comer;
pero a Israel, el pueblo que formé,
le falta inteligencia,
¡se ha rebelado contra mí!

»Todos ellos son pecadores
y están llenos de maldad.
Se alejaron de mí,
que soy el Dios de Israel;
¡me abandonaron por completo!

5-6 »Han sido tan rebeldes,
y los he castigado tanto,
que ya no les queda un lugar sano.
De pies a cabeza
están cubiertos de heridas.
Nadie se las ha curado ni vendado,
ni les ha calmado los dolores con aceite.
¡Se han quedado sin fuerzas!

El país está en ruinas

»Israel está destruido,
sus ciudades arden en llamas;
ante la mirada de sus habitantes
el enemigo se come sus cosechas.
El país ha quedado desierto,
pues un ejército enemigo
lo atacó hasta destruirlo.

»Jerusalén se salvó de la destrucción,
pero se ha quedado abandonada,
tan sola como un guarda
en un campo de melones;
tan sola como una ciudad
rodeada por el enemigo.

»Si yo, el Dios todopoderoso,
no hubiera salvado a unos pocos,
Jerusalén se habría quedado en ruinas,
como sucedió con Sodoma y Gomorra».

Israel no sabe adorar a Dios

10 El profeta Isaías les dijo a los jefes de Israel:

«Ustedes, que son tan malos
como fueron los jefes de Sodoma
y los habitantes de Gomorra,
¡escúchenme bien!
¡Atiendan a lo que Dios les dice!

11 »Dios les advierte:

“¿Por qué me traen tantos animales
para presentarlos en mi altar?
¡Ya estoy harto de esas ofrendas;
me da asco ver tanta sangre
de toros, carneros y cabritos!

12 ”Yo nunca les he pedido
que me traigan esos animales
cuando vienen a adorarme;
sólo vienen para ensuciar mi templo
y burlarse de mí.
¡Váyanse de mi templo!

13-14 ”¡Para mí, esas ofrendas
no tienen ningún valor!
¡Ya no quiero que las traigan!
Y no me ofrezcan incienso
porque ya no lo soporto.
Tampoco soporto sus fiestas
de sábado y luna nueva,
ni reuniones de gente malvada.
Me resultan tan molestas
que ya no las aguanto.

15 ”Ustedes oran mucho,
y al orar levantan las manos,
pero yo no los veo ni los escucho.
¡Han matado a tanta gente
que las manos que levantan
están manchadas de sangre!
16 ¡Dejen ya de pecar!
¡No quiero ver su maldad!
¡Dejen ya de hacer lo malo
17 y aprendan a hacer lo bueno!
Ayuden al maltratado,
traten con justicia al huérfano
y defiendan a la viuda.

18-19 ”Vengan ya, vamos a discutir en serio,
a ver si nos ponemos de acuerdo.
Si ustedes me obedecen, yo los perdonaré.
Sus pecados los han manchado
como con tinta roja;
pero yo los limpiaré.
¡Los dejaré blancos como la nieve!

”Entonces comerán
de lo mejor de la tierra;
20 pero si siguen siendo rebeldes,
morirán en el campo de batalla.
Les juro que así será”».

Dios castigará a los rebeldes

21 Isaías dijo:

«Los habitantes de Jerusalén
eran fieles, honestos y justos,
pero ahora son unos asesinos.
22 Eran como la plata,
pero se han vuelto basura;
eran como el buen vino,
pero se han vuelto vinagre.

23 »Los gobernantes son rebeldes
y amigos de bandidos.
A cambio de dinero y de regalos
declaran culpable al inocente.
Maltratan al huérfano
y niegan ayuda a las viudas.

24-25 »Por eso, el Dios todopoderoso, dice:

“¡Basta ya!
Ustedes son mis enemigos,
y voy a castigarlos.
Borraré todos sus pecados
como quien quema basura,
como quien quita una mancha.

26 ”Haré que los jueces y consejeros
vuelvan a ser honrados y sinceros.
Se volverá a decir que en Jerusalén
se practica la justicia
y que su gente me es fiel.

27 ”A los habitantes de Jerusalén
que vuelvan a obedecerme
los libraré con mi gran poder
de ese terrible castigo.
28 Pero haré pedazos a los rebeldes
y a los que me abandonen.

29 ”Ustedes van a sentir vergüenza
de esos árboles y jardines,
de los que se sienten orgullosos.

30 ”A ustedes los dejaré arruinados,
y serán como árboles sin hojas,
como jardines completamente secos.
31 El más fuerte de ustedes
arderá en llamas como la paja;
¡y de él no quedará
ni el recuerdo de sus obras!”»

El mundo vivirá en paz

Éste es el mensaje que Dios le dio a Isaías hijo de Amós, para el reino de Judá y la ciudad de Jerusalén.

En el futuro,
el monte donde se encuentra
el templo de nuestro Dios
será el monte más importante.
Allí vendrán muchos pueblos
y gente de muchas naciones,
y unos a otros se dirán:

«Subamos al monte de Sión,
al templo del Dios de Israel,
para que él mismo nos enseñe
y obedezcamos sus mandamientos».

Dios mismo será nuestro maestro
desde el monte de Sión,
¡desde la ciudad de Jerusalén!
Dios mismo dictará sentencia
contra naciones y pueblos lejanos,
y ellos convertirán sus espadas
en herramientas de trabajo.
Nunca más nación alguna
volverá a pelear contra otra,
ni se entrenará para la guerra.

¡Vamos, pueblo de Israel,
deja que Dios sea tu guía!

Los muchos pecados de Israel

Isaías dijo:

«¡Dios mío,
tú has abandonado a tu pueblo Israel!

»El país está lleno de adivinos,
que han venido de Asiria y de Babilonia.
Israel practica la brujería,
igual que sus vecinos, los filisteos.

»Israel hace negocios sucios
con gente extranjera.
Por eso se ha llenado de oro y plata;
son muchos sus tesoros.

»Israel se ha convertido
en gran potencia militar,
pues tiene muchos caballos
y numerosos carros de guerra.

»¡Israel está lleno de ídolos!
Todos adoran a dioses
fabricados con sus propias manos.
Esto es una vergüenza
y una terrible desgracia;
¡no los perdones, Dios mío!

Dios castigará a los orgullosos

10 »Israelitas,
escóndanse entre las rocas,
escóndanse en las cuevas,
para que puedan escapar
del poderoso y temible Dios.
11 Los orgullosos bajarán la vista,
y agacharán la cabeza.
Sólo el Dios todopoderoso será adorado,
12 pues ya está cerca el día
en que humillará a esos orgullosos.
13 Cuando llegue ese día,
Dios actuará contra aquellos
que se creen muy importantes;
se creen más grandes y altos
que los cedros del monte Líbano
y que los robles del valle de Basán.
14 Dios actuará contra aquellos
que se creen muy importantes;
se creen más grandes y altos
que las montañas y los cerros,
15 más altos que las torres
y más fuertes que las murallas.
16 Se creen más ricos que un barco
cargado de muchos tesoros.

17-18 »Cuando llegue ese día
serán humillados por completo
los creídos y orgullosos.
Cuando llegue ese día,
Dios acabará con todos los ídolos,
y solamente él será adorado.

Dios castigará a su pueblo

19-21 »Cuando Dios decida castigarlos
escóndanse entre las rocas,
escóndanse en las cuevas,
para que puedan escapar
de Dios y de su terrible poder.
Cuando llegue ese día,
la gente tomará sus falsos dioses,
esos ídolos de oro y plata
que fabricaron con sus propias manos,
y los arrojarán a las ratas y a los murciélagos.

22 »Por eso,
¡dejen de confiar en su propio poder,
porque tarde o temprano
todos van a morir!»

Judá y Jerusalén serán castigadas

Isaías advierte a los habitantes de Judá y Jerusalén:

«¡Fíjense bien!
El Dios todopoderoso
dejará sin pan ni agua
a Jerusalén y al reino de Judá.

2-3 »Dios hará que desaparezcan
el valiente y el guerrero,
el juez y el profeta,
el capitán y el anciano,
el rico y el consejero,
el adivino y el artesano.

»Dios pondrá a niños y muchachos
como jefes y gobernantes.
La vida se volverá tan difícil
que hasta entre amigos se atacarán.
Los jóvenes insultarán a los viejos
y los pobres a los ricos.
Uno le dirá a su hermano:

“Sólo tú puedes gobernar
sobre este montón de ruinas
porque en casa de nuestro padre
al menos tienes ropa que ponerte”.

»Pero el otro le responderá:

“En mi casa no tengo comida
ni ropa que ponerme.
Ni se te ocurra hacerme jefe del pueblo;
¡yo no puedo arreglar este desastre!”

»Jerusalén se derrumba,
el reino de Judá está en ruinas,
porque allí todos ofenden a Dios.

»Todos ellos son culpables;
¡en la cara se les ve!
Nadie esconde sus pecados;
ni siquiera los disimulan.
Se están portando igual
que los habitantes de Sodoma.
Nada bueno les espera;
se están ganando su propio castigo.
10-11 ¡Qué mal le irá al malvado!
¡Dios lo castigará por todo lo que ha hecho!
En cambio, Dios bendecirá al obediente,
y lo recompensará por su buena conducta.

Los malos gobernantes

12 »Los gobernantes engañan a mi pueblo,
y lo llevan por mal camino;
hasta las mujeres y los niños
gobiernan y abusan de la gente.

13 »Dios está por juzgar a su pueblo.
14 Lo llamará a juicio
y les dirá a sus líderes y jefes:

“Ustedes han destruido a mi pueblo querido.
Han robado a los pobres
y han guardado en sus casas
todo lo que se robaron.
15 ¿Con qué derecho abusan de mi pueblo
y maltratan a los pobres?”

»Yo, el Dios todopoderoso,
les juro que así es».

Dios castiga a las mujeres orgullosas

16 Dios les dijo a las mujeres de Jerusalén:

«Mujeres de Jerusalén,
ustedes son tan orgullosas
que andan con la cabeza levantada,
miran a todos con desprecio,
se menean al caminar
y llaman la atención haciendo sonar
los adornos que llevan en los tobillos.
17 Pero yo las dejaré desnudas,
con las cabezas peladas
y llenas de llagas.

18-23 »Mujeres de Jerusalén,
llegará el día en que haré desaparecer
todos los adornos que ustedes usan
en las manos y en los pies,
en la cara y en el cuello,
en el pelo y en las orejas,
en los dedos y en la cintura.
También les quitaré
sus perfumes y sus espejos,
sus mantos y sus bolsos
sus sandalias y sus finos vestidos.

24 »Mujeres de Jerusalén,
hoy andan perfumadas,
mañana olerán mal;
hoy usan cinturón,
mañana usarán una soga;
hoy se visten con ropa fina,
mañana vestirán trapos viejos;
hoy se ven muy hermosas,
mañana estarán llenas de cicatrices;
hoy se peinan con elegancia,
mañana no tendrán nada que peinarse».

25 Dios también dijo:

«Los guerreros de Jerusalén
morirán en el campo de batalla.
26 La gente llorará y se pondrá de luto,
y la ciudad quedará abandonada.
»En aquel día quedarán tan pocos hombres,
que siete mujeres se pelearán por uno de ellos.
Las mujeres les dirán a los hombres:

“Si te casas conmigo
yo me compraré mi propio pan
y también mi propia ropa;
por favor, cásate conmigo
para que no me muera de vergüenza”».

Dios perdonará a Israel

2-3 Dios también dijo:

«No castigaré a todos.
A los que deje con vida,
les permitiré vivir en Jerusalén
y serán llamados:
“Pueblo elegido de Dios”.

»Cuando llegue ese día,
haré que prosperen y vivan bien.
Mi pueblo se pondrá orgulloso
de los frutos que su tierra le dará.

»Cuando yo dicte sentencia
y castigue a mi pueblo,
perdonaré a los habitantes de Jerusalén
de los crímenes que han cometido.
5-6 Entonces protegeré a mi pueblo
con una nube durante el día
y una llama de fuego durante la noche.
Así, durante el día,
los protegeré del calor,
de la lluvia y de la tempestad».