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Nueva Biblia Viva (NBV)
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Números 31-32

Guerra contra Madián

31 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Toma venganza de los madianitas por haber inducido a Israel a la idolatría. Luego morirás».

Moisés le dijo al pueblo: «Algunos de ustedes deben tomar las armas para hacer caer sobre Madián la venganza del Señor. Alisten mil hombres de cada tribu».

Así se hizo, y de Israel fueron enviados doce mil hombres a la batalla. Finés (hijo de Eleazar el sacerdote) los condujo a la batalla acompañado por el cofre del pacto y con sonido de trompetas. En la batalla murieron todos los hombres de Madián. Entre los muertos estaban los cinco reyes madianitas: Evi, Requen, Zur, Jur y Reba. También murió en la batalla Balán hijo de Beor.

9-11 El ejército israelita tomó cautivos a las mujeres y a los niños, y se apoderó de las vacas, las ovejas y de un cuantioso botín. Y quemaron todas las ciudades, pueblos y aldeas de Madián. 12 Los cautivos y los despojos de la guerra fueron llevados ante Moisés, Eleazar el sacerdote y el resto del pueblo de Israel que estaba acampando en la llanura de Moab, junto al río Jordán, frente a Jericó. 13 Moisés, Eleazar el sacerdote y todos los jefes del pueblo salieron a encontrar al ejército victorioso, 14 pero Moisés se enojó con los oficiales del ejército y los comandantes de batallón.

15 «¿Por qué dejaron con vida a las mujeres? —les preguntó—. 16 Ellas fueron las que siguieron el consejo de Balán y causaron gran daño al pueblo de Israel, haciendo que adorara a Baal Peor, y son la causa de la plaga que nos destruyó. 17 Maten pues a los niños varones y a todas las mujeres que hayan tenido relación sexual. 18 Solamente las muchachas vírgenes podrán vivir. Con ellas pueden quedarse.

Purificación de combatientes y de prisioneros

19 »Y en cuanto a ustedes, quédense fuera del campamento por siete días todos los que hayan matado a alguien o hayan tocado un cuerpo muerto. Purifíquense ustedes y los cautivos en los días tercero y séptimo. 20 Acuérdense también de purificar la ropa que traen puesta y todo lo que esté hecho de piel, de pelo de cabrito o de madera».

21 Entonces el sacerdote Eleazar dijo a los hombres que habían estado en la batalla:

«Este es el mandamiento que el Señor le ha dado a Moisés: 22 Todo lo que resiste el calor: oro, plata, bronce, hierro, estaño o cuero, 23 será pasado por fuego a fin de que quede ceremonialmente limpio. Luego será purificado con agua. Lo que no resista el calor será purificado solamente con agua. 24 En el día séptimo deben lavar la ropa que traen puesta, y después de purificarse pueden regresar al campamento».

Reparto del botín

25 Y el Señor le dijo a Moisés: 26 «Tú, el sacerdote Eleazar y los caudillos de las tribus harán una lista del botín, incluyendo las personas y animales. 27 Luego lo dividirán en dos partes. La mitad será para los hombres que estuvieron en la batalla, y la otra mitad será distribuida entre el pueblo de Israel. 28 Pero antes que nada, darán al Señor su parte de todos los cautivos, bueyes, burros y ovejas que corresponden al ejército. Su parte será uno de cada quinientos. 29 Esta parte se la entregarán a Eleazar el sacerdote para que sea ofrecida al Señor meciéndola delante del altar. 30 Además, impondrán un tributo del dos por ciento de todos los cautivos, cabezas de ganado y las ovejas que se entregan al pueblo de Israel. Esto lo entregarán a los levitas que están a cargo del santuario, porque es la porción del Señor».

31 Entonces Moisés y Eleazar el sacerdote hicieron lo que el Señor había ordenado. 32-35 El total del botín (además de las joyas, vestidos etc., que los soldados guardaron para sí) fue de 675.000 ovejas; 72.000 vacas, 61.000 burros, y 32.000 muchachas vírgenes.

36-40 La parte entregada al ejército sumó:

337.500 ovejas, (675 fueron entregadas a el Señor),

36.000 bueyes (72 fueron entregados a el Señor);

30.500 burros (61 fueron entregados a el Señor);

16.000 muchachas (32 fueron entregadas al Señor).

41 Todo lo que correspondía a la porción del Señor fue entregado a Eleazar el sacerdote conforme a las instrucciones dadas a Moisés.

42-46 La mitad del botín que le correspondía al resto del pueblo fue de:

337.500 ovejas, 36.000 bueyes, 30.500 burros, y 16.000 muchachas.

47 En conformidad con las órdenes del Señor, Moisés dio el dos por ciento de todo a los levitas.

Las ofrendas de los capitanes

48 Entonces los oficiales y los comandantes de batallones se acercaron a Moisés y le dijeron:

49 «Hemos pasado lista a los hombres que salieron a la batalla, y ninguno de nosotros falta. 50 Por lo tanto hemos traído al Señor una ofrenda tomada de nuestro botín para que nos perdone todos nuestros pecados: oro, joyas, brazaletes, anillos, aros y collares».

51-52 Moisés y Eleazar el sacerdote recibieron esta ofrenda especial de los capitanes y comandantes de batallones y encontraron que el valor era de unos doscientos kilos de oro. 53 (Los soldados habían reservado el botín que a cada cual correspondía). 54 La ofrenda fue llevada al santuario y quedó delante del Señor como memoria del pueblo de Israel.

Rubén y Gad se establecen en Transjordania

32 Cuando Israel llegó a la tierra de Jazer y Galaad, las tribus de Rubén y Gad (que tenían grandes rebaños de ovejas) notaron que era un país hermoso para el pastoreo, y se presentaron ante Moisés, Eleazar el sacerdote y los demás jefes de las tribus y dijeron:

―El Señor ha usado a Israel para destruir a los pueblos de todo el país: Atarot, Dibón, Jazer, Nimrá, Hesbón, Elalé, Sebán, Nebo y Beón. Es una excelente tierra para el pastoreo, ideal para nuestros ganados. Permítasenos tener esta tierra como porción nuestra en vez de tener parte al otro lado del río Jordán.

―¿Quieren decir que desean establecerse aquí, mientras sus hermanos van al otro lado del Jordán y realizan la conquista? —preguntó Moisés—. ¿Están tratando de desalentar al resto del pueblo para que no pase al otro lado, a la tierra que el Señor les ha dado? Esto es lo mismo que hicieron sus padres. Los envié desde Cades a explorar la tierra, pero cuando acabaron la investigación y regresaron del valle de Escol, desalentaron al pueblo, y este no quiso entrar en la Tierra prometida. 10 Entonces la ira del Señor se encendió en contra de ellos, 11 y juró que de los que habían salido de Egipto, ninguno que tuviera más de veinte años entraría en la Tierra que había prometido a Abraham, Isaac y Jacob, porque se habían negado a hacer la voluntad del Señor. 12 Las únicas excepciones fueron Caleb (hijo de Jefone el cenezeo), y Josué (hijo de Nun), porque de todo corazón siguieron al Señor. 13 Entonces el Señor hizo que regresáramos y peregrináramos por el desierto durante cuarenta años hasta que toda la generación perversa hubo muerto.

14 »Y ahora ustedes, descendientes de tales pecadores, pretenden hacer lo mismo. De modo que la ira del Señor se encenderá contra Israel con mayor furor esta vez. 15 Si ustedes se apartan de Dios de esta manera, él hará que el pueblo esté más tiempo en el desierto, y ustedes serán los culpables de la destrucción de este pueblo y de haber traído el desastre sobre toda la nación.

16 ―De ninguna manera —explicaron ellos—. Queremos construir rediles para nuestros ganados y ciudades para nuestros pequeños, 17 pero nosotros iremos con nuestras armas adelante del resto del pueblo de Israel hasta que hayamos tomado posesión de la herencia que a ellos les corresponde. Pero primero necesitamos construir ciudades amuralladas para nuestras familias, para que ellos estén a salvo de los ataques de los habitantes de los alrededores. 18 No nos estableceremos aquí hasta que el pueblo de Israel haya recibido el total de su heredad. 19 No queremos tierra en la otra orilla del Jordán. Más bien la queremos a este lado, en la ribera oriental.

20 Entonces Moisés dijo:

―De acuerdo. Hagan lo que prometen y vayan a hacer la guerra, 21 y crucen con sus soldados al otro lado del Jordán hasta que el Señor haya expulsado a todos los enemigos, 22 y cuando la tierra finalmente haya sido sometida al Señor, quedarán libres del deber delante del Señor y delante del resto del pueblo de Israel, y la tierra de la orilla oriental será de ustedes ante el Señor.

23 »Pero si no cumplen lo que han prometido, pecarán contra el Señor, y pagarán las consecuencias. 24 Vayan y edifiquen ciudades para sus familias y rediles para sus rebaños. Hagan todo lo que han dicho.

25 ―Seguiremos tus instrucciones al pie de la letra —respondieron los descendientes de Gad y Rubén—. 26 Nuestros hijos, nuestras esposas, los rebaños y el ganado quedarán aquí en las ciudades de Galaad. 27 Pero todos nosotros nos alistaremos para ir a pelear por el Señor como tú lo has dicho. 28 Entonces Moisés les dijo a Eleazar, a Josué y a los jefes de las tribus de Israel:

29 ―Si todos estos hombres de las tribus de Gad y Rubén que se han alistado para pelear las batallas del Señor van con ustedes al otro lado del Jordán, recibirán la tierra cuando termine la conquista. 30 Pero si se niegan a acompañarlos deben aceptar un terreno entre los demás en la tierra de Canaán.

31 Las tribus de Gad y Rubén dijeron entonces:

―Haremos como el Señor ha ordenado. 32 Seguiremos al Señor armados y entraremos en la tierra de Canaán, pero nuestra tierra estará aquí, en este lado del Jordán.

33 Entonces Moisés asignó el territorio de Sijón rey de los amorreos y del rey Og de Basán, incluso sus ciudades, a las tribus de Gad, Rubén y Manasés (hijo de José).

34-36 El pueblo de Gad construyó las siguientes ciudades: Dibón, Atarot, Aroer, Atarot Sofán, Jazer, Yogbea, Bet Nimrá y Bet Arán. Todas estas eran ciudades fortificadas y tenían rediles para las ovejas.

37 Los hijos de Rubén edificaron las siguientes ciudades: Hesbón, Elealé, Quiriatayim, 38 Nebo, Baal Megón y Sibma. (Los israelitas después cambiaron los nombres de algunas de estas ciudades que habían conquistado y reconstruido).

39 El clan de Maquir de la tribu de Manasés fue a Galaad y la conquistó, y expulsó a los amorreos que vivían allí. 40 Moisés, entonces, dio Galaad a los maquiritas. 41 Los hombres de Yaír, otro clan de la tribu de Manasés, ocuparon varias de las ciudades de Galaad; y le cambiaron el nombre a la región y le pusieron Javot Yaír. 42 Mientras tanto un hombre llamado Noba, fue y tomó a Quenat y sus pueblos, y los ocupó, y la región se llamó Noba.

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