Beginning
¡Expulsen al hermano inmoral!
5 Es ya de dominio público que hay entre vosotros un caso de inmoralidad sexual que ni siquiera entre los paganos se tolera, a saber, que uno de vosotros tiene por mujer a la esposa de su padre. 2 ¡Y de esto os sentís orgullosos! ¿No deberíais, más bien, haber lamentado lo sucedido y haber expulsado de entre vosotros al que hizo tal cosa? 3 Yo, por mi parte, aunque no estoy físicamente entre vosotros, sí estoy presente en espíritu, y ya he juzgado, como si estuviera presente, al que cometió este pecado. 4 Cuando os reunáis en el nombre de nuestro Señor Jesús y con su poder, y yo os acompañe en espíritu, 5 entregad a este hombre a Satanás para destrucción de su naturaleza pecaminosa[a] a fin de que su espíritu sea salvo en el día del Señor.
6 Hacéis mal en jactaros. ¿No os dais cuenta de que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? 7 Deshaceos de la vieja levadura para que seáis masa nueva, panes sin levadura, como lo sois en realidad. Porque Cristo, nuestro Cordero pascual, ya ha sido sacrificado. 8 Así que celebremos nuestra Pascua no con la vieja levadura, que es la malicia y la perversidad, sino con pan sin levadura, que es la sinceridad y la verdad.
9 Por carta ya os he dicho que no os relacionéis con personas inmorales. 10 Por supuesto, no me refería a la gente inmoral de este mundo, ni a los avaros, estafadores o idólatras. En tal caso, tendríais que salir de este mundo. 11 Pero en esta carta quiero aclararos que no debéis relacionaros con nadie que, llamándose hermano, sea inmoral o avaro, idólatra, calumniador, borracho o estafador. Con tal persona ni siquiera debéis juntaros para comer.
12 ¿Acaso me toca a mí juzgar a los de afuera? ¿No sois vosotros los que debéis juzgar a los de adentro? 13 Dios juzgará a los de afuera. «Expulsad al malvado de entre vosotros».[b]
Pleitos entre creyentes
6 Si alguno de vosotros tiene un pleito con otro, ¿cómo se atreve a presentar demanda ante los inconversos, en vez de acudir a los creyentes? 2 ¿Acaso no sabéis que los creyentes juzgarán al mundo? Y, si vosotros habéis de juzgar al mundo, ¿cómo no vais a ser capaces de juzgar casos insignificantes? 3 ¿No sabéis que aun a los ángeles los juzgaremos? ¡Cuánto más los asuntos de esta vida! 4 Por tanto, si tenéis pleitos sobre tales asuntos, ¿cómo es que nombráis como jueces a los que no cuentan para nada ante la iglesia?[c] 5 Digo esto para que os dé vergüenza. ¿Acaso no hay entre vosotros nadie lo bastante sabio como para juzgar un pleito entre creyentes? 6 Al contrario, un hermano demanda a otro, ¡y esto ante los incrédulos!
7 En realidad, ya es una falta grave el solo hecho de que haya pleitos entre vosotros. ¿No sería mejor soportar la injusticia? ¿No sería mejor dejar que os defrauden? 8 Lejos de eso, sois vosotros los que defraudáis y cometéis injusticias, ¡y conste que se trata de vuestros hermanos!
9 ¿No sabéis que los malvados no heredarán el reino de Dios? ¡No os dejéis engañar! Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los sodomitas, ni los pervertidos sexuales, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los calumniadores, ni los estafadores heredarán el reino de Dios. 11 Y eso erais algunos de vosotros. Pero ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios.
La inmoralidad sexual
12 «Todo me está permitido», pero no todo es para mi bien. «Todo me está permitido», pero no dejaré que nada me domine. 13 «Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos»; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. 14 Con su poder, Dios resucitó al Señor, y nos resucitará también a nosotros. 15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo mismo? ¿Tomaré acaso los miembros de Cristo para unirlos con una prostituta? ¡Jamás! 16 ¿No sabéis que el que se une a una prostituta se hace un solo cuerpo con ella? Pues la Escritura dice: «Los dos llegarán a ser un solo cuerpo».[d] 17 Pero el que se une al Señor se hace uno con él en espíritu.
18 Huyan de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que una persona comete quedan fuera de su cuerpo; pero el que comete inmoralidades sexuales peca contra su propio cuerpo. 19 ¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en vosotros y que habéis recibido de parte de Dios? No sois vosotros vuestros propios dueños; 20 Fuisteis comprados por un precio. Por tanto, honrad con vuestro cuerpo a Dios.
Consejos matrimoniales
7 Paso ahora a los asuntos que me planteasteis por escrito: «Es mejor no tener relaciones sexuales».[e] 2 Pero, en vista de tanta inmoralidad, cada hombre debe tener su propia esposa, y cada mujer su propio esposo. 3 El hombre debe cumplir su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su esposo. 4 La mujer ya no tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposo. Tampoco el hombre tiene derecho sobre su propio cuerpo, sino su esposa. 5 No os neguéis el uno al otro, a no ser de común acuerdo, y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tardéis en volveros a unir nuevamente; de lo contrario, podéis caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio. 6 Ahora bien, esto lo digo como una concesión y no como una orden. 7 En realidad, preferiría que todos fuerais como yo. No obstante, cada uno tiene de Dios su propio don: este posee uno; aquel, otro.
8 A los solteros y a las viudas les digo que sería mejor que se quedaran como yo. 9 Pero, si no pueden dominarse, que se casen, porque es preferible casarse que quemarse de pasión.
10 A los casados les doy la siguiente orden (no yo, sino el Señor): que la mujer no se separe de su esposo. 11 Sin embargo, si se separa, que no se vuelva a casar; de lo contrario, que se reconcilie con su esposo. Así mismo, que el hombre no se divorcie de su esposa.
12 A los demás, digo yo (no es mandamiento del Señor): Si algún hermano tiene una esposa que no es creyente, y ella consiente en vivir con él, que no se divorcie de ella. 13 Y, si una mujer tiene un esposo que no es creyente, y él consiente en vivir con ella, que no se divorcie de él. 14 Porque el esposo no creyente ha sido santificado por la unión con su esposa, y la esposa no creyente ha sido santificada por la unión con su esposo creyente. Si así no fuera, sus hijos serían impuros, mientras que, de hecho, son santos.
15 Sin embargo, si el cónyuge no creyente decide separarse, no se lo impidáis. En tales circunstancias, el cónyuge creyente queda sin obligación; Dios nos ha llamado a vivir en paz. 16 ¿Cómo sabes tú, mujer, si acaso salvarás a tu esposo? ¿O cómo sabes tú, hombre, si acaso salvarás a tu esposa?
17 En cualquier caso, cada uno debe vivir conforme a la condición que el Señor le asignó y en la cual Dios lo ha llamado. Esta es la norma que establezco en todas las iglesias. 18 ¿Fue llamado alguno estando ya circuncidado? Que no disimule su condición. ¿Fue llamado alguno sin estar circuncidado? Que no se circuncide. 19 Para nada cuenta estar o no estar circuncidado; lo que importa es cumplir los mandatos de Dios. 20 Que cada uno permanezca en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó. 21 ¿Eras esclavo cuando fuiste llamado? No te preocupes, aunque, si tienes la oportunidad de conseguir tu libertad, aprovéchala. 22 Porque el que era esclavo cuando el Señor lo llamó es un liberto del Señor; del mismo modo, el que era libre cuando fue llamado es un esclavo de Cristo. 23 Vosotros fuisteis comprados por un precio; no os volváis esclavos de nadie. 24 Hermanos, cada uno permanezca ante Dios en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó.
25 En cuanto a las personas solteras,[f] no tengo ningún mandato del Señor, pero doy mi opinión como quien por la misericordia del Señor es digno de confianza. 26 Pienso que, a causa de la crisis actual, es bueno que cada persona se quede como está. 27 ¿Estás casado? No procures divorciarte. ¿Estás soltero? No busques esposa. 28 Pero, si te casas, no pecas; y, si una joven[g] se casa, tampoco comete pecado. Sin embargo, los que se casan tendrán que pasar por muchos aprietos,[h] y yo quiero evitárselos.
29 Lo que quiero decir, hermanos, es que nos queda poco tiempo. De aquí en adelante los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran; 30 los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran algo, como si no lo poseyeran; 31 los que disfrutan de las cosas de este mundo, como si no disfrutaran de ellas; porque este mundo, en su forma actual, está por desaparecer.
32 Yo preferiría que estuvieran libres de preocupaciones. El soltero se preocupa de las cosas del Señor y de cómo agradarlo. 33 Pero el casado se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su esposa; 34 sus intereses están divididos. La mujer no casada, lo mismo que la joven soltera,[i] se preocupa[j] de las cosas del Señor; se afana por consagrarse al Señor tanto en cuerpo como en espíritu. Pero la casada se preocupa de las cosas de este mundo y de cómo agradar a su esposo. 35 Os digo esto por vuestro propio bien, no para poneros restricciones, sino para que viváis con decoro y plenamente dedicados al Señor.
36 Si alguno piensa que no está tratando a su prometida[k] como es debido, y ella ha llegado ya a su madurez, por lo cual él se siente obligado a casarse, que lo haga. Con eso no peca; que se casen. 37 Pero el que se mantiene firme en su propósito, y no está dominado por sus impulsos, sino que domina su propia voluntad, y ha resuelto no casarse con su prometida, también hace bien. 38 De modo que el que se casa con su prometida hace bien, pero el que no se casa hace mejor.[l]
39 La mujer está ligada a su esposo mientras él vive; pero, si el esposo muere, ella queda libre para casarse con quien quiera, con tal de que sea en el Señor. 40 En mi opinión, ella será más feliz si no se casa; y creo que yo también tengo el Espíritu de Dios.
Lo sacrificado a los ídolos
8 En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, es cierto que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, mientras que el amor edifica. 2 El que cree que sabe algo, todavía no sabe como debiera saber. 3 Pero el que ama a Dios es conocido por él.
4 De modo que, en cuanto a comer lo sacrificado a los ídolos, sabemos que un ídolo no es absolutamente nada, y que hay un solo Dios. 5 Pues, aunque haya los así llamados dioses, ya sea en el cielo o en la tierra (y por cierto que hay muchos «dioses» y muchos «señores»), 6 para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos.
7 Pero no todos tienen conocimiento de esto. Algunos siguen tan acostumbrados a los ídolos que, cuando comen carne a sabiendas de que ha sido sacrificada a un ídolo, su conciencia se contamina por ser débil. 8 Pero lo que comemos no nos acerca a Dios; no somos mejores por comer ni peores por no comer.
9 Sin embargo, tened cuidado de que su libertad no se convierta en motivo de tropiezo para los débiles. 10 Porque, si alguien de conciencia débil te ve a ti, que tienes este conocimiento, comer en el templo de un ídolo, ¿no se sentirá animado a comer lo que ha sido sacrificado a los ídolos? 11 Entonces ese hermano débil, por quien Cristo murió, se perderá a causa de tu conocimiento. 12 Al pecar así contra los hermanos, hiriendo su débil conciencia, pecáis vosotros contra Cristo. 13 Por lo tanto, si mi comida ocasiona la caída de mi hermano, no comeré carne jamás, para no hacerle caer en pecado.
Santa Biblia, NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL® NVI® (Castellano) © 1999, 2005, 2017 por