Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

Beginning

Read the Bible from start to finish, from Genesis to Revelation.
Duration: 365 days
Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)
Version
2 Crónicas 28-31

Acaz, rey de Judá(A)

28 Acaz tenía veinte años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén dieciséis años. Pero, a diferencia de su antepasado David, Acaz no hizo lo que agrada al Señor. Al contrario, siguió el mal ejemplo de los reyes de Israel, y también hizo imágenes fundidas de los baales. Así mismo, quemó incienso en el valle de Ben Hinón y sacrificó en el fuego a sus hijos, según las repugnantes ceremonias de las naciones que el Señor había expulsado al paso de los israelitas. También ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los santuarios paganos, en las colinas y bajo todo árbol frondoso.

Por eso el Señor su Dios lo entregó al poder del rey de Siria. Los sirios lo derrotaron, y capturaron una gran cantidad de prisioneros que se llevaron a Damasco.

Acaz también cayó en poder del rey de Israel, quien le infligió una gran derrota. En un solo día, Pécaj hijo de Remalías mató en Judá a ciento veinte mil hombres, todos ellos soldados valientes, porque los habitantes de Judá habían abandonado al Señor, Dios de sus antepasados. Zicrí, un guerrero de Efraín, mató a Maseías, hijo del rey, a Azricán, oficial encargado del palacio, y a Elcaná, que era el oficial más importante después del rey. De entre sus hermanos de Judá, los israelitas capturaron a doscientas mil personas, incluyendo a mujeres, niños y niñas. Además, se apoderaron de un enorme botín, que se llevaron a Samaria.

Había allí un hombre llamado Oded, que era profeta del Señor. Cuando el ejército regresaba a Samaria, este profeta salió a su encuentro y les dijo:

―El Señor, Dios de vuestros antepasados, entregó a los de Judá en vuestras manos, porque estaba enojado con ellos. Pero vosotros los matasteis con tal furia que repercutió en el cielo. 10 Y, por si fuera poco, ¡ahora pretendéis convertir a los habitantes de Judá y de Jerusalén en vuestros esclavos! ¿Acaso no sois también vosotros culpables de haber pecado contra el Señor vuestro Dios? 11 Por tanto, hacedme caso: dejad libres a los prisioneros. ¿Acaso no son vuestros propios hermanos? ¡La ira del Señor se ha encendido contra vosotros!

12 Entonces Azarías hijo de Johanán, Berequías hijo de Mesilemot, Ezequías hijo de Salún y Amasá hijo de Hadlay, que eran jefes de los efraimitas, se enfrentaron a los que regresaban de la guerra 13 y les dijeron:

―No traigáis aquí a los prisioneros, porque eso nos haría culpables ante el Señor. ¿Acaso pretendéis aumentar nuestros pecados y nuestras faltas? ¡Ya es muy grande nuestra culpa, y la ira del Señor se ha encendido contra Israel!

14 Así que los soldados dejaron libres a los prisioneros, y pusieron el botín a los pies de los jefes y de toda la asamblea. 15 Algunos fueron nombrados para que se hicieran cargo de los prisioneros, y con la ropa y el calzado del botín vistieron a todos los que estaban desnudos. Luego les dieron de comer y de beber, y les untaron aceite. Finalmente, a los que estaban débiles los montaron en asnos y los llevaron a Jericó, la ciudad de las palmeras, para reunirlos con sus hermanos. Después, aquellos hombres volvieron a Samaria.

16 En aquel tiempo, el rey Acaz solicitó la ayuda de los reyes de Asiria, 17 porque los edomitas habían atacado nuevamente a Judá y se habían llevado algunos prisioneros. 18 Por su parte, los filisteos saquearon las ciudades de Judá que estaban en la llanura y en el Néguev, se apoderaron de Bet Semes, Ayalón, Guederot, Soco, Timná y Guimzó, junto con sus respectivas aldeas, y se establecieron en ellas. 19 Así fue como el Señor humilló a Judá, por culpa de Acaz su rey,[a] quien permitió el desenfreno en Judá y se rebeló totalmente contra el Señor.

20 Tiglat Piléser, rey de Asiria, en vez de apoyar a Acaz, marchó contra él y empeoró su situación. 21 Entonces Acaz le entregó al rey de Asiria todo lo que había de valor en el templo del Señor, en el palacio real y en las casas de sus oficiales; pero eso de nada le sirvió. 22 Y, a pesar de encontrarse tan presionado, el rey Acaz se empecinó en su rebelión contra el Señor. 23 Incluso ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que lo habían derrotado, pues pensó: «Como los dioses de Siria ayudan a sus reyes, también me ayudarán a mí si les ofrezco sacrificios». Pero esos dioses fueron su ruina y la de todo Israel. 24 Acaz también juntó y despedazó los utensilios del templo del Señor, cerró sus puertas e hizo construir altares en cada esquina de Jerusalén. 25 Y en todas las ciudades de Judá hizo construir santuarios paganos para quemar incienso a otros dioses, ofendiendo así al Señor, Dios de sus antepasados.

26 Los demás acontecimientos de su reinado, desde el primero hasta el último, lo mismo que su conducta, están escritos en el libro de los reyes de Judá y de Israel. 27 Acaz murió y fue sepultado en la ciudad de Jerusalén, pero no en el panteón de los reyes de Israel. Su hijo Ezequías le sucedió en el trono.

Ezequías, rey de Judá(B)

29 Ezequías tenía veinticinco años cuando ascendió al trono, y reinó en Jerusalén veintinueve años. Su madre era Abías hija de Zacarías. Ezequías hizo lo que agrada al Señor, pues en todo siguió el buen ejemplo de su antepasado David.

En el mes primero del primer año de su reinado, Ezequías mandó que se abrieran las puertas del templo del Señor, y las reparó. En la plaza oriental convocó a los sacerdotes y a los levitas, y les dijo:

«¡Levitas, escuchadme! Purificaos vosotros, y purificad también el templo del Señor, Dios de vuestros antepasados, y sacad las cosas profanas que hay en el santuario. Es un hecho que nuestros antepasados se rebelaron e hicieron lo que ofende al Señor nuestro Dios, y que lo abandonaron. Es también un hecho que le dieron la espalda al Señor, y que despreciaron el lugar donde él habita. Así mismo, cerraron las puertas del atrio, apagaron las lámparas, y dejaron de quemar incienso y de ofrecer holocaustos en el santuario al Dios de Israel.

»¡Por eso la ira del Señor cayó sobre Judá y Jerusalén y los convirtió en objeto de horror, de desolación y de burla, tal como vosotros podéis ver ahora con vuestros propios ojos! ¡Por eso nuestros antepasados murieron a filo de espada, y nuestros hijos, nuestras hijas y nuestras mujeres fueron llevados al cautiverio!

10 »Yo me propongo ahora hacer un pacto con el Señor, Dios de Israel, para que retire de nosotros su ardiente ira. 11 Así que, hijos míos, no seáis negligentes, pues el Señor os ha escogido a vosotros para que estéis en su presencia, y le sirváis, y seáis sus ministros y le queméis incienso».

12 Estos son los levitas que se dispusieron a trabajar:

De los descendientes de Coat:

Mahat hijo de Amasay y Joel hijo de Azarías.

De los descendientes de Merari:

Quis hijo de Abdí y Azarías hijo de Yalelel.

De los descendientes de Guersón:

Joa hijo de Zimá y Edén hijo de Joa.

13 De los descendientes de Elizafán:

Simri y Jeyel.

De los descendientes de Asaf:

Zacarías y Matanías.

14 De los descendientes de Hemán:

Jehiel y Simí.

De los descendientes de Jedutún:

Semaías y Uziel.

15 Estos reunieron a sus parientes, se purificaron y entraron en el templo del Señor para purificarlo, cumpliendo así la orden del rey, según las palabras del Señor. 16 Después los sacerdotes entraron en el interior del templo del Señor para purificarlo. Sacaron al atrio del templo todos los objetos paganos[b] que encontraron allí, y los levitas los recogieron y los arrojaron al arroyo de Cedrón. 17 Comenzaron a purificar el templo el primer día del mes primero, y al octavo día ya habían llegado al pórtico del templo. Para completar la purificación emplearon otros ocho días, de modo que terminaron el día dieciséis del mes primero.

18 Más tarde, se presentaron ante el rey Ezequías y le dijeron: «Ya hemos purificado el templo del Señor, el altar de los holocaustos con sus utensilios, y la mesa para el pan de la Presencia con sus utensilios. 19 Además, hemos reparado y purificado todos los utensilios que, en su rebeldía, el rey Acaz profanó durante su reinado, y los hemos puesto ante el altar del Señor».

20 El rey Ezequías se levantó muy de mañana, reunió a los jefes de la ciudad y se fue con ellos al templo del Señor. 21 Llevaron siete bueyes, siete carneros y siete corderos; además, como ofrenda por el pecado del reino, del santuario y de Judá, llevaron siete machos cabríos. El rey ordenó a los sacerdotes descendientes de Aarón que los ofrecieran en holocausto sobre el altar del Señor. 22 Los sacerdotes mataron los toros, recogieron la sangre y la rociaron sobre el altar; luego mataron los carneros y rociaron la sangre sobre el altar; después mataron los corderos y rociaron la sangre sobre el altar. 23 Finalmente, a los machos cabríos de la ofrenda por el pecado los llevaron y los colocaron delante del rey y de la asamblea para que pusieran las manos sobre ellos; 24 luego los mataron y rociaron la sangre sobre el altar como una ofrenda por el pecado de todo Israel, pues el rey había ordenado que el holocausto y el sacrificio por el pecado se ofrecieran por todo Israel.

25 Ezequías instaló también a los levitas en el templo del Señor, con música de címbalos, arpas y liras, tal como lo habían ordenado David, Natán el profeta y Gad, el vidente del rey. Este mandato lo dio el Señor por medio de sus profetas.

26 Los levitas estaban de pie con los instrumentos musicales de David, y los sacerdotes, con las trompetas. 27 Entonces Ezequías ordenó que se ofreciera el holocausto sobre el altar. En cuanto comenzó el holocausto, comenzaron también los cantos al Señor y el toque de trompetas, acompañados de los instrumentos musicales de David, rey de Israel. 28 Toda la asamblea permaneció postrada hasta que terminó el holocausto, mientras los cantores entonaban los cantos y los trompetistas hacían resonar sus instrumentos.

29 Cuando terminaron de ofrecer el holocausto, el rey y todos los que estaban con él se postraron para adorar al Señor. 30 El rey Ezequías y los jefes les ordenaron a los levitas que cantaran al Señor las alabanzas que David y Asaf el vidente habían compuesto. Los levitas lo hicieron con alegría, y se postraron en adoración.

31 Luego Ezequías dijo: «Ahora que os habéis consagrado al Señor, acercaos y presentadle en su templo los sacrificios y las ofrendas de acción de gracias». 32 Así que la asamblea llevó setenta bueyes, cien carneros y doscientos corderos, para ofrecerlos en holocausto al Señor. 33 También se consagraron seiscientos bueyes y tres mil ovejas. 34 Pero, como los sacerdotes eran pocos y no podían desollar tantos animales, sus parientes levitas tuvieron que ayudarlos para terminar el trabajo, a fin de que los otros sacerdotes pudieran purificarse, pues los levitas habían sido más diligentes en purificarse que los sacerdotes. 35 Se ofrecieron muchos holocaustos, además de la grasa de los sacrificios de comunión y de las libaciones para cada holocausto.

Así fue como se restableció el culto en el templo del Señor. 36 Y Ezequías y todo el pueblo se regocijaron de que Dios hubiera preparado al pueblo para hacerlo todo con rapidez.

Celebración de la Pascua

30 Ezequías escribió cartas a todo Israel y Judá, incluyendo a las tribus de Efraín y Manasés, y se las envió, para que acudieran al templo del Señor en Jerusalén a celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel. El rey, los jefes y toda la asamblea habían decidido celebrar la Pascua en el mes segundo. No pudieron hacerlo en la fecha correspondiente porque muchos de los sacerdotes aún no se habían purificado, y el pueblo no se había reunido en Jerusalén. Como la propuesta les agradó al rey y a la asamblea, acordaron pregonar por todo Israel, desde Dan hasta Berseba, que todos debían acudir a Jerusalén para celebrar la Pascua del Señor, Dios de Israel, pues muchos no la celebraban como está prescrito.

Los mensajeros salieron por todo Israel y Judá con las cartas del rey y de sus oficiales, y de acuerdo con la orden del rey iban proclamando:

«Israelitas, volveos al Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, para que él se vuelva al remanente de vosotros, que escapó del poder de los reyes de Asiria. No seáis como vuestros antepasados, ni como vuestros hermanos, que se rebelaron contra el Señor, Dios de vuestros antepasados. Por eso él los convirtió en objeto de burla, como ahora lo podéis ver. No seáis tercos, como vuestros antepasados. Someteos al Señor, y entrad en su santuario, que él consagró para siempre. Servid al Señor vuestro Dios, para que él retire su ardiente ira. Si os volvéis al Señor, vuestros hermanos y vuestros hijos serán tratados con benevolencia por aquellos que los tienen cautivos, y podrán regresar a esta tierra. El Señor vuestro Dios es compasivo y misericordioso. Si os volvéis a él, jamás os abandonará».

10 Los mensajeros recorrieron toda la región de Efraín y Manasés de ciudad en ciudad, hasta llegar a la región de Zabulón, pero todos se reían y se burlaban de ellos. 11 No obstante, algunos de las tribus de Aser, Manasés y Zabulón se humillaron y fueron a Jerusalén. 12 También los habitantes de Judá, movidos por Dios, cumplieron unánimes la orden del rey y de los jefes, conforme a la palabra del Señor.

13 En el mes segundo, una inmensa muchedumbre se reunió en Jerusalén para celebrar la fiesta de los Panes sin levadura. 14 Quitaron los altares que había en Jerusalén y los altares donde se quemaba incienso, y los arrojaron al arroyo de Cedrón.

15 El día catorce del mes segundo celebraron[c] la Pascua. Los sacerdotes y los levitas, compungidos, se purificaron y llevaron holocaustos al templo del Señor, 16 después de lo cual ocuparon sus respectivos puestos, conforme a la ley de Moisés, hombre de Dios. Los levitas entregaban la sangre a los sacerdotes, y estos la rociaban. 17 Como muchos de la asamblea no se habían purificado, para consagrarlos al Señor los levitas tuvieron que matar por ellos los corderos de la Pascua. 18 En efecto, mucha gente de Efraín, de Manasés, de Isacar y de Zabulón participó de la comida pascual sin haberse purificado, con lo que transgredieron lo prescrito. Pero Ezequías oró así a favor de ellos: «Perdona, buen Señor, 19 a todo el que se ha empeñado de todo corazón en buscarte a ti, Señor, Dios de sus antepasados, aunque no se haya purificado según las normas de santidad». 20 Y el Señor escuchó a Ezequías y perdonó[d] al pueblo.

21 Los israelitas que se encontraban en Jerusalén celebraron con mucho gozo, y durante siete días, la fiesta de los Panes sin levadura. Los levitas y los sacerdotes alababan al Señor todos los días, y le entonaban cantos al son de sus instrumentos musicales.[e] 22 Y Ezequías felicitó a los levitas que habían tenido una buena disposición para servir al Señor.

Durante siete días celebraron la fiesta y participaron de la comida pascual, ofreciendo sacrificios de comunión y alabando al Señor, Dios de sus antepasados. 23 Pero toda la asamblea acordó prolongar la fiesta siete días más, y llenos de gozo celebraron esos siete días. 24 Ezequías, rey de Judá, le obsequió a la asamblea mil bueyes y siete mil ovejas, y también los jefes regalaron mil bueyes y diez mil ovejas. Y muchos más sacerdotes se purificaron. 25 Toda la asamblea de Judá estaba alegre, lo mismo que todos los sacerdotes, levitas y extranjeros que habían llegado de Israel, así como los que vivían en Judá. 26 Desde la época de Salomón hijo de David, rey de Israel, no se había celebrado en Jerusalén una fiesta tan alegre. 27 Después los sacerdotes y los levitas se pusieron de pie y bendijeron al pueblo, y el Señor los escuchó; su oración llegó hasta el cielo, el santo lugar donde Dios habita.

31 Cuando terminó la fiesta, todos los israelitas que estaban allí recorrieron las ciudades de Judá para derribar las piedras sagradas y las imágenes de la diosa Aserá. También derribaron por completo los altares y los santuarios paganos que había en los territorios de Judá, Benjamín, Efraín y Manasés. Después de eso, todos ellos regresaron a sus ciudades, cada uno a su propiedad.

Reorganización del culto(C)

Ezequías les asignó turnos a los sacerdotes y levitas, para que cada uno sirviera según su oficio, y así ofreciera los holocaustos y los sacrificios de comunión, oficiara en el culto, cantara las alabanzas al Señor o sirviera en las puertas del templo[f] del Señor. El rey destinó parte de sus bienes para los holocaustos matutinos y vespertinos, y para los holocaustos de los sábados, de luna nueva y de las fiestas solemnes, como está escrito en la ley del Señor. También ordenó que los habitantes de Jerusalén entregaran a los sacerdotes y a los levitas la parte que les correspondía, para que pudieran dedicarse a la ley del Señor. Tan pronto como se dio la orden, los israelitas entregaron en abundancia las primicias del trigo, del vino, del aceite, de la miel y de todos los productos del campo. También dieron en abundancia el diezmo de todo. De igual manera, los habitantes de Israel y los que vivían en las ciudades de Judá entregaron el diezmo de bueyes y ovejas, y de todas aquellas cosas que eran consagradas al Señor su Dios, y todo lo colocaron en montones. Comenzaron a formar los montones en el mes tercero, y terminaron en el séptimo. Cuando Ezequías y sus oficiales fueron y vieron los montones, bendijeron al Señor y a su pueblo Israel.

Entonces Ezequías pidió a los sacerdotes y a los levitas que le informaran acerca de esos montones, 10 y el sumo sacerdote Azarías, descendiente de Sadoc, le contestó: «Desde que el pueblo comenzó a traer sus ofrendas al templo del Señor, hemos tenido suficiente comida y nos ha sobrado mucho, porque el Señor ha bendecido a su pueblo. En esos montones está lo que ha sobrado».

11 Ezequías ordenó entonces que prepararan unos depósitos en el templo del Señor, y así lo hicieron. 12 Y todos llevaron fielmente las ofrendas, los diezmos y los dones consagrados. El encargado de administrar todo esto era el levita Conanías, y su hermano Simí le ayudaba. 13 El rey Ezequías y Azarías, que administraba el templo de Dios, nombraron como inspectores a Jehiel, Azazías, Najat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaías, y los pusieron bajo las órdenes de Conanías y su hermano Simí. 14 El levita Coré hijo de Imná, guardián de la puerta oriental, estaba encargado de las ofrendas voluntarias que se hacían a Dios, y de distribuir las ofrendas del Señor y los dones consagrados. 15 Bajo sus órdenes estaban Edén, Minjamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías. Estos se hallaban en las ciudades de los sacerdotes y, según sus turnos, distribuían fielmente las ofrendas entre sus compañeros, grandes y pequeños. 16 Se distribuían entre los varones de tres años para arriba que estuvieran inscritos en el registro genealógico y que prestaran diariamente sus servicios en el templo del Señor, según sus respectivos turnos y oficios. 17 A los sacerdotes se les registraba de acuerdo con sus familias patriarcales, y a los levitas mayores de veinte años, de acuerdo con sus oficios y turnos. 18 En el registro se incluían los niños pequeños, las mujeres, los hijos y las hijas, es decir, todo el grupo, ya que se mantenían fielmente consagrados. 19 Además, en todas las ciudades había personas encargadas de repartir las porciones entre los sacerdotes descendientes de Aarón, y entre los levitas que estaban inscritos en el registro y que vivían en las aldeas de sus ciudades.

20 Eso mismo hizo Ezequías en todo Judá, actuando con bondad, rectitud y fidelidad ante el Señor su Dios. 21 Todo lo que emprendió para el servicio del templo de Dios, lo hizo de todo corazón, de acuerdo con la ley y el mandamiento de buscar a Dios, y tuvo éxito.

Nueva Versión Internacional (Castilian) (CST)

Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® (Castellano) © 1999, 2005, 2017 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.