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Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
1 Crónicas 15-17

David lleva el cofre a Jerusalén

15 David hizo construir para él varias casas en Jerusalén, en el sector conocido como la «Ciudad de David». Además, hizo levantar una carpa para que sirviera de residencia al cofre de Dios, y dijo: «Sólo los levitas podrán cargar el cofre de Dios, porque a ellos eligió el Señor para tal fin, y para que estén siempre a su servicio».

Entonces David convocó a todo Israel a venir a Jerusalén para celebrar el acontecimiento del traslado del cofre del Señor a su nueva residencia. 4-10 A continuación se anotan los sacerdotes y levitas que asistieron:

120 del clan de Coat, con Uriel como su jefe.

220 del clan de Merari, con Asías como su jefe.

130 de los descendientes de Guersón, con Joel como su jefe.

200 de la familia de Elizafán, con Semaías como su jefe.

80 de la familia de Hebrón, con Eliel como su jefe.

112 de la familia de Uziel, con Aminadab como su jefe.

11 Entonces David llamó a Sadoc y a Abiatar, que eran los sumos sacerdotes, y a los dirigentes levitas: Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12 y les dijo: «Ustedes son las cabezas de las familias de los levitas. Ahora, pues, santifíquense, junto con todos sus hermanos, para que puedan traer el cofre del Señor, el Dios de Israel, al lugar que he preparado. 13 Antes el Señor nos destruyó porque manejábamos los asuntos suyos en forma impropia, por cuanto no eran ustedes quienes la conducían».

14 Los sacerdotes y los levitas realizaron, pues, las ceremonias de consagración para prepararse y trasladar a su hogar el cofre del Señor, el Dios de Israel. 15 Entonces los levitas llevaron el cofre con las barras sobre sus hombros, tal como el Señor lo había ordenado por medio de Moisés.

16 El rey David había ordenado también a los principales de los levitas, que de entre sus parientes, nombraran a algunos para que entonaran cantos alegres, acompañados de arpas, liras y címbalos. 17 Hemán hijo de Joel, Asaf hijo de Berequías, y Etán hijo de Cusaías, del clan de Merari, fueron los escogidos. 18 Además, nombraron a otros de sus parientes, que trabajaban como ayudantes en el templo del Señor. Fueron: Zacarías hijo Jaziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Benaías, Maseías, Matatías, Elifeleu, Micnías, Obed Edom y Jeyel. Estos últimos eran porteros.

19 Hemán, Asaf, y Etán tocaban los címbalos de bronce; 20 y Zacarías, Aziel, Semiramot, Jehiel, Uni, Eliab, Maseías y Benaías tocaban arpas de tono bajo. 21 Matatías, Elifeleu, Micnías, Obed Edom, Jeyel y Azazías tocaban las arpas de tono agudo, y guiaban el canto. 22 El director de los cánticos era Quenanías, jefe de los levitas, que fue elegido por su destreza. 23 Berequías y Elcaná eran los que cuidaban el cofre. 24 Sebanías, Josafat, Natanael, Amasay, Zacarías, Benaías y Eliezer, todos los cuales eran sacerdotes, formaban un grupo de trompetistas para marchar a la cabeza de la procesión. Y Obed Edom y Jehías también cuidaban el cofre.

25 Entonces David, los ancianos de Israel y los jefes del ejército fueron con mucho regocijo a la casa de Obed Edom, para llevar el cofre a Jerusalén. 26 Y como Dios ayudaba a los levitas que conducían el cofre, sacrificaron siete toros y siete carneros. 27 David, los levitas que conducían el cofre, los cantores y Quenanías, director de los cánticos, estaban todos vestidos con túnicas de lino. David llevaba además, como capa, un efod de lino. 28 Los jefes israelitas llevaron el cofre a Jerusalén, con gritos de júbilo, toques de cuernos y trompetas, estrépito de címbalos y ruido armonioso de arpas y cítaras.

29 (Pero cuando el cofre llegó a Jerusalén, a la Ciudad de David, Mical, esposa de David e hija del rey Saúl, sintió una profunda repugnancia hacia David, porque lo observó desde la ventana bailando como loco).

16 Finalmente, el cofre de Dios fue colocado en la carpa que David había preparado para él, y los jefes de Israel sacrificaron ofrendas quemadas y ofrendas de paz delante de Dios. Al finalizar estos sacrificios, David bendijo a la gente en el nombre del Señor; luego procedió a dar a cada persona presente, hombres y mujeres por igual, una rebanada de pan, un poco de vino y una torta de pasas.

Hizo el nombramiento de determinados levitas para servir delante del cofre, para que alabaran y dieran gracias al Señor. Los nombrados fueron: Asaf, el jefe, Zacarías, Jejiyel, Semiramot, Jehiel, Matatías, Eliab, Benaías, Obed Edom y Jeyel, los cuales tocaban las arpas y las cítaras, mientras que Asaf tocaba los címbalos. Los sacerdotes Benaías y Jahaziel tocaban continuamente sus trompetas delante del cofre del Señor.

Salmo de David

En ese tiempo, David encargó, por primera vez, a Asaf y a sus compañeros que alabaran al Señor con este salmo:

«¡Den gracias al Señor y oren a él!

¡Cuéntenle a los otros pueblos las maravillas que él ha hecho!

Cántenle, sí, canten sus alabanzas,

proclamen sus maravillosas obras.

10 Gloria a su santo nombre;

regocíjense los que buscan al Señor.

11 Busquen al Señor; sí, busquen su fortaleza;

sin descanso busquen su rostro.

12-13 »Descendientes de su siervo Israel,

hijos escogidos de Jacob,

recuerden sus poderosos milagros,

recuerden sus obras maravillosas y sus sabias decisiones.

14 ¡Él es el Señor nuestro Dios!

Su autoridad es visible a través de toda la tierra.

15 Recuerden su pacto para siempre,

y las palabras que dio para mil generaciones;

16 recuerden su pacto con Abraham,

y del juramento que le hizo a Isaac,

17 y su confirmación a Jacob.

Le hizo una promesa a Israel,

la cual es para siempre:

18 “Te daré la tierra de Canaán como tu herencia”.

19 Cuando los israelitas eran pocos, muy pocos, y tan sólo extraños en la Tierra prometida;

20 cuando iban errantes de país en país, de un reino a otro,

21 Dios no permitió a nadie que les hiciera daño.

Por amor a su pueblo, les advertía a los reyes:

22 “No hagan daño a mi pueblo escogido;

no traten mal a mis profetas”.

23 »¡Que toda la tierra cante al Señor!

¡Declaren todos los días que el Señor es quien salva!

24 ¡Muestren su gloria a las naciones!

Proclamen a todos sus maravillas.

25 Por cuanto el Señor es grande y digno de ser siempre alabado;

es más temible que todos los dioses.

26 Pues los otros dioses son solo imágenes;

pero el Señor hizo los cielos.

27 Majestad y honor marchan delante de él.

Poder y belleza hay en su santuario.

28 »¡Habitantes de todas las naciones de la tierra, reconozcan el gran poder de nuestro Dios, y adórenlo!

29 Sí, ¡aclamen al Señor, y ríndanle la alabanza que se merece!

Traigan una ofrenda y vengan delante de él;

¡adoren al Señor en su santuario!

30 ¡Tiemble delante de él toda la tierra!

Él creó el mundo y lo puso en su lugar, y el mundo no se moverá.

31 ¡Que los cielos estén alegres, que se regocije la tierra!

Que todas las naciones digan: “¡El Señor es quien reina!”.

32 »Bramen los vastos mares, regocíjese la campiña y lo que en ella hay.

33 Los árboles y los bosques canten de gozo delante del Señor, porque él viene a juzgar al mundo.

34 »Den gracias al Señor, porque él es bueno;

su amor y su bondad continúan para siempre.

35 Clamen a él y díganle: “Sálvanos, Dios de nuestra salvación;

permítenos regresar sin ningún contratiempo a nuestra tierra.

Entonces expresaremos nuestra gratitud a tu Santo Nombre, y nos alegraremos en nuestra alabanza a ti”.

36 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, para siempre y por siempre jamás!».

Y todos los presentes dijeron: «¡Amén!», y alabaron al Señor.

37 David dispuso que Asaf y sus colegas levitas se encargaran del cuidado del cofre del pacto del Señor, y de la celebración del culto delante de ella, de acuerdo con las instrucciones ya existentes.

38 David también nombró como porteros a Obed Edom hijo de Jedutún, Josá, y el otro Obed Edom, y sesenta y ocho de sus colegas.

39 Al sacerdote Sadoc y a sus compañeros los encargó del santuario del Señor, que estaba en el cerro de Gabaón, 40 para que ofrecieran diariamente, sobre el altar, los sacrificios de la mañana y de la tarde, tal como el Señor había ordenado a Israel. 41 David había designado también a Hemán, Jedutún y a varios otros, que había elegido por nombre, para que cantaran al Señor el coro: «Su gran amor es eterno». 42 Usaban sus trompetas y címbalos para acompañar a los cantores con alabanzas a Dios en voz alta. Y los hijos de Jedutún fueron designados como porteros.

43 Por fin, se terminó la celebración, y la gente regresó a sus casas; también David fue a su casa para bendecir a su familia.

Promesa de Dios a David

17 Después de que David se había instalado en su palacio, le dijo al profeta Natán:

―¡Mira! Mientras yo vivo aquí en un palacio con paredes de madera de cedro, el cofre del pacto de Dios está afuera en una carpa.

Y Natán le respondió:

―Lleva a cabo tu proyecto en todos sus detalles, pues cuentas con la ayuda de Dios.

Pero esa misma noche Dios habló a Natán y le dijo:

«Preséntate ante mi siervo David y entrégale este mensaje: “¡Tú no me construirás una casa! Desde que saqué a Israel de Egipto no he vivido en una casa, sino que he andado de un campamento a otro, y de una carpa a otra. Así ha sido hasta hoy. En todo tiempo nunca quise insinuar a ninguno de los jefes de Israel, a quienes elegí para guiar a mi pueblo, que me edificaran una casa cubierta de cedro”.

»Dile, también, a mi siervo David: El Señor Todopoderoso te dice: “Te saqué de las labores de pastor de ovejas y te hice el rey de mi pueblo. Y he estado contigo dondequiera que has andado; he destruido a tus enemigos, y haré tu nombre tan grande como el más grande de la tierra. Y daré a mi pueblo Israel un hogar permanente y los plantaré en su tierra. No volverán a ser perturbados; las naciones malvadas no los conquistarán como lo hicieron antes, 10 cuando eran regidos por los jueces. Subyugaré a todos tus enemigos. Y ahora declaro que tu familia siempre reinará sobre mi pueblo. 11 Cuando tu tiempo aquí en la tierra se haya cumplido y mueras, colocaré en el trono a uno de tus hijos; y haré que su reino sea fuerte. 12 Él será quien construya un templo para mí, y estableceré su reino para siempre. 13 Yo seré su Padre, y él será mi hijo. Nunca le quitaré mi amor y misericordia, como sí lo hice con Saúl. 14 Lo colocaré sobre mi casa y sobre el reino de Israel para siempre, y sus descendientes siempre serán reyes”».

15 De esta manera Natán le comunicó al rey David todo lo que el Señor le había dicho.

Oración de David

16 Entonces David entró y se sentó delante del Señor y dijo:

«¿Quién soy yo, Señor y Dios, y qué es mi familia para que me hayas dado todo esto? 17 ¡Todas las grandes cosas que ya has hecho a mi favor son nada en comparación con lo que has prometido hacer en el futuro! ¡Porque ahora, Señor y Dios, estás hablando de futuras generaciones, en que mis descendientes serán reyes también! Tú hablas como si yo fuera un hombre muy importante. 18 ¿Qué más puedo decir? ¡Tú sabes que no soy más que un perro; no obstante, has decidido darme honor! 19 Señor, me has dado estas promesas maravillosas, solamente porque quieres ser bondadoso conmigo, y porque así los has decidido. 20 Señor, no hay ninguno como tú; no hay otro Dios. ¡En efecto, nunca hemos oído hablar de otro Dios como Tú! 21 ¿Y qué otra nación en toda la tierra es como Israel? Tú has hecho una nación singular y la has libertado de Egipto, para hacerla tu pueblo. Realizaste milagros al expulsar a las naciones, junto con sus dioses, de delante de tu pueblo, al que liberaste del poder de Egipto. De esta forma, te hiciste muy famoso. 22 Has declarado que tu pueblo Israel te pertenece para siempre, y has llegado a ser su Dios.

23 »Y ahora, Señor, acepto tu promesa de que yo y mis hijos habremos de gobernar siempre esta nación. 24 Y ojalá que esto traiga honor eternamente a tu nombre, ya que todos estamos convencidos de que tú cumples lo que prometes. Ellos exclamarán: “¡El Señor Todopoderoso es verdaderamente el Dios de Israel!”. ¡Y el pueblo de Israel será siempre gobernado por mis hijos y su descendencia!

25 »Señor, me he atrevido a orar de esta manera, porque tú me has revelado que mis descendientes gobernarán siempre a tu pueblo. 26 ¡Señor, tú eres Dios, y me has prometido esta dicha! 27 ¡Bendice, pues, la familia de este tu siervo, para que permanezca siempre en tu presencia, pues cuando tú concedes una bendición, Señor, es una bendición eterna!».

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