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Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
1 Crónicas 22-24

22 Así fue como David decidió que allí se construiría el templo de Dios, y el altar para que Israel presentara las ofrendas quemadas.

Preparativos para construir el templo

2-5 Antes de morir, David dejó todo listo para construir el templo, pues pensó: «Mi hijo Salomón es todavía muy joven y no tiene experiencia; el templo de Dios deberá ser el más grandioso. Su fama y gloria serán conocidas en todo el mundo, así que le dejaré todo listo para que lo construya».

Entonces David ordenó que se reunieran todos los extranjeros que vivían en Israel, y les encargó que cortaran piedras para construir con ellas el templo de Dios. También juntó muchísimo hierro para los clavos y las bisagras de los portones; además reunió tanto bronce que no se pudo pesar. Y como la gente de Sidón y de Tiro le habían traído mucha madera de cedro, David guardó una cantidad tan grande de madera que no se pudo saber cuánta era.

La responsabilidad de Salomón

Después de esto, le encargó a su hijo Salomón que construyera el templo del Dios de Israel, y le dijo:

«Hijo mío, yo quería construir un templo para honrar a mi Dios. Pero él no me lo permitió, porque he participado en muchas batallas y he matado a mucha gente.

»Sin embargo, Dios me prometió que tendría un hijo amante de la paz, y que no tendría problemas con sus enemigos, sino que durante todo su reinado Israel viviría en paz y tranquilidad. Por eso tu nombre es Salomón.[a]

10 »Dios me dijo que a ti sí te permitiría construir el templo. Él será como un padre para ti, y te tratará como a un hijo; hará que tu reino en Israel sea firme y permanezca para siempre.

11 »Por eso, hijo mío, mi mayor deseo es que Dios te ayude y que cumpla su promesa para que puedas construirle el templo. 12-13 Que Dios te dé inteligencia y sabiduría, para que cuando seas el rey de Israel obedezcas la ley que Dios dio a su pueblo por medio de Moisés.

»Si obedeces a Dios, tendrás éxito en todo lo que hagas. ¡Sólo te pido que seas muy fuerte y muy valiente! ¡No te desanimes ni tengas miedo!

14 »Mira, con muchos sacrificios he podido juntar esto para el templo de Dios: tres mil trescientas toneladas de oro, treinta y tres mil toneladas de plata, y una cantidad tan grande de bronce y de hierro que ni siquiera se puede pesar. Además, tenemos muchísima madera y piedra. A todo esto, tú debes añadir aún más.

15-16 »También he puesto a tu servicio una gran cantidad de obreros, albañiles, carpinteros y gente que sabe cortar piedras; además te ayudarán muchísimos obreros expertos en todo tipo de trabajos en oro, plata, hierro y bronce. Así que, ¡adelante, y que Dios te ayude!»

La responsabilidad de los jefes de Israel

17 Después de esto, David les ordenó a todos los jefes de Israel que ayudaran a su hijo Salomón. 18 Les dijo:

«Dios los ha ayudado y les ha permitido vivir en paz en todo el país; él me ha permitido tener bajo mi dominio a todos los habitantes de este país, y ahora ellos están bajo el dominio de Dios y de su pueblo. 19 Por tanto, hagan una firme promesa a Dios, y constrúyanle un templo. Así podremos trasladar el cofre del pacto y los utensilios sagrados al templo que haremos para honrar su nombre».

Los ayudantes de los sacerdotes

23 Cuando David ya era un anciano, eligió a su hijo Salomón para que fuera rey de Israel.

2-32 David le había dicho al pueblo: «El Dios de Israel le ha dado tranquilidad a su pueblo y ha decidido vivir para siempre en Jerusalén. Los ayudantes de los sacerdotes ya no necesitan transportar la carpa de Dios ni los utensilios que se usan en el culto».

Por eso, David reunió a todos los jefes de Israel, a los sacerdotes y a sus ayudantes, y les dio a conocer sus últimas decisiones con respecto a estos ayudantes. Ellos quedarían bajo las órdenes de los sacerdotes, que eran descendientes de Aarón, y los ayudarían en el trabajo del templo.

David también decidió contar a todos los ayudantes mayores de treinta años, para organizarlos y repartirles los trabajos del templo. En total se contaron treinta y ocho mil ayudantes, y su trabajo fue distribuido de la siguiente manera: Veinticuatro mil para dirigir el trabajo en el templo; seis mil serían asistentes y jueces; cuatro mil vigilarían las entradas del templo, y cuatro mil serían cantores y músicos encargados de la alabanza a Dios con instrumentos musicales que David había hecho. Todos estos ayudantes eran descendientes de Leví.

Luego, David hizo una lista de los descendientes de Leví que eran mayores de veinte años y jefes de sus grupos familiares, y los dividió en tres, según los hijos que tuvo Leví: Guersón, Quehat y Merarí.

Los guersonitas

Guersón tuvo dos hijos:

Ladán,

Simí.

Ladán tuvo tres hijos, y fueron jefes de sus grupos familiares:

Jehiel,

Zetam,

Joel.

Simí tuvo siete hijos:

Selomit,

Haziel,

Harán,

Jáhat,

Ziza,

Jeús,

Beriá.

Como los dos menores, Jeús y Beriá, no tuvieron muchos hijos, fueron contados y registrados como si fueran una familia.

Los quehatitas

Quehat tuvo cuatro hijos:

Amram,

Ishar,

Hebrón,

Uziel.

Amram tuvo dos hijos:

Aarón,

Moisés.

Aarón y sus descendientes fueron elegidos por Dios para que siempre presentaran ante él las ofrendas más sagradas, quemaran el incienso, y sirvieran y bendijeran al pueblo en el nombre de Dios.

Moisés y sus descendientes fueron contados como parte de la tribu de Leví. Moisés tuvo dos hijos:

Guersón,

Eliézer.

El hijo mayor de Guersón fue Sebuel.

Eliézer sólo tuvo un hijo llamado Rehabías, quien tuvo muchos hijos.

El hijo mayor de Ishar fue Selomit.

Hebrón tuvo cuatro hijos; sus nombres, del mayor al menor, fueron:

Jerías,

Amarías,

Jahaziel,

Jecamán.

Uziel tuvo dos hijos; sus nombres del mayor al menor, fueron:

Micaías,

Isías.

Los meraritas

Merarí tuvo dos hijos:

Mahli,

Musí.

Mahli tuvo dos hijos:

Eleazar,

Quis.

Eleazar nunca tuvo hijos varones, y las hijas que tuvo se casaron con sus primos, los hijos de Quis.

Musí tuvo tres hijos:

Mahli,

Éder,

Jeremot.

Nuevo trabajo de los ayudantes

Así fue como quedaron inscritos todos estos ayudantes, quienes quedaron a las órdenes de los sacerdotes para ayudarlos en el templo de Dios. De acuerdo al turno y la tarea que les había tocado, los distintos grupos de ayudantes cumplían con estos trabajos:

Cuidar y limpiar los patios del templo, los cuartos y todos los utensilios sagrados.

Ayudar en cualquiera de los cultos que se hacían en el templo.

Tener listo todo lo que se usaba en las ofrendas: el pan santo, la harina, las hojuelas de pan sin levadura, las ofrendas cocidas, la masa y los instrumentos que se usaban para pesar y medir.

Estar presentes en el templo, por la mañana y por la tarde, para dar gracias y alabar a Dios.

Ayudar a los sacerdotes siempre que se presentaban las ofrendas quemadas en honor de Dios, es decir, los sábados, los días de luna nueva y los de fiesta.

El trabajo de los sacerdotes

24 Aarón tuvo cuatro hijos:

Nadab,

Abihú,

Eleazar,

Itamar.

Aarón y sus descendientes fueron los encargados de todos los trabajos sacerdotales. Pero como Nadab y Abihú murieron antes que su padre, y no tuvieron hijos, Eleazar e Itamar se hicieron cargo del trabajo sacerdotal.

3-6 Después de hacer un sorteo, David, Sadoc y Ahimélec les asignaron turnos a los sacerdotes para que prestaran sus servicios. Lo hicieron así porque tanto entre los descendientes de Eleazar como entre los de Itamar había sacerdotes muy importantes dedicados al servicio del templo.

Uno de los ayudantes de los sacerdotes, llamado Semaías hijo de Natanael, fue el encargado de anotar todos los nombres en una lista oficial; el rey, los jefes, los sacerdotes Sadoc y Ahimélec, y los jefes de los grupos sacerdotales y de los grupos de ayudantes, fueron testigos de cómo se escribió esta lista.

Como había más sacerdotes descendientes de Eleazar que de Itamar, se asignaron más turnos a los jefes de Eleazar. A los de Itamar se les asignaron ocho turnos, y a los de Eleazar, dieciséis. 7-18 Según el sorteo que se hizo, éste es el orden:

Joiarib,

Jedaías,

Harim,

Seorim,

Malquías,

Mijamín,

Cos,

Abías,

Jesús,

Secanías,

Eliasib,

Jaquim,

Hupá,

Jesebab,

Bilgá,

Imer,

Hezir,

Pisés,

Petahías,

Hezequiel,

Jaquín,

Gamul,

Delaías,

Maazías.

19 De acuerdo a este orden, estos sacerdotes se fueron turnando para servir en el templo, tal como lo había ordenado el Dios de Israel por medio de Aarón.

Otra lista de ayudantes

20-31 Hubo otros ayudantes que también fueron asignados por sorteo para servir en el templo. Y tanto los sacerdotes como estos ayudantes fueron tratados de igual manera. También en este caso el rey David, Sadoc, Ahimélec y los jefes de los grupos familiares de los sacerdotes y de los descendientes de Leví, fueron testigos de cómo se hizo el sorteo.

Ésta es la lista de sus nombres y del grupo al que pertenecían:

Subael, descendiente de Amram;

Jehedías, descendiente de Subael;

Isías, descendiente de Rehabías. Isías era el principal de ellos.

Selomot, descendiente de Ishar;

Jáhat, descendiente de Selomot;

Jerías,

Amarías,

Jahaziel,

Jecamán; los cuatro anteriores eran descendientes de Hebrón;

Micaías, descendiente de Uziel;

Samir, descendiente de Micaías;

Isías, hermano de Micaías;

Zacarías, descendiente de Isías;

Mahli,

Musí, descendientes de Merarí;

Sóham,

Zacur,

Ibrí, descendientes de Jaazías, hijo de Merarí;

Eleazar, descendiente de Mahli, hijo de Merarí. Eleazar no tuvo hijos.

Jerahmeel, descendiente de Quis, hijo de Merarí;

Mahli,

Éder,

Jerimot, descendientes de Musí.